2ª parte: La ley de la jungla
Capítulo 69
Más allá de la frontera VIII
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por AMarauder
Corregido por Lord
Editado por AMarauder
Cuando el Mesías liberó a los dos miembros del equipo de reconocimiento, asumió que el campamento de la iglesia sería revelado. Sin embargo, como tomó todas sus armas y tenía cuatro de ellos como rehenes, asumió que el campamento tendría miedo. Una vez que confirmara su poder de fuego, iba a atacarlos.
‘¿Por qué atacarían cuando tenemos cuatro rehenes? Si intentan salvar a los rehenes, no lo lograrán. Son como polillas volando hacia la llama o un conejo saltando a la boca del tigre.’
El Mesías estaba frenético porque el lugar que había creado y construido estaba siendo perturbado por esta invasión. Había sido un montaje extremadamente entretenido, pero los huéspedes no invitados amenazaron con arruinarlo todo. El Mesías amordazó a Hyuk una vez más y luego lo desató. Empujó a Hyuk hacia el pastor.
“Sujétalo y sígueme”. – El Mesías se apresuró a bajar a la capilla de donde venía el ruido. Mientras descendía, el aire se volvió humeante y el olor a pólvora le llenó la nariz. Vio cadáveres en el suelo. Eran todos cuerpos de sus pastores.
Suspiro
‘En serio hicieron un gran lío.’
El Mesías entró en la capilla y se paralizó. Sus pastores estaban cubiertos de sangre mientras que sus adoradores estaban acurrucados en el suelo, cubriéndose la cabeza y temblando de miedo. No era para nada lo que esperaba ver, especialmente porque sus pastores estaban armados con lo que le habían quitado al grupo de Hyuk.
‘¿Todos fueron derribados en segundos? ¿Qué demonios pasó?’
“¡Cómo se atreven a causar tal caos dentro de un templo sagrado!” ‒ El Mesías gritó conmocionado.
“¿Eres el Mesías?”
“¡Suelten sus armas! ¡Desármense! Si no lo hacen, su amigo morirá.” ‒ El Mesías apuntó un rifle a Hyuk. Él ni siquiera podía forcejear, ya que el pastor que lo sostenía tenía una daga en su cuello.
Yohan no respondió, pero su respuesta fue obvia. Con sólo una mirada, todos los miembros del equipo de reconocimiento levantaron sus armas contra el Mesías y sus pastores. Barrendero sonrió brillantemente mientras golpeaba su arma contra la cabeza de un pastor.
“Oye farsante, ¿no crees que esta gente de aquí también son rehenes? Si no lo son, ¿entonces son prescindibles para ti? ¿Cómo puede alguien que se llama a sí mismo el Mesías amenazar a alguien más con un arma? Eso es nuevo. Oye jefe, ¿puedo dispararle?”
“No.”
“Maldición. Quería ver si Dios protegería a su Mesías de una bala.”
El Mesías frunció el ceño mientras Barrendero y Yohan charlaban tranquilamente a pesar de que su camarada estaba siendo retenido a punta de pistola.
“¿La vida del rehén no es importante para ustedes? ¡Bajen sus armas!”
“Eso es lo que estoy diciendo, hermano. Tenemos rehenes también, así que…” ‒ Barrendero comenzó a contestar, pero Yohan lo interrumpió.
“Todos bajen sus armas.”
“¿Qué? Pero…”
“Está bien. Bájenlas.”
Aunque no les gustó, el equipo de reconocimiento obedeció la orden de Yohan sin decir una palabra. Mientras ponían sus armas en el suelo, la expresión del Mesías se iluminó.
‘Lo sabía. Estos bastardos no pueden hacer nada.’
Sin embargo, antes de que sus labios terminaran de enroscarse hacia arriba, escuchó un fuerte disparo desde atrás.
“Oh, oh…” ‒ El pastor que retenía a Hyuk cayó al suelo con un gorgoteo, la sangre brotaba de la parte posterior de su cabeza.
El Mesías se giró para mirar al pastor y lentamente se dio cuenta de lo que había pasado. Antes de que pudiera darse la vuelta para apuntar con su arma, tanto Yohan como Barrendero habían levantado sus armas y disparado balas a sus brazos. El Mesías soltó su rifle y cayó al suelo, gimiendo de dolor.
“Jung Hwan, toma su arma. Saeri, desata a Hyuk. Hyuk, mejor que estés preparado para recibir tu castigo por lo que pasó aquí.”
“De acuerdo, Yohan.”
“Bien.”
Mientras sus órdenes se llevaban a cabo, Yohan caminó hacia el Mesías.
‘Esto fue demasiado fácil. O nos subestimaron o nosotros los sobreestimamos a ellos.’
“¿Dónde están los otros?”
“¡Jehehe, ja ja ja!” ‒ En lugar de responder normalmente, el Mesías soltó una risa trastornada.
‘¿Ya se ha vuelto loco? Apenas estamos empezando.’
“No tienes que responder si no quieres. Estoy seguro de que están en algún lugar de este edificio. A partir de ahora, te trataré tan bien que suplicarás clemencia. No te mueras tan fácilmente.”
“Ustedes, bastardos, se van a ir al infierno. Yo soy el verdadero Mesías.”
“En unos minutos ni siquiera tendrás la energía para decir esas tonterías.”
“¿Sólo me creerás si te muestro una prueba?” ‒ El Mesías hizo una mueca de dolor al mover sus brazos heridos para abrir su túnica.
Con la parte superior de su torso al descubierto, podían ver claramente las marcas de mordeduras en su hombro y brazo. Las heridas no eran recientes. Parecía haber ocurrido hace unos meses, ya que se estaba formando una costra y se estaba curando. No había nadie en esta habitación que no supiera lo que significaba esta lesión. De repente, la atmósfera de la habitación se congeló y todo el mundo se quedó en silencio.
Yohan también se sorprendió. Pudo ver que todos miraban al Mesías con asombro. Pensamientos de inmunidad cruzaron su mente de nuevo y entendió cómo este hombre fue capaz de tomar el control de este campamento y lavarles el cerebro para que se convirtieran en un culto. Yohan se acercó al Mesías y le tiró la cabeza hacia atrás.
“A partir de ahora, si no respondes a mis preguntas en tres segundos, o si dices tonterías, te cortaré algo. Pregunta uno, ¿qué son esas heridas?”
“No me infecto ni siquiera después de ser mordido por zombis. ¡El vudú, los microorganismos malignos no afectan a un ser espiritual como yo!”
Yohan hábilmente sacó su cuchillo de su cintura. Dejó la mano del Mesías en el suelo y movió su cuchillo rápidamente. Dos dedos fueron cortados.
“¡Ahhhhh!” ‒ El Mesías gritó de dolor. Miró fijamente sus dedos cortados mientras se retorcía en el suelo. Algunos de los otros miembros de la iglesia también gritaron, llenando la habitación con un ruido que perforaba los oídos. Yohan los ignoró.
“Preguntaré de nuevo. ¿Cómo te hiciste esas heridas?”
“T… Te lo dije, los zombis me mordieron…”
“¿Sabe algo más sobre las heridas?”
“No lo sé. ¡Simplemente fui mordido por un zombi y no me infecté!”
Yohan abofeteó al Mesías. Lo abofeteó tan fuerte que toda la cabeza del Mesías giró. Su mejilla se puso roja e hinchada. El Mesías parecía como si le hubieran cometido alguna injusticia.
“No grites.”
“S.. sí.”
Yohan hizo una expresión apática y lo abofeteó de nuevo.
“¿Por qué, por qué?” ‒ Preguntó el Mesías mientras temblaba. Había respondido honestamente, pero aun así le dieron dos bofetadas sin motivo.
“Eso es por no dirigirte a mí con respeto.” ‒ Yohan gruñó. Su voz dominó al Mesías, que comenzó a asentir repetidamente. Sin embargo, la palma de Yohan le golpeó en la cara otra vez. El Mesías comenzó a llorar.
“¿Por qué estás haciendo esto…?” ‒ Preguntó, su voz apenas era algo más que un susurro.
“Responde a mis preguntas.”
“Sí. Sí. Sí, sí.” ‒ El Mesías gimoteó. Estaba convencido ahora de que Yohan estaba loco. No podía tomarlo a la ligera. Era el tipo de persona que se ponía violento si estaba un poco malhumorado por la mañana. El miedo y el instinto se apoderaron de él. Aunque sus brazos y cara estaban heridos y golpeados y estaba listo para desmayarse en cualquier momento, la adrenalina lo mantenía despierto.
“¿Dónde están mis compañeros?”
“Están en el sexto piso. En el lavadero…”
“Jung Hwan.” ‒ Yohan llamó. Jung Hwan había estado mirando la escena con una mirada aturdida, pero se espabiló y corrió inmediatamente al lado de Yohan. Yohan se volvió hacia el Mesías.
“Siguiente pregunta. Esto es para mi propia curiosidad. ¿Por qué dejaste ir a dos de mis compañeros? ¿Qué ibas a hacer cuando llegáramos aquí?”
“Pu… pues…”
El Mesías trató de pensar en una excusa. Tan pronto como vaciló, el cuchillo de Yohan le cortó otro dedo.
“¡Ahhhhh!” ‒ El hombre estaba cerca de ser reducido a nada más que lágrimas.
“Te dije que respondieras en tres segundos. ¿Por qué los dejaste ir? Hay trampas, ¿no es así?”
“Quería saber la ubicación de su campamento…”
“¿Y luego?”
“Íbamos a quitarles sus armas y suministros.”
“Estoy seguro de que pensaste en la posibilidad de que tomáramos represalias.”
“Teníamos rehenes y… no sabía que tenías un campamento tan grande.”
“¿No tenías otros planes?”
“¡Po… por supuesto que no! Cuando liberamos a esos dos, sólo queríamos comprobar la ubicación de su campamento y luego matarlos, pero había guardias con armas así que no pudimos matarlos. ¡De verdad!”
Yohan asintió. Como sospechaba, no había forma de que solo los dejaran ir. Afortunadamente, el líder de los guardias era muy notable en el campamento. Después de verlo, no se atrevieron a disparar un tiro a los dos sobrevivientes que liberaron. La intimidante apariencia de Ha Jin salvó el día una vez más. Yohan miró hacia el artista marcial, tenía un apariencia ruda al eyectar y retractar repetidamente la cuchilla en su brazo protésico.
Entendiendo la situación, Yohan abofeteó al Mesías una vez más. La bofetada fue tan fuerte que el Mesías se le escapó de las manos y cayó al suelo.
“Ahhh… qué hice ahora…”
“Eso fue porque me das asco.”
“Estoy sorprendido. ¿Cómo es que un idiota así sigue vivo?” ‒ Barrendero comentó. Yohan le dio una sonrisa. El Mesías se desangraba, pero Yohan ignoró su condición y continuó su interrogación. Era importante escuchar su respuesta antes de que muriera o se desmayara.
“Siguiente pregunta. ¿Qué hiciste antes del apocalipsis?”
“…”
“¿Quieres morir?”
“¡E… estuve en prisión!"”
La respuesta sorprendió a Yohan. Incluso con todo el caos y la anarquía, probablemente no fue fácil escapar de la prisión. Probablemente había una historia excitante aquí, pero no era un buen momento para escuchar toda la historia.
“Definitivamente lo lograste. Un criminal actuando como el Mesías. ¿Por qué te metiste en esto?”
“… Pasaron un montón de cosas diferentes.”
“Parece que realmente usaste el poco talento que tienes. Bien por ti. Finalmente, te daré una oportunidad. Dame toda la información que sabes. Sólo la información útil.”
“¿Información útil?”
“Tres.”
“¿Qué clase de información útil…?”
“Dos.”
“¡Ya sé! ¡Lo tengo! ¡Si viajas a veinte minutos de aquí, hay un campamento lleno de mujeres!”
‘Eso ya lo sé, idiota.’ ‒ Yohan finalizó su interrogación.
“Barrendero.”
“Sí, señor.”
“Trae un zombi de afuera.”
“Entendido.”
Como si la petición fuera perfectamente normal, Barrendero silbó alegremente mientras salía de la iglesia.
“¿Por qué un zombi?” ‒ Saeri preguntó.
“¿Cómo que por qué? Quiero comprobar si realmente no se infecta después de ser mordido. Podría haber fingido la herida haciendo que una persona normal le mordiera.”
“Perdóname, por favor… dijiste que me perdonarías…”
“No dije que te perdonaría. Dije que te daría una oportunidad.”
Barrendero volvió a la habitación con una gran sonrisa en su cara mientras arrastraba a un zombi.
‘Es muy rápido.’ ‒ Por alguna razón, Yohan sintió que Barrendero estaba disfrutando de esto.
“Lo que el jefe está diciendo es que te dará la oportunidad de morir cómodamente. Con misericordia.” ‒ Dijo Barrendero mientras liberaba al zombi.
Los miembros regulares de la iglesia gritaron. Yohan empujó al zombi hacia el Mesías, como si estuviera jugando al voleibol con Barrendero. El zombi gruñó y saltó sobre su indefensa presa. El sonido de la carne siendo arrancada se mezcló con el grito. El Mesías gritó mientras le arrancaban un cuarto de su cara. Mientras luchaba, el zombi le mordió en el cuello.
Sintiendo que era suficiente, Yohan tiró del zombi por el pelo y lo apuñaló en la columna vertebral. Fue una escena espantosa. Aparte de Yohan y Barrendero, la cara de todos estaba pintada de miedo. Incluso algunos de los miembros del equipo de reconocimiento miraban a Yohan y a Barrendero con una expresión de miedo. El Mesías había sido mordido dos veces y su cuerpo comenzó a convulsionar. Le habían disparado en ambos brazos, le habían cortado tres dedos, tenía heridas sangrientas en la cara y el cuello donde fue mordido, y ahora estaba teniendo un ataque. Su cuerpo maltratado era una visión horrible y algunas personas tuvieron que mirar hacia otro lado.