Capítulo 23
Dolor compartido
Traducido por Lord
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Igual que la última vez, nos reunimos alrededor de las 10. Ese maldito rey basura me está tomando el pelo… Debería habernos dicho lo que estaba pasando. Ahora tengo que encontrarme con estos idiotas. ¿Qué pasa si termino teniendo una úlcera?
“Ahora bien, voy a distribuir la recompensa de esta ola y los fondos de apoyo.”
¿Recompensa? Un asistente apareció llevando bolsas llenas de dinero.
“Para cada uno de los héroes.”
Miré la bolsa. Ya veo, solo para los gastos de subsistencia de mes a mes se necesitan al menos 500 monedas de plata. 500 monedas… No serían suficientes para los gastos de preparación.
“Buen trabajo.” – dijo Raftalia mientras sonreía delante de mí.
“Ahh.”
¿Qué debo comprar con el dinero? ¿Quizás un arma para Raftalia sería lo mejor? ¿O tal vez alguna armadura fuerte esta vez? Ahh, también es hora de comprar algunas herramientas nuevas para mezclar medicina. La verdad es que el escudo reaccionaba con las herramientas, así que tengo curiosidad por saber qué pasaría si fueran absorbidas.
Fantaseaba con lo que tenía que comprar mientras escuchaba las monedas de las bolsas. Al recibir la bolsa y revisar su contenido… Una, dos, tres… Sí, 500 piezas.
“Por completar las solicitudes y en espera de las grandes hazañas del señor Motoyasu, otorgamos 4.000 monedas.”
¡Ey! Me quedé boquiabierto ante la pesada bolsa que sostenía Motoyasu. Siento que me quejaré sin cesar si empiezo ahora, así que me mantuve firme, apretando los puños.
“El siguiente es el señor Ren, por mostrar una valentía similar durante la ola y completar las solicitudes, le otorgamos 3.800 monedas.”
¿¡Tú también!? Ren recibió con frialdad la bolsa mientras hacía una mueca, como si estuviera molesto al haber perdido contra Motoyasu. Hasta llegué a maldecir en silencio ‘Todo porque la princesa te favorece…’
“Señor Itsuki… Su heroísmo resuena en todo el país. Por su gran trabajo en tiempos de conflicto, le otorgamos 3.800 monedas.”
Itsuki actuaba como si esto fuese de esperar mientras miraba a Motoyasu con envidia. ¿Cuáles eran estas ‘solicitudes’?
“Hmm… El Escudo necesita trabajar más duro, solo ha conseguido gastos de subsistencia.”
¡Ese no es mi nombre! ¡¿Quién es ‘Escudo’?! Sentí que un vaso sanguíneo iba a estallar. ¿¡Incluso después de toda esa mierda de ayer!?
“Umm, ¿Rey?” – dijo Raftalia levantando la mano.
“¿Qué pasa, semi-humano?”
“Esto… ¿Qué son las solicitudes?”
Raftalia también tenía curiosidad. Ignorando lo poco que habíamos recibido, había decidido investigar el motivo.
“Las solicitudes se asignan a los héroes para resolver problemas que ocurren en el reino.”
“¿Por qué el amo Naofumi no ha recibido ninguna solicitud? Es la primera vez que oímos hablar de esto.”
“¡Ja! ¿Qué puede hacer el Escudo?”
¡Imbécil! La audiencia reía. Ahh, esto no es bueno. Siento que voy a empezar a enloquecer. En esto pensaba hasta que sentí cómo Raftalia agarraba mi mano mientras susurraba que lo dejara pasar. Temblando, reprimí mi ira.
Está bien… Puedo soportarlo.
“¡Sé agradecido por haber recibido tanto!”
“Me parece que no ayudaste nada de nada.”
“Correcto. No te vi ni un momento durante la ola, ¿qué estabas haciendo?”
“Eres una vergüenza para nosotros, los héroes. Completamente inútil.”
Mi irritación llegó a su punto máximo. Escupí una réplica sarcástica.
“Grandes héroes, abandonar las vidas de los aldeanos para luchar contra el jefe fue heroico.”
“¡Ja! Déjaselo a los caballeros.”
“Los caballeros eran inútiles, dejárselo a ellos habría resultado en una masacre. Los bastardos que solo se dirigieron al jefe no lo entenderían.”
Motoyasu, Itsuki, y Ren, todos ellos miraron hacia el líder de los caballeros. Ese bastardo les hizo un gesto con la cabeza.
“No te adelantes. Sin los héroes lidiando con la fuente de la ola, las bajas habrían sido mucho mayores.”
Este bastardo… ¿Cómo puedes decir eso? Actuaba con arrogancia mientras se relajaba en el castillo. De todos modos, también soy un héroe. ¿O estás insinuando que el Héroe del Escudo no es un héroe?
“Vale, vale. Estoy ocupado con muchas cosas, así que si no hay nada más me voy.”
No tiene sentido discutir aquí. Dejémoslo así y vámonos.
“Espera, Escudo.”
“¿Ah? ¿Qué? A diferencia de vosotros, estoy ocupado, imbéciles.”
“Has sido una decepción; ese dinero es nuestra forma de lavarnos las manos.”
¿¡Qué!? Así que para todas las olas futuras no conseguiré nada. Eso es lo que quieres decir, ¿verdad?
“¡Eso es genial, amo Naofumi!” – respondió Raftalia con una amplia sonrisa.
“¿Eh…?”
“Ya no tienes que perder el tiempo viniendo aquí. En vez de eso, ahora puedes concentrarte en cosas más importantes.”
“Oh… Ah.”
Parece que Raftalia se ha vuelto muy confiable. Me cogió de la mano mientras me calmaba.
“Nos iremos ahora mismo.”
Alegremente, me arrastró y nos giramos para irnos.
“El lloriqueo de un perdedor.” – dijo Motoyasu mientras Ren e Itsuki se encogían de hombros.
Sí… En lugar de una asociación incómoda, esto es mucho mejor.
“Ahora, vayamos a la tienda y volvamos a colocar la maldición.” – dijo Raftalia mientras salíamos del castillo y se giraba para mirarme.
“¿Eh?”
“De lo contrario, el amo Naofumi no podrá confiar en mí completamente.”
“Bueno… En realidad, no…”
Recuerdo sus palabras de ayer. Con esas palabras sentí que podía confiar en Raftalia.
“Está bien que ya no seas una esclava.”
“No.”
“¿Qué?”
“No deberías mentir. El amo Naofumi no confía en nadie más que en un esclavo.”
Tal vez la he criado mal… Bueno, aunque es cierto que solo confío en los esclavos, Raftalia es una excepción. Sí.
“Um… Raftalia.”
“¿Qué pasa?”
“Estaré bien, aunque no recibas la maldición.”
“No, la quiero.”
¿Por qué es tan firme en esto…?
“También quiero algo que pruebe que confío en ti, amo Naofumi.”
“¡Pfffff…!”
El primer pensamiento que me viene a la mente es ‘¡qué persona tan rara!’. Luego me acuerdo de Mine y me enfado. ¿Por qué? No sé por qué, pero no es como si estuviera enfadado con Raftalia. Normalmente sentiría… ¿Algo más? Qué sensación tan extraña.
“Así que vamos.”
“Bien.”
Si ella insiste, no la detendré. Para manejar este asunto, caminamos a la tienda de esclavos.