lunes, 27 de octubre de 2025

JDR - Capítulo 332

Capítulo 332

Incluso si hay veinte mil cerdos, ¡llevará tiempo atraparlos a todos!
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Incluso si fueran 20.000 cerdos, llevaría tiempo atraparlos a todos cuando entraran en la ciudad. Sin mencionar que eran humanos… El Pueblo del Río Rojo llevaba casi medio año luchando contra el Clan Serpiente en el norte. El dinero que habían gastado en contratar mercenarios y comprar armas era suficiente para comprar una mina. Y, aun así, no obtuvieron ninguna ventaja sobre esos depredadores. La noticia de la victoria de la Nueva Alianza no solo fue recibida por Sim sino también por los jefes de las otras asociaciones de comerciantes y por los propietarios de minas del Pueblo del Río Rojo. Pronto, la increíble noticia se difundió por todo el asentamiento… En la sala de reuniones de la Asociación Minera. Habían pasado más de diez minutos desde que el presidente de la Asociación anunció la agenda de la reunión. Las personas sentadas en la mesa se miraron entre sí y, durante un buen rato, todos permanecieron en silencio… Incapaz de soportar la atmósfera de la sala, el dueño de una mina se aflojó el cuello de la camisa y, vacilante, empezó a hablar. “¿La noticia es fiable…?” El presidente de la asociación asintió con expresión complicada. “Debería serlo… No recurrirían a una mentira que podría ser expuesta en cualquier momento y causaría su humillación.” Era demasiado sencillo verificar la veracidad de la noticia. Simplemente podían enviar a alguien a comprobar si la Ciudad del Continente Occidental había caído. Además, no había necesidad de engañar a nadie. Declarar la victoria antes de tiempo no traería ningún beneficio sustancial a la Nueva Alianza. Los susurros llenaron la sala mientras la gente comenzaba a discutir. “Creo que debemos reconsiderar nuestra relación con la Nueva Alianza…” “¿Qué tal si abrimos una oficina allí?” “¿Pero en nombre de quién? ¿Deberíamos establecer una oficina cada uno? ¿O una en nombre de la Asociación Minera?” “Creo que ambos son necesarias. Incluso sin considerar su poderío militar, son un socio comercial importante.” La guerra los había conmocionado profundamente. Desde la emboscada en el Municipio de Qingshi hasta la batalla en el Valle del Pinar… Según la información que habían obtenido, en cada batalla entre la Nueva Alianza y la Tribu Mastica Huesos, ya fuera como atacantes o defensores, había terminado en una victoria abrumadora por parte de la Nueva Alianza. Si bien no se podía descartar la posibilidad de que exagerasen sus logros y ocultasen sus bajas, los resultados finales eran bastantes asombrosos. Una fuerza de supervivientes recién surgida con una población de menos de 10.000 personas. En tan solo 2 meses, ¡derrotaron a un clan de depredadores con más de 30.000 tropas y 27 tanques! ¡Era complicado ignorar una fuerza tan aterradora! Además, a diferencia de las antiguas facciones de supervivientes como la Ciudad de Boulder, que habían dejado de expandirse, la Nueva Alianza que emergía repentinamente no solo poseía un formidable potencial militar, sino que también estaba expandiendo genuinamente su territorio. Inicialmente, solo poseían un parque, luego los suburbios del norte y ahora se habían expandido hasta las orillas del lago del Continente Occidental, a más de 100 kilómetros al norte del Distrito de Qingquan. ¿A dónde irían después? ¿Continuarían hacia el norte? O más hacia el este… Mientras discutían cómo manejar su relación con la Nueva Alianza, alguien se levantó de repente. “Caballeros, si no me equivoco, nuestro objetivo hoy es discutir nuestra futura relación con la Nueva Alianza. Sin embargo, hasta ahora, solo he escuchado cómo debemos congraciarnos con nuestros vecinos… ¿De verdad creen que podemos coexistir pacíficamente con la Nueva Alianza?” – Al ver que todos lo miraban, Sim hizo una pausa y continuó. – “¡No olviden que lo primero que hicieron cuando tomaron la Ciudad del Continente Occidental fue declarar la liberación de los esclavos de los depredadores!” Las expresiones de todos los presentes se endurecieron y los que sabían algo, como Sim, permanecieron en silencio. La mesa de conferencias pronto se llenó de susurros. Liberar esclavos… era un tema delicado en el Pueblo del Río Rojo. Las minas no eran minas tradicionales, sino vertederos repletos de basura compactada. Y debido a la pérdida de datos sobre el vertedero durante la guerra, nadie sabía qué se podía extraer de las profundidades, lo que provocaba frecuentes accidentes mineros. Los dueños de las minas no podían contratar trabajadores. No era una cuestión de dinero, sino de la enorme desproporción entre el rendimiento y la inversión. El Pueblo del Río Rojo no podía funcionar sin esclavos. Ese era el consenso al que habían llegado todos los dueños de minas y la asociación de comerciantes. Si los billetes azules tenían como objetivo coordinar la capacidad de producción de mineral y de ayudar a los propietarios de las minas a venderlo a mejores precios, la emisión de billetes rojos para la compra de esclavos tenía como objetivo facilitar el acceso a una fuente de mano de obra estable para diversas operaciones a gran escala… De repente, uno de los consejeros de la Asociación de comerciantes planteó una objeción. “Su información es inexacta… Desde mi punto de vista, les otorgan a los esclavos el estatus de Supervisados, lo que claramente no equivale a la liberación.” El nombre del que habló era Andrew, el presidente de la Asociación de Comerciantes de Rinoceronte. Se involucraba principalmente en negocios de importación, ya fueran armas, alimentos o comida para esclavos. Sabía de qué hablaba Sim; después de todo, había establecido una oficina en la Ciudad Amanecer. Simplemente no le prestó demasiada atención. El único negocio de la Asociación de Comerciantes Rinoceronte que tenía algo que ver con los esclavos era la crema nutritiva. La objeción de Andrew era totalmente previsible. “Discutir sobre la elección de palabras que usan no tiene sentido. Ya sean Supervisados, Administrados o cualquier otro término nuevo que hayan inventado… No oculta lo que están haciendo.” – continuó convencido. – “Ahora han liberado a los esclavos de la Ciudad del Continente Occidental. Si algún día vienen a liberar a los nuestros… ¿Estarías dispuesto a devolverles la libertad a los esclavos de su mina, Sr. Mundy de la Mina de la Montaña Nublada?” El hombre calvo desvió la mirada. Sim dejó de mirarlo y observó a otra persona: su aliado estratégico Demps. Propietario de la Mina Piedra Negra. “¿O usted…? Mi querido señor Demps.” “No creo que sean tan extremos… Algunos de los esclavos eran originalmente depredadores, clones o humanos sintéticos al borde de la obsolescencia. Además, incluso dentro de su propio territorio, compran los esclavos a sus dueños; no los obligaban a entregarlos.” Su tono era vacilante, pero su expresión nerviosa delataba su inquietud. “Todas tus suposiciones se basan en la creencia de que no llegarán a ese extremo. Hace apenas un año, la Tribu Mastica Huesos aún hacía negocios con nosotros. ¿Y ahora?” – admitió Sim, ignorando sus ideas. “¿Y qué hacemos? ¿Vamos a oponernos a ellos?” – preguntó otro presidente, alzando la voz. “Claro que no. Con nuestra fuerza actual, oponernos a ellos no nos servirá de nada, pero debemos ser conscientes de una cosa: acercarnos demasiado a esos tipos de azul es extremadamente peligroso. Al menos deberíamos permanecer alerta.” – respondió Sim al instante. – “Primero, debemos unirnos y establecer una organización más centralizada que la Asociación Minera. Debería asumir más responsabilidades, no solo emitir billetes rojos y azules. También debemos reclutar un ejército permanente, gestionar las relaciones con otros asentamientos de supervivientes, decidir con quién y cómo hacer negocios, y administrar nuestros propios asentamientos. Después de eso, deberíamos fortalecer nuestros lazos con los asentamientos de los alrededores y reducir nuestra dependencia de la Nueva Alianza… tanto en términos de armas como apoyo militar.” Sim hizo una pausa y alzó la voz, golpeando dos veces la mesa con el puño. “Caballeros, ha sonado la alarma. La Provincia del Valle del Río está experimentando una transformación sin precedentes en un siglo. Los viejos métodos ya no sirven. Nos guste o no, si no quieres ser eliminado de este mundo, debemos mirar hacia adelante. Ya he dicho todo lo que tenía que decir.” Cuando Sim terminó de hablar, la sala estalló en un ruidoso debate. Algunos apoyaron sus ideas, mientras otros se oponían. Por extraño que pareciera, la mayoría de los que apoyaban la idea de establecer una organización de gestión más centralizada eran los propietarios de las minas, mientras que las asociaciones de comerciantes estaban en el lado opuesto. Todos tenían su propia opinión y desde el debate inicial casi se convierte en una pelea. “¿Establecer una organización más centralizada? ¿Cómo queréis centralizarla? ¿Vamos a buscar a alguien para que gestione todos nuestros negocios?” “¡Creo que Sim tiene razón!” “¡Qué tontería! ¿No sería mejor que cada uno se ocupe de sus propios asuntos como hasta ahora?” “¡Claro que no! Puede que a ti no te importe quién compre la basura, pero yo necesito asegurarme de que la basura que vendo no se convierta en balas que vuelen hacia mí.” “¿Quién dirigirá esta nueva organización? ¡Eso es lo que me preocupa!” El presidente de la Asociación Minera golpeó la mesa con la mano, pero todos en la sala discutían tan acaloradamente que nadie le prestó atención. La reunión se vio obligada a suspenderse. Después de ella, varios jefes de asociaciones de comercio se reunieron para discutir. “¿Qué le pasa a Sim? ¿Por qué de repente representa los intereses de los dueños de las minas?” “Debe de haber sufrido grandes pérdidas. Oí que había acumulado una gran cantidad de mineral de cobre… pero ahora no tiene quien compre todos esos miles de toneladas.” En ese momento, Andrew, presidente de la Asociación de Comerciantes Rinoceronte, intervino de repente. “Tengo alguna información, pero puede que no sea fiable.” El resto de los líderes se interesaron de inmediato. Puede que no les importase las noticias de los demás, pero Andrew siempre les brindaba nuevas oportunidades de negocio. “¿Qué noticias?” “La Nueva Alianza ha descubierto un yacimiento de cobre en el Municipio de Qingshi, y parece que llevan ya tiempo extrayéndolo.” – susurró Andrew. Esta información era realmente increíble. Las expresiones en los rostros de todos mostraron inmediatamente sorpresa e incluso desconcierto. “¿Mina de cobre?” “¿Cómo lo sabes?” “No es difícil deducirlo… Esos trenes que van a Qingshi nunca regresan vacíos. Siempre se puede encontrar escoria de mineral de cobre cerca de las vías del tren. Y, según mis agentes, la calidad del mineral de cobre parece ser bastante alta.” – continuó Andrew, ante sus preguntas. Al oír esto, las expresiones en sus caras cambiaron. ¡La Nueva Alianza había descubierto un yacimiento de cobre! ¡No sorprendía, entonces, que se anunciara de inmediato una campaña en el norte! Resultaba igualmente lógico que la guerra se hubiera prolongado durante dos meses y que, sin embargo, ¡los precios del cobre y del azufre no hubieran fluctuado! No era de extrañar que la reacción de Sim fuera tan intensa, queriendo establecer una organización más centralizada e instando a los vecinos a estar alerta ante la creciente amenaza de la Nueva Alianza. Al pensar en los miles de toneladas de mineral de cobre almacenadas en la Firma Herradura, no pudieron evitar lamentarse por las pérdidas de un colega por un instante. Era realmente una tragedia.
* * *
Los líderes de las cámaras de comercio y los dueños de las minas estaban divididos sobre cómo manejar la relación del Pueblo del Río Rojo con la Nueva Alianza. Una escena similar se desarrolló en el salón del consejo de Ciudad Basura. Sus miembros mantuvieron acalorados debates sobre si establecer relaciones diplomáticas con la Nueva Alianza y de qué tipo debían ser. Todo había sucedido repentinamente. Hace apenas un mes, todavía estaban discutiendo sobre cómo aumentar sus arsenales militares, sobre cómo responder a la amenaza que representaba el avance hacia el sur de la Tribu Mastica Huesos y, lo más importante, cómo convencer a la Ciudad de Boulder para que se uniera a la guerra. Y ahora, de repente, alguien les anunció que Colmillo Dorado estaba muerto y que la guerra había terminado. Sin duda, era una buena noticia… Pero el formidable potencial bélico mostrado por la Nueva Alianza les hacía sentir asombro e inquietud al mismo tiempo…
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En el ayuntamiento del circulo exterior de la Ciudad de Boulder, el director frunció el ceño al mirar los informes presentados conjuntamente por varias empresas importantes de los suburbios del norte. “Parece que la situación en los suburbios del norte podría haber superado nuestras expectativas… Están expandiendo sus capacidades militares a un ritmo preocupante, aunque sea para contrarrestar a la Tribu Mastica Huesos.” “De hecho, aviones, artillería y cohetes… Aunque no tienen bombas nucleares tácticas, su potencia de fuego no es muy diferente.” – murmuró su secretaria. No era necesario una gran tecnología para producir armas con un gran poder de destrucción. Un kilo de hierro y uno de algodón pesan lo mismo, y de igual manera uno de pólvora negra u de harina podía producir un poder formidable. Por supuesto, podía ver que lo que realmente preocupaba a los dueños de las fábricas de la ciudad no eran las armas de Nueva Alianza, sino que la creciente productividad en los suburbios del norte estaba mermando sus ganancias. En la Ciudad de Boulder, el precio minorista de la crema nutritiva era de 1 o 2 fichas por kilogramo, mientras que la mayorista era de 300 o 400 fichas por tonelada. El coste de producción era de alrededor de 250 fichas. Pero en la Ciudad del Amanecer, esa cifra era de tan solo 200 monedas de plata. Y el tipo de cambio estaba firmemente fijado en 2:1 por el Banco de la Nueva Alianza. El resto de productos podían estar bien, pero fabricar pasta nutricional no requería ningún conocimiento técnico, ni poseía marca o distinción de calidad. Era básicamente un alimento simple. Ahora, casi todo el mercado de crema nutritiva en la Ciudad de Boulder había sido prácticamente absorbido por la marca Camino de Tierra. La Nueva Alianza no solo manipulaba los tipos de cambio, sino que también proporcionaba subsidios financieros al sector industrial y al comercio. ¡Eso era lo que más molestaba a los dueños de las fábricas de la Ciudad de Boulder! “Deberíamos hablar de seguridad con ellos… Sobre todo ahora que su guerra ha terminado.” – reflexionó el encargado del ayuntamiento después de un buen rato. “Nuestras opciones son bastante limitadas… Sugiero informar de este asunto al alcalde.” – respondió la secretaria en voz baja. “Alcalde…” – suspiró amargamente el encargado. A ese hombre no le importaban ese tipo de cosas, a menos que la gente de azul se entrometiera en los asuntos del centro del Distrito de Qingquan, o si se involucraban con la Compañía o la Legión. Pero esa probabilidad era increíblemente remota…
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La noticia de que la Nueva Alianza había liberado la Ciudad del Continente Occidental conmocionó a toda la zona sur de la Provincia del Valle del Río. Y en ese momento, el hombre en el centro de la tormenta, siguió a Colmillo de Simio hasta el palacio de Colmillo Dorado. En realidad, a los ojos de Chu Guang se parecía más bien una pocilga. Las ruinas de la villa de cinco pisos habían sido reforzadas con madera y hormigón. Los muros y puertas estaban decoradas con partes de cuerpos humanos o mutantes. Incluso había una cabeza de una Garra de la Muerte adornando la pared principal del salón, con una cabeza humana entre sus fauces. Incluso estando allí parado en su servoarmadura, Chu Guang aún podía sentir que su cordura se estaba desvaneciendo. Por otro lado, Colmillo de Simio no sentía ninguna incomodidad. Eso solo fortaleció la creencia de Chu Guang de que los depredadores no eran humanos. Quizás sería mejor no tratarlos como al resto de personas… “¿Colmillo Dorado vivía en un lugar como este?” Chu Guang frunció el ceño. Colmillo de Simio lucía una sonrisa aduladora. “Esta es su sala. Sus tesoros están arriba. ¡Sígame, señor!” Dicho esto, condujo a Chu Guang y a su guardia personal escaleras arriba, hasta llegar a una puerta. Parecía haber sido ensanchada para acomodar el tamaño de Colmillo Dorado. Desde el momento en que cruzaron el umbral, Chu Guang olió un olor penetrante y no pudo evitar fruncir el ceño. Frente a él había una cama de al menos 5 metros de ancho, con una docena de chicas encadenadas. Tenían rasgos hermosos, de piel clara y su cabello no parecía amarillento. No parecían supervivientes del páramo, pero tampoco residentes de un refugio. Por los moretones y cicatrices y las manchas en el suelo, no era difícil imaginar el tipo de tormento por el que habían pasado. Y la situación de los esclavos encerrados en las mazmorras era aún más imaginable. Cuando el grupo apareció en la puerta, un destello de pánico brilló en los ojos de las chicas. Temblaban, haciendo que las cadenas de hierro que les sujetaban los tobillos tintineasen. “Son bienes de alta calidad comprados por Colmillo Dorado al Estado Libre de Bugra… No se parecen en nada a esos apestosos esclavos. Je, je. Ahora son todo suyos…” – dijo Colmillo de Simio con tono halagador. Sin embargo, cuando sintió la intención asesina a su alrededor, se asustó y guardó silencio. Chu Guang le lanzó una mirada profunda, pero no lo responsabilizó por lo que hizo Colmillo Dorado. “Encuéntrales algo de ropa.” – ordenó a los guardias que estaban a su lado. Uno de los guardias se puso firme. “¡Sí!” Después de darle al guardia la tarea y traer a algunas jugadoras de los alrededores para ayudar, Chu Guang hizo que Colmillo de Simio lo guiara para continuar buscando por la villa. Según la información proporcionada por otros cautivos, había adquirido 2 millones de dinares de la Legión. Y no se había gastado todo en armas. Comprar una docena de esclavos clonados no costaría tanto, por lo que Chu Guang quería saber qué más había comprado. Al llegar al sótano de la villa, que había sido convertido en almacén, Chu Guang arrancó con fuerza la cerradura de la puerta y la empujó hasta abrirla. No era grande, unos 50 o 60 metros cuadrados, y estaba lleno de diversos artículos. Sin embargo, lo que sorprendió a Chu Guang fue que entre todo eso había un dispositivo que parecía un equipo de alta tecnología. Después de estudiarlo durante un rato y sin entender para qué servía, solo pudo tomar unas cuantas fotografías y enviárselas a Yin Fang. “Encontré algo interesante en la Ciudad del Continente Occidental. Te envié las fotos… Échale un ojo y ayúdame a averiguar que es.”
* * *
En la zona oriental de la Ciudad del Continente Occidental, en las calles repletas de escombros de hormigón y restos de automóviles. Protegidos por la Tercera Legión, Ma Ban y otros miembros de alto rango de la resistencia emergieron lentamente por la entrada de estación de metro abandonada. Sintiendo la luz del sol en su rostro, Wu Chengyi levantó inconscientemente su mano mientras sus ojos se entrecerraban hasta convertirse en simples rendijas. Mirando la familiar calle frente a él, sintió como su rostro severo empezaba a llenarse de lágrimas. Pensándolo bien, ¿cuándo fue la última vez que se bañó bajo la luz del sol? No lo recordaba bien. Wang Dou, de pie a su lado, se encontraba en el mismo estado. “De verdad… ¿han expulsado a esos depredadores?” – dijo con la voz entrecortada por los sollozos. “Para ser precisos, han sido capturados.” – respondió Ma Ban. “Gracias…” – añadió Wang Dou tras un largo silencio, mientras agachaba suavemente la cabeza. “Aunque quieras agradecerle a alguien, no debería ser a mí. Ve y encuentra a quienes merecen tu gratitud… Solo soy alguien que fue salvado por ellos.” Dicho esto, Ma Ban le dedicó una sonrisa reconfortante y le dio una palmadita en el hombro. “Deja de menospreciarte. Puedes estar orgulloso. Diles a todos que salgan. La guerra ha terminado.” Wang Dou regresó a la estación. Al poco, los habitantes de Pueblo Esperanza empezaron a salir de la estación, cargando sus pertenencias. Algunos salieron con las manos vacías, tal vez planeando dejar atrás esos días oscuros. Por supuesto, también podría ser porque no tenían nada que llevarse. Al volver a ver la luz del sol, la gente respiró profundamente y muchos derramaron lágrimas, se abrazaron y lloraron. Al ver esta escena, Ma Ban sintió una oleada de emoción, pero no había olvidado la tarea que le había encomendado el Administrador. Aún quedaba mucho por hacer y no era momento para sentimentalismos. Después de un recuento final y de asegurarse de que nadie se quedaba atrás, Ma Ban, bajo la protección de la Tercera Legión, condujo a los supervivientes a las afueras del sur de la Ciudad del Continente Occidental. Junto a los restos del paso elevado se extendía un terreno relativamente abierto y plano. Comparada con la zona urbana infestada de ratas, era más adecuada como nueva zona residencial. Las trincheras y posiciones de la Nueva Alianza no estaban lejos, custodiadas por soldados de la Primera Legión. Aunque el Clan Colmillo había sido derrotado, las amenazas en el páramo no se limitaban a los depredadores. También era necesario estar alerta ante los mutantes que rondaban por las inmediaciones. Al ver la bandera de la Nueva Alianza, los residentes de Pueblo Esperanza se abalanzaron sobre ellos, rodeando al centinela que patrullaba. “¿Dónde están los que fueron capturados por la Tribu Mastica Huesos? ¿Están aquí?” “Mi padre fue capturado por el Clan Colmillo. Podría estar preso en la mazmorra de los depredadores… ¿Puedo ir a verlo? ¡Sin duda sigue vivo!” “He perdido a mi esposa. Déjenme mirar en la mazmorra… ¡Se lo ruego!” El centinela rodeado no sabía qué hacer. Al ver el caos, Ma Ban, Wu Chengyi y el resto sintieron un escalofrío y avanzaron para mantener el orden. Sin embargo, la escena era tan caótica que nadie podía oír sus gritos. Al ver que la situación se estaba saliendo de control, Llave Inglesa inmediatamente dio un paso adelante, activó el altavoz de su casco y gritó a la multitud. “¡Silencio!” El clamor fue apagándose. La gente inconscientemente dejó de hablar y miró al hombre que llevaba el exoesqueleto. Al ver que el comandante de la legión salía para tomar el mando, el centinela rodeado finalmente respiró aliviado. “Sé que muchos de ustedes se han visto separados de sus seres queridos durante el caos del año pasado. Y comprendo su urgente deseo de reunirse con sus familias, pero hay que ir paso a paso.” – dijo Llave Inglesa con voz tranquilizadora, mirando a los supervivientes. – “La resistencia del Clan Colmillo prácticamente ha terminado, pero aún quedan algunos elementos que se niegan a rendirse. Estoy seguro de que no querrán caer en el último momento antes del amanecer, convirtiéndose en blanco de los ataques de esos matones o en su comida.” Los supervivientes finalmente se calmaron. Llave Inglesa hizo una pausa y luego continuó con un tono más suave. “Mientras vuestros seres queridos sigan vivos, pronto volverán con ustedes. Solo tenéis que obedecer las órdenes, esperar pacientemente y construir vuestro hogar. En cuanto a cómo celebrar la reunión dependerá de vosotros. Pero antes, debéis preparar un refugio para vosotros y vuestra familia.”


2 comentarios:

  1. Gracias por el capítulo, al Sim ese le ha salido una úlcera en el estómago de tanto cobre 🤣😂🤣😂

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  2. Los de Boulder se creen tan intocables que ni se fijan en el desarrollo del refugio.

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