Arco 11 Capítulo 95
El escenario que vimos ese día
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por Helios
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Cinco días después, al mediodía. Kazura estaba dentro de un carruaje junto a Zirconia, que vestía su armadura, y recorría los campos de cultivo de Isteria mientras apreciaba el paisaje. El carruaje sobre el que iban era de tipo diligencia, con el techo cubierto. Isaac y Havel escoltaban por delante el carruaje, montados sobre sus ratas. Mientras, la segunda unidad de guardias nobles los escoltaban por detrás, cada uno montando su respectiva rata.
“Sobre las piezas de cristal que nos has entregado, los comerciantes dicen que hasta la pieza más pequeña tiene un precio de venta de 20.000 Ar. Si tal cantidad de piezas de cristal llega al mercado, sin duda llamarán mucho la atención.” – dijo Zirconia.
“Hmm… ¿Es tan raro que aparezca cristal en las minas?” – se sorprendió Kazura.
“Las piezas similares a las que el señor Kazura nos ha entregado son extremadamente raras. También contamos con obsidiana en las montañas de la región noroeste, sin embargo, pocas piezas son tan hermosas como las del señor Kazura.”
Hacía algunos días, Kazura le había entregado a Narson y Zirconia las perlas de cristal que había moldeado en su habitación. Les había pedido que investigaran el precio de mercado y las posibles rutas comerciales, pero como era de esperar, iba a ser inevitable llamar la atención.
“Con que es así… Difícilmente encontraremos la manera de venderlas sin que llamen la atención, ¿verdad?”
“Sería posible por medios ilegítimos. Pero encontrar un comerciante que pueda manejar tal cantidad… Tal vez algún tendero que ande en el tema de artículos robados. Pero como esa actividad ha sido reprimida con dureza en la provincia de Isteria, difícilmente quedará algún comerciante de ese tipo en la provincia.”
“Um, ya veo. Entonces ‘esa’ tienda debe ser especial.”
“¿Tienes algún lugar en mente?”
Zirconia se sorprendió; le resultaba inesperado que el siempre ocupado y trabajador Kazura tuviera esa clase de conexiones. El hecho de que tuviera contacto con una tienda que vendía mercancía robada resultaba impensable tomando en cuenta sus actos.
“Sí, conozco una tienda que parece ser así. Creo que podemos hacer uso de ella.”
“Siendo así, vayamos juntos a ver esa tienda. Si mencionas el nombre de la familia Estelle y ordenas que se lleve a cabo la transacción a cambio de su seguridad, ese comerciante no tendrá otra opción salvo aceptar.”
“¡Ah, no! Si la presionamos demasiado, haremos que salga corriendo o algo peor. Lo mejor será que hagamos esto de forma más tranquila.”
Zirconia proponía un método de mano dura, pero Kazura lo rechazaba. Si le exigía al comerciante cooperación a cambio de garantizar su seguridad, sin duda estaría de acuerdo en un primer momento. Pero había una gran posibilidad de que después se escondiera, o filtrase todo lo relacionado con el movimiento a una tercera parte como venganza.
“Como le vamos a pedir que venda las piezas de cristal en secreto, no creo que haga las cosas como queramos a menos que le ofrezcamos algo de ganancia. Por eso considero que debemos prepararle alguna recompensa.”
“Ya veo, tienes razón. Nunca antes he hecho esta clase de movimientos…”
Zirconia estaba de acuerdo con lo que decía Kazura. En lugar de amenazarlos para que cooperasen, resultaría más sencillo ofrecerles algo de carnada para que fueran más fáciles de manejar en el futuro. Mientras les dieran un poco de zumo para beber, obedecerían cualquier cosa que se les pidiera. Sin embargo, debían ser cuidadosos para que el comerciante no se volviera engreído por esto.
“Por cierto, ¿cómo hiciste para cruzarte con esa clase de persona? Tengo entendido que el señor Kazura no dispone mucho tiempo libre como para ir a la ciudad por sus propios medios.”
“Umm… Bueno, es una larga historia.”
Conversando de esta manera, el carruaje llegó al lugar donde planeaban hacer campos de cultivo. Ya habían excavado un pozo de agua, que tenía tanto el exterior como el interior reforzado con tablas de madera. Mientras Kazura y Zirconia descendían del carruaje, Isaac y Havel bajaron de sus ratas y corrieron hacia ellos.
“Bueno, hay que perforar la capa de piedra de inmediato. Señor Isaac, por favor sujeta esto.” – dijo Kazura.
Kazura cogió el rompedor a gasolina que estaba en el carruaje y se lo entregó a Isaac. Después, puso el generador a gasolina y el compresor de aire que había traído de la mansión junto al pozo de agua. Se puso las gafas de seguridad, una mascarilla para el polvo, así como un casco amarillo con las palabras «Seguridad lo primero» para cubrirse la cabeza. Después se colocó los guantes y un pañuelo de tela en el cuello. Sus preparaciones estaban completas.
“Tened cuidado, va a ser muy ruidoso.” – dijo Kazura.
Después de la advertencia, encendió el generador. Éste dejó salir de inmediato un sonido tan fuerte que les hizo vibrar hasta el estómago. Pero ni siquiera después de escuchar el sonido del generador, los guardias nobles mostraron verse afectados. Kazura había pensado que se quedarían sorprendidos, aunque solo fuera un poco, ¿quizá sería porque eran soldados de élite o algo así?
Kazura enchufó el compresor al generador y bajó la manguera de ventilación dentro del pozo. Actualmente el pozo tenía una profundidad de siete metros, por lo que no debería haber problemas con la falta de oxígeno, pero se volvería complicado después de pasar los diez metros de profundidad si no usaba un método de ventilación. Para trabajos profundos, un ventilador era indispensable.
Por cierto, el generador hidroeléctrico de la mansión estaba ya en funcionamiento. Esa misma mañana habían terminado de construir el acueducto hasta la habitación de Kazura, por lo que sus electrodomésticos estaban trabajando gracias a este nuevo medio de alimentación.
“Bueno, descenderé yo primero. Por favor, bajadme el rompedor con una cuerda cuando llegue abajo del todo.” – pidió Kazura.
“Entendido.” – respondió Isaac.
“Por favor, átalo bien con la cuerda. No será divertido si termina cayendo sobre mi cabeza.”
Después de asegurarse de que Isaac le había entendido, Kazura descendió usando una escalera de cuerda que colgaba en el pozo. En el fondo del pozo había una mezcla del aire caliente por el sol abrasador y la humedad propia del suelo, por lo que resultaba bastante caliente y húmedo. Sobre sus pies estaba la capa de piedra, aunque cubierta de lodo en algunas partes.
“¡Voy a bajarlo!” – gritó Isaac.
“¡Por favor, hazlo poco a poco y despacio!”
Kazura recibió el rompedor después de que Isaac lo bajara lentamente con la cuerda y lo desató. Colocó la punta del rompedor en el suelo y sujetó firmemente el mango del rompedor con las dos manos.
“¡Bien, hagámoslo! Me pregunto cuánto va a tardar…”
Kazura hablaba consigo mismo mientras encendía el rompedor.
* * *
Cuatro horas después. Después de llenar cubos de piedra y lodo varias docenas de veces, Kazura había excavado casi dos metros de la base de piedra. La piedra era muy dura y requería mucho esfuerzo, incluso con el rompedor. Aunque había tomado muchos descansos cada vez que lo necesitaba, le dolía la espalda y su fatiga estaba al límite debido a un trabajo con el que no estaba familiarizado. No sentía las manos, principalmente por las vibraciones del rompedor.
Justo cuando estaba pensando en parar por ese día, sintió cómo corría un aire helado bajo sus pies.
‘¿Hmm? El aire se siente fresco… Tal vez no falte mucho para que salga agua.’
Según los libros sobre excavación de pozos de agua que había traído de Japón, cuando uno se está acercando a la vía de agua, cambia el sonido de las rocas al quebrarse y surge un aire helado. No lo había notado hasta ahora porque estaba aturdido mientras rompía las rocas pero, recordando un poco, Kazura se daba cuenta de que se había dado un ligero cambio en el sonido que hacía el rompedor.
Después de acomodar sus pensamientos, Kazura encendió de nuevo el rompedor y comenzó a perforar una vez más las rocas.
‘Hmm… Oh, ¡lo cierto es que se ha vuelto más fresco!’
Mientras el sonido del rompedor se volvía más agudo, su alrededor se volvió más fresco, como si abriera la puerta de un refrigerador. Al mismo tiempo, el agua comenzó a salir del suelo. Kazura, al verla surgir, sintió cómo recuperaba energía y continuó perforando emocionado las rocas. En seguida pudo ver una capa de arena fina entre el espacio de las rocas. Entonces, sin tardar, comenzó a salir un chorro de agua de entre la arena.
‘Oh, es arena de mar. Se parece mucho a la arena que se ve en la playa.’
Después de abrir un hoyo de diez centímetros de ancho, el agua comenzó a brotar de manera constante. Kazura apagó el rompedor y suspiró aliviado. Entonces, recogió los trozos de roca que había junto a sus pies y los puso en el cubo.
* * *
“Justo así, bajadlo suavemente, así, vais bien… Bien, así está bien.” – decía Kazura.
Decenas de minutos después, Kazura, que había subido a la superficie, les indicaba a Isaac y Havel cómo instalar la bomba manual en el pozo. La tabla de madera sobre la que descansaba la bomba manual estaba colocada de tal manera que sirviera como una cubierta para el pozo.
“Bien, habremos terminado después de asegurarla con tornillos.” – continuó Kazura.
Con una pistola de impacto fijaron los tornillos para la base y el marco del pozo. Tras poner un poco de agua en la bomba, Kazura sujetó la palanca de la bomba y comenzó a bajarla y subirla. Repitiendo varias veces este movimiento, un agua sucia comenzó a salir del grifo de la bomba. Con esta profundidad no había problema para extraer agua.
“Sorprendente… Que sea posible extraer agua tan fácilmente facilitará enormemente el trabajo de los campesinos.”
Zirconia miraba asombrada cómo salía el agua gracias a la gran fuerza de la bomba. Como ella había sido campesina, debía entender la cansada labor de extraer agua. Ni siquiera los guardias nobles que vigilaban los alrededores pudieron evitar soltar un ‘¡Guau!’ con esta vista. En lugar de generadores eléctricos o compresores de aire, la escena del agua saliendo de la bomba resultaba más impresionante.
“Su eficiencia no puede compararse con extraer agua del pozo usando un balde. Tampoco requiere mucha fuerza, por lo que hasta una mujer puede usarlo.” – dijo Kazura.
“E-esto, ¿también puedo intentarlo yo?” – preguntó Zirconia.
“Por favor, hazlo.”
Kazura alentaba a Zirconia, que se acercaba lentamente a donde Kazura estaba para accionar la palanca de la bomba. Al mismo tiempo, el agua comenzó a salir vigorosamente de ella. Viendo la gran cantidad de agua que salía de la bomba según los movimientos de su mano, Zirconia dejo salir un ‘¡Guau!’. Sus ojos brillaban como los de un niño al que se le da un juguete nuevo, en verdad parecía estar disfrutando.
“Oh, el agua ya no se ve sucia… Sí, esta agua está limpia.”
Kazura, que sudaba por haber estado rompiendo rocas durante tanto tiempo, tomó el agua que salía de la bomba con ambas manos y la vació sobre su cabeza. El agua que salía del pozo estaba muy fría, por lo que se sentía muy bien para su cansado cuerpo.
“Como estamos usando la bomba, todos pueden intentar jugar con el agua. Está fría y se siente muy bien.” – dijo Kazura.
“Yo la accionaré; los demás pueden jugar.” – se ofreció Zirconia.
“Señora Zirconia, yo lo hago. En su lugar, por favor, refrésquese usted también.” – dijo Isaac.
“Señor Isaac, yo me encargo de accionarla; por favor, tómese un descanso.” – replicó Havel.
“No, Havel. Tú también debes estar cansado. Yo lo hago, tú descansa primero.”
“Como solo se trata de accionar la palanca, no es para nada cansado. Como soy el de la posición más baja, por favor déjamelo a mí.”
“Señor Isaac, señor Havel, nosotros nos haremos cargo de la palanca. Por favor, refrésquense con el agua ustedes también. Ahora, por favor, señora Zirconia…” –dijo uno de los guardias nobles.
“No tenéis que preocuparos tanto por mí. Yo me encargo, por favor, que los demás jueguen con el agua.”
“No, no podemos dejar que la señora Zirconia haga eso.” – respondió Isaac.
“Señora Zirconia, déjeme hacerlo.” – volvió a decir Havel.
“No, yo lo haré.” – insistía el guardia noble.
“¡Esta bien! ¡Yo soy quien va a hacerlo!” – exclamó Zirconia.
“¿No sería mejor si todos os turnáis para encargaros de la palanca…?” – preguntó tímidamente Kazura.
Kazura puso una sonrisa irónica a la vista de Zirconia y los demás, que discutían sobre quién debía hacerse cargo de la palanca mientras se sentía aliviado porque el agua que salía del pozo era de buena calidad.
* * *
Después de que todos se divirtieran durante treinta minutos alrededor del pozo, cuando el sol comenzó a descender decidieron regresar a la ciudad. Comenzando con Kazura, todos habían jugado con el agua, por lo que estaban empapados de la cabeza a los pies. Pero no había llovido recientemente y el aire estaba bastante seco, por lo que deberían secarse antes de llegar la ciudad.
“A este ritmo deberíamos poder instalar una bomba de mano en un pozo cada día. Por lo que mañana también hay que continuar con la operación.” – dijo Kazura.
Les pidieron a los poceros que hicieran pozos como ese por las tierras de cultivo. Como Kazura había comprobado que salía agua limpia después de perforar la capa de piedra hasta cierta profundidad, entonces solo se encargaría de replicar lo que había realizado en el día de hoy.
“Sin embargo, como no se ha completado la producción en masa de las bombas de mano, usaremos cigoñales por el momento. La eficiencia va a ser menor, pero aun así debería más sencillo que solo subir el balde con una soga.”
Un cigoñal o shaduf es una máquina con un palo largo que descansa sobre una base, y se utiliza para sacar agua de un pozo con un movimiento de balancín. En un lado del pozo, sobre el extremo del palo, hay una soga atada a un cubo, mientras que del otro extremo se coloca un contrapeso. Gracias a este contrapeso, se vuelve más sencillo subir el balde con agua y reduce el esfuerzo que debe hacer el trabajador.
La bomba de mano que habían instalado en el pozo se retiró, se limpió y se volvió a subir al carruaje. Kazura tenía pensado usar las bombas de mano para alimentar los nuevos campos de cultivo después de producirlas en masa. Para eso, Kazura iba a entregar las dos bombas de mano que había traído desde Japón a los artesanos para que las usasen de modelo e identificasen cómo funcionaban.
“Si podemos obtener agua de los pozos, entonces los campesinos podrán sembrar trigo o forraje para las ratas, ¿verdad?” – preguntó Kazura.
“Utilizando el cigoñal que has mencionado, aunque el rango de cultivo sea limitado, podremos hacerlo con menor número de gente que antes. Además, gracias a las norias instaladas en los campos, nos sobra mano de obra que podemos utilizar para cultivar los nuevos campos.”
Zirconia respondía sonriendo gentilmente mientras secaba su cabello con una toalla. Aunque había estado muy emocionada por la demostración de la bomba de mano, ya había vuelto a su actitud calmada de siempre. Por su parte, el resto lucía un poco avergonzado por cómo se habían emocionado en el asunto de la bomba.
“Eso es bueno. Entonces, expandamos las tierras de cultivo tanto como podamos. Voy a dejar a tu cuidado el asunto de la mano de obra.” – dijo Kazura.
“Entiendo. Hablaré con los oficiales para que hagan los preparativos.”
“También, a partir de mañana, me gustaría que el señor Isaac y el señor Havel me ayuden con el rompedor que he usado hoy para que se familiaricen con él. Una vez que sean capaces de hacerse cargo ellos solos de la perforación de los pozos, nos moveremos a las montañas del noroeste para buscar dónde construir el estanque y así poder construir la casa de hielo.”
Como iban a desarrollar más tierras de cultivo, era necesario que construyesen almacenes y casas de hielo para la producción de hielo antes de la llegada del invierno. Kazura no sabía todavía cómo de útiles iban a ser, pero considerando el impacto que habían tenido las casas de hielo en la historia de Japón, no deberían resultar inútiles.
“Estoy familiarizada con la geografía de la zona, por lo que puedo ayudarte. Cuando vayamos para allá, puedo hacerte de guía.”
“Oh, eso es reconfortante. Necesitamos un sitio plano cerca de un río, ¿hay algún lugar como ese?”
“Veamos… Hay una aldea a medio camino hacia la cima de la montaña que cuenta con un río cercano; tienen campos de cultivo que ya no están en uso que pueden sernos útiles.”
“Parece un buen sitio. Probaremos yendo allí primero.”
Si habían sido campos de cultivo cercanos a un río, podía ser un buen sitio para transportar el agua. Aunque no pudieran cavar un canal, mientras pudieran instalar una noria o una bomba de mano, podrían llevar agua por un acueducto.
“También, lamento pedirte tantas cosas, pero quisiera que reúnas para mí de veinte a treinta carpinteros y herreros para construir la máquina de cortar troncos y el martinete para forja que te comenté anteriormente.”
“Así que necesitas tanta gente… Los artesanos ya tienen montañas de trabajo pendiente, que sea posible o no reunir tantos, es incierto…”
Zirconia frunció el ceño por la cantidad de gente que necesitaba Kazura. Kazura también sabía muy bien lo ocupados que estaban los artesanos, pero como estaban las cosas, no parecía que se fueran a desocupar en el futuro cercano. Aunque se sentía apenado por la gente que tenía pedidos con los artesanos, por el bien a futuro, no tenía otra opción más que interrumpir sus entregas.
“Sé que tendrán que retrasarse en sus entregas, pero cuando estén listas esas máquinas, la eficiencia del trabajo va a mejorar hasta tal punto que la situación se nivelará. Por lo que aunque debamos retrasar todas las demás producciones, debemos darle prioridad a la producción de estos equipos.”
“Entiendo… Veré cómo reunirlos, de una forma o de otra. Debemos pedirle a Liese que también coopere.”
“Es cierto. Si ella nos ayuda, las cosas serán más sencillas.”
Durante los últimos cinco días, Liese había estado al lado de Kazura ayudándole en su trabajo. Había visitado los talleres de los artesanos un par de veces, pero si le dejaba las negociaciones a Liese, los artesanos aceptarían el trabajo sin hacer tanto escándalo, evitándole a Kazura muchos problemas. Cualquier negociación que tuvieran que hacer, mientras fuera Liese quien la llevase a cabo, saldría a su favor.
Ese día, Liese debía estar atendiendo sus lecciones, así como algunas reuniones con visitantes en la mansión. En ese mismo momento, estaría esperando la visita de algún noble o un rico comerciante.
“¿Liese es tan útil?” – preguntó Zirconia.
“¡Sí, me ha ayudado bastante! Es popular con la gente, se esfuerza en lo que se le pide, y pone mucha atención en su entorno, no tengo ninguna queja sobre ella. En verdad, es excepcional.”
Zirconia sonrió feliz al escuchar cómo Kazura hablaba de Liese.
“Muchas gracias. Esa niña parece admirar mucho al señor Kazura. Por favor, deja que siga a tu lado.”
“¿Eh…? Claro… ¿…?”
Aunque no estaba muy seguro de a qué se refería Zirconia, por el momento, Kazura asintió a sus palabras.
* * *
*¡Achís!*
“Oh, ¿estás resfriada? Aunque es verano, hace frío por las tardes… Umm, acércate más a mí para que tus manos no se queden frías…”
Mientras Kazura y Zirconia viajaban en el carruaje, Liese estaba sentada en el banco del jardín de la mansión junto a un hombre de mediana edad finamente vestido. El hombre se llamaba Nibel Ferdinan. Era un comerciante de la provincia de Gregorn.
“N-no, estoy bien… En vez de eso… El sol ya se está ocultando, por lo que ya casi es hora de que regrese a su casa…” – contestó Liese mientras soltaba su mano de la de Nibel con una sonrisa forzada. Tras eso, Nibel hizo un movimiento con la mano.
“Oh, tienes razón. Vayamos a cenar a algún restaurante cálido. El otro día encontré un buen lugar, podemos ir allí.”
“Ugh… Quiero decir… No, en vez de eso, deje que hoy invite yo. Tenemos un chef excelente que puede preparar rápidamente la comida.”
Liese temía por su seguridad con la propuesta que hacía Nibel, que ignoraba el significado oculto de las palabras de Liese, por lo que inmediatamente había realizado una contrapropuesta. No tenía la más mínima idea de a qué lugar la estaba invitando, pero tampoco quería saber para qué quería Nivel que le acompañara.
“No, no. Hasta ahora he sido invitado muchas veces por la señorita Liese, por eso déjeme invitarla hoy. Vayamos entonces.”
“No es necesario, déjeme invitarlo.”
“Por favor no lo haga, piense en mi posición. Acudir a una cena en la mansión con este atuendo seria inadecuado.”
“No, por favor, no se preocupe por eso. Además, el cocinero que tenemos este año es en verdad muy habilidoso, por eso es que quiero que el señor Nibel pruebe sus recetas.”
“Oh, ¿es así? Entonces, tomaré su palabra para otra ocasión. Ahora, vamos.”
“¡No! ¡Los ingredientes que tienen hoy son de la mejor calidad! Por eso, ¡déjeme invitarlo a cenar esta noche!”
“Pero…”
“¡~~Que alguien llame al chef, por favor~~!”
Así, ambos siguieron discutiendo durante un tiempo.