La Agencia de Cazadores de Estados Unidos había movilizado a los cazadores de la sucursal asiática para evaluar la situación actual de Japón.
El helicóptero, que había partido de la zona de seguridad, entró en el espacio aéreo Tokio. Un agente de alto rango de la Agencia de Cazadores, que estaba arriesgando su vida y se había ofrecido como voluntario, miró hacia abajo y chasqueó la lengua.
“Es terrible.”
El estado actual de Tokio era mucho peor de lo que había imaginado. La ciudad había sido completamente destruida por los monstruos de la mazmorra. Los edificios habían perdido su forma, los vehículos habían sido estrujados como hojas de papel, las farolas estaban rotas, había incendios, una gran cantidad de humo y restos quemados. Hasta varias estructuras inidentificables habían sido reducidas a cenizas. Quizá, sería mejor definir la situación como miserable.
La frente del agente se arrugó inconscientemente. En el futuro, si alguien le preguntara si había visto el infierno, podría decir que realmente había visto uno. Sin embargo, no estaba aquí para llorar la pérdida de la ciudad. Su misión era evaluar la situación.
“La ciudad ha sido destruida, pero… ¿Ves algún cadáver?” – dijo al funcionario japonés que estaba a su lado grabando toda la situación.
El agente recordaba haber visto imágenes de cuando se había abierto la puerta de rango S de la isla de Jeju durante su entrenamiento en el cuartel general. En las fotos y vídeos, los habitantes que no habían logrado escapar de la isla habían sido exterminados por las hormigas. Había sido uno de los peores accidentes de la historia y la Agencia de Cazadores poseía informes detallados de lo que había sucedido. Pero ahora, a pesar de que la ciudad de Tokio contaba con una población muchísimo más alta, no encontraba rastros de los muertos.
“No se puede evitar. Los gigantes se comen a las personas.” – dijo el funcionario japonés.
Era un joven de la Asociación de Cazadores de Japón. Se podía imaginar cómo habían sido sus últimos días viendo sus ojos inyectados en sangre y su barba mal arreglada.
“Esos bastardos se mueven como si quisieran borrar todo rastro japonés de nuestra tierra. Aplastan edificios, se comen a la gente y hasta arrancan los árboles plantados en las calles.” – añadió con una cara de ansiedad.
El agente asintió, mostrándose de acuerdo con él. Los gigantes que habían salido de la puerta de rango S mostraban una diferencia respecto al comportamiento de otros monstruos. Mientras que otros se centraban en matar humanos, este grupo estaba esforzándose en destruir todo lo que podían ver. Tras la estela de esas criaturas solo quedaban los restos destruidos de la civilización. Daba igual hacia dónde se mirara, no se podía ver ningún edificio o casa intacta.
“Gracias a eso hemos podido ganar algo de tiempo.”
Agradecimiento. El empleado de la Asociación Japonesa formó una sonrisa irónica. Había que estar agradecido de que los monstruos se tomasen su tiempo para destruirlo todo y así poder evacuar a una mayor cantidad de gente y escapar de su carnicería. La cara del empleado mostraba sus emociones encontradas.
‘No me he vuelto loco.’ – pensó el agente americano mientas miraba al japonés.
En un instante, la capital de su país había sido destruida. La sensación de pérdida que provocaba ver cómo los monstruos pisoteaban tu país no era algo ajeno para él. Los Estados Unidos también habían perdido una parte de su costa occidental hacía unos ocho años cuando el guerrero Kamish salió de una puerta de rango S.
Y ese no había sido el único caso. Precisamente en Corea del Sur, justo al lado de Japón, su isla más grande había estado en manos de los monstruos durante casi cuatro años y solo había sido recuperada hacía poco.
El agente pudo confirmar algo mientras miraba los violentos combates. A pesar de que no tenía ninguna relación con Corea del Sur, observar al cazador coreano eliminando a todas las hormigas y golpear a esa hormiga mutante, le hizo saltar de su asiento y dejó escapar un grito de júbilo. No se trataba de una reacción por estar trabajando en la rama asiática de la Agencia, ni por la pelea de la pequeña nación de Corea y los monstruos, sino porque vio la batalla de la isla de Jeju como una guerra de poder entre la humanidad y los monstruos.
Y ahora, en esta tierra llamada Japón, se estaba librando otra batalla entre la humanidad y los monstruos.
‘El resultado de esto…’
Ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta…
El sonido que hacían las alas del helicóptero al girar era fuerte, pero la situación en tierra era lo suficientemente grave como para no molestarse con el ruido. Estaba enojado y frustrado, pero no había nada que pudiera hacer. Todo lo que podía hacer era llevar a cabo la misión que le habían encomendado. El agente continuó operando su cámara mientras le hacía alguna pregunta, de vez en cuando, al funcionario japonés. Pero entonces descubrió algo que le tomó por sorpresa y que en un primer momento había pasado por alto.
“¡Ah!, e… ¡eso!”
El agente estadounidense tuvo un escalofrió y comenzó a rezar.
“Lo veo.”
“A… ¡Allí! ¡Todavía hay un gigante!”
“Sí. Todavía queda uno. No. Más que decir que todavía queda uno, ¿no parece que no se mueve?”
Los ojos del funcionario miraron por la ventana. El agente estadounidense se limpió el sudor frío de las cejas y también miró con cautela en la misma dirección. Un monstruo enorme, mucho más grande que cualquier otro que hubiera visto, se alzaba orgulloso en el centro de la devastada ciudad de Tokio.
‘Es un gigante…’
El helicóptero comenzó a volar más cerca de acuerdo con las instrucciones del funcionario.
“Es… ¿Está bien acercarse a esa cosa?” – preguntó rápidamente el agente con un rostro pálido.
Antes de realizar este viaje, al agente estadounidense le habían dicho de manera explícita que todos los monstruos habían abandonado Tokio y que la ciudad era segura. Sin embargo, esta imagen era muy diferente de esa explicación.
“Está bien. Si estamos fuera de su alcance, es 100% seguro siempre que no lo ataquemos primero. Ha sido confirmado después de varias observaciones, por lo que puedes estar tranquilo.” – explicó con calma el funcionario japonés. Su tono de voz indicaba que no había nada de qué preocuparse.
Glup
El agente estadounidense tragó saliva.
‘¿Confirmado después de varias observaciones?’
El funcionario lo estaba contando como si no hubiera sido nada, pero el agente no podía dejar de pensar en cuánta gente se había sacrificado para llegar a esa conclusión. Solo con pensar en aquellos desafortunados que habían entrado dentro de su alcance se sintió aterrorizado. De todos modos, era una información muy valiosa para el agente que tenía la tarea de recopilar información sobre los monstruos de rango S e informar sobre la situación actual de Japón. Sus cejas se alzaron gradualmente mientras estudiaba al gigante. Ahora que lo veía más de cerca, la cara de esa criatura le parecía familiar.
‘Ese…’
Era el gigante que había aplastado la barrera de Yuri Orlov. A diferencia del resto de monstruos, que se habían diseminado por todas partes, ese bastardo había decidido permanecer aquí.
“¿No crees que parece que está vigilando la puerta?” – dijo el funcionario japonés con una expresión triste en su rostro.
“Ah… Bueno…”
“Es la tercera vez que veo esa cosa, y cada vez que la veo, pienso de manera diferente.”
“¿Qué piensas ahora?”
“En su mirada…” – dijo el japonés tomando su tiempo antes de continuar. – “Esa cosa está esperando algo.
“Ya veo.”
El agente volvió a mirar al gigante. De hecho, parecía ser así. Pensó que no era irrazonable que el japonés viera la situación de esa manera.
Mientras los dos hablaban del monstruo gigante de clase jefe, el helicóptero había llegado cerca del límite de seguridad. Aunque había un helicóptero zumbando sobre su cabeza, el gigante ni siquiera levantó un dedo. Era como si ni siquiera percibiese la presencia de ese artilugio hecho por el hombre. Sin embargo, según las explicaciones del funcionario, tampoco era como si nunca atacara.
“La criatura atacará cualquier cosa que entre dentro de cierto rango, y da igual que sean personas o máquinas, nada puede escapar de él.”
No podía dejar de preguntarse cuántos intentos tuvieron que hacerse para aprender esa información, pero el agente americano no era capaz de evitar superponer el rostro de Yuri sobre el funcionario japonés mientras explicaba todo con calma. No podía evitar recordar sus últimos momentos. Los ágiles movimientos del monstruo jefe rompiendo la barrera y agarrando rápidamente a Yuri, causando una gran conmoción a todos los que estaban viendo la transmisión desde su casa. La muerte del ruso se había mostrado en directo al resto del mundo.
El informe de la Agencia sobre el cazador de rango S, Yuri Orlov, lo describía de forma sencilla: un hombre que se entrega a la fama y a la riqueza. Al final, aunque no había logrado obtener el dinero prometido por Japón, sí había conseguido convertirse en uno de los cazadores más famosos del mundo.
‘No estoy seguro de que estuviera muy contento con el resultado.’
El agente frunció el ceño después de recordar los últimos momentos de Yuri Orlov.
“Esto también es mi propia opinión, pero…” – empezó el funcionario japonés.
Aunque decía que era un pensamiento personal, el agente estadounidense encontraba que sus opiniones eran bastante interesantes. Incluso aquello sobre que el gigante estaba esperando algo.
“Muy bien, por favor, dime.”
El agente asintió con la cabeza, lo que provocó que el empleado continuara.
“Cuando veo esa cosa, realmente no tengo la sensación de que la criatura esté ‘viva’. Sé que está respirando, pero me da la sensación de que veo una máquina que se mueve de acuerdo a su programación.”
“Una máquina…”
Lamentablemente, el agente no podía estar de acuerdo con esa evaluación. Cuando se miraba desde cerca, la imponente figura del monstruo gigante era abrumadora. No podía llegar a imaginar cómo una máquina era capaz de emitir esa sensación abrumadora que hacía que su pecho se agitara de miedo. En ese momento, los ojos del gigante se movieron en su dirección.
“¡Ugh!”
Plof
El agente se desplomó sobre su trasero.
“Solo nos observa. Si mantienes la distancia, no ataca.” – dijo el japonés rápidamente para calmarlo, como si ya esperara esa reacción.
El agente asintió con la cabeza. Por un instante, había pensado que el corazón se le acababa de salir del pecho. Levantó su cámara y grabó a la criatura con detalle. Seguramente, la razón por la cual la lente de la cámara se sacudía levemente era por el movimiento del helicóptero. El agente solo volvió a hablar después de darse cuenta de que ya había capturado suficientes imágenes.
“¿Cuántos gigantes salieron de esa puerta?”
“En total… Treinta y uno. Excluyendo este gigante de rango jefe, el resto se ha dispersado en todas direcciones.”
“¿Cuántos fueron eliminados…?”
“Solo dos.”
“Entonces, con la excepción del jefe, hay veintiocho gigantes destruyendo Japón en este momento.”
“Bueno, ya no quedan cazadores para luchar contra los gigantes. Todos tienen prisa por huir.”
La cara del funcionario era sombría. El día en que sucedió la ruptura de la mazmorra, todos los cazadores que participaron en la batalla crucial para conseguir algo de tiempo para que los habitantes de Tokio pudieran evacuar habían sido asesinados. Al final, aunque lograron matar a dos monstruos en el proceso, ya no les quedaba ningún otro método para evitar que los veintiocho gigantes restantes se extendieran por el país. Esa era la razón por la cual el personal de la Asociación de Cazadores, que estaba ocupado apagando todos los incendios que había sobre su tierra, había respondido a la solicitud de cooperación de los Estados Unidos.
En ese mismo momento.
“Qu… ¿Qué estás haciendo?”
El agente estadounidense dio un salto y trató de detenerlo, pero el empleado de la Asociación japonesa logró inclinar la cabeza hacia abajo. Tenía las rodillas dobladas y la frente presionada contra el suelo. Cosas como el orgullo o la dignidad ya no importaban. No, si el único coste que había que pagar eran dicho orgullo y dignidad, no dudaría en hacer algo aún más drástico.
“Por favor, ayuda a Japón.” – dijo el empleado sin cambiar de posición.
El agente, que estaba intentando levantar al funcionario, se detuvo. No podía decir nada ante la fuerte determinación del japonés.
“Si Estados Unidos no nos ayuda, la nación de Japón desaparecerá. ¿No es Japón un fuerte aliado de los Estados Unidos? ¿No considerarán correr el riesgo por una nación aliada?” – dijo el japonés con un inglés fluido, mientras enfatizaba su súplica.
No sabía si eran palabras que salían del corazón del empleado o si era una petición de los dirigentes de la Asociación de Cazadores japoneses. Sin embargo, independientemente de su origen, se podía sentir la desesperación en la voz del joven. El agente se mordió el labio inferior y reflexionó un poco antes de responder con cierta dificultad.
“Presentaré una solicitud de ayuda a la Agencia.”
“Gracias. Muchas gracias.”
El agente estadounidense no podía decirle al empleado japonés, que inclinaba la cabeza varias veces seguidas, que no debía hacerse ilusiones. Los Estados Unidos habían perdido una gran cantidad de cazadores de alto rango después del incidente de Kamish y desde entonces estaba gestionando la seguridad de sus propios cazadores de una forma obsesiva.
‘No creo que se muevan únicamente por el bienestar de Japón.’ – pensó. Sin embargo, no podía decirle al joven que estaba rogando que su país estaba acabado. – ‘Solo puedo dejarlo en manos de la voluntad del cielo…’
Sin darse cuenta, el agente miró hacia el cielo. Desafortunadamente, como siempre, el cielo observaba el mundo con desinterés. No parecía que fuera a hacerlo de forma diferente en el futuro.
‘Dios… Por favor, no nos abandones.’ – pensó mientras se quedaba aturdido mirando al cielo.
* * *
Jinwoo se despertó temprano por la mañana y se dirigió hacia la oficina del gremio a un trote ligero.
‘Como esperaba.’
Sus ojos estaban llenos de felicidad mientras miraba hacia adelante. Como siempre, el progreso de la búsqueda diaria flotaba ante sus ojos.
¡Ding!
Has logrado recorrer 1 Km.
Correr 10 Km: Completado (10 / 10)
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Aunque se había deshecho del autoproclamado diseñador, nada había cambiado. El sistema continuaba funcionando y las misiones diarias seguían apareciendo nada más abrir sus ojos por la mañana. Su condición física también estaba en su mejor momento.
Desde que el ‘Corazón Negro’ había aparecido, su cuerpo desbordaba vitalidad. Aunque había disminuido su velocidad de forma deliberada a la hora de correr, sus pasos se sentían ligeros y relajados. Sin embargo, debido a la desaparición de ese bastardo, varias preguntas habían quedado sin responder.
‘¿Qué era ese vídeo?’
Se imaginaba que verlo era una de las condiciones para desbloquear ese ‘Corazón Negro’, pero todo lo demás seguía siendo un misterio. Tampoco sabía qué eran esos monarcas que había nombrado antes de morir.
“Disculpe, ¡espere!” – escuchó justo cuando sus pensamientos se volvían más profundos.
“¡Señor Yoo! ¡Una pregunta!”
Jinwoo levantó la cabeza ante al ruido que llegaba desde la distancia. Un gran grupo de periodistas congregados frente al edificio del gremio llamó su atención. Yoo Jinho estaba siendo rodeado por ellos, incapaz de escapar. Parecía que había sido atrapado por los periodistas durante su paseo hacia el trabajo. Los reporteros lanzaban un aluvión de preguntas.
“Señor Yoo, ¿está al tanto de la tragedia que le ocurrió ayer al gremio Cazadores?”
“Como vicepresidente del gremio Ahjin, ¿va a hacer alguna declaración?”
“¿Cuál es la implicación del cazador Sung con ese incidente?”
“Japón está atravesando una crisis en este momento, ¿el señor Sung ha expresado su intención de ir a ayudar a los japoneses?”
Jinwoo asintió con la cabeza. Los periodistas no podían entrevistarlo personalmente, por lo que se aferraban a Jinho, que era un blanco fácil para ellos. Pero cuando estaba a punto de dar un paso adelante para ayudarlo, se dio cuenta de algo y dejó de moverse.
‘¿Mmm?’
Por alguna razón, la expresión de Yoo Jinho no parecía tan mala en esa situación. Exteriormente parecía estar algo preocupado, pero los ojos excepcionales de Jinwoo se dieron cuenta de que el niño estaba haciendo un esfuerzo por reprimir una sonrisa.
‘Este Jinho… No sabía que disfrutaba de cosas como esta.’
Jinwoo estaba estupefacto, pero aun así formó una suave sonrisa. Parecía que su ayuda no era necesaria, así que dudaba si debería ir a la oficina usando su sigilo o marcharse a casa a relajarse. Cuando Jinwoo estaba considerando seriamente sus opciones, un vehículo se detuvo a su espalda. La ventanilla bajó en silencio.
“¿Eres el cazador Sung Jinwoo?”
Jinwoo escuchó una voz desconocida y se dio la vuelta para ver quién era sin pensarlo demasiado. Sin embargo…
“¿Uh?”
Sus cejas se levantaron ligeramente después de confirmar quién era.
“Eres tú.” – dijo el hombre sentado en el automóvil después de confirmar que la persona que se daba la vuelta para mirarlo era Jinwoo. A continuación, salió del coche.
Ni siquiera tuvo que buscar en su memoria para saber quién era. Aparecía en la mayoría de noticias económicas de Corea y demás, estaba ‘familiarizado’ con Jinwoo en otro sentido.
“Soy Yoo Myunghan, de Construcciones Yoojin. Es un placer, cazador Sung.”
La espalda de Yoo Myunghan permaneció recta mientras bajaba ligeramente la cabeza. Se trataba de un saludo que no era ni grosero ni mostraba carencia de confianza. Jinwoo estaba sorprendido por su movimiento limpio y modesto, era como si hubiera comprendido que este era un verdadero saludo’.
Nunca habría esperado que el Presidente de una gran corporación saludara a un extraño de una manera tan digna. Como la otra parte había sido cortes, Jinwoo también de devolvió el saludo de una forma educada.
“Soy Sung Jinwoo. También es un placer.”
Después de terminar sus breves presentaciones, Yoo Myunghan fue directo al tema.
“Lamento venir aquí sin un aviso previo, pero si le parece bien, ¿podemos hablar un momento en privado?”
Una pequeña sospecha pasó por el cerebro de Jinwoo en ese momento.
‘Si quiere verme…’
Hubiera sido más conveniente para el Presidente contactarlo a través de su hijo en lugar de presentarse en persona. Sin embargo, ¿por qué el famoso Presidente de una gran compañía había decidió venir hasta aquí a costa de su valioso tiempo?
“¿En qué puedo ayudarle?” – preguntó Jinwoo tragándose las sospechas que se formaban en su mente.
“Se trata de un tema que resultaría complicado discutir aquí.” – respondió Myunghan con una cara triste, implicando que no tenía más remedio que hacerlo de esta manera.
Ahora que Jinwoo miraba a su alrededor, pudo ver que, aunque nadie le había reconocido con su cómodo chándal con una capucha, varias miradas curiosas habían aterrizado rápidamente en el Presidente Yoo Myunghan. También había unos pocos transeúntes en las calles, de modo que no era adecuado discutir algo importante en un lugar como este. Jinwoo entendió ese punto. El único problema era…
‘No tengo nada importante que discutir con este famoso Presidente.’
Ni siquiera podía adivinar qué quería. Si realmente le obligaban a dar una respuesta, solo podría suponer que se trataba de algo relacionado con su segundo hijo y vicepresidente del gremio Ahjin.
A medida que la respuesta de Jinwoo se retrasaba, más y más personas comenzaron a mirarlos. Algunos incluso sacaron sus teléfonos para tomar unas fotografías. Cuando el número de miradas hacia él comenzó a crecer, el Presidente comenzó a sentirse un poco impaciente.
‘Si pierdo esta oportunidad, será más complicado volver a tener una conversación con él.’ – pensó. Tenía una muy buena razón para encontrarse con Jinwoo, así que solo podía armarse de valor y pedir este favor. – “Cazador Sung. Si no es demasiada molestia, ¿le importaría acompañarme? Le prometo que nunca hablaré sobre un tema irrespetuoso.”
De repente, Jinwoo miró hacia atrás. Entre la nube de periodistas, vio a Jinho tan feliz que tuvo que hacer otro esfuerzo por no echarse a reír.
‘Supongo que Jinho estará ocupado el resto del día.’
Dado que había estado monopolizando puertas de alto rango durante una temporada gracias a la consideración de los otros gremios importantes, pensaba que era un buen momento para tomar un descanso de las incursiones. Jinwoo asintió con la cabeza.
“Vale.”
“Gracias.”
El Presidente Yoo Myunghan se inclinó levemente y, como si estuviera tratando a un invitado famoso, abrió la puerta trasera del automóvil para Jinwoo.
“Por favor, entre.”
Jinwoo subió a bordo primero, y el Presidente realmente se fue al otro lado para entrar por la puerta contraria. El vehículo era tan grande que incluso con dos hombres corpulentos sentados en el asiento trasero, todavía quedaba mucho espacio disponible.
“¿A dónde vamos?” – preguntó Jinwoo, antes de arrancar.
“No tengo ningún lugar específico. Si hay algún lugar al que al cazador Sung le gustaría ir…”
Jinwoo sacudió la cabeza, lo que provocó que el Presidente le hiciera una señal a su conductor. Luego volvió a mirar a su invitado.
“Conozco un lugar donde podremos conversar sin preocuparnos por las interrupciones de otras personas. Permítame llevarle allí.”
Jinwoo se apoyó contra el respaldo del asiento. Tal vez porque se trataba de un automóvil realmente caro, la flexibilidad de los cojines era indescriptiblemente buena. El automóvil se deslizó hacia adelante sin hacer ruido y, finalmente, llegaron a su destino.
“Hemos llegado, señor.”
El conductor se acercó para abrir la puerta del Presidente, pero Yoo Myunghan sacudió la cabeza, lo que provocó que se acercara al lado de Jinwoo. Acto seguido, el chófer le abrió la puerta. Jinwoo salió del vehículo y miró hacia abajo, para luego ir subiendo la vista hacia lo alto del edificio.
‘¿Aquí podremos hablar sin preocupaciones…?’
Una multitud de asistentes salió del edificio, se reunió frente a Jinwoo y, sin decir nada, se inclinaron noventa grados.
“Bienvenido de nuevo, ¡Presidente!”
“Bienvenido de nuevo, ¡Presidente!”
“Bienvenido de nuevo, ¡Presidente!”
“Bienvenido de nuevo, ¡Presidente!”
“Bienvenido de nuevo, ¡Presidente!”
“Bienvenido de nuevo, ¡Presidente!”
Jinwoo escuchó a estas seis personas gritar en completa armonía y solo pudo expresar su admiración en su interior. ¿Cuántas veces habían tenido que practicar para que el tiempo de coordinación fuera tan bueno?
“Cazador, entre.” – dijo el Presidente tomando la iniciativa y entrando en el edificio sin mostrar ningún cambio de actitud. En las ventanas de la parte superior del edificio se podía leer con claridad las palabras ‘Construcciones Yoojin’.
“……”
Poco después, Jinwoo siguió a Yoo Myunghan y entró al edificio. El Presidente había estado esperando a que el joven entrara y caminó al mismo ritmo.
“Por aquí.”
Los empleados que se cruzaban con el Presidente doblaban la espalda de inmediato, mientras Myunghan mantenía una cara inexpresiva, pero no se olvidaba de responderles a todos con un asentimiento de cabeza.
Estaba ante una gran oportunidad: podía sentir la misma atmósfera que rodeaba a Gunhee en la Asociación de Cazadores. Jinwoo lo siguió en silencio mientras obtenía una comprensión aproximada del hombre conocido como Yoo Myunghan a través de las miradas de estos empleados. Parecían confiar de todo corazón en él. Mientras tanto, los empleados que inclinaban la cabeza se interesaron en la persona que estaba caminando junto a su jefe.
‘¿Quién es?’
‘¿Eh? ¿Esa persona?’
‘¿Podría ser…?’
Después de quitarse la capucha tras entrar al edificio, los empleados pudieron reconocer al cazador de rango S, lo que hizo que todos quedaran asombrados. El mejor cazador de la nación y el mejor empresario de la nación. Esas dos personas habían entrado en la sede de Construcciones Yoojin, entonces, ¿a quién no le sorprendería este sorprendente incidente?
‘¡Ugh!’
Los ojos de los empleados se abrieron de golpe. Los corazones de las empleadas comenzaron a palpitar de forma inestable, mientras que los empleados asentían con la cabeza en dirección a Jinwoo. No sabían por qué el cazador Sung Jinwoo estaba junto a su Presidente. Sin embargo, los dos hombres, que podían considerarse los mejores en sus respectivos campos, se mantenían erguidos uno al lado del otro; su considerable diferencia de edad ya no parecía importar y esta imagen deslumbrante ahora se sentía perfecta y completa para los espectadores. Era una escena que todo hombre debía admirar.
Y así, mientras tales miradas de adulación caían sobre ellos, los dos hombres entraron al ascensor reservado solo para ejecutivos, que los esperaba con las puertas abiertas. Cuando las puertas se cerraron en silencio, solo Jinwoo y el Presidente Yoo permanecían dentro del ascensor.
“……”
“……”
El Presidente Yoo mantuvo la boca cerrada y Jinwoo hizo lo mismo. El ascensor no se detuvo y subió directamente hasta el último piso: la oficina del Presidente.
Ding
El secretario Kim, la mano derecha del Presidente Yoo, estaba esperando su llegada frente a la oficina. Le hizo un rápido movimiento de cabeza a Jinwoo como saludo antes de bajar la cintura hacia su jefe.
“Mis disculpas, Presidente. Hay un invitado esperando dentro.”
“¿Un invitado?” – dijo el Presidente mientras su expresión se ponía rígida. – “¿No te tengo dicho que no dejes entrar a nadie cuando no estoy en la oficina?”
El secretario Kim rara vez cometía errores. La razón por la cual la expresión de Yoo Myunghan se había endurecido era más por sorpresa que por ira.
“Señor, ya he hablado con su invitado sobre sus deseos, pero insistió tanto…” – dijo el secretario Kim poniendo una expresión avergonzada.
“Hmm.”
Después de escuchar esas palabras, se dio cuenta de quién era ese invitado.
“No hay nada de qué preocuparse. Por favor, por aquí.” – dijo mientras sacudía la cabeza con impotencia y señalaba hacia la oficina.
Ñiiiiiiiii…
La puerta que conducía a la oficina del Presidente se abrió. Dentro había un señor mayor sentado en el sofá, hojeado un periódico para matar el tiempo.
“Hermano, ¿por qué es tan complicado contactarte? Hasta has cancelado de forma repentina la reunión de hoy.” – dijo mientras levantaba la cabeza.
El hombre que lucía una frente calva lisa y reflexiva no era otro que el hermano menor de Yoo Myunghan, Yoo Sukho.
“¿No te he dicho que tengo un asunto importante que tratar? Ahora estoy ocupado, vuelve más tarde.” – respondió Myunghan frunciendo el ceño.
“Eh, conozco tu horario y hoy no estás ocupado…”
Las palabras de Yoo Sukho se detuvieron cuando se encontró con la mirada de Jinwoo.
“¿Uh? ¿Uuh?”
Esa cara le resultaba familiar. Otras personas habrían recordado periódicos o imágenes de los telediarios, pero lo primero que recordó Yoo Sukho fue el perfil SNS de su hija, Yoo Soohyun. Recordaba haber visto una foto de los dos jóvenes donde se veían bastante relajados entre sí.
‘¿De verdad es el cazador Sung?’
Para confirmarlo, abrió el periódico que tenía entre las manos y lo comparó con la cara de la primera página. Era una situación lo suficientemente extraña como para avergonzar a Jinwoo, pero por alguna razón, no encontraba detestable a ese desconocido hombre medio calvo.
‘¿Será porque sus ojos se parecen mucho a los de Jinho?’
Por un instante se imaginó que esa sería la apariencia de Jinho: viejo y calvo. El Presidente Yoo Sukho no sabía que se había convertido instantáneamente en el anciano Yoo Jinho en la mente de Jinwoo. Ni siquiera le importaba la mirada seria que le estaba lanzando su hermano mayor y extendió su mano con una sonrisa brillante en el rostro.
“¡Ah! ¡El cazador Sung!”
“Hola.” – contestó Jinwoo sin darse cuenta mientras agarraba la mano que le acababan de ofrecer.
Yoo Sukho le dio la mano enérgicamente, como si estuviera saludando a alguien de nuevo después de pasar por muchos años de dificultades. Luego se presentó.
“Estoy seguro de que ha oído hablar mucho de mí; soy Yoo Sukho de Farmacéuticas Yuil.”
“¿……?”
Jinwoo no sabía por qué tendría que haber escuchado hablar de él. Aun así, no iba a llevarle la contraria a alguien que lo saludaba con tanta alegría.
“Oh, sí. Mucho gusto.”
Myunghan había estado mirando preocupado desde un lateral, pero ahora tenía una expresión de sorpresa. Mientras tanto, la espalda de Yoo Sukho se enderezó con orgullo, como si estuviera presumiendo un poco.
‘¿Lo has visto? Hermano, este es el hombre con el que está saliendo mi hija.’
Sukho sentía un ligero caso de complejo de inferioridad por el hecho de que la hija de Myunghan poseyera un talento musical increíble. Pero ahora, pensaba que con este evento, definitivamente podría recuperar su autoestima. Después de todo, no había hombres tan increíbles como este joven en toda Corea del Sur.
‘Las conexiones de Sukho son bastante profundas…’
Myunghan planeaba levantarle la voz a su hermano pequeño una vez que Jinwoo se hubiera ido, pero ahora, después de ver que estos dos parecían haber ‘escuchado’ el uno del otro, su ira comenzó a desvanecerse rápidamente, hasta desaparecer por completo. Gracias a esto, la conversación podría terminar bien.
“Oh, ¿dónde están mis modales?” – dijo Sukho liberando por fin la mano de Jinwoo. – “Bueno, teníais algo que discutir. Parece que ha llegado el momento de retirarme. No es preocupéis por mí.”
Sonrió satisfecho y se dio la vuelta para salir de la oficina, pero se detuvo al pasar al lado de Jinwoo.
“Ah, por cierto, ¿cazador Sung?”
“¿Sí?”
“Por favor, pasa por mi casa si tienes tiempo en el futuro. ¡Estaré esperando con ansia tu visita!”
“¿……?”
¿Pasar si tenía tiempo? ¿Esperarlo con ansia?
“Ju, ju, ju, ju.”
El tío encantador dijo algunas cosas misteriosas y salió de la oficina como una brisa refrescante. A pesar de que su voz fuerte y su expresión brillante aseguraban que no era alguien tan desagradable, este hombre seguía siendo un extraño dilema para Jinwoo. Se quedó allí, inclinando un poco la cabeza.
“¿Su relación con mi hermano menor es...?” – preguntó el Presidente con cautela.
“Es la primera vez que lo veo.” – dijo con calma. Ahora que ya no estaba, no había ninguna razón para preocuparse de sus sentimientos.
Su respuesta hizo que la expresión de Yoo Myunghan se endureciera instantáneamente.
‘Sukho, idiota…’
Justo como lo sospechaba. Desafortunadamente, estaba frente a un invitado importante. Como correspondía al apodo de ‘CaraPóker’, Yoo Myunghan enmascaró inmediatamente sus emociones y sugirió que se sentaran.
“Por favor tome asiento.”
“Señor, ¿quiere un poco de té?” – preguntó el secretario Kim entrando en la oficina en el momento perfecto.
“Estoy bien, por favor pregúntale al señor cazador.”
“Estoy bien, gracias.” – respondió Jinwoo, sacudiendo la cabeza.
“Deseo hablar en privado con nuestro invitado, ¿puedes dejarnos solos por un tiempo?” – dijo Myunghan con un tono grave, dirigiéndose a Kim.
“Entendido, señor.”
El secretario salió de la oficina y se situó en frente a la puerta para custodiarla. Había recibido órdenes de hacerlo por adelantado. De ahora en adelante, nadie podría ingresar en la oficina, aunque se tratara del mismísimo Presidente de la nación. Así de grave era lo que iban a hablar.
“……”
“……”
Al igual que en el ascensor, otro momento de silencio surgió entre Jinwoo y Myunghan. Sin embargo, había una cierta diferencia en la tensión del silencio. Necesitaba un momento para recuperarse. No iba a ser una conversación despreocupada, donde se pondrían al día con los viejos tiempos. Era por eso que el Presidente solo pudo abrir la boca después de haber pasado un buen rato. Lo suficiente como para comenzar a sentirse aburrido.
“Cazador Sung.”
“¿Sí?” – respondió con calma. Había estado esperando pacientemente.
Yoo Myunghan sacó un cheque de su bolsillo interior, había sido emitido con su nombre por un banco que a menudo tenía tratos con Construcciones Yoojin. Sin embargo, había una diferencia con los cheques normales. Donde deberían haber estado las letras y los números que marcaban la cantidad de dinero, no había nada.
“Aquí.” – dijo empujando el cheque en blanco hacia adelante.
Jinwoo lo miró por un momento antes de volver a levantar la cabeza.
“No soy tan arrogante como para creer que puedo comprar cualquier cosa con dinero. Especialmente ahora, que estoy tratando con un cazador de rango S como usted, que puede hacer una gran cantidad de dinero.” – añadió Myunghan con cierta dificultad; su boca se estaba secando más.
Estaba temblando más que cuando heredó por primera vez la corporación familiar de su padre. Más que cuando tuvo que hablar frente a decenas de miles de empleados o que cuando estuvo rodeado de cientos de periodistas. La importancia de este momento no se podía comparar con los eventos del pasado. Ahora quería seguir viendo cómo crecía la compañía a la que había dedicado toda su vida, quería seguir viendo el crecimiento de sus descendientes.
“Agradecería mucho si considerara esto como nada más que un pequeño gesto de sinceridad por mi parte.” – añadió el Presidente Yoo con los ojos ardiendo.
Jinwoo podía adivinar la razón por la que había elegido este lugar para mantener su conversación. Las cosas que se discutirían de ahora en adelante no podrían filtrarse fuera de estas paredes.
‘No se trata de una recomendación para que me una a su gremio.’
Por eso el Presidente había elegido su propio territorio, que podía controlar por completo a menos que ocurriera algún tipo de desastre natural. Jinwoo se había dado cuenta de la situación rápidamente.
“Presidente, ¿qué quiere comprar?” – preguntó.