martes, 27 de abril de 2021

SYN Capítulo 129

Volumen 12 Capítulo 11
La ira del Monarca
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder

¿Se habrá dado algún otro momento en la historia en que el mundo entero aplaudiera con una sola voz? Cuando Jinwoo desapareció para luego volver a aparecer y poner una daga en el pecho del Soberano del Frío, la gente levantó los puños y rugió de júbilo, como si todos hubieran estado esperando ese momento. ¡UAAAAAAAAAAH! Fue el mejor regalo para todos esos espectadores que habían caído en la desesperación tras saber que el cazador más poderoso de la humanidad había sido asesinado por los monstruos. La gente coreaba con pasión el nombre de Jinwoo en voz alta. Algunos estaban llorando, mientras que otros intentaban consolar las lágrimas que antes habían derramado. Estaban viendo cómo el cazador asiático mataba a un monstruo que amenazaba a la humanidad. A toda la humanidad. Desde el momento en que Thomas André, un cazador con rango de Autoridad Especial, cayó, y otro líder mundial, Lennart Niermann tomó su lugar, los monstruos habían dejado de ser un asunto solo de Corea. Se había convertido en un problema directamente relacionado con sus propias vidas. La gente no había olvidado el terror causado por el Dragón Kamish cuando devoró, una tras otra, las ciudades de los Estados Unidos. Nadie quería que volviera a suceder. Y era por eso que todos los espectadores que veían la transmisión desde los Estados Unidos, Alemania y de otros rincones del mundo estaban entusiasmados con la victoria de Jinwoo. Era como si estuvieran tratando de eliminar la frustración y el miedo que habían sentido al ver caer a los mejores cazadores del mundo. ¡¡UAAAAAAAAAAAAAAH!! Cada vez que Jinwoo atacaba al Soberano del Frío, los espectadores rugían con fuerza. Y finalmente… Cuando el tenaz monstruo se convirtió en ceniza gris y comenzó a dispersarse, los vítores de la gente alcanzaron su punto máximo. ¡¡¡GUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! Sus gritos combinados resonaban en las ciudades. Los presentadores que estaban a cargo de difundir las últimas noticias gritaban a todo pulmón, sin importarles si estaban siendo grabados por las cámaras.

¡Noticia de última hora! El cazador Thomas André, que parecía haber resultado gravemente herido, está vivo…

Acaban de llegar las ambulancias justo a tiempo para llevar a los heridos hasta el hospital más cercano.

El monstruo que masacró a los ciudadanos ya no se mueve. ¡Solo quedan sus cenizas!
Seguían llegando noticias de última hora para anunciando el final de la pelea. ¡SUNG JINWOO! ¡SUNG JINWOO! ¡SUNG JINWOO! La emoción de la gente no mostraba signos de desaparecer. Y luego, estaba ‘ese’ hombre. Había un hombre en particular que mostraba mucha mayor euforia que cualquier otro en este planeta. Y no era otro que el actual Presidente de la Asociación, Woo Jincheol. Mientras sus subordinados se abrazaban y continuaban saltando de emoción, su mirada estaba fija en la pantalla. Había descubierto algo durante la transmisión en directo y sus ojos no dejaban de temblar. ‘¿Podría ser…? Sacó su teléfono móvil a toda velocidad y, con unas manos temblorosas, buscó un vídeo guardado en su interior y lo reprodujo. Había visto ese vídeo innumerables veces. Se trataba de las escenas del asesinato de Go Gunhee, grabadas por el circuito cerrado de televisión que había dentro de la oficina del Presidente de la Asociación. Las imágenes habían grabado a un hombre desconocido. La escena era borrosa y el hombre no estaba mucho tiempo en la pantalla antes de desaparecer, pero ahora que echaba un segundo vistazo, esa criatura se parecía al monstruo que el cazador Sung acababa de matar. Además, en ambas escenas se podía ver cómo el suelo helado se derretía rápidamente. ‘¡Si es así…!’ Solo entonces, se dio cuenta de con qué tipo de enemigo había estado luchando Jinwoo. Era el asesino del antiguo Presidente de la Asociación. Luego, todo su cuerpo se sacudió al recordar la conversación que había tendio con Jinwoo cuando vino a presentar sus respetos al difunto Go Gunhee. «Gracias. Gracias por estar en los momentos finales del Presidente.» «Voy a matar a ese cabrón…» «¿Eh?» «Al monstruo que ha asesinado al Presidente. Puedes guardar tu agradecimiento hasta entonces.» El cazador Sung no había olvidado su promesa. Y ahora, la bestia había muerto por su mano. Woo Jincheol se puso rojo hasta la punta de la nariz y levantó la vista para observar la pantalla de televisión mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. La cámara estaba enfocando el rostro exhausto del cazador Sung. Podía comprender parte de lo que significaba esa expresión. Algunas emociones se dispararon desde lo más profundo de su corazón. De ahora en adelante, el difunto Presidente podría descansar en paz. Woo Jincheol murmuró su gratitud hacia Jinwoo mientras recordaba al hombre que había admirado. ‘Muchas gracias, cazador…
* * *
El Soberano del Frío volvió a su forma humana después de quedar disipada la Manifestación de su Cuerpo Espiritual. Y luego, lentamente, se convirtió en polvo gris. La deuda que había contraído con él y con el difunto Presidente Go se había saldado. Jinwoo miró fríamente cómo se dispersaba el Soberano del Frío antes de darse la vuelta. Los dos soldados de grado Capitán General que esperaban a lo lejos el final del castigo de ese soberano se acercaron a Jinwoo. “……” A diferencia de Ygritte, que todavía mantenía su personalidad reservada y que guardaba silencio a pesar de haber recuperado su poder original… “¡Oh, mi Reyyyyyyyyy!” Beru expresaba la alegría de poder volver a ver a su Señor con todo su ser. Jinwoo palmeó su hombro al ver las lágrimas en los ojos de Beru y miró a su alrededor. Debería haber otra persona más en la zona. Sin embargo, el hombre que vestía una túnica andrajosa no estaba a la vista. “¿Quién era ese hombre?” Beru estaba demasiado conmovido para responder correctamente, por lo que Ygritte respondió a la pregunta de su Señor.
“Cuando perdiste el conocimiento, él te protegió de forma desesperada, mi Señor.”
Jinwoo se sorprendió al escuchar la voz grave y masculina de Ygritte por primera vez.
“¿Me protegió?” – preguntó perplejo.
“Sí, eso es correcto.”
A diferencia de Beru, Ygritte probablemente no estaba familiarizado con las lenguas humanas, por lo que actualmente conversaban en lo que se conocía como lenguaje de monstruos, que en realidad era la lengua común del Mundo del Caos. Sin embargo, no tenían ningún problema para entenderse. Entonces, ¿por qué le había defendido un hombre al que nunca había visto antes? Jinwoo intercambió una serie de preguntas y respuestas con Ygritte en el lenguaje del mundo del caos, antes de descubrir algo abruptamente y caminar hacia allí. Había un objeto tirado en el suelo. ‘¿Esto…?’ Al recogerlo, los ojos de Jinwoo temblaron imperceptiblemente.
* * *
El hombre buscó refugio en la parte trasera de un edificio medio derrumbado, se dejó caer en el suelo y se quitó la capucha de su túnica. Era un hombre con el pelo enmarañado y una barba cubriéndole la cara como si nunca se hubiera molestado en recortarla. Sung Ilhwan se apoyó contra la pared y respiró con dificultad. “Ah, ah…” Luego levantó su mano izquierda. Había perdido toda la sensibilidad. Tal como esperaba, la mano se volvió grisácea y comenzó a dispersarse lentamente desde la punta de sus dedos. Ese era el resultado inevitable de aceptar los poderes de un Dios con el cuerpo de un simple mortal. Sin embargo, a pesar de que estaba experimentando un dolor inimaginable, todavía formó una expresión de satisfacción. “Hecho…” Con este poder había logrado proteger a Jinwoo. Ahora que su hijo había heredado por completo los poderes del Soberano de las Sombras, Jinwoo demostraría ser de gran ayuda para la humanidad. Por eso lo había hecho. Sung Ilhwan apartó la mirada de las yemas de los dedos que desaparecían gradualmente, apoyó la cabeza impotente contra la pared y cerró los ojos. Los Gobernantes le habían confiado sus poderes y le habían pedido que detuviera al Soberano de las Sombras. Sung Ilhwan tenía pocas opciones tras haber quedado atrapado en una brecha dimensional cuando desapareció la puerta. Y, cuando regresó a la tierra como representante de los Gobernantes, tenía una misión importante que cumplir. Desafortunadamente, no había podido llevar a cabo su misión. Aunque sabía que la peor calamidad en la historia de la humanidad se escondía dentro del cuerpo de ese niño, nunca podría matar a su propio hijo. Todo lo que pudo hacer fue observarlo desde la distancia. Y, mientras continuaba retrasando su misión, las opiniones de los Gobernantes que se habían centrado en detener el advenimiento del Soberano de las Sombras comenzaron a cambiar. Hasta que finalmente… Los Fragmentos de Luz le dieron una nueva misión.
“Protege al Soberano de las Sombras.”
Se dieron cuenta de que necesitaban que el Soberano de las Sombras recuperase todo su poder si querían detener al resto de Soberanos y su nefasto plan. Era el único que podía detener al Monarca de los Dragones y a su Legión de la Perdición antes de la llegada de los Soldados Celestiales. Era una gran apuesta, considerando que nadie sabía si el Soberano de las Sombras se pondría del lado de la humanidad o de los otros Soberanos. Y el resultado acababa de aparecer. Jinwoo había decidido permanecer al lado de la humanidad y el Soberano de las Sombras había aceptado su elección. En pocas palabras, el Soberano de las Sombras que acababa de nacer era el mismo Jinwoo. Había valido la pena arriesgar su vida para defenderle de forma desesperada. “……” Resultaba lamentable no haber podido saludar a su hijo después de diez años apartado de su lado, pero nadie merecía perder a su padre dos veces. Ni siquiera por la elección del propio padre. Por ello, para Jinwoo sería mejor si desaparecía silenciosamente. Se consoló a si mismo mientras veía cómo se iba desintegrando lentamente en cenizas. Fue entonces cuando escuchó unos pasos familiares cerca de él. Sung Ilhwan se levantó rápidamente de su asiento y ocultó su rostro usando la mano derecha para ponerse la capucha. Alguien se colocó delante de él, pero ni siquiera tenía que echar un vistazo para saber quién estaba quieto frente a él de esa manera. Era Jinwoo. A pesar de que el hijo al que tanto deseaba llamar estaba a su lado, todavía pasó a su lado con decisión mientras tenía el rostro oculto. Sin embargo, Jinwoo se volvió hacia él. “¿Pensabas que no me daría cuenta si te ibas así?” Tap. Los pasos de Sung Ilhwan se detuvieron. ’¿Cómo…?’ Se dio la vuelta hacia su hijo, solo para ver cierto objeto volando lentamente mientras recorría una parábola hacia él. Tap Jinwoo le devolvía una daga. Era el arma que había caído de su rígida mano izquierda. Se quedó mirando el arma por un momento antes de levantar la cabeza. Jinwoo le estaba mirando con una mirada resentida. Esa daga permanecía con bastante claridad en la memoria de Jinwoo. Recordaba cómo su padre le había reñido cuando era un niño al descubrirle jugando con ella. Solo entonces se daba cuenta de por qué había elegido una daga como arma, a diferencia del Soberano de las Sombras que barría los campos de batalla sujetando una espada larga. Todo había sido por los recuerdos que tenía de su padre. Las mazmorras generadas por el Sistema habían sido influenciadas por los fragmentos de sus recuerdos y siempre le proporcionaban armas relacionadas con las dagas. “¿Vas a irte de nuevo sin decir nada…? Papá.” – susurró en voz baja. Papá. Sung Ilhwan se quitó la capucha ante una palabra que se clavó profundamente en su corazón. Ahora mismo, su mano derecha también se estaba convirtiendo lentamente en cenizas. Su hijo se estremeció enormemente al darse cuenta del estado de sus manos, pero Sung Ilhwan formó una leve sonrisa. “No quería que vieras esto.” Jinwoo sabía que un cuerpo que había agotado su vitalidad y se convertía en cenizas no podía ser regenerado de ninguna manera, por lo que trató de acercarse rápidamente. Pero Ilhwan levantó su mano derecha para detenerlo. Su mano izquierda ya se había convertido en polvo y solo le quedaba el hombro. “Entonces, ¿qué hay de ti, papá?” – preguntó tras detenerse y quedarse quieto. “¿……?” “¿No querías volver a verme?” Todavía podía mover su mano derecha. El brazo de Sung Ilhwan bajó lentamente al escuchar la pregunta de Jinwoo. “Te he echado de menos. Siempre.” Aunque Jinwoo no pudiera verlo, el hecho de poder observarlo desde lejos lo había hecho bastante feliz. Ilhwan acarició el rostro de su hijo con lo que quedaba de mano mientras intentaba secar las gruesas lágrimas que salían desde los ojos de Jinwoo. Era un padre tonto que no había podido hacer nada por su hijo, pero a pesar de eso… “Has crecido bien…” Jinwoo abrió la boca. “¿Esto es lo que hacen los Gobernantes? ¿Te desechan después de usarte?” Había una terrible ira encerrada en sus palabras. Sin embargo, Sung Ilhwan negó con la cabeza. “Simplemente me dieron la oportunidad de elegir. Elegí quedarme a tu lado y protegerte. Esa elección no ha estado mal.” Su mano derecha ya se había convertido en ceniza y comenzaba a dispersarse. “No me hubiera importado hablar contigo un poco más…” También quería quedarse un poco más…. Había hecho algo terrible. Al final, su hijo tendría que sufrir dos veces la pérdida de su padre en su corazón. A pesar de que Ilhwan intentaba con todas sus fuerzas reprimir las lágrimas, comenzaron a brotar de sus ojos. “Lamento no haber sido un buen padre para ti…” Esas fueron sus últimas palabras. Fuuuuuu… El cuerpo de Sung Ilhwan había agotado todo su poder mientras se enfrentaba a los Monarcas y se convirtió en cenizas al tiempo que Jinwoo trataba apresuradamente de abrazarlo… Lo único que quedó entre sus brazos fue el polvo gris suspendido en el aire. Y finalmente no quedó nada en el lugar donde antes había estado Sung Ilhwan. Algo de lo más profundo de su interior brotó con una explosión incontrolable. Jinwoo no pudo soportarlo, levantó la cabeza hacia el cielo y gritó con todas sus fuerzas. “¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!” El maná en la atmósfera vibró. El cielo, el aire y la tierra lloraron. Y pronto, una voz tan pesada como la de los Monarcas salió de la boca de Jinwoo.
“Soberanos, ¡ESCUCHADME!”
Si todas las cosas habían sucedido porque los Soberanos decidieron establecerse en la Tierra, entonces… Iban a pagar un precio inolvidable por sus actos. Definitivamente. Su voz inundada de maná viajó a través de la atmósfera y se expandió por todo el planeta.
“¡PAGARÉIS POR LO QUE HABÉIS HECHO HOY!”
El rugido enojado del Soberano de las Sombras sacudió el cielo y la tierra.
“SOBERANOS, ¿ME HABÉIS OÍDO?”
Ese día, un humano que había heredado un poder inextricable decidía por sí mismo dónde iba a usar sus habilidades. En ese momento se abrían las cortinas de la guerra.
* * *
¿Debería llamarlo buena fortuna? La voz de Jinwoo que se había escuchado por todo el mundo no era en lenguaje humano, por lo que la mayoría de la gente lo tomó como una especie de trueno que resonaba en el cielo. Sin embargo, hubo muchas teorías de por qué todos escucharon el mismo trueno. El mundo estaba ocupado aplaudiendo y disfrutando de la victoria de Jinwoo, por lo que no le dieron muchas más vueltas al asunto. Lo mismo sucedió a las afueras de la ciudad. Los cazadores que esperaban con ansiedad un poco más lejos del área donde se desarrollaba la batalla, escucharon la noticia de que el monstruo había sido asesinado, no pudieron contenerse y rugieron de júbilo. Los dos hombres que dirigían a los mejores gremios de Corea, Choi Jong y Baek Yoonho, también suspiraron de alivio mientras se miraban el uno al otro con amplias sonrisas. “Presidente Baek. Parecía que tu rostro no se veía bien hace unos minutos. Me pregunto si te has calmado ahora.” “Director Choi, creo que deberías limpiarte ese sudor frío antes de preocuparte por otra persona.” “Tengo un cheongsimhwan de sobra, ¿quieres uno para tu corazón desbocado?” “Oh, parece que sigues sudando mucho. Ten, usa este pañuelo para limpiarte la cara.” Los Maestros de los dos gremios que competían por el primer puesto de Corea comenzaron una aguda guerra de nervios. Sin embargo, aunque antes habían sido incapaces de tragar saliva por la tensión, ahora que la situación había terminado, podían intercambiar bromas como estas. Pero eso era comprensible. ¿No habían sido los oponentes unos monstruos que habían tratado a Thomas André como un juguete? No solo sus vidas, sino también las vidas de todos los miembros del gremio podrían estar en peligro. Pero no solo los dos Maestros de gremios, sino que todos los cazadores convocados de emergencia estaban pensando exactamente en lo mismo. Si el cazador Sung era derrotado, sus vidas recorrerían el mismo camino. Por eso, los dos expresaban su alegría de ser aliviados de la intensa presión con esa guerra nerviosa. El sonriente Baek Yoonho miró más allá del hombro de Choi Jong-In mientras seguían compartiendo bromas. “Oh…” Choi Jong-In siguió su mirada y giró la cabeza. Había un hombre saliendo de las ruinas en las que se había convertido el centro de la ciudad. Jinwoo, que había terminado de pelear con los Monarcas, se movió silenciosamente hacia donde estaban todos. Al instante, el resto de cazadores también se fueron dando cuenta, uno tras otro. La escena, que había sido ruidosa por los vítores y los gritos de alegría, se había vuelto silenciosa. Solo se podían escuchar las sirenas de las ambulancias que llegaban apresuradamente al lugar. A pesar de que la pelea había terminado, los ojos de Jinwoo seguían emanando un fuerte impulso que abrumaba la atmósfera, por lo que cuando vieron su apariencia, nadie abrió la boca. La batalla había tenido que haber sido increíblemente intensa porque había una neblina pálida que todavía se elevaba desde sus hombros. Todos se preguntaban qué había pasado. Cuando Baek hizo contacto visual con Jinwoo, realizó una reverencia. Ese fue el comienzo. Los cazadores inclinaron la cabeza, uno tras otro, como cuando se saluda al soldado que regresa después de completar una peligrosa misión. Respeto. ¿Cómo no sentir respeto por un Cazador capaz de luchar a ese nivel? Todos expresaban su gratitud, sin que nadie se lo hubiese ordenado o porque fueran conscientes de lo que ocurría a su alrededor. Jinwoo observó su muestra de respeto. “……” Jinwoo pasó junto a los cazadores y caminó hacia el lugar donde se había detenido una camioneta que tenía un aspecto familiar. También vio cómo Thomas André y Lennart Niermann estaban a punto de subir a una ambulancia. “El rostro del cazador Sung no se ve feliz.” – dijo Lennart con un rostro preocupado. Thomas, que había recibido tratamiento de emergencia por parte de los sanadores y su condición ya había mejorado mucho, asintió con la cabeza para mostrar su parecer. “Eso parece.” “¿Por qué? Se las ha arreglado para vencer a esos monstruos poderosos y sobrevivir.” Solo otros cazadores saben por lo que está pasando un Cazador. Esa sensación de respirar el aire exterior después de despejar una mazmorra de alta dificultad era indescriptible. Entonces, ¿por qué la expresión del cazador Sung era tan sombría? De hecho, Thomas respondió a la pregunta de Lennart. “Probablemente no esté contento con cómo se ha desarrollado la lucha contra esos idiotas.” “¡……!” Lennart quedó profundamente consternado por esa respuesta. Jinwoo había mostrado movimientos que superaban con creces los límites de un ser humano, pero se veía sombrío porque no estaba contento con su actuación. ¿Cómo podría tener sentido algo así? Como si supiera en qué estaba pensando su homólogo alemán, Thomas asintió con la cabeza antes de continuar. “Tampoco puedo creerlo, pero… Lo más probable es que éste decepcionado consigo mismo por pasar por una crisis luchando contra los monstruos.” En ese momento lo recordó. Recordó el momento en que el pecho de Jinwoo fue perforado por las garras de la bestia. Además, cuando el elfo de hielo le había clavado una daga, se sintió desesperado. Sin embargo, ¿no había sucedido esto porque los enemigos eran demasiado poderosos? Ya ni hablar de enfrentarse a dos, ¿cuánta gente podría resistir tanto tiempo luchando contra uno? Lennart negó con la cabeza. ‘No puede ser…’ Sin duda, la idea de ser derrotado por enfrentarse a un oponente poderoso solo podía aparecer en los cazadores normales. Tal vez, ganar era una cuestión de rutina para un ser tan poderoso como el cazador Sung Jinwoo y solo se centraba en cómo ganar la pelea. Cuando lo pensó, se le puso la piel de gallina. “Es un hombre realmente aterrador” – dijo Thomas. “Pienso lo mismo…” – añadió Lennart asombrado. Mientras llevaban a Thomas en la ambulancia, Lennart se repitió varias veces que nunca debía convertir a Sung Jinwoo en un enemigo.
* * *
¡Ñiiiiiiiiik! El Bongo del gremio Ahjin se detuvo con un chirrido y Yoo Jinho saltó del asiento del conductor. Había llevado el automóvil sin poder pensar en nada más cuando vio a Jinwoo siendo golpeado por los monstruos. Y a pesar de que su percepción sensorial no estaba tan desarrollada como la de los cazadores de alto rango, fue capaz de identificar a Jinwoo entre el mar de cazadores y corrió hacia él entre lágrimas. “¡Hermanoooooooooo!” Cuando lo vio corriendo hacia él con un torrente de lágrimas, la ira de sus ojos se alivió. Mientras tanto, Jinho aprovechó el impulso de la carrera para abrazar a Jinwoo con fuerza. Normalmente lo habría esquivado, pero hoy era un día diferente. Jinwoo eligió palmear suavemente la espalda de Jinho mientras el niño lloraba al tiempo que se aferraba a él. Era como si la calidez que sentía de alguien que se preocupaba genuinamente por él lograra derretir lentamente su helado corazón. Quizá no era Jinho quien necesitaba consuelo, sino él mismo. Una fina sonrisa se formó en sus labios. “Hermano, ¿estás bien?” – preguntó Jinho cuando se calmó mientras apartaba su rostro cubierto de lágrimas y mocos. “No, no estoy bien.” “¿Eh?” Cuando Jinwoo señaló su camiseta manchada de lágrimas y mocos, Jinho saltó hacia atrás asombrado. “¡Aaah!” Rápidamente, se pasó la manga para limpiarse la nariz, para luego bajar la cabeza, arrepentido. “Lo siento hermano. Estaba tan emocionado por verte ileso que…” Jinwoo sonrió. Desde que lo conoció, ese niño siempre había sido un tipo extraño. Sin embargo, ahora se había convertido en su hermano pequeño. La persona que le conocía mejor que nadie. “Hermano, sabía que esto podía pasar, así que te he preparado ropa para que te cambies.” – dijo Jinho tras hacer todo lo posible por contener las lágrimas y poner una cara radiante. “¿Que me cambie?” Jinwoo se miró a sí mismo. No se había dado cuenta que, en su feroz batalla contra los Monarcas, su ropa había quedado destrozada. “Si vuelves con ese aspecto… Estoy seguro de que tu madre estaría muy preocupada de nuevo. Así que te he traído ropa para que te cambies.” ‘Uh.’ Cuando Jinwoo lo miró con ojos de elogio, Jinho se secó la parte inferior de la nariz y trató de ocultar lo feliz que se encontraba. “Vamos, hermano. Te llevaré a casa.” Jinwoo lo pensó por un momento antes de asentir con la cabeza. ‘Mamá y Jinah deben haberme visto en televisión. Tengo que volver para tranquilizarlos.’ Mientras Jinho se sentaba en el asiento del conductor, Jinwoo echó un último vistazo al centro de la ciudad, el lugar que se había convertido en un campo de batalla. Todo el personal de la Asociación estaba corriendo por la zona para poner orden a la situación. Jinwoo había ganado bastante de esas ruinas. Sin embargo, la mayor ganancia eran las dagas que le había dejado su padre. Parecía que la calidez de sus manos todavía estaba en el mango. ‘Papá…’ Mientras Jinwoo permanecía quieto, pudo escuchar la cautelosa voz de Jinho. “¿Hermano?” Jinwoo besó suavemente el mango de las dagas y las guardó en el almacén antes de sentarse en el asiento del pasajero. “Vamos.” “¡Sí!” El sol se puso lentamente detrás del Bongo mientras abandonaba el lugar. El largo día había llegado a su fin.
* * *
Al final, la Asociación de Cazadores anunció que la identidad de los monstruos que habían aparecido en Seúl era desconocida. Sin embargo, no había duda de que la magnitud de la devastación que habían dejado era enorme. Muchas personas habían muerto o resultado gravemente heridas, y la cantidad de edificios derrumbados y vehículos destruidos era enorme. Sin embargo, no todo eran pérdidas. ¿Se debería considerar una bendición disfrazada? Habían encontrado una manera de lidiar con un peligro inesperado. En particular, el poderoso poder desplegado por Sung Jinwoo había cambiado la mentalidad de todas las personas del mundo. Y ese cambio había provocado nuevos movimientos. Un cambio que venía de un país del que nadie esperaba nada. Esa misma noche, el Presidente Woo Jincheol visitaba la Caza Azul para discutir cómo tratar con las secuelas dejadas por las bestias que habían aparecido en Seúl y cómo lidiar con la enorme puerta que estaba sobre Seúl. Viendo la situación, el Presidente Kim le dio una cálida bienvenida. “¿No debería evacuar a otro lugar?” – preguntó Jincheol tras el breve saludo. El Presidente vaciló antes de responder, pero al final comenzó a hablar después de soltar un largo suspiro. “Admito que cometí un error la última vez. Lo siento, pero no piense que soy un hombre que ha olvidado su deber.” – contestó el Presidente con una cara estoica a pesar de sentir un miedo aterrador en su interior. – “¿Cómo reaccionaría la gente de Seúl si los abandono? No deseo que mi nombre se registre con tal mancha en la historia.” Woo Jincheol pensaba en el Presidente Kim como en otro político profesional que solo estaba interesado en conseguir votos, pero al escuchar su inesperada respuesta, se rio brevemente. Se podía decir que era un gesto grosero, pero después de cómo terminó su última reunión, el Presidente no le reprochaba su falta de decoro. “Bien.” Woo Jincheol sacó los datos que había preparado para la presentación. Pero entonces, un empleado que trabajaba en la Casa Azul entró apresuradamente en la oficina y susurró algo al oído del Presidente. “¿Qué? ¿Hablas en serio?” “Sí, señor. Presidente, ¿cómo deberíamos proceder?” – respondió el empleado con una cara seria al ver la reacción del Presidente. “Deja pasar la llamada. Hablaré personalmente con él.” El empleado le entregó el teléfono al Presidente. Cuando el Presidente contestó al teléfono, una voz que sería familiar para todos los coreanos salió del auricular. “He estado reflexionando detenidamente sobre esto durante mucho tiempo y he llegado a la conclusión de que sería mejor ayudar a mis camaradas del sur.” Era la voz del líder norcoreano. El Presidente de Corea del Sur no pudo entender de inmediato de qué estaba hablando e inclinó la cabeza hacia un lado. “Qu... ¿Quieres ayudar?” “Ha aparecido una puerta sobre Seúl. Enviaremos a nuestros cazadores. Combinemos las fuerzas del Norte y del Sur.” “¡……!” Corea del Norte fue solo el comienzo. A pesar de la aparición de la puerta, las reacciones de las naciones vecinas solo habían podido considerarse como tibias, pero de repente, todos hablaban de cooperación. Todos tenían una idea en su mente: Cora no podía caer. Esa era la conclusión a la que llegaron todos los países después de ver la pelea entre Jinwoo y los demonios desconocidos. Esta desgracia no terminaría con la caída de Corea. Desde los países más cercanos, como Corea del Norte, Japón, China y Rusia, hasta de los más alejados, como los Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia, partieron de inmediato cazadores hacia Seúl. ‘Necesitamos ayudar al cazador Sung a detener a las bestias de Seúl.’ La idea de que Jinwoo sería la última línea de defensa se había inculcado en todas sus mentes. Y ahora, no solo los cazadores coreanos, sino que el resto de cazadores del mundo comenzaban a reunirse en la capital de Corea del Sur.