Tras terminar de cazar en la Cripta de Barr Khan, Weed volvió junto al aviar herido Gaviota y le mostró el Cáliz de Helaine. Gaviota ya se había recuperado y estaba recogiendo hierbas por la zona.
“Ah, por fin has regresado. ¿Qué ha pasado con mi petición? ¿Pudiste recuperar el tesoro perdido de Freya?” – nada más verlo, Gaviota le bombardeó con un sinfín de preguntas.
“Sí, aquí está.” – Weed mientras sacaba el cáliz y se lo mostró al aviano.
“¡Ohh! Por fin volverá el tesoro a la Orden de Freya. Gracias. Si te soy honesto, no esperaba gran cosa de ti por tu baja habilidad, pero has realizado una gran hazaña.”
Has completado la misión: [Recuperar el tesoro perdido del templo de Freya].
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La Orden de Freya recibió una profecía que anunciaba el retorno de una era del caos.
Para alterar el destino, la Orden formó a grandes talentos. Paladines y sacerdotes a los que asignaron la misión de recuperar los tesoros sagrados que fueron robados. A Gaviota se le había encomendado recuperar el Cáliz de Helaine, pero él falló donde tú tuviste éxito.
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Recompensa:
Tu [Fama] se incrementa en 200 puntos.
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Como esperaba, la recompensa era muy superior a las de todas sus misiones anteriores, al estar relacionada con una de las principales órdenes del continente.
‘¡200 puntos de [Fama] y el aumento de dos niveles!’
Para sorpresa de Weed, Gaviota no hizo ademán de coger el cáliz.
“Lamento molestarte aún más pero, ¿podrías devolverlo a la Orden de Freya?”
“¿Yo?”
“Sí. Lo llevaría yo personalmente, pero la oscuridad está intentando alzarse una vez más. Ha habido augurios y pruebas que confirman estos hechos.”
“Con pruebas te refieres a…”
“Esto es solo un rumor poco fiable, pero al parecer, Barr Khan, hasta poco antes de su caída, trataba de desvelar los secretos de la inmortalidad. Los rumores dicen que está intentando regresar a la vida y volver a formar su ejército una vez más. Pero nadie conoce la ubicación ni el tamaño de sus fuerzas. ¡Te lo ruego, por favor, lleva el Cáliz de Helaine a la Orden de Freya! Debo preparar a mis compañeros avianos para un posible ataque.”
¡Ding!
Nueva misión: [Devuelve el Cáliz de Helaine]
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Por la situación actual, Gaviota no puede ir a Somren, donde se ubica la sede principal de la Orden de Freya, ya que tiene que preparar a los suyos para el regreso del inmortal Barr Khan.
Eres el único en quien puede confiar.
Nivel de Dificultad: ‘C’.
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Restricción:
Hay que concluir la misión en un plazo de tres meses.
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Recompensa:
Desconocida.
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‘¡Es una misión en cadena!’
“Este envío es fundamental para mantener la paz del continente. Nunca podría rechazar un encargo tan importante. Devolveré el cáliz al templo lo antes posible.”
“¡Gracias!” – Gaviota aleteó agradecido.
Por mucha dignidad que intentase aparentar, no dejaba de ser un aviano de aspecto adorable. La verdad era que Weed tuvo que apartar la mirada para no reírse al ver la cara de felicidad y los ojos relucientes de Gaviota. Aun así, mantuvo la compostura, y en su cabeza empezó a maquinar cómo podía aprovecharse del buen humor de Gaviota. Era su especialidad: adular a la gente para extraer todo el beneficio posible. Su instinto no le permitía perder ninguna oportunidad, y esta era una ocasión de oro.
“Amigo Gaviota, he oído comentar que eres el herborista más famoso de Lavias.”
“¿Eh? Bueno, algo bueno sí que soy; y no encontrarás a ningún otro herborista más apuesto o más interesante que yo entre los avianos.”
Los halagos eran efectivos con cualquiera, e incluso lo eran más con los simplones avianos.
“¿Y cómo diferencias las hierbas?”
“¿Ah? ¿Te interesa la [Herboristería]?”
“Sí, me gustaría aprender todo lo que quisieras enseñarme. Al fin y al cabo, ¿todo lo que hace una gran persona como tú no es por un buen motivo? Lo cierto es que quiero imitarte, con la esperanza de poder llegar a ser un gran sabio como tú.”
“Me gusta cómo piensas. Claro que es importante diferenciar las distintas hierbas, pero la clave está en cómo las extraes del suelo. No debes dañar las raíces. Empieza excavando la tierra de alrededor con mucho cuidado y…”
Has obtenido una nueva habilidad: [Herboristería].
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* * *
Weed regresó a la Cripta de Barr Khan para continuar cazando antes de partir para devolver el cáliz a la Orden de Freya. Por desgracia, no había llegado a cazar en Vista de Segmail, el Altar de Gaet ni en las Ruinas de Barlog. Pero de todos modos le habría sido imposible visitarlas estando solo. Los caballeros de la muerte eran los enemigos más débiles de todos en esas mazmorras. Los otros monstruos, balrogs, súcubos y damas y señores de sangre, superaban todos el nivel 400. Eran demasiado fuertes incluso para él. Esos monstruos detectaban a los jugadores por instinto, así que no podía avanzar a escondidas como había hecho para esquivar a los caballeros de la muerte. Pero como ya había estado pensando en irse de Lavias, tampoco le dio mucha importancia.
“¡Bienvenido, humano!” – Weed conocía bien al dueño de la tienda, pero el tendero aún le trataba como un desconocido por la malísima memoria de los avianos.
“Querría comprar doscientas Plumas de la Ligereza y mil Frutas Celestiales.”
El tendero estaba sorprendido.
“¡Oh! Eso va a ser bastante caro, ¿estás seguro?”
Como Lavias no tenía muchos visitantes, los objetos estaban sobrevalorados. Los artículos básicos de la tienda costaban al menos cuatro veces lo que costarían en una tienda en la Ciudadela de Serabourg. Los precios de las armas también estaban inflados. Weed no podía usar la mayoría de su equipo, ya que estaba creado específicamente para los avianos. Pero había objetos exclusivos de Lavias. Las Plumas de la Ligereza y las Frutas Celestiales eran un buen ejemplo.
Pluma de la Ligereza
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Durabilidad: 1/1.
Hace que el cuerpo sea ligero como una pluma, anulando el daño de las caídas. Solo puede usarse una vez antes de consumirse.
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Precio: 50 monedas de plata.
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Fruta Celestial
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Una dulce fruta que solo crece en Lavias. Puede aguantar hasta seis meses tras ser recolectada antes de deteriorarse. Si se usa con la habilidad [Cocina], puede aumentar considerablemente la [Suerte] y la [Inteligencia].
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Precio: 15 monedas de plata.
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“Hmm… Eso son 250 monedas de oro, pero te cobraré solo 235 por ser tú. ¡Gracias por hacer tus compras en mi local!”
¡El poder de la [Fama]! Weed había llegado a los 1.200 puntos de [Fama] descubriendo mazmorras y dibujando sus mapas. Con eso, hasta la actitud del tendero hacia él había cambiado.
“¿Necesitas algo más?”
“¿Podría adquirir algunos Huevos de aviano?”
“¿Nuestros huevos? ¿Para qué los querrías?”
Los avianos tenían que incubar sus huevos en una zona más o menos aislada, por los muchos que había. De hecho, algunos avianos aovaban a diario. Los avianos recién nacidos no eran diferentes a pájaros normales, pero al cumplir los diez años empezaban a tomar los rasgos únicos de los avianos. Con llegar a los treinta, empezaban a hablar, a ganar más inteligencia y ya empezaban a vivir en ciudades.
“Amo la naturaleza como cualquier aviano, y no he conocido raza más noble en mis viajes. Si fuese posible, me sentiría honrado de ser su padre.”
Con estas palabras, Weed consiguió trescientos Huevos de aviano. Con solo mirarlos le rugía el estómago. Obviamente, no pensaba criarlos.
‘¿Me darán una recompensa si se los llevo a los padres?’
Por desgracia, los avianos no estaban muy apegados a sus descendientes. Aunque se los llevase, no le darían nada. Weed decidió que los cocinaría y se los comería. No solo eran deliciosos, sino que también aumentaban temporalmente la [Salud] y el [Maná] en 500 puntos, y mejoraban la habilidad de [Cocina] un 2%.
* * *
Había otro sitio que Weed tenía que visitar antes de partir: el Centro de Entrenamiento para Principiantes. Tenía un asunto sin terminar que no podía ignorar.
‘Esta vez lo lograré.’
Weed abrió la puerta y entró en el centro.
“¡Bienvenido!” – el aviano con pinta de gallo saludó animadamente. Con su ancho pecho y poderosas patas, el instructor era un tipo peculiar de aviano. Su sonrisa desapareció, reemplazada por un gesto solemne al reconocer a Weed. – “Veo en tu rostro que te has vuelto más fuerte. Pero te lo vuelvo a repetir: si fallas, morirás. ¿Aun así deseas enfrentarte al desafío?”
“Sí.”
Incapaz de resistirse a los beneficios que podría obtener por superar la prueba, Weed había decidido aceptar el desafío a pesar de los riesgos. El instructor le llevó a la oscura entrada del pasillo. Estaba tan oscuro que Weed no se podía ver ni las manos. Allí era necesario depender de los demás sentidos: olfato, oído y tacto.
“Esta vez, si fallas, no te rescataré. En ese caso, seguramente morirás. Si quieres dejar un testamento, estaré encantado de guardarlo por ti.”
“Si quieres mi testamento, te lo daré en cuanto regrese.”
“Ambicioso, ya veo. Puedes empezar.”
Weed entró en el oscuro túnel, con la espada en la mano. No había avanzado mucho cuando…
¡SHHHHH!
Al oír el sonido característico de un arma cortando el aire, Weed la esquivó por instinto y contraatacó.
¡CLANC!
Los metales resonaron al chocar, notó la fuerza del impacto en la muñeca, y las corrientes de aire provocadas por los movimientos a su alrededor. Con cada cruce de las espadas saltaban chispas que iluminaban brevemente el oscuro pasillo. Weed se esforzó para distinguir las vagas siluetas de sus agresores, luchando en la oscuridad y guiándose por el sonido del viento. Su nivel podía haber subido, pero la capacidad de los bárbaros de acero se había elevado a su nuevo nivel. Los ataques coordinados de los enemigos minimizaban sus puntos débiles y maximizaban su fuerza. Los incesantes ataques no le dejaban tiempo para pensar y le obligaban a mantenerse a la defensiva.
Esquivar. No esquivar. Impacto. Fallo.
En cuanto se decidía por un movimiento, se veía obligado a hacer otro. Los enemigos no dejaban de presionarlo, lanzando golpes a la velocidad del rayo. A medida que iba superando el miedo a sus enemigos, su entrenamiento tomó el control, y su cuerpo empezó a moverse solo. Bloqueaba, esquivaba y contraatacaba con una fuerza salvaje. De hecho, había mejorado su situación hasta el punto de que a veces tenía una mano libre mientras se encargaba de los ataques que recibía. Weed recordó la sensación de reventar los globos de agua. Sí, esta vez el riesgo era mayor, y la velocidad de los bárbaros de acero era muy superior, pero en cuanto superó la sorpresa inicial, el resto fue fácil…
‘Un patrón. Hay un patrón en sus movimientos. Debo encontrar el orden exacto.’
Weed empezó a moverse en consonancia con los ataques, perfeccionando su propia secuencia de movimientos.
‘Agua. Tengo que fluir, como el agua.’
En cuanto se sincronizó con los movimientos de los bárbaros, Weed dejó de ser un muro impenetrable para pasar a ser un torbellino. Sentía a su corazón palpitando con fuerza. Con el nuevo empuje, su destructiva fuerza empezó a destruir sus enemigos uno tras otro.
¡CRAC!
¡CLANC!
Ya no tenía miedo de los bárbaros de acero. Ya no eran una amenaza. En un plazo de treinta minutos, Weed logró destruir a los cien bárbaros de la prueba. Cayó rendido al suelo en cuanto acabó con el último, con el pecho subiendo y bajando fatigosamente por el esfuerzo.
“Uff…” – jadeó e intentó moverse, pero sus doloridos músculos se lo impedían.
Su corazón estaba desbocado, y su [Aguante] había descendido a un nivel peligroso. Su estómago estaba reclamando su atención dolorosamente. El oscuro pasillo se iluminó, y el instructor con pinta de gallo fue a su lado. El aviano parpadeaba sorprendido observando los restos de los bárbaros de acero.
“Increíble. Eres el primero que lo logra en su segundo intento.”
Weed se levantó temblorosamente con la ayuda de las alas del instructor.
“¿He superado el Centro de Entrenamiento para Principiantes?”
“¡Por supuesto!”
“Si no es mucho pedir, ¿cuántos han superado esta prueba antes que yo?”
“Aquí has sido el primero. Pero si te refieres a en todo el continente eres, más o menos, el número 400.”
3.800 personas habían superado el Centro de Entrenamiento Básico golpeando los espantapájaros sin cesar. Era un número impresionante, si se tenía en cuenta la determinación y voluntad necesarias para hacer algo así. Pero muchos menos habían superado la fase de principiantes. Seguramente porque muchos no daban con uno de los centros, pero más probablemente por la dificultad de la prueba.
En vez de golpear cómodamente a un espantapájaros, para superar esta prueba tenías que comprender la esencia de luchar contra grupos de enemigos. Y no todo el mundo podía hacer algo así. Incluso tras fallar varias veces, algunos aún tenían la voluntad de continuar intentándolo pese a la pérdida de niveles. Ese era el tipo de perseverancia necesario para superar el Centro de Entrenamiento para Principiantes. Por supuesto, la recompensa estaba a la altura de su alta dificultad y el gran riesgo que suponía.
“Tienes el potencial para ser un gran luchador. ¿Por qué no dejas tu inútil clase y te conviertes en un Artista Marcial? Podrás usar cualquier arma. Tus puñetazos y patadas también serán más potentes. Es una clase secreta para los practicantes de las clases de combate.”
¡Ding!
Puedes cambiar tu clase a ‘Artista Marcial’.
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Podrás usar las habilidades especiales de esta nueva clase.
Resultará más fácil aumentar tu dominio en todas las armas.
Tu [Ataque] y [Vitalidad] se incrementarán notablemente.
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¿Deseas cambiar tu clase?
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Si cambias de clase, la clase ‘Legendario Escultor de la Luz Lunar’ desaparecerá automáticamente.
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Solo aquellos con una comprensión innata del combate podrían pasar el Centro de Entrenamiento para Principiantes. Caballero, arquero o cualquier otra clase podían mejorar su nivel con el dominio de su arma. Además, la habilidad de poder usar cualquier arma y cambiarla en medio del combate era una gran ventaja. Arcos para largas distancias. Lanzas contra caballerías, poderosas hachas… Todo a su disposición inmediata en todo momento. Su [Ataque] y [Vitalidad] crecerían más rápido que con otras clases. Ser un Artista Marcial era una recompensa exclusiva para quienes superaban el Centro de Entrenamiento para Principiantes. La mayoría de la gente la aceptaría sin pensárselo dos veces. Pero…
Weed no tuvo que pensar mucho en su respuesta. Aunque había obtenido su clase por error, y al principio lo había lamentado, todo eso quedaba en el pasado. Los encantos y ventajas ocultos del Escultor le atraían. Aunque no sabía lo fuerte que podía ser un Artista Marcial, su resolución no se vio alterada.
“Prefiero mantener mi clase actual.”
Has rechazado la oferta de cambio de clase.
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En la cara del instructor se veía claramente su decepción.
“Así sea. Por otro lado aún queda otra recompensa.” – siguió diciendo. – “Puedes adquirir una nueva habilidad. Dependiendo de la acción que realices, se creará una nueva habilidad para ti. Haz lo que desees.”
Weed meditó sobre sus posibilidades. Una habilidad no era algo que pudiese obtener solo a base de esfuerzos, por lo que no debía desperdiciar esta oportunidad.
‘¿Qué tipo de habilidad necesito?’
¿Una habilidad de espada? No la necesitaba. Ni siquiera podía usar debidamente sus habilidades de combate actuales. ¿Una habilidad de movimiento? Solo las usaba cuando intentaba acortar distancia con un enemigo alejado, o al esquivar hechizos. Sus instintos eran más que suficientes, por lo que tampoco lo necesitaba. Claro que, cuando se encontrase con un enemigo poderoso podría necesitarlo, pero siempre podía compensarlo con otras habilidades. ¿Un hechizo? Tal vez no pudiese usarlo ahora, pero cuando su [Inteligencia] llegase a 300 podría aprender a usar magia, independientemente de su clase. Era algo que valía la pena considerar, pero ahora no era una prioridad. ¿Y magia sagrada? Ni se lo planteó. Tras darle vueltas un buen rato, decidió hacer algo al azar.
‘Haga lo que haga, aparecerá una habilidad que me valga.’
Podía hacer cualquier cosa, pero en su situación, no sabía qué hacer. Weed estaba inmóvil pensando, bajo la atenta mirada del instructor. De pronto le entraron dudas sobre su marcha de Lavias. Los recuerdos de los breves momentos compartidos con Da’in le asolaron, los terrenos de caza que habían limpiado, los esqueletos, los caballeros sin cabeza, caballeros de la muerte y espíritus que habían derrotado juntos. Iba a dejar todo eso atrás y tal vez no pudiese volver nunca por allí. Incluso era posible que Da’in ya no estuviese viva. Aún lamentaba profundamente no haberse podido despedir apropiadamente al final.
“Aghhh…” – Weed abrió la boca y soltó un pequeño gruñido, que fue subiendo poco a poco de volumen, hasta que reverberó en todo el pasillo. – “¡AHHHHHH!”
Esa era su despedida, su despedida a los avianos y su despedida a Da’in. Sus emociones contenidas se abrieron paso en su aullido agonizante.
¡Ding!
Has obtenido una nueva habilidad: [Rugido del León].
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Un tremendo grito que hace temblar los cielos y refleja la voluntad del jugador.
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Efectos:
La moral de los aliados aumenta un 200%.
Aumenta la confusión de los enemigos.
Tu [Liderazgo] se incrementa de manera temporal.
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Has obtenido una nueva estadística: [Carisma].
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* * *
La aldea Baran había prosperado tras la derrota de los hombres-lagarto . Fuente de belleza y abundancia, la ‘
Estatua de la diosa Freya’ había atraído nobles visitantes y mercaderes desde tierras lejanas. Tal vez gracias a la influencia de sus bendiciones, la ciudad no había sufrido nuevas invasiones por parte de los monstruos. Los nobles hablaban animadamente sobre la estatua cuando regresaban a sus ciudades. Había una inscripción a los pies de la estatua, a la que pocos veían sentido:
Aunque el nivel de escultura es bajo, espero que la Estatua de la diosa Freya sea aceptada por todos y alabada por su belleza.
Baran había sido una aldea pequeña pese a la ayuda de nobles, reyes y mercaderes. Pero a medida que aumentaban los jugadores que cazaban en el Reino de Rosenheim, la migración hacia el sur en busca de nuevos territorios de caza fue aumentando rápidamente la población de la aldea. La abundancia de las mazmorras cercanas, junto al aumento de un 15% en la recuperación de [
Salud] y [
Maná] que concedía la estatua, eran factores claves a la hora de atraer a nuevos residentes.
“¿Estaba antes esta gran estatua?”
“¿Quién la ha hecho?” – la gente estaba intrigada y asombrada con la escultura. Según los rumores, la había creado un escultor que había formado parte de la fuerza de castigo que había ayudado a liberar la aldea Baran.
Weed se había convertido en una celebridad. La inocente sonrisa y la hermosa cara cautivaban a las multitudes. No podían dejar de admirarla cada día. La plaza de la estatua estaba ahora siempre llena de mercaderes que gritaban sus ofertas y de aventureros que venían a admirar la estatua.
“¡Armas de la Ciudadela de Serabourg! El precio tan solo se ha incrementado un poco para cubrir los gastos del transporte.”
“¡Compro objetos! Pago un diez por ciento sobre el precio de mercado.”
“Se buscan guerreros con un nivel superior al 100 para ir a cazar salamandras y hombres lobo. ¡También se aceptan asesinos y pícaros!”
“Busco un equipo para ir a cazar al Valle de Chalupan o al menos alguien que me lleve. Soy un cazador de nivel 120.”
“Es la primera vez que estoy en Baran. ¡Busco equipo! Soy un bardo. Puedo cantar bellas canciones durante cualquier combate.”
En la abarrotada y ruidosa plaza se extendió el silencio. Esto se debía a la llegada de un nuevo mercader: Mapan. Era un comerciante de nivel 70. Aunque no era más que un principiante, se dedicaba sobre todo a transportar objetos a grandes distancias, desde la Ciudadela de Serabourg u otras grandes ciudades similares hasta la aldea Baran, que necesitaba urgentemente recursos para satisfacer su rápido crecimiento. Los clientes se le echaron encima en un momento. Su sueño era gobernar algún día el Reino de Rosenheim a través de un formidable poder financiero y, con ese fin, Mapan se esforzaba en hacer fortuna. Reunir dinero poco a poco era la única diversión disponible para los mercaderes.
Mapan condujo su carromato a una esquina tras vender todos los objetos que llevaba, y se tomó un buen merecido descanso tumbándose con la mirada levantada hacia el cielo. Entonces, vio que algo estaba cayendo del cielo.
“¿Eh? ¿¡EH!? Eso…” – lo que estaba cayendo… Era una persona.
“¡Una persona, una persona está cayendo del cielo!” – gritó Mapan a todo pulmón, señalando hacia el individuo que estaba cayendo.
“¿De qué está hablando?” – muchos le ignoraron, pero algunos levantaron la cabeza para mirar hacia donde estaba señalando Mapan.
Era verdad, alguien estaba descendiendo del cielo. Era una persona que iba cargada con nueve pesadas bolsas, ¡y caía a una velocidad terrorífica!
“¡Ahhhh!”
“¡Sálvese quien pueda!”
En apenas un instante, la plaza quedó sumida en el caos.
* * *
¡WUUUSH!
A Weed le dolían los oídos por la potencia del rugido del viento, y si llegaba al suelo a esa velocidad, todos los huesos de su cuerpo se romperían y se convertiría en una tortilla sangrienta. Hasta una roca inmensa quedaría convertida en polvo en una caída como esa. Pero pese a lo peligroso de la situación, Weed mantenía la calma. Entrecerrando los ojos, miró hacia abajo, apuntando.
‘
Un poco más hacia la derecha…’
Weed ajustó su cuerpo y aceleró hacia el suelo, ya que quería llegar lo antes posible.
“¡Ahhhh!”
“¡Sálvese quien pueda!”
Podía ver a la gente gritando y corriendo con claridad. Los mercaderes abandonaban sus puestos como si estuviesen ardiendo.
‘
¿Tanta gente había en Baran?’
Weed usó una
Pluma de la Ligereza cuando estaba a unos quinientos metros del suelo. Su cuerpo, que estaba en caída libre, empezó a frenarse rápidamente, ofreciendo más resistencia al aire. Solo se levantó una nubecilla de polvo en cuanto sus pies tocaron el suelo. Pero por el enorme peso de las nueve inmensas mochilas que llevaba, sus pies se hundieron diez centímetros en el suelo.
“......”
“¿Quién es?”
“¿Es un mago?”
Los jugadores le señalaban, especulando sobre quién podría ser el misterioso hombre que había caído del cielo. La primera sospecha general era que podía tratarse de un mago que hubiese usado [
Vuelo]. Pero no cualquiera podía usar ese hechizo. Solo magos especializados en magia de apoyo y con un nivel superior al 300 podían usarlo. Solo los mejores jugadores de
Royal Road estaban en los niveles 300. ¿Qué tipo de mago tenía que ser para aparecer así, en una caída libre desde el cielo?
Con la gran velocidad de su descenso, Weed había atraído más atención de la deseada. Más de un centenar de jugadores no le quitaban el ojo de encima, mientras él observaba atentamente a su alrededor. Weed buscó un puesto que no hubiera cerrado pese al caos, y se fijó en que Mapan estaba escondido tras la ‘
Estatua de la diosa Freya’, espiándole.
“Oye, tú.”
“¿Sí?” – Mapan se sorprendió.
“Pareces un mercader.” – dijo Weed con tono cordial. – “¿Compras objetos?”
“¡Sí, claro!” –Mapan asintió apresuradamente saliendo de detrás de la estatua por miedo a que Weed cambiase de idea.
Mapan era un hombre de negocios, al fin y al cabo, y estaba especializado en negociar con objetos. Tras comprar objetos baratos en las grandes ciudades gracias a la habilidad [
Comerciar] que solo los mercaderes podían tener, los vendía en las tiendas a altos precios. Los mercaderes obtenían experiencia si compraban barato y vendían caro.
Weed, con tono desinteresado, le preguntó:
“¿Cuánto me ofreces?”
“Si vendes en las tiendas, el beneficio sería aproximadamente del 2% del precio original. Yo puedo pagarte hasta un 15% más que las tiendas, y si es una compra a granel, hasta el 18%. Yo obtendría un 2% del margen de los beneficios.”
Weed miró alrededor, por si veía a alguien que mejorase esa oferta, pero nadie se ofreció. Y el precio que le había propuesto era bastante decente. La habilidad [
Comerciar] de un mercader dependía de lo rápido que podía vender sus mercancías. Mapan, que se quedaba un margen del 2%, estaba considerado como un mercader bastante hábil. Weed decidió hacer negocios con él.
“Si estás interesado en alguna cosa en especial, te lo venderé por separado.”
Mapan se quedó boquiabierto.
‘
¡Me ha tocado la lotería! ¿Cuántos objetos debe tener para poder decir algo así?’
Cuando se vendían objetos, era más beneficioso venderlos en grandes cantidades.
“Lo quiero todo. Acabo de vender todo lo que tenía, por lo que estaba a punto de empezar a buscar por nuevos materiales.”
“¿Ah, sí?” – Weed puso una de sus mochilas boca abajo y la sacudió. Cayeron al suelo
Piernas de caballero sin cabeza,
Huesos de esqueleto básico,
Carbón,
Madera,
Lanzas viejas oxidadas,
Porras de hueso y otros objetos sin parar. También aparecieron algunas prendas y accesorios. Cuando terminaron de salir de la bolsa, se había formado una pequeña montaña de objetos.
“¡Im-Imposible!” – a Mapan no se le podían abrir más los ojos.
‘
Para obtener todo esto… ¿Dónde ha estado cazando?’
Con la lógica en la mano, era imposible encontrar todos esos objetos; solo se podían obtener cazando. Pero esto estaba más allá de las posibilidades de cualquiera. Ya que no mucha gente conocía Lavias, Weed había estado acumulando objetos en algunos escondites a lo largo de las mazmorras por las que había estado cazando. Si lo hubiese vendido en las tiendas de Lavias, no habría obtenido un buen precio. Era mucho mejor vendérselos a un mercader que lo comprase a un precio más elevado. ¡Beneficios! ¡Dinero! En ese punto, Weed nunca cedía terreno. Nunca tiraría un objeto que podría vender por una moneda de cobre.
“To-todo esto…” – a Mapan las manos le temblaron ligeramente. ¡Nunca se había imaginado que podría ver tantos objetos juntos en toda su vida!
“¿Cuántos quieres comprar?”
“Todo lo que pueda.” – respondió Mapan de inmediato, sin dudar.
Mapan solo tenía 159 monedas de oro. Un comerciante solo podía ganar dinero vendiendo lo que compraban a otros jugadores, pero por la fuerte competición entre mercaderes, los precios estaban subiendo constantemente, por lo que era difícil conseguir beneficios.
“Pues cógelo.”
En cuanto Weed le hubo dado permiso, Mapan empezó a [
Evaluar] el precio de los objetos. Su habilidad para [
Evaluar] objetos era inherente en su profesión, por lo que estimar el valor de mercado de un producto le llevaba menos de un segundo.
Una… Dos monedas de oro… El valor crecía rápidamente, y pronto determinó que el valor total de la montaña de objetos sería de unas 157 monedas de oro. La bolsa mágica, capaz de albergar diez veces su volumen y reducir su peso a un tercio, había soltado una auténtica avalancha de objetos.
“Ent-entonces…” – Mapan le dedicó a Weed una sonrisa forzada y empezó a tambalearse bajo el peso de los objetos hacia la tienda más cercana.
“¿Cuánto tiene que pesar para que camine así...?”
“Uf… Eso tiene que doler…”
La multitud había empezado a diseminarse, pero los espectadores restantes observaron a Mapan con pena. Las miradas de los otros mercaderes estaban llenas de envidia, ya que si vendía todo eso, seguramente subiría de nivel.
A pesar del rápido crecimiento de la aldea Baran, aún no habían construido herrerías ni armerías. Pero, por otro lado, había tiendas misceláneas, en las que se compraban y vendían una gran variedad de objetos.
“Gracias por hacer negocios conmigo. Ya que estás vendiendo en cantidad, por ser un caso especial, te ofrezco 169 monedas de oro. ¿Aceptas?
“¡Gracias, señor!” – Mapan pudo venderlo todo al razonable precio de 169 monedas de oro tras regatear con el dueño de la tienda, y salió encantado del establecimiento.
‘
Tengo que ir a darle las gracias antes de que se vaya.’
Como su nivel y habilidades habían crecido bastante gracias a la venta al por mayor, Mapan corrió hacia la plaza para ir a demostrar su agradecimiento a Weed, pero descubrió que Weed no se había movido de donde le había dejado.
“¡Gracias! Mi nombre es Mapan. Si vuelves a pasar por aquí, cuando sea…”
En ese momento Weed abrió otra bolsa y le dio la vuelta. ¡Y surgió una nueva montaña de objetos!
“E-e-eso…”
La mirada de Mapan estaba clavada en la nueva pila que acababa de formarse ante él. Solo había abierto dos bolsas, ¡pero estaban llenas a reventar de objetos! Aturdido, miró las siete bolsas restantes que Weed tenía en la espalda. ¡No podía ser! Pero, en efecto, era como había pensado: las nueve bolsas estaban llenas de diversos objetos.
Weed vació las otras bolsas en el mismo sitio. Salvo la primera mochila, las cinco siguientes estaban llenas de objetos menores, y otras dos guardaban todo tipo de armaduras. En total, los objetos llegaban a alcanzar las 1.000 monedas de oro. La última bolsa contenía la armadura del Caballero de la Muerte y otros objetos que se estaba reservando para cuando llegase al nivel 200.
¡Había reunido 145
Lingotes de Hierro y 109
Lingotes de Cobre! En cuanto su habilidad [
Reparar] llegase al nivel Intermedio, podría aprender la habilidad de [
Herrería], por eso se los estaba guardando para cuando llegase el momento.
“¡Por favor, dime dónde has estado cazando!”
“Has bajado desde el cielo, ¿pero cómo? ¡Ni un mago como yo ha podido sentir el flujo del maná!”
“¿Podrías darme algo de dinero?”
Los jugadores se le echaron encima. En un instante se convirtió en una celebridad en la aldea Baran. Los soldados que tenían que proteger el poblado se reunieron a su alrededor.
“¿Eres tú, Comandante?”
“Chicos…”
Eran los soldados de la Guarida de Litvart: Hosram, Dale y Becker.
“¡Oh! ¡Por fin has regresado!” – el Anciano del poblado, Ghandilva, y el resto de los aldeanos también le saludaron. Al ver esto, la curiosidad de los demás jugadores aumentó. ¿Quién era esa persona que, literalmente, había caído del cielo, y contaba con el respeto de todos los PNJs?
Weed saludó a Ghandilva y a los soldados. Al ver la transformación que había sufrido el poblado, sintió una oleada de emoción.
‘
¿Quién iba a pensar que mi estatua tendría semejante efecto…?’
Bajo la protección de la ‘
Estatua de la diosa Freya’ estaba la inscripción que solo él entendía. Cada vez que la veía, le entraba un ataque de ansiedad. Si por casualidad Seoyoon se enteraba de todo esto, ¡no podría evitar que su furia descendiera sobre él!
Incrementando la recuperación de [
Salud] y [
Maná] durante un día, el efecto de la estatua de Weed no solo afectaba a los jugadores, sino que también beneficiaba a los PNJs. Era una gran ayuda para los soldados cuando eliminaban a los monstruos o subían de nivel. Si una Obra Magnífica tenía semejante efecto… ¿Qué pasaría con una Obra Maestra? ¿Y con una Obra Magna? Aquello significaba que las estatuas podían reforzar el poder militar de una ciudad. ¡La escultura podía llegar a ser algo increíble…! Mientras Weed contemplaba la estatua, ensimismado, el mercader con el que había hecho negocios, Mapan, reapareció.
“Perdón. Si no es mucho problema, ¿podría saber a dónde irás ahora?” – gracias a Weed, a Mapan le había tocado la lotería. Había subido 14 niveles, y su habilidad [
Comerciar] había aumentado otros tres. Estaba viviendo el sueño de cualquier mercader.
“Voy atravesar la Cordillera de los Gritos.” – respondió Weed, encogiéndose de hombros.
“¿La Cordillera de los Gritos?”
“Sí, tengo que ir a la Ciudad Libre de Somren.”
Su destino era la ciudad en la que estaba la sede de la Orden de Freya. Weed tenía que entregar el
Cáliz de Helaine. Había dos caminos para llegar hasta Somren: el más habitual era volver a la Ciudadela de Serabourg, cruzar el Reino de Brent y, antes de cruzar el Bosque de Halkos, dirigirse hacia el Sudoeste. Era muy complejo, ya que no solo llevaba tres meses de recorrido, sino que además había que seguir un angosto sendero. Era demasiado aburrido para él, por lo que pensaba cruzar la peligrosa Cordillera de los Gritos y llegar más rápido. Aunque la cordillera era famosa por sus monstruos, Weed tenía un arma secreta para esas emergencias, por lo que no estaba preocupado.
“Ya veo.” – dijo Mapan, sonriendo. – “¿Podría acompañarte? ¡Oh, no te confundas! Al ver lo que has traído, sé que nuestros niveles son muy diferentes, pero no intento ser una carga. Sé bien que los mercaderes somos débiles en combate.” – explicó.
Los comerciantes eran una de las clases más débiles de las profesiones no combatientes. Pero, por lo general, los escultores eran aún más débiles, y Mapan no sabía que Weed era un escultor. ¿Qué escultor mataría a un Caballero de la Muerte o a un Caballero Sin Cabeza? Es más, la idea de un escultor yendo a buscar monstruos más poderosos porque se había cansado de cazar caballeros de la muerte… Impensable.
“Aunque formemos equipo, no recibiría mucha experiencia. Hasta pagaré por las hierbas y los vendajes que se usen tras los combates.”
La mayor fuente de gastos de Weed eran las hierbas y las vendas, y el mercader Mapan acababa de decir que se encargaría de esos gastos, sabiendo que recibiría algo equivalente a cambio.
“¿Qué es lo que quieres?”
“Objetos. Si cargas con todos los botines, estarás muy restringido. Las bolsas serán pesadas y no podrás luchar, así que te lo compraré todo. Lo que de todas formas vayas a vender, déjamelo a mí, así no irás tan cargado.”
Su objetivo eran los objetos. Para él, ir con un guerrero de alto nivel sería muy ventajoso. El botín de un monstruo de nivel 200 era diez veces más valioso que el de uno de nivel 50. Quería monopolizar todos los objetos de Weed en vez de esperar en una ciudad. Y como podía vender en cualquier plaza, era un negocio redondo.
La mente de Weed empezó a trabajar rápidamente. Era una situación ganadora si aceptaba. Ya no podía seguir usando escondites para sus botines. Si la usaba aquí abajo, otros los encontrarían y se llevarían su contenido sin ningún tipo de repercusiones.
“¡Muy bien! Vayamos juntos.”