miércoles, 8 de octubre de 2025

JDR - Capítulo 329

Capítulo 329

El asedio.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Tras escuchar las palabras de Chu Guang, Bagro se congeló por un instante. “No entiendo que quieres decir…” – dijo vacilante. “La mayoría de los prisioneros que hemos capturado pertenecen a la 21ª División de la Fuerza Expedicionaria de la Legión, bajo el mando de alguien llamado Dillon. Afirmaron que solo se unieron a la Tribu Mastica Huesos por orden de sus superiores… ¿Así que eres uno de los hombres de Dillon?” Bagro meneó la cabeza. “Yo pertenecía a la 14ª División.” “Ya veo.” – Chu Guang lo miró a los ojos y fue directo al grano. – “Lo que me intriga es cómo terminaste convirtiéndote en comandante de un tanque del Clan Colmillo.” Absorto en sus pensamientos, Bagro hizo una pausa antes de hablar. “Aproximadamente hace un año, la 14ª División sufrió graves pérdidas durante una batalla contra el Gran Valle de la Grieta. Pensé que moriría, pero por suerte sobreviví…” “Tienes mucha suerte. Pero, por favor, ve al grano.” – Chu Guang miró las vendas de Bagro y lo instó a continuar. “…No volví para reincorporarme a la Fuerza Expedicionaria, ni siquiera pude regresar. Así que me fui al Estado Libre de Bugra, al sur del Gran Valle de la Grieta. Y encontré trabajo como mecánico, apenas lo suficiente para poder vivir. Pero un día, mientras estaba en una taberna, me encontré con mi antiguo jefe. Dijo que tenía un nuevo trabajo que ofrecerme.” “¿Conducir tanques para los depredadores?” Bagro guardó silencio un momento, pero finalmente decidió ser sincero. “Me dijo que tenía un amigo que consiguió un grupo de tanques, pero no encontraba conductores cualificados. Si me interesaba volver al negocio y formar a un grupo de conductores, estarían dispuestos a pagarme 50.000 dinares. Además, habría recompensas adicionales por misiones de campo, e incluso podría tener la oportunidad de volver a casa.” Chu Guang arqueó una ceja “¿Entonces fuiste a Colmillo Dorado?” Bagro negó con la cabeza. “Eso pasó después. Al principio, me presentó a un conocido traficante de armas local llamado Piedra de Fuego. Pensé que conseguiría trabajo como instructor de entrenamiento y guardaespaldas, pero inesperadamente terminaron vendiéndome a mí y a mi tanque a la Tribu Mastica Huesos.” – dijo con impotencia. “¿Así que eres una víctima?” – bromeó Chu Guang. “No tengo intención de defenderme. Las razones no importan.” – dijo Bagro con calma. – “Perdí. Tanto contra ti como contra mi propia arrogancia… Ahora soy tu prisionero, eso es todo.” Este tipo tenía una personalidad peculiar. Chu Guang no creyó del todo su historia, ni le importó mucho si Bagro se había unido a los depredadores voluntariamente o bajo presión. Sin embargo, captó dos datos de sus palabras que despertaron su interés. La relación entre los traficantes de armas del Estado Libre de Bugra y la Tribu Mastica Huesos podría ser más que una simple transacción comercial; sospechaba que los últimos recibían apoyo de los primeros.Y… ‘¡Es muy probable que la Legión esté involucrada!’ Chu Guang había oído hablar del Estado Libre de Bugra hacía mucho tiempo. Se decía que era un asentamiento de supervivientes cerca del Gran Valle de la Grieta. Se encontraba al norte de su posición y albergaba a un grupo de comerciantes que se encargaba del botín de los depredadores y vendían bienes valiosos en su nombre. Sin embargo, no le había prestado mucha atención en aquel entonces. Al fin y al cabo, el Pueblo del Río Rojo también había comerciado con la Tribu Mastica Huesos en el pasado, y tales transacciones eran comunes en el páramo. Ahora parecía que las cosas podrían no ser tan sencillas como había imaginado. Chu Guang tomó nota mental de esta pista y continuó interrogando a Bagro. “Una última pregunta: ¿cómo se llama su superior? ¿Cuál es su rango?” Aunque fueron dos preguntas, Bagro respondió con sinceridad. “Kondra, comandante de la 14ª División de la Fuerza Expedicionaria… Probablemente del mismo rango que Dillon.” “Ya veo.” – contestó Chu Guang pensativo. – ‘Kondra…’ Bagro miró el dispositivo de grabación cercano y luego a Chu Guang. “Puedo… ¿proceder?” – preguntó con tono de duda. Chu Guang apagó la proyección dentro de la visera de su casco y asintió. “Adelante.”
* * *
Al día siguiente. Colmillo Dorado fue atormentado por el fuego de artillería de la Nueva Alianza durante toda la noche. Tuvo que esperar con agonía a que llegase el amanecer. La fuerte lluvia había amainado y el cielo comenzó a despejarse. Colmillo Dorado había bloqueado las calles del sur de la ciudad con barricadas para impedir el avance de vehículos. También desplegó a 1000 hombres en pequeños grupos dentro de las ruinas y callejones semi-derrumbados. Estaba preparado para presentar una última batalla contra los soldados de la Nueva Alianza que avanzasen hacia la ciudad. Sin embargo… La batalla decisiva que Colmillo Dorado y sus subordinados habían imaginado no llegó. Después de que las fuerzas de la Nueva Alianza extendiesen el frente hasta las afueras del sur de la Ciudad del Continente Occidental, permanecieron inmóviles. Incluso comenzaron a cavar trincheras ante sus narices. Colmillo Dorado no podía tolerar que construyeran fortificaciones justo en su puerta. Inmediatamente desplegó una fuerza de reserva de unos 1000 soldados para detenerlos y recabar información sobre las intenciones de la Nueva Alianza. Sin embargo… lo que más temía pronto ocurrió. Cuando la fuerza de 1000 hombres apenas había salido de la ciudad, y antes de siguiera llegar a las posiciones de la Nueva Alianza, se encontraron bajo un intenso fuego enemigo. A altas horas de la noche, 2 camiones antiaéreos de 4 cañones se habían escondido a ambos lados de las ruinas del paso elevado. Con sus capós camuflados y los cañones apuntando hacia la ciudad. Cuando apareció el grupo de depredadores, Topo ordenó no disparar de inmediato. En cambio, les permitió avanzar un poco más. No fue hasta que se encontraban a unos 400 metros de distancia que el grupo finalmente se dio cuenta de que algo iba mal. Pero ya era demasiado tarde. Solo entonces Topo bajó los prismáticos. “Abran fuego. ¡Mandadlos al infierno!” – ordenó con entusiasmo. Los 2 cañones antiaéreos abrieron fuego simultáneamente, desatando una feroz lluvia de proyectiles. La rápida serie de estruendosas explosiones eran como una maldición mortal; los proyectiles de 20mm parecía una lluvia de fuego. Bajo el fuego cruzado, los 1000 que acababan de salir de la ciudad para enfrentarse al enemigo, sufrió numerosas bajas y quedó atrapada en los pocos lugares que encontraron para esconderse. “Aaaaaaa… ¡Mi pierna!” – gritó de dolor un depredador al que le faltaba la parte inferior de la pierna, mientras se acurrucaba detrás de un montón de escombros. No dejaba de agarrarse la rodilla. En ese momento, varios proyectiles de mortero comenzaron a caer sobre sus posiciones, empeorando la situación. Los ojos del líder de la compañía estaban inyectados en sangre, repletos de ira y terror. Aunque deseaba poder cortarles la cabeza a esos topos de azul y usarlas como cálices para beber, el miedo a la muerte prevaleció. “¡Jefe! ¡Su potencia de fuego es demasiado intensa! Sin la protección de los tanques, ¡no podremos avanzar!” – gritó, presa del pánico el depredador que estaba detrás de él. En otras palabras… tenían que retirarse. Sin embargo, su comandante claramente no tenía intención de hacerlo. Las órdenes de Colmillo Dorado lo habían dejado sin salida. “Dispérsense, ¡avancen a rastras! Sus proyectiles son limitados; ¡la victoria será nuestra en cuanto alcancemos los 200 metros!” – rugió frenéticamente el comandante desde primera línea. – “¡Sus morteros ya nos están disparando! ¡Avanzad si no queréis morir! Quien ose retirarse… ¡Lo mataré ahora mismo!” Al escuchar eso, la desesperación se apoderó de los ojos de casi todos los depredadores. Frente a ellos estaban los cañones de la Nueva Alianza. Detrás… los de su propia gente. Estaban atrapados en el medio, sin salida. Bajo la constante insistencia y amenazas de su comandante, los depredadores que yacían en el suelo comenzaron a avanzar desesperados. “Están a solo 250 metros de nosotros.” – gritó Rico Rey Élfico a Topo. Se encontraba detrás de un pilar del puente a medio destruir. “Maldita sea, ¡se están arrastrando bastante rápido!” – exclamó Iren, sorprendido. El alcance máximo del Panzerfaust era aproximadamente de esa distancia. Si los depredadores avanzaban otros 50 o 60 metros, podrían devolver el fuego. Las balas ya zumbaban hacia ellos, resonando y tintineando contra las placas de acero soldadas de los camiones. Topo dejó los prismáticos y movió la mano hacia atrás. “¡Retrocedan!” Los dos vehículos antiaéreos iniciaron inmediatamente su retirada. Otros 2 camiones desplegados en la retaguardia levantaron lentamente sus cañones, apuntaron a los depredadores y dispararon 2 proyectiles de 88mm. La onda expansiva de la explosión y la nube de polvo que se levantó reemplazaron el fuego antiaéreo y reprimieron levemente el avance de los depredadores. Y justo en ese momento, 150 robustos soldados de la Legión de la Jungla irrumpieron en el campo de batalla. Los depredadores apenas tuvieron tiempo de regocijarse al ver como se retiraban los cañones antiaéreos, antes de que el fuego de las ametralladoras obligara a aquellos que estaban a punto de cargar a tirarse al suelo. Exoesqueletos KV-1 revestidos con placas de acero avanzaban hacia ellos. Cada soldado iba armado con una ametralladora ligera LD-47j. ¡La potencia de fuego contra ellos acababa de aumentar! Contemplando la batalla que se avecinaba, el comandante al mando de las tropas desde el frente, finalmente se sintió desesperado. ‘Esos soldados… ¡son como demonios!’ Quizás al presenciar la trágica situación en el frente, se lanzó una bengala desde retaguardia. Al ver las dos luces verdes elevarse hacia el cielo, el comandante respiró al fin aliviado. “¡Retirada!” – gritó. Los depredadores que estaban bajo el fuego enemigo prácticamente maldijeron al oír esas palabras, pero poder retirarse era una bendición. Los que se encontraban en retaguardia abrieron fuego, cubriendo la retirada de sus compañeros. Sin embargo, en ese mismo momento, un avión plateado con forma de cruz apareció en el cielo, desatando repentinamente un feroz bombardeo. Ante la lluvia de fuego que caía del cielo, no solo la brigada que había salido de la ciudad para enfrentarse al enemigo quedó desconcertada. Incluso los que se encontraban escondidos entre los muros quedaron atónitos. ‘¿Qué demonios es eso?’ En el pasado, los aviones de la Nueva Alianza aparecían con frecuencia, lanzando bombas. Eran planeadores de madera, vulnerables al fuego de fusil. Sobre todo, cuando se lanzaban en picado para atacar. A veces incluso lograban derribar uno o dos. Pero esta vez, el avión era diferente. No solo no mostraba la más mínima intención de descender, sino que abrió fuego desde fuera del alcance de los depredadores. ¡Cómo iban a pelear cuando el enemigo tenía algo así! Aturdidos y desorientados por el fuego de artillería que llegaba desde todas direcciones, la brigada que salió a enfrentarse al enemigo perdió por completo la moral y huyó en desorden. Eran 1121 personas cuando abandonaron la ciudad, pero apenas regresaron 200. Y todos estaban heridos. Al ver los restos maltrechos de la brigada, los depredadores que permanecían a cubierto tras las ventanas, tragaron saliva involuntariamente. El pánico creció en su interior. Frente a un adversario tan formidable… ¿Realmente tenían alguna oportunidad? En ese momento, un avión de transporte sobrevoló la zona. Los depredadores en las calles se retiraron apresuradamente a los callejones, y quienes estaban junto a las ventanas se pusieron a cubierto rápidamente. El sonido que hacían las hélices de la Nueva Alianza había arraigado el miedo en su ADN. Sin embargo, para su sorpresa, lo que arrojaron esta vez no fueron bombas, sino panfletos que caían como copos de nieve. “¿Qué es esto…?” Galgo recogió con cuidado un trozo de papel del suelo, lo desdobló y lo miró. El papel estaba hecho de forma rudimentaria, con una línea de texto en el anverso y una imagen en el reverso. No sabía leer, así que no entendía las palabras. Sin embargo, podía ver claramente las imágenes. Una mostraba un cadáver contorsionado, con un número al lado. Probablemente indicaba el número de víctimas. En cuanto al fondo, parecía ser el Valle del Pinar. Otra imagen mostraba grupos de prisioneros sosteniendo cuencos mientras recibían comida de una olla grande. Además, había varias fotografías en blanco y negro debajo. Reconoció a Dillon. Una cruz estaba dibujada encima de su retrato y junto a él se encontraban Diente de León y Diente de Oso… Los demás eran probablemente otros comandantes, pero no reconoció a ninguno. ‘Deben ser prisioneros…’ Un destello de comprensión apareció en los ojos de Galgo, junto con un toque de perplejidad. En ese momento, un suave murmullo llamó su atención. “Convertirse en prisionero de la Alianza les salvará la vida… Ríndanse voluntariamente usando ese panfleto y podrían ascender a supervisor del campamento de prisioneros.” Galgo miró hacia un lateral y vio a un hombre bajito y nervioso sosteniendo uno de los folletos mientras murmuraba. Al notar la mirada de Galgo, el hombre entró visiblemente en pánico y rápidamente ocultó el folleto. Este, sin embargo, no dijo nada. Simplemente se acercó como si no hubiera pasado nada, rodeándolo con el brazo. “¿Qué dice este papel?” – preguntó Galgo. “No, nada… algo para persuadir a la gente para que se rinda.” – respondió el hombre nervioso. “¿Dice cómo rendirse? ¿Acercarse con el folleto? ¿Y si te disparan?” – insistió. Sorprendido, el hombre miró a Galgo y luego echó un vistazo rápido a su alrededor. Al ver que nadie le prestaba atención, empezó a hablar rápidamente en voz baja. “Solo hay que levantar el folleto… y no llevar armas. Los guerrilleros y soldados de la Alianza no dispararán. ¿También quieres rendirte? Podemos hacerlo juntos…” “Basta, no digas más.” – lo interrumpió Galgo con rapidez, mirándolo de manera amenazadora. – “Olvida lo que pasó hoy. No dijiste nada y yo no pregunté nada. ¿Entendido?” El hombre asintió nervioso. Galgo le dio una palmadita en el hombro y luego regresó a su posición, guardando discretamente el folleto en su bolsillo. No sabía por qué había hecho esas preguntas. Ni siquiera había considerado rendirse. Sin embargo, cuando vio el sombrío estado de los compañeros que se habían enfrentado a la Alianza en primera línea, no pudo reunir el coraje para tirar el folleto… Lo consideraba un salvavidas. Galgo se tranquilizó con ese pensamiento y dejó el asunto de lado. Sin embargo, justo en ese momento, una transmisión resonó repentinamente por toda la ciudad. “A todos los depredadores de la Ciudad del Continente Occidental… el poderoso ejército de la Nueva Alianza los ha rodeado. ¡El sonido de la artillería de anoche es la última advertencia!” Se podía escuchar en todas las calles. Al oír la ensordecedora transmisión, los depredadores se miraron desconcertados. Especialmente cuando supieron que el invencible Dillon había caído y que los tanques de los que estaban tan orgullosos habían sido destruidos… Era mucho peor que el bombardeo de artillería que soportaron durante toda la noche.
* * *
“¡Esos cobardes desvergonzados! ¡Alimañas! ¡Cucarachas! ¡Cobardes!” Colmillo Dorado nunca imaginó que la Nueva Alianza no entraría en la ciudad, sino que lanzaría panfletos que los instaban a rendirse. Pero lo que más le sorprendió fue que habían instalado altavoces justo debajo de sus narices. Estaban usándolos para persuadir a esos cobardes de voluntad débil para que se rindieran. ¿Rendirse? ¡Esta palabra no existía en el diccionario de la Tribu Mastica Huesos! “Esos asquerosos topos… ¡Recurren a tácticas despreciables!” Colmillo Dorado rompió el folleto que tenía en la mano en pedazos, desahogando su ira. Luego se volvió hacia el silencioso grupo de subordinados. “Cuando salgáis… ¡Revisad a cada uno de vuestros hombres! Si algún cobarde se atreve a guardar un folleto en secreto o a discutir el contenido de la transmisión… ¡Lo despellejaré vivo y colgaré su piel en la ventana! Y vigilad vuestras respectivas zonas. Si vuelven a instalar una radio, ¡desmontadla inmediatamente!” Todos agacharon la cabeza con miedo, sin atreverse a decir ni una palabra. Solo asintieron en señal de obediencia. “Sí…” Tras salir de la habitación, todos sus rostros estaban sombríos. Sin atreverse a quedarse más tiempo, salieron apresuradamente del búnker de artillería. “Nuestro líder se ha vuelto loco…” – murmuró Colmillo de Roca, mirando la puerta detrás de él. “Shh… ¡Cállate! ¿Quieres morir?” – dijo Colmillo de Nube a su lado, mientras hacía un gesto de silencio con el dedo índice y miraba a su alrededor asustado. Colmillo de Roca retrocedió e inmediatamente guardó silencio. Aunque su líder había sido cruel en el pasado, comparado con su estado actual, la diferencia era abismal. La noche anterior, alguien que sugirió retirarse fue asesinado a machetazos en su cama. Su cadáver apareció colgado de una farola con un cartel alrededor del cuerpo que decía cobarde. Ahora todo el clan, ya fuera del linaje directo, de ramas secundarias o forasteros, vivía bajo una nube de terror. Todos temían por su vida… Cuando Dillon estaba vivo se podía ofrecer un consejo, pero ahora no escuchaba a nadie. La idea de escapar cruzó repentinamente por la mente de Colmillo de Roca, e incluso él se sobresaltó ante esa idea. Había presenciado bastantes batallas en su camino desde el norte de la Provincia del Valle del Río, pero era la primera vez que tenía un pensamiento como ese…
* * *
En la página web oficial de Wasteland Online. A medida que la guerra se acercaba a su final, se publicaban cada vez más videos de combate y capturas de pantalla. El foro estaba cada vez más animado. Cada legión se turnaba para mostrar sus logros, no solo emocionando a los jugadores sino también brindando entretenimiento a los jugadores de la nube que no tenían acceso a la beta cerrada.

¡Genial! ¡Construyeron un Stuka!

Un Stuka… ¡No es más que un bombardero en picado!

¡Una cañonera! ¡Una cañonera aérea!

Parece un C-47, pero también un TB-3… en realidad es eléctrico. ¿Qué tipo de batería puede igualar la densidad energética del combustible? Y esa aleación de aluminio también es impresionante. El retroceso del cañón de 37mm no es pequeño, pero pudo soportar la tensión del fuego continuo.

Ja, ja. Dijeron que es hidrógeno en estado sólido.

¿Usar pilas de combustible para aviones de hélice? ¡Increíble!

Usan hidrógeno sólido… ¿Por qué no un secador de pelo? ELoco

Probablemente para ahorrar. En la batalla de ayer vi que solo dispararon una ronda de cohetes. Luego emplearon artillería pesada.

Creo que deberíamos centrarnos en desarrollar tanques en vez de aviones. ¿Qué tal un T-72 eléctrico?

¿Un encendedor gigante de hidrógeno de estado sólido? ¿Por qué no usar combustible? Es más seguro. EEspectaculo
La mayoría de los jugadores en la nube se centraron en el equipo irreal y la tecnología fantástica, casi imposible de realizar. Por otro lado, los jugadores estaban más interesados en la jugabilidad y las estrategias del juego. Por ejemplo, Topo inició un hilo para jactarse de que los folletos de rendición lanzados por los aviones de la Nueva Alianza fueron dibujados por él. Sin embargo, a nadie le importó sus habilidades artísticas, sobre todo cuando dibujaba cosas que no formaban parte del arte. El hilo rápidamente se desvió del tema.

Obligar a Alguien a Hacer Algo Complicado
Hablando de folletos, encontré un huevo de Pascua.

Topo Escapando del Desfiladero
¿Qué huevo de Pascua?

Obligar a Alguien a Hacer Algo Complicado
Je, je. Pensé que sería una pena ver dejar todos esos panfletos tirados por ahí, y me preocupaba que los depredadores no los encontraran. Así que recogí algunos a escondidas y los metí en sus dormitorios. Por la tarde, quise volver a ver si funcionaba mi persuasión, pero nadie se rindió. En cambio, las 5 personas estaban colgadas de la ventana.

Habrá Tiempo Suficiente
¿Qué demonios?

N1
¡Mierda!

YaYa
Espera, ¿por qué los colgaron afuera de la ventana? ECiego

Makka Pakka
¿No es obvio? Si eres su líder y ves que tus subordinados intentan escapar, ¿no querrías hacer algo?

YaYa
Patético…

Deja de decir tonterías
No pasa nada. Acabarías peor si te atrapan.

Iren
No necesariamente. Quizás a YaYa le guste ese tipo de juego. EEmocionado

YaYa
¡Piérdete! EEnfadado

Topo Escapando del Desfiladero
Ah, nuestro ratón sigue siendo despiadado.

Rico Rey Élfico
Uf. Es un método realmente cruel. EEspectaculo

Obligar a Alguien a Hacer Algo Complicado
¿Qué quieres decir con despiadado? ¡Solo intentaba ayudar! ¿Cómo puedes decirme eso?

Golpe de Remo
Ais… A un hombre se le puede matar, pero no humillar. Ya te colaste en sus habitaciones… ¿Por qué no acabar con su sufrimiento?

Obligar a Alguien a Hacer Algo Complicado
También querría, pero el problema es que no puedo con ellos. ELlorar

Recogiendo Basura Nivel99
¡Ja, ja, ja, ja!
“……” Chu Guan estaba sentado en su tienda por la noche, navegando por el foro a través de su máquina virtual. Cuando vio a sus jugadores describiendo una operación audaz tras otra con vívidos detalles, no pudo evitar suspirar en su interior. “¡Eso es demasiado cruel…!” Meter folletos debajo de las almohadas o en los bolsillos de otras personas no era ni siquiera la operación más escandalosa. También hubo quienes esperaron junto a los edificios que tenían los altavoces o colocaba granadas trampa en los pasillos… Para estabilizar la moral, los depredadores tuvieron que soportar bajas mientras se aventuraban en áreas urbanas mal controladas para retirar los altavoces anclados a las paredes, escondidos entre los restos de autobuses abandonados o instalados en los tejados. Pero pronto descubrieron que era un esfuerzo inútil. La guerrilla conocía mucho mejor el terreno fuera del Cuarto Distrito Nuevo. A menudo, tras desmantelar los altavoces del norte, se reinstalaban los del sur. Como en un juego de golpear topos, cuando se concentraban en uno, no podían prestar atención a los demás. La Legión Ardiente y la guerrilla que acechaba en la ciudad solo necesitaban un único altavoz para mantener ocupada a toda una compañía de depredadores durante medio día. En el canal de comunicaciones… Ma Ban informó a Chu Guang sobre el progreso de su trabajo y también mencionó como iba la operación. “Hasta ahora, hemos capturado a más de 100 prisioneros… Me preocupaba que haya algunos espías entre ellos, así que no los hemos llevado a Pueblo Esperanza. En su lugar, los hemos ubicado en una estación de metro abandonada en la zona este de la ciudad. Están siendo vigilados por la guerrilla.” Hizo una pausa antes de continuar. “¿Deberíamos quedarnos con esa gente?” Chu Guang sonrió levemente. “Quedemonoslos. Prometimos no matar a los que se rindan, así que debemos cumplir nuestra palabra. Además, conservarlos podría ser útil. Esos prisioneros necesitarán a alguien que los gestione.” Los muertos no aportan nada, pero los vivos podrían seguir utilizándose como baterías humanas. Recibirían la ración mínima, así que no consumirían mucha comida. Aún quedaban muchos recursos por explotar en los alrededores de la Ciudad del Continente Occidental y alguien tenía que hacer el trabajo que la mayoría de gente no quería aceptar. Para cuando terminara la guerra, el número de prisioneros probablemente superaría a la población de la Nueva Alianza. No era realista confiar en el limitado número de personas de la Legión de PNJs para gestionar a decenas de miles de personas. Los primeros en rendirse se convertirían en capataces, mientras que los últimos serían jornaleros. Cuando llegase el momento, solo necesitaría seleccionar a unos cuantos guardias para proteger a esos capataces. Los que se rindieran primero estarían en bandos opuestos a aquellos que terminasen siendo capturados en el campo de batalla. Y para demostrar su lealtad y habilidades únicas, trabajarían más duro y se distanciarían de los demás. “Ahora entiendo lo que quieres decir.” – dijo Ma Ban con una sonrisa cómplice, adivinando la intención del Administrador. “Bien. ¿Hay algo más?” – preguntó Chu Guang. “Una última cosa…” – continuó Ma Ban tras una pausa. – “Entre los prisioneros que se rindieron hoy… Hay uno que trajo un mensaje.” “¿Un mensaje?” – Chu Guang se irguió en su silla, intrigado. – “¿De quién es?” “De un comandante de brigada llamado Colmillo de Roca.” – dijo Ma Ban con cautela. – “El mensajero dice ser ayudante de Colmillo de Roca y es responsable de la defensa del lado oeste del Cuarto Distrito Nuevo.” Chu Guang miró el mapa. El lado occidental del Cuarto Distrito Nuevo bordeaba el lago del Continente Occidental. Era una ribera sumergida y pantanosa. El terreno era traicionero y fácil de defender, pero difícil de atacar. Era probable que el Clan Colmillo no desplegase muchas fuerzas en ese lugar. Pero sin duda pondrían allí a gente de su confianza. Chu Guang se estremeció. “¿Qué más?” Ma Ban continuó. “El mensajero dijo que su comandante de brigada está dispuesto a rendirse y quería preguntar si podíamos ofrecerle una salida…”


JDR - Capítulo 328

Capítulo 328

Bombardeo de artillería y guerra psicológica.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Eran las 21:00 P.M. El momento en que las patrullas del Clan Colmillo cambiaban de turno. “Te dejo el resto.” – dijo Galgo con un bostezo y el rostro marcado por el cansancio. Como de costumbre, se colgó el rifle a la espalda, bajó las escaleras y se subió a una balsa de madera para dirigirse al puesto militar en las afueras del Cuarto Distrito Nuevo para el cambio de turno. Últimamente lo habían estado pasando mal. Los paracaidistas de la Nueva Alianza parecían haber hecho contacto con las guerrillas locales, y el sonido de disparos en la región oriental se habían vuelto más frecuentes. Podía percibir claramente que las habilidades de combate y el poder de fuego de esos guerrilleros se habían vuelto más poderosos. Originalmente, esos topos solo se atrevían a dispararles con sus rifles de tubos de hierro en la oscuridad, pero ahora se escondían en las ventanas y les disparaban con rifles automáticos. Algunos incluso recurrían al uso de lanzacohetes… ¡Era muy complicado defenderse! Esos paracaidistas tampoco se quedaban de brazos cruzados. Además de entrenar a la guerrilla, también planeaban sus propios ataques, cuya escala iba aumentando. Aunque los apóstoles de Antorcha podían eliminar alguno de esos grupos, estas personas siempre reaparecían rápidamente en otro lugar. Galgo tenía una extraña sensación, como si su número no dejara de crecer a medida que luchaban. Debido a que una gran cantidad de unidades blindadas fueron desplegadas en la línea del frente, el Clan Colmillo se encontró en una posición pasiva ante los ataques de los guerrilleros. Se vieron obligados a abandonar muchos puestos de control y militares en el Distrito Oriental de la ciudad, perdiendo prácticamente el control de la zona. Aunque las patrullas habían aumentado a más de 100 personas, solo se atrevieron a hacerlo durante el día. “Espero que hoy no nos encontremos con sus paracaidistas…” Galgo se subió a la balsa, rezando en silencio y se sentó junto a los demás depredadores. Esta noche era inusualmente tranquila. Cuando la balsa estaba a punto de partir del Cuarto Distrito Nuevo, empezó a llover. Al ver la repentina lluvia, muchos suspiraron aliviados. Se sabía que los aviones de la Nueva Alianza solo aparecían en los días soleados. Aunque los días de lluvia eran desagradables, al menos no tenían que preocuparse por lo que había por encima de ellos. “¿Cuánto tiempo más va a durar esta guerra?” “Debería terminar pronto.” – dijo el hombre con un tatuaje en la cara mientras colocaba su rifle en el suelo, mirando la lluvia. – “Nuestro capitán dijo que el ataque comenzará cuando empiece a llover.” “Cuanto más fuerte sea la lluvia, más cerca estarán de su fin.” Los aviones de la Nueva Alianza se debilitarían con la lluvia. Normalmente, solo necesitaban desplegar un tanque para conquistar fácilmente una fortaleza de supervivientes de 1000 personas. Ahora que contaban con tantos tanques dirigiéndose al frente, además de estar bajo el mando del supuesto Dios de la Guerra, Dillon, la victoria parecía tan fácil como respirar. Con ese pensamiento, la gente, que antes era acosada por guerrilleros y paracaidistas, se tranquilizó. Aunque el proceso era duro, mientras pudieran ganar, todo valdría la pena. Se decía que los suburbios del norte del Distrito de Qingquan eran una tierra fértil que rebosaba de leche y miel, con inagotables cantidades de comida deliciosa. Justo cuando Galgo fantaseaba con los buenos días que le esperaban, un repentino zumbido sonó arriba. Antes de que nadie pudiera reaccionar, un edificio de 6 pisos a varios metros de distancia explotó, formando una densa nube de humo. Los bloques de hormigón volaron por todas partes, salpicando el agua que inundaba la calle y creando ondas. Todos se agacharon para cubrirse entre exclamaciones y maldiciones. Sobresaltados por la explosión, los Cangrejos de Pinza Partida cercanos emitieron un rugido ronco y estridente, moviéndose inquietos por las aguas poco profundas. En medio del caos, la balsa de madera de los depredadores se tambaleó al lado del camino. “¡Maldita sea!” “¿Artillería?” “Maldición. ¿Están dormidos los que disparan los cañones? ¿Cómo ha podido caer un proyectil aquí?” – gritó un depredador con rostro feroz. El depredador a su lado se estremeció. “No… Incluso con su mala puntería, no creo que lo hicieran tan mal.” Como para confirmar sus sospechas, poco después impactó otro proyectil a unos 100 o 200 metros detrás de ellos. “Busquemos un lugar donde escondernos… Hay bastantes Cangrejos de Pinza Partida por aquí.” – dijo Galgo, mirando la superficie de las aguas oscuras. Todos estuvieron de acuerdo con su sugerencia. Ataron su desgastada balsa de madera cerca de un edificio y rápidamente corrieron hasta el segundo piso parcialmente derrumbado para buscar refugio. Afuera, las explosiones continuaban mientras los proyectiles caían uno tras otro. Algunos impactaron a 500 o 600 metros de distancia, mientras que otros caían en la calle, justo debajo de sus pies. Al escuchar el estruendoso sonido de la artillería, los ojos ocultos en la oscuridad se llenaron de miedo y desconcierto. Nadie sabía qué estaba pasando. Su ubicación se encontraba al menos a 20 o 30 kilómetros del Municipio de Qingshi, separados por casi 30 tanques y 5000 hombres. ¡Lo único que querían saber era de dónde venían esos proyectiles!
* * *
No solo las patrullas dispersas por la ciudad sufrieron bajo el bombardeo; sino también los depredadores que se reunían en las habitaciones para divertirse… Incluso sus líderes y jefes sufrieron el mismo destino. “¿De dónde salen estos proyectiles?” Dentro de un búnker de hormigón armado se escuchó un rugido furioso. Dado que todo el Cuarto Distrito Nuevo estaba sumergido en agua, la mayoría de los búnkeres de artillería se construyeron en edificios parcialmente derrumbados en lugar de bajo tierra. Escondido en un oscuro, húmedo y frío búnker de artillería, el rostro de Colmillo Dorado ahora mostraba ira y terror. Hace apenas unos minutos, estaba acurrucado en su cálida manta, pensando en la última mercancia que había intercambiado por dinares con un comerciante viajero del Estado Libre de Bugra. Sin embargo, justo cuando estaba empezando a entrar en calor y antes de que pudiera reaccionar por completo, un proyectil de artillería cayó en la zanja maloliente que había no lejos de su ventana. Poco después se produjo una serie de explosiones de artillería. Un rugido ensordecedor lo sobresaltó tanto que se cayó de la cama. Ni siquiera se molestó en ponerse el abrigo mientras arrastraba su cuerpo de más de 200 kilos y corría frenéticamente hacia el bunker. Las personas que estaban con él eran sus colaboradores más cercanos y seguidores leales. En ese momento, los rostros de todos expresaban el mismo miedo e incertidumbre, sin saber qué hacer. Extendiendo la mano y agarrando por el cuello a uno de sus subordinados de confianza, Colmillo Dorado gritó con fuerza en su cara. “¡Ve al sur y descubre qué está pasando!” “Sí, ¡sí!” Su subordinado asintió rápidamente y salió corriendo por la puerta. Al ver la figura desaparecer, Colmillo Dorado finalmente logró calmarse y recomponerse… Aunque sus pequeños ojos verdes aún brillaban de miedo y sospecha. Tras quitarle la ropa a un subordinado para ponérsela, encontró una silla resistente y se sentó, reflexionando sobre lo sucedido. Honestamente, cuando los proyectiles comenzaron a caer, nunca consideró culpar a la Nueva Alianza, sino que pensó que las tropas del frente lo habían traicionado. Esa también era su mayor preocupación. Aunque el comandante de la Legión lo había ayudado a ganar muchas batallas, y Colmillo Dorado estaba dispuesto a admitir que sin la ayuda de Dillon no había podido ganar con tanta facilidad hasta el momento, seguía sin atreverse a cederle el mando, por temor a que se le escaparan de las manos. Incluso las mentes más torpes podrían sentirlo. El vínculo que unía a los antiguos oficiales de la Legión era mucho más poderoso que las conexiones entre él y los otros comandantes de brigada, así como los líderes de compañía. Esa lealtad era algo que nunca había visto en los rostros de su propia gente. Si dejaba que Dillon tomara el mando, una vez que comenzara a reemplazar a los comandantes con sus antiguos subordinados, sustituirlo sería cuestión de minutos. Los depredadores eran simplemente un grupo de bandidos que se atenían a la ley de la selva, donde se honraba al más fuerte. Sin mencionar que, en el Clan Colmillo, dos tercios de la gente eran forasteros que se habían unido a ellos a mitad de camino, sin lealtad a nadie. Sin embargo… Ese pensamiento solo permaneció en su mente dos segundos. Rápidamente se dio cuenta de que las fuerzas que envió al Valle del Pinar no estaban equipadas con ese tipo de potencia de fuego. En ese caso solo había dos posibilidades. O bien la Nueva Alianza había desarrollado una súper artillería capaz de atacar eficazmente objetivos situados a 20 o incluso 30 kilómetros de distancia. O habían trasladado sus posiciones de artillería al Valle del Pinar, tal vez incluso al norte de dicho valle… Cualquiera que fuese la posibilidad, sin duda era una mala noticia para él. Después de pasar varias horas de espera, si no fuera por los sonidos ocasionales de explosiones, así como la sensación opresiva que pesaba sobre él, Colmillo Dorado se habría quedado dormido mientras estaba sentado en su silla. Justo entonces, por fin se oyeron pasos en el exterior. Uno de sus ayudantes de confianza, a quien había enviado a recopilar información, entró apresuradamente. Al ver la expresión de su ayudante y como evitaba hacer contacto visual, el corazón de Colmillo Dorado se estremeció de repente. Tenía una vaga intuición de lo sucedido. Sin embargo, aún no preveía que la situación real era mucho peor de lo que había imaginado… “¿El Valle del Pinar ha caído bajo el control de la Nueva Alianza? ¿Cómo es posible?” Tras escuchar el informe de su ayudante, Colmillo Dorado se levantó bruscamente de su silla, sintiendo el impulso de agarrarlo por el cuello. “¿Qué hay de los 5000 hombres?” “Todos han muerto…” – respondió el ayudante con voz temblorosa mientras apretaba la frente contra el suelo. La silla crujió bajo su peso. Colmillo Dorado se desplomó en su silla. Tenía una serie de expresiones indescriptiblemente complejas destellando en sus ojos: miedo, sospecha, incredulidad… ¡27 tanques! ¡50 vehículos antiaéreos! ¡Eso era casi la totalidad del arsenal del Clan Colmillo! Para contrarrestar esas avionetas, Colmillo Dorado había enviado casi todas las ametralladoras pesadas de 10mm que los artesanos del Clan Colmillo pudieron modificar. Sin embargo, alguien le estaba diciendo que todo… ¿había desaparecido? “……” Frente a la cruda realidad, Colmillo Dorado se quedó perdido y cayó en un largo silencio. Todavía podía recordar la promesa que Dillon le había hecho antes de partir: podrían capturar las zonas industriales y las tierras de cultivo de Ciudad del Amanecer con 10 tanques cómo máximo. El intercambio de equipos limitados por suministros ilimitados era un trato rentable y garantizado. Sin embargo, ni siquiera habían llegado a ver Qingshi, y mucho menos Ciudad del Amanecer, ¡y los proyectiles de artillería ya estaban cayendo sobre su fortaleza! Sus dientes empezaron a crujir y su pecho empezó a agitarse. Una sarta de maldiciones furiosas se escapó de entre sus dientes. “¡Panda de inútiles! No sirven para nada. ¿Dónde está Dillon? ¿Dónde está ese idiota? ¡Que venga a verme!” Al escuchar el estruendoso rugido de maldiciones, el tembloroso ayudante no se atrevió a respirar mientras se arrodillaba. No dejaba de temblar. “N… No lo sabemos… Vimos al ejército de la Nueva Alianza cerca del paso de montaña al norte del Valle del Pinar. Han instalado artillería y apostado muchas tropas. Hay exploradores patrullando los bosques cercanos. Pensando que esperaban nuestro regreso con noticias, no nos atrevimos a acercarnos demasiado. Buscamos soldados derrotados por la zona, pero no hemos encontrado ni uno solo.” Al oír eso, Colmillo Dorado, que ya había estado hirviendo de ira unos momentos antes, sintió un repentino escalofrío recorriendo su columna. Una gota de sudor frío le resbaló por la frente, calmando la rabia que le quemaba el pecho. ‘¿Ni uno solo escapó?’ Eso significaba que la Nueva Alianza había aniquilado por completo a 5000 hombres en poco tiempo… Y eso mientras sus tropas estaban bajo la protección de unidades blindadas. Los comandantes y sus ayudantes de confianza que lo rodeaban intercambiaron miradas asustadas y preocupadas en silencio. “El Cuarto Distrito Nuevo es una zona pantanosa. Las zonas subterráneas están inundadas. No podemos construir búnkeres de artillería aquí, y los refugios en la superficie no podrán soportar un bombardeo continuo… Sugiero que nos ubiquemos un poco más al norte.” – dijo en ese momento un comandante de brigada. “¿Al norte? ¿Sugieres que luchemos contra la guerrilla por los túneles subterráneos?” “¡Las guerrillas está al este!” “¿Cuál es la diferencia? Los túneles subterráneos de esta ciudad son todos iguales. Conocen el terreno, y si nos escondemos ahí, ¡será un callejón sin salida! Además, ¿cómo vas a esconder ahí más de 20.000 personas?” En ese momento, a alguien se le ocurrió una idea. “Y sí… ¿nos retiramos al norte? La Ciudad del Continente Occidental ya no tiene recursos para nosotros. Podemos entregar esta tierra podrida a la Nueva Alianza.” Al escuchar la sugerencia, muchos expresaron su acuerdo. “Tiene sentido…” “De hecho, además de ratas, aquí solo hay un sinfín de guerrilleros y paracaidistas.” “Y ataques antiaéreos…” “En el peor de los casos podemos dirigirnos hacia el este, unir fuerzas con el Clan Serpiente y luego dirigirnos a las provincias orientales…” Algunos permanecieron en silencio, mirando con cautela a su líder. Sin embargo, en ese momento, Colmillo Dorado golpeó la mesa bruscamente. “¡Basta! ¡Cállense todos! ¡A cualquiera que se atreva a mencionar retirarse, le cortaré la lengua… ¡y se la daré de comer a los perros!” La sala quedó en silencio. Al ver a sus subordinados cerrar la boca, Colmillo Dorado calmó lentamente su furia y alivió su agitada respiración. Admitió que no tenía la capacidad de mando de Dillon, pero eso no significaba que fuera tonto. ¿Retirada? ¡No había posibilidad alguna de retirada! Sin mencionar que el botín y los esclavos quedarían atrás, retirarse también significaba admitir la derrota del Clan Colmillo. Además, esos clanes que se sintieron atraídos por su reputación lo abandonarían pronto, formando sus propias facciones o regresando al lugar del que venían. Tras cruzar el afluente del Agua Celestial, de sus 20.000 tropas quedarían poco más de 10.000. Y dado que perdería tropas de una forma u otra, ¡bien podrían optar por reducir su número en el campo de batalla y luchar contra la Nueva Alianza hasta la muerte! Aún le quedaban más de 20.000 hombres. Si realmente se enfrentaba a la Nueva Alianza en una batalla urbana, ¡quizás tendría alguna posibilidad de ganar! “¡Reunid a vuestros hombres y distribuirlos por toda la ciudad! ¡Proteged cada ventana y edificio! Ya que esos despreciables topos se atreven a venir a por nosotros… Que gasten sus proyectiles. ¡Veamos cuántos tienen!” – ordenó Colmillo Dorado, mirando a sus silenciosos y taciturnos subordinados. Nadie se atrevió a resistirse, ni a hablar. Aunque estaban desesperados, en ese momento solo podían obedecer. Al observar como sus figuras se alejaban y desaparecían por la puerta, Colmillo Dorado relajó lentamente sus músculos y hombros tensos, reclinándose contra el respaldo de su silla. Mirando como temblaba el techo por los impactos de la artillería, un atisbo de locura apareció en su rostro. “¡Vamos! ¡Dale! ¡Veamos quién tiene más hombres y espadas más rápidas!”
* * *
“Esos fuegos artificiales son realmente hermosos…” En un rascacielos parcialmente derrumbado, Habrá Tiempo permaneció bajo la lluvia con unos prismáticos en la mano. Estaba mirando hacia el oeste, con una leve sonrisa en el rostro. No muy lejos de él, Caballo Blanco consultaba un mapa y se comunicaba con el equipo de artillería de la Legión Goblin a través de la máquina virtual y unos auriculares con cámara. “Ajusta las coordenadas del ataque de artillería 500 metros al noroeste… No te preocupes, lo hemos grabado todo. Te lo enviaré en cuanto me desconecte.” Justo esta tarde, la Nueva Alianza había movido su artillería desde el Municipio de Qinshi hasta otro valle a 5 kilómetros al norte del Pinar, poniendo a distancia de artillería toda la zona urbana, de sur a oeste de la Ciudad del Continente Occidental. El bombardeo había comenzado oficialmente a las 9:00 A.M. en punto. La artillería de la Legión Goblin, coordinada con la Legión Ardiente, había estado lanzando rondas continuas de fuego de artillería contra los puestos de avanzada y fortificaciones clave construidos por el Clan Colmillo en el Cuarto Distrito Nuevo. Sin embargo, disparar artillería era una tarea bastante tediosa. Especialmente porque los Colibríes aún no habían sido desplegados, ni siquiera podían presenciar esas explosiones, y mucho menos oírlas. Si querían saber la efectividad de un impacto, tenían que confiar en las descripciones que daban los jugadores de primera línea por la radio o esperar a que sus amigos se desconectasen y subiesen los videos a la página web oficial. “Esos depredadores son muy inteligentes. Saben cómo apagar las luces.” – comentó N1 con sorpresa mientras observaba cómo las llamas de las hogueras se apagaban gradualmente en la distancia. “Es normal. El fuego indirecto de largo alcance requiere la guía de las unidades de primera línea, para que podamos ajustar constantemente nuestros parámetros de disparo. Probablemente supusieron que estábamos cerca e informábamos de las coordinadas. La pega es que no saben exactamente dónde estamos.” – respondió Caballo Blanco. De hecho, los depredadores tardaron bastante en reaccionar. Parecía que el fracaso de Dillon había asestado un duro golpe al prestigio de esos Oficiales del Estado Mayor dentro del clan. Normalmente, nada más caer el primer proyectil, deberían haberse dado cuenta del problema y extinguido todas las hogueras de sus posiciones. “Basta de charla, pongámonos a trabajar.” – dijo Vendaval, dándole una palmadita en la espalda a N1. Luego cargó un montón de cables y altavoces. – “Ven a ayudarme.”
* * *
En un campamento a varios kilómetros de distancia, los jugadores reunidos alrededor de la artillería de 100mm estaban discutiendo los objetivos de la siguiente ronda. En las últimas horas, habían disparado más de una docena de proyectiles cada hora, arrojando casi 200 proyectiles de 100mm hacia el Cuarto Distrito Nuevo. Al mismo tiempo, no lejos de las posiciones de artillería, un prisionero de guerra con auriculares leía nerviosamente un guion frente a una grabadora dentro de una tienda de campaña. “Soy Wabu… líder de compañía bajo el mando de Colmillo de Oso del Estado Libre de Bugra. Tenía un trabajo decente, pero cometí un error, la avaricia me cegó y terminé viniendo aquí. Me arrepiento de los crímenes que cometí en el pasado, y espero que quienes, como yo, sean del Estado Libre de Bugra o de otras regiones, despierten a tiempo… No hay tierra que mana leche y miel por delante. Solo ríos de sangre y montañas de cadáveres… ¡Despierta! ¿Cuánto tiempo llevamos atrapados en la Ciudad del Continente Occidental? ¿Cuántos hermanos han muerto en batallas sin sentido? Durmiendo con ratas, alimentándose de cadáveres… ¿Cuánto tiempo llevamos sin descansar ni comer bien? ¿Cuánto tiempo más nos vamos a dejar engañar por ese cerdo gordo sentado sobre un montón de huesos humanos?” A medida que seguía leyendo, Wabu se sentía cada vez más agraviado. En el Estado Libre de Bugra, al menos podía beber algo cada pocos días. Pero desde que llegó a la Ciudad Continente Occidental… ni hablar de beber, incluso mantenerse con vida se le hacía cada vez más difícil. Las emociones lo invadieron y no pudo evitar alzar la voz. “…Depredadores de la Ciudad del Continente Occidental, el gran ejército de la Nueva Alianza ha rodeado la ciudad. ¡El bombardeo de artillería de anoche fue su ultimátum final! Su Jefe de Estado Mayor, Dillon, ha muerto. Colmillo de Oso y el resto de comandantes de brigada se han rendido. Frente a las aeronaves y la artillería de la Nueva Alianza, no tienen ninguna posibilidad de victoria. El resultado de esta guerra está decidido desde hace tiempo; ¡la rendición es su única salida! La Nueva Alianza no mata a prisioneros de guerra y trata bien a quienes se rinden voluntariamente. Mientras lleves el panfleto a una guerrilla local o a una patrulla de la Nueva Alianza, esta garantizará tu seguridad. Si alguien planea resistirse… ¡Pagará sus pecados con la muerte!” Tras terminar el guion que tenía en la mano, Wabu se giró nervioso y observó la servoarmadura azul que se encontraba a la entrada de la tienda. “Señor, he terminado de leer el guion que me proporcionó… ¿Tiene alguna otra instrucción? Su más leal servidor está dispuesto a hacer lo que sea.” Su rostro estaba lleno de adulación. Sin embargo, Chu Guang no le prestó atención y solo miró al soldado que estaba cerca. “Llévenselo.” El soldado asintió solemnemente mientras hacía un saludo. “¡Sí!” Después le tocó el turno al comandante de un tanque. Chu Guang le había preparado otro guion, preparado específicamente para los antiguos oficiales de la Legión. Una vez que se difundiera la noticia de la desastrosa derrota de Dillon en el Valle del Pinar, la reputación de esos oficiales dentro de la Tribu Mastica Huesos sin duda se desplomaría. Esos individuos también estarían tentados a desertar. Incluso si no pudieran rendirse, también podría darles un poco de presión psicológica. Mañana, cuando el H-1 Libélula sobrevolara la ciudad para lanzar los panfletos, las docenas de altavoces desplegados cerca del Cuarto Distrito Nuevo por la Legión Ardiente transmitirían continuamente mensajes de rendición durante las pausas de bombardeo. Después de que se llevaron a Wabu, trajeron a un hombre cubierto de vendas. Se llamaba Bagro y era el comandante de un tanque. Sorprendentemente, había saltado de su blindado antes de que explotara. Por supuesto, lo que sorprendió aún más a Chu Guang fue que Bagro no era subordinado de Dillon ni pertenecía a la 21ª División. En cambio, provenía de la 14ª División de la Fuerza Expedicionaria de la Legión, una división equipada con tanques, vehículos de combate de infantería y otras unidades blindadas. Al ver la grabadora, Bagro ya había adivinado lo que el hombre de la servoarmadura pretendía que hiciera. “¿Quieres que improvise o que siga un guion?” – preguntó sin rodeos. Chu Guang señaló con la barbilla la mesa junto a él. “El guion está ahí. También puedes improvisar primero y leerlo después. Pero antes de empezar, tengo una pregunta.” Bagro, que se dirigía hacia la grabadora, se detuvo en seco. “¿Qué pasa?” Chu Guang lo miró con gran interés. “¿Planearon esto?”


jueves, 2 de octubre de 2025

JDR - Capítulo 327

Capítulo 327

¡Un brindis por la victoria de la Alianza!
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

“¡Brindemos por la victoria!” “Ja, ja, ja, ¡salud!” “¡Viva la Alianza!” En la calle norte de Ciudad del Amanecer, al lado del puesto comercial, había un hotel de carretera. Aunque el cielo no había oscurecido del todo, el vestíbulo del primer piso estaba repleto de mesas y sillas; el aroma a cerveza impregnaba el aire. También se oían vítores animados. La noticia de la victoria llegó rápidamente desde el frente a Ciudad del Amanecer, ubicada en los suburbios del norte del Distrito de Qingquan. Gracias a los anuncios en la plaza y a la pequeña pantalla tras la barra, los borrachos sentados allí no fueron los últimos en enterarse. Ya fueran comerciantes ambulantes, viajeros, guardias de caravanas o mercenarios, cuando escucharon que el ejército de la Nueva Alianza había derrotado a la Tribu Mastica Huesos en el frente, ninguno pudo evitar vitorear en silencio al Administrador. Durante mucho tiempo, la Tribu Mastica Huesos había sido un nombre que infundía miedo en innumerables habitantes del páramo. Extendiéndose desde el norte de la región central hacia el sur, eran como una plaga en movimiento, dejando solo tierra arrasada a su paso. Decenas de puestos de avanzada de supervivientes habían sido borrados del mapa por ellos, y nadie podía detenerlos. Pero ahora, finalmente habían pateado un nido de avispas y el puño de hierro de la Nueva Alianza les había sacado los dientes. “¡27 tanques destruidos en una sola batalla! ¡Por el Gran Dios Ciervo! ¿Cuántos soldados movilizaron?” “No entiendo bien. Ese tanque… Hip… ¿es realmente tan impresionante?” – preguntó un mercenario borracho, mientras eructaba recostado en la barra. “¿Poderoso? Ja, ja, ¿es broma? Esa cosa es un monstruo, ¡una fortaleza terrestre! ¡No es algo con lo que la gente común pueda lidiar! Preferiría enfrentarme a una Garra de la Muerte; al menos mi arma me daría algo de seguridad.” El mercenario sentado a su lado comenzó a alardear de sus experiencias en el norte cuando luchaba por la gente del Gran Valle de la Grieta, atrayendo bastante atención. Naturalmente, también estaba Sun Shiqi sentado en la barra. Hace tres días, había transportado 6 toneladas de lingotes de cobre, 2 toneladas de cromo, 1 tonelada de cobalto y níquel… junto con una gran cantidad de azufre y fósforo desde Pueblo del Río Rojo. Sin embargo, para su sorpresa, el cobre y el azufre en el que tanto confiaba casi habían borrado todas las ganancias que había obtenido del resto de productos. Parecía que la Nueva Alianza había descubierto una mina de cobre, convirtiéndose de la noche a la mañana del segundo mayor importador de cobre al sur de la Provincia del Valle del Río a un exportador de recursos. Aunque aún no habían comenzado a exportar minerales, claramente habían suspendido sus importaciones masivas de lingotes de cobre. Combinado con la rápida caída del precio del platino, un metal usado como catalizador industrial, parecía indicar que la guerra estaba llegando a su fin. La intuición de Sun Shiqi le dijo que el mercado de Ciudad del Amanecer estaba a punto de cambiar. Según la tradición, tras el fin de la guerra, la Nueva Alianza destinaría rápidamente algunas de sus líneas de producción militar para uso civil. Las que fabricaban explosivos pasarían a producir fertilizantes y jabón. La señal más evidente de esta transición era que ya no buscaban expandir la capacidad de producción de materias primas industriales básicas como el ácido nítrico y el ácido sulfúrico. Sin apresurase a cerrar otro trato, Sun Shiqi pasaba todas las tardes en el primer piso del Hotel Autopista, pidiendo un plato de patatas fritas y una cerveza. A pesar de que ya poseía una propiedad en Ciudad del Amanecer. “Derrotar a la Tribu Mastica Huesos en el frente… Parece que ya nada detiene el ascenso de la Nueva Alianza.” – dijo Zhou Nan con aire pensativo. Estaba sentado frente a Sun Shiqi, con la mirada fija en la pequeña pantalla del bar. Al escuchar lo que dijo, Sun Shiqi se rio entre dientes. “¿No estaba claro?” “¿Claro?” Zhou Nan miró de reojo a este tipo. “¡Deja de presumir! Hace 2 meses, cuando la Nueva Alianza acababa de anunciar su expedición al norte, ¡no dijiste que estaba claro!” Pero en realidad, era comprensible. En aquel entonces, nadie creía que la Nueva Alianza pudiera ganar, excepto la gente de azul que creían en sí mismos y los habitantes del asentamiento que veían al Administrador como una deidad. De un lado había 30.000 depredadores, que heredaban el equipamiento de la expedición de la Legión y parte de su estructura de mando. Al otro, un asentamiento reciente, de menos de un año de antigüedad, con una población de apenas 5000 habitantes. Nadie podría haber imaginado que la Nueva Alianza realmente ganaría. Y ganaron de manera aplastante. Los depredadores contaban con una compañía blindada de 27 tanques y 30000 hombres, acompañada por una gran cantidad de cañones antiaéreos. Además, estaban bajo el mando de Dillon, un comandante experimentado. ¿Cómo podrían ganar con esos diminutos bombarderos en picado? Sin embargo… ahora ya era todo cosa del pasado. En agradecimiento por la comida, Zhou Nan se abstuvo de hacer nuevos comentarios y simplemente tomó un sorbo de la sabrosa cerveza en silencio. En cuanto a Sun Shiqi, continuó soñando despierto sobre el futuro. “…En el futuro la Provincia del Valle del Río se dividirá en tres partes: la Ciudad de Boulder al sur, el Gran Valle de la Grieta al norte, y la Nueva Alianza ocupando la zona vacía que había en la región central. ¡Este lugar es prácticamente una mina de oro! No, ¡vale más que el oro!” A diferencia de la mayoría de los asentamientos supervivientes, la Nueva Alianza tenía una peculiar obsesión por la tierra. A pesar de que la población total de la Ciudad del Amanecer era de tan solo 5000 habitantes, ya habían expandido sus fronteras hasta la Ciudad del Continente Occidental. Sí, la guerra aún no había terminado, pero la gente de azul ya había incorporado el asentamiento Esperanza en la Ciudad del Continente Occidental a su territorio e incluso proporcionaban ayuda alimentaria a los residentes. Para Sun Shiqi, sus acciones eran realmente extrañas, pero era una buena noticia para él. Si la Nueva Alianza estaba dispuesta a desarrollar las áreas inexploradas del norte y albergar a los refugiados y nómadas que habían perdido su hogar, estaría más que dispuesto a proporcionarles palas u otras herramientas. En ese momento, Sun Shiqi de repente recordó algo y miró a su compañero de bebida al otro lado de la mesa. “Recuerdo que mencionaste antes que eras del asentamiento Esperanza…” Zhou Nan se quedó atónito por un momento, y luego se rio entre dientes. “Amigo mío, hoy en día hay más asentamientos de supervivientes llamados Esperanza que personas que se nombran con el nombre de las estaciones, accidentes geográficos o ríos. Soy del asentamiento Esperanza. Sí… pero el que se encuentra en la Provincia de la Llanura Dorada. No hay ninguna Tribu Mastica Huesos. Nuestros únicos dolores de cabeza son los humanos mutados y los innumerables insectos venenosos mutantes.” Aparte de eso, también estaban los cultistas de la Costa de la Muerte en el sur y los piratas que vagaban tierra adentro desde las provincias costeras del sur. Pero al final, tampoco es que fuera tan grave. Después de todo, la vida siempre había sido así, año tras año. Los lugareños hacía tiempo que habían encontrado un equilibrio entre el caos y la muerte que les permitía sobrevivir. En ese momento, Zhou Nan no pudo evitar suspirar. “…En cualquier caso, doy las gracias a la Nueva Alianza. De lo contrario, para estas fechas del año que viene, tendríamos que andar lidiando con el avance de la Tribu Mastica Huesos tras atravesar la Ciudad de Boulder.” “Sí, gracias a ellos.” – suspiró Sun Shiqi con una mezcla de emociones mientras observaba las burbujas de su jarra. – “De lo contrario, probablemente seguiría siendo un simple vendedor ambulante…” No era él la única persona que necesitaba agradecer a la Nueva Alianza por su victoria. Todos los comerciantes ambulantes, propietarios de minas y asociaciones de comercio del Pueblo del Río Rojo tenían una deuda de gratitud con ese Administrador. La razón por la cual el Clan Serpiente no pudo usar toda su fuerza para lidiar con el Pueblo del Río Rojo se debió en gran medida a la distracción causada por la Nueva Alianza. Ahora que esta había tomado la Ciudad del Continente Occidental, el Clan Serpiente no tendría más remedio que poner fin al asedio, aunque no quisieran rescatar a sus propios aliados. La guerra finalmente estaba llegando a su fin. Los dos hombres chocaron sus jarras con una sonrisa, ofreciendo sentidas bendiciones. “¡Brindemos por la Nueva Alianza!” “¡Brindemos por el sabio y poderoso Administrador!” “¡Que tenga una larga vida!”
* * *
En el exterior del Hotel Autopista. En un rincón del mercado que había en la calle de al lado, un anciano envuelto en una bufanda y una túnica estaba sentando, atendiendo su puesto. El humo se elevaba de su vieja y descolorida pipa, dándole un aire misterioso a su rostro arrugado. Una alfombra de piel de camello yacía frente a él, con algunas extrañas piezas de madera encima. Un camello mutante, con sus dos jorobas unidas en una, dormitaba a su lado. Poseía unos rasgos faciales aplastados que le daban un aspecto bastante aterrador. Sin embargo, en el páramo, esa apariencia de mutante era bastante común. “Por solo 2 monedas de plata, escribe su nombre en la tabla de madera y el espíritu del Mar de Arena lo bendecirá para que regrese sano y salvo…” Levantando los párpados entrecerrados, el anciano miró a la preocupada muchacha frente a su puesto, pensando que su cena estaba asegurada. “Pero… Aquí no hay arena. ¿Funcionará?” – susurró la chica. “Por supuesto, no hay problema. Hace mucho, mucho tiempo, el vasto e infinito Mar de Arena se extendía por toda la región central, extendiéndose por decenas de miles de kilómetros. Las llanuras bajo tus pies, las montañas, los lagos… todo fueron en el pasado parte del dominio del espíritu del Mar de Arena… En aquel entonces, no existía el Dios Ciervo con grandes cuernos; solo la vasta extensión de arena vagaba por esta tierra.” – respondió el anciano con seguridad. Al observar al excéntrico anciano, Nieve Helada dudó un instante frente al puesto, pero pensando que al final eran solo 2 monedas de plata, buscó su bolsa. A diferencia del resto de habitantes que celebraban la victoria, ella estaba más preocupada por la seguridad del Administrador. Durante las últimas 2 semanas, rara vez había visto al Administrador leyendo en la biblioteca. De vez en cuando, la Asociación de Comerciantes le entregaba documentos o libros recuperados, pero siempre los recibía ese pequeño robot con forma de papelera. Más tarde, un compañero le informó que el Administrador había ido al frente. A pesar de que las buenas noticias continuaban llegando desde allí, todavía era muy peligroso; escuchó que incluso el comandante de los depredadores, un hombre llamado Dillon, fue asesinado por una bala perdida. Realmente esperaba que él estuviera a salvo... El anciano casi entrecerró los ojos al ver a la niña sacando su bolsa. Pero justo entonces, un brazo de piel clara se extendió a su lado. “Oye… ¿De verdad te lo creíste?” – Río Helado miró a su hermana pequeña con asombro. Incluso había sacado su bolsa. – “¿Escribir un nombre puede garantizar la seguridad de alguien? Eso no existe.” Ante la mirada sorprendida de su hermana, Nieve se sonrojó. “Son solo 2 monedas de plata…” – susurró. “Jovencita, tenga cuidado con sus palabras.” – Al ver como su cena estaba a punto de desaparecer, el anciano frunció el ceño con desaprobación a la mujer que había interrumpido sus asuntos. Tenía una expresión hostil. – “Como dice el dicho, más vale creer que existe, a que no. Si ocurre algo inesperado, no me culpe por no avisarle.” Al ver que el anciano realmente la amenazaba, Río sonrió. “No intentes engañarme. Nuestro Administrador ha dicho que la gente materialista no adora a fantasmas ni dioses. Es mucho mejor usar ese dinero para apoyar a la gente.” Después de decir eso, ignoró al anciano que lo miraba fijamente, y observó a su hermana. “Si tienes a alguien especial en el frente, en lugar de rezar por su seguridad… Es mejor que esperes a que regrese victorioso y le regales un ramo de flores.” La cara de Nieve se puso roja. No por las palabras de su hermana, sino porque cada vez más gente se reunía a su alrededor. Estaba empezando a sentirse avergonzada. Extendiendo la mano, tiró de la manga de su hermana. “Está bien, vale. Sé que es inútil hacer esto. No necesitas discutir… No lo compraré.” – susurró. Después de decir eso, tiró de la manga de su hermana y rápidamente se deslizó fuera de la multitud, deteniéndose solo en el otro extremo del mercado. Deteniendo sus pasos y antes de poder recuperar el aliento, su hermana le tocó la cintura con entusiasmo. “Dime la verdad, ¿de quién era el nombre que querías escribir? Quien es el joven afortunado.” Con el rostro enrojecido, Nieve dudó por un momento. “Si te lo digo… no puedes burlarte de mí.” – susurró, incapaz de resistir a las continuas preguntas de su hermana. Con un destello de curiosidad en los ojos, Río, quien acababa de decir que no creía en espíritus, levantó tres dedos. “Yo, Río, ¡lo juro por los cielos! No me burlaré de mi inteligente, encantadora, hermosa y elegante hermanita, ¡y definitivamente no se lo diré a nadie!” “……” Nieve puso los ojos en blanco y miró a su hermana con un toque de fastidio. Después de dudar un momento, e incapaz de guardárselo para sí misma por más tiempo, finalmente se inclinó más cerca del oído de su hermana y pronunció en voz baja el nombre que planeaba escribir. Después de escucharlo, Río se quedó atónita y luego la miró con asombro. Su expresión era aún más exagerada que cuando vio a su hermana a punto de darle dinero a un estafador. “¿Aún no te has rendido?” Nieve se sonrojó. “Prometiste no burlarte de mí.” “Como podría hacerlo…” – Río suspiró, sacudiendo la cabeza como un cascabel. – “Pero debes saber que no hay ninguna posibilidad.” Nieve miró a su hermana con una expresión complicada y, tras un instante, suspiró suavemente. “Nunca dije que tuviera alguna oportunidad… Solo espero que esté a salvo. ¿No lo deseas también?” Río asintió pensativa. “En efecto…” No podía imaginar en que se convertiría la Ciudad del Amanecer sin el Administrador. Quizás este oasis ni siquiera existiría. Esa gente de azul que solo daba su lealtad al Administrador probablemente se marcharía, quizá regresando a la clandestinidad o a algún otro lugar. Los refugiados definitivamente no se quedarían obedientemente en los dormitorios colectivos, esperando indefinidamente su reasentamiento. Los prisioneros de guerra tampoco se portarían bien; sin duda aprovecharían esta oportunidad única para liberarse de sus cadenas. Las diversas legiones probablemente mantendrían su lealtad e incluso heredarían la voluntad del Administrador de revitalizar la Federación. Elegirían a una figura militar poderosa para reprimir los disturbios… Sin embargo, lo más seguro es que eso sembraría las semillas de una rebelión. En cuanto a los comerciantes ambulantes… desde un principio carecían de lealtad. Harían todo lo posible para explotar a los habitantes de la ciudad bajo el pretexto del libre mercado. Era posible que incluso las monedas de plata perdieran su valor. Dado que trabajaba en el puesto comercial, conocía a la perfección el carácter de la gente del páramo. No solo tenían un código moral y ética profesional flexible, sino que también poseían identidades poco fiables. Quizás en otros lugares eran cazadores de esclavos o incluso depredadores, pero aquí, independientemente de su pasado, cumplían con la ley. Era realmente un milagro. Tras reflexionar un rato, Río asintió. “Si algo le pasa… todos estaremos muy tristes.” Al oír esto, Nieve se estremeció como un conejito asustado y rápidamente le tapó la boca con las manos a su hermana. “¡Hermana! ¡No atraigas la mala suerte! Si papá te oye, ¡te dará una paliza!” “Ju… No pasa nada. No lo dije delante de papá.” – zafándose de las manos de su hermana, Río la esquivó mientras sonreía. – “Además, el Administrador dijo que si queremos mencionar su nombre, no hace falta que nos preocupemos. Los nombres son para usarse.” “¿Eres un loro? ¿Por qué siempre estás hablando del Administrador… No paras…” – dijo Nieve, sonrojada. Trabajando como dependienta en la Asociación de Comerciantes, naturalmente no podía tener más fuerza física que su hermana, quien trabajaba en el puesto comercial. Tras perseguirla un rato, pronto se encontró jadeando con las manos en las rodillas, luchando por recuperar el aliento. Río se detuvo y parpadeó mientras miraba a su hermana. “¿Eh? ¿Estás celosa? No te preocupes, tu hermana busca una vida estable. No soy de andar con tonterías. Lo único que quiero en mi futuro espos…” “¡Nadie está celoso!” Mientras observaba a dos niñas jugar y reír, YaYa apoyó la barbilla en las manos con envidia tras sentarse en los escalones que había frente a la sucursal de la Sastrería de Teng Teng. ‘Ojalá tuviera una hermana. Aunque un hermano también estaría bien.’ Aunque no podía comprarle vestiditos, tener a alguien con quien jugar estaría bien. Como alguien que pasaba la mayor parte del tiempo en casa y rara vez salía, tener a alguien con quien interactuar en la vida real era increíblemente complicado. ‘Maldita sea…’ ¡Estaba empezando a envidiar a los PNJs del juego! Teng Teng estaba a su lado bebiendo un agua con gas, pero tenía una opinión completamente distinta. “Últimamente, no hay muchas caras conocidas en Ciudad del Amanecer.” – murmuró. Durante los últimos 2 meses, la mayoría de los clientes de su tienda eran PNJs. El negocio no se había visto muy afectado y había diseñado unos cuantos atuendos estándar, pero sentía que su creatividad y talento se estaban desperdiciando con esos peculiares encargos personalizados. Comparadas con la vestimenta conservadora de los PNJs, las ideas excéntricas y extravagantes de los jugadores la entusiasmaban mucho más. Aunque sería mejor si fueran un poco más serios. “Al fin y al cabo, todos están en primera línea.” – dijo YaYa, consolando a su amiga. Teng Teng la miró de reojo. “Ahora que lo pienso. Te consideraba una jugadora de combate. ¿Por qué estás tan ociosa?” Pensó que YaYa se uniría a Tail y a sus amigas para ir al frente, pero parecía que había aprendido la lección y no fue con ellas. “Mm, ¿quién dice que soy holgazana?” – dijo YaYa con una sonrisa de satisfacción. – “De hecho, he amasado una pequeña fortuna últimamente.” “¿Ah?” – Teng Teng miró a YaYa con curiosidad mientras soltaba la pajita que había estado mordiendo. – “¿Qué clase de fortuna?” “¿Recuerdas ese hongo verde puntiagudo que encontré? Bueno, los envié al laboratorio médico del refugio. Ese PNJ de pelo blanco descubrió que contenía una sustancia parecida a la penicilina.” – respondió YaYa con orgullo. Teng Teng asintió. “Ahora que lo mencionas, creo recordarlo… Luego se añadió a la enciclopedia de la página web oficial, se llama Hongo Verde Musgoso. Así que fuiste tú quien lo descubrió…” “¿Qué quieres decir? Claro que fui yo. ¡Hubo un anuncio de servidor!” – protestó YaYa con tristeza. Pero se aclaró la garganta y continuó emocionada. – “En fin, luego recibí una misión oculta del refugio: recolectar 20 toneladas de Hongos Verdes Musgosos para el asentamiento de supervivientes de la Ciudad del Continente Occidental.” “¿20 toneladas?” – Teng Teng la miró asombrada. – “¿Hay tantos?” YaYa sonrió. “Claro que sí. Antes, la gente creía que esos hongos eran venenosos y no los recogía. Pero con un pedido tan grande, naturalmente no podía hacerlo todo yo sola. Al final pude completar la misión después de que la joven de la Asociación de Comerciantes me ayudase a registrar una empresa y a contratar a unos 10 trabajadores del páramo.” “Bien. Nada mal. Nuestra YaYa por fin se ha embarcado en ese camino. A partir de ahora, no tendrás que recoger setas tú misma para ganar monedas de plata.” – dijo Teng Teng con aprobación, mientras asentía con la cabeza. “Bueno… aunque sea así, prefiero la sensación de explorar por mi cuenta en lugar de preocuparme por un montón de cosas.” – añadió YaYa tras reflexionar un instante. Este juego le permitía descubrir cosas que nunca había visto. En cuanto a las monedas de plata, ya no le importaban tanto. “¿Intentas presumir o algo así?” – Teng Teng puso los ojos en blanco, miró al cielo y se estiró perezosamente. – “Todos están trabajando muy duro. Parece que yo también necesito esforzarme en la nueva versión.” YaYa le dio una palmadita en el hombro a su mejor amiga con una risa juguetona. “No te pongas tan seria. Jugar no se trata de conseguir algo, sino de disfrutar de la experiencia. Por cierto, luego hay un espectáculo de fuegos artificiales para celebrar la victoria en la plaza. Dicen que también hay nubes de azúcar de la Provincia del Atardecer.” “¿Azúcar blanco?” – preguntó Teng Teng sorprendida. – “¿No es algo que tenemos desde hace mucho tiempo?” Hubo una época en que el azúcar era más barato que la sal, sobre todo antes de que se abrieran las rutas comerciales. Al fin y al cabo, la Granja Brown tenía remolacha azucarera, y con una pequeña mejora en el proceso, podían obtener azúcar puro. Sin embargo, la sal había que importarla. “No, es azúcar de arena. La Provincia del Atardecer es un desierto, así que probablemente sea una especialidad local. Lo vi en el foro… Dicen que lo descubrió Xiaoyu.” – dijo YaYa con una sonrisa. Mientras hablaban, los fuegos artificiales ya se elevaban hacia el cielo. Había llegado la hora antes de que se dieran cuenta. Al oír hablar de una comida desconocida, el rostro de Teng Teng se iluminó con interés. “Vamos, enséñame dónde puedo conseguirlo.” – dijo ella, saltando de los escalones. En medio de los brillantes fuegos artificiales, la gente que vivía en la retaguardia envió sus bendiciones a la línea del frente. Sun Shiqi salió borracho de la taberna y miró los deslumbrantes fuegos artificiales en el cielo. Se detuvo por unos segundos antes de bajar la cabeza. “Verde… Debe ser sulfato de cobre.” – susurró. “Qué desperdicio… ¿Acaso son tan ricos como para usar así la pólvora que les sobra?” – susurró Zhou Nan a su lado. Lo estaba apoyando. “Parece que la guerra realmente ha terminado.” Mientras los habitantes de la Ciudad del Amanecer celebraban la importante victoria en el frente, los depredadores de la Ciudad del Continente Occidental estaban sufriendo de manera terrible…


JDR - Capítulo 326

Capítulo 326

¡Un enorme botín!
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Tras recibir dos golpes en la cara con el frío acero de una bayoneta, Wabu supo que ya no podía fingir estar muerto mientras se tiraba en el suelo. Al final, solo pudo abrir los ojos a regañadientes. “No disparen…” Lentamente movió sus manos a los lados de su cabeza, con las palmas hacia adelante, señalando que estaba desarmado. El soldado que sostenía el rifle no perdió el tiempo en hablarle y simplemente apartó el arma de una patada. “Levántate.” Wabu obedeció sin rechistar, poniéndose de pie con las manos en la nuca. Luego siguió al soldado hacia la posición de la Nueva Alianza. Horas antes, un dron había volcado el tanque del líder de la compañía Bagro, y Wabu había quedado inconsciente mientras cargaba junto a la formación blindada. A su alrededor, sus amigos yacían muertos o mutilados. Los que habían sobrevivido les faltaban extremidades, y sus gritos de dolor resonaban como aullidos de lobos. Se consideraba afortunado. Quizás debido a su despertar, solo había sufrido heridas leves. Para cuando Colmillo de Oso lideró a la brigada en un asalto a la colina sur, ya había recuperado el conocimiento. Sin embargo, Wabu no se levantó inmediatamente. Especialmente cuando vio a sus compañeros rodando colina abajo uno tras otro, temiendo que lo pudieran empujar para rellenar la línea ofensiva, simplemente cerró los ojos y fingió haberse desmayado. Pero al hacerlo, se quedó dormido sin querer. Cuando despertó, los que acababan de subir la colina ahora descendían a toda prisa en una retirada desesperada… Con una bayoneta apuntándole, Wabu finalmente puso un pie en el campo de batalla, pero ahora como prisionero. Había bastantes personas apostadas a su alrededor. La Nueva Alianza había fortificado la posición. Algunos prisioneros fueron enviados a construir posiciones de artillería, mientras otros se agachaban nerviosamente en el terreno irregular. Cuando Wabu los vio cavando hoyos, un escalofrío le recorrió la espalda. ‘¿La Nueva Alianza planeaba enterrarnos vivos?’ Ése fue su primer pensamiento. Pero si lo pensaba bien, eso en realidad no tenía sentido; incluso si esas personas quisieran enterrarlos, sería mucho más fácil hacerlo al pie de la colina que aquí. Al norte se podía ver las llamas de una fogata. Parecía que la Nueva Alianza ya la había ocupado. Al recordar tiempos pasados atrás, Wabu no pudo evitar sentir una punzada de desesperación. Lamentaba haber escuchado esos rumores y haberse unido a la Tribu Mastica Huesos. Aquí no había bebidas interminables ni festines inagotables, ni prisioneras encantadoras, ni tesoros incontables. En los últimos meses, solo había visto excrementos de rata cubriendo el suelo y madera podrida flotando en las alcantarillas, junto con el poco apetitoso trigo verde y raíces shofar… Eran basura que, en el Estado Libre de Bugra, solo comían esclavos y carroñeros. Había venido para hacer fortuna, no para convertirse en carne de cañón. Si hubiera sabido lo grave que era la situación, ¡nunca habría venido! “Ve a agacharte allí.” Al oír la voz a sus espaldas, Wabu vio interrumpidos sus pensamientos y, sin atreverse a resistirse, se acuclilló junto al resto de prisioneros. Allí reconoció varias caras familiares. Un depredador del Estado Libre de Bugra, igual que él, lo miró sorprendido. “¿Wabu? ¿Sigues vivo?” – susurró. “Una explosión me dejó inconsciente… Me acabo de despertar. ¿Qué pasó?” – murmuró consternado. Una expresión amarga se dibujó en su rostro. “Cargamos hacia la colina, pero sufrimos grandes pérdidas. La Nueva Alianza lanzó rápidamente un contraataque; la colina estaba abarrotada de gente…” Durante 10 minutos, relató lo sucedido en el campo de batalla. Describió el cañón que volaba sobre sus cabezas, el olor a carne quemada de las trincheras… Wabu empezó a sudar. En ese momento, un oficial se acercó. El hombre que contaba la historia se quedó inmediatamente en silencio y los demás interrumpieron sus conversaciones en voz baja. El oficial intercambió algunas palabras con el soldado que custodiaba a los prisioneros, y este se acercó poco después hasta ellos. “Necesitamos dos voluntarios. Es una tarea asignada personalmente por el Administrador. Un buen desempeño podría resultar en una reducción de la condena. ¿Alguien dispuesto a ofrecerse?” Los cautivos intercambiaron miradas inseguras, pero nadie se atrevió a acercarse. En cambio, retrocedieron, temiendo que esta misión especial implicara ser arrojados a una olla o que les extrajeran los órganos. Al fin y al cabo, ellos mismos eran capaces de hacer esas cosas. Wabu estaba igualmente aterrorizado, pero cuando escuchó la posibilidad de una sentencia reducida, no pudo evitar tragar saliva. “Yo…” – dijo mientras levantaba una mano temblorosa. El oficial que estaba junto al soldado lo miró fijamente. “Nombre.” “Wabu.” – respondió rápidamente. “¿Eres del linaje de Colmillo Dorado?” “No.” – respondió Wabu nervioso. – “Soy del Estado Libre de Bugra. Solía ser cazarrecompensas.” El oficial asintió, garabateó algo en un cuaderno y luego le hizo un gesto para que lo siguiera. “Sígueme.”
* * *
Aunque la batalla había terminado antes del mediodía, la limpieza del campo de batalla continuó hasta la puesta del sol. No todos los depredadores se rindieron con las manos en alto; algunos se escondieron en el pinar, mientras otros fingieron estar muertos bajo los cuerpos de los caídos. Chu Guang asignó la tarea de limpiar el campo de batalla a la Segunda Legión y algunas legiones de novatos que estaban por debajo del nivel 5. La mayoría de esas legiones se habían creado hacía poco y ni siquiera estaban a su capacidad máxima, pero tenían algunos jugadores potencialmente prometedores. Independientemente de si eran útiles en ese momento o no, valía la pena cuidarlos. En cuanto a la fuerza principal, Chu Guang los condujo a la colina norte para renovar las posiciones de los depredadores y hacerse cargo de los suministros que habían almacenados. Tras esta batalla se habían obtenido 30 camiones, incluidos los suministros almacenados en ellos. Esos vehículos eran los que transportaban los suministros para la fuerza expedicionaria de la Legión. Estaban equipados con una potente máquina de vapor portátil y ofrecían una capacidad de carga y todoterreno ligeramente superior a la mula eléctrica desarrollada por la Nueva Alianza. También eran más sencillos de operar. Sin embargo, su maniobrabilidad era pobre y eran notablemente ruidosos. Este tipo de camión era adecuado para el transporte a gran escala y de larga distancia, como el comercio interprovincial. Por ello, Chu Guang planeó asignar la mitad a la Asociación de Comerciantes y mantener el resto como reserva estratégica. Aparte de los camiones, lo que más sorprendió a Chu Guang fueron los 27 tanques Conquistador. ¡Y 10 de ellos estaban en condiciones de repararse! En cuanto al resto, tenían importantes daños causados por la explosión de las municiones o incendiados por alguna grieta en las tuberías de combustible. Al menos pudieron salvar varias torretas y motores. En cuanto al resto, pudieron llenar dos almacenes con rifles Destripador, rifles de asalto Espada, metralletas Pu-9, panzerfaust, escopetas, varias ametralladoras ligeras y pesadas, morteros de 60mm y varios equipamientos para infantería. Era suficiente para arma media división. Y ahora todo fue a parar al arsenal de la Nueva Alianza. Aunque a los jugadores no les gustaba demasiado esos equipos con municiones complicadas de encontrar, venderlos como mercancías a los asentamientos de supervivientes de las provincias orientales era una idea excelente. Después de todo, no todos preferían equipamiento de alta tecnología de la Compañía. Un equipo potente, duradero y fácil de mantener era mucho más útil que las armas de alta tecnología que dependían de la logística.
* * *
En el campamento temporal de la Nueva Alianza, a la entrada de una cueva que se usaba como almacén. Chu Guang no pudo evitar suspirar emocionado al ver como los jugadores de tipo fuerza cargaban el botín en los camiones. ‘Gracias universo. Esto es más que una gran victoria. ¡Que ganancia inesperada!’ El almacén estaba repleto de rifles y cajas de munición. “Parece que planeaban marchar hacia el sur tras capturar el Valle del Pinar, lanzando un ataque implacable justo en nuestra puerta. Sea como sea, con su potencia de fuego y personal, estos suministros claramente no están preparados para solo dos o tres batallas locales.” Vanus, que seguía a Chu Guang, estaba igualmente asombrado. La cantidad de equipo, munición y suministros superaba con creces sus expectativas. Almacenar tantos recursos en la línea del frente indicaba que tenían grandes planes. Pero mientras Vanus hablaba, frunció el ceño. “…En lugar de decir que me sorprende, es más apropiado decir que me pilló desprevenido.” “¿Te pilló desprevenido?” Chu Guang lo miró con curiosidad. “Mm.” Vanus asintió. Caminó hacia la entrada del almacén, recogió un rifle del suelo con el emblema de un águila dorada grabado en la culata y jugó con él antes de continuar. “Un rifle de asalto Halcón… La 21ª división no podría tenerlos.” Y tampoco la unidad de 1000 hombres que dirigió en el pasado. La Legión no entregaría riles automáticos a clones. Era un desperdicio. Como mucho, les daría subfusiles PU-9 o escopetas a algunos escuadrones suicidas para el combate urbano o de trincheras. Pero rara vez se les daba munición. Después de todo, los clones producidos en lotes de 3 años eran simplemente prescindibles. Su tiempo medio de supervivencia en el campo de batalla no superaba los 10 minutos, así que no había necesidad de darles munición adicional. En cuanto al fuego de supresión, éste podría confiarse a ametralladoras especializadas. “La columna vertebral de la Legión está formada por ciudadanos que han recibido entrenamiento militar. Antes de convertirse en oficiales subalternos, se unen al cuerpo de cadetes para servir en el frente. Este fusil con el emblema del águila dorada grabado en la culata es el arma estándar del cuerpo de cadetes y sirve como prueba de sus estatus…” Al mirar el rifle que sostenía, la expresión de Vanus se tornó ligeramente nostálgica mientras lo dejaba donde estaba. Aunque se había convertido en oficial inmediatamente después de graduarse y no tenía una hoja de servicio en el cuerpo de cadetes, también la había recibido al obtener su primera medalla. “La 21ª División no podría haber tenido semejante arma. Sus principales tareas en el campo de batalla eran la fortificación y la guerra de trincheras; esa es su especialidad.” “Quizás… además de la 21ª División, ¿hay otros desertores que se unieron a la Tribu Mastica Huesos? ¿Algún comandante de brigada del cuerpo de cadetes?” – preguntó Chu Guang tras reflexionar. O tal vez fueron comprados en el Estado Libre de Bugra. Se decía que, en las últimas etapas de la guerra, una gran cantidad de equipamiento de la Legión había llegado a esa región. Una parte fue vendida como botín de guerra por los habitantes del Gran Valle de la Grieta, mientras que el resto fue vendido por los oficiales de logística de la Legión. En cuanto a que los depredadores lo hubieran creado… era muy improbable. Al fin y al cabo, ese emblema dorado no aumentaría el daño de las balas. Incluso si fuera una réplica, no había necesidad de recrear detalles tan innecesarios. “No descarto esa posibilidad, aunque intuyo que es improbable.” – reflexionó Vanus. De repente recordó algo. – “Y hablando de eso… ¿Dónde está su comandante?” La expresión de Chu Guang se volvió algo complicada. “Muerto…” “¿Muerto?” Vanus estaba atónito. Chu Guang asintió. “Mm, le volaron la mitad izquierda de la cabeza y encontramos más de 20 fragmentos de metralla en el cuerpo… Parece que un proyectil explosivo de 37mm cayó en la trinchera. Sin embargo, capturamos a Diente de Oso, al igual que a su subordinado, un hombre llamado Tumen. Era un antiguo comandante de 100 hombres de la 21ª División.” Chu Guang no sabía que más decir. No había conseguido obtener información importante de los suboficiales ni de los comandantes de 1000 hombres que había capturado. Al principio planeaba interrogar al oficial de mayor rango, pero murió por una bala perdida. Incluso había considerado nombrarlo oficial de logística después de ver todo el botín que le habían regalado. Después de escuchar las palabras de Chu Guang, Vanus quedó desconcertado. O, mejor dicho, estaba completamente confundido. Un hombre que había desertado en el pasado, acabó muriendo en un campo de batalla que ni siquiera era el suyo. Reflexionó durante un buen rato, pero no pudo llegar a comprender las intenciones de Dillon. Chu Guang tampoco entendía como ese idiota no se había refugiado en un búnker de artillería. Pero comparado con esas trivialidades, ahora tenía cosas más importantes que considerar. “…Dejemos de lado por ahora de dónde provienen estas armas. Me gustaría escuchar tus sugerencias sobre el próximo plan.” Vanus sabía lo que Chu Guang quería preguntar y reflexionó un momento antes de responder. “Aunque hemos aniquilado 5 brigadas del Clan Colmillo, aún quedan más de 20.000 depredadores en la Ciudad del Continente Occidental. El terreno desde el 4º Distrito Nuevo hasta la zona sur de la ciudad es complejo, y será difícil aprovechar al máximo nuestra movilidad. No es buena idea llevar la línea del frente directamente hacia la ciudad y enfrentarse a los depredadores en una guerra urbana. Mi sugerencia es trasladar las posiciones de artillería de Qingshi a un valle a 5 kilómetros al norte del Valle del Pinar, donde ya han preparado fortificaciones anti-artillería para nosotros. No hay necesidad de mandar gente si podemos resolver los problemas con proyectiles de artillería. A más tardar, esta guerra terminará en 2 semanas.” Al final, esta gente no era más que un grupo de depredadores. La razón por la que se reunieron era simplemente para unir fuerzas y dar rienda suelta a sus instintos de cazar en el páramo postapocalíptico ahora que la civilización se había derrumbado. De los más de 30.000 depredadores estacionados en la Ciudad del Continente Occidental, al menos dos tercios eran oportunistas que habían llegado por su reputación. Su cohesión no se basaba en la fe, la cultura, ni la tradición. Ni siquiera tenían vínculos de sangre. Una vez que no pudieran mantener la racha de victorias, se disolverían. Por no hablar de las aplastantes derrotas en el frente, las constantes bajas y la falta total de esperanza. ¿Un reino de depredadores? Eso era solo una quimera. Quizás solo el mismísimo Colmillo Dorado Triturador de Cráneos creía en ello. Después de escuchar el plan de Vanus, Chu Guang asintió con satisfacción. Porque había estado pensando lo mismo. “Parece que estamos en sintonía.” – Tras una pausa, continuó. – “Sin embargo, no basta con bombardearlos estratégicamente. También necesitamos hacerlo psicológicamente.” “¿Cómo planeas hacer eso?” – preguntó Vanus con interés. “Además de bombas y proyectiles, también mandaremos folletos y transmisiones de radio.” – dijo Chu Guang con una leve sonrisa. – “No solo queremos bombardear a esos asquerosos goblins, sino también agarrarlos de las orejas y decirles que la invicta racha de victorias de la Tribu Mastica Huesos ha llegado a su fin. Hemos aplastado a sus fuerzas de élite en el frente… ¡Y no tienen ninguna posibilidad de victoria! Pero somos un ejército civilizado y no participaremos en masacres sin sentido. Necesitamos hombres para reconstruir el páramo. Y más gente aún para gestionar a prisioneros de guerra. Mientras vengan hasta nosotros con esos panfletos o se rindan a la guerrilla local… Les daremos la oportunidad de empezar de nuevo. Esa es su última y única oportunidad.” “¿Qué es un goblin?” – preguntó Vanus frunciendo el ceño. Pero la idea de lanzar panfletos desde el aire y emitir transmisiones en la ciudad le llamó la atención. Como antiguo comandante de brigada de la Legión, comprendió de inmediato la intención de Chu Guang. Esos panfletos no solo socavarían la moral de los defensores, sino también debilitaría su organización, dejando a los desesperados depredadores de la ciudad sospechando de todos los que les rodeaban. Tendrían que soportar el bombardeo de artillería de la Nueva Alianza y al mismo tiempo ocuparse de las transmisiones desplegadas por los guerrilleros en la ciudad. Controlar los continuos rumores y comprobar si su propia gente se había guardado alguna carta de rendición en el bolsillo. No aguantarían 2 semanas. Verían a los depredadores huir uno tras otro o incluso rendirse en grupos… Cuanto más lo pensaba, más brillante le parecía la idea. “Es una buena idea… Pero la mayoría de los depredadores son analfabetos. Probablemente tendrás que esforzarte para que entiendan lo que has escrito.” – exclamó Vanus. Chu Guang meneó la cabeza con una sonrisa. “No hacen falta palabras innecesarias. Unos dibujos sencillos bastarán.” Si bien era cierto que no había necesidad de emplear gente cuando un problema se puede resolver con proyectiles de artillería, estos cuestan dinero. En cualquier caso, la guerra estaba llegando a su fin, así que era mejor ahorrar lo máximo posible. Imprimir folletos siempre era mejor que imprimir dinero. Y todavía quedaban muchos otros lugares en los que necesitaba gastarlo…