sábado, 5 de diciembre de 2015
Volumen 6 - Capítulo 8
Volumen 6 Capítulo 8
Extrañas compañías
Traducido por DaniR
Corregido y editado por AM y DaniR
En cuanto terminó sus asuntos en el Reino de Rosenheim, partió de nuevo hacia las Llanuras de la Desesperación. En esta ocasión, viajaba a lomos de un caballo. Se trataba de un animal barato de raza común, conocido por su baja estatura, piernas cortas y musculosas y con buena resistencia.
Algunas personas que sólo querían dar buena imagen elegían un caballo con un color completamente blanco o negro. Pero Weed, ciertamente, no era alguien como ellos, por lo que eligió un simple ejemplar marrón.
“De acuerdo. Vamos. ¡Adelante, corre!”
Golpeando el suelo fuertemente con sus pezuñas, el caballo partió al galope. No se trataba del mejor medio de transporte en zonas pantanosas o montañosas pero, para el viaje por las llanuras que Weed necesitaba, no tenía rival.
‘Sí. Vale la pena el dinero que he gastado.’
Estaba disfrutando de un viaje rápido y cómodo. Weed podía entender ahora por qué otros compraban caballos. ¡Aunque todavía le amargaba gastar su dinero! Ese era el motivo por el que tenía que consolarse continuamente.
‘El único camino hacia el éxito es hacer inversiones adecuadas.’
Aunque sólo había gastado tres monedas de oro en su montura, tenía que alabar constantemente a su nueva compra para no sentir remordimientos. Hacía todo lo posible para eliminar su naturaleza codiciosa.
A parte de todas las razones para alabarlo, el caballo era una inversión que realmente valía la pena. Le permitía viajar mucho más rápido que cuando usaba la habilidad [Carrera Cuadrúpeda].
En un solo día, llegó a la frontera y atravesó la muralla hacia las Llanuras de la Desesperación. A continuación cambió su ruta y empezó a moverse sin un patrón definido. Las llanuras eran un buen terreno para correr y tenían buena visibilidad en todas direcciones, pero Weed montaba hacia el sureste durante una hora para, acto seguido, hacer un cambio brusco de dirección y dirigirse hacia el noreste.
Haciendo este tipo de zigzags, gradualmente iba completando su camino hacia el este, camino a la Ciudadela de los elfos oscuros, aunque ocupaba gran parte de su valioso tiempo en vagar sin sentido.
Algunas horas después, Weed se encontró de nuevo con un grupo que estaba cazando en las Llanuras. Oberon y su compañía acababan de terminar otra pelea y estaban descansando. Por supuesto, estaban alerta y fueron los primeros en ver cómo se acercaba el jinete.
“¿Qué demonios…?”
“¡Aquí no vienen jugadores en solitario!”
Todos los miembros del grupo de Oberon se giraron, mirando sorprendidos a Weed. Desde que habían llegado a las Llanuras de la Desesperación, habían luchado contra monstruos sin tener un respiro. Aunque en el Reino de Rosenheim se pudieran jactar de vencer a cualquier monstruo, aquí todo era diferente. Sentían que cada batalla era más dura que la anterior.
¡Caballeros del Abismo, Elementales de Relámpago, Señores del Veneno, Bailarinas Oscuras, Señores de la Noche! Y muchos otros monstruos con nivel superior a 350. Utilizaban trampas, tendían emboscadas, lanzaban hechizos de muerte y convocaban secuaces para que les ayudasen en la batalla.
Estas tierras eran un verdadero reto para el grupo. Hubo un par de veces, cuando se toparon con monstruos de nivel superior a 400, que no terminó todo en una masacre debido a un esfuerzo tremendo.
Cada día que pasaba, el ánimo del grupo se iba tornando más y más sombrío. Así que no era de extrañar que, en el momento en que Oberon vio a Weed, sus ojos se le salieran de sus orbitas.
“Esta es una zona peligrosa. Son las Llanuras de la Desesperación… ¡Corre, da la vuelta y vuelve por donde has venido tan rápido como puedas! O más bien, espera, será mejor que te escoltemos de vuelta.”
Oberon era un hombre realmente honorable. Siempre estaba dispuesto a defender a los demás, incluso cuando él mismo estaba siendo atacado. A menudo, la profesión de guerrero era elegida por personas generosas, bien educadas y amables.
Sin embargo, Weed no era ese tipo de persona. Podría decirse que era exactamente el polo opuesto. Simplemente, dio un rodeo para evitarlos. Ignoró totalmente a los jugadores, no así los objetos que habían dejado atrás, ¡del mismo modo que en su último encuentro! Ni siquiera necesitó bajarse del caballo para recogerlos, tan solo se inclinó para juntarlos en su alforja, agarrándose al caballo sólo con sus piernas.
‘Tengo que recogerlo todo.’
Tras recoger todos los objetos, Weed continuó su camino hacia el este.
“¿Eh? ¿Se ha ido?”
“¿No valora su vida?”
Los jugadores del grupo de caza veían cómo se alejaba.
“Todo el mundo es libre de elegir cómo morir.”
“Parece que hay personas que realmente les gusta viajar solas a todas partes.”
En cambio, Pluto, Oberon, Haisyns y otro par de veteranos no sacaron conclusiones tan rápidas. El comportamiento de Weed no era el alguien que pensara morir en un futuro próximo. Una serie de recuerdos vinieron a la mente de Oberon. Recordó el encuentro con los lobos sin alma nada más cruzar la frontera y cómo un extraño orco había recogido todos los objetos después de la lucha.
“Podría ser…”
Pluto fijó su mirada en Oberon.
“¡Ese orco!”
“¿Podría tratarse de un jugador?”
“Si es un usuario, entonces…”
Todos ellos estaban de acuerdo.
“Un jugador, que puede transformarse en un orco… Sólo me viene una persona a la mente.”
En ese momento el resto del grupo entendió exactamente lo que Oberon estaba insinuando. Después de todo, el grupo lo formaban jugadores de alto nivel, todos ellos apasionados de Royal Road.
“¡El Salón de la Fama!”
“¡El orco de ese vídeo!”
“Tenía una apariencia diferente esta vez, ¡pero era él! Es una cara igual de terrible.”
“Cierto. ¡Ningún orco del juego es tan feo como él!”
“¡Así que la misión tenía lugar en las Llanuras de la Desesperación!”
* * *
Aunque Weed viajaba a caballo, no estaba de buen humor. Por todo su recorrido encontraba restos de la partida de caza o, para ser más precisos, objetos que habían dejado atrás. Weed los veía con claridad, pero no podía acercarse lo suficiente para recogerlos. Por esas zonas habitaban monstruos fuertes que eran difíciles de matar para una persona sola. Encima, el grupo transitaba por la mitad de las Llanuras, donde la cantidad de monstruos era mayor.
A primera vista, las Llanuras parecían desiertas, pero se trataba de una impresión engañosa. Cada tipo de monstruo tenía su propio territorio, por lo que la ruta de los jugadores forzaba a todo tipo de enemigos a atacarlos. Cada territorio se expandía a lo largo de las Llanuras, formando un complejo laberinto.
Weed tenía una copia del mapa de la zona, por lo que era capaz de evitar las zonas peligrosas. Pero, aun contando con el mapa y el caballo, debía seguir un camino tortuoso, algo que realmente le hacía ir más despacio.
Tras un día de constante galope, el caballo tenía las comisuras de la boca llenas de espuma. Estaba agotado. Principalmente porque Weed transportaba una estatua de orco bastante pesada en una de sus alforjas.
Por lo general, los propietarios de un caballo cuidaban a sus monturas: los acariciaban, los consolaban y los alimentaban con zanahorias. Y, por supuesto, los dejaban descansar cuando estaban agotados.
En cambio, Weed hacía correr más a su caballo.
“Vamos, corre. Puedes hacerlo. Perteneces a una especie de corredores, después de todo. ¿No te decepciona que jamás hayas alcanzado tu límite?”
Después de eso, empezó a golpear repentinamente el lomo del caballo siguiendo el ritmo. Y éste corrió un poco más rápido, gastando las pocas fuerzas que le quedaban. Hasta que, después de un tiempo, su velocidad volvió a bajar.
“Es difícil, lo sé. Aguanta un poco más. Cuando lleguemos podrás descansar tanto como quieras.”
El caballo creyó en sus palabras, dejó de disminuir su velocidad y se esforzó un poco más. Tanto el tono de voz de Weed como su [Carisma] y [Liderazgo] animaban al pobre caballo para correr más allá de sus límites con la esperanza de llegar pronto a su destino.
Pero el tiempo pasaba y no había ni rastro de su destino; y Weed no le permitía bajar la velocidad.
“Vamos, está un poco más lejos.”
El caballo continuaba corriendo.
“Ya casi estamos.”
Continuaba creyendo en sus palabras.
“Sólo un poco más.”
La actitud de Weed con su montura fue más allá de lo terrible. Exprimía hasta la última gota de fuerza de su caballo. Llegó un momento en que no pudo soportar más esa actitud, dio unos últimos pasos y cayó al suelo, completamente agotado.
Tras ver los fuertes resoplidos del caballo y examinar su estado, decidió que no era posible seguir montándolo, por lo que Weed cogió su equipaje y le dijo:
“Ahora eres libre. Ve donde quieras. Buena suerte.”
Sacó su pequeña estatua con forma de orco. No tenía tiempo que perder esperando a que el caballo se recuperar, así que cambió a su anterior forma de viajar.
“[Transformación Escultural]!”
El viaje al Reino de Rosenheim le había llevado siete días. Esta vez había cubierto gran parte del camino a caballo mientras guardaba sus fuerzas, por lo que esta vez podría hacerlo en la mitad de tiempo.
“¡Chwiik! ¡Chwik!”
El pequeño orco puso rumbo este. Seguía estando terriblemente corto de tiempo. La última vez había visitado las aldeas de los exiliados situadas en la zona central de las Llanuras, por lo que ahora debía visitar las que se encontraban en las zonas más remotas. Si tenía en cuenta el camino de regreso a la Ciudadela de los Elfos, iba a tardar doce días en terminar su viaje.
‘Y sólo quedan quince días para que empiece la batalla.’
Habiendo llegado a la conclusión que tenía tiempo suficiente, Weed continuó con su carrera cuando, repentinamente, vio a alguien de pie en la cima de una colina. El individuo daba la espalda a Weed y observaba algo que se encontraba fuera de su línea de visión.
‘¿Un jugador? ¿Cómo…? No es fácil llegar hasta aquí. Quizás sea un aldeano. ¡Chwiik!’
Las aldeas de los exiliados se esparcían por todas las Llanuras. Aun a pesar de la abundancia de monstruos por la zona, ellos mantenían su vida; los aldeanos salían de sus aldeas para cazar o para hacer negocios. No sería tan raro ver a uno de ellos por aquí.
‘¡Chwiik! ¿Hay algún pueblo cerca de aquí?’
A medida que se iba acercando, fue viendo más detalles sobre la persona de la colina. Tenía una postura elegante, y un pelo tan largo que le llegaba a la cintura.
‘Debe ser una mujer.’
Aunque sólo podía ver su espalda, sus sentidos de escultor le decían que se trataba de una mujer hermosa. Una mujer observando la puesta de sol. No, una chica joven.
Decidiendo que no era algo de su incumbencia, Weed continuó corriendo. La chica sin duda lo había oído pero, al no prestarle ninguna atención, decidió simplemente pasar corriendo a su lado.
Mientras ascendía por la colina, Weed notó algo justo al borde de su campo de visión. Un enorme monstruo en forma de toro corría en su misma dirección.
‘¡Cazador de las Llanuras!’
Era uno de los pocos tipos de monstruos que no tenían un territorio fijo. El Cazador de las Llanuras vagaba a lo largo de todas las Llanuras de la Desesperación, a la caza de personas o de todos los animales con que se cruzara. Los aldeanos le habían dicho que eran guerreros de nivel cercano a 320, los cuales habían sido maldecidos por un hechizo oscuro y convertidos en monstruos de gran salud y con una habilidad muy desagradable, que reduciía un poco la [Vitalidad] del jugador con cada golpe.
Esta habilidad innata los hacía muy difíciles de combatir. Weed se preparó para una dura batalla.
‘Maldita sea. Ni siquiera puedo afilar la espada o pulir mi armadura…’
Weed se había centrado en su carrera, por lo que en absoluto se encontraba preparado para una pelea. Y la diferencia entre luchar tras prepararse y luchar sin hacerlo era enorme. Si se lo hubiera encontrado en una llanura, podría haber esquivado al monstruo. Pero, habiendo sido en una pendiente, era demasiado tarde, no había forma de evitar la pelea.
Sin embargo, el Cazador de las Llanuras no iba a por Weed, ¡sino a por la chica que estaba en la cima de la colina!
‘Excelente. Me escaparé mientras tanto… ¡Oh, no, no puedo huir!’
De primeras, Weed había respirado aliviado y había visto su oportunidad de escape, pero entonces recordó otro rasgo de este tipo de monstruos. El Cazador de las Llanuras siempre perseguía a su víctima hasta acabar con ella. En cuanto acabase con la chica, perseguiría a Weed hasta darle caza. Y eso probablemente sucedería cuando estuviera agotado, lo que haría que la lucha fuera aún más difícil.
Así pues, su mejor oportunidad era tratar de matarlo ahora. Además, en estos momentos, el animal tenía un punto débil.
‘Mientras está ocupado con la chica, iré por detrás y lo apuñalaré.’
El Cazador apuntó con sus astas a la chica. Weed agarró con fuerza su alabarda. Contaba con hacer un solo golpe de gran fuerza, que debería ser letal. Creía que había pensado en todas las posibilidades. Pero, en el último momento, ¡la chica se giró con una velocidad increíble y desenvainó su espada! La hoja destelló con algo parecido a tres filos diferentes, todos ellos impactando en el Cazador, que dejó de avanzar.
Al momento siguiente, el monstruo estaba muerto.
La chica miró a Weed.
Cuando sus ojos se encontraron, se quedó atónito.
Él la conocía. ¡La conocía muy bien!
Era Seoyoon.
“Chw-chwiik…”
Se quedó paralizado con la alabarda en alto en posición de ataque. Visto desde fuera, parecía que un orco feo y pequeño iba a atacar a una niña solitaria.
* * *
Tras abandonar el Reino de Rosenheim, Seoyoon hizo un largo viaje, acabando en las Llanuras de la Desesperación. En el juego era una berseker, lo que le permitía dominar todo tipo de armas. Sin embargo, su poder real se mostraba cuando las batallas duraban mucho tiempo. Los jugadores con esa profesión nunca se cansaban y se iban volviendo más y más fuertes a medida que sus enemigos sangraban.
Seoyoon luchaba como una máquina, del mismo modo en que lo hace un berseker. No importaba si era de día o de noche, cazaba sin descanso matando a un monstruo tras otro, dejando tras de sí sólo cuerpos muertos.
A veces, a lo largo de sus viajes, quedaba atascada en el centro de una mazmorra y, como resultado, perdía la vida. Incluso una jugadora como ella, que llevaba luchando sin parar desde el lanzamiento de Royal Road, no podía derrotar a una abrumadora cantidad de enemigos.
Pero no había nada que le importara. Perder niveles y habilidades era insignificante. Dejaba todo de lado, prefería luchar contra monstruos antes que preocuparse por sus habilidades. Sin embargo, no podía jugar durante veinticuatro horas después de una muerte, por lo que procuraba no morir. Intentaba ganar todas las batallas.
Aunque eso no era tampoco lo más importante. ¡La única utilidad de las batallas era para dejar salir la frustración acumulada! ¡Para vengarse! Los monstruos no encontrarían ni una chispa de compasión en sus fríos ojos.
‘Enemigo.’
Seoyoon vio al orco que se aproximaba con la alabarda en sus manos y lo miró a los ojos. No se relajó ni por un momento, aquí y ahora empezaba un nuevo combate. La espada de su mano se dirigió al nuevo objetivo.
* * *
Seoyoon. Tras reconocerla, Weed se había quedado congelado. Era hermosa. Ya la había visto antes, pero ahora que sus caminos se habían vuelto a cruzar era incapaz de apartarse de su mirada, su belleza le había golpeado muy fuerte.
‘Un humano no puede ser tan bello…’
Parecía como si su rostro brillara. Sus ojos, labios, nariz… todo estaba en armonía, completando un rostro de un encanto increíble. Tras ver tan de cerca a Seoyoon, Weed se desesperó. Había creado muchas esculturas, pero ninguna reflejaba correctamente su belleza.
Si fuera posible, la habría estado mirando así durante todo el día. Nunca se cansaría de hacerlo. Pero no era el momento adecuado para hacer algo así. Tenía que salir de aquí, antes de que sucediera algo terrible. Si llegaba a descubrir que él había sido el creador de una escultura de ella sin su permiso, acabaría como el Cazador de las Llanuras.
Por muy fuerte que se considerara Weed, Seoyoon ya tenía un nivel muy alto en su primer encuentro. ¡Y todos los objetos que llevaba superaban el nivel 300!
‘Problemas.’ – en principio, la situación parecía complicada. Un orco con una lanza estaba atacando a una chica solitaria.
Weed tragó. Por supuesto, lo único que quería hacer era explicar todo y aclarar la situación.
“¡Chwi… chiik!” – Weed tenía prisa y estaba perturbado, ¡por lo que todo lo que salía de su boca eran sonidos orcos sin sentido!
“Chwichik…”
“¡Chwi-i-i-i-ik!”
¡Cada vez que intentaba decir algo era como si escupiese en dirección a Seoyoon! Y entonces empezó a sentir una siniestra aura proveniente del cuerpo de Seoyoon. Parecía como si lo estuviera despedazando con su mente. Su cuerpo se entumecía y las rodillas le temblaban. Era algo amenazante y opresor.
¡El aliento de la Muerte!
Esta impresión tan abrumadora hacía pensar a Weed que iba a morir, incluso aunque lograra explicarse. Pero, al menos, tenía que intentarlo. Debía ser capaz de decir que era el tipo con el que una vez habían compartido una cena en casa del Instructor. Aunque seguramente ni este hecho podría detenerla. Hasta la rosa más bella tiene espinas. Después de todo, ella tenía la marca del asesino en su primera reunión.
Ella había sido la primera jugadora con la marca del asesino que había conocido en Royal Road.
‘¿Quién iba a pensar que aquí, en las Llanuras de la Desesperación, iba a encontrarme con la persona con la que nunca jamás querría hacerlo?’
Desde aquel memorable encuentro en la cena, la imagen de esa chica hermosa pero fría se había quedado fijada en su memoria. Cada vez que Weed creaba una nueva escultura, intentaba dar a su cara diferentes expresiones con su imaginación. Había tratado de ocupar ese ángel frío con una belleza viviente.
“¡Chwiik!” – Weed abrió los ojos y miró a Seoyoon con gran intensidad.
Si su oponente fuera un asesino, este hecho sólo le daría mayores ánimos para atacarle. Pero también podía impedir que le atacase.
‘¿Puedo vencerla?’
Incluso aunque diera lo mejor de sí, en lo que respectaba a nivel y calidad de equipo se encontraba muy por detrás. A primera vista, a juzgar por su equipamiento, tenían una diferencia de setenta niveles.
‘Hace unos pocos meses, Bard Ray alcanzó el nivel 370. Ahora debería rondar el 390. Aunque su nivel sea ligeramente inferior, ¡sigue siendo una de las mejores jugadoras!’
Weed no tenía miedo de otros jugadores con mayor nivel que el suyo. ¡Compensaba esa diferencia con las habilidades que había conseguido, sus atributos aumentados y sus habilidades de escultor!
Para él, que su misión en el juego era ganar dinero, los peores enemigos eran los asesinos de jugadores. Se trataba de bandidos. Mientras que los jugadores ordinarios, como Weed, participan en misiones complicadas y en batallas para conseguir objetos, estos asesinos entrenan para luchar contra otros jugadores. ¡Y cuando liquidan a uno cogen todas sus pertenencias!
Aunque tenía experiencia en esto tras encontrarse con el cuarteto Dwichigi, a los que había derrotado, este caso era muy diferente. Seoyoon iba a ser un rival difícil.
Había hecho el mismo aprendizaje que él en el Salón de Entrenamiento, por lo que no podía confiar en unos atributos superiores. Y en estos momentos no era capaz de utilizar sus habilidades para afilar su espada y pulir su armadura. Además tenía una profesión basada en la lucha como la suya, por lo que sus habilidades tampoco le serían desconocidas.
¡No veía ninguna salida!
Weed ya había preparado treinta y seis formas diferentes de huir. Pero entonces, simplemente, Seoyoon bajó su espada, dio la vuelta y continuó con su camino. Weed no podía entender qué había ocurrido.
¿Cómo iba a saber que Seoyoon sólo luchaba contra los monstruos que la atacaban? No había visto ningún tipo de amenaza en sus ojos, por lo que no le hizo nada.
Confundido, Weed rápidamente recobró la compostura.
‘De todos modos, no tengo tiempo para esto.’ – pensó mientras continuaba su carrera hacia las Montañas Yuroki.
Pero Seoyoon también continuaba con su camino. Y, sorprendentemente, su dirección general era la misma. Así pues, a los pocos días sus caminos se volvieron a cruzar. Al principio, Weed era incapaz de entender lo que había ocurrido. Había estado corriendo tan rápido como le era posible durante dos días, pero Seoyoon había llegado antes que él.
Entonces se dio cuenta. Había estado evitando todos los territorios plagados de monstruos mientras realizaba sus visitas a las aldeas de los exiliados. Su camino, obviamente, era mucho más largo y más difícil. En cambio, Seoyoon caminaba siguiendo una línea recta, ¡luchando contra todos los monstruos que se cruzaba!
“¡Chwi, chwiik!”
Weed estaba tocado. Se había esforzado al máximo en su carrera, ¡pero su movimiento había sido el mismo! Y Seoyoon había cazado monstruos y conseguido objetos y experiencia mientras tanto.
Su tercer encuentro fue en el Cañón Yunopu. A partir de ese momento se vieron forzados a viajar juntos. Seoyoon no prestaba ninguna atención al orco que la seguía, sólo seguía su camino.
El Cañón Yunopu se encuentra en la parte norte de las Llanuras de la Desesperación. Sus dos montañas gemelas parecían atraer a los viajeros, como si se tratase de un par de puertas gigantes. A parte de atravesar el propio cañón, la única forma de atravesar las montañas sería rodeándolas o escalándolas, lo que resultaría mucho más difícil.
‘No tengo mucho tiempo, ¡chwiik!’
Weed había decidido atravesar el Cañón Yunopu. Estaba un poco preocupado por tener que seguir a Seoyoon, por lo que decidió mantener las distancias para evitar el peligro. O a los monstruos, para ser más precisos.
Esta zona estaba habitada por Yetis gigantes. Tenían un grueso pelaje blanco, lo que los hacía inmunes a la magia de hielo. ¡Además tenían nivel 340! Antes vivían en las montañas, pero habían sido expulsados por otros monstruos aún más poderosos, por lo que se habían trasladado al cañón, la que anteriormente había resultado ser una ruta popular para los cazadores de las Llanuras de la Desesperación.
‘¡No puedo ayudarla! Debo luchar contra otros Yetis.’ – Weed decidió atravesar el cañón mientras Seoyoon demostraba su excepcional dominio de la espada en el combate contra los Yetis.
‘Es fuerte…’
Mientras corría por las Llanuras de la Desesperación, Weed había evitado a la mayoría de los monstruos, pero en el Cañón Yunopu tenía que enfrentarse contra los Yetis. ¡Tenía que luchar! Incluso con sus habilidades mejoradas, cada pelea requería de toda su habilidad. Durante las luchas su [Salud] caía a un nivel crítico pero, por ahora, Weed siempre conseguía derrotarlos.
Para Seoyoon, parecía que la lucha era algo que no requería esfuerzo. Gracias al uso de sus técnicas, sus movimientos fluían elegantemente, matando varios Yetis al mismo tiempo. Ciertamente, ella tenía un nivel más alto y mejor equipo, pero Weed veía más allá. Habilidad.
Royal Road era un juego, basado en la realidad virtual. No era tan importante lo alto que fuera tu nivel o tus habilidades, sólo cuando las usabas de forma efectiva eras capaz de sacar todo el potencial a tu profesión.
Esto se puede demostrar en un duelo entre un monje y un espadachín, las dos clases más populares. El jugador equipado con la espada procurará mantener a su oponente a cierta distancia en el transcurso del duelo mientras el monje, por el contrario, tratará de acercarse todo lo que pueda. Si sus habilidades están en un nivel similar, el resultado del duelo dependerá de táctica, su capacidad de reacción y un poco de la suerte. En este caso, el luchador con más experiencia y habilidad conseguirá probablemente la victoria.
Claro que esto no es importante durante la caza de un monstruo; los novatos, que no han aprendido nada, pueden llegar a matar a monstruos de menor nivel que ellos.
Así pues, ni los luchadores con experiencia tenían una sola oportunidad contra Weed, que había pasado un año entero ejercitándose con la espada.
‘Buenos movimientos.’ – Weed admiraba la habilidad con la espada de Seoyoon. Aunque su técnica no estaba tan pulida como la suya. El manejo de la espada de Weed no tenía ninguna debilidad. Usaba correctamente todos sus músculos, concentraba sus fuerzas en la defensa o en un ataque inesperado.
Había veces en que Weed se lanzaba como loco a la batalla, olvidando completamente defenderse. Se apoyaba sólo en su instinto y en su agilidad, realizando hazañas increíbles. Lanzaba una lluvia de ataques a sus enemigos, derrotándolos rápidamente.
Pero Seoyoon luchaba de manera diferente. Ella tenía en cuenta el ataque y la defensa al mismo tiempo. Cuando veía una debilidad, atacaba. Cuando estaba en peligro, defendía. Debido a todo esto, había desarrollado varias tácticas a lo largo de sus múltiples batallas contra los monstruos, cuando su habilidad parecía haber llegado al límite. Weed la envidiaba. Mientras peleaba, parecía como si bailase. Gracias a su agilidad, era capaz de dar golpes como los que sólo una mujer sería capaz.
Cuando la situación se lo permitía, Weed observaba a la chica con toda su atención.
‘¡Le gusta tanto cazar!’
Aun así, ella nunca decía una sola palabra y siempre que luchaba contra los monstruos mantenía una expresión fría. Parecía que estos terribles enemigos no fueran rival para ella.
Pero Weed veía algo más. Profundizando en su interior, su frío rostro mostraba tristeza. Arrastraba una terrible carga en su corazón.
Desde su primer encuentro, cada vez que tallaba una escultura, Weed solía pensar en lo que representarían. Antes no tenía mucha experiencia en la comprensión de las personas y no era capaz de ver gran cosa. Ahora era capaz de entender mejor los sentimientos de la gente y podía apreciar esos sentimientos ocultos.
‘¿Por qué está tan triste?’
Weed intentaba mirarla desde más cerca. Aunque su secreto le cautivaba, era incapaz de entenderla con sólo mirarla. Nunca antes había visto a una chica de una belleza tal que era incapaz de capturarla en una escultura, aun habiendo hecho muchos intentos.
Mientras la observaba, Weed se dio cuenta de algo más.
Seoyoon nunca apuntaba a la cabeza del oponente. Aunque los Yetis superaban los dos metros de altura y ella era una chica de un metro sesenta y siete, ella debería haber sido capaz de alcanzarlos con su espada. Weed siempre lanzaba el golpe definitivo a la cabeza, ya que era la parte menos protegida y al golpearla conseguías probablemente un golpe crítico.
Pero Seoyoon nunca atacaba en la cabeza. Parecía como si nunca mirase el rostro de sus enemigos. Usaba todas sus habilidades disponibles para matar a los oponentes tan rápido como fuera posible.
‘¿No mira su expresión? Quizás tenga miedo de ver su dolor… No, lo más probable es que haya otro motivo.’
Debido a que Weed seguía a Seoyoon, no tuvo que pelear demasiado. Habitualmente luchaba contra los pocos enemigos que trataban de atacar a la chica por la espalda.
“¡Chwiik, experiencia!”
Las pieles de Yeti eran un objeto de nivel superior y de buena venta. Además, el equipo hecho con su piel daba una buena impresión y la ropa que se hacía con ellas era muy cálida.
“¡Chwichwichik!”
‘Si recojo todo esto podré olvidarme del frío. Y podré coser ropa y de paso ganar algo de dinero extra.’ –Weed estaba absorto con la caza y la recolección de recursos.
“…”
Seoyoon continúo con su caza sin prestar atención a su inesperado compañero. Simplemente, cuando se daba la vuelta, siempre veía al pequeño orco tras sus pasos. Ella continuaba sin decir nada, algo que para Weed era normal. Nunca antes la había oído hablar. Hasta los jugadores ordinarios habían dejado de hablarle cuando estaba transformado en Karichwi.
Al principio, estaba un poco preocupado por seguirla, pero Weed se dio cuenta en seguida que no lo atacaría. Era algo evidente tras observarla durante un tiempo, además se percató que evitaba luchar contra Yetis cuando iban acompañados de sus crías.
‘¿Por qué se ha convertido en una asesina? Debería dejar de ir con esa expresión tan fría.’
Weed tenía mucha curiosidad pero, del mismo modo en que no le gustaba que se inmiscuyesen en su vida, trataba de no meterse en la de los demás. Por tanto, todo lo que le quedaba por hacer era cazar y conseguir algo de botín a medida que atravesaba el Cañón Yunopu. El Cañón no tenía esquinas, ni cruces de caminos, ni siquiera rutas alternativas; tan solo un camino largo y recto. Según el mapa, eran necesarios cuatro días para atravesarlo.
Día y medio después, Seoyoon hizo una parada para descansar. Sacó un pan de cebada rancio, comprado en el Reino de Rosenheim, y comenzó a masticar con lentitud. Weed consideró la actitud de Seoyoon.
‘Exacto, para reducir los gastos uno debe empezar por la comida. Si empiezas con eso, podrás ahorrar gran cantidad de dinero. El dinero es poder. Si uno ahorra constantemente, nunca se verá en la miseria.’
A diferencia de la chica, Weed comía algo diferente al pan de cebada. Debido a su alta habilidad en [Cocina], había sido capaz de reunir diferentes ingredientes durante la caza y, usando unas pocas especias, había cocinado para sí mismo una comida sabrosa casi sin gasto adicional. No sólo satisfacía su hambre, sino que también potenciaba sus atributos.
Weed encendió un fuego, colocando los trozos de carne de Yeti en palos de madera y asándolos lentamente en las brasas. El sabroso aroma de la carne asada se extendió gradualmente a su alrededor.
“¡Chwiik!”
Cuando estuvo listo, Weed agarró uno de los palos con las dos manos y empezó a comer. El delgado orco comía con gran apetito.
Estás lleno.
[Aguante] ha incrementado un 40%.
[Salud] ha incrementado un 15%.
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Has ingerido carne de Yeti, lo que te aporta muchas energías. Como resultado, algunas de tus estadísticas han aumentado durante cierto periodo de tiempo.
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¡Habilidad de [Cocina] intermedia!
Ciertas personas saben cómo combinar exactamente los tiempos de cocción y la cantidad de ingredientes. Pero Weed había conseguido llegar a este nivel gracias a la práctica, cocinando gran cantidad de comidas para los grupos que había dirigido. Así pues, incluso cuando Weed cocinaba los platos más sencillos, eran muy sabrosos. Además aumentaban ligeramente ciertos atributos.
“…”
Mientras comía, miraba de reojo a Seoyoon. Creía que iba a retomar su marcha tras comerse el pan y que tendría que volver a alcanzarla. Después de todo, hasta el compañero más extraño es importante en un barranco lleno de Yetis.
Sin embargo, sorprendentemente, la chica estaba apenas a unos pocos pasos de distancia, mirando al orco. Para ser más precisos, la carne que el orco tenía en sus manos. ¡Una carne de yeti asada que desprendía un olor sabroso!
“¡Chwiik!”
Weed se quedó atónito por unos instantes pero rápidamente le entregó un palo de carne. Podía cazar más carne y cortar otro palo de una rama; sin duda no merecía arriesgar la vida por esto.
A partir de ese momento, Seoyoon siempre se unía al pequeño orco a la hora de comer. Durante el viaje, Weed se convirtió de forma inesperada en su cocinero personal. Aunque no creía que era un trato justo.
‘Si no comparto con ella, podría comerme… es una verdadera asesina.’
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