La Vigésima Legión Imperial dirigida por Pandeg era bastante especial.
‘Rara vez entramos en combate, pero una vez que lo hacemos nuestros soldados no pararán hasta que no termine la lucha.’
Entre los numerosos jugadores del gremio Hermes, solo un centenar eran miembros de la Vigésima Legión. El resto del ejército estaba compuesto íntegramente por soldados rasos, una proporción que casi podía considerarse anormal. Esta legión ni siquiera existía durante la conquista del Continente Central.
Mientras seguían tranquilamente al resto de legiones en su avance hacia las Llanuras de Garnav, Rafael les dio una orden directa.
- Atacad a Weed.
- Comprendido. ¿Procedemos según lo planeado?
- No hay ningún cambio. Hasta el final.
- Actuaremos de inmediato.
Pandeg comenzó a mover sus tropas para llevar a cabo una operación secreta que ni siquiera los comandantes de las otras legiones conocían. Tomando un desvío, para esquivar a la Séptima y Decimocuarta Legión, avanzó rápidamente hacia el área en la que se encontraba la Undécima sin entrar en combate.
El resto de legiones tuvieron que asumir el papel de despejarles el camino siguiendo las órdenes de los líderes del gremio.
“¿Quiénes son?”
“Visten el uniforme del Ejército Imperial. ¿Por qué pasan de largo sin unirse a nosotros?”
Los jugadores del gremio Hermes pensaron que era extraño, pero la Vigésima Legión no tenía tiempo para responder tranquilamente a sus preguntas y satisfacer su curiosidad. No importa en qué lugar de las vastas Llanuras de Garnav apareciera Weed, iba a ser el único objetivo de la legión.
‘Si atrapamos a Weed, esta batalla estará ganada en más del 90%. No hay necesidad de preocuparse por los peces pequeños, vamos a conseguir el mayor logro de esta guerra.’
La Vigésima Legión de Pandeg continuó moviéndose rápidamente hasta chocar contra la gran cantidad de jugadores que luchaban contra la Undécima Legión.
“¡Matadlos a todos!”
“¡Gachas de Hierba! ¡Gachas de Hierba! ¡Gachas de Hierba!”
“Victoria para el Reino Arpen. ¡Yijaaaaaaaaa!”
Los gritos y chillidos de los jugadores llegaron a sus oídos. También se podía oír como diversos instrumentos eran tocados en medio del combate, acompañando a un coro entonando en armonía.
♪ Movamos la montaña, ♬
♫ hagamos un río. ♩
♬ Nacido en una tierra árida, caminaré con valentía. ♪
♩ Puede que seamos débiles, pero juntos somos uno. ♫
♪ Con espada en mano haremos posible lo imposible. ♬
♫ Avanzad. ♪
♬ Pelead. ♩
♪ ¡Cread milagros con vuestras propias manos! ♫
Las canciones de guerra daban fuerza a los jugadores del bando del Reino de Arpen. Los jugadores que escuchaban esas canciones mientras estaban peleando en el campo de batalla alardeaban de una determinación indomable. Su asalto total contra la Undécima Legión era como las densas gotas de lluvia de una tormenta.
“¡Detenedlos!”
“No pienses ahora en las consecuencias: flechas de fuego, hechizos, ¡lo que sea!”
“Necesitamos hacer avanzar a las tropas con escudos para ganar algo de tiempo. ¡Haced algo!”
La Undécima Legión resistía con una formación defensiva contra los jugadores que atacaban con todas sus fuerzas, pero la línea comenzaba a retroceder en muchos lugares. Los jugadores caían del cielo para estrellarse contra los soldados, mientras que los que estaban en tierra luchaban hasta la muerte. La velocidad y la energía con la que avanzaban eran tales que, si uno moría, ¡dos o tres más ocupaban su lugar!
Los jugadores de alto nivel que seguían a Weed también estaban demostrando su poder, reprimiendo a las tropas imperiales en varios lugares.
“¡Atacad!”
Pandeg ordenó a la Vigésima Legión atacar de inmediato y entrar en batalla.
Los jugadores del Reino de Arpen quedaron desconcertados con la aparición de los refuerzos enemigos, pero en poco tiempo se formó una nueva línea del frente.
“¡Dad todo lo que podáis!”
“Matad también a los nuevos.”
Los principiantes seguían llegando en masa, mientras que los jugadores de alto nivel los apoyaban de manera incondicional.
Los comandantes de regimiento que habían sido designados por Weed lideraron a los jugadores bajo sus órdenes y lanzaron un contraataque desde todas las direcciones hacia la Vigésima Legión.
“¡Pelead!”
“Seguid a Vandert.”
“Nuestra táctica consiste en correr. ¿Acaso es complicado? ¡Tomad vuestras armas y avanzad!”
Los jugadores que se reunieron en las Llanuras de Garnav para esta batalla habían estado escuchando sobre la táctica de la oleada humana todos los días, incluso mientras comían.
“Hay poder en los números. Cuando la gente que está delante de ti empieza a correr, corre con ellos. Si el enemigo aparece delante de ti, lucha. Nunca te quedes atrás.”
“¡Mantened la formación cerrada! Debéis permanecer siempre cerca de los demás. De lo contrario, todos fracasaremos por culpa de los que dudan.”
“Solo recordad por qué estáis luchando. No te preocupes por ser justo. Las personas deben poder elegir como vivir sus vidas. Aun así, no podéis dudar cuando llegue el momento. Nunca se sabe, a lo mejor es posible que salgáis por la televisión.”
“Si no queréis correr riesgos, no tienes que involucrarte en la batalla. Lo mismo ocurrió con las pasadas batallas en el Norte. Quienes querían luchar lo hicieron orgullosos. Por eso, si quieres pelear, da un paso al frente. Todos seréis bienvenidos.”
Un proceso de adoctrinamiento se realizó de manera espontánea durante la celebración del festival. Cuando la estrategia optimizada de oleada humana se combinaba con su número y velocidad, el efecto era explosivo. No importa cuánta gente muriera, su número se repondría sin cesar.
Se libraban feroces combates por todas partes, pero el área liderada por Weed estaba repleta de jugadores poderosos que quedaron encantados cuando vieron que la Vigésima Legión se unía a la pelea.
‘No importa cuánto daño causen a nuestras fuerzas. Solo tenemos que crear una oportunidad.’
Pandeg observó con tranquilidad la batalla.
Aunque las tropas de ambos bandos cubrían las Llanuras de Garnav mientras luchaban hasta la muerte, lo único en lo que podía pensar era que había sido una suerte haber llegado a tiempo.
‘No pasa nada si todos los soldados mueren. Aunque todos sean asesinados…’
La Vigésima Legión se había formado reuniendo los restos de ejércitos de varios reinos durante la Guerra de Conquista. El nivel de sus tropas estaba por debajo del promedio del Imperio de Haven, por lo que no sería un desperdicio si todos acababan siendo aniquiladas.
Aunque era complicado ver con claridad a esa hora de la noche, según había visto a través de la bola de cristal, Weed estaba volando sobre la espalda de un Wyvern.
“Ahí está.”
Pandeg sonrió, mostrando todos los dientes. En poco tiempo había encontrado a Weed persiguiendo a los caballeros de la Undécima Legión.
* * *
En ese momento, Weed estaba enfrascado en una pelea mientras estaba sobre la espalda de Wy-3.
“Chwiiiik. ¡Vuela más rápido y más bajo!”
“Eso sería demasiado peligroso. Y ya estoy volando a toda velocidad.”
“¡Bate más tus alas! ¡Chwiiiiik!”
“No puedo hacerlo más rápido.”
“Piensa en una manera. ¡Chwiiiiik!”
De vez en cuando disparaba flechas desde el cielo, pero cuando el Wyvern volaba bajo blandía la Lanza del Trueno Sellada sin descanso. Y cada vez que hacía un barrido con la lanza, caían relámpagos sobre los caballeros.
Mientras tanto, cuando los ataques mágicos caían sobre ellos, Wy-3 los evitaba con movimientos acrobáticos.
“Felicíteme por hacer un buen trabajo. Maestro.”
“Meh.”
“¿Qué significa eso?”
“Medio cumplido. Hazlo mejor en el futuro. ¡Chwiiiiik!”
Wy-3 hacía giros bruscos mientras volaba a baja altura, a veces incluso bajaba hasta el suelo y corría como un caballo antes de volver a elevarse. Las exigencias de Weed eran complicadas. Mientras intentaban eliminar a los caballeros con mejor equipamiento, no tuvo más remedio que realizar todo tipo de trucos acrobáticos en el campo de batalla.
“¡Hurra!”
“Es genial. No puede creer que esté librando una batalla como esa.”
“¡Weed es realmente increíble!”
¡La moral de los jugadores que luchaban a su lado estaba por las nubes!
Había varias mochilas atadas a la espalda de Wy-3, y cada una de ellas estaba repleta con el botín que Weed había obtenido de los caballeros derrotados. Sin embargo, la expresión de Karichwi estaba repleta de ira.
‘Para tirar tantos artículos diversos… Chwiiiik. Parece que he perdido mi motivación original. No debo renunciar a ningún objeto pase lo que pase.’
¡Las palabras de Weed estaban cargadas de autocrítica! Por culpa del rápido ritmo de la batalla, no era sencillo recoger todo el botín. A veces usaba los Guantes del Portal para recoger el botín soltado por los caballeros, pero como apenas lograba volver a subirse a la espalda de Wy-3 antes de que se alejara volando, no pudo recoger aquellos que se vendían a precios bajos.
“¿No es mejor conseguir un objeto caro que cien baratos?” – preguntó Wy-3, inclinando la cabeza con curiosidad.
“No se trata de cuál es mejor. ¡Chwiiiiiiiiiick!”
“No puedo entenderlo.”
“Solo porque tengas 100 millones de wons en tu cuenta bancaria no significa que no aceptarías otro millón. Son beneficios. Confía en mí. ¡Chwiiiiiiiiik!”
Weed y Wy-3 continuaron peleando, mientras realizaban todo tipo de acrobacias de fantasía para aquellos que los observaban por la televisión. Los espectadores estaban encantados admirando el combate aéreo.
En ese momento le llegó un susurro de Mapan.
- Se acercan más tropas del imperio a tu posición. Corre el rumor de que es la Vigésima Legión.
Weed había sido informado desde el principio sobre la llegada del nuevo grupo de fuerzas imperiales. Después de asignar una cantidad excesiva de nombramientos, los nuevos comandantes le habían estado mandando algo llamado Informes sobre el estado de la batalla. Y en ellos se hablaba sobre la llegada de la nueva legión.
‘No lo entiendo. Aunque vengan no podrán cambiar la situación de la batalla.’
Desde que Weed apareció en el escenario del concierto de Marey, había estado atrayendo a los jugadores hacia él. Actualmente se podía decir que el núcleo de fuerzas del Reino de Arpen estaban reunidos aquí, creando una mezcolanza de jugadores del Norte y del Continente Central.
Y a medida que más jugadores se unían a sus filas durante el duelo con Ultar, el ejército ganó en calidad y cantidad.
Ahora poseía suficiente poder militar como para terminar fácilmente con tres legiones imperiales simultáneamente, por lo que la aparición de la Vigésima Legión casi era bienvenida. Esto les daba la oportunidad de pelear a los jugadores que todavía no habían podido unirse al combate y habían estado esperando su turno en retaguardia.
‘De hecho casi tendría que darles las gracias por venir. Ahora podremos deshacernos de todos.’
Weed planeó seguir luchando contra la Undécima Legión y, cuando llegase el momento adecuado, montar a Wy-3 e ir a por la Vigésima Legión. Era una buena oportunidad para conseguir logros de batalla y obtener mucho más botín.
‘Esto es bueno. Ahora que me permiten deshacerme con facilidad de parte del poder del Imperio de Haven, podremos tener ventaja en futuras batallas.’
Pero justo cuando estaba a punto de continuar peleando sintiéndose refrescado, en un rincón de su corazón sintió que algo iba mal. No podía dejar de recordar el día en que se regocijaba alegremente por haber podido conseguir el alquiler barato de una habitación en un semisótano que le había proporcionado aquel malvado casero.
‘¿Desde cuándo mi vida ha sido tan fácil y simple? ¿A estas alturas voy a subestimar a mis enemigos?’
En aquella época, la habitación del semisótano tenía tal cantidad de humedad que todas las mañanas se formaba una capa de niebla en la habitación. ¡Una casa donde las mantas estaban empapadas por la humedad!
Weed recordaba como su abuela y su hermanita sufrían ataques de tos todos los días. Hasta la habitación era demasiado fría en verano, lo que básicamente hacía que el moho negro que crecía por las paredes se fuera haciendo más espeso al no alcanzar la suficiente temperatura como para matarlo.
Ese había sido uno de los mayores errores que había cometido mientras buscaba un lugar para vivir.
‘Algo pasa. Algo no va nada bien.’
Weed comenzó a repasar todos los eventos de su vida que lo habían conducido a esta situación, tan rápido como si fuera una supercomputadora procesando una multiplicación.
Todo parecía haber ido bien. Hasta la derrota de Ultar era algo completamente comprensible. Había cambiado su cuerpo a la forma de un orco usando la habilidad [Transformación Escultural], había ganado [Fuerza] con [Destrucción de Escultura] e incluso había dado un buen uso a los Guantes del Portal.
Era consciente de la dependencia de Ultar por su ballesta y de su debilidad en el combate cuerpo a cuerpo, así que se aprovechó de esa situación cuando luchó contra él. Como resultado, pudo derrotarlo a través de un combate increíblemente rápido y caótico, sin darle a su oponente ni una sola oportunidad de demostrar toda su fuerza.
‘También tomé la iniciativa para liderar un ejército que luchase contra la Undécima Legión.’
Había seleccionado al oponente más apropiado entre las veinte legiones que habían estado marchando simultáneamente. Sin duda, las cosas estaban claras hasta este punto. Sin embargo, la respuesta del gremio Hermes fue la de enviar simplemente una nueva legión.
‘Sería una gran pérdida para ellos que aniquilase a la Undécima Legión de esta manera… ¿Y aun así mandan a la Vigésima a hacerle compañía? ¿Sin el apoyo de ninguna otra legión?’
Una situación típica de 1+1. Weed pensó que no había manera de que el gremio Hermes tomara una decisión tan estúpida.
‘Hay mucho que aprender de ellos en muchos aspectos, como su tiranía o la manera ejemplar en la que recaudan impuestos… ¿Y realmente debo creer que personas tan competentes decidieron hacer avanzar a sus tropas de una manera tan imprudente?’
La sombra de la sospecha se hizo más profunda.
Sabía que era peligroso dejarse cegar por la perspectiva de una ganancia fácil y aceptarla sin pensar.
‘Aquí está pasando algo. Y huele terriblemente mal.’
* * *
Pandeg mantenía los ojos bien abiertos, esperando desesperado que se presentara su oportunidad. Varios jugadores de la Undécima Legión lograron atravesar las líneas enemigas y unirse a ellos.
“¿Qué pasó con las Lanzas de la Aniquilación?”
“No las hemos usado todavía, como el comandante de la legión murió de forma repentina…”
“Mejor. Eso nos permitirá tener una mejor oportunidad más adelante.”
Prepararon una trampa y esperaron.
Pandeg vestía un espléndido uniforme, sin ocultar su condición de comandante de la legión, e incluso había encendido varias linternas mágicas para iluminar intensamente los alrededores.
“Debéis quedaros cerca.”
“Entendido.”
“Cuando venga, no salgáis antes de que os dé la señal.”
“Comprendido.”
El resto de jugadores del gremio Hermes se escondieron cerca de Pandeg y esperaron. Las fuerzas de la Undécima Legión seguían disminuyendo, pero no pensaban en nada más que capturar a Weed.
Dado que la escala de la batalla era enorme, el valor de la vida de Weed era lo más importante. Una vez que el monarca de un reino cayese en combate, la esperanza y el espíritu de lucha que inspiraba a sus seguidores terminaba por diluirse.
“Está masacrando a los caballeros de la Undécima Legión.”
“Mantengamos la calma y sigamos esperando. Que nadie se mueva.”
“Cuando venga hasta aquí no debemos actuar apresuradamente. Ese bastardo es muy resbaladizo. Necesitamos aprovechar esta oportunidad. Pandeg, ponte en una posición más destacada.”
“Lo esperé en un área donde el Wyvern pueda aterrizar con facilidad.”
Los miembros del gremio Hermes contuvieron la respiración y esperaron a que llegase el momento adecuado.
Unos treinta minutos más tarde, las tropas de la Undécima Legión fueron despedazadas por los jugadores y la Vigésima Legión también se estaba viendo bajo una fuerte presión.
“¡Derrotemos a todo el Imperio de Haven!”
“Avanzad. ¡La victoria está cerca!”
El sonido de los gritos animados de los jugadores se acercaba. La espera casi había sido asfixiante, pero cuando oyeron el fuerte sonido de unas alas batiendo en el aire se relajaron.
“El Wyvern se acerca.”
“Shhh. Esperad a que se acerque.”
Pandeg miró hacia el cielo mientras pretendía dirigir a sus tropas.
Una forma oscura volaba en el cielo, pero era claramente visible gracias al hechizo que permitía tener visión nocturna a los magos. ¡Un Wyvern equipado con armadura negra y que llevaba a un orco montado sobre su espalda!
Se estaba volviendo realmente complicado ocultar su emoción.
- Ha llegado el momento. Que todos se preparen. – susurró Pandeg.
Hubo alrededor de doscientos miembros del gremio Hermes que recibieron la seña secreta de Pandeg. Estaban disfrazados como soldados rasos o sirvientes con las armas escondidas. Todos estaban actualmente rebosantes de emoción ante la perspectiva de que la larga espera que habían tenido que soportar para matar a Weed estuviera a punto de hacerse realidad.
En poco tiempo, el orco descendió desde la espalda del Wyvern. Había saltado a unos ocho metros de su oponente, como si tuviera la intención de enfrentarse directamente con Pandeg, el Comandante de la Vigésima Legión.
“¡Chwiiiiik! ¡He venido a acabar contigo!”
El orco levantó su guja en alto.
“Aquí está. ¡Ahora!” – gritó Pandeg.
En ese momento, los hechiceros de la Vigésima Legión comenzaron a cantar sus encantamientos. Aunque estaban vestidos como soldados que custodiaban al Comandante de la legión, eran una de las armas que Pandeg había preparado en secreto.
“Maldita sea la debilidad grabada en tu sangre y carne. Que todos los espíritus malignos se reúnan para devorarte… ¡[Castigo del más allá]!”
Los hechiceros emplearon gemas raras como ofrendas para lanzar la maldición que reducía el poder de combate del oponente. Era un hechizo que debilitaba varias habilidades y atributos relacionadas con la sangre. Incluso reducía la [Salud] máxima a poco más de la mitad.
A continuación, emplearon otras maldiciones como [Confusión mental], [Fatiga extrema] y [Visión borrosa].
“¡Atacadle!”
Los miembros del gremio Hermes salieron de sus escondites al mismo tiempo y comenzaron a correr hacia el orco. Algunos de ellos sostenían bastones de metal, que eran las famosas Lanzas de la Aniquilación preparadas por el gremio Hermes.
Eran objetos de un solo uso que podían liberar la energía del sol almacenada en su interior en forma de rayo de luz que viajaba en línea recta. Era un arma realmente poderosa que no solía emplearse contra un enemigo solitario.
El hecho de que sacaran multitud de Lanzas de la Aniquilación, que normalmente se usaban contra ejércitos o durante un asedio, demostraba las ganas que tenían de deshacerse de Weed aquí y ahora, sin importar los medios.
“Qu… ¿Qué?”
Pandeg lanzó un grito de sorpresa tras observar el rostro del orco. Estaba confundido.
“¿Quién demonios eres?”
“¡Chwiiiiiiiiik!”
La apariencia de este orco era muy parecida a la de Karichwi. Su gran tamaño y su fea apariencia podían inducir al error, pero aun así parecía mucho más inocente. Si Kawichwi era como un león salvaje que había pasado por el infierno, este orco era como un lobo que se había separado de la manada. Si mirabas de cerca, había una gran diferencia en la amplitud de sus hombros y la definición de los músculos.
El orco sonrió mientras levantaba la guja.
“Estúpido gremio Hermes. Chwiiiiik.”
Una siniestra aura púrpura envolvió el cuerpo del orco cuando el hechizo tuvo éxito, pero no pareció importarle.
“Usando todo lo que tienes… Que desperdicio. Estoy en el nivel 19. ¡Chwiiiiiiiiiik!”
“……”
Esas palabras hicieron que los miembros del gremio Hermes que estaban a punto de lanzarse ferozmente hacia él, perdieran el impulso.
“Maldita sea.”
“Weed estará viendo el espectáculo.”
Los miembros del gremio escondieron apresuradamente sus armas, incluidas las Lanzas de la Aniquilación, pero ya era demasiado tarde.
“Todo esto está siendo emitido en directo. ¡Chwiiiiiiiiiiiiiik!”
Las imágenes en las que se lanzaban al combate para atacar a ese orco habían sido transmitidas al mundo a través de las cadenas de televisión.
‘¿Por qué no vino Weed y envió a un principiante en su lugar?’
Pandeg no podía entender cómo lo engañaron. El único motivo de la existencia de la Vigésima Legión era crear una trampa para matar a Weed y habían fracasado por completo. Creyeron que habían creado una estrategia perfecta de la que no podría escapar, e incluso arrojaron voluntariamente a la Vigésima Legión como cebo. Sin embargo, el pez que trataban de atrapar había logrado de alguna manera morder el anzuelo y salir de sus garras.
Pandeg enderezó su postura, orgulloso, al darse cuenta de que estaba ante las cámaras.
“Estás equivocado. ¿De verdad crees que has ganado algo solo porque Weed no apareció aquí?”
“¿Uh? Chwiiiiiiiiik.”
Ahora era el turno del orco de sentirse confundido.
“Hubiera estado bien atrapar a Weed con nuestras propias manos… pero todo lo que teníamos que hacer era ganar tiempo. Porque…” – dijo Pandeg señalando con su dedo hacia el cielo. A lo lejos se podían ver tres puntos rojos del tamaño de una semilla de sésamo. – “…el hechizo invocar meteorito llameante va a caer aquí.”
“¡Chwiiiiiiiik!”
El orco miró hacia el cielo y quedó consternado.
Pandeg y los miembros del gremio Hermes pensaron que habría pocas personas que no se asustarían cuando un meteorito caía sobre ellos.
“Cuando esos meteoritos caigan, nosotros también moriremos. Pero a todos los que están viendo esto. Sed conscientes de esto. Hay muchos jugadores de alto rango del bando del Reino de Arpen reunidos aquí. ¿Qué pasará cuando caiga el meteorito?”
“……”
“¿Quieres que adivine por ti? ¿No crees que la mayoría morirán? Quien sabe, hasta es posible que Weed esté entre los muertos.”
El orco que había sido enviado como señuelo lo miraba con la boca abierta, aparentemente incapaz de pronunciar una palabra.
“Incluso si tienes suerte y consigues sobrevivir, no tendrás motivos para alegrarte. El Ejército Imperial pronto llegará para aniquilaros a todos. Sí, cada uno de vosotros y Weed estáis a punto de morir.” – continuó Pandeg, sintiéndose contento por la victoria.
Los rostros de los miembros del gremio Hermes también se iluminaron con una sonrisa al escuchar las palabras de Pandeg. Sin embargo, al ver la expresión de satisfacción típica de los vencedores en sus rostros, el feo orco volvió a sonreír mientras movía la nariz.
“Ji, ji, ji. Eso es justo lo que dijo Weed. ¡Chwiiiiiiiiik!”
“¿Qué has dicho?”
“Weed dijo que viniera aquí porque había algo que no cuadraba. Chwiiiiik.”
“Uh.”
“Y por otro lado… Weed ya no está aquí. Chwiiik. Reunió a todos los jugadores de alto rango del Culto de Gachas de Hierba y se fue a luchar contra otras legiones. ¡Chwiiiiiik!”
“¡Ah!”
El corazón de Pandeg se hundió por la sorpresa.
Los meteoritos ya estaban cayendo y si Weed realmente hubiera abandonado la zona, sería un completo desperdicio.
“Co… ¿Cómo diablos se enteró antes de escapar?”
“Yo tampoco lo entiendo. Chwiiik. Simplemente dijo que tenía un mal presentimiento.”
“¿Estás diciendo que sus instintos son lo suficientemente sensibles como para evitar nuestras trampas?”
“¿Sientes que has desperdiciado todos tus esfuerzos? Chwiiiik. Simplemente dijo que no había manera de que la vida fuera tan sencilla. ¡Chwiiiiik!”
* * *
Seoyoon había reunido a una parte de los jugadores del Norte y del Continente Central y estaba esperando.
“Ahí están.”
“Ya lo veo. Están cayendo más meteoritos.”
¡[Invocar meteoritos]!
Gracias a la buena vista de los arqueros fueron los primeros en divisar los meteoritos a lo lejos, a pesar de que eran tan pequeños como semillas de sésamo. Y con el paso del tiempo, las brillantes esferas que se destacaban en el cielo nocturno se fueron haciendo más grandes, permitiendo que todos pudieran reconocerlos.
“Aún no sabemos su objetivo… ¿será el área donde se encuentra Weed?”
“No tenemos tiempo para preocuparnos de eso. Debemos asegurarnos de completar a cabo la misión.”
“Si hacemos bien nuestro trabajo podremos evitar daños mayores.”
¡Los que seguían a Seoyoon eran las tropas de élite del Culto de Gachas de Hierba!
Eran la fuerza central del Reino de Arpen y cada uno de ellos había hecho grandes contribuciones durante la batalla del Palacio de la Tierra.
“No conocemos el rango de lanzamiento exacto del hechizo invocar meteoritos llameantes, pero sabemos que la magia se lanzó desde alguna posición al suroeste.”
“La Quinta y la Séptima legión son las más sospechosas.”
“Una de ellas debe estar protegiendo a los magos. Parece que no tendremos más remedio que atacar ambas legiones.”
Al principio no se dieron cuenta del ataque, pero toda magia tiene un cierto rango. Así, cuando se lanzó el hechizo por segunda vez, pudieron estimar la dirección aproximada mediante varias comprobaciones.
“Vayamos ahora mismo.”
Seoyoon se subió a la espalda de un monstruo volador de aspecto aterrador, que no era Wy-3.
“¡Uaaaaaaaaaargh!”
¡La forma de vida escultórica de un Barag!
Poseían un cuerpo alargado y musculoso, con picos y garras afiladas como cuchillas. Un depredador optimizado para cazar y pelear que podía aterrorizar a multitud de monstruos solo con su mirada amenazadora. De hecho, incluso los jugadores del Norte sintieron que su corazón se hundía de terror cuando los Barags aparecieron hacía unos instantes.
“Haciendo caso a las últimas palabras del Gran Emperador Geihar Von Arpen, hemos estado esperando por este día.”
Los Barags hicieron una majestuosa aparición, rugiendo desenfrenados frente a los jugadores del Norte.
¡Estás completamente aterrorizado!
|
Has sucumbido al miedo extremo.
¡Sufres de atrofia muscular!
¡Eres incapaz de pensar!
¡No te puedes mover!
La probabilidad de lanzar una habilidad con éxito se reduce en un 88%.
Dependiendo de tu nivel, la [Salud] máxima disminuye hasta en un 85%.
|
Un monstruo que hacía alarde de un poder abrumador.
Aquellos que se encontraban por debajo del nivel 100 ni siquiera eran capaces de moverse. Les estaban temblando las piernas con solo contemplar a los Barags.
“¿Eso es un monstruo?”
“Los había visto por televisión, pero son…”
“¿Es posible cazar algo así?”
“Es asombroso y aterrador.”
Los jugadores del Norte se sorprendieron al ver a los Barags en persona. Cuando hacían alarde de su tamaño en el cielo, con sus alas extendidas podían llegar a medir entre trescientos y quinientos metros. Eran monstruos voladores tan grandes como algunos dragones, y cualquier bestia o monstruo que los jugadores pudieran cazar se verían como lindas mascotas a su lado.
A pesar de que serían monstruos de tipo jefe de una mazmorra, sería bastante complicado golpearlos, ya que se encontraban en un nivel en el que podrían destruir completamente una ciudad mientras luchaban contra toda una nación.
Se jactaban de ser tan poderosos que podrían aplastar a cualquier humano con un ligero movimiento.
“¿Sois vosotros quienes continuarán con la voluntad del glorioso Imperio de Arpen?”
Un pesado silencio cayó sobre la llanura debido a la impresionante apariencia de los Barags, pero en ese momento, Seoyoon dio un paso adelante.
“Así es.”
“Insolente. Atreverte afirmar ser el sucesor del Gran Emperad…”
Los brillantes ojos rojos de los Barags se volvieron hacia Seoyoon.
“Ah… ¿Eh?”
Las gigantescas criaturas voladoras se quedaron mirándola fijamente durante un rato. No sabían que pensar: conmoción, asombro, pérdida del sentido de la realidad, completamente cautivados, felicidad…
Una belleza, belleza, belleza, belleza.
Las furiosas miradas de los monstruos pronto se volvieron gentiles. Y, al mismo tiempo, juntaron sus patas delanteras con cortesía, como si se hubieran vuelto tímidos.
“Hola. Somos la raza de los Barags.”
“Sí, es un placer conocerlos a todos.”
Los Barags la saludaron amablemente, como niños bien educados de una guardería. Algunos incluso inclinaron profundamente la cabeza, para hacer un saludo más formal.
¡Las formas de vida escultóricas creadas por el Emperador Geihar von Arpen! Como el emperador profesaba un gran amor por las mujeres hermosas, todas las formas de vida que creó también compartían su debilidad por la belleza.
“Dijo que es un placer conocernos.”
“¿Está contenta de vernos?”
“Deberíamos haber venido antes.”
“Ojalá me hubiera dado una ducha bajo la lluvia antes de venir.”
Cuando Seoyoon les devolvió el saludo, los Barag comenzaron a susurrar entre ellos, claramente emocionados.
“¿Hay algo en lo que podamos ayudar?”
“Nos aseguraremos de cumplir a la perfección cualquier tarea que nos encargues.”
“Es lo que nos pidió el Gran Emperador. Permítenos ayudarte.”
“Claro. Ayudadnos. Estamos pasando por grandes dificultades en este momento.”
Aunque los Barags habían venido aquí por orden del Emperador Geihar, se unieron al bando del Reino Arpen muy satisfechos.
Seoyoon y el resto de jugadores de élite del Reino de Arpen se subieron sobre los enormes lomos de los Barags. Las grandes bestias se elevaron silenciosamente en el cielo nocturno. Sus voluminosos cuerpos parecían pesados y resistentes, como si una enorme fortaleza estuviera flotando en el aire.
Como era una escultura creada por el Emperador Geihar para la guerra, hasta su visión nocturna era excelente.
“Vamos a movernos.”
Los Barags aceleraron rápidamente para atravesar el cielo nocturno, cortando el aire a una velocidad aterradora.
“Ahora que las cosas han llegado a este punto, eliminémoslos a todos.”
“Mm. Puedo sentir como me hierve la sangre.”
Los jugadores que viajaban a lomos de los Barags pudieron ver con mayor claridad como los meteoritos se iban acercando hacia ellos. Querían unirse a los demás en la batalla lo antes posible, pero su misión actual era lidiar con los magos que estaban lanzando el hechizo.
Era posible que las dos primeras veces los hubieran pillado desprevenidos, pero no podían permitir que volviera a suceder. Esa era una misión mucho más importante que luchar contra las tropas sobre el terreno, aunque sería complicado que regresasen con vida. Aun así, nadie se arrepintió de participar en la misión.
Los jugadores que prestaban un gran servicio al Reino de Arpen podían recibir muchos honores. Sentían que no era un desperdicio arriesgar sus vidas después de ver en persona como fueron tratados los héroes que habían muerto luchando en Shelzium cuando llegaron a las Llanuras de Garnav.
“Ju, ju. Espero que todos tengamos una muerte honorable y podamos grabar nuestros nombres en la historia.”
“¿Escuchaste que la Asociación de Escultores de Rodhium va a construir un momento a los caídos?”
“¿Un monumento a los caídos?”
“¿No lo sabías? Si ganamos la guerra, se construirá un gran edificio como monumento a los caídos en las Llanuras de Garnav. Dicen que levantarán una estatua por cada jugador del Norte que hubiera ayudado en la victoria.”
Como era natural, los artistas del Continente Central se pusieron del lado del bando del Reino de Arpen, dado que con ellos podrían tener un mejor nivel de vida y ser tratados con respeto.
Al gremio Hermes no les importaban ni lo más mínimo lo que hacían esos artistas desertores, pero jugaron un papel decisivo en la construcción de las esculturas de las Llanuras de Garnav. Por eso, cuando los arquitectos dijeron que iban a construir un monumento a los caídos, los artistas se ofrecieron encantados para crear esas estatuas o pinturas de los héroes.
“Esa es la Quinta Legión.”
“Mm. Definitivamente parecen sospechosos…”
Seoyoon y el resto de jugadores que montaban sobre los Barags volaron hasta que pudieron ver a la Quinta Legión Imperial. Y tan pronto como fueron detectados, las tropas de la legión adoptaron una formación defensiva similar a un erizo que cubría todo su cuerpo.
“[Invocar meteoritos] es una magia definitiva. Ya fue sorprendente que consiguieran lanzarlo la primera vez, pero considerando el nivel que pueden tener sus magos, es imposible que no queden prácticamente incapacitados durante un buen rato.”
“Nuestro oponente tampoco tendrá forma de asegurarse de si hemos venido aquí sabiendo que sabemos quién está detrás del ataque del meteorito. ¿Quizás por eso se están preparando para una pelea?”
“Lo sabremos una vez que luchemos contra ellos. Vamos.”
Se intercambiaron muchas palabras, pero al final decidieron atacarlos para confirmar sus sospechas.
“¿Podemos unirnos a la pelea?” – preguntó cortésmente un Barag a Seoyoon.
“Claro. Por favor, hacedlo.”
“Gracias. No te decepcionaremos.”
Los arqueros del Ejército Imperial colocaron flechas en las cuerdas de sus arcos, pero fueron los Barags quienes realizaron el primer ataque. Extendieron sus alas a ambos lados e inhalaron con fuerza. Sus gigantescos cuerpos comenzaron a hincharse como si fueran un globo, acumulando una enorme cantidad de calor. Luego, los Barag exhalaron todo el aire que habían estado reteniendo al mismo tiempo.
“¡Este calor es el poder que protege al arte y al Reino de Arpen!”
Una corriente de llamas rojas salió disparada desde el oscuro cielo nocturno y cubrieron al Ejército Imperial. Ante la oleada extremadamente caliente de fuego, los árboles y los arbustos ardieron y se consumieron, ¡derritiendo hasta el propio suelo!
“¡Aaaaargh!”
“Al… Aliento.”
“Los escudos no sirven de nada. ¡Corred!”
Cada vez que se disparaba el aliento de un Barag, un área con radio de unos cien metros quedaba envuelto en llamas. La corriente de fuego se extendió durante casi un kilómetro entero, haciendo que su interior quedara repleto de soldados moribundos.
La aparición de los Barags, que con razón debían ser clasificados como monstruos de alto nivel, sumió al Ejército Imperial en un estado de pánico, a pesar de ser considerada una fuerza de élite.
“To… Todos vamos a morir.”
“¡Hemos hecho enojar a los dioses!”
Muchos de los soldados imperiales eran habitantes comunes del mundo de Royal Road en lugar de jugadores, haciendo que muchos huyeran abrumados por el miedo de la batalla. Incluso los miembros del gremio Hermes se limitaron a quedarse quietos contemplando la situación, sin tomar ninguna medida.
Aunque tenían equipo y pergaminos que les permitían volar, no se atrevían a acercarse a los Barags.
“Han aparecido los monstruos que vimos en los videos.”
“No podemos luchar contra ellos nosotros solos. Tenemos que esperar a que llegue la Segunda Legión.”
“Debemos atacarlos todos al mismo tiempo si queremos tener alguna posibilidad de cazar alguno. Incluso entonces, el apoyo de la magia es esencial.”
Los soldados se acercaban suplicando a los miembros del gremio Hermes.
“¡Capitán! Por favor, salve a mis hombres.”
“No hay nada que pueda hacer.”
“Si al menos pudiera usar la magia curativa sellada en tu espada, ayudaría a muchos de nuestros soldados heridos.”
“Debo guardarla para momentos más importantes.”
Daba igual a donde miraras, el Ejército Imperial estaba completamente desmoralizado. Incluso los miembros del gremio Hermes estaban ocupados huyendo de los alientos de fuego o preparándose para la batalla posterior.
“Parece que no valoran nuestras vidas.”
“Dicen que debemos luchar por la gloria del Imperio de Haven, pero nuestras familias se mueren de hambre debido a los altos impuestos que nos imponen.”
“Extraño esos días en los que podíamos saquear pueblos sin ninguna preocupación.”
La moral de los soldados imperiales disminuyó aún más.
Mientras tanto, los Barags continuaron desatando sus poderosas llamas para atacar todos los rincones del Ejército Imperial.
“Dispersaos y esperad a que agoten sus fuerzas.”
“Salvad a los caballeros. Tenemos que preservar toda la fuerza militar que podamos.”
Como la Quinta Legión estaba compuesta por las principales tropas de élite del imperio; actuaron con rapidez y movilizaron a las tropas para reducir el daño. Mientras tanto, el aliento de uno de los Barag fue bloqueado por múltiples capas de protección mágica.
El chorro de fuego que caía desde el cielo fue debilitado por diferentes hechizos de protección hasta que finalmente desapareció.
“¡Ese es el lugar!”
“Han utilizado al menos doce hechizos de protección diferentes al mismo tiempo. Hay una gran cantidad de magos allí.”
Los ojos de los jugadores del Reino de Arpen pudieron ver a un grupo de magos que escapaba a toda velocidad. Iban custodiados por una gran cantidad de jugadores del gremio Hermes.
No eran magos ordinarios de los que normalmente participarían en una guerra, sino magos de muy alto nivel concentrados en el mismo lugar. ¡Una evidencia absoluta de que fueron ellos quienes lanzaron el hechizo [Invocar meteoritos]!
Seoyoon levantó su espada para señalar hacia los magos con ella.
“¡Atacad!”
* * *
Varios meteoritos llameantes cruzaron el cielo nocturno. Como en el primer ataque, una vez más los jugadores se quedaron hipnotizados observando la trayectoria del meteoro.
“Aaaaaaaah…”
“¿Crees que caerán aquí? ¿Será poco probable?”
“Se están acercando. ¡Están yendo hacia el sur!”
Los tres meteoritos que cayeron del cielo volvieron a sacudir violentamente la tierra de las Llanuras de Garnav. Todos pudieron ver la enorme explosión, y rápidamente se difundió la noticia de que el lugar del impacto era el lugar donde los jugadores del Norte estaban luchando contra la Undécima y la Vigésima Legión.
Pero el poder destructivo de los meteoros no asustó a los partidarios del Reino de Arpen. De hecho, solo sirvió para que el fuego en sus corazones ardiera con mayor intensidad.
“¡Matadlos a todos!”
“Venguemos a nuestros hermanos caídos.”
“¡Por la libertad!”
Poco después, los jugadores se lanzaron violentamente contra el Ejército Imperial en todas partes.
‘¿Qué está pasando? Esas ratas se han vuelto aún más violentas.’ – pensó el asesino Calcus, Comandante de la Cuarta Legión Imperial.
Descubrió que la situación ahora era totalmente diferente a la de cuando comenzó a avanzar hacia las Llanuras de Garnav. Los jugadores se lanzaban hacia ellos como si estuvieran locos, haciendo que estallasen intensas peleas que causaban daños a las fuerzas imperiales.
‘Siguen siendo patéticos. Solo tenemos que golpearles con más fuerza.’
Calcus hizo avanzar a los Caballeros Negros. ¡Un ejército de élite que había aumentado su fuerza a través de la conquista del Continente Central y a la masacre de los rebeldes!
Las tropas que siempre habían logrado romper cualquier línea de defensa y poner fin a la batalla ahora estaban penetrando audazmente a través del enjambre de jugadores del Norte.
“¡Gachas de Hierba! ¡Gachas de Hierba! ¡Gachas de Hierba!”
“Luchad. ¡Manteneos firmes hasta el final y podremos ganar!”
“Manteneos cerca los unos de los otros. Recordad que debéis correr.”
Aunque había algunos jugadores de alto nivel mezclados entre ellos, la mayor parte de las personas que luchaban contra el Ejército Imperial eran principiantes que acababan de comenzar a jugar en el Reino de Arpen.
La Cuarta Legión masacró a las oleadas de jugadores que se abalanzaban hacia ellos, avanzando a través de una tierra cubierta de sangre y cadáveres.
“¡No tengáis piedad! Dominemos este campo de batalla.”
Calcus lideró personalmente a los caballeros. Siempre había disfrutado del combate y no se perdería la emoción de aplastar a sus enemigos mientras cabalgaba con sus caballeros por el campo de batalla.
“Vaya. Estoy haciendo una danza de espadas increíble.”
“¿Crees que nuestra legión conseguirá el mayor número de muertes?”
Los diez mil miembros del gremio Hermes también estaban contribuyendo en el campo de batalla. Aunque eran los magos los que registraban la mayor cantidad de muertes en combate, los guerreros que se encontraban en primera línea también poseían habilidades formidables. Cada uno de ellos avanzaba solo, como un monstruo jefe, soportando los esfuerzos combinados de más jugadores para derrotarlos.
Y en el momento en que los jugadores del norte que se habían lanzado hacia el enemigo imprudentemente cegados por la ira, estaban comenzando a ceder debido a la poderosa ofensiva de la Cuarta Legión…
«¡GROAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!»
Se escuchó un grito que hizo temblar todo el llano.
“Qu… ¿Qué es eso?”
“Un rugido. ¿De dónde viene ese sonido?”
Aunque el sonido procedía de algún lugar lejano, sacudió los corazones de todos los jugadores que estaban peleando.
“¿Qué es ese rugido tan fuerte y aterrador?”
“¿Quizás sea un monstruo? Parece que ha aparecido un monstruo enorme.”
Y entonces pudieron verlo: un orco gigantesco.
Un espécimen perfecto de codicia y mezquindad apareció a lo lejos liderando a una gran cantidad de jugadores.
“¿Ese es Weed?”
“Creo que sí.”
“Debe ser él. ¡Es el orco Karichwi!”
Mientras luchaba contra la Undécima Legión, Weed sintió que algo iba mal y se fue con todos los jugadores de alto nivel. Además, en su camino hacia aquí se le unieron más usuarios que se habían dispersado por las Llanuras de Garnav.
Con cada paso, el número de personas que lo seguía se hacía más grande. Por dondequiera que estuviera, bastaría con usar una única vez el [Rugido del León] para que cientos de miles de tropas se reunieran a su alrededor para luchar a su lado.
“¡Hurraaaaaaaaaaaa!”
“¡Ha llegado Weed!”
“¡Hemos ganado! Hemos ganado esta pelea.”
Solo el hecho de que Weed se hubiera unido a ellos era suficiente para hacer que la moral de todos aquellos que luchaban contra la Cuarta Legión alcanzara su punto más álgido.
Estaban librando una dura batalla en la que perdieron a numerosos compañeros, pero Weed había llegado con la apariencia de Karichwi y un enorme ejército como refuerzo.
Weed lanzó un nuevo [Rugido del León].
«Lloremos por nuestros hermanos que cayeron bajo el impacto del meteorito! ¡Chwiiiiiiiiik!»
“Han vuelto a lanzar un meteorito.”
“Sí. No puedo ni imaginarme cuántas personas habrán muerto.”
«No debemos dejar que sus muertes sean en vano. ¡Qué todo el ejército avance!» – rugió Weed.
“¡Cargad!”
“¡Adelante!”
“¡Gachas de Hierba! ¡Gachas de Hierba! ¡Gachas de Hierba!”
“¡Martirio! ¡Martirio! ¡Martirio!”
Las nuevas tropas que acababan de aparecer con Weed se lanzaron contra sus enemigos con un rugido atronador.
‘Weed está aquí, debemos matarlo de inmediato.’
Calcus envió una solicitud de apoyo al resto de comandantes de las legiones cercanas.
Con los jugadores del Norte pululando por todas partes, las fuerzas terrestres tardarían algún tiempo en llegar. Sin embargo, la recién formada Segunda Legión estaba liderada por el Caballero Dragón Mule y estaba compuesta por tropas aerotransportadas, así que podrían acudir en su ayuda de inmediato.
Calcus se lamió los labios.
‘Cuando la Segunda Legión se una a nosotros… Podremos tener una verdadera pelea.’
Había mucha gente que disfrutaba de las batallas en el gremio Hermes.