Volumen 2 Capítulo 52
Evernatten IV
Traducido por Lord
Corregido por Tars
Editado por Tars
Corregido por Tars
Editado por Tars
Desir emitió un pequeño bostezo mientras se estiraba, estaba rígido y adolorido por las largas horas. Miró a Lord Wilhelm. A diferencia de Desir, el señor no dio ninguna indicación de que estuviera cansado tras otro largo día.
Silenciosamente, Desir continuó observando a Lord Wilhelm. Su diligencia no era sorprendente; Desir había sabido que era un gran trabajador desde el primer día. Pero ahora, vio a Wilhelm bajo una nueva luz.
‘Pensar que era ese tipo de hombre…’
De hecho, Desir estaba seguro de que, si los registros de la Santa Nación no se hubieran perdido, el nombre de Wilhelm habría encontrado su lugar en los libros de historia.
Se tragó su amargura ante el último pensamiento. Con la escasez de información sobre el Mundo de las Sombras, la humanidad había sido golpeada gravemente durante los últimos siglos. Desir se sintió aún más impresionado por Wilhelm; dado que la mitad del continente estaba siendo absorbido, completar un Mundo de las Sombras hace mucho tiempo debe haber sido extremadamente difícil.
‘Pensar que fue capaz de realizar tal hazaña sin ningún conocimiento previo ni tecnología moderna. Increíble.’
Y, sin embargo, a pesar de tener un hombre tan singularmente talentoso, la Santa Nación había sido totalmente destruida. Desir se abstuvo de sacudir la cabeza.
‘Qué estúpidos fueron… acabados por una estúpida ideología religiosa.’
En la era moderna, lo que una vez fue la Santa Nación de Artemisa era una tierra envuelta en una niebla oscura; una tierra tragada por un solo Mundo de las Sombras, con la excepción de la Provincia de Orrane, donde se encuentra actualmente el equipo de Desir.
La historia contemporánea sabía de la Clase 3 hacia abajo (de hecho, la humanidad debía su récord actual contra los Mundos de las Sombras en parte al hecho de que ningún Mundos de las Sombras de Clase 1 o 2 había aparecido en los recientes tiempos), pero existían registros de Mundos de las Sombras aún más grandes, incluso más peligrosos. La Santa Nación había sido destruida por uno, evidentemente: un Mundo de las Sombras Clase 1.
Desir hizo que sus pensamientos regresaran al presente.
‘La Iglesia de Artemisa, ¿eh?’
Mientras la Santa Nación había sido destruida, su religión sobrevivió, continuando dentro de los Reinos Occidentales modernos. De hecho, Priscila, una de las Seis finalistas, era miembro de la Iglesia de Artemisa.
‘Pero sus creencias son muy diferentes a estas…’
Los pensamientos de Desir se desviaron de nuevo, de vuelta a Wilhelm. Aunque la conversación de Desir con Jefran había sido esclarecedora, no había encontrado pistas o indicios para su misión actual, el problema de los vagabundos, y, por lo tanto, lo más probable es que fuera irrelevante.
‘Así que Wilhelm es un hombre que está infinitamente dedicado a su pueblo. Aunque pertenecía a la Iglesia de Artemisa, puso la vida de su pueblo por encima de sus creencias religiosas. Posee un poderoso ejército aquí en Evernatten, y lo gobierna con un innovador sistema de gestión.’
Desir rápidamente pasó por las cualidades positivas de Lord Wilhelm.
‘Pero algo salió mal con los vagabundos. Entonces, ¿qué decisiones tomó?’
Un golpe seco en la puerta interrumpió sus pensamientos. Oyó cómo se paraba la pluma de Wilhelm.
“Adelante.”
Una mujer caballero con ojos agudos y el pelo largo atado fuertemente detrás de su cabeza abrió la puerta y entró. Era Eyulan. La boca de Desir se apretó un poco. Aún recordaba vívidamente el fulminante resplandor y los duros insultos que ella le dirigió cuando se la encontró mientras visitaba a Ajest.
Se detuvo ante el señor, y se arrodilló en un gesto de respeto. Una voz fría y aguda sonó.
“¡Por el honor de Evernatten!”
“Levanta la cabeza.”
Ella miró a Lord Wilhelm.
“El caballero Eyulan Lilistick le saluda, mi señor.”
“Habla.”
Desir notó que sus ojos parpadearon brevemente hacia Desir, antes de volver a Wilhelm. Él fingió no darse cuenta, estando demasiado absorto con el papeleo.
“Estoy aquí para hacer mi informe de crimines mensual. La Capitana Ajest se disculpa por no poder presentarse en persona. Dice que está demasiado ocupada con otros asuntos y pide perdón.”
“Entiendo que ha estado trabajando duro últimamente. Repórtale que está bien si está ocupada.”
“Gracias por su comprensión, mi señor.” ‒ De su bolsillo, sacó una pequeña pila de papel. ‒ “Mi señor, todos los detalles están escritos en este informe. En el último mes, tenemos 7 casos de asesinatos, violaciones, incendios y otros delitos graves. Además hay 50 casos adicionales con delitos menores.”
Desir se estremeció mentalmente. La tasa de criminalidad era bastante alta.
“Excluyendo a 1 delincuente grave y 12 menores, el resto eran vagabundos.” ‒ El trasfondo era claro. A sus ojos, los vagabundos eran los responsables.
Wilhelm asintió y Eyulan continuó.
“Y esto.” ‒ Sacó otro documento. ‒ “Esta es una declaración pública, una petición para exiliar a todos los criminales.”
Deir no pudo evitar mirar hacia arriba. Vio las comisuras de los labios de Wilhelm crisparse, antes de que el señor hablara.
“¿Con qué propósito me das esto?”
Sus palabras no tenían el más mínimo matiz.
“Mi señor, debo entregarle la voluntad del pueblo.”
Wilhelm tomó los documentos y los puso encima de su escritorio.
“Como siempre, los criminales pasarán por los canales legales adecuados y serán castigados en consecuencia.” – contestó Wilhelm sin siquiera mirarlos.
“Perdonadme, mi señor, pero debo hablar. Creo que las medidas que estamos tomando actualmente son demasiado blandas y, por lo tanto, ineficaces. Necesitamos medidas más fuertes.” ‒ La forma de hablar de Eyulan demostró que creía en sus palabras. ‒ “Aunque la capitana Ajest ha logrado reducir drásticamente el número de crímenes en Evernatten, no puede cambiar la naturaleza de los vagabundos. Son ingratos, y causan daño a nuestro pueblo. En particular, se han denunciado muchos crímenes en la ciudad de barrios bajos que han creado.”
“¿Entonces me estás diciendo que exilie a todos los vagabundos?”
“No, mi señor. Sin embargo, creo que su gracia y generosidad no tiene por qué extenderse a los criminales.”
“Tomaré esto en consideración entonces. Puedes irte.”
Eyulan volvió a bajar la cabeza, antes de darse la vuelta y marcharse en silencio. Cuando se fue, Wilhelm tomó la declaración que había hecho y la leyó.
Desir suspiró internamente. El exilio, en este invierno, especialmente cuando no tenían adónde ir, no habría sido diferente de la muerte.
“Desir, he oído rumores de que has estado trabajando en este asunto de los vagabundos.”
“Sí, mi señor.”
“Entonces debes saber mucho sobre ellos. ¿Qué opinas de las sugerencias de Eyulan?”
“Creo que sus palabras son razonables.” ‒ Por mucho que Desir no quisiera admitirlo, rehacer la seguridad pública era sólo una solución a medias. A pesar de todo lo que habían hecho, la progresión de la misión principal se mantuvo en el 30%.
Wilhelm se detuvo brevemente antes de responder.
“Sin embargo, creo que es un poco excesivo castigarlos tan severamente.”
“Excesivo, ¿eh?”
El señor golpeó ligeramente la hoja de papel.
“Incluso debo reconocer que los índices de criminalidad de los vagabundos superan con creces a los de los demás. Mientras nuestros caballeros trabajan duro para encontrar una solución, hay límites a lo que pueden hacer. Creo, desgraciadamente, que debo tomar medidas más enérgicas.
Voy a tener que dar una rápida demostración, de que mi gracia y generosidad tienen límites. He aceptado a estos vagabundos en Evernatten, y creo que a cambio deberían mostrar algo de respeto. No puedo dejar que mi pueblo siga sufriendo por mi egoísmo.”
A Desir le dolía admitirlo, pero Wilhelm no se equivocaba en absoluto.
“Si lo hace, considere deportar a los que tienen pena de muerte. Creo que sería un ejemplo suficiente.”
“Estaba planeando hacerlo así.” ‒ El señor habló, con una repentina convicción.
‘¿¡Qué!?’
Tan pronto como terminó de hablar, sonó un anuncio. Hizo todo lo que pudo para ocultar su pánico. Pensó que, si los vagabundos eran responsables de los problemas de Evernatten, una posible solución sería simplemente eliminarlos. Aunque personalmente se opuso a este enfoque, tuvo que admitir que probablemente funcionaría. Sin embargo, tan pronto como sugirió el exilio, la progresión de la búsqueda había disminuido, lo que sólo podía significar una cosa.
Eliminar a los vagabundos no era la solución. Estaba siguiendo un camino opuesto al de completar el Mundo de las Sombras. Eso significa que Wilhelm debe haber elegido exiliar a los vagabundos en el pasado.
Progreso de la misión.
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Es una época de caos.
En tiempos tan difíciles, la gente ha gritado por un héroe, y han sido conducidos al Héroe Único: Wilhelm Evernatten.
Realizó muchas hazañas increíbles, ganándose el apodo de ‘Saladino’.
Pero eso era historia.
Su título de Cardenal ha sido olvidado hace tiempo, y sus leales caballeros se han disuelto hace tiempo.
El héroe caído, Wilhelm Evernatten. Todo lo que le quedaba era su ciudad natal y un fragmento de su vieja y ardiente convicción. Cuando regresó a Evernatten, esperaba proteger su territorio de los bárbaros, y aceptó a todos los vagabundos, por compasión hacia el pueblo.
Desgraciadamente, la realidad no se acomodaría a sus nobles ideales de proteger a todos. A veces, uno debe sacrificar a pocos para salvar a muchos. Y así, como gobernante de Evernatten, tomó una decisión.
Pero su decisión no abordó el problema de fondo.
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Ideales. Convicción. Bárbaros y vagabundos. Todo comenzó a unirse para Desir.
Wilhelm Evernatten: el señor que vivió para su pueblo. Aceptó a todos y cada uno de los vagabundos, pero de su decisión surgieron problemas de orden público y de reservas de alimentos.
‘Históricamente, tampoco debe haber sabido de la invasión bárbara…’
Desir había descubierto los planes de los bárbaros y había tomado las contramedidas apropiadas, porque estaba familiarizado con sus hábitos y mentalidad. Pero en la historia real, Wilhelm debe haber sido sorprendido por el ataque. Halcón Garra Sangrienta habría robado lo que quería y quemado el resto, exactamente como estaba planeado, lo que significaba que los bárbaros habrían reiniciado su guerra con Evernatten, lo que habría requerido que todo el ejército de Evernatten luchara contra los bárbaros.
‘Sin comida y sin caballeros disponibles, el problema de los vagabundos habría sido imposible de resolver.’
Todo tenía sentido ahora. La cruel realidad se habría hecho evidente para Lord Wilhelm: sus ideales eran meras ilusiones. Habría abandonado lo que quedaba de su orgullo, abandonando a los vagabundos.