viernes, 22 de marzo de 2019

G4L Capítulo 16

Arco 2 Capítulo 16
Viajando a Isteria
Traducido por Kasahara
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Era muy pronto por la mañana cuando comenzaron el viaje hacia Isteria. En el centro de la habitación, que estaba iluminada por una lámpara de aceite portátil, Kazura se encontraba examinando el contenido de su mochila, la cual creyó que sería útil en su viaje. La bolsa se la había prestado Valetta el día anterior. Era rígida y estaba tejida con fibras de plantas. Su bolsa contenía comida, bebida energética, vendas, antisépticos, y material de primeros auxilios. Todo ello, incluyendo la lámpara de aceite, lo había comprado en una tienda el día anterior. Fuera, el cielo todavía estaba oscuro. El sol seguía escondido detrás de las montañas. Normalmente, Kazura estaría durmiendo a esas horas, pero Valetta le había despertado para avisarle de que partirían pronto, así que se apresuró en comprobar que lo llevaba todo por última vez. Ya se había cambiado con la ropa que le prestó Varin hacía un par de días. Visto desde fuera, Kazura se veía muy parecido a los demás aldeanos. Después de terminar de comprobar todo, agarró la mochila y salió de la habitación.
* * *
“¿Has estado esperándome? Perdón por tardar tanto.” Kazura se encontró con Valetta al entrar a la sala de estar. Ella ya estaba preparada, y le esperaba mientras leía un libro delante del hogar. Sobre su ropa llevaba un manto de cuero. Realmente tenía el aspecto de una viajera. “No hace falta que te disculpes, los demás aldeanos todavía no han llegado. No te preocupes.” Valetta guardó el libro en su mochila, se puso en pie y le ofreció a Kazura un manto que tenía al lado. “Bueno, este es el de mi padre, espero que te valga. Aunque todavía es verano, la noche sigue siendo fría.” “¡Oh! Es la primera vez que me pongo algo como esto. Es muy elegante.” Kazura aceptó el abrigo e inmediatamente Valetta insistió en que se lo pusiera. La capa tenía un forro de piel pegado a ella, así que era bastante caliente. Si alguien durmiese en la calle, podría utilizarlo como manta y no tendría que preocuparse por el frío. “Es bastante calentito... ¿Hm? Valetta, ¿qué llevas en tu cintura?” Kazura miró con atención a la chica. Entre los huecos de su capa podía ver un objeto en forma de tabla sujeto horizontalmente en su cintura. “Ah, ¿te refieres a esto? Es una daga.” Valetta se apartó el manto y, con un movimiento familiar, sacó la daga de bronce de su vaina, y finalmente la mostró frente a ella. La hoja mediría unos cuarenta centímetros de largo y unos seis centímetros de ancho. Ver cómo la afilada hoja reflejaba la tenue luz del hogar impresionaba bastante. Como Valetta parecía una chica muy delgada, a Kazura le parecía algo incongruente verla de esa manera.
“Err... ¿Sabes cómo manejar una espada?” “Sí, desde que mi padre me enseñó, soy capaz de utilizar espadas y lanzas. Pero no soy nada competente comparada con él, me sigue regañando cada vez que practicamos.” – respondió la chica con una pequeña sonrisa en su rostro. Con suavidad, volvió a colocar la daga en su funda. Kazura no sabía qué tipo de comentario debía de responder, mientras Valetta volvía a colocarse su manto y recogía la mochila que había dejado en el suelo. “Entonces, todo el mundo se va a reunir pronto. ¿Vamos fuera?” Los dos caminaron hacia la entrada de la casa.
* * *
“Bueno. Creo que debería ser yo quien lleve eso...” “No, no deberías. Deja que lo lleve yo. He sido egoísta queriendo ir a la ciudad.” Valetta siguió protestando, preocupada por Kazura, que le miraba con una sonrisa irónica en sus labios. El hombre cargaba un estante de madera con leña atada a él. De esa guisa, los dos se fueron de la residencia. La leña que Kazura estaba cargando era la que venderían en la ciudad. Valetta la había estado amontonando en el suelo. De alguna forma, el hombre se sintió incómodo al pensar que la chica iba a cargar con la madera mientras él solo cargaba con su equipaje, así que decidió que sería él el que llevaría el peso. La madera que cargaba, ya seca, todavía pesaba un poco. Seguramente era madera de calidad. Cuando dejaron la residencia, en seguida se encontraron con tres aldeanos que charlaban entre ellos. También vestían mantos. En los pies de dos de los hombres había más montones de madera del mismo tamaño que el que llevaba Kazura. El otro hombre parecía el responsable del equipaje, ya que tenía un gran saco con el tamaño suficiente para llevar las provisiones de cuatro personas. Cuando los aldeanos vieron a Kazura y a Valetta saliendo de su casa, fueron a saludarles en seguida. “Buenos días, señor Kazura, señorita Valetta.” “Buenos días. ¿Lodurr no ha llegado todavía?” – preguntó la chica. “No todavía, pero seguramente llegará en seguida.” “Muy bien. Entonces voy a traer las armas, esperad un momento, por favor.” Valetta dejó en el suelo su mochila y de nuevo, volvió a la residencia. “Estoy realmente agradecido de que Kazura nos acompañe en este viaje hacia la ciudad. Aprovechando esta oportunidad, Lodurr podrá traer a su mujer y a su hija Myra en este viaje.” – comentó un aldeano. “No-no. Creo que en realidad voy a ser más bien una carga, debería ser yo quien os de las gracias... Por cierto, ¿Myra es la hija del señor Lodurr?” “Ah, ¿no lo sabías? Bueno, Myra solo se parece a su padre por sus dientes. En realidad, es igualita a su madre, es normal que no lo supieras.” – respondió el aldeano. Kazura comenzó a charlar con los hombres sobre la familia de Lodurr, y al poco tiempo, apareció él mismo con su mujer Tana y su hija acompañándole. Lodurr, como otros, también vestía un manto y cargaba un montón de leña. Su mujer y su hija llevaban el equipaje en una mochila. “Buenos días señor Kazura. Siento haber llegado tarde. Ven aquí Myra, tú también tienes que saludar.” – dijo Lodurr. “Buenos días, siento haber llegado tarde” – dijo la chica obedeciendo a su padre, para inclinar la cabeza en señal de saludo. Myra era una niña pequeña, con un cabello castaño que le llegaba hasta los hombros. Según lo que le habían comentado los aldeanos, tenía seis años de edad. Cuando hicieron el acueducto y cuando esparcieron el fertilizante en los campos, las hijas de los aldeanos también se esforzaron ayudando a repartir los refrigerios a los trabajadores. Como todos los demás, Myra también vestía una capa de su talla. A Kazura le pareció una niña muy mona. “Buenos días. Yo también acabo de salir de casa, así que está bien... Ya veo... Realmente la niña se parece a su madre.” – dijo Kazura, quien comparó a la niña con Tana. El largo cabello castaño, los ojos grandes, la nariz y otras características, eran herencia de su madre. Quizá porque tenían el mismo peinado, el parecido era aún más misterioso. “Es verdad, es una suerte que Myra se parezca a Tana y no a su padre.” – dijeron algunos hombres. “¡Sí!” – Myra contestó rápidamente. Su respuesta en acuerdo con los aldeanos, hizo reír a los demás. “Todavía seguís con eso, ¿eh?... Encima Myra os da la razón. Me voy a poner triste, dejad de reíros.” – respondió Lodurr. “Sí, sí, Myra, da gracias a tu padre por tus preciosos dientes.” – dijo un aldeano. “Sí, padre. ¡Gracias por estos dientes tan bonitos!” – siguió la niña. “¡Eh!” – se ofendió Lodurr. Mientras los demás reían en la conversación, Valetta salió de la casa. Llevaba consigo cuatro lanzas enrolladas en una tela, un arco corto y un carcaj de cuero. Las lanzas medían unos ciento cuarenta centímetros, así que podría decirse que eran cortas. “Perdón por la espera. Buenos días a todos. Buenos días, Lodurr.” “Buenos días. Mi hija también se unirá al viaje. Por favor, cuida también de ella.” – respondió Lodurr, inclinando su cabeza hacia Valetta. La chica le dio dos lanzas y un arco. Después, él se las ofreció a Tana, que comenzó a retirar la tela que las cubría, confirmó el buen estado de estas, y después volvió a envolverlas. Los aldeanos que se encargaban de llevar el equipaje también llevaban armas… Todos comprobaron si estaban afiladas antes de devolvérselas a la madre de Myra. “Entonces, ¿nos vamos ya? Si comenzamos a caminar ahora llegaremos a Isteria mañana por la noche.” “Es verdad, vayámonos.” Dicho esto, el equipo recogió sus equipajes del suelo y comenzó a caminar. Después, todos juntos empezaron la travesía hacia la salida de la aldea.
* * *
Bajo el cielo todavía oscuro, el grupo fue alejándose de la aldea de Grisea. Caminaban a un ritmo constante por un camino de tierra seca, cubierto de polvo y sin pavimentar, rumbo a la ciudad. El ancho del camino era de unos tres metros y a los lados se encontraban algunos árboles que habían sido plantados en intervalos. De esa manera sería difícil perderse si seguían ese sendero. El ritmo de la caminata no era rápido, ya que Myra les acompañaba, andaban a un paso moderado mientras charlaban. Como iban al ritmo de la pequeña, cada vez que la niña se sentía cansada tomaban un pequeño descanso y aprovechaban para dar un sorbo a las bebidas energéticas. “Um... Valeta, ¿podemos hablar un momento?” “Sí, ¿qué pasa?” Kazura caminaba junto a Valetta, mientras hablaban del té de hierbas, pero de repente sintió la necesidad de preguntarle algo que le estaba preocupando. “No hace mucho rato les has dado a todos una lanza. ¿Hay algún peligro en el camino?” “No es muy peligroso, pero cuando viajamos hacia Isteria, es prudente ser cautelosos y asegurarnos de que tenemos armas para todos. Aunque existe alguna posibilidad de que salga algún animal salvaje, todavía no ha habido avistamientos en esta área. Pero es imposible defenderse de los bandoleros o los bandidos sin ningún tipo de arma.” “Así que hay bandoleros y bandidos, ¿eh?... Es terrible.” Kazura se había criado en Japón, un país famoso en el mundo por su buen orden público, nunca había conocido a ningún bandolero. Después de ver las lanzas que se usaban para atacar a los hombres, le daban escalofríos solo de imaginarse una escena. Pensó que sería mejor comprarse una katana en su país y llevarla con él. Valetta sonrió a la cara de preocupación que se le había quedado a Kazura. “Está bien, no te preocupes. Desde que el ejército privado del señor Narson patrulla esta zona, ese tipo de personas no aparecen por aquí. Además, excepto Myra y yo, todos tienen experiencia en combate. Si por desgracia nos atacan varias personas, estaremos preparados para defendernos.” “Combate... ¿Te refieres a la guerra de hace cuatro años?” “Sí. Todo el mundo ha sobrevivido a esos años, así que se les da bien manejar las armas y si llega el momento de defenderse, sabrán hacerlo. Cuando llega el otoño, Lodurr se va de caza a la montaña, así que sus habilidades con el arco son de primera categoría.” Después de escuchar lo que explicaba Valetta, Kazura echó un vistazo a los cinco que andaban detrás. Solo por su apariencia, ya era difícil pensar que eran fuertes, pero observándolos con detenimiento podía apreciarse unos cuerpos sólidamente definidos y robustos. A veces miraban a su alrededor, seguramente vigilando atentamente. No solo le acompañaban cinco personas con experiencia en batalla, el ejército privado de Narson también estaba patrullando esa zona, así que no era necesario sentirse amenazado durante el trayecto. “Ya veo, así que estamos en buenas manos.” – dijo Kazura, aliviado. Valetta le sonrió. “De todas maneras, si sale alguna bestia, espero que tú también colabores.” “¿Eh? ¿Bestias? ¿Uff?... Si solo son crías de jabalí a lo mejor puedo hacer algo.” Kazura interpretó las palabras de Valetta como una broma, así que contestó con esa broma, pero los ojos de la chica brillaron con respeto. “¡Ala! ¿Lo dices de verdad? ¡Entonces si viene una cría de jabalí lo dejaré en tus manos!” “Sí, sí solo es un cachorro puedo acabar con él de un solo golpe, sería una victoria muy fácil.” – contestó Kazura. ‘Si la palabra cerdo también se utiliza aquí, ¿significa que también hay jabalís?’ Aunque la explicación de Kazura no fue la adecuada, siguió con la caminata mientras disfrutaba del paisaje de otro mundo comenzando a brillar con los primeros rayos de sol.



jueves, 21 de marzo de 2019

TBATE Capítulo 13

Capítulo 13
Preguntas y respuestas
Traducido por Thornapple
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Me quede mirándolo embobado. ¿Qué había dicho este viejo loco? “¿Qué? No lo dices en serio, ¿cierto?” – le dije bruscamente. “¿Por qué no?” – preguntó mientras ladeaba su cabeza. “P… ¡Por una cosa! ¡Soy un humano! ¿Acaso en este reino permiten entrar a los humanos? Además, necesito asegurarme de que mi familia está bien y decirles que estoy vivo.” – le refuté. Ante esto, el abuelo se quedó en silencio mientras reflexionaba un poco antes de volver a hablar. “El que vivas aquí no es un problema, ya que estarás bajo mi cuidado. En cuanto a tus padres… Mocoso, ¿es realmente necesario que lo hagas en persona?” Esta vez era yo el que reflexionaba. “Quiero decir; supongo que no es realmente necesario que lo haga en persona. Aunque los extraño, lo más importante es averiguar dónde están y hacerles saber que estoy bien, y si es que ellos también lo están.” – le respondí. “Entonces mañana por la mañana ven conmigo; saldremos del castillo a las seis en punto.” Antes de que se fuera, le detuve. “¡Espera! No entiendo por qué quieres que sea tu discípulo. Además, suenas muy apurado. ¿No es posible que vuelva a casa y pase un poco de tiempo con mis padres antes de volver para entrenar contigo?” “Quiero que seas mi discípulo porque veo tu potencial, niño. Un incontable número de personas me han pedido que los tome como mis discípulos, desde ricos hasta pobres, de jóvenes a viejos. ¿Pero sabes cuántos he tomado hasta ahora? ¡Ninguno! Estos mocosos de la nueva generación me hastían. Solo porque el padre del mocoso sea un noble y sea rico, creyendo que su hijo es especial, ¡creen que están calificados para pedirme que sea su tutor!” Fruncí el ceño, al no saber a qué se refería el abuelo de Tess. “Eres diferente… Sé que tienes un talento excepcional en la manipulación del maná y solo Dios sabe cómo, pero tienes una técnica mucho mejor que la mía, pero esa no es la razón por la que he decidido enseñarte. Mocoso… Necesito preguntarte. ¿Cómo es que eres un Domador de Bestias?” Cualquier indicio de diversión que se veía en su rostro desapareció, y sus afilados rasgos faciales emitían una mortal mirada. “¿Domador de bestias? ¿De qué estás hablando?” Estaba realmente confundido. Aunque ya estaba bien entrada la noche y el anciano había mandado a dormir a Tess, no parecía que nuestra conversación fuera a terminar pronto. “Vamos adentro y hablemos.” – dijo llevándome a una sala de estar que tenía unos sofás y una chimenea acogedora. Me senté en un sofá, y el continuó hablando. – “Empecemos desde el principio. Supongo que sabes que las bestias poseen núcleos de maná al igual que los humanos, elfos y enanos, ¿cierto?” Asentí ante esto. “Así es. Al igual que las bestias de maná, los humanos, elfos y enanos poseen cualidades en sus núcleos de maná que son distintivos de su propia raza.” Cogió un pedazo de papel y comenzó a dibujar un esquema.

• Agua – Hielo
o Planta
• Tierra – Gravedad
o Magma, Metal
• Fuego – Rayo
• Viento – Sonido
“Estos son los cuatro elementos básicos y sus formas superiores. Las formas superiores (Hielo, Metal, Rayo, Sonido) solo pueden ser controlados por magos especialmente expertos en un elemento básico en particular, es decir, un anormal. Aquí es donde entran las distintas cualidades de las razas…” – escribió una breve descripción de cada raza mientras la iba recitando. Humanos “Los magos humanos poseen la habilidad de manipular los cuatro elementos básicos y son la única raza que tiene anormales capaces de controlar una forma superior de un elemento en particular. También entre los anormales pueden trascender los cuatro elementos básicos, como los curanderos, lo que hace que sus núcleos sean muy diferentes.” Elfos “Los magos elfos solo pueden manipular el agua, el viento y la tierra, pero con una afinidad mucho mayor. También tenemos un atributo especialmente distintivo en el que los magos de sangre muy pura pueden controlar las plantas. Sin embargo, los elfos no tenemos anormales que puedan manipular el agua, el viento y la tierra en sus formas superiores.” Enanos “Los enanos mágicos solo pueden manipular la tierra y el fuego, pero al igual que los elfos, poseen una afinidad mucho mayor hacia esos elementos. Su atributo distinto yace en el hecho de todos los enanos son capaces de moldear y doblar el metal, mientras que algunos de sus anormales poseen la habilidad especial de manipular la tierra y el fuego y lograr el magma, algo que los humanos anormales no pueden hacer, menos los elfos. Sin embargo, solamente pueden manipular esos dos elementos; al igual que los elfos, no poseen la habilidad para controlar las formas superiores de los elementos básicos.” “Espera, no entiendo. ¿Por qué los humanos no pueden manipular las plantas y el magma?” – le pregunté mientras leía su útil gráfico de información. “Buena pregunta. Solamente los elfos pueden manipular las plantas, que son la única forma de la Naturaleza que está viva, debido a que en nuestro linaje tenemos una alta afinidad a los elementos naturales. Solo los enanos pueden manipular magma y metal, porque al igual que nosotros, su linaje les confiere una alta afinidad a los elementos de construcción.” Comencé a frotar inconscientemente el puente de mi nariz mientras mi cerebro entraba en un estado de confusión. “Bueno. Ya entiendo las diferencias entre las tres razas, pero, ¿qué tiene eso que ver con que sea un domador de bestias? ¿Y qué significa eso de todos modos?” “¡Ya estoy llegando a eso, mocoso!” – gritó. “Las bestias de maná se diferencian de las razas humanoides en que cada una tiene sus características especiales. Decirlas todas sería interminable, así que te daré un ejemplo simple. Los magos, aventureros o no, están clasificados por rango, desde el E, D, C, B, A, AA, S, hasta la SS. Esta es la misma clasificación para las bestias del maná. Toma por ejemplo el halcón sónico. Tiene una afinidad con el viento y el sonido. Esos atributos son innatos en sus núcleos del maná. Independiente de su afinidad, si les extrajeras su núcleo y se lo dieras a un humano o a un mago elfo que se especializara en el viento, su entrenamiento sería mucho más rápido que si solo lo cultiva usando el maná del entorno, pero eso y nada más.” Impacientemente esperé que el anciano Virion se tomara un vaso de agua antes de continuar. “¡Sin embargo…! Cuando una bestia de maná alcanza el rango A o superior, obtienen la habilidad de traspasar su ‘voluntad’, o para ser más preciso, su habilidad hacia una persona. Anteriormente te llamé domador de bestias porque tú tienes la voluntad de una bestia en un núcleo de maná y según mi estimación, no es una voluntad de una bestia de rango S, sino que es una de rango SS. Soy capaz de sentirlo solo porque yo también soy un domador de bestias, aunque la voluntad de la bestia que domé era de rango AA, una pantera de sombras.” Así que por eso era tan extraordinariamente rápido. Tras ver la mirada de comprensión en mi rostro, el anciano Virion solamente se rio. “Así es, mocoso. Solo fui capaz de molestarte tanto porque utilizaba la voluntad de mi pantera de sombras. Pero solamente usé alrededor del 50% de mi velocidad.” – dijo mientras me lanzaba un guiño. ¿Era capaz de volverse aún más rápido? Ahora todo empezaba a tener sentido; las extrañas y débiles marcas que aparecieron en mi núcleo de maná después de que Sylvia hiciera aquel agujero y dijera que mi futuro progreso dependería de que comprendiera su poder. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras bajaba mi cabeza, intentando evitar que cayeran. “Debes de haber pasado por mucho, niño. No te presionaré por una respuesta, pero la razón por la que te lo pido tan urgentemente es porque no tienes mucho tiempo.” – dijo con una cálida voz, pero a la vez severa. “¿Qué quieres decir?” – dije mientras sorbía mis mocos, mirándolo. “El poder de tu núcleo de maná es demasiado fuerte para que tu inmaduro cuerpo lo maneje. Déjame preguntarte esto, chico. ¿Has sentido un dolor punzante viniendo de tu núcleo de maná?” La mirada en mi rostro confirmó sus sospechas, ya que asintió solemnemente. “Si no aprendes a controlar tu nuevo núcleo de maná, destruirá tu cuerpo.” Sus ojos me miraron directamente, disolviendo cualquier duda que pudiese tener. “…” “Entiendo. Parece que no tengo otra opción que quedarme bajo tu tutela. Sin embargo, no creo que pueda centrarme solamente en entrenar sin antes asegurarme de que mi familia está bien y que sepan que también lo estoy. ¿Mencionaste algo sobre eso antes?” – dije intentando mantener mis emociones bajo control. “¡Ja, ja! De ahora en adelante llámame Abuelo, sin más. Ya que eres mi primer discípulo al menos podrías llamarme así. Y, ¿quién sabe? Quizás me convierta en tu abuelo-suegro.” – dijo mientras me lanzaba otro guiño. Se reía mientras mis ojos se abrían de par en par en respuesta a lo que decía, para después continuar con su charla. “Mañana iremos a ver a un viejo amigo mío para que se encargue de tus preocupaciones. Lo que necesito de ti a partir de ahora es la mayor diligencia. Ni siquiera yo estoy seguro de cuánto tardarás en dominar todos los conceptos básicos de la voluntad de tu bestia. En mis doscientos años, nunca he visto a un mago tan joven, y mucho menos a un domador de bestias. Traerás grandes cambios a este mundo, mocoso. Eso lo sé.” Solamente rasqué mi mejilla, y mi rostro se puso rojo por la vergüenza. “¡Vete a dormir ahora, mocoso! Mañana será un largo día. Necesitas descansar.” Me levanté y le hice una reverencia antes de desearle buenas noches. “Buenas noches… Abuelo.” Se rio despidiéndose y me tiré a mi cama, demasiado cansado para incluso meterme bajo las sabanas.
* * *
Gruñendo, desperté de mi sueño, sintiendo una pesada sensación sobre mi cuerpo. ¿Se debía a mis preocupaciones? ¿Mis responsabilidades? ¿Las expectativas que tenían en mí? ¿Todas esas cosas eran pesadas incluso mientras dormía? “¡Art, Buenos días! ¡Despierta!” Abrí mis ojos y vi que mis responsabilidades tomaban la forma de una joven y encantadora señorita muy parecida a mi amiga, Tess. “¡Vamos, dormilón! ¡Necesitas reunirte con el Abuelo pronto! ¡O-Oye! ¡No te vuelvas a dormir!” Brincaba arriba y abajo, aún encima mío. ¿Acaso no sabía cuán indecente era esto a los ojos de los demás? Haa… la inocencia de la juventud. “¡Ya entiendo! ¡Me levantaré, Tess! Por favor baja de mi estómago para que pueda levantarme.” – me quejé, aun medio dormido. “¡Je, je! Art, tu pelo se ve muy gracioso. Oye, oye, ¿es verdad que te quedarás por un tiempo? ¡El Abuelo me lo dijo esta mañana! ¡Estoy tan feliz! ¿En serio te quedarás, cierto? ¿Cierto?” – Tess exclamó con una amplia sonrisa pegada en su lindo rostro. ¿Por qué diablos estaba tan enérgica tan temprano por la mañana? Intentando arreglar mi alborotado pelo, le respondí: “Lo sabremos después del viaje con el Anciano Virion, pero por lo que parece, te molestaré un poco más, Princesa.” Con su dedo apuñalando mi costado dijo: “¡No me digas ‘Princesa’! ¡Tess! ¡T-E-S-S! ¡Me enojaré si no me tratas mejor!” Maldición, se veía tan linda cuando hacía pucheros. “¡Bueno, bueno! Iré a ducharme y prepararme, así que a menos que quieras verme desnudo, creo que es mejor que salgas, Tess” – le dije mientras agitaba mis cejas con un aire lascivo. “¡Eek! Ya me voy, ¡pervertido!” Pude ver cómo sus orejas se ponían coloradas mientras salía corriendo de la habitación. No pensé que funcionaría tan bien. Ya que, de todos modos, mi cuerpo de solo cuatro años aún ni siquiera había madurado completamente en sus ‘partes masculinas’. Solo me encogí de hombros y me metí a la ducha para prepararme, asegurándome de mantener la piedra envuelta en la pluma dentro de mi túnica. Mientras bajaba por las curvadas escaleras, un mayordomo abrió la puerta principal y vi un pequeño carruaje en el que estaban dentro el Abuelo Virion y Tess. “¡Padre! ¡No es apropiado que un humano viva en este reino!” “Alduin tiene razón, Anciano Virion. Aunque el hecho de que salvara a Tessia es algo por lo que siempre le estaré agradecida, que un humano se quede aquí va en contra de todas nuestras tradiciones.” Escuché como el Rey y la Reina hablaban con el Abuelo Virion mientras él se reclinaba perezosamente dentro del carruaje. “¡BAH! ¡Al diablo con las tradiciones! Me he encariñado con el mocoso y también lo ha hecho Tessia, ¿cierto, hija?” – dijo mientras resoplaba. “A… ¡Abuelo! ¡No es así! Él solo…” – su voz se fue atenuando mientras su rostro se ponía rojo. “¡Ja, ja, ja! ¡De cualquier forma! Estará directamente bajo mi guía desde ahora en adelante, ¡así que aseguraos de que todos sepan que nadie puede molestarlo!” “Pa… padre…” “¡SUFICIENTE! ¡Esto no es algo por lo que debamos discutir! ¡Oh, mocoso! ¡Ya has llegado! ¡Ven! ¡Debemos apresurarnos!” Su expresión cambió inmediatamente a una sonrisa cuando me vio. Asentí y salté al carruaje, evitando los ceños fruncidos con los que me miraban el Rey y la Reina.
* * *
Un poco después de emprender el viaje le pregunté al Abuelo Virion: “Oye Abue, de todos modos, ¿a dónde nos dirigimos? Dijiste que nos encontraríamos con un amigo tuyo, ¿cierto?” “¡Ja, ja! ¿Abue eh? Ahora ya estás muy cómodo conmigo. ¡Bien, bien! En cuanto a dónde vamos, es una sorpresa.” – dijo mientras me lanzaba un guiño. Tess se había quedado dormida con su cabeza apoyada en mi hombro. Debía de estar muy cansada por despertarse tan temprano. “Art, cuídala bien. Ella ha crecido en un ambiente muy solitario.” – murmuró en voz baja, mirándola con sus ojos llenos de compasión mientras dormía. “¿Qué quieres decir?” “Es muy estresante crecer como la única princesa de todo un reino; es demasiado para que una niña lo pueda manejar. Ha sido difícil para ella, crecer sin ningún amigo cercano. La han lastimado tantas veces por gente que pretendía ser su amiga… Solo por intereses personales. Esto ha hecho que Tessia se vuelva una persona fría y lejana de los que la rodean. Imagina cómo de sorprendidos estábamos todos cuando os vimos a los dos cogidos de la mano.” – continuó. “Así es, me di cuenta cuando la oí hablar con los guardias.” – añadí. “Arthur. Tessia ha mostrado más expresiones, más sonrisas y risas de lo que lo ha hecho mientras crecía; a tu alrededor, finalmente parece más una niña. Por eso, te lo agradezco.” – dijo mientras me daba unas palmaditas en el hombro. Era la primera vez que el Abuelo Virion tenía contacto físico conmigo aparte de cuando me estaba probando, lo que me tomó por sorpresa. El carruaje se detuvo suavemente antes de que el conductor abriera la puerta del carruaje para informarnos que habíamos llegado a nuestro destino. “Oye Tess, hemos llegado.” – le susurré, empujándola gentilmente. “Mmm…” Finalmente se despertó y salimos del carruaje, llegando a lo que solo podría ser considerada una elegante cabaña. “¡Oye, vieja bruja! ¡Sal!” – gritó de repente el Abuelo Virion mientras golpeaba la puerta. De pronto, la puerta se abrió y reveló a una anciana encorvada con el cabello gris que parecía haber sido golpeada por un rayo, con unos ojos arrugados que tenían una extraña mezcla de múltiples colores. Llevaba una túnica simple de color marrón, y se quedó mirándome mientras me estudiaba. “¡Te ha llevado mucho tiempo llegar hasta aquí!” – dijo mientras fruncía el ceño. “¡Ja, ja, ja! ¡Arthur! Déjame presentarte a Rinia Darcassan. Ella es una anormal muy especial entre nosotros los elfos.” – proclamó el Abuelo Virion. “Es bueno volver a verte, Virion. Encantadora como siempre, pequeña Tessia.” – dijo sonriendo mientras le daba palmaditas a la cabeza de Tess. Mirándome, me tendió su mano. – “Finalmente nos conocemos, joven Arthur. Soy Rinia. Una Adivina.”



miércoles, 20 de marzo de 2019

Retro Capitulo 17

Arco 1 Capítulo 17
La Batalla de Promoción de un Retornado III
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars

“Aunque podemos manipularlo de varias maneras, no podemos cambiar las propiedades fundamentales de un Mundo de las Sombras, tales como sus eventos históricos o el objetivo a completar. Así que tenemos que estudiar historia.” – continuó Desir. Esa era una de las razones por las que el estudio de la historia en este mundo estaba tan anormalmente avanzado, hasta el punto en que había equipos especializados o historiadores dedicados solo al estudio de los Mundos de las Sombras. “Así que lo que estás diciendo es…” – dijo Romántica. – “¿Que estos libros son referencias para el Mundo de las Sombras que se va a usar en la batalla de promoción? “Exactamente.” – contestó Desir. Romántica miró con despreció la asquerosamente enorme pila de libros que tenía ante ella. No sabía si es que sería capaz de superar esto, incluso si pasaba tres noches seguidas en vela. “¿Estás seguro que esto es relevante para nuestra batalla de promoción?” – preguntó Romántica yendo directa al grano. “No.” – Desir respondió con calma. “Así que…” “No más objeciones, Romántica.” – dijo Desir con firmeza. “Ugh.” – Romántica alzó sus manos al aire en protesta, pero no había forma de que Desir cambiara de opinión. “Estos son los acontecimientos históricos que creo que son los más probables que aparezcan en el examen. Si no estás de acuerdo con mis métodos, puedes intentar leer todos los libros de historia de esta biblioteca.” Era una broma, pero para Romántica no era diferente de una amenaza. Desir vio con simpatía cómo Romántica se encogía y se estremecía. ‘No quería ser tan duro, pero…’ – suspiró Desir. No tenía otra opción. Después de todo, no podía decirles precisamente que venía del futuro y sabía exactamente qué Mundo de las Sombras aparecería. Así que solo podía ordenarles que comenzaran a leer. “Leed todos los libros de historia que he elegido y escribid un ensayo resumiendo sus eventos.” “¡Aaaaargh!” – Romántica se cayó de su asiento, incapaz de evitar que un grito de agonía se le escapara de los labios. Romántica cerró sus ojos y lloriqueó. Luego se concentró, reuniendo todos los recuerdos desagradables y soltándolos con un suspiro. Desir era realmente excepcional para atormentar a la gente. Esto no era diferente de la tortura. “Este tipo definitivamente es un sádico.” – murmuró. Pram dio vuelta una página. Levantó la vista de su libro, que ya lo llevaba a mitad de camino. “Está haciendo esto para ayudarnos.” “Bueno, sí…” – respondió Romántica. Era el hecho que Desir hiciera esto por ellos lo que la molestaba. Hacía que no quisiera desafiarlo. Cuando estaba con él, Romántica olvidaba que era una noble, aunque esa era la razón por la que había decidido quedarse en este equipo originalmente. Romántica hojeó un libro, pero no pudo procesar nada de lo que leía. Era imposible para ella estudiar en esta situación. Cerró el libro y miró a su alrededor. Desir se centraba intensamente en su libro. “Pram.” – susurró Romántica suavemente inclinándose para que Desir no pudiera oírla. “¿Sí?” – respondió susurrándole. “No puedo evitar notar que últimamente has estado un poco más apegado a Desir.” – su voz sonaba un poco acusadora. “¿Eh? ¿De qué estás hablando?” – dijo Pram mirándola con curiosidad. “Es raro, eso es todo. Vosotros dos os veis tan amigos ahora. ¿Fuisteis a pasar el rato sin mí?” – dijo Romántica entrecerrando sus ojos. “Ah, ¿quién sabe? Realmente no estaba pasando el rato…” – dijo intentando evitar el tema. “¿A dónde fuiste sin mí? Espera, ¿llevas ropa diferente? ¿Fuisteis a una cita o algo así?” – bromeó Romántica. “Hmm, así que esto pasó en 1417. Debería recordar esto.” – Pram se estremeció y se giró para concentrarse en su libro. “Oye, no me ignores. Te estoy vigilando.” – el tono de Romántica era ligero mientras se acercaba juguetonamente a hacerle cosquillas a Pram. Pram desesperadamente trató de no hacer ruido, cubriéndose la boca con la mano mientras intentaba escabullirse. Mientras jugaban, el codo de Pram golpeó accidentalmente el escritorio y un libro mal colocado cayó al suelo ruidosamente. “Dejad de jugar y empezad a estudiar.” – dio Desir severamente a sus compañeros de equipo. “Lo siento, Señor Desir.” “Lo siento…” Romántica se inclinó para recoger el libro, pero una elegante mano lo tomó antes. Cuando miraba hacia arriba, localizó al dueño de la mano. Una vez que vio quien era, se quedó boquiabierta. Ante ella había una diosa de la belleza con ojos lo suficientemente fríos como para romper en pedazos el hielo. Su cabello rubio platino se balanceaba con gracia por su cintura. “Ajest… Kingscrown.” – los ojos de Romántica inmediatamente se posaron en la cresta de la luna azul en el pecho de Ajest. El grupo de la Luna Azul. Sus enemigos. Ajest no reaccionó en absoluto a ella. Como si dijera ‘No me interesas’ y pasó bruscamente por Romántica y se sentó en la mesa frente a Desir, como si el único que le interesara fuera Desir Arman.
“Ha pasado un tiempo.” – dijo sin emoción, como siempre. “Así es.” – Desir le respondió con su habitual tono indiferente. Esto era cierto, ya que los dos no se habían vuelto a ver desde el examen de ingreso, este había sido su primer encuentro hacía ya dos meses. Dos meses. Para algunos, era mucho tiempo, mientras que para otros era poco. En cualquier caso, fue lo suficientemente largo para decidir la afiliación de cada uno. “El grupo de la Luna Azul. Has elegido bien. Es muy apropiado para ti.” – dijo Desir felicitándola. “¿En qué es apropiado?” – respondió Ajest dudosa. “Que tú y el grupo estáis en la cima.” – Desir no tenía nada más que elogios para Ajest. “Desafortunadamente, ya no.” – Ajest se detuvo antes de profundizar. – “Después de todo, tú estás aquí, Desir Arman.” – Desir bajó su libro y apoyó la barbilla en su mano. La implicación de Ajest era clara: tú me derrotaste. “He oído que has pasado al torneo.” – su voz contenía un toque de emoción, algo inusual en Ajest. “Lo hicimos. Tuvimos suerte.” – dijo Desir. Pero Ajest no estaba satisfecha con su respuesta. “Difícilmente puedes decir que tuviste suerte si tu especialidad es el análisis. Bueno, no importa.” Al pasar al torneo, el grupo de Desir había podido colocarse entre los 30 mejores de la Academia Hebrion, lo que significaba que se habían ganado el derecho a participar en la batalla de promoción. “Así que la próxima vez que nos encontremos…” – la pregunta de Desir fue abruptamente cortada por Ajest. – “Será en el campo de batalla. En el Mundo de las Sombras.” Desir siguió el hilo de pensamiento de Ajest. Estaba seguro de lo que vendría después. Solo había una razón para que Ajest los visitara. “¿Has venido a declarar la guerra?” Ajest se quedó en silencio, como si le faltaran palabras después de que leyeran claramente sus intenciones. “Esa es tu personalidad, ¿cierto? ¿Respetar a tus oponentes y declarar la guerra antes de ir a la batalla?” Ajest se encontró con los ojos de Desir. Los dos se miraron intensamente, intentando comprender los pensamientos del otro. “Me has reconocido como tu rival.” – dijo Desir. Estaba seguro de que ese era el caso. Desir la comprendió, pero Ajest no podía leer nada en sus ojos. Había sido así desde el principio. Su cara sonriente era extrañamente serena, sin una pizca de incertidumbre. Leer sus pensamientos era imposible, era la expresión de un político experimentado. “Me conoces demasiado bien, Desir Arman.” – dijo Ajest rindiéndose. – “Es como tú dices. Pienso en ti como mi rival.” “Es un honor.” “Ignorarte antes fue un error mío. Un error de juicio. Me disculpo por ello.” – dijo Ajest inclinando su cabeza, con una voz firme y determinada. Cuando volvió a mirar atrás, su brillante cabello rubio platino se balanceó. Era lo suficientemente hermosa como para dejar a uno sin habla. Su elegante y delicada apariencia era más la de una encantadora princesa que la de un caballero de batalla. Pero en realidad ella era un caballero, y uno muy infalible. Desde su actitud y lenguaje perpetuamente restringido hasta su anormalmente increíble talento. “Aun así, no tengo intención de perder contra ti. Usaré todas mis fuerzas para derrotarte. Eso es todo.” – Un ligero temblor en su voz traicionó su espíritu competitivo. El deseo de ganar contra otros, para alzarse mientras destrozaba a sus enemigos. Era el impulso tras su crecimiento, su fuerza. Reconociendo sus sentimientos, Desir se sintió feliz en secreto. ‘Las cosas van de acuerdo al plan’. Lo había estado planeando desde el principio. En el examen de ingreso había revelado más fuerza de la necesaria. Había derrotado a Ajest Kingscrown, la clara favorita, de una forma abrumadora. Podía decir que lo había hecho en un intento para entrar a la clase Alfa, pero Desir ya sabía que, como plebeyo, sería asignado a la clase Beta. No, la razón principal era Ajest Kingscrown. Al derrotarla, su plan había sido convertirse en su objetivo. La poderosa espadachina mágica, la mujer que estaba en la cima en el Laberinto de las Sombras. Desir con gusto se convertiría en su rival si eso significaba que ella se volvería más fuerte. No, tenía que hacerlo. ‘Porque tú eres la clave para limpiar el Laberinto de las Sombras.’ Los ojos de Desir miraban hacia el futuro, como siempre. Mirando el panorama general. Esta mujer era el rayo de esperanza para los planes de Desir. “Espero un duelo honorable, Ajest Kingscrown.”
* * *
Las ovaciones fueron tan fuertes que podrían haber hecho estallar el edificio principal de la Academia Hebrion. Había un marco de metal mágico reforzado que soportaba un panel gigante cubriendo el techo. El panel iluminó el edificio principal a los más de 10.000 espectadores, unos 200 profesores y supervisores, y a los 30 participantes de la batalla de promoción. Los asientos de los espectadores rodeaban la Puerta de las Sombras como un coliseo. El interior del edificio no era diferente a una arena. Esto era intencional, y el interior había sido recientemente remodelado para que se asemejara a una arena para este día tan especial. Muchos tipos de personas se reunían entre el público. Aparte de los estudiantes y profesores que era de esperar que asistieran, había muchos visitantes de todo el mundo. Los precios de las entradas eran caras, pero solo el nombre de Batalla de promoción de la Academia Hebrion era suficiente para que se vendieran todos los asientos. Era un espectáculo muy entretenido después de todo. Con los sistemas de seguridad que modificaban el Mundo de las Sombras, los chicos y chicas matarían y serían asesinados para poder subir en sus rangos. Además, estos eran los mejores estudiantes de la Academia Hebrion. Seguramente mostrarían habilidades dignas de la mejor escuela del mundo. Los espectadores esperaban con interés una batalla de alto nivel ya que la batalla de promoción era una de las mayores competiciones de la Academia Hebrion. “Repasemos nuestros roles.” – Desir se dirigió a Romántica primero. – “Romántica, tú eres nuestra francotiradora. Usa magia de detección de largo alcance y elimina a los enemigos uno por uno.” “No estoy segura de que atacar de lejos sirva contra los estudiantes de la clase Alfa.” – respondió nerviosa. “No te preocupes. Para eso hemos practicado…” – Desir le dio claras instrucciones y la ayudó a calmarse. – “Tómate todo el tiempo que necesites cuando uses magia de detección, pero tan pronto encuentres un enemigo, inmediatamente lanza tu magia de francotirador. Aunque sean de la clase Alfa, perderán si no reaccionan lo suficientemente rápido.” “Vale, pero todavía tengo un problema.” – dijo Romántica. – “Esta es la primera vez que uso magia de largo alcance. No sé cuánto poder debo usar.” “¿Recuerdas la pelota con la que practicaste? Era tan dura como la cabeza de una persona.” – Desir sonrió, ya había esperado que se echará para atrás. “Ah, así que por eso…” – los ojos de Romántica se abrieron de par en par. Había pasado incontables horas acostumbrándose al nivel de poder que requería destruir esas bolas con sus ataques a distancia. Desir ya tenía eso en mente. Había decidido su rol desde el principio.



Retro Capitulo 16

Arco 1 Capítulo 16
La Batalla de Promoción de un Retornado II
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars

En el pasado hubo un grupo que se rebeló contra el Reino, bajo el nombre de ‘República’. Habían conseguido apoyo a través de una ideología en común: ‘El Reino es un castillo de arena desmoronándose y los nobles son sus habitantes’. “Así que crearán otra República. ¿Eso es lo que intentas decirme?” – Doneta cerró sus ojos por un momento, y luego los abrió lentamente. “Si quisiera perder mi cabeza, tal vez lo intentaría.” – dijo Romántica encogiéndose de hombros. – “Solo hablaba del por qué vosotros despreciáis a los plebeyos. Los nobles aún les temen, incluso después de más de diez años desde la destrucción de la República.” “No finjas que realmente lo entiendes. Si supieras lo que pasó en ese entonces, ese día, nunca hablarías sobre eso.” – Doneta miró a Romántica. No, él miraba a través de ella, como si fuera una ventana al pasado. – “Hace doce años, un estudiante plebeyo de la Academia Hebrion encendió el fuego de la revolución entre los plebeyos y levantó un ejército de rebeldes para destruir el Reino. Se llamaban a sí mismos la República.” En efecto, el líder rebelde se había graduado en la mejor academia del continente, Hebrion. La República creció rápidamente, y su avance fue despiadado; devastaban cada lugar por donde pasaban. “Mientras la República y el Reino luchaban, el país se dividió, y un sinnúmero de personas fueron llevadas a la ruina.” – mientras seguía hablando, el tono de Doneta se fue agravando. – “Ni siquiera los nobles fueron la excepción; muchas familias cayeron durante ese tiempo. Al final casi pudieron tomar la capital, donde estaba el gran palacio real. Pero fueron derrotados por las fuerzas del Rey, poniendo fin al levantamiento de los plebeyos.” Doneta cerró su puño, su voz ahora ardía con rabia. “La mayoría de la familia Hadun, incluidos mis padres, murieron ese día en que República atacó la capital. Fueron decapitados por la guillotina ante las ovaciones de miles. Todavía no puedo olvidar la forma en que me miraban, sus miradas permanecieron viéndome todo el tiempo, hasta que les cortaron la cabeza.” “No soy solo yo, ya sabes.” – la voz de Doneta se calmó y miró a Romántica a los ojos. – “Hay tantos nobles que nunca lo olvidarán. Hasta el día de hoy, las escorias de República siguen en pie, lo que significa que no podemos confiar en los plebeyos.” “No puedes juzgar todo por las acciones de unos pocos. Eso es irracional.” – Romántica puso una mueca de dolor cuando se dio cuenta de cuán profundo era el odio de Doneta. “Por supuesto que no todos los plebeyos fueron parte del ejército revolucionario. Pero el ejército revolucionario estaba compuesto únicamente por plebeyos.” – Doneta entrecerró sus ojos ante las palabras de Romántica. Romántica suspiró, se dio cuenta que ya no tenía sentido hablar. Ahora eran enemigos, y nada de lo que dijera podría cambiar eso. “Bueno, hay muchas razones para que seamos enemigos. Los nobles odian a los plebeyos, y los plebeyos no quieren ser discriminados, eso es todo. Estamos tratando de entrar a la clase Alfa, y vosotros intentaréis detenernos.” La clase Alfa; ningún plebeyo se había unido a sus filas en los últimos doce años. Se había convertido en un símbolo de nobleza. “Esperaré hasta el día en que nos encontremos en el Mundo de las Sombras.” – dijo Romántica levantándose de su asiento. “No lo lograrás.” – los ojos de Doneta brillaban amenazadoramente. – “¿Crees que será posible que unos plebeyos como vosotros sobrevivan en el torneo? Ninguno lo hará.” “¿En serio? Me pregunto si eso va a pasar.” – respondió Romántica sonriendo.
* * *
Fragmentos de vidrios explotaron por toda la habitación. Ajest miró con indiferencia cómo la tinta negra se extendía lentamente por el suelo. El profesor Nifleka no se molestó en ocultar su ira. Arrugó el periódico que tenía en sus manos y se lo tiró a los alumnos con rabia; Ajest lo cogió, ya que era la más cercana.

Por primera vez en diecisiete años, ¡unos estudiantes de la clase Beta están entre los 30 mejores! El 1 de mayo, estos estudiantes entrarán a un Mundo de las Sombras de clase 5, para decidir quién de ellos es el más fuerte.
Mientras que los críticos cuestionan los estándares de división de las clases Alfa y Beta, la junta directiva rechaza…
La opinión pública del Reino se inclinaba hacia los ideales de República de que la monarquía era algo del pasado. El comité de ingreso a la academia a cargo de la 46ª clase dice que los juicios apresurados no deben…
“¡Esas basuras de la clase Beta se atreven a…!” – la atmósfera era pesada en el grupo de la Luna Azul. Los estudiantes que estaban frente al Profesor Nifleka se quedaron congelados. El sacarlo de quicio tendría nefastas consecuencias para su futuro en la academia. Su enojo hacia los estudiantes de la clase Beta les daba razones suficientes para ser cuidadosos. Había nueve estudiantes en total en la oficina, con Ajest al frente. Doce estudiantes deberían haber estado presentes, ya que se habían unido exactamente doce estudiantes de primer año al grupo de la Luna Azul. Si no fuera por el grupo sin nombre de la clase Beta, todos habrían sobrevivido al torneo. “¡Se atreven a burlarse de la sagrada clase Alfa!” – la ira del Profesor Nifleka no disminuía. Nifleka golpeó su puño con todas sus fuerzas, y su escritorio tembló como si estuviera a punto de romperse. Pugman Nifleka era el director del grupo de la Luna Azul, el mejor y más famoso equipo de la Academia Hebrion. De sus miembros no se esperaba otra cosa que la perfección, y este inesperado fracaso había concentrado toda su ira en una sola persona: el estudiante que les había robado a un posible miembro del grupo de la Luna Azul; el mismo estudiante de la clase Beta, que apuntaba a la clase Alfa; el estudiante que destacó en el examen de ingreso. “¡Desir Arman!” – El Profesor Nifleka dijo su nombre, con una voz rebosante de sed de sangre. El nombre de Desir resonó por toda la habitación. Pugman estaba furioso, con sus ojos inyectados en sangre, y sus venas latiendo en su cuello. “Y pensar que tenemos que aceptar esta humillación por la culpa de esa perra.” Solo había una persona en toda la Academia Hebrion que Pugman llamaría ‘perra’. La Profesora Brigitte Redwen, el objetivo de odio de toda su vida. “…” – Ajest miró al Profesor Nifleka con indiferencia. Ni siquiera la rabia del director le preocupaba. De hecho, esta situación era beneficiosa para ella. “Desir Arman...” – Ajest se concentró en solo una cosa que Nifleka dijo. Se lo susurró a sí misma después de desentenderse del furioso profesor. Una ola de calor recorrió su cuerpo. Su corazón comenzó a latir con fuerza, como si estuviera tratando de salir de su pecho. Ajest contuvo con fuerza sus manos temblorosas. No lo había olvidado ni una sola vez. ¿Cómo podría hacerlo? Todavía no quería olvidar el sabor amargo de su primera derrota. Desir Arman había ganado contra ella, y ese hecho quedó grabado en su mente. El recuerdo de su pérdida se había transformado en un ardiente deseo de ganar. Pero Desir había sido asignado a la clase Beta, y sus esperanzas de revancha solo crecieron aún más. Empezó a pensar que no lo volvería a ver nunca más. ‘Desir ya viene.’ – una luz apareció en sus ojos, que antes estaban fríos como el hielo. Estaba de regreso. Había superado todas las dificultades y volvería a luchar con ella otra vez más. – ‘Finalmente puedo volver a luchar contra él.’ “Todavía está bien. Todo lo que nos queda hacer es evitar que esos insectos se conviertan en ‘Rango Único’. Nuestro grupo de la Luna Azul utilizará cualquier método posible para eliminar al grupo de Desir Arman. Los rangos finales no importan, siempre y cuando ellos fallen.” – Nifleka continuó, mientras Ajest se perdía en sus pensamientos. Pero Nifleka no se detendría con meras amenazas. “Así que, ahora que hemos aclarado eso, vamos a continuar. Ahora que lo pienso, aún no hemos elegido un líder.” – Nifleka miró al grupo por un momento. Sus ojos se detuvieron en Ajest. – “Has luchado antes con Desir, ¿no?” “Sí.” – finalmente Ajest habló. La pregunta del profesor la llevó de vuelta a la realidad. “Entonces debes saber más o menos cómo tratar con él.” – dijo Nifleka agudizando su mirada. “He pensado en algunos métodos.” – dijo Ajest asintiendo con su cabeza. Ajest era alguien que sobresalía en todos los campos. Cuando alguien tan hábil como ella dijo que tenía un método para tratar con Desir Arman, los ojos de Nifleka brillaron de alegría. “Bien, eso es más que suficiente. Ajest Kingscrown, te nombro líder del equipo de primer año del grupo de la Luna Azul.” El elegir tan rápido al líder de grupo fue chocante para los estudiantes presentes, pero ninguno de ellos se opuso. Ajest Kingscrown: una espadachina mágica, caballero de rango Peón, y una maga del tercer círculo. Inigualable en política, historia y en todos los demás campos; era el objeto de admiración y respeto. Era natural que nadie tuviera dudas de sus habilidades. “Haz todo lo posible para eliminar al grupo de Desir Arman.” – dijo el profesor Nifleka mirando a Ajest con una sonrisa. Sus palabras claramente tenían un trasfondo más insidioso, pero Ajest Kingscrown estaba feliz. Esta vez le ganaría a Desir. La situación era similar a cuando estaba en Elheim, pero ahora la mentalidad de Ajest Kingscrown era completamente diferente. Ella ya no pensaba que Desir era un debilucho; en vez de eso, se había convertido en alguien que tenía que derrotar sin lugar a dudas. Se había convertido en su rival.
***
“Primero, quiero felicitar a ambos por el buen trabajo que han hecho. A este ritmo, pasaremos a la etapa final del torneo con facilidad.” – dijo Desir sonriendo de oreja a oreja. Aún sonriendo, Desir dejó caer una pequeña pila de libros sobre la mesa, haciendo que el polvo se levantara por todas partes. Había tres libros. Una cronología de incidentes, la estructura de la Torre del Reloj Privius y, por último, un análisis de la creación de República en 1218. Cada libro era grande y tenía muchas páginas. “¿Qué es todo esto?” – preguntó Romántica. Aunque era un salón, aún era irrespetuoso hacer ruidos tan fuertes en una biblioteca. Pram se acercó un dedo a sus labios para hacerla callar. Romántica se estremeció, pero su terquedad natural no le permitió admitir que estaba equivocada, así que resopló en respuesta. “A partir de hoy ya no entrenaremos más.” – dijo Desir con su habitual sonrisa enigmática. Romántica y Pram se quedaron boquiabiertos ante las palabras de Desir. Esta era la primera vez que se saltaban un entrenamiento desde la formación de su grupo. Pero, por supuesto, Desir no tenía la intención de dejarlos descansar. “Hoy estudiaremos historia.” “¿Huuh? ¿Historia?” – dijo Romántica frunciendo el ceño. No estaba contenta. No estaba para nada contenta. ¿De pronto estudiar historia? ‘¿Qué clase de estúpida idea es esta?’ – se preguntó. “En realidad es muy importante. Necesitamos aprender la historia original del Mundo de las Sombras de clase 5 al que vamos a entrar.” Un Mundo de las Sombras de clase 5 siempre requería de una planificación adecuada. Los de clase 7 tenían objetivos simples, como viajar desde un punto A hasta un punto B o reunir objetos. A partir de la Clase 6 en adelante, los Mundos de las Sombras se diseñaban a partir de acontecimiento y escenarios históricos. Por ejemplo, viajar con un caballero, o custodiar una caravana en un periodo anterior a la invención de los vehículos modernos, cuando el comercio dependía de estos métodos arcaicos de transporte. El entender y prepararse para este periodo era uno de los elementos más cruciales para limpiar un Mundo de las Sombras. Los Mundos de las Sombras de Clase 5 eran todas copias de ciertos eventos históricos, la mayoría de ellos habían sido lo suficientemente importantes como para ser registrados en los libros de historia. “Al limpiar un Mundo de las Sombras podemos obtener cristales mágicos. Estos cristales mágicos contienen toda la información sobre el Mundo de las Sombras del que proviene. El Mundo de las Sombras que será usado para esta batalla de promoción será una reproducción de un Mundo de las Sombras que ya fue despejado.” – dijo Desir mientras pasaba su mano por encima de la portada del libro de historia. “Eso significa que las condiciones pueden ser controladas. Las medidas de seguridad son un ejemplo de esto.” – continuó Desir. “Estás hablando de Mundo de las Sombras por el que pasamos durante el examen de ingreso.” – dijo Pram asintiendo con su cabeza al comprender.



Retro Capitulo 15

Arco 1 Capítulo 15
La Batalla de Promoción de un Retornado I
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars

Pero no pasó nada. El bárbaro no sintió ninguna resistencia cuando su alabarda completó el movimiento en un arco descendente. Lo único que había golpeado era el aire. “¿Gruuh…?” – el bárbaro lo miró con curiosidad. No le había cortado ni un solo cabello. Un destello de plata provenía de la pared situada detrás de Pram. Era algo afilado, con la forma de una media luna. El bárbaro bajó su cuello hacia el arma que sostenía con sus manos, pero ya no era una alabarda. La hoja había desaparecido y solo le quedaba la asta de madera. “¿Lo hacemos de nuevo?” – dijo Pram levantando su estoque. El bárbaro tiró a un lado el mango de madera y se acercó para realizar un golpe con su puño. En un instante, sus nudillos estaban lo suficientemente cerca para tapar completamente la cabeza de Pram, pero este se movió hacia un lado, dejando que el golpe que avanzaba a toda velocidad pasara a su lado. Dando un salto mientras realizaba una voltereta, aterrizó tras el desconcertado gigante y lo golpeó con su estoque. El gigante se giró y levantó su brazo para bloquear el golpe con su guantelete, pero el estoque de Pram dibujó un arco perfecto alrededor de su guardia, y se clavó en la boca del estómago. El ahora desafortunado gigante intentó retirarse, pero Pram era más rápido. El estoque se volvió a clavar en su plexo solar. Por duro que fuera su cuerpo, era un golpe decisivo en un punto débil. El cuerpo del gigante temblaba, sus piernas se doblaron, y se derrumbó como una pila de escombros. “Parece que se acabó.” – dijo Desir asintiendo en silencio, como si confirmara algo que ya sabía. “Tonterías.” – gritó Ujukun. – “Esa puerta está hecha de acero Kichlean. Solo hay una persona que puede abrirla, y estoy seguro que no está en condiciones de hacerlo.” El acero Kichlean era famoso por poseer una inflexible resistencia a la perforación. También era pesada. Una puerta de este tamaño probablemente requeriría el esfuerzo de media docena de hombres para moverla. “Lo que significa que estáis atrapados hasta que lleguen mis guardias.” – dijo Ujukun riéndose. “Oh, no sabía sobre eso.” – el estoque de Blanchume recorrió el aire, eliminando las bisagras de la puerta. La puerta cayó con un estruendoso choque. Aparentemente, ni siquiera el acero Kichlean era rival para el Blanchume. Cuando ambos se fueron, Desir se volteó para mirar al aturdido Ujukun. “Parece que se acabó definitivamente, ¿no?”
* * *
Solo habían pasado unos pocos minutos, pero Desir ya estaba sin aliento. “Muy bien, creo que los hemos perdido. Realmente necesito hacer más ejercicio. No puedo creer que sea tan débil…” – murmuró Desir medio respirando forzosamente. Aunque su falta de aliento había apagado un poco su alegre voz. “Menos mal que recuperamos la espada, ¿verdad?” Mientras asentía con la cabeza, Pram movió su mano hacia el estoque en su cintura sin darse cuenta. El pálido estoque brillaba como la luz de las estrellas, o incluso como la luz de la luna. Sacó su espada y no pudo evitar darse cuenta de que no podía sentir el más mínimo peso. Era una sensación realmente increíble. “¿Así que has decidido usar el estoque?” – dijo Desir recordando cómo Pram había luchado con el estoque hacía unos minutos antes. Había utilizado el arma y sometido al gigante bárbaro con sus habilidades abrumadoras. El hecho de que Pram hubiera vuelto a tomar su estoque era especialmente significativo para Desir. “La situación era demasiado urgente, así que no tuve opción, pero…” – Pram aún seguía dudando. Eventualmente, suspiró. – “¿Por qué mi padre escondería algo así en este viejo y oxidado Kemubin?” Esa era la causa de todo este ridículo incidente. Si hubiera hecho obvio desde el principio que era un Kemubin, Pram nunca habría tenido ninguna razón para tener resentimientos por su padre. “Tu padre tomó una sabia elección, Pram.” Pram levantó su cabeza ante las palabras de Desir. “Una espada Blanchume es algo increíble. Imagina si se corriera la voz de que eres su dueño. Cientos de personas como Ujukun habrían venido para acosarte.” – explicó Desir. “Pero todavía había una posibilidad de que nunca me hubiera dado cuenta.” – dijo Pram. “La dejó porque pensó que llegado el día te darías cuenta.” – dijo Desir con seguridad. El padre de Pram siempre creyó que se daría cuenta, siempre y cuando continuara llevando su estoque. “¿Cómo puedes estar tan seguro?” – preguntó Pram. Desir tomó el estoque, y apuntó a la empuñadura. Pram lo miró. En el Kemubin, que tenía la forma de una vieja y oxidada espada, estaban escritas unas palabras ilegibles. La razón por la que eran ilegibles era porque estaban incompletas. Cuando el Blanchume fue revelado y el estoque mostró su verdadera forma, las palabras de la empuñadura tomaron forma. Parecía que había un mecanismo oculto tanto en la empuñadura como en la hoja. Pram leyó lentamente las palabras.

No pierdas el camino, mi pequeño pajarito.
* * *
El restaurante privado de la clase Alfa estaba en un piso alto, con vistas a la Academia Hebrion. Una fría brisa entraba por la ventana abierta. Una vista nocturna incolora yacía en el exterior. Las estrellas brillaban solemnemente en la profunda oscuridad. Romántica se estremeció por el frío. “Aquí está su pedido, señorita.” – dijo un camarero. Las luces brillaban de un color amarillo y los camareros se movían como pájaros entre las mesas saliendo y entrando de su nido. El menú estaba compuesto por productos del mar, un pescado a la brasa con sal y un cangrejo gratinado, platos que fueron dejados frente a Romántica; ella le dio las gracias al camarero con una sonrisa. “Las comidas de la clase Alfa son mucho mejores, ¿verdad?” – dijo Doneta Hadun, sentado frente a ella. Ella no había notado que él había llegado. Supuso que había llegado mientras miraba por la ventana. No había nada extraño de que él estuviera allí. De hecho, lo que era extraño era que ella estuviera ahí. Sin el hombre que estaba sentado frente a ella, nunca habría podido poner un pie en este lugar. “Por fin. He querido verte todo este tiempo.” – dijo Doneta afectuosamente. “Ya veo.” – respondió Romántica secamente. Romántica esperó hasta que trajeran la comida de Doneta. Un momento después, la comida de Doneta fue colocada frente a él, y ambos levantaron sus tenedores. El pescado a la brasa tenía buen sabor, y el gratinado era ligeramente grasiento, pero su sabor era exquisito. Ambos se quedaron callados, saboreando la comida. “¿De qué querías hablar?” – preguntó Doneta. No había razón para dudar. Romántica colocó la daga de madera sobre la mesa. Estaba decorada con todo tipo de adornos. “Vine a devolverte esto.” – explicó Romántica. Doneta levantó sus lentes y miró el Kemubin como si fuera la primera vez que lo veía. Romántica empujó el Kemubin hacia él. Doneta no reaccionó en ningún momento. Sin rabia, sin molestia. Simplemente recobró el aliento y se preguntó por qué había sido rechazado. Solo un noble de tercera mostraría sus emociones en la cara. “Pensaba que no habría ninguna razón para que te negaras…” “Pensaste.” – Romántica miró a Doneta con sus ojos verdes tocados por el viento. “Si te sientes incómoda por salir conmigo, no tienes que preocuparte por eso.” – el corazón de Doneta se aceleró al sentir su mirada. “Dudé al principio por esa razón. Pero no es por eso.” – dijo Romántica. “¿Quieres decir que hay otra razón?” – preguntó Doneta. “Me uní a un grupo sin nombre de la clase Beta.” – dijo asintiendo Romántica. “Clase Beta…” – Doneta la miro incrédulo. Murmuró para sí mismo, como si no pudiera entender lo que acababa de escuchar. – “Has dicho clase Beta…” “Sí. Un grupo de plebeyos. Los que la gente como tú considera basura.” – dijo Romántica. Doneta golpeó su tenedor contra la mesa. Todo se había enfriado. El aire que entraba por la ventana, la sopa en la mesa, la atmósfera entre ellos. “No lo entiendo. ¿Te chantajearon?” “Tal vez…” – dijo Romántica agitando su cabeza. – “No, esta es mi decisión.” “Entonces no estás pensando racionalmente.” – dijo Doneta. Abrió el Kemubin. Un collar de oro se deslizó por la palma de Doneta como una serpiente. “No me arrepiento de nada.” – dijo Romántica mirando a Doneta con un vigor renovado. “No te precipites. Todavía tienes tiempo.” – dijo sonriendo Doneta. “No voy a retractarme de mi decisión.” – dijo Romántica antes de respirar hondo. Los labios de Doneta estaban ligeramente levantados, pero no sonreía. Romántica hizo lo mismo. – “Honestamente creo que tomé la decisión correcta. Al principio no quería unirme a ese grupo, pero cambie de opinión con el paso del tiempo. Este grupo es divertido. El líder nos entrena diligentemente. Mis habilidades están mejorando rápidamente gracias a él.” – con cada palabra, Romántica estaba más segura de que había tomado la decisión correcta. “Si es sobre mejorar tus habilidades, en nuestro grupo también puedes hacerlo.” – refutó Doneta. “Por supuesto, esa es solo una de las razones. Doneta, ¿recuerdas lo que me dijiste de que los de la clase Beta eran todos plebeyos sin valor, y nada más que basura?” – preguntó Romántica. “No veo por qué sacas eso a colación.” – la interrumpió Doneta. “La razón…” – explicó Romántica. Respiró profundamente llenando sus pulmones. Mirándolo fijamente con sus brillantes ojos rojos de serpiente. Exhalando, dijo las palabras que sellaron su destino. – “Es que soy una plebeya.” Doneta estrelló su tenedor contra la mesa. Un fuerte estruendo golpeó los tímpanos de Doneta. Toda la preocupación y el afecto desaparecieron de su cara. Una leve mirada de desprecio se podía ver en su cara. Romántica no podía encontrar ni el más mínimo afecto en sus ojos. “Hm.” – soltó una ligera tos. En una fracción de segundo recuperó su cara de póker después de darse cuenta de su error, pero ya era demasiado tarde. Sus sentimientos hacia los plebeyos estaban cerca de la repulsión física, y no pudo contenerlos inmediatamente. Así como alguien que no necesitaba una razón para odiar a las cucarachas, él tampoco necesitaba una razón para odiar a los plebeyos. Una expresión de pánico apareció en su rostro, parecía desesperado. “Eso es mentira.” “¿Cuál es tu razón para pensar eso?” – preguntó Romántica. “Si fueras una plebeya de verdad, habrías mantenido la boca cerrada y te habrías unido a mi grupo. Esa sería la única forma en que un plebeyo como tú habría podido entrar a la clase Alfa.” – explicó Doneta. “Así es…” – admitió Romántica. – “Pero cuando descubrieron que era una plebeya, al menos no me miraron como tú.” Doneta tenía razón. Si ella se hubiera unido al grupo de la Luna Azul, le habría sido fácil entrar a la clase Alfa. En contraste, Desir la invitó a su grupo, aunque sabía que era una plebeya. No hubo discriminación. No tenía que mentir, ni temer que la descubrieran por ser una plebeya. “Ya veo.” – dijo Doneta abriendo su boca. – “Por supuesto. Todos son la misma basura, después de todo.” – su tono amargo reflejaba su comportamiento. “Basura… Tienes razón en eso.” – dijo Romántica. Su voz tenía la misma amargura que la voz de Doneta mientras ella le respondía, su voz se llenó de remordimientos. – “Los nobles siempre odiarán a los plebeyos. Los odian y desprecian como si fueran sus enemigos biológicos. Sé muy bien por qué los nobles no soportan a los plebeyos.” “Es la misma razón por la que la Academia Hebrion es una aristocracia en lugar de una meritocracia, la misma razón por la que las clases Alfa y Beta no están divididas por rango, sino por estatus. La razón es porque los nobles temen el nacimiento de una nueva República.” “Cuida tu boca…” – susurró Doneta inmediatamente. Sus ojos se movieron de lado a lado y miró a su alrededor para asegurarse de que nadie les prestara atención. Romántica lo ignoró y puso el último clavo en el ataúd. “Los tiempos han cambiado. El Mundo de las Sombras ha derribado el equilibrio. Cualquiera lo suficientemente fuerte puede adquirir cristales mágicos. Todos vosotros vivís en un castillo de arena que se está desmoronando.” – continuó. – “Vives en constante temor, sin saber que todo se derrumbará.” – terminó Romántica con su voz ahora revigorizada.



Retro Capitulo 14

Arco 1 Capítulo 14
Pequeño pajarito III
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars

“Es un poco estrecho...” – murmuró Desir. Tras pasar por la puerta de hierro, el pasillo se volvió extremadamente estrecho. Donde estaban parados apenas había espacio para que alguien pudiera pasar. Mejor dicho, la habitación en sí era espaciosa, pero tenían poco espacio disponible para ellos. Los estantes de exhibición alrededor de la habitación estaban bloqueados con mallas de alambre. ‘No se puede evitar, es para asegurarlos.’ – pensó Desir. Más allá del alambre de púas había un exhibidor de madera con un comerciante de mirada aguda, que se presentó como Ujukun. Sus ojos eran muy delgados y finos, y estaban acentuados por unas pocas hebras canosas. Su rostro estaba cubierto de arrugas, dándole la apariencia de un hombre viejo. Las manos del comerciante reposaban sobre el mostrador y sus dedos golpeaban con nerviosismo, anticipándose a la llegada de sus nuevos clientes. “A juzgar por la entrada, pareces muy preocupado por la seguridad.” – comentó Desir. “Nunca se es demasiado precavido.” – respondió Ujukun. – “Naturalmente, muchos ladrones pasan por aquí.” – continuó Ujukun mientras se levantaba sus gafas y dejaba de golpear el mostrador. El silencio llenó el aire mientras Ujukun observaba al joven sentado frente a él. ‘Va a ser uno complicado.’ – pensó el comerciante. Sus ojos se movieron perezosamente hacia el otro chico y rápidamente reconoció su rostro. – “¿No viniste aquí hace dos días? ¿Tienes algo más para venderme?” “Al contrario, él está aquí para ver lo que te vendió.” – explicó Desir. La expresión del comerciante se volvió agria, antes de que Desir agregara. – “Por supuesto, esto no es para un reembolso. Lo compraremos de nuevo.” Ante esas palabras, la cara de Ujukun se iluminó, listo para negocio. “Si ese es el caso, deberías habérmelo dicho antes.” – entró a un almacén ubicado a su espalda. Pareció tardar una eternidad hasta que regresó con la espada. La pintura plateada de la espada se había descascarado, revelando años de óxido. Ujukun puso el arma sobre el mostrador. “Es una inútil espada muy oxidada.” – explicó Ujukun. “¿El precio serán 90 piezas de bronce?” – preguntó Desir. “Si fuera una espada, estarías en lo cierto. Sin embargo, esta no es una espada; para un estoque, es un poco grande y ligera.” – dijo Ujukun con una sonrisa de alegría en su rostro. En ese momento, Desir recordó algo: el regalo que Romántica recibió de Doneta apareció en su mente. “¿Kemubin...?” – supuso Desir. “Así es. No es una espada, sino una especie de Komubin. En el espacio vacío dentro de esta espada, un espadachín de linaje guerrero colocaría dentro un regalo para su amante.” – explicó Ujukun con calma. Cuando Ujukun confirmó las suposiciones de Desir, Pram comenzó a temblar. No se había dado cuenta cuando vendió la espada. Empezó a sudar frío mientras Ujukun continuaba. “El precio serán 40 piezas de plata.” – dijo con confianza el comerciante. Este era el valor de vida durante un mes para un estudiante de la Academia Hebrion. “¡Nunca me dijiste nada de esto cuando te la vendí!” – gritó Pram incapaz de permanecer en silencio por más tiempo. Ujukun sonrió a los bulliciosos jóvenes antes de responder. “Nunca te mentí. Viniste a venderme una espada, así que valoré tu venta como una espada. Por supuesto, cuando miras esta chatarra oxidada de hierro, es completamente inútil como una espada.” Pram apretó los puños y los dientes. Estaba furioso, y empezó a insultar al viejo. “Basta.” – dijo Desir mientras agarraba a Pram por el hombro y lo interrumpía. “El precio ha subido bastante desde que fue vendida.” – dijo Desir. Ujukun frunció el ceño y respondió con su propia justificación. “40 de plata es barato. Si supiera cómo abrir este Kemubin, te cobraría 80 de plata.” Incluso un Kemubin de alto nivel raramente costaba más de 10 de plata, a menos que tuviera encajes de oro puro. No importaba cómo se viera, no había forma que este objeto costara 40 de plata. ‘Esta espada es definitivamente la razón por la que Pram portaba un estoque.’ – pensó Desir rápidamente tomando una decisión. Si Pram escogía una vez más usar el estoque, 40 de plata sería un precio que valía la pena pagar. – “Lo compraré.” “¡Señor Desir!” – Pram estaba reacio a que tuviera que pagar el costo de su error, pero Desir ignoró su grito y sacó su bolsa. Contó las piezas de plata y las empujó hacia Ujukun. “38,39,40. Están todas. Tómala.” – dijo el mercader mirando codiciosamente las monedas que tenía en frente. Simultáneamente, la puerta de acero se abrió y el Kemubin fue puesto en frente de los ojos de Desir. Levantó el Kemubin y lo giró ligeramente. ‘Como era de esperar, era mucho más ligero de lo que pensaba.’ Desir se detuvo, y se le ocurrió otra cosa. ‘¿Era posible que el Kemubin estuviera vacío? ¿Por qué el mango era de tan buena calidad, pero el resto de la espada era una espada inútil?’ El joven hombre no podía sacarse de la mente el Kemubin. ‘La espada que empuñaba el Pram del futuro tenía exactamente el mismo mango.’ La miró desde diferentes ángulos, sintió los contornos y la observó atentamente. La hoja de hierro oxidada no coincidía en absoluto con el intrincado mango. Mientras Desir bajaba sus manos por la filo de la espada, continuó buscando algún tipo de interruptor. Mientras sentía alrededor de los bordes del mango, una sonrisa apareció en su rostro. ‘Lo encontré.’ Había una pequeña hendidura en el mango de la espada; estaba cuidadosamente escondida por el diseño de la hoja. Mirándolo, parecía ser una simple línea negra mezclada con las vetas de la madera. Si no hubiera visto el Kemubin de Doneta, nunca habría podido encontrarlo. “Toma la espada, Pram.” – dijo Desir pasándole el Kemubin a su compañero. “Qué… Pero…” – Pram se quedó sin palabras. “¿Ves la hendidura en el mango? Inserta tu uña y bájala así.” – insistió Desir. “Señor Desir. No usaré esta espada.” – respondió Pram. Recuerdos de la traición surgieron desde el interior de Pram. No podía… No. No dejaría que el legado de su padre lo volviera a dañar. “Pram, esta no es la espada que conocías. Ese era un simple Kemubin.” – dijo Desir, animando a Pram a mirar más de cerca. “Aun así, es inútil. Es solo un Kemubin vacío.” – respondió Pram. Tomando el Kemubin de Desir, Pram levantó la espada. Había tenido esta espada durante años, y lo sabía. Era simplemente hierro y nada más. Pram miró a Desir disculpándose. – “Es desafortunado que haya gastado 40 de plata para nada, Señor Desir.” “Si ese Kemubin estuviera vacío, estarías en lo cierto. Sin embargo, la situación es un poco diferente.” – sonrió Desir. “Esta espada, Kemubin o no, no tiene nada más. Solo pesa la espada de hierro y el mango de madera.” – dijo Pram frunciendo el ceño. Lo que Desir quería no tenía sentido. “Es solo que no puedes sentirlo. El artículo que lleva dentro no tiene peso.” – explicó Desir. Pram miró a Desir con duda, como si se estuviera volviendo loco. Su expresión era seria, pero sus palabras parecían una broma. “No existe tal cosa.” – respondió Pram. No estaba seguro si estaba respondiendo a Desir o trataba de convencerse a sí mismo. “Si tienes dudas, ¿por qué no la abres por ti mismo?” – preguntó Desir Pram se mordió su labio. Una pausa incómoda llenó el aire. “Escúchame, Pram. Confía en mí.” – añadió Desir, haciendo todo lo posible para tranquilizarlo. Después de un momento de vacilación, Pram insertó su uña en la hendidura. El sonido de los elementos metálicos haciendo clic en su lugar resonó por la tienda. Al mismo tiempo, el mango se soltó de la hoja de hierro. Ahora, liberada de su prisión oxidada, la espada emergió del Kemubin, dando un resplandor luminoso. “Blanchume.” – murmuró Desir. “B… ¡¿Blanchume?! ¡Eso es imposible!” – exclamó Ujukun. El Blanchume era precioso y los espadachines de todo el mundo lo codiciaban tras escuchar la leyenda sobre sus propiedades. Las armas y armaduras forjadas con este metal eran irrompibles. Además, el Blanchume casi no tenía peso. Era por eso que Pram había pensado que el Kemubin estaba simplemente vacío. Pram no se atrevía a apartar sus ojos del resplandor luminoso del estoque. Nunca había pensado que la desgastada y oxidada espada se transformaría en una espada brillante que codiciarían veteranos con docenas de años. No se atrevía a decir una palabra ante el miedo de que todo fuera un sueño. ‘En el Laberinto de las Sombras, esta era la espada exacta que Pram usaba.’ Al mismo tiempo en que Desir estaba satisfecho con su decisión, dentro de la tienda se produjo un inquietante silencio. Se podría cortar la atmósfera con un cuchillo. “Abre la puerta, nos vamos.” – ordenó Desir. Sus negocios con Ujukun ya habían terminado. En ese momento, la espada del gigante se estrelló hacia la cabeza de Desir. El frío acero estuvo a unos centímetros de quitarle la vida. “Eso es sucio de tu parte.” – rio Desir. “Entrega esa espada.” – exigió Ujukun. Desir quería reírse de la avaricia del mercader. “No pongas excusas ahora que hemos terminado. Lo que vendiste era un Kemubin. Pagué el precio. Nuestra transacción ya ha terminado.” – dijo Desir de forma descortés. “Si hubiera sabido que era Blanchume, nunca lo habría vendido.” – explicó Ujukun. La cara de Ujukun puso una mueca de dolor ante la idea de perder un objeto tan valioso. “Si mi amigo hubiera sabido que era un Kemubin, tampoco lo habría vendido.” – respondió Desir. Basado en el tono de voz de Ujukun, el tiempo de las cortesías ya se había acabado. – “Es exactamente lo que tú hiciste.” – continuó Desir. Mirando fijamente al mercader, que no podía mirarlo a los ojos. Ujukun no podía responder a eso. Se estaba burlando de su propia lógica. Cuando Desir dio otro paso hacia la puerta, el gigante levantó su alabarda hacia el cuello de Desir. Por primera vez, el enorme tipo abrió la boca. “Dueño… Dijo… Detener. Detente.” “¿Realmente vas a llegar tan lejos…?” – preguntó Desir. “Deberías hacerlo mientras te lo pido amablemente.” – dijo Ujukun. Todo su carisma mercantil había desaparecido mientras desbloqueaba un conjunto de rejas de hierro justo detrás de él. Al mismo tiempo en que se movía detrás de las rejas que lo separaban de los jóvenes, fijó su mirada en el chico que le había vendido el Kemubin. Aunque era capaz de pensar racionalmente, Ujukun no hacía la vista gorda ante los acontecimientos que ocurrían en pos de su avaricia. Haría todo lo posible por un objeto hecho de Blanchume. ‘Bueno, revelé que estaba hecho de Blanchume en frente de él, pero no esperaba que pasara esto.’ – pensó Desir rascándose cabeza. Los ojos de Ujukun se volvieron fríos mientras hacía un movimiento de cortar sus gargantas con su mano. El leal bárbaro no dudó. Dio grandes pasos hacia Desir y no pasó mucho tiempo hasta que cubrió todo su campo de visión. Sin embargo, después de cinco pasos, el gigante se detuvo. Pram se interpuso estoicamente en su camino. “No quiero pelear, pero si te acercas más…” – dijo Pram levantando su estoque en perfecta forma, preparándose para dar una embestida en cualquier momento. Sus caderas estaban bajas, y cada músculo de su cuerpo estaba listo para responder. El pequeño cuerpo de Pram contrastaba con su aura explosiva. Sus labios estaban fruncidos, analizando los movimientos del gigante. – “Ni siquiera yo te perdonaré…”
Al oír la amenaza del niño, el gigante rugió de disgusto. Los músculos del bárbaro se tensaron mientras blandía su arma. La alabarda y el estoque chocaron. “¡Oraaaaa!” – gritó el gigante. Al fingir un golpe de espada, lanzó un puño a Pram desde el otro lado. Luchaba como un verdadero guerrero del Norte, mezclando las destrezas con la espada y un estilo de combate cuerpo a cuerpo. Pram se encontraba contra la pared. Sin dudarlo, rodó hacia un lado para evitar el ataque. La pared de madera se derrumbó bajo el peso del puño del gigante. El bárbaro escupió enfadado mientras se sacudía las astillas que se habían incrustado en su brazo izquierdo. Si Pram no se hubiera movido inmediatamente, su cabeza habría estallado como una sandía. El monstruo emitió un grito gutural, desatado por el frenesí de ataques de Pram. El estudiante, ahora equipado con su legendario estoque, estaba poniendo su peso sobre el pie trasero preparado para atacar de forma imprudente. Las espadas chocaban en la tienda, en un lado se peleaba con una furia desenfrenada y en el otro con vigor seguro. El gigante no mostraba signos de detener su ataque, y el estoque era incapaz de detenerlo, por lo que Pram solo podía esquivar la hoja por los pelos. Una fracción de segundo de retraso por alguna indecisión le bastaría para llevarlo a su fin. A medida que seguía la batalla, Pram comenzó a esquivar, parar y bloquear todos sus ataques. El gigante se tensó. Con el ritmo actual, sin duda perdería el duelo. Sus ataques se volvieron más agresivos y aterradores. Cuando Pram intentó dar un paso al costado para el siguiente ataque, el enemigo redujo la distancia con una sola zancada, la distancia era demasiado corta. La alabarda bajó como una guillotina. Un golpe vertical sin tener un lugar donde escapar. “¡Kuarrrgh!” – la gigantesca figura rugió triunfante. El feroz golpe había golpeado el cuerpo de Pram.



Retro Capitulo 13

Arco 1 Capítulo 13
Pequeño pajarito II
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars

“¿En serio? ¿Por qué?” – preguntó Pram. “Ya eres un espadachín hecho y derecho, conoces todo lo fundamental, tienes grandes sentidos, y tus movimientos no son malos.” – señaló Desir. – “Además, eres capaz de encontrar aberturas en las posturas de tu enemigo, y no tendrás ningún problema en la batalla de promoción. Ni siquiera dentro de la clase Alfa hay muchas personas que se ajusten a tus habilidades.” Desir recordó los movimientos de Pram que había dentro de sus recuerdos. Su figura galante cargando contra el corazón de los enemigos, sosteniendo únicamente su estoque de plata. El haz de una espada corriendo por el campo de batalla, golpeando a la velocidad del rayo. Un verdadero espadachín de rango Rey y una leyenda viviente entre los supervivientes. Pero eso era en el futuro. “Por supuesto, pero eso requeriría que renuncies a esa gran espada a cambio del estoque.” – remarcó Desir. Pram desvió su mirada para no encontrarse con los ojos de Desir mientras agarraba con fuerza la gran espada. Se quedó en silencio, con la mirada baja, como si hubiera descubierto algo muy interesante en las tablas del suelo. “Pram, ¿por qué no usas tu estoque?” – preguntó Desir notando su reticencia. “¿Debo responder?” – se quejó Pram. “Esto concierne a la fuerza general del equipo, así que sí.” – dijo Desir. Pram bajó su gran espada. Cuando sus ojos se encontraron, Desir vio un toque de vulnerabilidad en los ojos de Pram “Entonces… ¿Podrías venir conmigo?”
* * *
El cielo nublado daba indicios que se acercaba el anochecer y que seguro llovería en un par de horas, pero nada de eso se comparaba a la apariencia de Pram: su rostro se oscurecía con cada nueva palabra. “No conocí a mi padre.” “No es porque haya muerto cuando era joven. Él era un noble, y mi madre una plebeya. Soy un bastardo, es tan simple como eso. Aun así, solíamos ser muy ricos.” “Pensando en eso, creo que él nos proveyó. Mi madre no sabía ni siquiera coser.” – dijo Pram abriendo la puerta de su dormitorio para dejar que Desir entrara. “Todas las noches antes de dormir, ella siempre me contaba cuán maravilloso era. Que estaba orgullosa de él.” – explicó Pram. Con cada palabra, la soledad trepaba por su rostro. Pronto, no hubo ningún brillo en los ojos del chico que había estado junto a él hacía un par de horas. Desir esperó pacientemente en la sala de estar mientras Pram buscaba una vaina de cuero. Cuando Desir tomó la guarda, inspeccionó el arma; dentro había un estoque. La empuñadura era de roble de alta calidad. Había unos garabatos ininteligibles en el mango, pero lo más impresionante era su peso. Era increíblemente ligera para una espada, hasta el punto en que sería imposible usar el peso de la espada en los ataques. “Cuando tenía seis años, mi madre me dijo que mi padre nos dejó este estoque.” – dijo Pram. – “Por eso aprendí de la espada, para volverme lo suficientemente competente para que mi padre se sintiera orgulloso cuando finalmente nos conociéramos.” – continuó con los ojos brillantes. – “Pero mi madre siempre estaba preocupada por eso. Creo que en el fondo nunca quiso que conociera a mi padre.” “Mi madre nunca me dijo su nombre, ni siquiera una vez. En cambio, siempre me dijo que nunca debía buscar a mi padre. Lo entiendo, de verdad. No había forma de que una familia noble de alta alcurnia aceptara a un bastardo. Nunca me dijo su nombre, ni siquiera en su lecho de muerte.” – Pram puso una sonrisa agridulce a Desir a medida que iba recordando. Un bastardo era una vergüenza; y, en el caso de Pram, ni siquiera era hijo de una concubina. Si un plebeyo aparecía en la puerta de un noble y decía que era un bastardo, el resultado sería obvio. Ella guardó silencio para proteger a su hijo. A pesar de todo, Pram quería saber el nombre de su padre, aunque conocía las preocupaciones de su madre, siempre quiso conocerlo. “Llámalo curiosidad. ¿No es humano querer conocer a tu padre?” – preguntó Pram. – “Por eso vine aquí, donde hay tantos nobles reunidos; definitivamente seré capaz de encontrar alguna pista del paradero de mi padre.” Desir asintió de acuerdo. “Hice inspeccionar el estoque tan pronto llegué, mi única pista. Con armas de todo el mundo reunidas aquí, tenía que haber alguien que pudiera darme alguna pista basada en el estoque.” – dijo mientras sus ojos pasaban a tener una mirada mucho más seria. Desir inspeccionó la cuchilla. Aunque el mango era de una calidad extremadamente alta, la espada no tenía valor. La cobertura de plata había desaparecido y dejaba a la vista el hierro oxidado. Parecía mucho más un juguete que un arma. “El resultado está en tus manos. Está hecha de una placa barata de hierro que se puede encontrar en cualquier parte. Lo único que le dejó mi padre a mi madre era una espada de hierro sin valor.” – dijo Pram en voz baja. Aunque parecía estar a punto llorar, Desir podía ver que sus lágrimas no eran de angustia, sino de traición. “No puedo soportarlo. No puedo soportar que después de tantos años deseando conocer a mi padre, todo lo que nos dejara fuera esta cosa sin valor. Esa es la razón. Nunca más volveré a usar este estoque.” – graznó Pram. Pram recuperó el estoque de Desir y lo arrojó a un lado con frustración.
* * *
La gran espada cortaba el aire con un poderoso corte. Pram estaba practicando sus golpes. El movimiento más fundamental e importante para aprender a usar una espada, pero Desir lo observaba con aprensión. ‘No sería una exageración decir que Pram no tiene talento para una gran espada… Sería inútil hasta enseñarle.’ Una gran espada no estaba diseñada para ser precisa, sino para emplear su peso desmesurado. Utilizar la lenta y destructiva fuerza del arma requería de un entrenamiento especial para manejar ese gran peso, pero el físico de Pram no cumplía ninguna de las condiciones para el entrenamiento con un arma de ese tamaño. Era mucho más adecuado que empleara un estoque. Gran parte de esto se debía a sus hábitos. Por lo que sabía de la historia de Pram, había entrenado con el estoque durante al menos diez años. Aunque había cambiado de arma tras su evaluación a una gran espada, solo llevaba usándola menos de dos semanas, por lo que iba a necesitar mucho más tiempo para romper sus hábitos arraigados. Desir suspiró al pensar en ello. Todo se resolvería si Pram simplemente escogiera el estoque, pero era taciturno en su respuesta. Desir estaba frustrado, pero podía comprender sus sentimientos. Si se hubiese tratado de él, probablemente habría hecho lo mismo. ‘Todavía es demasiado pronto para darse por vencido.’ Desir se aferraba a un importante error en la historia de Pram, algo que él ni siquiera podía saber. Su futuro. ‘En mi vida pasada, él usaba un estoque.’ Pram Schneizer y su estoque eran inseparables. Eso era un hecho. A través de sus pulidas habilidades, ganó elogios y llegó hasta la cima de la espada, llegando incluso a ser nombrado como un Maestro de la Espada. Su futuro era completamente diferente, y ahí fue donde Desir encontró una pista. ‘Debe haber una pista. Algo que sacudió su corazón y lo hizo volver a tomar su estoque.’ – pensó Desir mientras se acercaba hasta Pram y se aclaraba la garganta para llamar su atención. – ‘Con eso, solo queda una cosa, la reliquia de su padre.’ Pram dejó de hacer movimientos con su espada y se volteó para mirar a su compañero de equipo. “Lamento haberte molestado en tu entrenamiento.” – dijo Desir tímidamente. “¿Qué pasa?” – respondió Pram. “Esa espada que me mostraste ayer, ¿me dejarías verla una vez más?” – preguntó Desir. La expresión amable de Pram se congeló al mencionar el arma. Su cara estaba marcada por la ansiedad. “Sé que es descortés de mi parte preguntarte esto, pero, ¿podrías hacerme un favor y mostrármela una vez más?” – Desir trató de persuadir a Pram. “Aunque digas eso, es imposible.” – respondió Pram sin rodeos. Pram levantó su cabeza. Las siguientes cuatro palabras que salieron de su boca estaban completamente lejos de las expectativas de Desir. “Ya la he vendido.”
* * *

Próxima parada: Sector Comercial.
Bajando del autobús, se enamoraron ante la vista de la amplia avenida con miles de farolas alineadas. El ajetreo de los vendedores ambulantes mientras hacían trueques con la gente de la ciudad era muy animado. Los cruces de las calles, la plaza y hasta los callejones estaban llenos de tiendas hasta donde llegaba la vista. Este sector era la única área abierta al público de la Academia Hebrion. Gente de todo el mundo venía a inspeccionar su mercancía, y las calles abarrotadas apenas dejaban espacio para moverse, excepto por algunos pequeños huecos. “¿Puedo preguntarle algo? ¿Por qué vendiste tu espada?” – preguntó Desir. “Me quedó claro con nuestra charla, Sr. Desir. Esa espada no me servirá para nada.” – dijo amablemente Pram, pasando por el puesto de un herrero con espadas en exhibición mientras examinaba las espadas disponibles. Desir se dio cuenta que había cambiado el futuro; Pram quizás nunca más volvería a usar su estoque en su vida. Agitó su cabeza para olvidarse de ese pensamiento. ‘No es demasiado tarde. Lo más importante ahora es encontrar una razón para que Pram use el estoque.’ Los dos estudiantes entraron en un callejón, cubiertos por la sombra proyectada por los techos cercanos. A medida que se adentraban más en él, había cada vez menos puestos de venta. Eventualmente, los dos se dirigieron a un edificio grande e imponente. “No entiendo por qué hay una tienda en este sitio.” – dijo Desir con una pizca de duda. “Dijeron que también compran productos ilegales. Quizás es por eso.” – respondió Pram. El edificio estaba adornado con mármol, con un letrero sencillo en el frente de la puerta.

Tienda de antigüedades Ujukun
La tienda más confiable de la Academia Hebrion para tasaciones y compras de antigüedades.
No toque los artículos que no ha comprado.
No hay reembolsos si cambia de opinión.
No hay reembolsos por artículos dañados.
No hay reembolsos bajo ninguna circunstancia.
Desir frunció el ceño. Había otra línea ennegrecida al fondo del letrero.

Seguridad de primera clase siempre presente.
No se garantiza la vida de los ladrones.
“Tienen mano dura.” dijo Desir abanicándose con su mano mientras volvía a leer el cartel, asegurándose de no perderse ninguna información adicional. “¿Piensas entrar?” – preguntó Pram. “Sí.” – contestó Desir. “Lo diré cuántas veces quieras, no usaré ese estoque.” – dijo Pram de forma grosera. Cuando Desir entró a la tienda, Pram lo siguió con resignación. Después de pasar por un estrecho pasillo, se detuvieron ante un hermoso corredor que poseía un brillante candelabro que descendía desde el centro del techo. Al final del pasillo, había una imponente puerta de acero que estaba cerrada. Pram golpeó la puerta usando la aldaba de acero con forma de lobo. Poco después, un hombre apareció desde dentro. Su estatura era mucho más alta que la de un hombre promedio y parecía ser uno de esos bárbaros del norte: un gigante. Cuando Pram y Desir entraron la puerta se cerró de golpe tras ellos, haciendo que un estruendo se expandiera. Los ecos resonaron por el pasillo hasta que silencio regresó al corredor.