Capítulo 325
¡Gran victoria en el Pinar!
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Había pasado una hora cuando Dillon llegó finalmente a lo alto de la colina sur del Valle del Pinar. Después de fumar un cigarrillo entero, todavía no podía comprender cómo la Nueva Alianza logró resistir durante una hora entera el asalto de dos brigadas con menos de 200 hombres. Lo que más le sorprendió fue que no habían capturado ni un solo prisionero.
La resistencia de los soldados de la Nueva Alianza fue increíblemente tenaz. En muchas ocasiones, aunque su gente ya había abierto una brecha en las trincheras, terminaron siendo repelidos por la potencia de fuego del enemigo en el último momento. Esos soldados parecían poseer una fuerza y coraje inagotables. Cuando se les acababan las balas, luchaban con bayonetas, la culata del fusil, la pala de trinchera o con una piedra que recogían en el campo de batalla.
Para matar a un soldado de la Nueva Alianza, a menudo tenían que sufrir cinco… o incluso más bajas. Sin mencionar que todo estaba sucediendo cuando la Nueva Alianza se estaba quedando sin municiones y suministros.
En cuanto a capturar prisioneros, era prácticamente imposible. Esos guerreros indomables siempre guardarían su última granada para sí mismos, cargando contra el enemigo con su último aliento. Aunque podían lanzarla. Incluso poniéndose en la perspectiva del enemigo, Dillon tuvo que admitir que esas personas eran un grupo de oponentes formidables.
“Se encontraron quinien… quiero decir, 270 cuerpos.” – dijo Colmillo de Oso con nerviosismo, mientras miraba a su silencioso comandante.
Había pensado en inflar un poco los números, lo que en realidad era una tradición al clan, pero Dillon le hizo recuperar todos los cuerpos y alinearlos, lo que lo puso en una situación complicada. Dillon no dijo nada, simplemente sacó una caja de cerillas y encendió silenciosamente su segundo cigarrillo.
Tumen permaneció a un lado y no se atrevió a hablar, contando concienzudamente sus propias bajas. Al cruzar la trinchera llamó a un líder de compañía para que llevase a algunos de sus hombres a registrar la trinchera en busca de explosivos o minas. Ya habían sufrido pérdidas en una ocasión por esas hábiles maniobras de los topos de azul, lo que los hizo realmente cautelosos. Si los bombardeaban más tarde con fuego de artillería y se refugiaban en un bunker solo para descubrir que estaban repletos de explosivos... sería demasiado tarde.
El recuento de las bajas llevó algún tiempo. Al regresar al lado de Dillon, Tumen instintivamente hizo el saludo militar de la Legión e informó con expresión seria:
“Solo quedan 7 camiones antiaéreos…”
“¿Qué pasa con las bajas?” – preguntó Dillon sin mirarlo.
“2410 bajas… Quedan 3122 personas listas para el combate.”
Al oír el número, Dillon se desanimó. Solo quedaron un poco más de 3000 personas… ¡Casi la mitad de sus tropas murieron o resultaron heridas! Las pérdidas en esta batalla habían superado con creces sus expectativas.
Si hubiera sido hace una hora, Dillon habría ordenado a las tropas que se reagruparan sin dudarlo y partiera de inmediato hacia el Municipio de Qingshi. Desmantelaría rápidamente las posiciones de artillería de la Nueva Alianza, aprovecharía la oportunidad para capturar el ferrocarril y marcharía directamente hacia los suburbios del norte del Distrito de Qingquan.
Sin embargo, ahora… Ante el devastador campo de batalla que tenía delante, no pudo ser tan optimista como antes. El enemigo había perdido menos de 300 hombres y había logrado detener el avance de su unidad de blindados y a 5 brigadas… ¿Cuánto más tendrían que sacrificar para tener éxito en el Municipio de Qingshi?
Una expresión sombría apareció en el rostro de Dillon. Solo tenían un 30% de posibilidades de victoria. Si no luchaban podrían conservar sus fuerzas, pero sin duda los llevaría a su propia destrucción.
Antes de comenzar la operación, le había prometido a Colmillo Dorado que podría tomar la Ciudad del Amanecer sacrificando como máximo 10 tanques. Ahora… Podían olvidarse de Ciudad del Amanecer, ni siquiera habían visto un edificio del Municipio de Qingshi.
“No podremos explicarle esto al Jefe…” – susurro Colmillo de Oso junto a Dillon. – “Se pondrá furioso y nos arrojará a las hienas.”
Dillon lo miró.
“Me alegra que lo entiendas.”
“¿Qué podemos hacer?” – respondió Colmillo de Oso, temblando.
“Seguir hacia el sur.” – respondió Dillon con decisión.
Colmillo de Oso lo miró sorprendido.
“¿Estás loco? ¿Seguir hacia el sur? Hemos dejado más de 800 hombres en esta colina. ¿Cómo podemos tomar Qingshi?”
“Con nuestras vidas.” – dijo Dillon, enfatizando cada palabra. – “Si quieres seguir con vida, ese es el único camino. O puedes regresar solo y contarle a Colmillo Dorado lo que pasó aquí.”
Al escuchar eso, Colmillo de Oso inmediatamente se quedó en silencio, aunque se quejaba amargamente en su corazón. Si lo hubiera sabido, no se habría jactado tanto antes. ¿Conquistar Qingshi en 10 días? En este momento, solo quería estar lejos de esos demonios.
Cuando Dillon vio como Colmillo de Oso parecía estar sufriendo de estreñimiento, continuó.
“En realidad, si somos optimistas, todavía tenemos una posibilidad de victoria.”
“Esos 50 aviones deberían ser sus últimas posesiones… Hemos sufrido grandes pérdidas, pero ellos también. Piénsalo. ¿Por qué apostarían únicamente a 300 personas en terreno elevado si tuvieran suficiente gente?”
“Esto…”
Colmillo de Oso estaba atónito. Nunca pensó en eso.
“Recupera nuestra munición. Partiremos en media hora.” – Dillon echó una última mirada al tipo musculoso pero ingenuo, negó con la cabeza y se dirigió hacia el equipo de logística que contabilizaba el botín de guerra.
A pesar de que los soldados de la Nueva Alianza intentaron destruir los suministros restantes antes de que su línea de defensa se derrumbara, lograron apoderarse de una parte. Entre ese botín de guerra se encontraban 12 cañones de mortero, varios proyectiles para los mismos, algunos rifles antiblindaje de gran calibre de 20 mm, así como lanzacohetes parecidos a los lanzacohetes Panzerfaust.
Las tropas de reserva en la colina norte se habían trasladado a la del sur. Dillon planeaba terminar de contar el botín y partir de inmediato. Sin embargo, justo en ese momento, una estruendosa explosión estalló en su posición. Sobresaltado por el sonido, aunque estaba a decenas de metros de distancia, sus nervios a flor de piel le hicieron saltar por reflejo a una trinchera cercana.
“¿Qué está pasando?”
Esa explosión parecía el preludio de una crisis. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, acompañado por el sonido de algo que descendía del cielo, llamas parpadeantes y explosiones comenzaron a estallar una tras otra en el campo de batalla.
Los depredadores que contaban el botín fueron sorprendidos por la explosión. La metralla que voló mató a varios en el acto, mientras que el resto escapaba rodando desesperadamente hacia la trinchera.
Un camión estacionado junto a ella no tuvo tanta suerte. Los proyectiles que caían del cielo impactaron directamente. Dos de ellos en la ametralladora cuádruple de 12 mm montada en el camión. Otro atravesó la cabina, matando instantáneamente a la tripulación y al artillero.
‘¿Artillería? No…’
Este poder e impacto no estaba a su altura. Dillon se quedó atónito. Levantó la vista bruscamente y divisó vagamente una cruz suspendida bajo unas densas nubes bajas.
¡Los proyectiles salían de esa estructura voladora!
“Maldita sea… ¿Cómo es que la Nueva Alianza todavía tiene aviones?”
“¿No derribamos a todos sus pájaros?”
“¿Y qué pasa con ese avión? ¿Por qué puede volar de lado y disparar al mismo tiempo?”
Los depredadores que habían saltado a la misma trinchera que él evidentemente también habían notado la situación y se agolpaban ansiosamente alrededor del borde, presas del pánico.
El avión que volaba sobre sus cabezas les hacía sentir extremadamente inseguros. Especialmente con esas balas trazadoras que descendían del cielo. En todo el campo de batalla, aparte de los búnkeres anti-artillería completamente cerrados, ¡prácticamente no había puntos ciegos!
Con el sudor corriendo por su frente, Dillon actuó con decisión: agarró la radio y gritó con fuerza.
“¡Dispersen los vehículos! Unidades antiaéreas, ¡abran fuego!”
Los camiones de suministros se dispersaron en busca de refugio, mientras que los camiones antiaéreos, finalmente se recuperaron de la sorpresa inicial y giraron sus cañones para devolver el fuego.
Sin embargo, debido a la ausencia de radares de alerta temprana, el ataque sorpresa anterior había destruido 3 vehículos antiaéreos del Clan Colmillo, y solo quedaban 4. Y al menos la mitad de ellos estaban equipados con pequeños cañones de 7 mm. Disparar ese tipo de munición al aire, podía servir para interceptar avionetas que se acercaban en picado gracias a su cadencia de fuego y densidad. Sin embargo, una vez que la distancia de disparo superaba el kilómetro, se movían aleatoriamente.
No solo era poco probable que impactasen, sino que incluso si lo hacían, carecían de potencia. A menos que la suerte estuviera de su lado y lograran dañar las hélices. Frente a un avión que volaba a miles de metros de altura, solo las ametralladoras de 12 mm podían hacer daño. Sin embargo, su número era demasiado reducido para ser efectivo, y apenas tuvieron tiempo de hacer algo antes de que el avión que volaba en círculos los eliminase uno por uno. Utilizó proyectiles incendiarios perforantes para destrozarlos.
Dillon levantó sus prismáticos y miró urgentemente al cielo. Vio una puerta de tamaño mediano abierta en un lateral del avión. Dos cañones negros sobresalían desde el fuselaje. Se quedó completamente atónito al verlo.
‘¿Se puede montar un cañón en el lateral de un avión? ¿Cómo puede ser?’
* * *
¡Bang!
¡Bang!
¡Bang!
Casquillos calientes fueron expulsados del avión. Tras unos pocos disparos, el vehículo antiaéreo que retrocedía fue atravesado por una bala incendiaria perforante que descendía del cielo. En un instante, quedó envuelto en llamas. Quizás había impactado en su caja de munición.
Alrededor del camión antiaéreo, estallaron una serie de llamas crepitantes, parecidas a fuegos artificiales, que parecían una cascada de petardos. Los depredadores cercanos se abalanzaron sobre las trincheras, agarrándose la cabeza y corriendo frenéticamente hacia los búnkeres anti-artillería.
“¡Bien hecho!”
Mirando a los depredadores huyendo por la mira óptica, Fuego y Hielo apretó el puño con entusiasmo desde la posición del artillero. ¡La potencia de fuego de los cañones dobles antiaéreos de 37 mm eran realmente potente!
Aunque su velocidad de disparo y su densidad de potencia de fuego no eran tan altas como las del cañón automático cuádruple de 20 mm, su letalidad y su capacidad para perforar el blindaje eran mucho mayores. Ni siquiera era un reto acabar con algunos camiones antiaéreos. Incluso si se trataba de un tanque Sherman, ¡estaba seguro de que podría penetrarlo!
Con el último vehículo antiaéreo inutilizado, las fuerzas de asalto del Clan Colmillo habían perdido toda su capacidad antiaérea. Sin la protección de unidades blindadas ni armamento antiaéreo, los 3000 soldados de infantería restantes eran como peces en una tabla de cortar. No había suficientes trincheras en la colina sur para albergarlas a todas.
La Legión de la Muerte solo contaba con 300 hombres, y sus fortificaciones solo podían albergar a 1000 como máximo. Los escasos 30 búnkeres anti-artillería se llenaron rápidamente. Los depredadores restantes huyeron al pinar al pie de la colina norte, se tumbaron en las trincheras o bajo cualquier trozo de metal, rezando.
Al observar la densa masa de cabezas, Fuego y Hielo sonrió sin piedad y no dudó en apretar el gatillo, vaciando la mitad de las balas incendiarias perforantes que le quedaba a su cargador.
Con una serie de estallidos, los proyectiles descendieron del cielo dejando una estela de llamas anaranjadas, impactaron contra el suelo y levantaron una nube de polvo. Los depredadores que corrían caían como trigo cosechado.
“Hazte a un lado, déjame jugar.” – insistió Baño a su lado, incapaz de aguantarse más tras escuchar el sonido de la artillería.
Fuego y Hielo, que disfrutaba disparando a sus enemigos, no estaba dispuesto a ceder su lugar.
“¿Qué sentido tiene dejar que alguien de tipo fuerza maneje esto? ¿Puedes apuntar con precisión a esta altura? ¡Deja de parlotear y cambia rápido el cargador! ¡Dame munición de alto poder explosivo!” – respondió, sin despegar la cara de la mira óptica.
“¡Maldita sea! Ya veo como obedeces mis órdenes.”
Aunque refunfuñó, hizo lo que le dijeron. Después de todo, lo contrataron como probador de armas. Además, el rendimiento de los nuevos equipos en el campo de batalla determinaba los beneficios de la misión de prueba de armas y de los pedidos de nuevos equipos. Dada la inestabilidad de las corrientes de aire a gran altitud y la falta de un sistema de control de fuego, destruir 7 vehículos antiaéreos enemigos con 120 proyectiles incendiarios perforantes era bastante impresionante.
Tras reponer rápidamente la munición de los dos cañones antiaéreos de 37 mm, Baño se acercó a la puerta de la cabina y la golpeó antes de gritar.
“Retrasado, antiaéreas bajo control. Baja altitud.”
“Mi nombre es Respuesta poco Profesional. Puedes llamarme Respuesta o Profesional… ¿Por qué usas Retrasado?” – respondió irritada la persona en la cabina.
“De acuerdo, Retrasado.”
“¿Qué carajo…?”
El avión comenzó a descender de los 1000 metros de altura hasta estar entre los 500 y 600 metros. El cañón izquierdo apuntó hacia el suelo y el avión siguió girando en sentido anti-horario. A esa distancia, disparar a sus enemigos no presentaba ninguna dificultad.
Fuego y Hielo, sentado en el asiento del artillero, ya estaba familiarizado con la trayectoria del arma e inmediatamente cambió a modo ráfaga, disparando dondequiera que estuvieran concentradas las fuerzas enemigas. Los disparos cayeron del cielo, sin que ningún lugar estuviera a salvo.
Respuesta Poco Profesional ajustó el ángulo de la palanca de control, se agachó y recogió la barra de acero que había encontrado cerca del aeródromo, la cual usó para asegurar la palanca de control. Luego, se recostó en su asiento y entró en modo espectador.
El pequeño dron de la Nueva Alianza podía proporcionar a los jugadores una imagen fija del campo de batalla, sin posibilidad de zoom. Se decía que algunos jugadores veteranos habían visto ese dron, que era una pequeña esfera metálica. Sin embargo, él nunca lo había visto y lo consideraba un elemento secundario.
Una lluvia de proyectiles de color amarillo anaranjado cayó del cielo, creando una densa nube de polvo. Diversos fuegos ardían en el suelo, mientras la sangre y la carne volaban por todas partes. Observando el espectáculo con su MV en la mano, Respuesta no pudo evitar sentir envidia.
“Maldición… Esos proyectiles con alto poder explosivo son una maravilla.”
Con todo el equipamiento anti aéreo del enemigo aniquilado, si no tenía un ranquing de Asesinatos vs Muertes de 200/0 después de esto, solo podía significar que era un jugador terrible. Uno de más de 300 apenas sería pasable. Después de todo, la munición era limitada. Una vez que los soldados que huían llegasen al pinar, sería complicado lograr más bajas.
Tras disparar más de una docena de cargadores seguidos, Fuego y Hielo seguía insatisfecho.
“Las balas de 37 mm siguen siendo demasiado pequeñas. Sería genial si pudieran disparar un obús de 105 mm. ¡Arrasaría ese bosque!”
Al oír esos comentarios quisquillosos, Baño no pudo evitar poner los ojos en blanco.
“Estás soñando.”
¡Ojalá fuera así de fácil!
La artillería de gran calibre de la Nueva Alianza consistía principalmente en cañones de 100 mm capturados y replicas. Para poder instalar cañones de ese calibre con el retroceso y la presión de la cámara reducidos, habría que rediseñar la artillería para adaptarla a un avión. Y llevaría tiempo.
Además, las armas estaban determinadas por las necesidades del campo de batalla y las condiciones reales. Sin un sistema de control de fuego fiable y una aeronave que garantizase un disparo preciso, un cañón de gran calibre con una carga excesiva sería mucho menos efectivo que uno de pequeño calibre. Este último no solo podía llevar más munición, sino que, lo más importante, aunque tuvieras mala puntería podrías disparar en modo ráfaga y emplear las balas trazadoras para corregir la trayectoria y eliminar a los objetivos más vulnerables.
En cuanto a la destrucción de fortificaciones, la dejarían en manos de los pequeños bombarderos en picado de Mosquito, fabricados por la competencia. Eran económicos y prácticos.
Cuando la Nueva Alianza tuviera más dinero, su avión multiuso H-1 Libélula solo tendría que modificarse ligeramente para convertirse en un bombardeo horizontal, capaz de realizar bombardeos de alfombra. Eso sería mucho mejor que emplear artillería de gran calibre.
“¿Cuántas balas nos quedan?”
“Traje 1200 de repuesto. Puedes relajarte y seguir disparando.” – respondió Baño, mientras seguía recargando.
Al oír eso, Fuego y Hielo se quedó atónito.
“¿Mierda? ¿Tantas?”
Riéndose, Baño miró las cajas repletas de munición de aluminio.
“Claro. ¿Crees que nuestra supuesta carga máxima de más de 10 toneladas era solo para presumir?” – respondió mientras arqueaba las quejas con satisfacción.
* * *
Mientras el helicóptero de combate H-1 Libélula disparaba frenéticamente, acabando con los depredadores que huían de la colina sur, Chu Guang, vestido con una servoarmadura, ya había llegado al borde del campo de batalla con casi 1000 jugadores.
El plan de batalla constaba de tres fases.
La primera fase involucraba a la formación de aviones de la Legión Goblin, que aprovechaba el momento en que la lluvia artificial se detenía para atacar los tanques y camiones antiaéreos tras las líneas del Clan Colmillo.
Si bien la destrucción total de todos los tanques sería ideal, de no ser posible, mientras se obligase a los tanques restantes a adentrarse en el bosque, se debilitaría su potencia de fuego a menos de la mitad y la situación quedaría resuelta.
La segunda fase consistiría en que los jugadores de inteligencia de la Legión de la Muerte manejarían un enjambre de drones equipados con explosivos. Lanzarían un ataque sorpresa contra los tanques a corta distancia.
Dado que el blindaje de los drones de seis rotores era extremadamente frágil, cualquier rifle podía derribarlo con facilidad. Por lo tanto, esta fase requería que los blindados enemigos estuvieran lo suficientemente cerca, que la infantería de los alrededores sufriera numerosas bajas…
En cuanto a la tercera fase: el contraataque. Suponiendo que el enemigo conquistara la colina sur, luego tendrían dos opciones: continuar hacia el sur y atacar Qingshi en un movimiento rápido o expandir las fortificaciones mientras descansaban para avanzar con paso firme.
Independientemente de la opción que eligiesen, el avión producido por la Siderúrgica N81 volaría sobre ellos. Ante la lluvia de proyectiles los depredadores tendrían que dividirse instantáneamente en dos grupos: uno se refugiaría en las pocas fortificaciones de la colina y el otro huiría ladera abajo. Quedarse allí sería esperar la muerte. En ese momento, el resultado de la batalla ya estaría claro.
De hecho, según el plan operativo establecido por el centro de mando, una vez completada la segunda etapa, los defensores de la colina sur podrían abandonar sus posiciones a menos que quedasen tanques por destruir. En cuyo caso tendrían que atacar para inutilizarlos.
Si se tratase de algunas de las legiones de PNJ, Chu Guang les habría ordenado retirarse sin dudarlo. Sin embargo, como eran jugadores, consideró la jugabilidad y les dio dos opciones: Regresar a retaguardia para descansar o quedarse a luchar.
Y sí… ¿Golpe de Remo lideraba a sus soldados y aniquilaba a miles de enemigos? Si bien la posibilidad de tal acontecimiento era pequeña, no era completamente imposible. De lo contrario, ¿de dónde provenían las victorias épicas registradas en los libros de historia? Incluso si fracasaran, no sería una pérdida. Cada muerte fortalecía a esos jugadores imposibles de matar.
Chu Guang inspeccionó el campo de batalla empleando un dron Colibrí. Solo podía ver un rincón de la colina sur. Multitud de cuerpos mutilados yacían esparcidos por el suelo. Aunque los depredadores les habían quitado los cascos, las máscaras de gas, las máquinas virtuales e incluso la ropa, Chu Guang aún podía reconocer sus identidades.
‘La Alianza recordará su sacrificio. Haré que Pequeño7 suba las imágenes editadas de la batalla a la página web más tarde…’
Tras un segundo de silencio por todos esos jóvenes jugadores que no podrían conectarse en 3 días y tendrían que vivir enviando spam en el foro, Chu Guang levantó lentamente su martillo de guerra y lo blandió hacia adelante. Su voz amplificada por unos altavoces, resonó en la linde del bosque.
“A todas las tropas… ¡Avanzad!”
12 proyectiles de artillería de 100 mm impactaron simultáneamente en la colina, generando imponentes columnas de humo hacia el aire mientras olas abrasadoras inundaban el campo de batalla.
Al mismo tiempo sonó la señal de carga. Docenas de regimientos, grandes y pequeños, se lanzaron simultáneamente al combate. Con ensordecedores gritos de muerte, los impacientes 1000 jugadores se lanzaron a la carga hacia la colina.
Los primeros en llegar a ella fue la Legión Esqueleto. Con su doctrina de guerra móvil, lo que originalmente era un solo camión blindado ahora se había multiplicado por seis. Además de 2 camiones blindados con cañones cuádruples de 20mm, había otros 2 que transportaban el último producto de la Siderúrgica N81: un cañón de ánima lisa de baja presión de 88mm. Si bien la línea de producción del cañón del arma fue adaptada a partir de los morteros de 88mm, eran dos cosas completamente diferentes.
Los camiones restantes eran vehículos blindados de transporte de tropas con una ametralladora pesada de 10mm montada sobre el techo. Cada vehículo tenía capacidad para 12 hombres, pero si se apretaban podían ir 20.
“¡Ignorad a la infantería escondida en las trincheras! ¡Nuestro objetivo son las tropas que huyen hacia el norte!” – gritó Topo. – “Compañeros de la Legión Esqueleto, ¡agárrense fuerte! Conductores, ¡aceleren a fondo! Unidades blindadas, no se detengan, ¡sigan avanzando! ¡Vamos directo a la colina norte a recoger algunas cabezas!”
Sentado en el asiento del copiloto del vehículo blindado que transportaba las tropas, Topo no paraba de gritar con entusiasmo. Tan pronto como la Legión Esqueleto llegó a lo alto de la colina, aceleraron de inmediato sin prestar atención a los depredadores agazapados en las trincheras. Las ametralladoras pesadas de los camiones seguían disparando sin cesar. Con la cobertura del fuego de supresión, abrieron una brecha en la colina en menos de 2 minutos.
En el pinar, se encontraba el camino que había despejado la artillería, la ruta de ataque principal de la unidad de tanques del Clan Colmillo. Tanques y vehículos antiaéreos averiados estaban dispersos a lo largo del sendero o volcados en el bosque. Sentado en el asiento del copiloto, Topo sintió una punzada de dolor al ver por la ventana todo ese montón de chatarra.
“Es una pena que hayan explotado todos…”
¡Deseaba tener uno!
Al mismo tiempo que la Legión Esqueleto avanzaba, varios jugadores de la Legión de la Jungla y de la Legión Tormenta irrumpieron en la colina.
La colina sur había sido capturada hacía menos de 1 hora, por lo que los asaltantes no habían tenido tiempo de cavar trincheras en la otra ladera. No tenían ni idea de que los topos de azul habían abandonado sus fortificaciones en Qingshi para atreverse a lanzar un ataque.
Especialmente con la continua supresión de la cañonera aérea y la artillería de 100mm. Los atónitos depredadores ni siquiera se dieron cuenta que las fuerzas de la Nueva Alianza avanzaban hacia ellos. Y para cuando finalmente lo hicieron, los jugadores más rápidos ya habían llegado al borde de las trincheras.
Comenzó una sangrienta pelea.
En las trincheras apenas quedaban unos 1000 depredadores. Enfrentados a un número igual de jugadores con capacidades físicas y equipamiento superior, esos matones, que venían de una sangrienta batalla, quedaron prácticamente acorralados.
Frente a la abrumadora potencia de fuego de los rifles de asalto LD 47, los depredadores, cuya mitad estaba equipada con metralletas y rifles automáticos, fueron rápidamente obligados a refugiarse en los pocos búnkeres antiaéreos que quedaban. En ese momento, el lanzallamas preparado con anterioridad para resistir a las oleadas de enemigos volvió a ser útil…
“¡No entréis! ¡Dejádmelo a mí!”
Piloto Paracaidista, con un exoesqueleto KV-1 pintado de verde y un tanque de combustible de 100 kilogramos, corrió alegremente hacia ellos. Con una sonrisa dirigida a sus buenos compañeros de la Legión de la Jungla, este tipo se pavoneó hasta la entrada del búnker anti-artillería, cogió la boquilla y se preparó para ponerse a trabajar.
“A los que están dentro. ¿Se rinden?” – gritó Pollo, empuñando una escopeta de gran calibre hacia la entrada de la trinchera.
No hubo respuesta. Pollo no perdió el tiempo e hizo un gesto con la mano. Aunque capturar prisioneros daba puntos, el tiempo era oro. Rendirse era la mejor solución, pero si no querían, no había necesidad de hacerles perder el tiempo a todos.
El compañero que llevaba el lanzallamas apretó el gatillo sin decir una palabra. Un largo chorro de fuego salió disparado de la boquilla y penetró rápidamente en el túnel.
“¡Aaaaaaaaaaaaaaah!”
Los gritos resonaron por todo el refugio, pero en apenas unos segundos se hizo el silencio.
“Espera, acabas de gritar en mandarín.” – dijo de repente Fantástico Trabajador sobre el Terreno, al ver como un monigote salía corriendo de la cueva.
Pollo se quedó atónito. Solo ahora se dio cuenta de que los PNJs no podían entenderlo.
“Sí… ¿Por qué no lo dijiste antes?”
“Qué más da. Culpa de ellos por no saber idiomas. Siguiente agujero.” – añadió Piloto Paracaidista que solo buscaba diversión. Se rio entre dientes y caminó hacia el siguiente bunker con la boquilla en llamas.
Todo el campo de batalla se llenó del olor a carne quemada. Había cadáveres por todas partes. Para cuando Chu Guang pisó la cima de la colina con su servoarmadura azul, la batalla del Valle del Pinar prácticamente había terminado. Solo se oían los disparos esporádicos de la Legión Esqueleto en la colina norte.
Ante la presión por ambos lados, los depredadores que habían huido hacia el pinar dejaron caer sus armas y se rindieron. De hecho, incluso si no se rendían, la cantidad que quedaba ni siquiera podría resistir una ráfaga de ametralladora.
Los camiones blindados de la Legión Esqueleto les habían cortado la retirada y los cañones antiaéreos cuádruples los esperaban más adelante. Cualquiera que saliera del bosque con un arma en la mano se encontraba con una ráfaga de proyectiles de alto poder explosivo, lo que hizo que perdieran todas las ganas de luchar.
El avión de combate H-1 Libélula, que había agotado su munición, comenzó a regresar.
Las legiones que habían capturado las localizaciones marcadas en sus misiones empezaron a hacer un recuento de bajas y prisioneros.
En apenas 10 minutos, la Nueva Alianza había vuelto a ocupar la colina sur del Valle del Pinar y aniquilado por completo a los depredadores que ocupaban la zona. Tras esa batalla, el Clan Colmillo había perdido por completo todas las bazas que tenía para seguir luchando contra la Nueva Alianza.
¡Una gran victoria!
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