Volumen 2 Capítulo 50
Evernatten II
Traducido por Lord
Corregido por Tars
Editado por Tars
Corregido por Tars
Editado por Tars
El grito penetrante de un cuervo despertó a Desir por la mañana.
Frotando sus ojos soñolientos, Desir se sentó y cogió el vaso con agua junto a su cama. El agua olía a pescado y sabía amarga, pero sin embargo la bebió para saciar su sed. Todavía aturdido, se deslizó de su cama y entró en el baño. Un chorro de agua fría en la cara le ayudó a despertarse completamente.
Habían pasado 8 días desde que había entrado en el Mundo de las Sombras de Clase 4. En tiempo real, sólo habían pasado 8 horas. En ese tiempo, Desir finalmente se las había arreglado para comenzar la misión principal. Aunque la dificultad era alta, todo había progresado sin problemas.
Cuando llegó por primera vez, se le asignó el papel de ayudante de cocinero. Bajo el mando de Jefran, Desir completó el servicio de cena. Incorporó brillantemente el raro ingrediente de ciruela a la cena y se ganó una impresión favorable del gobernante del territorio. Por recomendación, fue nombrado con éxito como asistente personal del señor.
Sin embargo, como el señor no era una persona habladora, Desir tuvo dificultades para impresionarlo. Sin embargo, con la ayuda de Pram, lograron impresionar al señor frustrando la incursión bárbara para robar los suministros de alimentos. Gracias a ello, la Misión Principal ya estaba a medio completar tan pronto como fue revelada. Esto se debió al tratado de paz que Desir firmó con el jefe bárbaro, resolviendo uno de los dos problemas a los que se enfrentaba Evernatten.
‘Ahora el único problema que queda es la situación de los vagabundos.’
Después de unos simples preparativos matutinos, Desir se dirigió a la oficina del señor. Mientras caminaba por el pasillo del castillo, se detuvo a observar el exterior. Alguien estaba haciendo una bola de nieve gigante.
“Hola Lilica.”
“¡Hola hermano mayor Desir!”
Lilica saludó a Desir, luciendo más animada que la primera vez que se vieron.
“¿Qué estás haciendo allí?” ‒ preguntó Desir.
“¡Estoy construyendo un muñeco de nieve! ¿Quieres ayudar?”
“Tenemos que preparar la comida.”
“¡Oh, claro!” ‒ Lilica parecía como si acabara de recordar su trabajo.
“Yo también voy a la cocina, así que caminemos juntos.”
“¡Gracias hermano Desir~!” ‒ gritó Lilica mientras se dirigía hacia él. En sus manos había un muñeco de nieve en miniatura. ‒ “Voy a decorar la cocina con esto”.
“¿Está segura de que el Sr. Jefran lo aprobaría?”
La inocente niña que le sonreía era una vagabunda que Desir había conocido hacia poco. Cuando Jefran se quejó de la falta de personal, la recomendó en broma como ayudante. Sin embargo, parecía que Lilica tenía talento y reemplazó fácilmente a Desir como asistente del cocinero jefe.
Naturalmente, era demasiado pequeña para realizar cualquier trabajo físico importante, como el transporte de todos los ingredientes, por lo que Desir todavía les echaba una mano.
“¿Por qué te diriges a la cocina? ¿No movimos todos los ingredientes anoche?”
“Voy a preparar un poco de té.”
“¿Té? ¿El señor no dijo que ya no necesitas servirle té?”
“Lo hizo, pero no necesitas tomarlo literalmente.”
Cuando Desir y Lilica llegaron a la cocina, fueron recibidos por la cara fruncida de Jefran.
“¿Dónde estabas durante la mañana, Lilica?”
“Je, je, ¡estaba haciendo un muñeco de nieve!”
“¡Te resfriarás si juegas fuera demasiado tiempo! Si te enfermas, ¿quién me ayudará en la cocina?”
‘¿Este viejo siempre fue así? ¿Por qué es tan amable con ella?’
“Hey,” ‒ dijo Desir, sintiéndose un poco molesto ‒ “¿cómo es que tratas a Lilica mucho mejor que a mí?”
“A diferencia de ti, Lilica es linda.”
Desir se quedó sin palabras. En vez de responder, se concentró en preparar un poco de té y se fue a la oficina del señor. Ahora había un pequeño escritorio en la habitación sólo para él.
“Buenos días, mi señor.”
“Buenos días.”
Desir sirvió el té al señor y fue a su escritorio personal. Había papeleo amontonado encima de su escritorio. Su trabajo era organizar el papeleo y manejar tareas más pequeñas que no requerían la aprobación del gobernante del territorio. Una vez que Desir clasificaba los papeles, se los presentaba al señor.
La mayor parte del papeleo estaba relacionado con la gestión del territorio de Evernatten. De ellos, Desir pudo aprender los detalles más finos sobre la situación general de Evernatten mientras trabajaba. Ahora tenía acceso a información importante que antes no tenía a su disposición.
Por ejemplo, había un mapa detallado. En la era moderna, la documentación que se tenía sobre la Santa Nación era pobre, ya que fue absorbida por el Mundo de las Sombras. Además, la magia no estaba bien desarrollada en esa época, lo que significa que era difícil crear un mapa detallado. Al final, la tecnología de impresión no estaba disponible, por lo que sólo los ricos podían permitirse el lujo de poseer un mapa.
Así, la mayoría de los mapas de la era moderna de la Santa Nación fueron creados a través de conjeturas de magos que habían visitado Mundos de Sombra relacionados. En comparación, el mapa que Desir recibió después de ser nombrado Táctico era mejor que cualquier otro mapa que hubiera visto antes.
Después de estudiar el mapa, Desir concluyó que Evernatten era la primera línea de defensa de la Santa Nación. Era su escudo contra las invasiones bárbaras.
‘Es un territorio de pequeño tamaño.’
En comparación con otros territorios, Desir pudo ver que Evernatten no era para nada grande.
‘Aun así, mantiene una fuerza militar lo suficientemente grande para ser comparado a un territorio de gran tamaño.’
La fuerza militar de Evernatten era demasiado grande para el tamaño de su territorio. Uno podría incluso preguntarse si el territorio podría sostener financieramente a una milicia de ese tamaño.
‘¿Es porque es la primera línea de defensa?’
La milicia no sólo estaba bien equipada y entrenada, sino que la mayoría de las unidades también tenían rango de Caballero. Habían ganado casi todas sus batallas contra los bárbaros. Se dice que el Señor Evernatten nunca había perdido una batalla de la que él mismo estuviera al mando. Su liderazgo era magnífico.
‘Y al mismo tiempo, está gobernando el territorio extremadamente bien.’
Evernatten utilizaba su gran milicia como fuente de ingresos. Sólo Evernatten tenía fuerzas suficientes para resistir las invasiones bárbaras. Cuando los territorios cercanos estaban bajo amenaza de tal invasión, Wilhelm Evernatten enviaba a sus caballeros y recibía una compensación monetaria que, a su vez, financiaba otras operaciones. Se correría la voz de que Evernatten repelía repetidamente a los bárbaros del norte y los comerciantes, que ahora se sentían seguros en el territorio, comenzaron a expandir sus actividades económicas.
Hace cinco años, Evernatten estaba en una mala situación debido a las incursiones bárbaras, que dejaron el orden público en caos y los comerciantes evitaron el territorio. Fue durante este tiempo que Wilhelm, que fue nombrado con el señorío de Evernatten, decidió ampliar el ejército. Con esto, el señor logró revertir la situación en sólo cinco años.
‘Y así, sólo tenemos un último problema que persiste en el territorio.’
Misión secundaria: Los vagabundos
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Progreso de la misión: 30%
Se ha restablecido el orden público y las tasas de delincuencia han disminuido considerablemente.
Los habitantes del territorio se sienten seguros al caminar por las calles.
Los vagabundos no pueden cometer ningún crimen debido a una estricta supervisión.
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‘Hay tantos vagabundos que hasta formaron ciudades marginales sólo para vagabundos.’
La mayoría de los vagabundos no tenían posición social, lo que facilitaba que los delincuentes se mezclasen entre ellos. Era comprensible que la mayoría de los señores no quisieran aceptar vagabundos en su territorio. Sin embargo, ese no fue el caso de Wilhelm Evernatten. Era más generoso que cualquier otro señor y aceptaba a cada uno de los vagabundos en su territorio.
‘Al aceptar vagabundos, nuestros suministros de comida y el orden público se ven directamente afectados.’
Actualmente no hay problemas con el suministro de alimentos. Incluso si el señor continuaba aceptando vagabundos, el suministro de comida apenas sería suficiente.
‘Aunque el suministro de alimentos no es un problema, debería echar un vistazo al orden público…’
Desir revisó los documentos sobre la tasa de criminalidad del territorio.
Con la insurgencia de los vagabundos, la delincuencia también había aumentado de forma considerable. Había muchas quejas de los habitantes de la ciudad. Desir notó un informe interesante. Desde el día en que su equipo entró en el Mundo de las Sombras, las tasas de criminalidad habían disminuido drásticamente. La razón de esto era bastante simple.
‘Esto es… trabajo de Ajest, ¿verdad?’
* * *
Saliendo del castillo y cruzando el puente levadizo, Desir se dirigió hacia el cuartel general de los Caballeros. Cuando llegó, Desir dio su nombre a uno de los guardias y le dieron una cálida bienvenida.
“Hola Sr. Desir. Nuestro capitán lo espera.”
Desir siguió al guardia dentro del edificio hasta el segundo piso, donde había una gran cantidad de habitaciones y, cada una poseía una puerta con el nombre del Caballero que vivía dentro. Desir continuó subiendo y caminó hacia la habitación más lejana del corredor. Oyendo voces desde dentro, se detuvo frente a la puerta.
“¿Por qué no estamos tomando ninguna acción?” ‒ Era una voz femenina que hablaba en un tono áspero.
“Eso no es algo que sólo yo pueda decidir” ‒ contestó la voz de Ajest. Su respuesta fue fría y brusca, haciendo que la otra persona gritara más fuerte.
“Capitán, si dejamos las cosas como están, los suministros de comida disminuirán y los índices de criminalidad aumentarán. ¡Debemos actuar ahora!”
Estaban hablando claramente de los vagabundos.
“Nuestro trabajo es evitar que eso ocurra” ‒ respondió Ajest.
“La solución es simple. Los vagabundos son la causa principal. Después de recibir la protección del señor, sólo desperdician los suministros de comida de Evernatten y no hacen nada a cambio. ¡Todo esto empezó porque el señor aceptó a todos estos vagabundos! ¡Debemos sacarlos de inmediato!”
“Cuidado con lo que dices, teniente Eyulan” ‒ dijo Ajest con frialdad. Desir tembló. El tono fue abrumador. No fue sólo Desir quien lo sintió. Eyulan también se quedó sin palabras.
“Si… Sin embargo…”
“¿Estás sugiriendo que tienes la autoridad para pisotear la decisión de nuestro señor?”
“Me exalté demasiado y me expresé mal... Lo siento mucho.” ‒ dijo Eyulan. Ciertamente no era algo que un Caballero pudiera decirle a un señor.
“Tendré en cuenta tus palabras. Puedes retirarte.”
“Sí, señora.”
Desir escuchó pasos que se acercaban y se alejó de la puerta, haciendo espacio para que los que conversaban en su interior pasaran sin problema. Eyulan abrió la puerta y vio a Desir.
“¿Quién eres?” ‒ ella preguntó.
“Soy Desir Arman” ‒ contestó Desir alegremente. Tan pronto como oyó el nombre de Desir, Eyulan le miró con desprecio, como si fuera un insecto.
“Borra esa mirada engreída de tu cara, maldito vagabundo…” ‒ susurró Eyulan lo suficientemente fuerte, mientras pasaba, como para que Desir la escuchara claramente. Se fue lamentando el no poder decapitarlo en el acto. Mientras sus pasos se desvanecían en la distancia, Desir entró en la habitación. Ajest le saludó calurosamente.
“¡Bienvenido Desir, ha pasado mucho tiempo!”
“¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?”
“Desde el principio. Como capitán, he estado trabajando en la misión principal desde el primer día.”
“¿Qué? Qué injusto” ‒ dijo Desir. Como ayudante del chef, tuvo que trabajar hasta dejarse el pellejo. Sin embargo, el ceño fruncido de insatisfacción que le mostraba a Ajest era juguetón y pronto se convirtió en una sonrisa. Ajest también sonreía suavemente. Le indicó a Desir que se sentase.
“He oído rumores en el castillo de que puedes preparar un té excelente.”
“Te haré un poco de té la próxima vez que te visite.”
“Estoy deseando que llegue. He estado extrañando tu té.”
Ajest apoyó su barbilla sobre sus manos, mientras se inclinaba sobre la mesa, y sonrió. Desde la perspectiva de Desir, parecía una hermosa obra de arte. Sorprendido por su belleza, se quedó embobado por un instante, con sus ojos en blanco mientras le devolvía la mirada. Sin embargo, se recuperó rápidamente y cambió de tema.
“¿Cómo va la misión?”
“He estado trabajando en ello. La progresión no es tan mala.”
“Dime qué has estado haciendo hasta ahora.”
“Hm…” ‒ Ajest reflexionó durante un momento. Luego asintió con la cabeza ‒ “En lugar de decírtelo, creo que es mejor mostrártelo.”