Capítulo 328
Bombardeo de artillería y guerra psicológica.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
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Eran las 21:00 P.M.
El momento en que las patrullas del Clan Colmillo cambiaban de turno.
“Te dejo el resto.” – dijo Galgo con un bostezo y el rostro marcado por el cansancio.
Como de costumbre, se colgó el rifle a la espalda, bajó las escaleras y se subió a una balsa de madera para dirigirse al puesto militar en las afueras del Cuarto Distrito Nuevo para el cambio de turno. Últimamente lo habían estado pasando mal. Los paracaidistas de la Nueva Alianza parecían haber hecho contacto con las guerrillas locales, y el sonido de disparos en la región oriental se habían vuelto más frecuentes. Podía percibir claramente que las habilidades de combate y el poder de fuego de esos guerrilleros se habían vuelto más poderosos.
Originalmente, esos topos solo se atrevían a dispararles con sus rifles de tubos de hierro en la oscuridad, pero ahora se escondían en las ventanas y les disparaban con rifles automáticos. Algunos incluso recurrían al uso de lanzacohetes… ¡Era muy complicado defenderse!
Esos paracaidistas tampoco se quedaban de brazos cruzados. Además de entrenar a la guerrilla, también planeaban sus propios ataques, cuya escala iba aumentando. Aunque los apóstoles de Antorcha podían eliminar alguno de esos grupos, estas personas siempre reaparecían rápidamente en otro lugar. Galgo tenía una extraña sensación, como si su número no dejara de crecer a medida que luchaban.
Debido a que una gran cantidad de unidades blindadas fueron desplegadas en la línea del frente, el Clan Colmillo se encontró en una posición pasiva ante los ataques de los guerrilleros. Se vieron obligados a abandonar muchos puestos de control y militares en el Distrito Oriental de la ciudad, perdiendo prácticamente el control de la zona.
Aunque las patrullas habían aumentado a más de 100 personas, solo se atrevieron a hacerlo durante el día.
“Espero que hoy no nos encontremos con sus paracaidistas…”
Galgo se subió a la balsa, rezando en silencio y se sentó junto a los demás depredadores. Esta noche era inusualmente tranquila.
Cuando la balsa estaba a punto de partir del Cuarto Distrito Nuevo, empezó a llover. Al ver la repentina lluvia, muchos suspiraron aliviados. Se sabía que los aviones de la Nueva Alianza solo aparecían en los días soleados. Aunque los días de lluvia eran desagradables, al menos no tenían que preocuparse por lo que había por encima de ellos.
“¿Cuánto tiempo más va a durar esta guerra?”
“Debería terminar pronto.” – dijo el hombre con un tatuaje en la cara mientras colocaba su rifle en el suelo, mirando la lluvia. – “Nuestro capitán dijo que el ataque comenzará cuando empiece a llover.”
“Cuanto más fuerte sea la lluvia, más cerca estarán de su fin.”
Los aviones de la Nueva Alianza se debilitarían con la lluvia.
Normalmente, solo necesitaban desplegar un tanque para conquistar fácilmente una fortaleza de supervivientes de 1000 personas. Ahora que contaban con tantos tanques dirigiéndose al frente, además de estar bajo el mando del supuesto Dios de la Guerra, Dillon, la victoria parecía tan fácil como respirar.
Con ese pensamiento, la gente, que antes era acosada por guerrilleros y paracaidistas, se tranquilizó. Aunque el proceso era duro, mientras pudieran ganar, todo valdría la pena. Se decía que los suburbios del norte del Distrito de Qingquan eran una tierra fértil que rebosaba de leche y miel, con inagotables cantidades de comida deliciosa.
Justo cuando Galgo fantaseaba con los buenos días que le esperaban, un repentino zumbido sonó arriba. Antes de que nadie pudiera reaccionar, un edificio de 6 pisos a varios metros de distancia explotó, formando una densa nube de humo. Los bloques de hormigón volaron por todas partes, salpicando el agua que inundaba la calle y creando ondas. Todos se agacharon para cubrirse entre exclamaciones y maldiciones. Sobresaltados por la explosión, los Cangrejos de Pinza Partida cercanos emitieron un rugido ronco y estridente, moviéndose inquietos por las aguas poco profundas.
En medio del caos, la balsa de madera de los depredadores se tambaleó al lado del camino.
“¡Maldita sea!”
“¿Artillería?”
“Maldición. ¿Están dormidos los que disparan los cañones? ¿Cómo ha podido caer un proyectil aquí?” – gritó un depredador con rostro feroz.
El depredador a su lado se estremeció.
“No… Incluso con su mala puntería, no creo que lo hicieran tan mal.”
Como para confirmar sus sospechas, poco después impactó otro proyectil a unos 100 o 200 metros detrás de ellos.
“Busquemos un lugar donde escondernos… Hay bastantes Cangrejos de Pinza Partida por aquí.” – dijo Galgo, mirando la superficie de las aguas oscuras.
Todos estuvieron de acuerdo con su sugerencia. Ataron su desgastada balsa de madera cerca de un edificio y rápidamente corrieron hasta el segundo piso parcialmente derrumbado para buscar refugio. Afuera, las explosiones continuaban mientras los proyectiles caían uno tras otro. Algunos impactaron a 500 o 600 metros de distancia, mientras que otros caían en la calle, justo debajo de sus pies.
Al escuchar el estruendoso sonido de la artillería, los ojos ocultos en la oscuridad se llenaron de miedo y desconcierto. Nadie sabía qué estaba pasando. Su ubicación se encontraba al menos a 20 o 30 kilómetros del Municipio de Qingshi, separados por casi 30 tanques y 5000 hombres.
¡Lo único que querían saber era de dónde venían esos proyectiles!
* * *
No solo las patrullas dispersas por la ciudad sufrieron bajo el bombardeo; sino también los depredadores que se reunían en las habitaciones para divertirse… Incluso sus líderes y jefes sufrieron el mismo destino.
“¿De dónde salen estos proyectiles?”
Dentro de un búnker de hormigón armado se escuchó un rugido furioso. Dado que todo el Cuarto Distrito Nuevo estaba sumergido en agua, la mayoría de los búnkeres de artillería se construyeron en edificios parcialmente derrumbados en lugar de bajo tierra.
Escondido en un oscuro, húmedo y frío búnker de artillería, el rostro de Colmillo Dorado ahora mostraba ira y terror. Hace apenas unos minutos, estaba acurrucado en su cálida manta, pensando en la última mercancia que había intercambiado por dinares con un comerciante viajero del Estado Libre de Bugra. Sin embargo, justo cuando estaba empezando a entrar en calor y antes de que pudiera reaccionar por completo, un proyectil de artillería cayó en la zanja maloliente que había no lejos de su ventana. Poco después se produjo una serie de explosiones de artillería.
Un rugido ensordecedor lo sobresaltó tanto que se cayó de la cama. Ni siquiera se molestó en ponerse el abrigo mientras arrastraba su cuerpo de más de 200 kilos y corría frenéticamente hacia el bunker.
Las personas que estaban con él eran sus colaboradores más cercanos y seguidores leales. En ese momento, los rostros de todos expresaban el mismo miedo e incertidumbre, sin saber qué hacer. Extendiendo la mano y agarrando por el cuello a uno de sus subordinados de confianza, Colmillo Dorado gritó con fuerza en su cara.
“¡Ve al sur y descubre qué está pasando!”
“Sí, ¡sí!”
Su subordinado asintió rápidamente y salió corriendo por la puerta. Al ver la figura desaparecer, Colmillo Dorado finalmente logró calmarse y recomponerse… Aunque sus pequeños ojos verdes aún brillaban de miedo y sospecha.
Tras quitarle la ropa a un subordinado para ponérsela, encontró una silla resistente y se sentó, reflexionando sobre lo sucedido. Honestamente, cuando los proyectiles comenzaron a caer, nunca consideró culpar a la Nueva Alianza, sino que pensó que las tropas del frente lo habían traicionado. Esa también era su mayor preocupación.
Aunque el comandante de la Legión lo había ayudado a ganar muchas batallas, y Colmillo Dorado estaba dispuesto a admitir que sin la ayuda de Dillon no había podido ganar con tanta facilidad hasta el momento, seguía sin atreverse a cederle el mando, por temor a que se le escaparan de las manos. Incluso las mentes más torpes podrían sentirlo.
El vínculo que unía a los antiguos oficiales de la Legión era mucho más poderoso que las conexiones entre él y los otros comandantes de brigada, así como los líderes de compañía. Esa lealtad era algo que nunca había visto en los rostros de su propia gente. Si dejaba que Dillon tomara el mando, una vez que comenzara a reemplazar a los comandantes con sus antiguos subordinados, sustituirlo sería cuestión de minutos.
Los depredadores eran simplemente un grupo de bandidos que se atenían a la ley de la selva, donde se honraba al más fuerte. Sin mencionar que, en el Clan Colmillo, dos tercios de la gente eran forasteros que se habían unido a ellos a mitad de camino, sin lealtad a nadie. Sin embargo… Ese pensamiento solo permaneció en su mente dos segundos.
Rápidamente se dio cuenta de que las fuerzas que envió al Valle del Pinar no estaban equipadas con ese tipo de potencia de fuego. En ese caso solo había dos posibilidades.
O bien la Nueva Alianza había desarrollado una súper artillería capaz de atacar eficazmente objetivos situados a 20 o incluso 30 kilómetros de distancia. O habían trasladado sus posiciones de artillería al Valle del Pinar, tal vez incluso al norte de dicho valle… Cualquiera que fuese la posibilidad, sin duda era una mala noticia para él.
Después de pasar varias horas de espera, si no fuera por los sonidos ocasionales de explosiones, así como la sensación opresiva que pesaba sobre él, Colmillo Dorado se habría quedado dormido mientras estaba sentado en su silla. Justo entonces, por fin se oyeron pasos en el exterior. Uno de sus ayudantes de confianza, a quien había enviado a recopilar información, entró apresuradamente.
Al ver la expresión de su ayudante y como evitaba hacer contacto visual, el corazón de Colmillo Dorado se estremeció de repente. Tenía una vaga intuición de lo sucedido. Sin embargo, aún no preveía que la situación real era mucho peor de lo que había imaginado…
“¿El Valle del Pinar ha caído bajo el control de la Nueva Alianza? ¿Cómo es posible?”
Tras escuchar el informe de su ayudante, Colmillo Dorado se levantó bruscamente de su silla, sintiendo el impulso de agarrarlo por el cuello.
“¿Qué hay de los 5000 hombres?”
“Todos han muerto…” – respondió el ayudante con voz temblorosa mientras apretaba la frente contra el suelo.
La silla crujió bajo su peso. Colmillo Dorado se desplomó en su silla. Tenía una serie de expresiones indescriptiblemente complejas destellando en sus ojos: miedo, sospecha, incredulidad…
¡27 tanques! ¡50 vehículos antiaéreos! ¡Eso era casi la totalidad del arsenal del Clan Colmillo!
Para contrarrestar esas avionetas, Colmillo Dorado había enviado casi todas las ametralladoras pesadas de 10mm que los artesanos del Clan Colmillo pudieron modificar. Sin embargo, alguien le estaba diciendo que todo… ¿había desaparecido?
“……”
Frente a la cruda realidad, Colmillo Dorado se quedó perdido y cayó en un largo silencio. Todavía podía recordar la promesa que Dillon le había hecho antes de partir: podrían capturar las zonas industriales y las tierras de cultivo de Ciudad del Amanecer con 10 tanques cómo máximo.
El intercambio de equipos limitados por suministros ilimitados era un trato rentable y garantizado. Sin embargo, ni siquiera habían llegado a ver Qingshi, y mucho menos Ciudad del Amanecer, ¡y los proyectiles de artillería ya estaban cayendo sobre su fortaleza! Sus dientes empezaron a crujir y su pecho empezó a agitarse. Una sarta de maldiciones furiosas se escapó de entre sus dientes.
“¡Panda de inútiles! No sirven para nada. ¿Dónde está Dillon? ¿Dónde está ese idiota? ¡Que venga a verme!”
Al escuchar el estruendoso rugido de maldiciones, el tembloroso ayudante no se atrevió a respirar mientras se arrodillaba. No dejaba de temblar.
“N… No lo sabemos… Vimos al ejército de la Nueva Alianza cerca del paso de montaña al norte del Valle del Pinar. Han instalado artillería y apostado muchas tropas. Hay exploradores patrullando los bosques cercanos. Pensando que esperaban nuestro regreso con noticias, no nos atrevimos a acercarnos demasiado. Buscamos soldados derrotados por la zona, pero no hemos encontrado ni uno solo.”
Al oír eso, Colmillo Dorado, que ya había estado hirviendo de ira unos momentos antes, sintió un repentino escalofrío recorriendo su columna. Una gota de sudor frío le resbaló por la frente, calmando la rabia que le quemaba el pecho.
‘¿Ni uno solo escapó?’
Eso significaba que la Nueva Alianza había aniquilado por completo a 5000 hombres en poco tiempo… Y eso mientras sus tropas estaban bajo la protección de unidades blindadas. Los comandantes y sus ayudantes de confianza que lo rodeaban intercambiaron miradas asustadas y preocupadas en silencio.
“El Cuarto Distrito Nuevo es una zona pantanosa. Las zonas subterráneas están inundadas. No podemos construir búnkeres de artillería aquí, y los refugios en la superficie no podrán soportar un bombardeo continuo… Sugiero que nos ubiquemos un poco más al norte.” – dijo en ese momento un comandante de brigada.
“¿Al norte? ¿Sugieres que luchemos contra la guerrilla por los túneles subterráneos?”
“¡Las guerrillas está al este!”
“¿Cuál es la diferencia? Los túneles subterráneos de esta ciudad son todos iguales. Conocen el terreno, y si nos escondemos ahí, ¡será un callejón sin salida! Además, ¿cómo vas a esconder ahí más de 20.000 personas?”
En ese momento, a alguien se le ocurrió una idea.
“Y sí… ¿nos retiramos al norte? La Ciudad del Continente Occidental ya no tiene recursos para nosotros. Podemos entregar esta tierra podrida a la Nueva Alianza.”
Al escuchar la sugerencia, muchos expresaron su acuerdo.
“Tiene sentido…”
“De hecho, además de ratas, aquí solo hay un sinfín de guerrilleros y paracaidistas.”
“Y ataques antiaéreos…”
“En el peor de los casos podemos dirigirnos hacia el este, unir fuerzas con el Clan Serpiente y luego dirigirnos a las provincias orientales…”
Algunos permanecieron en silencio, mirando con cautela a su líder. Sin embargo, en ese momento, Colmillo Dorado golpeó la mesa bruscamente.
“¡Basta! ¡Cállense todos! ¡A cualquiera que se atreva a mencionar retirarse, le cortaré la lengua… ¡y se la daré de comer a los perros!”
La sala quedó en silencio. Al ver a sus subordinados cerrar la boca, Colmillo Dorado calmó lentamente su furia y alivió su agitada respiración. Admitió que no tenía la capacidad de mando de Dillon, pero eso no significaba que fuera tonto.
¿Retirada? ¡No había posibilidad alguna de retirada!
Sin mencionar que el botín y los esclavos quedarían atrás, retirarse también significaba admitir la derrota del Clan Colmillo. Además, esos clanes que se sintieron atraídos por su reputación lo abandonarían pronto, formando sus propias facciones o regresando al lugar del que venían. Tras cruzar el afluente del Agua Celestial, de sus 20.000 tropas quedarían poco más de 10.000. Y dado que perdería tropas de una forma u otra, ¡bien podrían optar por reducir su número en el campo de batalla y luchar contra la Nueva Alianza hasta la muerte!
Aún le quedaban más de 20.000 hombres. Si realmente se enfrentaba a la Nueva Alianza en una batalla urbana, ¡quizás tendría alguna posibilidad de ganar!
“¡Reunid a vuestros hombres y distribuirlos por toda la ciudad! ¡Proteged cada ventana y edificio! Ya que esos despreciables topos se atreven a venir a por nosotros… Que gasten sus proyectiles. ¡Veamos cuántos tienen!” – ordenó Colmillo Dorado, mirando a sus silenciosos y taciturnos subordinados.
Nadie se atrevió a resistirse, ni a hablar. Aunque estaban desesperados, en ese momento solo podían obedecer. Al observar como sus figuras se alejaban y desaparecían por la puerta, Colmillo Dorado relajó lentamente sus músculos y hombros tensos, reclinándose contra el respaldo de su silla. Mirando como temblaba el techo por los impactos de la artillería, un atisbo de locura apareció en su rostro.
“¡Vamos! ¡Dale! ¡Veamos quién tiene más hombres y espadas más rápidas!”
* * *
“Esos fuegos artificiales son realmente hermosos…”
En un rascacielos parcialmente derrumbado, Habrá Tiempo permaneció bajo la lluvia con unos prismáticos en la mano. Estaba mirando hacia el oeste, con una leve sonrisa en el rostro. No muy lejos de él, Caballo Blanco consultaba un mapa y se comunicaba con el equipo de artillería de la Legión Goblin a través de la máquina virtual y unos auriculares con cámara.
“Ajusta las coordenadas del ataque de artillería 500 metros al noroeste… No te preocupes, lo hemos grabado todo. Te lo enviaré en cuanto me desconecte.”
Justo esta tarde, la Nueva Alianza había movido su artillería desde el Municipio de Qinshi hasta otro valle a 5 kilómetros al norte del Pinar, poniendo a distancia de artillería toda la zona urbana, de sur a oeste de la Ciudad del Continente Occidental.
El bombardeo había comenzado oficialmente a las 9:00 A.M. en punto. La artillería de la Legión Goblin, coordinada con la Legión Ardiente, había estado lanzando rondas continuas de fuego de artillería contra los puestos de avanzada y fortificaciones clave construidos por el Clan Colmillo en el Cuarto Distrito Nuevo.
Sin embargo, disparar artillería era una tarea bastante tediosa. Especialmente porque los Colibríes aún no habían sido desplegados, ni siquiera podían presenciar esas explosiones, y mucho menos oírlas.
Si querían saber la efectividad de un impacto, tenían que confiar en las descripciones que daban los jugadores de primera línea por la radio o esperar a que sus amigos se desconectasen y subiesen los videos a la página web oficial.
“Esos depredadores son muy inteligentes. Saben cómo apagar las luces.” – comentó N1 con sorpresa mientras observaba cómo las llamas de las hogueras se apagaban gradualmente en la distancia.
“Es normal. El fuego indirecto de largo alcance requiere la guía de las unidades de primera línea, para que podamos ajustar constantemente nuestros parámetros de disparo. Probablemente supusieron que estábamos cerca e informábamos de las coordinadas. La pega es que no saben exactamente dónde estamos.” – respondió Caballo Blanco.
De hecho, los depredadores tardaron bastante en reaccionar. Parecía que el fracaso de Dillon había asestado un duro golpe al prestigio de esos Oficiales del Estado Mayor dentro del clan. Normalmente, nada más caer el primer proyectil, deberían haberse dado cuenta del problema y extinguido todas las hogueras de sus posiciones.
“Basta de charla, pongámonos a trabajar.” – dijo Vendaval, dándole una palmadita en la espalda a N1. Luego cargó un montón de cables y altavoces. – “Ven a ayudarme.”
* * *
En un campamento a varios kilómetros de distancia, los jugadores reunidos alrededor de la artillería de 100mm estaban discutiendo los objetivos de la siguiente ronda. En las últimas horas, habían disparado más de una docena de proyectiles cada hora, arrojando casi 200 proyectiles de 100mm hacia el Cuarto Distrito Nuevo.
Al mismo tiempo, no lejos de las posiciones de artillería, un prisionero de guerra con auriculares leía nerviosamente un guion frente a una grabadora dentro de una tienda de campaña.
“Soy Wabu… líder de compañía bajo el mando de Colmillo de Oso del Estado Libre de Bugra. Tenía un trabajo decente, pero cometí un error, la avaricia me cegó y terminé viniendo aquí. Me arrepiento de los crímenes que cometí en el pasado, y espero que quienes, como yo, sean del Estado Libre de Bugra o de otras regiones, despierten a tiempo… No hay tierra que mana leche y miel por delante. Solo ríos de sangre y montañas de cadáveres… ¡Despierta! ¿Cuánto tiempo llevamos atrapados en la Ciudad del Continente Occidental? ¿Cuántos hermanos han muerto en batallas sin sentido? Durmiendo con ratas, alimentándose de cadáveres… ¿Cuánto tiempo llevamos sin descansar ni comer bien? ¿Cuánto tiempo más nos vamos a dejar engañar por ese cerdo gordo sentado sobre un montón de huesos humanos?”
A medida que seguía leyendo, Wabu se sentía cada vez más agraviado. En el Estado Libre de Bugra, al menos podía beber algo cada pocos días. Pero desde que llegó a la Ciudad Continente Occidental… ni hablar de beber, incluso mantenerse con vida se le hacía cada vez más difícil. Las emociones lo invadieron y no pudo evitar alzar la voz.
“…Depredadores de la Ciudad del Continente Occidental, el gran ejército de la Nueva Alianza ha rodeado la ciudad. ¡El bombardeo de artillería de anoche fue su ultimátum final! Su Jefe de Estado Mayor, Dillon, ha muerto. Colmillo de Oso y el resto de comandantes de brigada se han rendido. Frente a las aeronaves y la artillería de la Nueva Alianza, no tienen ninguna posibilidad de victoria. El resultado de esta guerra está decidido desde hace tiempo; ¡la rendición es su única salida! La Nueva Alianza no mata a prisioneros de guerra y trata bien a quienes se rinden voluntariamente. Mientras lleves el panfleto a una guerrilla local o a una patrulla de la Nueva Alianza, esta garantizará tu seguridad. Si alguien planea resistirse… ¡Pagará sus pecados con la muerte!”
Tras terminar el guion que tenía en la mano, Wabu se giró nervioso y observó la servoarmadura azul que se encontraba a la entrada de la tienda.
“Señor, he terminado de leer el guion que me proporcionó… ¿Tiene alguna otra instrucción? Su más leal servidor está dispuesto a hacer lo que sea.”
Su rostro estaba lleno de adulación. Sin embargo, Chu Guang no le prestó atención y solo miró al soldado que estaba cerca.
“Llévenselo.”
El soldado asintió solemnemente mientras hacía un saludo.
“¡Sí!”
Después le tocó el turno al comandante de un tanque. Chu Guang le había preparado otro guion, preparado específicamente para los antiguos oficiales de la Legión.
Una vez que se difundiera la noticia de la desastrosa derrota de Dillon en el Valle del Pinar, la reputación de esos oficiales dentro de la Tribu Mastica Huesos sin duda se desplomaría. Esos individuos también estarían tentados a desertar. Incluso si no pudieran rendirse, también podría darles un poco de presión psicológica.
Mañana, cuando el H-1 Libélula sobrevolara la ciudad para lanzar los panfletos, las docenas de altavoces desplegados cerca del Cuarto Distrito Nuevo por la Legión Ardiente transmitirían continuamente mensajes de rendición durante las pausas de bombardeo.
Después de que se llevaron a Wabu, trajeron a un hombre cubierto de vendas. Se llamaba Bagro y era el comandante de un tanque. Sorprendentemente, había saltado de su blindado antes de que explotara.
Por supuesto, lo que sorprendió aún más a Chu Guang fue que Bagro no era subordinado de Dillon ni pertenecía a la 21ª División. En cambio, provenía de la 14ª División de la Fuerza Expedicionaria de la Legión, una división equipada con tanques, vehículos de combate de infantería y otras unidades blindadas. Al ver la grabadora, Bagro ya había adivinado lo que el hombre de la servoarmadura pretendía que hiciera.
“¿Quieres que improvise o que siga un guion?” – preguntó sin rodeos.
Chu Guang señaló con la barbilla la mesa junto a él.
“El guion está ahí. También puedes improvisar primero y leerlo después. Pero antes de empezar, tengo una pregunta.”
Bagro, que se dirigía hacia la grabadora, se detuvo en seco.
“¿Qué pasa?”
Chu Guang lo miró con gran interés.
“¿Planearon esto?”
Gracias por el capítulo, a Colmillo Dorado se le van a romper todos los dientes como siga apretá dolos de la rabia 🤣😂🤣😂🤣😂
ResponderEliminarEse man como se va a escapar 🤔 ¿Rodando?
ResponderEliminar🤣🤣🤣🤣🤣
Gracias por el capítulo
🍿😎👌🏽