Arco 1 Capítulo 21
Enfrentamiento I
Traducido por Tars
Corregido por Thornapple y DaniR
Editado por Tars
Corregido por Thornapple y DaniR
Editado por Tars
La misión final ha sido revelada.
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Objetivo: Detén el reloj de la torre.
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En la parte superior de la torre se encuentra la fuente de energía del reloj.
Destrúyelo para que el reloj de la torre se detenga.
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La puerta crujió detrás de ellos cuando el grupo de la Luna Azul entró en la torre del reloj. Para su sorpresa, lo que los saludó no fue el sonido de la maquinaria del reloj, ni una multitud de trampas para detener a los intrusos. En cambio, seis supervivientes formaban un semicírculo abierto mientras se gritaban entre ellos. Pero cuando vieron como Ajest cruzaba la torre, la tensa conversación cesó rápidamente y un silencio cayó sobre la estancia cuando todos los ojos se volvieron hacia ella.
“Dos eliminados.” – dijo Ajest en voz baja, tras mirar a su alrededor con cuidado, sin dirigirse a nadie en particular.
Quedaban 16 supervivientes, de los cuales, 13 se encontraban allí. Sin embargo, también estaba claro que el mago del viento no estaba entre estas personas. Ahora, Ajest estaba segura de que el francotirador pertenecía al grupo de Desir.
Una suave brisa soplaba a través de la habitación, interrumpiendo momentáneamente la tensión de la sala. Antes de que entrara el grupo de la luna Azul, los otros dos grupos de tamaño medio se habían estado evaluando mutuamente entre sí. Tenían una fuerza similar y sus números también eran parecidos, por lo que, en consecuencia, difícilmente habría sido extraño si una pelea estallara allí mismo.
Sin embargo, tras la aparición del grupo de la Luna Azul, la situación había cambiado considerablemente. El grupo de la Luna azul contaba con la mayoría de los supervivientes y, dado que los líderes de los otros grupos no eran idiotas, era obvio que, como equipos más pequeños, las luchas internas entre sí solo serían perjudiciales.
Los dos grupos intercambiaron miradas nerviosas y luego, sin decir ni una palabra, se movieron al unísono para bloquear el camino del grupo de la Luna Azul.
“Que todos los miembros formen filas.” – dijo Ajest con un tono de voz desapasionado.
Al momento, el grupo se movió al unísono y los tres guerreros se situaron al frente inmediatamente mientras que, justo detrás de ellos, dos caballeros desenvainaron sus espadas listos para entrar en combate. Un mago solitario se encontraba en la parte de atrás, con multitud de formas mágicas llenando el aire delante de ellos. Con sus uniformes a juego y sus movimientos nítidos y ordenados les dieron una presencia casi abrumadora.
Pero, después de todo, los otros supervivientes también habían sido capaces de llegar hasta el final y a su vez también se movieron rápidamente creando su propia formación: dos miembros del equipo se movieron al frente, con un caballero justo detrás de ellos. Luego, detrás de eso, dos arqueros levantaron sus arcos con sus cuerdas estiradas y, a su lado, un mago se encontraba listo para atacar.
Ambas partes se miraron con cautela, cada una esperando que la otra parte se moviera. La tensión era tan gruesa que casi se podía cortar con un cuchillo.
Ajest sacó su espada. Una luz azul brillaba sobre su hoja.
“Como era de esperar, el francotirador estaba en el grupo de la Luna Azul.” – dijo una voz de golpe de entre la improvisada alianza.
El hombre que estaba hablando comenzó a caminar hacia el grupo de la Luna Azul. Era un estudiante que había conseguido el segundo puesto de entre los estudiantes de primer año, Gabriel Ijente. Un mago de fuego del tercer círculo.
“¿También te estaban acosando…?” – preguntó Ajest mientras levantaba una ceja en respuesta.
“Corta la mierda. Solo el grupo de la Luna Azul podría tener un francotirador de ese calibre.”
Ajest entrecerró los ojos. Ahora se daba cuenta de qué estaba hablando Gabriel.
‘No éramos los únicos que estaban sufriendo los ataques de Desir Arman.’
Claramente había encontrado la torre del reloj, pero en vez de continuar con la misión había elegido reunir a todos los grupos al mismo tiempo.
‘¿Piensa que puede atacarnos a todos? Pero eso no tiene sentido. No renunciaría a la enorme ventaja que posee en el progreso de la misión para realizar un plan tan imprudente.’
Ajest parpadeó lentamente.
“Terminar la misión no era su objetivo…” – murmuró Ajest cuando comprendió lo que estaba pasando.
“¿De qué estás hablando?” – preguntó Ijente mientras fruncía el ceño.
Sin decir una palabra, Ajest dio un paso adelante. Sus ojos estaban fijos detrás de él. Él parpadeó, y ella desapareció. Una nube de polvo explotó en el sitio donde había estado parada. En un instante, la espada de Ajest pasó a su lado. No hubo ninguna advertencia. Ijente se volvió para mirar su cuerpo. Mientras lo hacía, se desvaneció en pequeñas motas de luz.
Un jugador ha sido eliminado: Quedan 15 concursantes.
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“¡Aaaaah! ¡El líder del grupo ha muerto!”
“Todos, ¡cargad!”
Los gritos salieron de sus gargantas cuando los estudiantes entraron en pánico.
Ajest examinó con calma a sus oponentes mientras sacudía la espada.
‘5 personas… y algunos espectadores.’ – pensó mientras buscaba a su alrededor.
No podía ver cuán profunda era la torre por culpa de la oscuridad, pero sabía que tenían que estar allí.
“Todos los miembros, detened al francotirador del grupo de Desir.” – ordenó mientras señalaba hacia las escaleras.
“¿Todos? ¿Qué pasa con estos tipos?” – respondió Percival, incrédulo ante una orden tan absurda.
Al oírlo, miró hacia atrás sobre los otros supervivientes.
“Yo misma me encargaré de los cinco.” – respondió fríamente sin dudarlo.
“¿Los cinco? ¿Sola?” – escupió incrédulo.
Pero Ajest no respondió, ya había comenzado a pelear.
* * *
Un chirrido bajo, quejumbroso, vino de las bisagras oxidadas cuando se abrió la puerta. Una silueta se iluminó cuando la figura se acercó silenciosamente a la puerta. Era una niña que llevaba un extraño abrigo de cuero con incrustaciones de metal. La sangre corría por el costado de su cuerpo, dejando un rastro de gotitas mientras caminaba. Sostenía una espada en su mano, que emitía una luz azul del borde de la hoja. Su largo cabello de color plata, que no estaba manchado por la sangre, marcaba un fuerte contraste mientras fluía por su espalda. Los examinó a los tres mientras se acercaba, como un león acechando a su presa. Instintivamente, los miembros de su grupo se movieron detrás de él.
“Un plan sin sentido.”
Su voz estaba helada.
“Habría funcionado si no fuera por ti.” – contestó Desir con una cara congelada ante las críticas.
Lo decía en serio. Después de todo, su oponente era Ajest Kingscrown. Era la espadachina mágica más poderosa de Hebrion y uno de los seis que habían sobrevivido hasta el final. Cuando todos se unieron bajo el estandarte de la expedición, ella había sido designada como comandante. Estaba muy dotada para tomar decisiones en una batalla. Hasta cierto punto, Desir había esperado que ella descubriera sus planes. De todos modos, no era como si sus planes se hubieran visto inesperadamente interrumpidos. Más bien, había cometido un grave error de cálculo.
“Pensar que eliminarías a todos los supervivientes que quedaban tú sola.” – dijo en voz baja, con un tono de admiración.
La pelea que Desir tanto deseaba había sucedido, pero Ajest no le había dado espacio para interferir. La totalidad del grupo de la Luna Azul, había obstruido magistralmente al grupo de Desir, mientras que Ajest humillaba ella sola al grupo de supervivientes. No pudieron hacer nada más que ver cómo los sometía, los tomaba como rehenes y los arrastraba a un área segura.
“Mientras evitábamos que tu grupo hiciera nada, hemos capturado a los supervivientes restantes. Así que todavía hay más de 10 personas vivas.” – dijo Ajest con frialdad.
Claramente no tenía manera de bajar las escaleras sin tratar primero con Ajest. Su plan se había arruinado por completo. Solo le quedaba una opción.
“Lo único que queda es pelear el uno contra el otro.”
Romántica y Pram estaban al lado de Desir. Percival y Doneta se encontraban detrás de Ajest. La luz entraba desde una pequeña ventana en el extremo más alejado del corredor, iluminando a los dos grupos con una luz pálida y débil. Cada grupo se enfrentaba al otro sin decir ninguna palabra, esforzándose por leer los pensamientos que impulsaban cada movimiento de las siluetas que tenían delante. El sonido de los engranajes gigantes resonaba en el estrecho corredor a medida que iban avanzando.
“Tu grupo y el mío. Derrótame y demuestra que eres digno del título Rango único, Desir Arman.”
Los engranajes se detuvieron.
Ajest comenzó a moverse mientras el poder mágico se arremolinaba a su alrededor a medida que iba reuniendo y condensando su maná. Algo estaba tomando forma. Desir inmediatamente comenzó su análisis. Tenía la capacidad de deducir qué hechizo se lanzaría mirando únicamente el proceso de lanzamiento, incluso antes de que el hechizo estuviera completo.
“[Jaula de hielo]”
Unos pilares de hielo, con grabados elaborados, se levantaron del suelo, emanando un frío profundo que se dispersaba a través del aire. Pero el grupo de Desir no sintió nada.
“Robo completado.” – anunció triunfante. Bajo el control de Desir, la magia no podría afectar a los alrededores de su grupo.
Con un silbido, los pilares desaparecieron en medio de una nube espesa de vapor justo cuando Ajest terminó de conjurar el hechizo. Una densa niebla llenó el corredor, bloqueando la vista de todos.
“¡Ya vienen!” – gritó Pram dando un paso adelante y moviendo su estoque. En el momento en que su pie se posaba sobre el suelo, giró su cabeza hacia la derecha.
Una espada cortaba cuidadosamente el espacio donde acababa de estar su cabeza. La niebla se dispersó en el viento, revelando a Doneta. Sin perder el tiempo, Pram vio la postura incorrecta de su adversario y empujó el estoque en su estómago.
“¡Aaarg!” – gruñó Doneta por el dolor mientras giraba hacia atrás.
En ese momento, Romántica lanzó su hechizo contra él.
“[¡Golpe de viento!]”
La bala de aire comprimido explotó, pero no hubo ningún efecto. Un gigantesco escudo había aparecido entre la niebla dispersa.
“Débil, como la mierda de un hechizo del segundo círculo.” – dijo Percival con una cara burlona saliendo de detrás del escudo.
“Estoy agotada, ¡imbécil!” – gritó Romántica en voz alta como respuesta.
La niebla volvió, llenando el espacio entre ellos de nuevo y borrándolos de la visión de los demás.
“Ese espadachín… Se ve fuerte. Ten cuidado.” – le susurró Doneta a Percival.
“Solo eres débil, idiota.” – respondió Percival con burla.
Se había enfrentado a Pram una vez y, según su memoria, no era un espadachín especialmente hábil. Su espada era un poco más rápida que alguien de la clase Beta, pero eso era todo. No tenía opción; se agotaría poco después de comenzar la pelea.
“¡Traga esto!” – dijo mientras cargaba y blandía su espada hacia Pram, pero, para su sorpresa, solo cortó el aire. – “¿Qué?”
Percival se detuvo desconcertado, al darse cuenta de que no podía ver nada en la niebla. Miró hacia atrás por si acaso, y casi fue golpeando por el ataque sorpresa de Pram. A duras penas había conseguido parar el ataque.
“Eres un bastardo.” – dijo apretando los dientes.
“Tú lo hiciste primero.”
El eco del choque de acero sobre acero resonó a través de la torre.
Nacido y criado en el norte, el estilo de espada de Percival era salvaje y primitivo. Prefería usar la fuerza para golpear a su oponente sin darle un momento de descanso para terminar desgastándolos con el paso del tiempo. Pero el talento de Pram como espadachín de rango Peón estaba empezando a florecer y su movimiento con la espada ya era feroz.
Percival podía atacar a una velocidad opresiva y, al mismo tiempo, protegerse con su escudo mientras avanzaba, como una montaña que se elevaba inconquistable. Pram era un espadachín centrado en la velocidad, al igual que Percival. Desafortunadamente no tenía ni su fuerza ni su poder, por lo que, en teoría, sería muy difícil obtener una ventaja en esta pelea. De hecho, para todos los demás parecía que Pram estaba siendo rechazado. Pero, debido a la creciente incomodidad de Percival, pronto quedó claro que era todo lo contrario. Cada uno de los movimientos de Pram estaba totalmente calculado. En cada momento, esquivaba o bloqueaba la hoja de Percival con el menor número de movimientos posibles, manteniendo una posición firme y buscando constantemente aberturas en su contrincante.
Mantuvo la distancia y alejó a su oponente con solo la punta de su espada mientras bailaba con gracia por la habitación. A este ritmo, cuanto más se prolongara la pelea, más probabilidades había de que Pram consiguiera la victoria.
Pram era muy consciente de sus límites y por ello, estaba evitando que el duelo se convirtiera en una competencia de fuerza y atacaba cada vez que Percival hacía una apertura. Lentamente, casi de forma imperceptible, Percival sintió que su espada era empujada hacia atrás. Estaba claro que perdería si esto continuaba. Apoyado contra una pared, Percival hizo una apuesta desesperada y lanzó su escudo hacia Pram.