sábado, 5 de diciembre de 2015

Volumen 3 - Capítulo 3

Volumen 3 Capítulo 3
Instrumentos e intriga
Traducido por DaniR
Corregido por Noe
Editado por AMarauder


Has encontrado una nueva mazmorra.
¡Sois los primeros jugadores en entrar a la ‘Cueva del enano durmiente amante de los instrumentos’!
Recompensas:
La [Fama] aumenta en 200 puntos.
La experiencia y la tasa de caída de objetos se duplica durante una semana.
El primer monstro en morir arrojará el mejor objeto que pueda tener.
“¡Guau!” “¡Increíble!” “¡Hemos sido los primeros en encontrarla!” El cuarteto gritó entusiasmado al entrar en la tumba. Podía parecer que su nivel estaba por encima de la media, pero la mayor parte de su crecimiento había llegado a manos del asesinato de otros jugadores en lugar de la caza. Así pues, era la primera vez descubrían una mazmorra. “¡Vamos! A partir de ahora solo dependemos de nosotros mismos.” El cuarteto tomó la iniciativa aparentando caballerosidad. El propósito original de atravesar el cañón había sido entrar en esta tumba, por lo que su entusiasmo se había elevado al máximo al conseguirlo. “¡Estoy emocionado! Weed, ¿tú no lo estás?” Mapan era feliz. Se sentía tranquilo, todo lo contrario a cómo reaccionaría de manera natural un comerciante al emprender una aventura como esta. Weed, simplemente asintió en silencio con la cabeza. ‘Así que el objetivo de estos tipos era traernos aquí.’ Ahora empezaba a entender el comportamiento del cuarteto. Esto explicaba por completo su extraña y abierta amabilidad, y por qué habían insistido en bajar por el cañón. ‘Estos tipos no trataban de cruzar la Cordillera de los Gritos. Su objetico era entrar aquí. Buscan algo, un tesoro quizás. Traernos hasta aquí ha debido ser por algo. Pero aun no entiendo el motivo por el que no hubieran podido entrar ellos solos.’ Weed fingió no darse cuenta de nada. “Esta es una aventura increíble, y todo gracias a ti, Gran. Los escultores no nos encontramos fácilmente con experiencias como esta…” “Sí, estoy de acuerdo. La diversión en Royal Road está cuando vas de caza con otros.” El cuarteto fue abriendo camino a medida que profundizaba en la tumba. Weed y Mapan les seguían a cierta distancia. “¡Kieeek! ¡Enemigo!” “¡Aparecieron invasores!” “¡Humanos entrando en la cueva!” ¡Hombres-lobo! El origen del sonido estaba un poco más al interior de la tumba: una fogata que ardía mientras unos hombres-lobo holgazaneaban. Al parecer, un buen número de hombres-lobo vivía dentro de esta tumba. La raza de los licántropos estaba muy extendida por las Cordilleras de los Gritos. Los hombres-lobo del interior de la cueva se transformaron en animal y atacaron. “¿¡Qué demonios…!? ¿Unos simples licántropos?” “¡Qué gran decepción!” Al tiempo que desenvainaban sus espadas, el cuarteto se separó y se encargó con facilidad de los hombres-lobo. El nivel de estas bestias solía rondar el 130, por lo que ni Gran ni Levi estaban preocupados. ‘Estos cuatro son fuertes.’ – juzgó Weed. Y no solo se trataba de su nivel. También contaban con buenos reflejos y buen juicio. Sabían cuándo y qué atacar, así como dónde golpear correctamente a su oponente. ¡Estaban dotados para el combate! ‘Son cuatro jugadores. ¿Puede que sean el Cuarteto Dwichigi?’ Weed recordó unos vídeos que había visto en una página web. Se trataba de una serie de vídeos subidos con una vaga esperanza de venganza. Hasta ahora no había logrado señalar por qué le habían parecido familiares, pero ahora, al ver cómo luchaban, tenía una corazonada. Weed suspiró. ‘Un grupo de aventureros principiantes… ¡Sí, claro!’ Uno de los efectos de ser el primero en descubrir la mazmorra era que el primer monstruo asesinado soltaría el mejor objeto posible. Por tanto, habría sido preferible ahuyentar a los licántropos, que eran demasiado débiles para dar un buen objeto, y concentrarse en matar a un monstruo de clase jefe. Pero esto no parecía importarle al cuarteto, que cazaba sin misericordia a los hombres-lobo y continuaba avanzando más en el interior de la cueva. Ante la mirada de Weed, se había desperdiciado el beneficio de ser el primero en encontrar la mazmorra. “Solo confiamos en nosotros mismos.” “¡Arrasemos con todo!” El cuarteto reía a carcajadas mientras masacraba a los licántropos. Fuera como fuese, no se podía ignorar la calidad de sus habilidades de combate. El crecimiento en la competencia de las habilidades de un asesino era mucho mayor si se comparaba con el de otros jugadores de nivel similar. Tenían mucha experiencia práctica mientras luchaban contra otras personas o monstruos y se encontraban con más desafíos. Su habilidad era excelente, y atacaban sin perder una sola abertura. Aunque Weed tenía algo que criticarles: gastaban dinero como si nada. Tragaban pociones de salud, maná y regeneración, que costaban cuatro monedas de oro cada una, como si fueran botellas de agua a medida que se internaban más y más en la mazmorra. Habían conseguido dinero vendiendo el equipo que obtenían al matar a otros jugadores, por lo que rara vez notaban que su cartera estuviera vacía. Cazar monstruos por cuenta propia estaba lejos de ser un negocio lucrativo. Podía ganarse una moneda de cobre, con suerte y de casualidad, dos. ¡Pero el cuarteto ni siquiera se molestaba en recoger botines por valor de una moneda de cobre! A Weed le resultaba perturbador ver cómo estas personas desperdiciaban artículos que podían venderse hasta por una moneda de plata en la tienda general. Para su mente era un choque de mundos completamente diferentes. ‘¿Debería convertirme en un asesino? Todo ese dinero, pero… ¡mi [Fama] caería!’ Mapan tembló de miedo viendo el combate mientras Weed se entretenía recogiendo las monedas de cobre que había desperdigadas por el campo de batalla. El cuarteto penetró directamente a través de las oleadas de licántropos que iban llegando, acabando con todos, pero uno consiguió zafarse y abalanzarse hacia la retaguardia. “¡Oh, no! Un hombre-lobo…” Mapan miró a Weed suplicando que le salvara, pero la actuación de éste le sorprendió por completo. Hasta el momento, Mapan había visto cómo Weed se había encargado de muchos licántropos. ¡Muchos, muchos licántropos! En cuanto aparecían, Weed los hacía trizas. “¡Ku, ja, ja!” Gracias a él, los hombres-lobo eran convertidos en pulpa sin piedad alguna. Cuando su espada necesitaba reparación y no se podía usar, seguía peleando pateando o dando cabezazos. Para Weed, no ser capaz de luchar era algo inconcebible. Ver a un comerciante tan tranquilo en esta situación podía parecer extraño, pero no sentía el más leve temor por los licántropos cuando Weed estaba cerca. Mapan tenía la firme creencia en que Weed iba a protegerlo. Era su as en la manga. Y ahora… ¿Por qué pasaba esto? Weed mostraba signos de estar mucho más aterrorizado de lo que justificaban los hombres-lobo. Su rostro se había puesto de un color azul profundo y el cuerpo le temblaba de miedo. Su desolación era completa y absoluta. “Esto… ¿Weed?” “……” Parecía que no era capaz ni de escucharle. “¿Vamos a morir?” “……” Por una vez, Mapan se quedó sin palabras. No tenía ni idea de lo que pasaba por la mente de Weed. ¡Y entonces el licántropo atacó! “¡Kuwoeo!” El hombre-lobo cargó contra él, pero Mapan lo evitó rodando por el suelo sin perder un solo segundo. De todos modos, había tenido mucha suerte. El licántropo estaba centrando la mayor parte de su atención en luchar contra Weed. Realizaba asaltos en línea recta, y tanto sus garras como sus colmillos hacían que sus ataques fueran peligrosos, aunque solo a corta distancia. Gracias precisamente a su corto alcance, Mapan había logrado esquivar a duras penas su ataque. El propio Weed tuvo que rodar por el suelo para evitar sus feroces garras y dientes. Su ropa quedó manchada por la tierra de la tumba. El hombre-lobo continuó persiguiendo a Weed, aunque este seguía esquivando sus ataques y tenía el cuerpo intacto. Afortunadamente, tres de los miembros del Cuarteto Dwichigi estuvieron pronto de vuelta mientras Margaux remataba al licántropo restante. Tras la batalla, el cuarteto se disculpó con Weed y Mapan. “Sentimos lo que ha pasado. Nos olvidamos de vosotros en medio de la batalla. Ha sido un error enorme.” “No pasa nada. Al fin y al cabo seguimos vivos. Gracias por venir a salvarme.” Al escuchar las palabras de Weed, Halman sonrió. ‘Tipos como estos son comunes; tienen miedo de pelear.’ ‘Cualquier arma que sostenga con ese nivel de miedo será inútil.’ ‘Bueno, las clases que no suelen luchar contra los monstruos son propensas a no poder manejar armas. A lo sumo, supongo que es nivel 100. Y lo más seguro es que lleve un arma a la que no está acostumbrado.’ ‘¡Hay todo tipo de personas!’ Con esos pensamientos rondando por sus cabezas, el cuarteto finalmente bajó la guardia. Lo había sabido desde antes de entrar a la tumba. Weed había tenido claras sus oscuras intenciones y sabía lo que realmente acababa de ocurrir. Licántropos, ¡ja! Weed había visto cómo uno de ellos escapaba de las espadas del cuarteto. A ojos de otra persona, podía haber parecido una coincidencia que solo uno de los monstruos quedara rezagado para amenazar a Weed y Mapan, pero resultaba obvio que esto era algo que habían planeado desde el principio, ya que las capacidades de combate del cuarteto eran más que suficientes para detener a todos los hombres-lobo. El recorrido lógico de la línea de pensamiento de Weed continuaba en que habían tenido la intención de evaluar sus habilidades y comportamiento, tanto suyo como de Mapan. Y la actuación de Weed los había engañado. ¡Cataclang! “¡Una grieta!” Puareureureu “¡Aaaahhhhh!” Sin un guardabosques o un ladrón en el equipo, el riesgo de las trampas no podía eliminarse. Hasta ahora, habían disparado diez trampas, teniendo que luchar contra grietas de arena o barras de acero que aparecían de las paredes para aplastarlos. Había trampas por todas partes, y una de las veces uno de los miembros del cuarteto fue atrapado por una de ellas, y solo logró escapar para caer de nuevo en otra trampa. Estas trampas eran demasiado obvias para Weed, y podía verlas a lo lejos. “¡Buah, esto no puede estar pasando!” – gritó Halman después de ver cómo brotaba su propia sangre al tiempo que su [Salud] se desvanecía. La tumba subterránea del enano tenía dos pisos. Una vez que encontraron las escaleras de bajada, Gran se dirigió a ellas sin la menor vacilación. “Ja, ja. La fortuna nos sonríe.” Weed no tomó en serio la chulería de Gran, ni tampoco su risa. Descendieron hasta el segundo nivel. Había trampas instaladas por todas partes. Algunas veces aparecían licántropos, pero eran el mal menor en comparación con cada paso que daban dentro de la tumba. Blublublu… ¡Brooooom! Del techo empezó a caer un reguero de aceite y todo se convirtió en llamas. Halman estaba precisamente debajo de la lluvia de fuego y ya había sido gravemente dañado, por lo que murió de pronto y se convirtió en polvo gris. Weed y Mapan, que iban unos cuantos pasos por detrás, todavía estaban a salvo. “Mmm… ¿Esa trampa no era un poco excesiva?” Los miembros restantes del cuarteto no derramaron una sola lágrima por el compañero caído. Tenían un enfoque ligeramente diferente acerca de la situación: una persona menos implicaba una porción mayor para los supervivientes. ‘Debería intentar que otro caiga. Así solo dos sobreviviremos… Uno más y yo.’ ‘Bueno, si otro muere, conseguiré…’ ‘Quiero ser el único que quede con vida.’ La lealtad no era algo que les importase. Tras la muerte de Halman, los supervivientes deseaban en silencio que los demás cayeran. Entraba dentro de sus planes asesinar a Weed y Mapan, por lo que una o dos muertes más no eran algo significativo. “Pero…” – dijo Gran repentinamente. – “… es un poco injusto que seamos los únicos que corremos riesgos.” Margaux y Levi quedaron sorprendidos con las palabras de Gran. - Gran, ¿qué diablos estás haciendo? – susurró uno de ellos. - Necesitamos a alguien como sacrificio cuando lleguemos al ‘poder primordial’. ¿Cómo pensáis encargaros de ellos entonces? - … - Observad. Tengo una idea. “¿Cómo dices?” – preguntó Mapan con torpeza. Una sonrisa fue la única respuesta por parte de Gran. “No pido demasiado. Mi intención es distribuir los riesgos. Uno de mis amigos acaba de morir. ¿No os sentís en parte responsables?” “Y entonces, ¿qué quieres de nosotros?” “Quiero que uno de vosotros vaya delante. Nosotros iremos tras él y el otro se quedará el último. Así todos compartiremos los riesgos.” Mapan estaba claramente indeciso. No importaba cómo lo viera dentro de su mente, todo terminaba de la misma manera. Pero, sin saber por qué, el ambiente dentro de la tumba le daba a entender que no era el momento de protestar. ¡Tenía la impresión de que nunca debería haber venido a este lugar! ‘De todos modos, es cierto que tengo una deuda con Weed…’ Y en el momento en que Mapan había decidido tomar la iniciativa… “Yo iré delante.” – Weed salió y se ofreció primero como voluntario. – “Como escultor, mi poder de ataque es mínimo, pero tengo puntos de vida de sobra. Si me dejáis pasar…” “¡Oh! Adelante.” A partir de entonces, Weed jugó el papel principal. No habían formado equipo, ¡porque ni Weed ni el cuarteto lo habían propuesto! Weed por razones obvias, y ellos porque se oponían a compartir la experiencia. Solo les habían regalado el botín común y barato que no querían. Generalmente, los asesinos de jugadores no tenían permitido ingresar en la mayoría de las ciudades. En casos muy graves, los guardias de la ciudad podían atacar a aquellos que llevasen la marca del asesino. También existía la posibilidad de encontrarse con alguien que les guardara rencor, por lo que siempre era mejor abstenerse de visitar pueblos o ciudades. De todos modos, solo estaban dispuestos a compartir el botín que consideraban inútil. ‘Este es un lugar interesante.’ Weed había explorado infinidad de mazmorras habitadas por monstruos. Se había encontrado con enjambres de enemigos sedientos de sangre que se movían en manadas y con peligrosos terrenos de caza infestados de Caballeros de la Muerte errantes. Pero, de las muchas mazmorras en las que había estado, esta era la primera con trampas. ‘Debo estar alerta o encontraré una muerte inmediata.’ Tras avanzar un rato más, se encontraron una zona con una serie de baldosas de color rojo y azul dispuestas a modo de tablero. En ese momento habría sido útil una habilidad para detectar trampas, pero entre ellos no había ningún ladrón ni guardabosques. “Ey, Weed. Tenemos que seguir avanzando.” – le animó Gran a su espalda. Weed avanzó lentamente presionando solo un poco la baldosa, atento por si tenía que responder rápidamente a alguna trampa. ‘Primer paso, una baldosa azul.’ No pasó nada. ‘¡Menos mal! Ahora pisaré una baldosa roja.’ Una vez más, no ocurrió nada. Estaba ante un pasillo, pero ni de lejos estaba cerca del final; quedaban más de cincuenta metros. Y no tenía ni idea de cuándo podía saltar una trampa. ‘Baldosa azul. Baldosa roja. Baldosa azul. Baldosa roja. Voy alternando los colores y no pasa nada. Si esta es la forma de esquivar la trampa, me parece demasiado fácil. ¿Y si…?’ Tras pensarlo un poco, dejó de alternar los colores. Pisó dos baldosas azules dos veces seguidas. Y siguió sin pasar nada. Esto hizo que se volviera aún más cauteloso. ‘Este tablero de colores es un engaño. No sirve para nada. Es solo una pura distracción. Y si estoy en lo cierto…’ La mirada de Weed se volvió un poco más aguda. ‘Allí…’ Lo tenía justo delante: un hilo casi invisible que se extendía por todo el pasillo a la altura del tobillo, justo al final del tablero de baldosas rojas y azules. A menos que alguien se concentrara mucho, resultaría difícil ver esa trampa. ‘Aquel que lo toque estará en problemas.’ Como era de esperar, Weed pasó esquivando el hilo. Gran copiaba exactamente sus pasos. Había dejado un poco de distancia entre ellos, ¡ya que no tenía intención de rescatarlo si tropezaba con la trampa! Cuando se encontraba a diez pasos de distancia, Gran llegó hasta el hilo con paso firme. Quedaban Margaux y Levi. Mapan, la única persona que quería mantener con vida, ocupaba el último lugar de la fila, el sitio más seguro donde podía estar teniendo en cuenta las circunstancias. Gran también había visto el hilo. Aunque era muy fino y delgado, fijarse en cada cauteloso movimiento de Weed, le había permitido descubrirlo. Weed debía de haber tenido suerte, ya que él había estado a punto de caer en la trampa. ‘Mmm, esa trampa… ¿Habrá sido una coincidencia o la ha evitado sin decir nada? ¿Quizás…?’ Gran pasó por encima del hilo con suavidad. Pero no se detuvo para avisar a la persona que tenía detrás. Si aún no se había dado cuenta, cuando diera unos pocos pasos más lo haría. Tuikk Levi atravesó descuidadamente el hilo, cortándolo con la fuerza de su paso. En ese momento, se abrieron unos orificios en ambas paredes y se desató una lluvia de flechas. “¡Aahhhhhhh!” ¡Levi había quedado conmocionado al ver la cantidad de flechas que volaban hacia su cuerpo! Lo único que podía hacer era gritar impotente mientras los proyectiles penetraban su armadura. “¡Por favor, que alguien me ayude!” Mientras Levi suplicaba, tanto Gran como Margaux se quedaron inmóviles. Poco después, Levi murió debido a las numerosas heridas de flecha, y apareció una coraza donde su cuerpo había estado hasta hacía un momento. “Tonto.” “Es una lástima morir en un lugar como este.” Margaux se quedó con la armadura. Ella y Gran se sonrieron, sin más. Ahora mismo se consideraban aliados, puesto que ninguno de los dos había movido un dedo para ayudar a Levi. Al fin y al cabo, el Cuarteto Dwichigi había surgido cuando ya todos ellos llevaban la marca del asesino. El grupo se había formado simple y llanamente para matar a otros por pura diversión, y para quedarse con sus objetos. La amistad nunca les había preocupado y un tema como la lealtad era algo de lo que podían prescindir en cualquier momento. ¡Kureureun! ¡Bom! ¡Bom! ¡Baaaaaaaammm! La sala había cambiado. Ante ellos apareció un túnel recto, que les conducía a través de un pasillo subterráneo. Una serie de rayos se estrellaban a lo largo del túnel de manera aleatoria. Uno de ellos, de color blanco, estalló justo delante de sus ojos. Aunque era una vista magnífica, al mismo tiempo resultaba infinitamente peligrosa. [Rayo]. Un hechizo de tercer nivel con mente propia, que impactaba sin ningún tipo de patrón. Weed miró hacia atrás. “¿Se supone que debo pasar por ahí?” Gran sacó una pequeña piedra. “Tenemos suerte. Esto es una piedra que atrapa los rayos. Con esto podremos cruzar con seguridad.” “Ya veo.” Weed identificó la piedra cuando Gran se la pasó, solo para estar seguro.

Piedra de Rayo
Durabilidad: 1/1.
Esta piedra se considera especial por su alto contenido en hierro.
Tiene el poder de atraer y resistir la electricidad. Si se refina, puede convertirse en hierro de buena calidad.
Efectos:
Aumenta la [Resistencia a la Magia de Rayo] un 99%.
Mientras Weed leía la descripción de la piedra, Gran y Margaux sonreían fríamente. ‘Cruzaremos después de que muera por el golpe del rayo.’ ‘Una montaña de tesoros nos estará esperando cuando superemos este último obstáculo.’ Para cruzar este túnel era necesaria una víctima. Y con esta piedra que atraía la electricidad ellos podrían sobrevivir mientras Weed recibía todo el ataque mágico. “Vamos, Weed, hazlo ya. Puede que mueras, pero gracias a eso nosotros estaremos a salvo. ¿No crees que el riesgo merece la pena?” Gran esbozó una amplia sonrisa. En ese momento, ¡por fin revelaba sus verdaderas intenciones! Weed hizo un gesto de asentimiento. “Estará bien que muera si todos los demás pueden cruzar.” “Por supuesto.” “Pero, ¿qué harás en el camino de regreso?” “¡……!” Gran y Margaux se miraron el uno al otro con una expresión estupefacta. Solo habían pensado en cómo llegar hasta el tesoro, no en cómo llevárselo. Era algo que no habían pensado en absoluto. “Eso…” “Tienes que estar bromeando.” ¡Solo habían conseguido una Piedra de Rayo! Estaba claro que todos iban a morir cuando intentaran regresar. Gran sacó su espada. “Chicos, ahora que sé que no me servís para nada no os lo voy a perdonar. ¡Moriréis aquí!” – gritó Gran mientras adoptaba una postura de ataque. Estaba cerca de su punto límite. “Sucios bastardos…” – respondió Mapan abruptamente al comprender la realidad de la situación. Sin embargo, Mapan todavía tenía su as bajo la manga: Weed. Weed se ocuparía de ellos. Tras analizar lo ocurrido hasta ahora, Mapan sabía que Weed era más que suficiente para luchar contra Gran. Sin embargo, Weed todavía tenía una expresión de terror en su rostro. Si seguía en esa condición no podría hacer nada. Hasta sacar su espada parecía un acto improbable. ‘¿Por qué…? Quisiera saber por qué… Weed debería ser capaz de manejar esta situación…’ Cuando Gran comenzó su ataque, Mapan se dio cuenta de que pasaba algo extraño. No dirigía su ataque hacia él, tampoco hacia Weed. Gran apuntaba a Margaux, para sorpresa de Mapan. “¡Muere!” “¡Gran, sabía que esto terminaría así!” Gran y Margaux comenzaron un duelo a muerte. Gran pensaba que sería capaz de matar a Weed y a Mapan cuando quisiera. Pensándolo como un profesional, Margaux tenía que ser la primera en morir. Ella también estaba preparada, puesto que habían desconfiado el uno del otro desde el principio. “¡[Espada de llamas]!” “¡[Hoja fría]!” Chocaron los elementos de fuego y hielo. Gran había terminado la misión para el segundo ascenso de su profesión y se había especializado en esgrima de fuego. Por otro lado, la especialidad como asesina de Margaux era esconderse en las sombras; infringía daño a la par que se mantenía oculta. Ambos lanzaron diferentes habilidades mientras el fuego y las gotas de sangre se esparcían por la sala. Los dos estaban claramente orientados a la ofensiva, poniendo todo su corazón mucho más en atacar que en defender. Aunque sus habilidades estaban igualadas, Gran logró finalmente alzarse con la victoria. Posiblemente, su triunfo se debía a que las habilidades de Margaux estaban enfocadas al asesinato directo, por lo que no fue capaz de ganar en un duelo cara a cara. “Adiós, Margaux.” “Maldita sea. Estaba tan cerca… Un poco más y ese tesoro…” Aunque Margaux había sido traicionada, no había resentimientos entre ellos mientras agonizaba. Justicia, amistad, ¡nada era real! Disfrutar de ese engaño no sirve para nada. Margaux estaba al borde de la muerte. Gran la apuñaló en la garganta con su espada. “¡Jur, jur, jur, jur! Ahora el tesoro es mío.” La sonrisa de Gran se convirtió en una mueca. Ahí donde Margaux había muerto, había aparecido un escudo. “Weed, Mapan. Uno de vosotros va a sujetar la piedra mientras el otro me acompaña. Cuando regresemos, os cambiaré la piedra por el escudo. Su requisito de nivel es 200, así que puedes considerarlo pago suficiente por la posibilidad de que mueras. Y será mejor que no rechacéis mi propuesta. Mataré a uno de vosotros ahora que ya no os necesito a los dos.” Gran terminó de calcular las opciones en su cabeza. Entrar, sacrificar una persona y obtener el tesoro. La posibilidad de que muriera en el proceso era bastante alta, pero mirando las probabilidades, era poco probable que cayera el tesoro que acababa de obtener en la mazmorra. Lo más probable era que dejase atrás algo de su propio equipo. Y eso era más que aceptable. Gran ya estaba saboreando la alegría de tener el tesoro en sus manos. O eso estaba haciendo hasta que Weed sacó su espada. Shiiiiiiinnnnngggg La Espada de arcilla se deslizó suavemente de su vaina. El gesto de Gran cambió de inmediato en respuesta a la afrenta de Weed. ¿Cómo osaba levantar su espada contra él? “¡Guau! ¿Planeas desafiarme? Si es lo que quieres, morirás aquí y ahora. Mapan, serás tú quien me guie. Puede que esté considerablemente herido, pero solo puedes hacerme reír. Pensaba que tú lo sabrías mejor que yo y no me atacarías. Está bien. Te doy tres segundos. Intenta atacarme.” “Te doy las gracias.” Una concesión de tres segundos como si estuvieran en medio de una novela de caballería. Weed asintió. “Lo haremos como prefieras. ¡[Hoja del Escultor]!” A medida que la espada iba reuniendo luz, una nueva sensación de inseguridad apareció en los ojos de Gran. ‘¿Se arrepentirá y cambiará de idea? ¡Sí, tendrías que haber previsto esto antes de fingir ser un caballero.’ Gran sacudió la cabeza. Nunca se habría imaginado a Weed empuñando una espada, y menos en dirección a su cuello. “Escultor…” Un momento antes de su muerte, una máscara de incredulidad cubrió su rostro. Weed había ejecutado un ataque sin posibilidad de contraataque. Perfecto hasta tal punto que ese único ataque hizo que la vida de Gran se agotara por completo. Tras esto, Mapan suspiró. Tal y como había esperado. Esto ponía fin a las fechorías del cuarteto, al menos durante un tiempo. “¿Y ahora qué hacemos? ¿Volvemos?” “Ya que estamos aquí vamos a ver en qué consiste ese tesoro. Aunque no tengo claro por qué actuaban así.” “¿Cómo? Una vez que entras, no puedes salir… Nos trajeron aquí para servir de sacrificio a esos cuatro.” “Eso no implica que sea necesario morir. Estos tipos eran novatos en el tema de mazmorras. No supieron elegir el camino correcto, eso es todo. Aunque el lugar parezca inalterable, no significa que la ruta en sí lo sea, no sé si me explico.” “No termino de entenderte…” “[Volar].” Weed recitó el hechizo y unas alas de color blanco puro brotaron de su espalda. Desde un primer momento había confiado en volar sobre la Cordillera de los Gritos si las cosas se ponían feas. La razón por la que daba tanta impresión de seguridad eran esas alas. Las había comprado en Lavias; con estas alas que costaban 10 monedas de oro podía volar durante un mes. Evitando la caída de rayos, voló hasta el lado opuesto de la sala. Allí se encontró con una serie de tubos pequeños y algo que parecía un instrumento musical: un arpa. ‘¿Será esto el tesoro?’ Weed cogió el instrumento musical. “¡[Identificar]!”

Arpa de ManoVino, el enano
Durabilidad: 20/20.
ManoVino era un enano bajo y gordo que estaba enamorado de las mujeres humanas. Este amor superaba el límite entre las razas, ¡por lo que nunca sería correspondido!
Las mujeres humanas despreciaban a los enanos, por lo que ManoVino estaba desesperado.
Y entonces, oyó hablar de la música. De hecho, la música tiene una belleza artística que puede comprar el favor de las mujeres.
Efectos:
Aumenta 30 puntos la [Intimidad] entre los personajes femeninos.
Weed miró el arpa, atónito. Finalmente, abrió la boca y se echó a reír. “¡Juuuuaaaaaaaaaassssss, ja, ja, ja, ja, ja!” Halman, Margaux, Levi y Gran. Tras todas sus conspiraciones, ¡se habían matado entre ellos! Y el tesoro consistía en una simple arpa mágica. Podría haberse encontrado con un arma poderosa, una armadura de gran resistencia, pero no, tenía ante sí un instrumento para ganarse el favor de una mujer. Esto era lo que había estado indicando el mapa todo el tiempo.