Volumen 12 Capítulo 10
Caza
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Los ojos de la bestia se agrandaron. Algo se elevaba lentamente por encima de la sombra vacilante de un árbol.
‘¿Humano…?’
No, debía tratarse del verdadero Soberano de las Sombras. La bestia no podía determinar la identidad de su oponente. Sin embargo, la energía que captaba a través de sus cinco sentidos era la misma que le había conducido al borde de un acantilado hacía tantos años. Cualquiera que fuera su identidad, tenía un poder perfecto.
‘¿Me ha perseguido hasta este lugar?’
La bestia tembló ante el horror de la muerte que impregnaba sus huesos. Y cuando todo el cuerpo de Jinwoo emergió por completo…
Grrr…
Una de las bestias expuso sus dientes y amenazó a Jinwoo antes de saltar hacia adelante para proteger a su amo. A diferencia de los gatos y felinos ordinarios, era una bestia con tres ojos rojos y uno de los mayores depredadores del Mundo del Caos.
Groaaaaaaaaaar
Cuando el monstruo abrió la boca, docenas de dientes afilados como espadas brillaron ante la luz del sol. Jinwoo miró con desinterés al depredador que corría hacia él. Parecía poseer la misma energía mágica que un jefe de mazmorra de rango S. En el pasado habría tenido que prestarle atención, pero ahora no representaba ninguna amenaza.
¡Bam!
Antes de que se decidiera a hacer algo, el felino perdió la cabeza y sus extremidades perdieron su fuerza, haciendo que el cuerpo cayera al suelo. Su asesino no había sido otro que el Soberano de los Colmillos de la Bestia. El Monarca se había levantado de un salto para aplastar la cabeza de la bestia. Luego extrajo su puño del suelo, que se le había quedado clavado.
‘¿Por qué ha matado a su propio soldado…?’
Mientras Jinwoo le miraba perplejo, el Soberano se agachó e inclinó la cabeza. Entonces, unas palabras temblorosas se filtraron desde su boca mientras mantenía la mirada fija en el suelo.
* * *
Enemigos por todos lados. Después de la desaparición de Jinwoo, el Soberano del Frío había quedado en una situación en la que no podía hacer nada. Si no había probabilidades de victoria lo lógico sería huir, pero entonces la mirada del Monarca de los Elfos Blancos se volvió hacia los dos Capitanes Generales de la legión del Soberano de las Sombras.
“Soberano de las Sombras, este Monarca no quiere pelear contigo. Por favor, perdona mis trasgresiones y acéptame como tu aliado.”
El instinto de un animal. Cuando se enfrentaba a un oponente al que no podía ganar ni del que podía huir, solo le quedaba inclinar la cabeza. Sus instintos le obligaban a actuar así. Dado que el Soberano de los Colmillos de Bestia poseía las características de un animal salvaje, descartaba su dignidad y orgullo para permanecer leal a las demandas de su instinto.
“Dentro de poco, el Soberano de la Perdición descenderá con su ejército en esta tierra. Durante ese tiempo, mi ejército de bestias y yo te ayudaremos en tú búsqueda.”
La bestia asumía la postura más sumisa que pudo.
Kiiii
Kiiii
Las bestias salvajes que estaban detrás del Soberano se orinaron mientras permanecían congeladas de terror. Para las bestias que buscan únicamente la supervivencia no hay nada más temible que el aura de la muerte que se cierne sobre ellas. Jinwoo observó brevemente al Monarca de las Bestias.
“Bien.” – respondió.
El Soberano de los Colmillos de Bestia estaba tan tenso que, al escuchar esa respuesta, comenzó a sonreír en su interior. Y esa sonrisa pronto se extendió hasta el rostro que seguía mirando hacia el suelo. ¡Qué tonto!
‘No es el verdadero.’
El verdadero Soberano de las Sombras nunca habría perdonado a quien lo había traicionado una vez. Y mucho menos a quien había intentado eliminar al contenedor con el que intentaba descender a este mundo. Podía ganar tiempo gracias a la bondad y estupidez humana. Ahora que el olor del Soberano de las Sombras estaba mezclado con el este humano, ¿cómo podía obedecer mientras olía a su presa? Todo lo que tenía que hacer era fingir que trabajaba para el Soberano de las Sombras y esperar a que llegara el Soberano de la Perdición.
‘Cuando llegue el momento, personalmente destrozaré tu cuerpo y me lo tragaré.’
Entonces, ¿cómo podía dejar de sonreír? Con un rostro brillante, el Soberano de los Colmillos de Bestia volvió a levantar la cabeza.
“Juro mi lealtad…”
Pero cuando se enfrentó a esa mirada helada, saltó hacia atrás sorprendido. De hecho, se sorprendió tanto que retrocedió decenas de metros en un instante.
“Pero antes de eso, tienes que resolver las deudas que hay entre nosotros.” – dijo Jinwoo a la bestia, cuya tez se había vuelto pálida.
“¿Deudas? Hablando del pasado…” – farfulló la bestia, forzando sus palabras, con una expresión seria.
En el pasado, el Soberano de las Llamas Blancas y el Soberano de los Colmillos de Bestia habían intentado matarlo a traición. Jinwoo también había visto ese hecho a través de los recuerdos del Soberano de las Sombras. Sin embargo, no tenía nada que ver con lo que estaba haciendo en este momento. Jinwoo sacó la Ira de Kamish del subespacio que el Sistema había llamado ‘inventario’.
Suuuu
Sosteniendo la Ira de Kamish en una mano, señaló cinco lugares en su pecho con el dedo de la otra mano.
“Cinco heridas donde me atravesaron tus garras.”
El horrible dolor que había experimentado en aquel momento todavía estaba vivo en su mente.
“Si soportas cinco ataques, te perdonaré.”
Tenía que soportar cinco ataques fatales. Al darse cuenta de que Jinwoo nunca había planeado dejarle ir, dio un fuerte rugido en una demostración final de orgullo.
“¡Te atre…! ¿¡TE ATREVES A JUGAR CON EL MONARCA DE LAS BESTIAS!?”
El Soberano de los Colmillos de Bestia activó la Manifestación de su Cuerpo Espiritual y se transformó en un lobo gigantesco. Pero quizá, dado que no era su mundo original, era mucho más pequeño del lobo que había en la memoria del Soberano de las Sombras. Sin embargo, el Monarca de las Bestias tenía suficiente poder como para destruir el mundo. Ahora estaba completamente enfurecido.
“Mi vida terminará hoy, ¡pero tú tampoco estarás a salvo!” – gritó con ira.
¡Woosh!
En ese momento, una hebra de viento helado pasó junto a su cara. El lobo se dio la vuelta a toda velocidad, intentando seguir la presencia de Jinwoo, que había desaparecido de su vista. Y allí estaba. Jinwoo se estaba girando lentamente hacia él.
“Primero.”
Entonces el lobo lo vio. Una horrible aura negra se estaba elevando desde el cuerpo de Jinwoo. No era falso. Sus movimientos eran idénticos a los del Soberano de las Sombras.
Glup
Sin darse cuenta, el lobo tragó saliva. Y antes de que pudiera reaccionar, algo cayó al suelo. Olvidándose del oponente que tenía frente a él, el lobo bajo su mirada. Había una oreja enorme. Una oreja de lobo manchada de sangre yacía junto a sus pies. De inmediato, junto a un dolor terrible, un chorro de sangre brotó de su cabeza.
Cuando volvió a levantar la mirada, había aparecido otra daga en la mano de Jinwoo. Una para cada mano. Jinwoo sostuvo las dos dagas de la Ira de Kamish, mientras el aura negra seguía saliendo de su cuerpo.
“Quedan cuatro.”
‘Esa hormiga está ocupada tratando las heridas del Gobernante, pero…’
El otro era el problema. Se trataba de Ygritte, una de las dos alas del ejército del Soberano de las Sombras, que le vigilaba. Su apodo era el ‘Caballero de la Muerte’. Era el caballero más poderoso que jamás hubiera existido y había derrotado a innumerables enemigos mientras viajaba por numerosos campos de batalla siguiendo al Soberano de las Sombras. Uno de los oponentes a los que debía vigilar estaba justo frente a él.
‘Pero…’
Él no era un soldado, era un Monarca. Si luchaba con todo lo que tenía, no le sería complicado derrotar a los dos Capitanes Generales. El problema era que los dos contaban con el poder de la inmortalidad. Mientras no se agotase el poder del Soberano de las Sombras podrían seguir regenerándose infinitamente. Era una noticia realmente mala para el Monarca de los Elfos Blancos.
La energía que gastaba con la Manifestación de su Cuerpo Espiritual era enorme. Además, golpearlos era como dejar que su dueño supiera de sus movimientos. Todos los soldados de las sombras estaban conectados a su Soberano. Si lograba derrotar a uno, solo serviría para que el Soberano de las Sombras regresara a este lugar. Tenía que evitarlo a toda costa.
‘Entonces…’
El Soberano del Frío se dio la vuelta para crear un portal por el que huir.
Shhh…
Pero entonces, Ygritte apareció ante él mientras movía la cabeza lentamente hacia los lados y tocaba el mango de la espada que llevaba en su cintura con las yemas de los dedos. Su mensaje estaba claro: «No hagas ninguna tontería.»
Shh…
Cuando el Soberano del Frío volvió a girar la cabeza, la hormiga que se encontraba al otro lado abrió sus fauces y chilló con fuerza.
“¡Iaaaaaack!”
Había dejado de curar el brazo del Gobernante. Cuando los ojos del Soberano se volvieron hacia adelante, vio cómo su viejo oponente se estaba acercando completamente recuperado de sus heridas.
“Cabrones…”
El Elfo de Hielo tembló de ira ante el asedio de sus enemigos.
“¡Malditos bastardos!”
La ira contenida en su voz sacudía la tierra. La atmósfera comenzó a congelarse mientras las nubes oscuras volvían a reunirse.
“¿Cuánto tiempo crees que puedes detenerme?”
Ygritte desenvainó su espada, las garras de Beru se extendieron por completo, mientras que el hombre vestido con una túnica agarró su daga con fuerza. Sin embargo, sus cuatro poderes nunca se encontraron. El primero que sintió el cambio fue el Soberano del Frío.
“¡……!”
Cuando su mirada se movió apresuradamente hacia una determinada dirección, el resto siguió su ejemplo como si se hubieran puesto de acuerdo. Una sombra se balanceaba notablemente. El Soberano del Frío, que necesitó un poco más de tiempo, se mordió el labio inferior con irritación.
“¡El Soberano de las Sombras!”
Jinwoo apareció desde una sombra que no estaba demasiado lejos.
‘Es cómodo no estar restringido por la penalización de tiempo ahora que el Sistema ha desaparecido.’
Se habían eliminado todas las restricciones, lo que le permitía regresar al instante. Jinwoo desvió su mirada hacia el Soberano del Frío y le arrojó algo que sostenía en su mano. Los ojos del Monarca temblaron instantáneamente cuando cogió el objeto que había trazado una línea parabólica.
“¿Esto…?”
Era una oreja gigante de lobo. Y solo conocía un lobo de ese tamaño.
“¡Has matado al Soberano de los Colmillos de Bestia en solo unos minutos!” – gritó el asombrado Monarca presa del pánico.
Pero Jinwoo no respondió. En su lugar, convocó las dos dagas como lo había hecho antes con la bestia. Las dos dagas fabricadas con los dientes de un dragón todavía tenían la sangre del Soberano de los Colmillos de Bestia. El antiguo Elfo de Hielo se estremeció cuando la enorme intención hostil de un ser verdaderamente poderoso se cernió sobre él.
Los dos soldados de grado Capitán General y el hombre que vestía la túnica se retiraron cuando vieron el aura negra que se elevaba desde los hombros de Jinwoo. Éste agarró las empuñaduras de las dos armas con fuerza. Ya le había dado tiempo suficiente a esta criatura. Había llegado la hora de cobrar la deuda.
La Soberana de las Plagas, el Soberano de los Colmillos de Bestia y el Soberano de la Escarcha. Sus muertes servirían como advertencia al resto de Soberanos. Cuando Jinwoo comenzó a moverse hacia adelante, el Soberano de Hielo le disparó múltiples flechas de hielo.
“¡Bastardo!”
Sin embargo, aunque había sido impaciente y estaban creadas sin pensar, las flechas mágicas creadas por un Soberano resultaban peligrosas. Innumerables flechas mágicas, cada una lo suficientemente poderosa como para que no la pudiera soportar un cazador de rango S, volaron hacia Jinwoo.
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
El Soberano del Frío hacía todo lo posible para evitar que se acercara más.
“¡Aaaaaaaaaaah!”
Sin embargo, las manos de Jinwoo eran mucho más rápidas que las flechas. Su velocidad de ataque no disminuyó a pesar de golpear todas las flechas de hielo.
“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!”
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
Fiuuuuuuu
A partir de la encarnación del Soberano del Frío partían innumerables flechas de hielo, sin interrupción. Sin embargo, Jinwoo rompió todos sus ataques y se colocó ante él.
Zaaaaas
Jinwoo insertó con precisión la Ira de Kamish en el hombro del Soberano del Frío, exactamente en el mismo lugar donde la daga le había golpeado en el pasado. Lo hizo como recordatorio del difunto Presidente, Go Gunhee.
“¡Aaaaaaah!”
Sufriendo un nivel de dolor completamente diferente al de la última vez, la cabeza del Soberano del Frío se elevó mientras gritaba a pleno pulmón. Sin embargo, antes de que la segunda daga pudiera golpearle, el Monarca lanzó apresuradamente el aire frío que había acumulado en su boca. Jinwoo extendió su mano y le cerró la boca.
¡Kua!
Justo cuando la ráfaga de aire frío que desataba el Elfo de Hielo fue incapaz de superar su mano, Jinwoo agarró la otra daga y la incrustó profundamente en el pecho de su oponente.
¡Crack!
Las costillas se rompieron mientras perforaba su corazón. Fue exactamente el mismo ataque que había sufrido no hacía mucho tiempo.
“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!”
Sin embargo, después de acabar con la vida de otros dos Monarcas, sabía que ese ataque no sería capaz de matar al Soberano del Frío.
“La bestia murió con el cuarto ataque.” – dijo Jinwoo mientras una luz helada brillaba en sus ojos. – “¿Cuántos podrás aguantar tú?”
El terror invadió los ojos del Soberano mientras miraba a Jinwoo. El Soberano de la Muerte. ¡Era la misma mirada del mejor guerrero que acaba implacablemente con sus enemigos en un campo de batalla sin fin!
Solo entonces se daba cuenta de a quien había ofendido y comenzó a temblar de miedo. Poco después, la daga que tenía clavada en el corazón se deslizó hacia abajo y desgarró el cuerpo del Monarca.
“¡Aaaaaaah!”