2ª parte: La ley de la jungla
Capítulo 68
Más allá de la frontera VII
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por AMarauder
Corregido por Lord
Editado por AMarauder
Antes del apocalipsis, esta área probablemente se usaba para actividades de la parroquia, o tal vez, como salas de descanso para los sacerdotes. Hyuk presionó cuidadosamente su oreja contra la puerta de acero, pero no escuchó nada. De repente, sonó un clic y Hyuk se escondió rápidamente detrás de una columna.
El Mesías abrió la puerta, pasó por otra y luego entró por una tercera. Hyuk se movió lentamente hacia el final del pasillo y se asomó por la ventana; Tenía las palmas de las manos sudorosas y los pelos de la espalda erizados.
Había un estrecho saliente junto a la ventana. Estaba ajustado, pero tenía suficiente espacio para poder moverse.
Hyuk pisó el saliente y comenzó a cruzar lentamente. La altura era vertiginosa. Podía ver el callejón que había bajo sus pies, donde los zombis ya habían comenzado a reunirse.
Cuando pasó por la primera ventana, echó un vistazo al interior y vio una habitación llena de basura. Algunas cosas llamaron su atención. Había armas, como herramientas y un bate de béisbol envuelto en cadenas, algo que normalmente no se encontraría en una iglesia. No había nadie en la habitación.
A través de la ventana de la segunda habitación, Hyuk vio al anciano y a la anciana que habían sido elegidos antes. Estaban tirados en el suelo sin vida con un paño negro cubriéndoles los ojos. Hyuk escuchó el sonido de una puerta cerrándose, indicando que el Mesías estaba justo aquí.
Se sentía tan nervioso que sus labios comenzaban a secarse. Se deslizó lentamente hacia la habitación contigua, la tercera habitación. A través de la ventana, escuchó un sonido amortiguado. Al asomarse, vio algo que le hizo apretar la mano con ira. Había tres hombres violando a una mujer amordazada. Hyuk podía escuchar sus gritos de agonía a través de la mordaza. Los hombres ignoraron las impotentes súplicas de la mujer mientras la violaban.
Todo el cuerpo de Hyuk comenzó a temblar de rabia. Estaba desesperado por entrar en la habitación y golpearlos contra el suelo. Si tuviera un arma, podría haberse vuelto loco y dispararles en ese momento. Incluso si solo tuviera un cuchillo, los habría cortado en pedazos pequeños. Sin embargo, ahora no era el momento. Si hiciera algo, él y su equipo estarían en peligro.
‘Aguanta…’
Justo entonces, escuchó el sonido de una ventana abriéndose.
Hyuk se pegó lo más cerca que pudo contra la pared exterior. A través de la ventana de la segunda habitación, arrojaron el cuerpo de la anciana. Aterrizó en el callejón de abajo con un ruido sordo y el cuerpo fue destruido instantáneamente por el enjambre de zombis.
Casi estaba cegado por la ira. Sintió una nausea profunda en el estómago que le hizo querer vomitar. El otro cuerpo fue arrojado por la ventana, pero su torso superior quedó atrapado en la barandilla. Inmediatamente se movió a un lado cuando el cuerpo del anciano se dejó caer hasta el suelo. Luego, se quedó quieto como una estatua hasta que la ventana se cerró. Incluso entonces, se agachó todo lo que pudo al pasar por delante de la ventana.
Se dirigió hacia la primera habitación que estaba llena de armas de pandilleros. Un único pensamiento ocupaba su mente en ese momento.
‘Tengo que detener esta locura.’
Hyuk entró en la habitación y recogió un bate de béisbol que tenía clavos afilados incrustados. Le dio una patada a la puerta de la habitación contigua y lanzó el bate a la primera persona que vio. La gente adentro quedó sorprendida por el invitado inesperado y el primer hombre cayó al suelo después de ser golpeado en la cabeza. La gente rápidamente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y tomó sus armas. Uno trató de agarrar su cuchillo, pero Hyuk le golpeó su mano con el bate.
“¡Aaah! Qué demonios, ¡loco bastardo!”
Siguió con un golpe a la cara. Con un ruido sordo, la cabeza del hombre rebotó contra el suelo y la sangre comenzó a acumularse bajo él. Hyuk se volvió cara a cara con el tercer y último ocupante de la habitación. El tercer hombre sostenía un cuchillo afilado, pero parecía miserable en comparación con el arma de Hyuk.
“¿Quién diablos eres tú? ¿Cómo llegaste aquí?” – gritó el hombre. Hyuk se estremeció ante el sonido. No sabía si había alguien más cerca para escucharlo.
Se movió para balancear el bate, pero de repente sintió un fuerte golpe y vio las estrellas. Otro destello de dolor irradió de su cabeza y sintió como su conciencia se deslizaba en la oscuridad.
* * *
Barrendero colocó un pie sobre un trozo de hormigón roto y encendió un cigarrillo mientras examinaba el paso subterráneo. Soltó un suspiro y lanzó el humo nebuloso al aire.
“Jung, lleva a algunas personas contigo a la gasolinera y consigue tanta gasolina como puedas. Entra en el auto lavado de coches y encuentra un trapo.” – gritó Yohan.
“Entendido.” – respondió Jung desde debajo del paso elevado. Seleccionó a dos miembros del equipo de reconocimiento y se fueron a buscar a la estación de servicio.
“¿Vas a jugar con fuego?” – preguntó Barrendero, liberando más humo en el aire.
“Ver ese gran grupo de zombis moviéndose tan cerca me pone nervioso.”
Jung Hwan regresó, luchando con una gran lata de gasolina. Yohan la agarró y la vertió debajo del paso elevado. No podía llegar muy lejos, pero todos los zombis se estaban tocando los unos a los otros, así que debería ayudar a propagar las llamas.
Yohan guardó una pequeña cantidad de gasolina para hacer un largo camino. Luego, envolvió el trapo del auto lavado de coches alrededor de su cuchillo y lo empapó.
“Fuego.”
Barrendero le entregó su encendedor. A continuación, prendió fuego al trapo empapado de gasolina. Yohan sacudió su cuchillo y trozos de tela ardiendo comenzaron a revolotear por el aire y a caer por debajo.
Tan pronto como uno tocó el suelo, la escena se convirtió en un infierno en llamas. Los zombis que estaban empapados de gasolina ardieron y comenzaron a gritar. No podían sentir ningún dolor, pero los sonidos que escapaban de sus horribles cuerpos sonaron como alaridos.
El fuego se extendió rápidamente, moviéndose de zombi a zombi como una hilera de fichas de dominó. El infierno los envolvió a todos y no parecía que iba a detenerse pronto. Cuando el humo negro finalmente se asentara, la mayoría de los zombis no serían más que cenizas.
“Vámonos.”
“Esta es la primera vez que me siento mal por los zombis.” – dijo Barrendero arrojando su cigarrillo al fuego.
Jung Soo y Ji Won continuaron liderando el camino de regreso a la iglesia. Cuando llegaron allí, no entraron. En cambio, buscaron alrededor de los edificios cercanos y establecieron una trampa. De esta manera, si alguien salía, podrían capturarlo o matarlo con facilidad.
Todavía no sabían por qué se le permitió a Jung Soo y Ji Won irse. Desde la perspectiva de Yohan, o la gente de la iglesia era estúpida o habían establecido una emboscada. Yohan se inclinaba hacia esa última opción, por lo que quería ser lo más sigiloso posible.
Sin embargo, nadie salió de la iglesia. Esperaron mucho tiempo, tanto que el sol comenzaba a ponerse. No podrían quedarse después de que oscureciera.
Yohan sacó su radio para dar órdenes. En caso de que el enemigo obtuviera información sobre qué frecuencia le gustaba usar al equipo de reconocimiento, había ordenado a todos que cambiaran a un nuevo canal.
“Cabo Ong, quédese afuera y prepárese para atacar. Jung, Barrendero, Ha Jin, Saeri, Ji Woo y Jung Soo, prepárense para entrar. Quien lleve las gafas de protección toma la delantera. No dispares si no puedes ver bien. Todos los demás permanezcan en guardia afuera y entren cuando pidamos refuerzos. Muy bien, movámonos.”
Yohan soltó el botón de transmisión de su radio y se volvió hacia Jung, que estaba a su lado.
“¿Cuántas bombas de humo y cegadoras trajimos?”
“Cuatro bombas de humo y una cegadora.”
“Bien.”
El equipo de reconocimiento se reunió alrededor de Yohan y se movió como ninjas hacia la iglesia. Yohan tiró de una ventana del primer piso, pero estaba cerrada. Sacó su arma, rompió la ventana con la culata del rifle e inmediatamente arrojó una bomba de humo dentro.
“¿Qué demonios?” – gritó alguien. Yohan vio una figura corriendo hacia ellos. Disparó su arma y la figura cayó al suelo.
“Entra. Y me repito. Si está confuso, no dispares.” – ordenó. Uno por uno, los miembros del equipo de reconocimiento entraron por la ventana.
* * *
Algo frío y húmedo salpicó contra la cara de Hyuk, despertándolo una vez más. Había estado recuperando y perdiendo la conciencia, hasta perder todo sentido del tiempo.
Cuando abrió los ojos, vio al Mesías frente a él. Hyuk había pensado primero que el hombre tenía una cara ordinaria, pero ahora todo lo que podía ver eran los ojos de un asesino psicópata. Se estremeció cuando el Mesías acercó su rostro al suyo.
“Envié gente a tu campamento y parece que es bastante grande. Me sorprendió.”
“Mmm, mmm.”
Hyuk todavía estaba amordazado. Luchó contra sus ataduras. ¿El Mesías quería difundir sus malas influencias a su organización? Si eso sucediera, no podría soportar la culpa. Incluso ahora, se sentía tan culpable que no podía soportarlo.
El Mesías retiró la mordaza de la boca de su boca.
“¿Cuántas personas hay en tu campamento? ¿Cuántas armas hay?”
Hyuk escupió en la cara del Mesías, dejando una saliva blanca y burbujeante que se deslizó por la mejilla del psicópata. El Mesías limpió el escupitajo con una expresión en blanco. Dio un paso atrás, revelando los zombis encadenados detrás de él, y comenzó a liberar a los zombis de sus cadenas. Los zombis chasquearon los dientes con anticipación. El grupo de Hyuk comenzó a desplazarse nerviosos.
“La primera persona que me diga todo lo que sabe sobre su campamento será libre de irse. Todos los demás serán comida para los zombis.”
“Cállate, asqueroso bastardo.” – respondió Hyuk.
El Mesías le dedicó una sonrisa sospechosa. Aunque el grupo de Hyuk temblaba de miedo, ninguno de ellos estaba dispuesto a hablar.
“Chicos son unos valientes. Entonces usaré un método más agradable.”
El Mesías tiró de la cadena hacia atrás y contuvo a los zombis una vez más. Luego comenzó a desatar a Jung Eun.
“Mmm, ¡MMM!”
Jung Eun luchó cuando el Mesías deslizó su mano dentro de su ropa. Las lágrimas comenzaron a brotar en sus ojos.
“Pa… ¡Para!”
“Si no responden, la violaré justo en frente de sus ojos. Lo haré más de una vez.”
“Loco bastardo…”
“Dios, no parecéis entenderlo.”
El Mesías sacó una daga y rasgó la ropa de Jung Eun. La tela cayó impotente al suelo. Tres miembros del grupo de Hyuk comenzaron a gritar al mismo tiempo.
“¡Te mataré! ¡Te destrozaré y te usaré para alimentar a los zombis! ¡No te atrevas a tocarla!”
El Mesías deliberadamente se metió el dedo meñique en la oreja y se limpió un poco de cera antes de empujar a Jung Eun contra la pared. Movió su daga hacia sus pantalones, pero, antes de que pudiera cortar la ropa allí, todos escucharon disparos. Un ceño fruncido apareció en la cara del Mesías.
“¿Que está pasando?” – susurró. Luego, ató una vez más a Jung y abrió la puerta. Uno de los sacerdotes estaba subiendo las escaleras a la carrera. – “¿Qué está pasando?”
“¡Intrusos armados!”
“De ninguna manera…”
“Son ellos. Creo que son de su grupo.”
“¿Ya?”