jueves, 18 de diciembre de 2025

JDR - Capítulo 359

Capítulo 359

Diario del superviviente.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Ubicada en el distrito oeste de la Ciudad de Boulder, la Calle 97 era un lugar en que las aguas residuales se desbordaban, el aire estaba contaminado y los precarios edificios de viviendas estaban hacinados. Los vecinos lo denominaban el Nido de Cuervos. Debido a su proximidad a la gigantesca muralla, sus habitantes solo podían disfrutar del sol desde la mañana hasta el mediodía. Al atardecer, sus calles quedaban envueltas en la sombra de la enorme construcción. Objetivamente hablando, si uno ignoraba la falta de luz solar, la vida allí era mucho mejor que en los barrios marginales del otro lado de la muralla. La mayoría de las personas que vivían allí eran trabajadores de las fábricas cercanas. A menos que fueras un habitante de la zona, pocas personas estaban dispuestas a acercase. Prácticamente no había entretenimiento y casi nadie querría abrir una tienda entre tanta gente pobre. Quienes tenían trabajo tendían a hacerlo en jornadas de 16 horas. A menudo se desplomaban sobre la cama nada más llegar a casa. Los que no tenían nada que hacer, podían pasarse todo el día sin siquiera probar una cerveza. Nadie malgastaría una ficha. Pero había excepciones. En el límite con la zona industrial, había una taberna llamada Madera de Nogal. Su icónico letrero era una pila de barriles vacíos de madera de nogal en el exterior del local. Esos barriles no eran grandes; pero se podían usar como mesas o bancos; incluso para la higiene personal. Los trabajadores que terminaban su jornada laboral a veces pasaban por allí, sacaban una ficha que les daba su capataz, tomaban una jarra grande de cerveza barata y se olvidaban de sus problemas antes de volver a casa. Algunos trabajadores desempleados también pasaban allí todo el día. Aunque el dinero escaseaba, poder oler la cerveza o degustar algunas bocanadas de humo de segundo mano les bastaba. Era mucho mejor que quedarse en casa y escuchar a sus esposas suspirar, quejándose de que su vida era insoportable. Con el paso del tiempo, como casi ningún mercenario venía por aquí, y los viajeros y comerciantes del exterior evitaban el distrito occidental, este lugar se convirtió en el club de los trabajadores de la Ciudad de Boulder. No solo bebían, sino que también se reunían en pequeños grupos para discutir asuntos familiares o escuchar nuevos chismorreos. Especialmente chismes de la zona industrial. Lo que más esperaba esa gente era escuchar noticias sobre una fábrica que necesitaba trabajadores, aunque ese tipo de noticias no había sucedido desde hacía mucho tiempo. “¿Qué tal si nos convertimos en mercenarios…?” – dijo de repente un trabajador desempleado y desaliñado. Un compañero de trabajo que fue despedido de la fábrica de conservas lo miró fijamente. “¿Alguna vez has manejado un arma?” “No, pero he oído que no es tan complicado. Solo hay que quitar el seguro, apuntar, apretar el gatillo y lanzar los fragmentos de metal incandescente a la cabeza de una trituradora.” – añadió el trabajador desaliñado, haciendo al mismo tiempo un movimiento de disparo con una escoba que estaba a apoyada junto a un cubo de madera. – “Ves, así de sencillo.” Una carcajada estalló entre la multitud. “La Marea no llegará hasta el año que viene. Ahora es verano, y lo más probable es que tus oponentes sean depredadores.” “Oí que la caravana Liszt está reclutando. Planean abrir una nueva ruta comercial desde aquí hasta el Gran Valle de la Grieta.” “Gran Valle de la Grieta… Escuché que está en la parte más septentrional de la Provincia del Valle del Río.” “Eso está bastante lejos.” Junto al marco de la puerta se encontraba reunido un grupo de trabajadores que se turnaba para fumar una colilla de cigarrillo casi consumida. Spielberg no pudo resistir la tentación de dar otra calada y, al notar que todos lo miraban, rápidamente le ofreció su cigarrillo al siguiente amigo. “A propósito, ¿por qué no hemos visto a Kent últimamente?” – dijo de repente Pick, tras tomar la colilla con el brazo vendado. “No lo sé. No lo he visto desde que nos llevó a rodear el Ayuntamiento. Pero, claro… ¡ver a esos cretinos bien vestidos palidecer de miedo fue tan condenadamente satisfactorio!” “Ojalá pudiéramos hacerlo de nuevo.” De todos modos, no tenían nada mejor que hacer, así que ninguno tenía problemas con armar un escándalo en la calle si podía hacerles ganar algo de dinero. Justo en ese momento, el corpulento dueño de la taberna salió del almacén contiguo, cargando una enorme caja de madera. Su nombre era Tang, una palabra muy corta en el idioma de la federación, de solo una sílaba. “¿Cuánto tiempo pensáis perder aquí? ¿No podéis encontrar trabajo si andan cortos de dinero?” – se quejó, al ver a ese grupo de holgazanes. El desempleado que fumaba, se rio. “Nosotros también queremos trabajar. ¿Necesitas un limpiador, un conserje o un camarero? ¿Qué tal un manitas?” Tang se rio entre dientes. “¿Por qué iba a contratar a un grandullón sin pecho ni trasero para hacer chapuzas?” Otro hombre corpulento levantó la mano. “¿Y si buscamos mejor una propietaria? Estoy a favor.” – bromeó. “Vete a la mierda.” – maldijo Tang. Últimamente, la taberna Madera de Nogal tampoco lo estaba pasando bien. El número de pobres no dejaba de aumentar; incluso se pasaban las colillas de los cigarros, por no hablar de sacar una ficha para comprar bebidas. Spielberg se dio cuenta de repente de que la chica que solía servir las bebidas y el joven que hacía trabajos ocasionales ya no trabajaban en la taberna. Ahora incluso el trabajo físico lo hacía el propio jefe. En el pasado, a esta hora ese gordo estaría sentado detrás de la barra durmiendo la siesta y holgazaneando. En ese momento, Spielberg notó la caja de madera que tenía entre las manos y la pila de papeles de su interior. “¿Qué es esto?” – preguntó, curioso. “El Diario del Superviviente.” – resopló Tang, llevándolo a la taberna con dificultad. ‘¿Diario del superviviente?’ El desconcertado grupo intercambió miradas; jamás habían escuchado ese nombre. Por supuesto, podría ser porque no leían periódicos. La mayoría de los trabajadores sabían leer y escribir, pero solo podían reconocer unos pocos caracteres, los suficientes para comprender los manuales de las máquinas y los anuncios de empleo. Los trabajadores que podían permitirse comprar un periódico no tenían tiempo para leerlos. Leer libros y periódicos era un lujo reservado para las élites de oficina. “¿Cuánto cuesta esto?” “Es gratis. Puedes leerlo, pero no puedes llevártelo.” – dijo Tang con impaciencia. Estos periódicos fueron proporcionados de forma gratuita por el Diario de Supervivientes, junto con una caja de Nuka Cola cada mes… Como no ocupaban mucho espacio y podían servir de pasatiempo para los alcohólicos, los trajo de regreso, guiándose por el principio: ¿Por qué no aprovechar una ganga?. “¿Gratis?” Todos quedaron atónitos al oírlo. “¿Existe algo tan bueno?” Lo que les resultaba aún más increíble era que esas palabras salieran del tacaño del dueño de la taberna. Spielberg se acercó, tomó un periódico de la caja de madera y lo desplegó. Piqué, que seguía fumando, tiró la colilla apagada y se unió al grupo para observar. “……” “Las negociaciones entre el Ayuntamiento y las autoridades de la Nueva Alianza avanzan sin problema. El préstamo de 200.000.000 de fichas buscará una situación beneficiosa para ambas partes… ¿Qué significa eso de beneficiosa para ambas partes?” “¡Solo quiero destrozar las fábricas de la Nueva Alianza! ¡Tirar toda su chatarra desde la gran muralla!” “Pero ser su acreedor tampoco parece ser algo malo… La fábrica textil Kate ha vuelto a abrir; el periódico dice que recibieron un pedido por un valor de 1.000.000 de fichas.” “Elisa ha perdido a su gata sureña de pelo corto. Si alguien la ve, por favor, contacte con la dirección que aparece el periódico. Recompensa: 25 fichas… Elisa… Ese nombre me suena.” “Ya me acuerdo… ¡Es la hija pequeña del presidente del banco, Malvern!” En la Ciudad de Boulder no había industria del entretenimiento, y mucho menos celebridades. La bailarina principal de la Reina de la Noche y las familias de los dignatarios eran objeto de los chismes de la mayoría de la gente común. Todos conocían al presidente Malvern; al fin y al cabo, la Ciudad de Boulder solo tiene un banco. Al oír ese nombre, todos salieron de su ensimismamiento, con los ojos llenos de envidia. “Es la hija del presidente…” “Quien se case con ella tendrá la vida resuelta.” “Deja de soñar, aún no es de noche.” “25 fichas por encontrar un gato… ¡es suficiente para 25 kilos de crema nutritiva! ¿Acaso les sobra el dinero?” “No sabes nada. ¡Para ellos es calderilla!” “Ah, qué bien se vive siendo rico…” La multitud se reunió alrededor del periódico y discutió animadamente. Aunque la recompensa de 25 fichas era tentadora, nadie se puso a buscarla. La Ciudad de Boulder era muy grande, ¿cómo iban a encontrar un gato? Por no mencionar que ni siquiera sabían si el gato seguía dentro de la muralla. La multitud discutía animadamente los cotilleos, pero la atención de Spielberg estaba fija en la última línea del periódico.

Nos comprometemos a crear un periódico que sirva a todos los supervivientes. Si encuentra este periódico en un quiosco, por favor, deje sus valiosas sugerencias. Las consideraremos como referencias después de reciclarlo.
¿Un periódico al servicio de todos los supervivientes? Mm. Interesante.’ Aunque todos eran supervivientes y vivían en el mismo páramo, Spielberg podía sentir vagamente que todos eran diferentes. Algunos nacieron con una cuchara de plata, mientras que otros nacieron para vivir como cucarachas. Por ejemplo: Elisa. ¿Qué tenía que ver el páramo con ella? Probablemente ni siquiera había visto crema nutritiva, y mucho menos la había probado. Después de dudar un momento, Spielberg tomó prestado un bolígrafo del jefe y escribió en la parte inferior del periódico. “Estamos muy interesados en saber lo que hace el Ayuntamiento.” “El gato de la hija del presidente me frustra. Cuando aún tenía trabajo, 25 fichas equivalían a 10 días de salario.” “Ojalá publicaran más información sobre empleos… Les deseo un buen día.” Tras escribir esas palabras, le devolvió la pluma al tabernero. En ese momento, Spielberg recordó que el periódico mencionaba que se podían canjear 10 botellas vacías de Nuka Cola por un periódico para llevar a casa. No pudo evitar pensar que tal vez debería ir a la calle de las tabernas a recoger botellas vacías cuando oscureciera. Aunque fuera para cambiarlas por un periódico para que su hijo aprendiera a leer, al menos no parecería que había desperdiciado todo el día…
* * *
Spielberg no fue el único que pensó así. En los últimos días, aparecieron varios recolectores en los alrededores de las tabernas de la Ciudad de Boulder, recogiendo botellas vacías. 10 botellas vacías de Nuka Cola podían canjearse por un ejemplar del Diario del Superviviente. Y aunque no se usase para leer, podría llevarse a casa para servir de mesa o cubrecama. En cuanto al origen del Diario del Superviviente, nadie le prestó atención. Al fin y al cabo, acaba de publicar el primer número y su visibilidad era mínima. Tan baja que ni los dueños de las fábricas, ni los líderes de los gremios de comerciantes, ni los funcionarios de la Ciudad de Boulder se dieron cuenta… Esa noche. El presidente Malvern regresó a su lujosa mansión en la zona exterior de la ciudad con una expresión radiante. Las negociaciones con la Ciudad del Amanecer transcurrieron sin contratiempos; el alcalde presentó una impresionante lista de compras, que incluía una gran cantidad de materiales de construcción, textiles y alimentos. Crearía al menos 50.000 puestos de trabajo en la Ciudad de Boulder, solucionando los problemas de alimentación y vestimenta de casi 100.00 personas. Para estas fechas del año próximo, ¡el PIB de la Ciudad de Boulder alcanzaría un nuevo récord! Los intereses pagados por la Nueva Alianza y las materias primas que llegarían desde los suburbios del norte… ¡revitalizarían las fábricas de la zona industrial. Pero lo que más agradó a Malvern fue que muchas fábricas habían empezado a solicitar préstamos a su banco. Si algunas personas estaban dispuestas a pedir dinero prestado para consumir, otras estarían dispuestas a pedirlo para expandir la producción. Su banco podía obtener ganancias de ambos lados. ¡Y prácticamente sin riesgo de impagos! La Ciudad de Boulder había entrado en un nuevo ciclo; ¡parecía vislumbrar el amanecer de la recuperación económica! “Parece que hoy estás de buen humor. ¿Pasó algo?” – preguntó su esposa, quitándole el abrigo. “Por supuesto.” – dijo Malvern con entusiasmo. – “Tras días de negociación, finalmente se llegó a un acuerdo. El representante de la Nueva Alianza firmó el trato a regañadientes, ¡pero nuestra relación con la Nueva Alianza ahora entrará en una nueva etapa!” Aunque las negociaciones estuvieron llenas de giros y vueltas, gracias a su inteligente actuación en la mesa, controló firmemente el ritmo de las negociaciones, obligando al representante de la Nueva Alianza a hacer concesiones y llegar a un acuerdo. “Pero… ¿de verdad está bien prestarles dinero a esos paletos?” – preguntó su esposa con cierta preocupación. A sus ojos, quienes se encontraban del otro lado del gigantesco muro eran mercenarios vulgares, carroñeros harapientos o depredadores. Le costaba confiar en ellos. Incluso una sola mirada le erizaba la piel y la producía una sensación de malestar físico. Malvern sonrió con confianza. “¿Qué podría salir mal? Tienen minas de cobre, tierras de cultivo y vastos bosques… Incluso espero que esos paletos pidan más. La deuda los convertirá en nuestros esclavos, lo cual es mucho más eficaz que los grilletes.” En ese instante se dio cuenta del periódico sobre la mesa. El titular de la primera página del periódico anunciaba que las negociaciones avanzaban sin contratiempos. Malvern arqueó las cejas con curiosidad. Las negociaciones acababan de terminar hoy; los representantes de la Nueva Alianza habían firmado a regañadientes el acuerdo de préstamo hacía apenas 2 horas, y ninguna de las partes había tenido siquiera la oportunidad de anunciarlo oficialmente. ¿Cómo pudo saber un panfleto insignificante que se llegaría a un acuerdo hoy? Pero era bastante preciso. No podría haber sido impreso hace unas horas… “¿Qué es esto?” “Diario del superviviente.” Elisa, sentada en el sofá, acariciaba suavemente al gato que tenía en sus brazos. Al oír la pregunta de su padre, levantó la vista y le respondió con voz suave. “¿Estamos suscritos a este periódico?” – preguntó Malvern, desconcertado. Elisa negó con la cabeza suavemente. “No, pero este periódico me parece bastante interesante… ¿Te acuerdas que perdí un gato?” Malvern no podía recordar cuál era; su hija tenía demasiados gatos. Pero al ver que su padre parecía haberlo olvidado, Elisa continuó con voz suave y amable. “Me dijiste que le habías ordenado al mayordomo que pusiera carteles avisando de que se había perdido en las tabernas de la ciudad y que seguro que un mercenario lo traía pronto de vuelta.” “Me suena… ¿Y qué pasó?” – preguntó Malvern, avergonzado. Parecía que nadie había encontrado al gato y había roto la promesa que le había hecho a su hija. Sin embargo, la sensata Elisa no lo culpó. Simplemente continuó hablando con tranquilidad. “Ese mercenario no apareció, pero el periódico me contactó a través del anuncio de la taberna. Dijeron que podían publicar un anuncio gratis. Solo tenía que escribirles una carta de agradecimiento una vez que encontrasen a Negrito.” Después de escuchar esto, Malvern sonrió. ‘¿Acaso intentan aprovecharse de la popularidad de mi hija para impulsar la imagen del periódico?’ Esas personas parecían tener cierta perspicacia para los negocios. En la alta sociedad de la Ciudad de Boulder, el nombre de su hija valía mucho más que unas pocas fichas. Sin embargo, ese pequeño asunto no merecía la pena. Solo le importaba su hija. “Espero que lo encuentren.” – dijo preocupado. “Sí.” Acariciando al gatito en sus brazos, los ojos de Elisa reflejaron un atisbo de preocupación. – “Me preocupa mucho que pase hambre.”
* * *
Al mismo tiempo. No muy lejos del distrito de almacenes, había un edificio independiente con un cartel en la entrada que decía La Voz de la Alianza. Y a juzgar por su aspecto, probablemente había sido colgado hacía poco. A diferencia de la entrada desierta, el interior de la oficina del periódico estaba repleto de actividad. En especial Hal, quien se desempeñaba como presidente del periódico, había estado trabajando sin parar desde la mañana hasta la noche, deseando dividirse parar poder hacerlo todo. De hecho, eso fue exactamente lo que hizo. Como el periódico acababa de crearse y tenía poco personal, tuvo que asumir múltiples funciones, siendo el responsable del contenido, el diseño y la comunicación externa. En cuanto a cómo terminó así, todo comenzó una fatídica tarde, hace tres días. Según las instrucciones del Administrador, la Nueva Alianza necesitaba su propio altavoz. Sin embargo, debido a que la oficina de la Nueva Alianza en la Ciudad de Boulder contaba con poco personal, Shu Yu y Luka le asignaron esta importante misión a Hal después de una breve deliberación. Hal se sintió halagado por la confianza de la Nueva Alianza. Aunque también quería devolverles el favor por haberle salvado la vida y protegerlo mientras demostraba sus capacidades, pero nunca había dirigido un periódico, ni siquiera sabía que era. Afortunadamente, Shu Yu no lo dejó a cargo de todo. En cambio, buscó en el mercado de talentos a algunos empleados que ya habían trabajado para La Voz de la Ciudad de Boulder. Así, se aseguraron de que solo estuviera ocupado y no se viera desbordado. El Diario del Superviviente fue su primer producto y se distribuyó principalmente en la zona exterior de la Ciudad de Boulder. La primera impresión constó de 1200 ejemplares, distribuidos por tabernas, tiendas de comestibles o vendedores ambulantes. Esos periódicos se imprimían en la imprenta local de la Ciudad de Boulder y el coste por periódico para cantidades inferiores a 10.000 ejemplares era de aproximadamente media ficha. Sumando el coste de la mano de obra, el alquiler, el agua y la electricidad, sus gastos diarios superaban las 1000 fichas. En cuanto a los ingresos, era mejor no pensar en ello. Los periódicos eran proporcionados prácticamente gratis a sus suscriptores. El precio de venta al público de cada periódico era de 1 ficha. Si se vendía, y tras deducir las ganancias del vendedor, apenas podía recuperarse el coste de impresión. Y para promocionarlos, ¡incluso regalaron 56 cajas de Nuke Cola! Sin embargo, sus esfuerzos al final valdrían la pena. En la sala de conferencias del segundo piso de la redacción del periódico, se estaba celebrando una reunión. Hal había reunido a los 6 editores del periódico para recopilar las sugerencias de los lectores y discutir el contenido del próximo número. En ese preciso instante, la puerta se abrió de golpe y un miembro del personal entró corriendo. “¡Buenas noticias! ¡Vendimos la mitad de los 1200 ejemplares!” Al escuchar eso, muchos en la mesa de conferencias se relajaron, sus rostros se iluminaron de alegría. Vender la mitad de los periódicos, teniendo en cuenta que se podía leer gratuitamente, era todo un logro para un periódico nuevo y completamente desconocido. Al menos indicaba que su contenido era aceptable. “Pero la mala noticia es que no ganamos ni una sola ficha. Solo conseguimos 120 fichas y más de 3000 botellas vacías.” – dijo el empleado tras una pausa. Después de escuchar la segunda mitad de la frase, los editores en la mesa intercambiaron miradas. “¿Quizás podamos ganar algo de dinero vendiendo esas botellas…?” – sugirió un editor al director del periódico. Encontrar trabajo no era fácil en esos días, sobre todo para algo como un periódico, que no era una necesidad básica. Estaba realmente preocupado que el trabajo que tanto le costó encontrar pudiera desaparecer. Al ver la preocupación en tantos ojos, Hal se levantó de la mesa y los animó con entusiasmo. “No se preocupen por las pérdidas. ¡Nuestro objetivo no es conseguir beneficios! ¡Nuestra única tarea es forjarnos una buena reputación rápidamente! Acabo de revisar cuidadosamente las sugerencias que recibimos. El nombre El Diario del Superviviente es demasiado genérico, ¡y el contenido no está lo suficientemente segmentado! A la gente que trabaja en una oficina no le preocupa que línea de montaje tiene escasez de personal y a los trabajadores de la Ciudad de Boulder seguro que no les interesa lo que lleve puesto hoy la bailarina principal de La Reina de la Noche. Creo que, además del Diario del Superviviente, debemos crear publicaciones complementarias como el Diario del Trabajador, Diario del Ciudadano, Diario del Playboy… y tener contenido diferente dirigido a distintos grupos de lectores. Dado que la Voz de la Ciudad de Boulder se ocupa de la alta sociedad, vayamos a zonas en las que nadie se ha aventurado… ¡y abramos nuevos campos de batalla!” Mientras pronunciaba esas palabras, Hal sintió que cada célula de su cuerpo hervía y sus ojos brillaban de emoción y ambición. Si este plan pudiera realizarse, el periódico que fundó ocuparía cada minuto del tiempo libre de los habitantes de la Ciudad de Boulder, y las palabras que escribía serían leídas repetidamente por cientos de miles de personas. ¡Se convertiría en el rey sin corona de esta ciudad! Después de estar tanto tiempo fuera de casa, era la primera vez que se encontraba con algo tan emocionante. Al escucharlo describir un plan tan asombro, todos revelaron miradas de sorpresa. “¿Tenemos tanto presupuesto?” – preguntó un editor, incapaz de mantenerse callado. “¡Siempre hay una solución! ¿Acaso nuestro jefe no dijo que la Alianza no escatimaría en inversiones en cultura?” – respondió Hal con seguridad. – “Además, acabamos de recibir un préstamo de 200.000.000 de fichas. Todo ese dinero se tiene que gastar en algo.”


JDR - Capítulo 358

Capítulo 357

La Nueva Alianza debería tener su propio canal de propaganda…
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

“¡Claro que rellené el formulario! Lo hice hace dos o tres meses, ¡llevo esperando una eternidad!” – declaró Ye Jiu con orgullo, mirando a su asombrado hermano mayor. Pero al escuchar su explicación, la expresión de Ye Shi se tornó extraña. ‘Dos o tres meses es una eternidad…’ Mucha gente en el foro había estado esperando durante casi un año y todavía no lo habían conseguido. Aunque el juego no otorgaba las plazas en función del momento en que hacían la petición… “Me parece perfecto para hoy, no hace falta que me des las gracias. ¡Es tuyo!” “Un regalo…” Ye Shi sostuvo el casco algo desconcertado. En ese momento, un pensamiento extraño cruzó su mente. Si se pusiera el casco de su hermana… “¿Ya has registrado una cuenta?” Ye Jiu negó con la cabeza. “No, no me gusta jugar. Es para ti.” Ye Shi la miró con una expresión extraña. ‘¿En serio?’ Para ser sincero, para poder completar ese formulario significaba que tenía al menos una leve adicción a internet y había jugado al menos a un par de juegos. Pero no era el momento de hablar de eso. Con cierta inquietud, Ye Shi respiró hondo y se puso el casco. La oscuridad lo envolvió. Solo había silencio, ni un rastro de luz. Ye Shi extendió la mano para ajustar el casco, pero rápidamente se dio cuenta de que no tenía sentido. “……” Ye Jiu era ajena a los pensamientos de su hermano. “¿Estás conectado?” – preguntó con entusiasmo. “No…” Ye Shi se quitó el casco en silencio. Por fin entendió por qué sus compañeros de cuarto lo miraban de forma extraña. Si no lo veían con sus propios ojos, no tendría sentido. A menos que fueras el dueño del casco, los demás no podrían ver nada después de ponérselo. No había ninguna cuenta regresiva misteriosa ni un botón de conexión. Sin embargo, lo que le sorprendió fue que, incluso siendo un jugador de la beta, al usar el casco de otra persona no veías nada. Eso significaría que el casco estaba vinculado a alguna tecnología desconocida. “Ah, tú tampoco puedes verlo.” – dijo Ye Jiu con cierto aire de decepción. – “Mamá tampoco… dijo que era como el interior de una arrocera.” “Jiu Jiu.” – Ye Shi miró a su hermana con una expresión seria. – “Hay algo que te he estado ocultando.” Ye Jiu lo miró de forma extraña, observándolo por un rato antes de hablar lentamente. “Hermano… ¿de verdad te mantiene una mujer millonaria?” Ignorando sus tonterías, Ye Shi regresó a su habitación y salió sosteniendo un casco. Al verlo en las manos de su hermano mayor, Ye Jiu abrió mucho los ojos, sorprendida. “Espera… ¿También tienes un casco?” “Mm.” – asintió Ye Shi lentamente. – “Fui uno de los primeros jugadores de la prueba alfa cerrada.” “Vi a todos hablando de este juego y pensé en darte una sorpresa, pero no esperaba que ya tuvieras uno.” – dijo Ye Jiu con asombro. La expresión de Ye Shi era compleja. “Este juego es inapropiado para menores. Incluso alguien de mi edad a veces lo encuentra difícil de soportar. No te dije nada porque temía que rellenaras el formulario para la solicitud… Pero no esperaba que no solo lo hicieras, sino que además fueras elegida.” – dijo con un tono de voz de alguien que hubiera tenido que pasar por mucho. Al ver la sonrisa burlona en el rostro de su hermano, Ye Jiu de repente sintió la necesidad de golpearlo en la cara. Lo miró con irritación y le arrebató el casco. “Tsk. Como si fueras mucho mayor. ¡No te hagas el importante! Si no puedes jugar, ¡lo usaré yo!” No podía dejar de pensar que había considerado regalarle el casco a este tipo. ¡Qué desagradecido! ‘¿Contenido inapropiado? ¿Dificil de soportar? ¡Me gustaría ver que tan grande es este juego!’ Al ver la expresión cargada de expectativas de su hermana, Ye Shi continuó con paciencia. “Tranquila, aún no he terminado de hablar. Ya lo he pensado, no eres una niña; debes tomar las riendas de tu vida. Eres responsable de tus decisiones. Y este juego es diferente a los demás; su contenido incluye mucho más que entretenimiento. Hay otras cosas… podría ser una oportunidad para ti.” Este juego ya ha cambiado la vida de muchos jugadores. El mismo era un ejemplo. “¿Oportunidad?” – Ye Jiu ladeó la cabeza, confundida. – “¿De qué estás hablando?” Ye Shi no dio más detalles sobre el tema, pero señaló el casco que tenía en las manos. “Póntelo y lo sabrás.” Ye Jiu lo miró con escepticismo, caminó hacia el sofá ante su gesto y se puso el casco en la cabeza. El cronómetro había sido reemplazado por una simple oración.

¿Quieres entrar al juego?
“¿Ves esa opción? Solo haz clic en ella.” Ye Shi le recordó, pero Ye Jiu no respondió. Parecía que ya había entrado al juego. Si no hubiera ocurrido ningún accidente, ahora debería estar despertando en una cápsula de incubación del Refugio 117. Y lo más probable es que, en este momento, se emocionase tanto que lo olvidara todo, maravillándose con la luz, el agua y el aire. Observar las reacciones de los recién llegados se habían convertido en un espectáculo de Wasteland Online. Ye Shi no se unió al juego; en cambio, se sentó frente a ella en el sofá. Aunque realmente quería fotografiar su expresión estupefacta, su personaje se encontraba actualmente en la Ciudad del Amanecer, a bastante distancia del Refugio 117. Sin mencionar que en el mundo del juego ahora era de noche. No era momento para viajar. Mientras observaba a su hermana menor sentada, Ye Shi agarró un vaso de la mesa y tomó un sorbo de agua. En ese momento, su expresión de repente se volvió extraña. ‘Ahora que lo pienso… Según la página web del juego, usar el casco equivalía a dormir, y en modo sueño profundo. Eso significa que mientras no haya un ruido que me despierte, no lo haré…’ Siguiendo esa línea de pensamientos, jugar en la sala de estar con la puerta abierta parecía bastante peligroso. Él no era del tipo que hacía bromas, y no hacía cosas infantiles como mojar el suelo a propósito para que la otra persona pensara que se había orinado en los pantalones… Pero su hermana menor sí podría hacerlo. Tras pensarlo, Ye Shi se estremeció y tomó una decisión en silencio. En el futuro tendría que cerrar la puerta con llave cuando jugase…
* * *
Media hora después. Cuando calculó que era hora de almorzar y estaba a punto de pedir comida para llevar… se escuchó un gritó repleto de entusiasmo desde el otro sofá. “¡Guau! ¡Absolutamente increíble! ¿Ese PNJ del vestíbulo es una persona real o un personaje virtual? ¡Esa armadura se ve genial! ¿Se llama exoesqueleto? ¿Qué nivel se necesita para tenerla?” Antes de que Ye Shi pudiera resolver las preguntas, Ye Jiu siguió preguntando con entusiasmo. “Por cierto, hermano, ¿cuál es tu identificación? ¡Necesito ingresar la identificación de un mentor para la misión Pasando la Antorcha! Me dio una larga lista para elegir, ¡pero no pude encontrar tu nombre!” “¿Quién usaría su nombre real como el nombre de un juego?” – se rio Ye Shi. – “Busca a N1; es lo que uso en el juego.” “¿N1? ¿Qué significa?” Al oír eso, Ye Shi casi se atraganta con su propia saliva. “No es nada… Todos me llaman así, y ya me he acostumbrado.” – dijo, tras aclararse la garganta. Mientras decía eso, su expresión se puso rígida y apareció un sudor frío en el frente. El origen de esa identificación era toda una historia. No podía decirle a su hermana que formaba parte de un grupo llamado Toros y Caballos, y su apodo era Enemigo Público N1 de las Mujeres. Incluso después de cambiárselo, se quedó con N1. Pero sin importar cual fuera su nombre, ninguno de los dos era algo que pudiera explicar abiertamente. Si lo pensaba bien… ¿Quién le diría a un conocido el nombre que usaba para jugar en línea? Se alegró de no haber puesto su nombre completo al registrar la cuenta. De lo contrario, ¡se habría muerto de vergüenza! Ye Jiu miró a su hermano con recelo, presintiendo que algo no andaba bien, pero no hizo más preguntas. La experiencia de ese juego online de realidad virtual totalmente inmersivo fue simplemente demasiado intensa para ella. Incluso después de tomarse un buen rato para calmarse, todavía no había asimilado del todo la conmoción que sintió. Normalmente, no era el tipo de chica a la que le gustaba jugar, pero no pudo evitar sumergirse en ese mundo virtual completamente diferente de la realidad. Todo cambiaba con tan solo ponerse el casco. Tenía muchas ganas de volver, ¡y experimentar todo el contenido del juego! Los ojos de Ye Jiu brillaron de emoción y, sin querer esperar más, le devolvió el casco a Ye Shi. “¡Hermano! Date prisa y entra al juego para unirte a mí.” Viendo como su hermana ya se había vuelvo a poner el casco, Ye Shi se quedó estupefacto. ‘¡Dios mío! ¡Es más adicta que yo!
* * *
De vuelta en el páramo, en la oficina de la Nueva Alianza en la Ciudad de Boulder. Luka estaba organizando el traslado de varias cajas con prótesis biónicas que se encontraban amontonadas en la puerta. La Ciudad de Boulder tenía un control estricto sobre las mercancías que entraba, pero no le hacía mucho caso a lo que salía. Si cada persona salía llevando una sola maleta, era muy sencillo sacarlas de contrabando. Recuperar equipo tecnológico de la industria armamentística del mercado negro era solo una de las estrategias que la Nueva Alianza tenía para la Ciudad de Boulder. Como alcalde de la Ciudad del Amanecer, su principal atención estaba en las negociaciones comerciales con el Ayuntamiento. Desde que se filtró desde el Ayuntamiento la noticia sobre el plan de la Nueva Alianza de importar mercancías por valor de 200.000.000 de fichas de la zona industrial, los dueños de las fábricas y los líderes de la asociación de comerciantes que no paraban de causar problemas, cesaron de inmediato sus protestas y se limitaron a observar que pasaba. Los trabajadores que perdieron sus empleos debido al cierre de las fábricas, si bien no vieron una mejora inmediata en sus vidas, se quedaron sin el apoyo en la sombra y no pudieron causar nuevos problemas. Aunque no se sabía cuánto tiempo podría durar este entendimiento tácito, debería poder prolongarse por algún tiempo.
* * *
Una radio, que había sobre la mesa del centro del salón, emitía una cacofonía ensordecedora. El Señor House elogiaba apasionadamente la grandeza del señor de la ciudad y, de paso, aprovechó para dedicar un par de frases al final para elogiar la sabia decisión de Dulong. “Si repartimos las fichas entre todos, el precio de la crema nutritiva se disparará, ¡y nadie se beneficiará! Pero si le damos las fichas a nuestros vecinos, la cosa cambia. ¡200.000.000 de fichas crearán decenas de miles de empleos! ¡Salvaremos a decenas de miles de familias! ¡Conseguiremos trabajo y la oportunidad de mantenernos! ¡Es algo maravilloso!” Sentado frente a la radio, Hal, de la Tribu del León de la Provincia del Atardecer, jugueteaba con la máquina con curiosidad. “Increíble… ¿Hay una persona viviendo dentro de esta caja de metal?” Shu Yu, sentado en el sofá tomando té, lo miró con curiosidad, apartando la vista de la lista de lo que iban a comprar. “A mí también me parece increíble. Me dijiste que en el palacio de tu padre había más de 100 sirvientas androide… ¿Cómo puedes aceptar la existencia de un androide y no algo tan simple como una radio?” La tecnología utilizada en el primero era claramente mucho más avanzada que la del segundo; eso era obvio. “No es lo mismo. Los androides son esencialmente humanos, después de todo. Es normal que la gente pueda hablar.” – dijo Hal, rápidamente. Shu Yu se quedó atónito y la taza de té dejó de moverse. Aunque sentía que algo no cuadraba en lo que había dicho, por un instante se quedó sin palabras. “Dime, si les llevo una radio, ¿crees que mi padre me cederá el trono?” – dijo Hal con entusiasmo y tan locuaz como siempre, al ver que el otro se quedaba en silencio. “Creo que será mejor que no hagas eso…” – sugirió Shu Yu, preocupado por la posibilidad de derramar el té y mancharlo todo. La noche anterior, había hablado por teléfono con el Administrador. Además de repasar la lista de las cosas que había que comprar, también abordó el asunto de Hal. La sugerencia del Administrador era similar a la de Luka. Independientemente de la probabilidad de que este tipo heredara el trono, no estaba mal hacer algunos amigos. Además, contratar a otro empleado no supondría un gran desembolso con este presupuesto. Incluso si al final no se convertía en rey, podría regresar a salvo y tener una vida tranquila como señor de una región, lo que también sería beneficioso para la Nueva Alianza. La Provincia del Atardecer era varias veces más grande que la Provincia del Valle del Río. Sus infinitas arenas se extendían a lo largo de miles de kilómetros, abarcando todo en centro del continente. Además, también conectaba con montañas y praderas. En esos oasis, vestigios de la Era de la Federación, se encontraban dispersos varios reinos feudales, que servían como centro de transporte para el comercio entre Oriente y Occidente. La Tribu del León era una de las más poderosas y relativamente xenófobas. La Nueva Alianza recopiló esa información de los comerciantes ambulantes que visitaron su territorio. “Me duele la cabeza… ¿Qué es exactamente invaluable? ¿De verdad tengo que ir hasta la Ciudad Ideal en el este?” – Hal apagó la radio, frustrado y miró a Shu Yu, sentado frente a él. – “Amigo, ¿puedes darme algún consejo?” “¿Cómo podría saberlo? Ni siquiera conozco a tu padre.” – respondió con impotencia. – “Pero si me preguntas… en lugar de pensar en lo que es invaluable, ¿por qué no piensas en las preferencias de tu padre?” “¿Preferencias?” – dijo Hal, desconcertado. Shu Yu asintió. “Sí, el valor de algo es subjetivo. Por ejemplo, si valora el comercio y vuelves con diez veces más dinero del que tenías cuando partiste, sin duda te mirará con más respeto. Si valora la destreza militar, solo necesitas demostrar tu valentía. Por ejemplo, cortando la cabeza a una Garra de la Muerte o llevando a casa a algunos audaces guerreros a los que te hayas enfrentado.” Hal meditó sus palabras. “Ya lo entiendo… ¿Quieres decir que debería adaptarme a sus preferencias?” “Puedes entenderlo de esa manera; será más sencillo.” – respondió Shu Yu. “Pero a mi padre no le interesa ni el comercio ni el ejército. Solo le gusta estar rodeado de mujeres y organizar banquetes cada poco.” – dijo preocupado. Shu Yu suspiró. “Entonces llévale una mujer hermosa… Demuestra tu encanto.” Esa tribu no tenía remedio. Pero si lo pensaba bien, ¿acaso no ocurría lo mismo en casi todo el mundo? Sin embargo, para sorpresa de Shu Yu, sus palabras dejaron al príncipe Hal estupefacto. Tras reflexionar un momento, mostró una profunda mirada de sabiduría. “Amigo mío, ¡eres un genio! Tus palabras me han abierto los ojos. ¿Podrías venir a mi tribu y ser mi consejero? Cuando yo sea rey, serás ministro de la Tribu del León.” Shu Yu lo miró con una sonrisa divertida. “Mi lealtad solo le pertenece al gran Administrador. No bromees así.” ¿Ministro? No le interesaba. Ni siquiera la extravagancia decadente de la Ciudad de Boulder pudo corromperlo, y mucho menos una tribu de una zona remota y empobrecida. Hal se quedó en silencio. Lo había mencionado casualmente, sin esperar realmente que este joven lo siguiera para ayudarlo a competir por el trono. De hecho, él mismo no había decidido si quería seguir luchando por ello. En ese momento la puerta del salón se abrió y entró Luka. “El Administrador acaba de enviar un mensaje, con la esperanza de que podamos abrir una sucursal de La Voz de la Alianza en la Ciudad de Boulder.” – dijo nada más entrar. “¿Acaso la señal de radio de los suburbios del norte no cubre esta zona? ¿Por qué necesitamos establecer una sucursal?” – preguntó Shu Yu, desconcertado. Luka repitió las palabras del Administrador. “Porque esta sucursal informará principalmente sobre noticias que ocurren en la Ciudad de Boulder, el personal y los reporteros que contrataremos serán en su mayoría de aquí. Por supuesto, incluiremos contenido propio en esos reportajes y, de paso, corregiremos cualquier información sesgada sobre nosotros que diga la voz de la Ciudad de Boulder. No es que no nos convenga decir esas cosas, sino que hay que decirlo con sus propias palabras. Y no solo radio, también necesitamos prensa escrita. Escribir nuestras ideas en un periódico y venderlo.” Shu Yu se sorprendió, sobre todo al escuchar la última frase de Luka. “Tener un canal de voz propio es importante, pero usar los periódicos como herramienta de propaganda… ¿Estará la gente dispuesta a pagar por ello?” La mayoría de los habitantes de la Ciudad de Boulder ganaban menos de 100 fichas al mes, lo que equivalía a unas 3 fichas al día. Esa cantidad de dinero apenas era suficiente para cubrir sus gastos diarios. Incluso si fijasen el precio del periódico al mínimo de 1 ficha por ejemplar, muy pocas personas podrían pagarlo. En cuanto a los mercenarios… Aunque tenían dinero, su nivel de alfabetización era incluso inferior a la de los obreros de las fábricas. Al fin y al cabo, estos últimos, a pesar de ser pobres, al menos vivían dentro del muro gigante y, en su mayoría, tenían familia. Los padres solían invertir dinero en la educación de sus hijos para que pudieran trabajar en una fábrica. No es que en la Ciudad de Boulder no hubiera periódicos, sino que la mayoría eran comprados por los ciudadanos más pudientes. En este lugar, el mercado de la prensa escrita era bastante limitado, lo que dificultaba la entrada de un periódico externo. Si el objetivo era la propaganda, obviamente no sería una buena idea. “La gente lo comprará. Nuestro periódico es para los habitantes de la Ciudad de Boulder. El Administrador dijo que podemos usar un sistema de suscripción. Solo necesitan pagar 1 ficha para recibir el periódico durante todo un mes.” – dijo Luka con seguridad, al ver su confusión. Shu Yu frunció el ceño. “Así, la gente común podrá permitírselo, pero para nosotros… la presión que supondrá su coste será considerable…” Pagar solo 1 ficha al mes equivaldría al precio de venta de 1 kilogramo de crema nutritiva. Básicamente lo estarían regalando. Luka asintió. “Sin duda habrá presión al principio, pero la situación mejorará cuando aumente el volumen de suscripciones…” Shu Yu frunció el ceño, pero pronto un atisbo de comprensión apareció en su rostro. Sin embargo, Hal, que estaba sentado a un lado, seguía completamente confundido. “¿Por qué la presión de los costes disminuye cuanto más se vende? ¿No debería aumentar? ¿No se supone que debería ser mayor?” “Porque podemos poner anuncios en el periódico… Quienes pueden permitirse comprar un periódico no suelen escatimar en pan ni ropa. Incluso tienen buen gusto…” – explicó Shu Yu pacientemente, con un destello de admiración en la mirada. Como se esperaba del Administrador. ¡Incluso había tenido en cuenta esos asuntos! Al ver a Shu Yu explicándolo, Luka sonrió. “En la fase de promoción inicial, podemos asociarnos con algunas tabernas locales que sean populares, proporcionándoles un mes de periódicos gratuitos. También podemos colaborar con algunas fábricas con productos populares. Por ejemplo… intercambiando 10 botellas vacías de Nuka Cola por un periódico.” Shu Yu no pudo evitar elogiarlo. “¡Esa es una gran idea!” Nuka Cola gozaba de gran fama en las tabernas de la Ciudad de Boulder. Y esos trabajadores sin empleo tenían tiempo de sobra para recoger esas cosas. Sería fantástico tanto para la fábrica como para el periódico. “Nuestras relaciones con la Ciudad de Boulder han mejorado recientemente. Así que ahora es el momento perfecto para hacerlo. Por supuesto, para lograr nuestros objetivos a largo plazo, necesitamos a alguien ingenioso y con facilidad para las palabras…” En ese momento, Luka hizo una pausa y ambos miraron a Hal al mismo tiempo. Su habilidad con las palabras era innegable. EL mayor talento de este tipo era su locuacidad, seguida de su habilidad para escribir rimas totalmente inútiles usando 12 tipos de tipografías artísticas diferentes. Si fuera lo suficientemente ingenioso… Aunque ese requisito parecía fuera de su alcance. “¿Por qué me miran así…?” – preguntó Hal, ansioso. Tenía un mal presentimiento. Luka apartó la mirada, pero no respondió a su pregunta. En cambio, miró a Shu Yu. “¿Qué opinas?” “No lo sé. Tenemos poca gente con talento en ese aspecto. Si fuera el editor del periódico, redactaría noticias muy rigurosas… pero aparte de nuestra gente, me temo que muy pocos estarían dispuestos a leerlas por completo.” En el ámbito de la opinión pública, sus oponentes no eran las fábricas de la Ciudad de Boulder ni el Ayuntamiento... Era House. Un hombre capaz de decir tonterías en todo momento. Ante un discurso elocuente y un comportamiento descarado, hasta la verdad más irrefutable cedería. Y las personas que poseían ambas cualidades, o mejor dicho, eran unos sinvergüenzas, eran increíblemente raras en la Nueva Alianza. La industria periodística de la Nueva Alianza apenas acababa de comenzar. La mayoría de los periodistas se limitaban a leer un guion, o se acababan de incorporar tras solo 6 meses de estudios en la escuela nocturna. Los jugadores del refugio podían tener talento en ese aspecto, pero no hablaban el idioma de la federación. Dependían principalmente de herramientas de traducción para comunicarse con la gente a diario. En realidad, Hal tampoco era así. Sus modales refinados distaban enormemente del tipo de desvergonzado que buscaban. Pero después de todo, este no era su pueblo… No debería haber ser un problema si se soltaba un poco. Al menos su elocuencia y su capacidad de escritura eran fiables, y el resto era cuestión de experiencia que se podía adquirir con el trabajo. Ante la mirada preocupada de Luka, la expresión de Shu Yu también mostró vacilación, pero al final, asintió. “El Administrador dijo que no debemos preocuparnos demasiado por los antecedentes o el origen de una persona… Dejando de lado su falta de inteligencia y experiencia, es sin duda el candidato más adecuado. Creo que vale la pena intentarlo.”