miércoles, 26 de junio de 2019

Retro Capitulo 51

Volumen 2 Capítulo 51
Evernatten III
Traducido por Lord
Corregido por Tars
Editado por Tars

Incluso en invierno, muchos residentes deambulaban por las calles, tomando el sol. Ajest caminó hacia una calle llena de vendedores, deteniéndose frente a un puesto en particular. Mientras se acercaba, la sorprendida dueña del puesto la saludó calurosamente. “¡Oh, Dios mío! ¿No es esa nuestra capitana? ¡Bienvenida!” “Te lo he dicho muchas veces. No hace falta ser tan formal.” “Shhh… y usted no necesita ser tan modesta. Gracias por mantener nuestras calles seguras.” La dueña del puesto le entregó a Ajest algunas de las galletas de su tienda. Ajest intentó pagarle por las golosinas, pero la dueña del puesto se negó cortésmente. “¿Cómo podría aceptar dinero de nuestra protectora?” Al darse cuenta de que no podía rechazar su buena voluntad, Ajest aceptó gustosamente las galletas y le agradeció por la molestia. La dueña del puesto se giró y le habló a Desir, que estaba muy por detrás de Ajest. “Y aquí hay algunas para el Sr. Novio.” “No-novio” ‒ balbuceó Desir, antes de que la dueña de la tienda tuviera alguna oportunidad de decirle algo. “A tu edad, se te nota en la cara” ‒ se rio. ‒ “Por favor, cuida de nuestra capitana. Es una persona de buen corazón.” Desir se puso recto y estaba listo para negarlo. “Ah, yo…” “Gracias por atender a mi amado.” ‒ dijo Ajest interviniendo rápidamente y dandole a la dueña del puesto un simple agradecimiento. “¡Ja! ¡Capitana, usted es más hombre de lo que él es!” ‒ dijo, riendose para sí misma cuando la insólita pareja salió de su puesto. “Ajest, ¿qué estás diciendo?” La cara de Desir estaba sonrojada por la vergüenza. “No soy tan cruel como para rechazar sus buenas intenciones.” ‒ Mientras Desir abría la boca para hablar de nuevo, fue rápidamente silenciado por Ajest. ‒ “No hay necesidad de perder el tiempo explicando cada detalle.” Ella empezó a caminar; en su mente, era una señal de que la conversación había terminado. Mordió la galleta y la partió por la mitad, ofreciendo la porción restante a ‘su pareja’. La galleta en sí no era dulce; sabía a harina cocida. Lo más probable es que fuera porque era difícil encontrar azúcar. Aun así, no era tan mala. Mientras continuaban por la calle, llamaban la atención en todos los lugares a los que iban. Los regalos de comida se amontonaron y muy pronto empezó a ser difícil llevarlos todos. “Tomemos un pequeño descanso” ‒ sugirió Desir. En la plaza central, una estatua de un semental levantaba la cabeza de manera majestuosa. Desir y Ajest se sentaron en un conjunto de bancos para recuperar el aliento. El cielo estaba despejado y los dos se miraron el uno al otro antes de apartar la mirada. Con un poco de vacilación, Ajest le hizo una pregunta. “Desir. ¿Cuál es tu impresión de las calles?” “Es un buen lugar. La gente es amable y alegre.” “Es bueno oír eso.” Sus mechones dorados enmarcaban sus mejillas de color rojo claro mientras suspiraba aliviada. Desir pensó que Ajest se estaba volviendo más expresiva. Ella se giró para mirarle a los ojos y arrugas aparecieron en su frente. “Me preguntaste cómo iba la misión, ¿verdad?” Desir asintió como respuesta. “Me centré principalmente en resolver el problema de la seguridad pública. Como sabes, los vagabundos estaban causando muchos problemas. Debido a la afluencia de vagabundos, la moral estaba baja.” – dijo Ajest. – “Dividiendo el territorio en distritos, he dividido a los caballeros en cada distrito para mantener el orden. Los crímenes severos fueron castigados en el lugar, mientras que los criminales menores fueron transferidos a una celda de detención.” Desir estaba maravillado por lo que Ajest consiguió en tan poco tiempo. Su estrategia fue magnífica. Con este método, cada distrito podría ser vigilado y gestionado adecuadamente. “Pero, por desgracia, no pude llegar al centro del problema.” Ajest miró a la gente en las calles. Los residentes de Evernatten estaban paseando por el centro de la ciudad, mientras que los niños estaban teniendo una pelea de bolas de nieve en los bancos de nieve. La atmósfera era cálida, y había un torbellino de vida llenando el aire. “Si bien los delitos moderados disminuyeron drásticamente, ha sido difícil prevenir numerosos delitos menores, como robos y carteristas.” Ajest dirigió sus ojos hacia un callejón trasero, había vagabundos merodeando por ahí. “La progresión general se ha estancado en un 30%. Incluso si el orden público mejorara, la misión no avanzaría de aquí en adelante.” En el callejón trasero, un vagabundo tenía los ojos muy fijos en una mujer, marcándola con sus ojos. Aguantando la respiración y mezclándose con el callejón, la emboscó e intentó robarle el bolso. La mujer gritó de pánico, pero no pudo perseguir al joven que ya estaba a varios pasos de distancia. Ajest, atrapando el robo en el momento, apuntó hacia el pie del joven y lanzó magia.
“[Hielo]”
Una capa de hielo se formó instantáneamente, y el joven perdió el equilibrio. Balanceando sus brazos para mantener el equilibrio, encontró que todo era inútil cuando se resbaló y dejó caer el bolso de la mujer. Momentos después, los caballeros llegaron a la escena del crimen para evitar que huyera. Ajest, viendo que el criminal había sido atrapado adecuadamente, se volvió para irse. “Si encuentro alguna pista, vendré a visitarte de nuevo” ‒ dijo Desir. “Estaré esperando.” Mientras ella lo dejaba con sus palabras de despedida, descendió al oscuro callejón y se dirigió directamente hacia el vagabundo que estaba siendo golpeado en el suelo. Después de confirmar su arresto, Desir se dirigió hacia el castillo. ¿Qué es el Mundo de las Sombras? El Mundo de las Sombras es un fragmento de la historia. Es decir, repetirá una vez más lo que ha ocurrido en el pasado. Había múltiples formas de completar una misión en el Mundo de las Sombras. Una era corregir las decisiones equivocadas tomadas por las figuras clave en la línea de la historia. Podrían completar la misión guiando a la historia a través de su propio camino. La figura central en este Mundo de las Sombras era Wilhelm Evernatten. Debe haber pasado años buscando una solución a los problemas actuales de su territorio, pero la historia demuestra que los resultados finales han dejado mucho que desear. Necesitaba obtener más información, y el primer paso era comprender mejor a Wilhelm mismo. No los rasgos superficiales, sino los asuntos privados que lo impulsaron a la acción. Afortunadamente para él, conocía a una persona que estaba muy familiarizado con Wilhelm. Esa noche, Desir llamó a la puerta de la cocina. Entró a hurtadillas y se puso en contacto con su antiguo maestro, Jefran. “¿Quieres que te hable del Señor? ¿Por qué me preguntas eso?” Una estruendosa chuleta cayó sobre la tabla de cortar mientras el chef picaba grandes trozos de carne. Los ojos de Desir se abrieron de par en par con fascinación por las habilidades con el cuchillo de Jefran. Fueron rápidos y precisos, cortando las piezas al tamaño perfecto. “Quiero saber más sobre el Señor desde otra perspectiva. Por favor, no te hagas el tonto conmigo, Jefran.” El jefe de cocina intentó fingir, pero en el momento en que él irrumpió en el tema del señor algo resonó en su mente. “Pequeño imbécil. Deberías olvidarte de cosas insignificantes como esa.” ‒ Jefran maldijo en voz baja ante la persistencia de su protegido. “¡Señor Jefran, las cebollas están listas!” – dijo Lilica de pie, con los brazos cruzados triunfalmente, mientras esperaba más instrucciones de Jefran. Jefran sonrió descaradamente a la alegre personalidad de Lilica. “Vale, puedes dejarlas ahí. ¡Buen trabajo!” “Hermano Desir, ayúdame a mover esta olla hacia allá” ‒ pidió Lilica. Desir movió la olla llena hasta el borde con salsa hacia donde Lilica le indicó. “Eugh… no es algo de lo que quiera hablar, pero supongo que está bien…” ‒ Jefran murmuró en voz baja. “¡Lilica! Desir se encargará de la cocina esta noche. Ve a descansar bien.” “¡Sí, Maestro cocinero!” ‒ Lilica saludó a Jefran y agradeció a Desir, antes de salir de la cocina con una alegre sonrisa en la cara. A Desir se le cayó la mandíbula en todo el intercambio. “Je. ¿Pensaste que era gratis? Ahora, muchacho. Empieza a revolver la sopa.” ‘Maldita sea’. Con un profundo suspiro, Desir comenzó a seguir las órdenes de Jefran. Como siempre, fue agotador. Jefran comenzó a sazonar la carne, y poco a poco se fue adentrando en su historia. “Conozco a Wilhelm desde hace años; nos conocimos en la Ciudad Santa. Durante ese tiempo, fue cardenal.” Los ojos de Desir se abultaron. “¿Un cardenal?” El jefe de cocina lo recordó y sus ojos se volvieron vidriosos. “Bueno, en ese entonces, yo dirigía un pequeño restaurante. Después de probar mi plato, Wilhelm me preguntó si quería ser su chef exclusivo. Con el poco dinero que conseguía, acepté inmediatamente su oferta. Poco sabía yo, que tendría la misma mirada que tú tienes en tu cara cuando finalmente oí hablar de ello también. Oye, ¿puedes ir a remover la sopa?” “Sí, Chef.” ‒ Desir se arremangó y empezó a remover la sopa. ‒ “¿Siempre fue tan frío y distante?” “No. Wilhelm tenía una personalidad brillante. Cuando llegaba la noche, iba al bar y bebía a gusto. La mayoría de la gente apenas podía creer que era un cardenal.” ‒ Jefran tomó un sorbo de su té. ‒ “Puedo ver la mirada en tu cara. Tú tampoco lo crees, ¿verdad? Pero estoy diciendo la verdad. Era una persona muy animada a la que le encantaba beber y bromear. En los días más agradables, se le veía practicando esgrima con sus caballeros.” Con cada palabra que salía de la boca de Jefran, se podía oír el arrepentimiento y el dolor llenar su voz. “El talento de Wilhelm se extendió más allá de su caballería, siendo un gran líder para sus hombres. Liderando a sus caballeros, luchó activamente contra el Juicio.” Juicio. En ese momento, la Santa Nación se refería a los Mundos de las Sombras como el Juicio. “Eran los días dorados. Nunca perdió una sola batalla, y gracias a él, la Santa Nación pudo evitar el Juicio de la Diosa Artemisa.” A diferencia de la era moderna, que tuvo años de historia para construir los cimientos de la lucha contra los Mundos de las Sombras, esta era se vio obligada a construir sus cimientos desde cero. Completar con éxito un Mundo de las Sombras fue una hazaña asombrosa. Un individuo único cuya heroicidad evitó la erosión del Mundo de las Sombras. “Para que conste, más de la mitad de los caballeros del territorio lo siguieron desde la Ciudad Santa. Incluso después de ser despedido, su lealtad los llevó a seguirlo hasta aquí.” “No es de extrañar que los caballeros sean tan talentosos… pero ¿por qué fue despedido con sus reconocimientos?” “Se encontró en desacuerdo con la recién nombrada realeza.” Desir podría decir por el temblor de la voz de Jefran que ahí fue cuando todo empezó a cambiar. “Su Majestad quería aceptar el Juicio. Si lees el texto original de la Iglesia de Artemisa, dice ‘Es apropiado aceptar el Juicio en lugar de detenerlo. El Juicio existe debido a nuestra maldad. La Diosa tiene derecho a castigarnos por nuestros pecados’.” “Aceptarlo… ¿tenían la intención de destruir completamente la Santa Nación?” “Si eso es lo que la Diosa desea” ‒ se lamentó Jefran. Desir se quedó rígido. No podía entender cómo podían resignarse a tal destino. “Por supuesto, Wilhelm se opuso a la idea. Siempre, siempre, puso a la gente primero. Se nota por la forma en que acepta a los vagabundos. Hasta el final, Wilhelm argumentó que le debemos a la gente luchar contra el Juicio… y créeme, eso terminó mal. Fue despojado de sus logros y revocado de su título. Su unidad se disolvió y fue desterrado de la capital. ¿No es un destino extraño?” ‒ Jefran soltó una risa superficial. – “Cuida bien al Señor, Desir.”