sábado, 5 de diciembre de 2015

Volumen 1 - Capítulo 7

Volumen 1 Capítulo 7
Maestro de batallas
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder

La Guarida de Litvart estaba a los pies de las Montañas del Sepulcro, un viaje de tres horas a caballo desde la Ciudadela. El potro que Weed montaba se desviaba de vez en cuando de la ruta, y hasta se ponía a pastar plácidamente. Tenía que persuadirlo para que reanudase la marcha. Cuando llegaron ante la guarida, se encontraron con un soldado que se encargaría de cuidar de los caballos hasta que regresasen. “Johnson, cuida bien de los caballos.” “Sí, señor.” La fuerza disciplinaria dirigida por Sir Midvale dejó los caballos al soldado, y entró a la mazmorra. Weed por fin se vio libre del potro. “¡Preparaos para la batalla!” “¡Posición de batalla!” El grupo equipó sus escudos de acero y se armó con lanzas y espadas. En comparación, el equipo de Weed era bastante patético. Una simple espada de hierro y un arco. Sir Midvale se le acercó vestido en su cota de mallas. “¿Es eso todo lo que tiene, señor Weed?” “Sí, señor.” “Está pobremente armado para luchar en el frente. Manténgase en la retaguardia y apoye las acciones de las tropas.” “Sí, señor.” Los soldados levantaron sus escudos al frente y marcharon al interior de la mazmorra. Weed los siguió. Tras avanzar unos metros en el interior de la guarida, se toparon con cinco kobolds que estaban acampados junto a una fogata cocinando algo. Sorprendidos por la repentina aparición de la tropa, los kobolds se apresuraron en ponerse de pie. “¡Grakht!” “¡Enemigos! ¡Humanos atacan!” Los kobolds eran monstruos de nivel 20 y baja estatura, no medían más de un metro veinte, y estaban armados con toscos escudos de madera y espadas de bronce. “¡Matar, matar!” “¡Expulsar malvados humanos! ¡Destruir refugio! ¡Arriba, bravos guerreros kobolds!” Cuando los kobolds cargaron, los soldados se pusieron tensos. Eran nuevos reclutas recién salidos del campo de prácticas que aún no habían tenido ninguna experiencia en un combate real. Weed miró a Sir Midvale, pero el caballero se limitaba a observar sus tropas con mirada indiferente, como si no le importase el número de bajas. ‘¿No se supone que un caballero debería preocuparse por el bienestar de sus tropas? Quizás lo que quiera es que adquieran experiencia de combate de primera mano por sí mismos.’ – pensó Weed. Los soldados cambiaron rápidamente a una formación lineal y cargaron contra la oleada de los kobolds. Un par de kobolds lanzaron piedras con unas hondas, pero los proyectiles apenas molestaron a los soldados. Superaban en número al enemigo y estaban mejor equipados; los soldados se impusieron a los kobolds con solo unas pocas heridas. Cada vez que un kobold era eliminado, una pequeña pieza de metal caía al suelo. “Buren, Becker, reúnan el botín.” Los dos soldados señalados por Sir Midvale empezaron a reunir las piezas de metal. Eran pedazos de cobre o hierro con muchas impurezas de poco valor, pero aun así eran útiles para crear herramientas de labranza. Una de las razones por las que el reino creaba este tipo de purgas, además de servir entrenamiento a los nuevos reclutas y restaurar la seguridad del reino, era para recolectar botines de guerra, una ganancia directa al tesoro. ‘Tengo que empezar a actuar lo antes posible…’ – pensó Weed. En el siguiente enfrentamiento, sacó el Arco de Theo el Grande y apuntó al cuello de uno de los kobolds. ‘Mantener la respiración. Reafirmar las manos. Apuntar al objetivo.’ ¡Shuii! El alto valor en [Agilidad] y [Artesanía] de Weed guiaron la flecha con precisión hacia el kobold al que apuntaba.

Has subido de nivel.
Cuando Weed hubo acabado con tres kobolds, ante él apareció una ventana por el aumento de nivel. Esos kobolds de un nivel superior a 20 le daban a Weed, que solo tenía nivel 13, grandes cantidades de experiencia. Todos los kobolds a los que disparaba una flecha caían inmediatamente porque seleccionaba a aquellos que estaban al borde de la muerte. En un alarde de inteligencia, Weed disparaba a las piezas fáciles desde detrás de los soldados que estaban arriesgando sus vidas en primera línea. Era una táctica segura pero egoísta. Un pirómano que prende fuego a una casa corre menos riesgo que aquel que roba las joyas y la cerámica de la casa del vecino en llamas, ¿no? Lo que estaba haciendo era muy retorcido, utilizando a sus compañeros de armas que derramaban sangre y sudor luchando contra los monstruos. Una buena persona nunca se hubiese aprovechado así de esa situación. Por otro lado, Weed estaba preocupado que esa forma de actuar pudiese volverse en su contra cuando los soldados se diesen cuenta de lo que estaba haciendo y empezasen a criticarle. Imagina lo molestos que podrían llegar a estar si un kobold a punto de morir, a falta de un último ataque, muriese por una flecha salida de la nada. Así que solo apuntaba a los kobolds que huían en un desesperado intento de sobrevivir, o cuando un soldado estaba sobrepasado por un grupo de dos o tres kobolds.

Has subido de nivel.
Cada vez que tumbaba a un kobold, Weed sonreía encantado. Mientras los demás soldados luchaban con esfuerzo, él solo tenía que disparar flechas a diestro y siniestro desde una posición segura. ¿Había algo más fácil? Su nivel estaba subiendo más rápido que las acciones de la bolsa. El plan de Weed de comprar el arco antes de empezar la misión estaba dando sus frutos. Al profundizar más en la guarida dieron con un amplio espacio abierto. Sir Midvale y sus hombres lo rodearon, eliminando kobolds a medida que los iban localizando, y volviendo a esta posición. “Descansad y preparad la comida” – ordenó Sir Midvale. “Sí, señor.” – Buren y Becker se apresuraron en preparar una gran olla y encender un fuego. Al ser los más jóvenes del grupo, eran los responsables de llevar a cabo esas tareas. Weed se acercó a ellos y cogió un cuchillo. “Os echaré una mano.” – dijo Weed, sonriendo inocentemente. “Oh, no hace falta.” – respondió Becker. “Bueno, la cosa es que me gusta cocinar. Aún soy un novato pero, ¿no sería maravilloso servir a los valientes guerreros que entregan sus espadas y escudos por el reino de Rosenheim?” “Es muy amable de tu parte, señor Weed.” Weed empezó a ganarse el favor de los soldados. Un hombre que se ofrece para realizar las labores manuales siempre era muy bien recibido en todo viaje. Por una parte, la actitud de Becker y Buren hacia Weed cambió. No podían evitar que les gustase el modo en que cogía el cuchillo y cortaba la ternera. Por supuesto, para todo esto tenía sus propias razones, y no tenían nada que ver con la benevolencia universal ni nada por el estilo: mejorar su habilidad de [Cocinar]. Weed cortó y metió la ternera en la olla, y añadió vegetales y especias para el estofado. Se necesitaban un montón de ingredientes para cocinar para 32 personas. Weed era consciente que cocinar en grandes cantidades era el método más rápido de mejorar su habilidad en la cocina.

Subes de nivel: [Artesanía] Principiante - 7 [0%]
Mejora todas tus habilidades artesanales.

Subes de nivel: [Cocina] Principiante - 2 [0%]
Mejora el sabor de las comidas.
Aumenta la recuperación de [Aguante].
Aumenta la [Salud] en un 5%.
Las dos ventanas aparecieron casi juntas. La habilidad de [Cocina] de Weed aumentó, mientras que la de [Artesanía], que había estado a unos pocos puntos de subir de nivel llegó finalmente al 7. Desde luego, eran dos pájaros de un tiro. Weed probó una cucharada del estofado: el privilegio de ser el chef. ‘Excelente.’ Comparar ese estofado con el pan de cebada de las tiendas sería un insulto. No era tan bueno como la barbacoa de la noche anterior, pero era satisfactorio para ser su primera vez sirviendo algo. Su alto nivel en [Artesanía] compensaba su bajo nivel en [Cocina]. “¡Chicos! ¡La comida está lista! ¡Ya podéis venir!” Los soldados, hambrientos tras las incesantes batallas recibieron una taza de estofado, que se comieron con avidez. “Oh, esto está delicioso.” “No me puedo creer que la comida de una expedición pueda saber tan bien.” “Por alguna razón, me parece que cocina mejor que mi esposa.” Todos felicitaron a Weed. Sus reacciones le dejaron claro que les gustaría que siguiese encargándose de hacer las comidas. Rellenó sin cesar los boles vacíos con estofado cada vez que le pedían y, entre taza y taza, también iba comiendo un poco. Los soldados acabaron con el contenido de la olla y, cuando el almuerzo hubo terminado, Sir Midvale se acercó a Weed. “Señor Weed, ¿le importaría seguir preparando la comida para mis hombres?” – preguntó con cordialidad. Al parecer, hasta un valiente caballero valoraba el contar con un buen cocinero. Aunque era más probable que, al ser considerado como un noble, estaría acostumbrado a buenas comidas y no podría considerar aceptar nada de peor calidad. “Sí, señor, yo me encargaré de las comidas.” Y así, Weed fue nombrado cocinero oficial del grupo de asalto. No veía ninguna razón para declinar la petición de Sir Midvale, ya que le permitía mejorar su atributo de cocina haciendo 32 platos tres veces al día. Además, no estaba limitado únicamente a la cocina. “¡Puedo reparar armas y armaduras! Tráiganme lo que tengan roto o dañado.” “¿De verdad?” “¿Seguro que puedes reparar mi espada?” “Enséñamela… ¡[Reparar]!” Weed usó su habilidad [Reparar] con las armas y equipamiento que algunos soldados le llevaron. Hubiese costado una fortuna hacer que un herrero les reparase todo el equipo en una ciudad. Y si se quedaban con poca durabilidad, podrían romperse en mitad de una batalla. “¡Gracias, señor Weed!” Weed fue aclamado por la tropa. Podía mejorar sus habilidades de [Artesanía] y [Reparación], y ganaba la confianza de los soldados como extra. Sir Midvale, que se había mostrado escéptico con la recomendación de su amigo de llevarle en la misión, estaba ahora más que satisfecho con su actuación. “Buen trabajo, señor Weed” “No es nada, señor.” Weed se mezclaba con el resto de los soldados. A saber qué dificultades hubiesen sufrido de no estar él allí. Habrían tenido que volver a un poblado cercano de vez en cuando para reparar armas rotas o melladas, y las comidas les hubiesen revuelto el estómago. Habrían necesitado pergaminos de identificación para los inusuales objetos mágicos, que costaban varias monedas de oro por unidad. Pero Weed podía identificar los objetos allí mismo con su habilidad [Identificar]. Para los soldados, hubiese sido una tortura volver al engrudo insípido que Buren y Becker aseguraban que era estofado, especialmente tras disfrutar la versión de Weed. “¡Para empezar, no somos cocineros!” – gritaron ambos soldados a la vez. Así, entre Weed y los soldados se formó una relación inesperada. ¡Fhus! Cada vez que una flecha salía despedida, un kobold se volvía gris. Los kobolds estaban considerados como monstruos relativamente débiles. Sabían usar herramientas, pero éstas eran muy pobres, como si hubiesen sido hechas por niños. En el combate básicamente confiaban en su gran número. “¡Haaaaaaiaiaia!” – un escuadrón de nueve kobolds cargó a la vez. ‘¡Venid! ¡Mis preciosos puntos de experiencia!’ Con una gran sonrisa formándose en su cara, Weed saludó en silencio a los kobolds. Disparó flechas por todas partes, ganando experiencia fácilmente. Los soldados se encargaban de la defensa, de todos modos. Todo lo que tenía que hacer era disparar tantas flechas como le fuese posible.

Has subido de nivel.

Has subido de nivel.

Has obtenido una nueva habilidad: [Dominio de la Arquería]
Era un festival de subidas de nivel. Además había aprendido [Dominio de la Arquería], una habilidad que por lo general estaba reservada a los arqueros. Pero no era de extrañar, al considerar que no había hecho nada más que disparar flechas, sin coger ni una sola vez la espada en todas las batallas. Y con todo, ninguno de los soldados se mostraba celoso de él. Tras las batallas, él era el más ocupado. Cocinaba la comida, reparaba equipos y atendía a los heridos. Sir Midvale tenía unas pocas pociones curativas para emergencias, pero los soldados del grupo de asalto no contaban con tan costosas medicinas. Weed les frotaba las heridas con hierbas y se las cubría con vendas usando su habilidad de [Artesanía].

Has obtenido una nueva habilidad: [Primeros Auxilios]
Te permite detener hemorragias.
Aumenta la salud de los heridos atendidos.
El número máximo de habilidades que un jugador sin clase podía tener era de diez. Su habilidad en [Primeros Auxilios], afectada por su alto nivel en [Artesanía], tenía un efecto impresionante. Y como estaba ocupado atendiendo todos los días a sus treinta pacientes, la habilidad crecía casi sin control. La tropa avanzó por la primera y segunda planta de la mazmorra, eliminando kobolds, durante una semana. A veces veía jugadores que miraban a Weed con envidia, al tener el privilegio de unirse a una fuerza de asalto de PNJs y cazar monstruos con ellos. Tras una semana de destruir kobolds subió su nivel a 26. La habilidad [Reparar] llegó a nivel 3, y su habilidad [Cocinar], que ahora se encontraba a nivel 4, le daba la opción extra de aumentar en 50 los puntos de [Salud] de aquellos que comían sus platos hasta que su nivel de satisfacción volviese a descender. Pero, aun así, algo le molestaba. “¡[Ventana de Misión]!”

Nueva misión: [Operación de Limpieza en la Guarida de Litvart (II)].
Hay un centenar de monstruos habitando la guarida de Litvart. Mátalos a todos, del primero al último, y demuéstrate merecedor de una clase honorable. Si completas esta misión, se abrirá un camino hacia tu destino.
Nivel de Dificultad: Desconocido.
Objetivo:
Derrota todos los monstruos en las cavernas ocultas de la Guarida de Litvart.
Monstruos restantes: 100
En la misión que el Sabio Rodrias le había encomendado, el número de monstruos que tenía que eliminar no había disminuido a pesar de que, a estas alturas, Weed ya había acabado con cientos de kobolds.
* * *
Tras una semana practicando con los kobolds, la tropa se dirigió al tercer nivel de la mazmorra: el territorio de los goblins. Mientras que luchar con los kobolds había estado dirigido a mejorar la experiencia de los reclutas con combates reales, el enfrentamiento contra los goblins supondría poner sus vidas en auténtico peligro. El nivel de los kobolds estaba alrededor de los 20. Los matones kobolds tenían un nivel 23, y los relativamente más fuertes guerreros kobold, estaban a 28; pero los kobolds sin rango estaban tan solo a nivel 20. En cambio, los goblins tenían nivel 50 o superior. Sus armas y equipo eran superiores a los de los kobolds, tanto en poder de ataque como en defensa. La fuerza de combate de un goblin era unas cinco o seis veces la de un kobold. “Ahora cuidado. Si os encontráis en peligro, retroceded de inmediato.” “¡Sí, Comandante!” Los soldados no podían ocultar su excitación y tensión. Sus niveles rondaban entre el 23 y el 25 tras la caza de kobolds, pero su confianza estaba muy baja ante la idea de enfrentarse a un enemigo desconocido cuyo nivel iba a ser, por lo general, superior al suyo. El único alivio era que los goblins aparecían en grupos más reducidos que los kobolds. ’Fiu’ – Weed suspiró exasperado. Su estómago se encogía al pensar que si la tropa se enfrentaba a los goblins en ese momento, seguramente sufrirían bajas. ‘¿Un tercio? ¿A lo mejor más? Espero que no nos aniquilen.’ Si él hubiese estado al cargo de las tropas, habría estado más tiempo acumulando experiencia y niveles con sus hombres antes de llevarlos al territorio de los goblins, por no mencionar que les habría enseñado cómo luchar contra ellos de forma eficiente. Pero el mando de la tropa pertenecía exclusivamente a Sir Midvale. Weed solo tenía dos opciones: o les seguía como hasta ahora, para sentarse y ver cómo morían inútilmente, o abandonaba la misión y se iba a cazar kobolds por su cuenta hasta alcanzar el nivel necesario para encargarse de los goblins. La segunda opción, que le penalizaba abrumadoramente, estaba directamente descartada. De hecho, la razón por la que Weed estaba tan preocupado por el bienestar de los soldados era debido a una razón práctica: no quería ver cómo morían en vano después de todo el trabajo que le había costado subir la amistad con ellos. “Aquí vienen. ¡Preparaos!” – incluso antes de que Sir Midvale terminase de hablar, un grupo de goblins apareció corriendo por una galería. “¡Iiigh!” “¡Humanos, humanos!” “¡Ellos mueren!” Había cinco goblins. El número de soldados se imponía en una proporción de seis a uno. Weed planeaba disparar una flecha a los goblins para quitarles algo de iniciativa y buscar oportunidades a continuación: sin duda, un goblin supondría una tremenda cantidad de experiencia y se moría por conseguir uno. Pero los soldados quedaron petrificados. Era como si estuviesen completamente clavados en su posición. ¡Y de los goblins emanaba un fuerte espíritu combativo! Los soldados temblaban al ver a un enemigo de nivel 50. Sus espadas apuntaban al suelo, y era difícil no ver cómo les temblaban las rodillas. ‘Idiotas…’ – Weed chasqueó la lengua. Los goblins no habrían sido fáciles de derrotar ni aunque los soldados hubiesen estados dispuestos a hacerles frente sin miedo, y ahora estaban petrificados incluso antes de que empezase el combate. El único resultado de esta situación era una masacre. Weed lanzó una mirada a Sir Midvale, que estaba de pie a su lado. Quedaba claro que el caballero no estaba de humor como para motivar a sus hombres. “El débil merece morir”. El código de caballería del reino de Rosenheim era muy despiadado. Weed avanzó. Se colgó el arco a la espalada y desenvainó la espada de hierro. ‘Tengo fe en la amistad en que he trabajado tanto’ – se dijo. Entonces hizo algo que era inimaginable para los soldados que recordaban cómo había actuado en todas las batallas anteriores. ¡Con un grito de guerra cargó hacia los goblins! “¡Hiai!” ¡Clinck! La espada de Weed fue rechazada fácilmente, haciendo que se sintiese inútil. Con sus altos atributos, podía cubrir el hueco entre su nivel y el de los goblins, pero el menor alcance de la espada era una diferencia crítica. La espada no era muy efectiva contra los goblins, que estaban armados con largas lanzas. ‘No llevo equipo defensivo. Si me alcanzan, estoy muerto.’ Los goblins bloquearon su espada y, casi al mismo tiempo, contratacaron con sus lanzas. Se agachó para esquivarlas. Fue necesaria una combinación de sus increíbles reflejos y su claridad mental para salvar su vida. No pretendía luchar en serio contra los goblins, por lo que sus siguientes ataques no tuvieron mucho entusiasmo. “¡Muere, humano!” “¡Tu espada ridícula!” Con las cinco lanzas de los goblins atacando por doquier, dejó que sus instintos dirigiesen sus acciones. Mientras se mantuviese en la distancia adecuada, no corría el riesgo de verse ensartado por una lanza. Aun así, fingió estar en peligro, esquivando los ataques por centímetros. A los ojos de los soldados, no era más que un inútil forcejeo del débil por sobrevivir. Aunque su nivel había sobrepasado hacía mucho el de ellos, en la mente de los soldados, él era tan solo el chico de las tareas que se encargaba de los trabajos manuales como las reparaciones, la cocina y los primeros auxilios. ¡Y ese mismo chico estaba luchando solo contra los goblins! Los ojos de los soldados empezaron a recuperar la confianza. Tras otro par de intercambios, Weed se retiró un par de pasos y rugió con voz potente. “¡Mírenlos! ¡Esos goblins son más débiles de lo que parecen! ¡Les superamos en número! No estamos solos. ¡Nos tenemos los unos a los otros! ¡Nuestros camaradas, a nuestro lado, nos protegen las espaldas!” “¡U-hah!” – los soldados recuperaron inmediatamente la moral. “¡Sería una vergüenza que nos escondiésemos tras Weed como ratones!” “¡Adelante… luchad!” – cargaron directamente hacia los goblins. Weed sintió la fuerza que se aproximaba y se retiró de la batalla. “Los bastardos solo están usando lanzas. Si luchamos en el rango de sus armas solo nos causará más daño. Usad los escudos. Formad dos líneas. Avanzad. Reducid los huecos con los compañeros, y evitad que muevan las lanzas con libertad.” “¡Sí!” “¡Haré lo que dices!” Weed les estaba dando consejos oportunos en un tono amigable. Como su amistad estaba al máximo, sus órdenes eran aceptadas inmediatamente por los soldados. Hicieron retroceder a los goblins con su asalto. Dos tercios de los soldados llevaban los escudos frente a ellos, y el resto empuñaba sus espadas. Como las dos primeras líneas cargaban protegidas por los escudos, los ataques de las lanzas de los goblins rebotaron, sorprendiendo a los descerebrados enemigos. En cuanto la distancia se hubo reducido, la tercera línea empezó a atacar con las espadas.

[Carisma] ha incrementado en 3 puntos.
Weed, que estaba descansando ociosamente, vio cómo su [Carisma] aumentaba en tres puntos. El atributo de [Carisma] afecta a las tropas de PNJs, y hace que sea más fácil domesticar una mascota o contratar mercenarios. Como los soldados habían sido motivados por la pelea que Weed había provocado, su liderazgo había sido reconocido. ¡Zash! Los goblins, a pesar de su nivel superior, no podían imponerse a unas tropas que los superaban en número. La ofensiva coordinada fue convirtiendo a un goblin tras otro en destellos grises. Esas tácticas de falange romana habrían sido ineficaces en una batalla de ejércitos con una cantidad de tropas similar pero, con un muro de treinta soldados con escudos cargando desde las cuatro direcciones, era suficiente para devastar a los goblins que solo contaban con sus largas lanzas. Y las ocasionales flechas disparadas por Weed desde una posición segura, servían para aumentar su nivel de desconcierto. ‘¡Cinco goblins! ¡Uno de ellos es mío!’ Weed observó la situación de la batalla y, cuando vio que uno de los goblins estaba a punto de morir, disparó una flecha certera al cuello del monstruo.

Has subido de nivel.
Desde que había llegado al nivel 26, los kobolds habían dejado de darle tantos puntos de experiencia como antes. Aún eran bastantes puntos, pero insuficientes para Weed. En ese sentido, un goblin estaba en una liga completamente diferente. Cuando Weed mató al goblin, esa muerte aumentó el 37% que le faltaba para subir al siguiente nivel, además de avanzar un 10% del nuevo nivel. Con un nivel 50, los goblins eran mucho mejores que los kobolds en puntos de experiencia. Weed estaba tentado de besar el trasero del goblin. Solo Dios sabe lo que hubiese hecho de no haber estado rodeado de soldados. Era difícil encontrar un territorio de caza mejor que este. “¡Hemos ganado!” – exclamaron los soldados tras haber derrotado al enemigo, levantando las espadas al aire. Estaban rebosantes de confianza por haber derrotado sin grandes problemas a sus primeros goblins. “Los goblins no son rivales para nosotros.” “No, ganamos fácilmente porque seguimos los consejos de Weed.” “Tiene el don de un líder.” “Es excelente valorando la fuerza de sus oponentes.” “Si nos dirigiese, nuestras posibilidades de sobrevivir serían muy altas.” Cuando la batalla hubo concluido, los soldados alabaron a Weed, dándole palmaditas en la espalda. ¡La diosa de la fortuna le sonreía! Pero Weed dirigió su mirada cuidadosamente hacia Sir Midvale. Si el caballero se sentía ofendido porque su posición hubiese sido arrebatada por un simple desconocido, tendría todo el derecho de ejecutarle sin ni siquiera un juicio, aunque a Weed le aliviaba pensar que su amistad con el caballero evitaría el peor resultado. Sir Midvale estaba mirando el cadáver de un goblin, profundamente sumido en sus pensamientos, cuando de pronto levantó la mirada y le dijo: “Es un buen soldado, Weed. Puedo ver que tiene gran talento. ¿Qué le parecería pasar a formar parte de la Guardia Real?” “¿La Guardia Real?” “Sería un oficial en el honorable ejército del Reino de Rosenheim. Y empezaría con la posición de decurión.” ¡Ding!

Has recibido una oferta de trabajo.
Si aceptas, asumirás la posición militar de Decurión de Rosenheim. Tendrás el mando de 10 soldados.
Podrás recibir entrenamiento regular y un ingreso mensual de 50 monedas de plata.
¿Aceptas la oferta?
Al completar el entrenamiento regular, recibiría seguramente algunas técnicas básicas de espada y algo de equipo militar, como un arma y un escudo. Desde luego, no serían los mejores de la ciudad. Seguramente una espada de hierro, o similar, y una armadura pesada que solo tendría opciones de defensa. Weed sacudió la cabeza porque, según sus planes, era demasiado pronto como para asentarse en una carrera determinada. “Me honra que tengáis tan alta opinión de mí, señor. Pero no puedo aceptar. Ser un Guardia Real es algo a lo que sin duda aspiro, pero preferiría dedicarme a moverme libremente en ayuda del pobre y el débil, y eliminar a los monstruos que amenazan la paz por el momento. En mí fluye la sangre de un aventurero, Sir Midvale.” “Bien, así sea. Si en cualquier ocasión cambia de idea, hágamelo saber. Por ahora, por favor, tome el mando de mis hombres.” “¿Está seguro?” “Aunque sea mi responsabilidad, está claro que mis hombres están dispuestos a seguirle, y a aprender de usted. Observaré desde la retaguardia hasta dónde puede llevarles su liderazgo.” Sir Midvale le transfirió el mando de la fuerza de asalto a Weed. A partir de ahora los soldados estaban obligados a obedecer sus órdenes, por lo menos mientras permaneciesen en la mazmorra. Por supuesto, no esperaba una lealtad absoluta hasta el punto de saltar a un pozo de lava si se lo pidiese. Su [Carisma] era demasiado bajo, por lo que contaba solo con la amistad de los soldados. Aun así, estaba encantado con su nueva posición. ‘¡Genial! ¡Pienso exprimir esta situación al máximo!’ – se dijo. Weed guardó el arco rápidamente, sacó la espada y la mantuvo en alto. Era una demostración de su nueva posición. Con el arco hubiese sido bastante menos impresionante, recordando a sus nuevos subalternos su comportamiento en las batallas anteriores, que no había sido precisamente el más honorable. “¡Escuchad, soldados! Mi nombre es Weed y, a partir de ahora, estoy al mando. Solo os pido que sigáis mis órdenes con prontitud.” “¡Sí, Comandante!” “Mi principal objetivo es someter esta mazmorra sin sufrir bajas. Dad todo lo que podáis, y ni una sola gota de vuestra sangre se derramará en vano.” “¡Sí, Comandante!” Ahora que Weed había tomado el mando de Sir Midvale, la actitud de los soldados hacia él había cambiado drásticamente. “Buren, Becker.” “¡¿Sí, señor?!” “A partir de ahora sois exploradores. Os mantendréis por delante del ejército, buscando enemigos por la zona. Aunque estemos en medio de una batalla, deberéis seguir prestando atención a cualquier enemigo que se nos aproxime.” “¡Sí, Comandante!” Weed dirigió la marcha de su tropa con los dos exploradores al frente. Poco después, Buren volvió a él, respirando con dificultad. “¡Comandante!” “Habla.” “¡Buren informando, señor! Siete goblins a las doce. Dos mujeres goblins y cinco saqueadores goblins.” Según la base de datos privada de Weed los saqueadores goblin debían tener nivel 58. “Buen trabajo, Buren. ¡Soldados, alto!” Weed instruyó a sus tropas para que se detuviesen en una caverna abierta y montó algunas trampas. Tras eso se adentró solo por la cueva en la que Buren había encontrado a los monstruos. Tal y como Buren le había informado, Weed encontró a los siete goblins descansando. Sacó su arco y disparó una flecha al más alejado de él. Antes de que la flecha alcanzase su objetivo, se dio la vuelta y empezó a correr. ¡Zas! “¡Agh, humano!” – los goblins buscaron a su alrededor hasta que vieron a Weed y se lanzaron en su persecución. Weed sabía que si le rodeaban los siete no tendría ninguna posibilidad de salir vivo. Por eso estaba rezando para que sus pies no le fallasen. ¡Pum! ¡Pum! Empezó a sentir escalofríos al ver cómo le iban ganando terreno. Los goblins, sujetando sus largas lanzas, corrían con pesadas zancadas. ‘Dios, me están dando escalofríos. Esto es lo que yo llamo una cacería impresionante. No, el mejor trabajo posible para mí.’ – pensó. Aunque estaba en una situación peligrosa, sus pensamientos seguían siendo positivos. Estaba solo pero, en cuanto llegase a la zona en la que se ocultaban sus tropas, estaría a salvo. Corrió como si le hubiesen prendido fuego en las ropas y llegó a la caverna. “¡Comandante!” – las primeras caras que vio fueron las de Buren y Becker. “Prepárense para la batalla. ¡Se acercan los goblins!” Mientras el grito de Weed aún resonaba en la amplia caverna, los siete goblins salieron corriendo de la cueva. En un momento su destino quedó decidido. “¿Kugh?” – los goblins, estúpidos y descerebrados por naturaleza, estaban sobrecogidos por la repentina aparición de los soldados tras las rocas en las que habían estado escondidos. Aprovechando la distracción de los monstruos, los soldados les lanzaron las antorchas encendidas. “¡Esos bastardos están atrapados!” “¡Presionad!” “Tienen lanzas. ¡Cuidado con las lanzas! Cualquiera que este herido, sea grave o no, que se retire a la retaguardia.” Si Weed hubiese previsto que iba a estar a cargo de las tropas hubiese comprado más trampas y cebos. Al no tener nada más, lo mejor que se le ocurrió fue lanzarles las antorchas a los goblins. Aun así, los soldados estaban luchando bastante bien. Las técnicas de guerrilla de las tropas separaban a los goblins de forma mecánica en grupos reducidos, destrozándolos sin piedad. Se reforzaban con algo inmensurable llamado “moral”. Tanto para los monstruos como para los NPCs, la moral era siempre un factor decisivo en combate. Los soldados tenían fe en su nuevo líder: Weed. Mientras que, confundidos por las antorchas que les habían lanzado, los goblins empezaban a darse cuenta de que se habían metido en una trampa; estaban rodeados por un montón de humanos, por lo que estaban perdiendo el ánimo de lucha. “¡Tramposos humanos atacan!” “¡Kiiih! ¡Salvaos!” “¿Y creen que les vamos a dejar huir?” Mientras los soldados presionaban sin descanso al enemigo, en los ojos de Weed se pudo vislumbrar un destello. “Rodeadlos. ¡Bloquead la boca de la cueva!” “¡Sí, Comandante!” “Dejad que los heridos se retiren y reciban los primeros auxilios. Los soldados con toda la salud que se concentren en la defensa. Los que hayan sido curados que mantengan la posición. “A mi señal, preparaos para seguirme en la batalla.” – bajo las órdenes de Weed, los soldados inmovilizaron a los goblins, dos de los cuales cayeron bajo sus flechas. Ya que había arriesgado su vida, pensaba que se merecía al menos dos goblins como compensación. Los goblins, debido a su alto nivel, aguantaron bastante pese a su baja moral, pero en cuanto Weed ordenó a sus tropas que se dividiesen en tres grupos y que se turnasen para agotar al enemigo, poco a poco fueron desapareciendo en destellos grises. Los goblins dejaron de botín nueve monedas de plata, un escudo de acero y una lanza de bronce. Cuando Buren y Becker, según sus instrucciones, los recogieron, Weed intervino. “¡Todos, escuchad! Me enorgullece vuestro valor. Por eso pienso dividir el botín de un modo diferente al usado hasta ahora.” “…” “Recompensaré más a quien muestre más valor luchando contra los goblins. Con una condición, que no esté tan herido como para no poder seguir luchando. Mi prioridad es devolveros a salvo con las familias que os esperan en casa.” “¡Sí, Comandante!” En cuanto terminó de hablar, los ojos de su tropa estaban llenos de admiración.

[Carisma] ha incrementado en 2 puntos.
De haber podido, se hubiese quedado con todo el botín para sí mismo, pero se controló. Si su amistad con los soldados disminuía, con su bajo nivel de [Carisma] hubiese podido causar un motín, o incluso un linchamiento. La presencia de Sir Midvale influía aún más en su contención. Dirigiendo sus tropas, Weed empezó a limpiar sistemáticamente el tercer piso. Pero, un día, el Caballero Real se le acercó con expresión seria. “Weed, vamos demasiado despacio. Le recomiendo que se apresure.” “¿Perdón, señor?” “Estas tropas me han sido prestadas de otros regimientos. No puedo contar con ellos indefinidamente. Deben terminar la misión en un mes y volver a sus regimientos originales.” Weed no sabía nada de ese límite de tiempo. Al parecer, solo los soldados estaban obligados a ajustarse a él. Aun así, no incrementó el ritmo. Cuando había seis goblins o más, siempre los atraía a una zona más abierta con una o dos flechas, para que sus tropas se impusiesen. Y cuando había menos de seis, los dirigía directamente a la cargar contra el enemigo. Weed evitaba las batallas a menos que sus hombres estuviesen completamente curados, y aún se encargaba de cocinar y reparar las armas dañadas para mantenerlos en la mejor condición posible.
* * *
Cuando la fuerza de asalto logró imponerse en el tercer piso de la guarida, Weed había llegado al nivel 37, y sus hombres al 34. Entonces empezó la verdadera caza. “¡A la carga!” “¡Mantened la formación! ¡A la carga!” – bajo sus órdenes, los soldados avanzaban como berserkers, dominados por la sed de sangre. Los goblins no eran rivales para ellos. “¡Hiai! ¡Hiai!” “¡Muere, monstruo horrendo!” “Caras de rana come-queso; os barreré de la faz de la tierra.” Los soldados presionaban con los escudos por delante. Eran más malhablados que nunca porque Weed les había estado enseñando. A veces rugían amenazadoramente, y cargaban bajo lo que parecían unas condiciones imposibles. Sus espadas se volvieron más activas, penetrando más fácilmente por los huecos que dejaban las lanzas de los goblins. Weed seguía manteniendo la misma formación para que sus hombres contasen con sus compañeros, pero eran más osados y rápidos. Habían acabado con una multitud de goblins, dejando a su paso miles de cuerpos. Usando agresivamente las tácticas de Weed, sus tropas aplastaban las defensas de los goblins con ataques bien coordinados. Ahora acababan en un momento con un escuadrón de seis goblins, con el ejército de 30 veteranos cargando brutalmente y devastando al enemigo. “Hemos ganado esta batalla. Dejad que distribuya los objetos según los logros individuales. Hosram y Dale.” “¡Sí!” “¿Algún soldado necesita descansar o que repare algo?” “¡No, Comandante!” “¡Ninguno!” “Pues en marcha. ¡Exploradores, informad!” Buren y Becker, por turnos, exploraban e informaban sobre la ubicación y la cantidad de los goblins más cercanos. “¡Becker informando, Jefe! Ocho goblins a cien metros a las nueve. Un alquimista, seis guerreros y un goblin normal.” “¡Adelante!” Los soldados corrieron a un ritmo cómodo, ni lento ni rápido. Galopando, se recuperaban de la fatiga de la batalla y se preparaban para la nueva. “¡Hu… humanos!” “Enemigos, ¡matadlos!” Los goblins intentaron a resistir, pero casi no pudieron hacer nada. Los soldados, ahora veteranos curtidos con experiencia, ya se imponían a los goblins en moral, y las flechas de Weed eran sentencias de muerte. Su nivel en [Dominio de la Arquería] subió rápidamente, al estar participando activamente en las batallas, y sus flechas ya no apuntaban solo a goblins moribundos. Ahora disparaba para ganar la iniciativa y, cuando los goblins se reunían para escapar de la red de soldados que les rodeaban, entorpecía sus movimientos con tiros de advertencia. El objetivo principal era cualquier goblin que pusiese en peligro la vida de alguno de sus hombres. Imagina que una lanza de goblin se te viene encima y que una flecha de tu Comandante le abre un agujero en la cabeza al goblin que la empuña, ¿no te sentirías seguro y más leal a tu líder? Esa lógica se aplicaba a todos los hombres cuyas vidas habían sido salvadas por las flechas de Weed en el último momento. Su tropa cazaba goblins de la forma más eficiente y rápida. Dominaron el cuarto piso más rápido que el tercero, incluso mantuvieron el mismo ritmo al llegar al quinto, en donde se enfrentaban a grupos de veinte goblins en cada combate. A medida que los soldados iban madurando en sus habilidades, iban recibiendo el grado de veteranos, llegando incluso a poder enfrentarse a los goblins en combates singulares. Aun así, Weed se mantuvo fiel a sus viejas tácticas de centrarse en la defensa y superar en número al rival. Algunos de sus hombres se crecieron y le sugirieron que la cambiase, y empezasen a desafiar a los goblins a luchas justas en igualdad de condiciones. Pero Weed se mantuvo firme. “¡Ni se os ocurra pensar que los goblins se merecen un trato justo! ¿Alguna vez habéis oído hablar de un caballero solicitando un duelo contra un monstruo? Si lo hubiese, sería un estúpido, por intentar defender su honor contra un monstruo. Estamos luchando por reinstaurar la paz y defender a los habitantes de Rosenheim. No os olvidéis que si dudáis en acabar con un goblin por razones éticas, ¡serán vuestros compañeros los que paguen las consecuencias!” El carisma de Weed logró mantener a raya a sus treinta hombres. Uno que luchó solo contra un goblin se vio negado de su reconocimiento y fue puesto en la retaguardia en la siguiente batalla. Al principio se alegró por verse fuera de peligro, pero pronto se dio cuenta de que tenía que quedarse sentado mientras veía cómo sus compañeros subían de nivel. Este ejemplo les sirvió de lección, por lo que las tropas hasta estaban dispuestas a apuñalar por la espalda si era posible. Habían sido hipnotizados por la lengua de plata de Weed, que ahora podía enseñar tácticas avanzadas a veteranos endurecidos por las batallas. Durante casi todo un mes, Weed dirigió la fuerza de asalto barriendo los monstruos de la Guarida de Litvart. Cuando aún quedaba una semana, volvieron a la tercera planta y por el camino aplastaron a los goblins que se habían regenerado. En cuanto empezaba un combate, los soldados se abrían en alas, en una formación envolvente, eliminando a los enemigos en un abrir y cerrar de ojos. Y en cuanto terminaban con una batalla, se dirigían inmediatamente al siguiente. No murió ni un solo soldado. Terminaron la misión [Operación de Limpieza en la Guarida de Litvart] con el nivel general de las tropas en 57, y el de Weed a 62. Teniendo en cuenta que el nivel medio de los decuriones en el Ejército de Rosenheim era 40, lo que Weed había conseguido era impresionante. “Buen trabajo Weed, nos habéis hecho un gran servicio” – Sir Midvale no ocultaba su admiración – “Si contásemos con otros cinco hombres con vuestro coraje y lealtad, el Reino de Rosenheim no se vería nunca más acosado por los monstruos. Por esto y por el derecho que me otorga mi posición como Caballero Real, en este momento le otorgo el rango de Centurión. ¿Le gustaría aceptar mi propuesta, señor Weed?” ¡Ding!

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Si aceptas, asumirás la posición militar de Centurión de Rosenheim. Tendrás el mando de 100 soldados.
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Un oficial al mando de un centenar de hombres, un centurión, está considerado casi como un Caballero, cualificado para entrar en un proceso de pruebas anuales de promoción a Caballero en la Orden Roja. Si se hubiese tratado de cualquier otro jugador, habría aceptado el puesto encantado, pero Weed no se dejó llevar. “No sabéis cuanto me alegra su propuesta, Sir Midvale, pero es más de lo que podría aceptar.” “¡Freya no lo permita! Dígame si hay algo más que le interese, Weed. Estoy convencido de que podremos llegar a un acuerdo.” “Su oferta… supera mis más ambiciosos sueños. Pero lo único que pretendo es la paz y la prosperidad del Reino de Rosenheim. Mientras mi espíritu me mueva a ayudar a aquellos que precisen de mi ayuda, no será aún el momento de asentarme. Si tiene alguna otra misión para acabar con la amenaza de los monstruos tras las cosechas de otoño, o si Rosenheim se ve invadido, seré el primero en ofrecer mi ayuda y mis servicios para dirigir a los valientes soldados del ejército de Rosenheim.” “Su espíritu es admirable, Weed. Las puertas del Ejército Real siempre estarán abiertas para usted” – Sir Midvale retiró su propuesta con gesto satisfecho. – “Ahora que hemos concluido con nuestra misión, dirigiré a las tropas de regreso a la Ciudadela. ¿Se unirá a nosotros?” “Antes tengo algo que hacer aquí, señor.” “¿Puedo preguntarle qué le retiene?” – preguntó Sir Midvale con curiosidad. Las últimas cuatro semanas, Weed había hecho 32 platos de estofado tres veces al día. Su experiencia en [Cocina] le permitía crear grandes platos en cualquier situación, y Sir Midvale era uno de los que se habían beneficiado y enamorado de su comida, lo que le había ayudado a formar una sólida amistad. “Debo cumplir una misión que me ha sido encomendada por el Sabio Rodrias” – Weed había asumido que la aniquilación de los goblins bastaría para cumplir con los requisitos de la misión, pero eso había sido un grave error de cálculo por su parte. El número de monstruos que aún tenía que abatir seguía siendo cien, sin señales de disminuir. De todos modos, el número de goblins en la guarida era de cientos en cada planta, sin exagerar. La misión del Sabio consistía en acabar con todos los monstruos de la Guarida de Litvart, pero kobolds y goblins no podían ser el objetivo, ya que superaban en mucho el objetivo impuesto. “Ya veo, Weed. Una misión del Sabio… Entiendo. Esperaba que regresara con nosotros a la Ciudadela, pero el destino quiere que nos separemos aquí. Siendo así, le prestaré a Trasero.” “¿Trasero? ¿El trasero de quién?” “¿Ya habéis olvidado el nombre del caballo que le trajo hasta aquí?” “¿No me diga…?” – Weed empezó a sentirse indispuesto. ¡El potro que le había coceado y le había mordido la mano! Ahora que se acordaba, su nombre era Trasero. Vaya un nombre tan vergonzoso para un aspirante a semental. “El viaje a la Ciudadela le costará un tiempo muy valioso sin un caballo. Trasero está a su servicio.” “Gracias, pero no será necesario, señor. No necesito un caballo.” “Solo le devuelvo el favor, Weed. Por favor acéptelo. Devuélvalo a los Establos Reales cuando termine con su misión.” “…” Sir Midvale se dio la vuelta en cuanto hubo terminado de hablar. Su actitud implicaba que no había nada más que decir, caso cerrado. El Caballero tenía buenas intenciones hacia él, pero Weed no quería nada de eso. ¿Cómo diablos iba a soportar al salvaje potro? Weed odiaba con toda su alma esta nueva molestia, pero no le quedó más remedio que aceptar, o volvería a dejar en ridículo al Caballero. “Comandante, le echaremos de menos.” “¡Todos volvemos vivos a casa gracias a usted!” “Por favor, pase por mi local a saludar cuando regrese a la Ciudadela.” “Dirijo una posada en la Avenida Central. Siempre será bienvenido.” “Mi familia tiene un restaurante. Mi esposa le servirá una comida deliciosa, ¡Aunque no tan buena como la suya!” Los soldados fueron a despedirse de Weed. Como veteranos de alto nivel, seguramente serían ascendidos en cuanto volviesen, por lo menos, a decuriones, aunque uno o dos seguramente podrían optar a una posición incluso mayor. Weed les dio la mano a sus ex-subordinados. Sus manos eran cálidas, y mantenía el apretón por un par de segundos. “¿Realmente tenéis que marcharos?” “Me gustaría quedarme con usted, Jefe, pero soy un orgulloso soldado del Ejército de Rosenheim y tengo que regresar a mi regimiento.” “¡Comandante, le echaré de menos!” Los ojos de Weed mostraban su pesar. ¡Cuántos problemas había tenido que pasar para entrenar a esos soldados! Suyo era el mérito de transformar a los novatos de nivel 20 en veteranos en combate. Ahora sentía como si el Reino se los estuviese robando. “¡Chicos, que tengan buen viaje!” – dijo al fin. “Buena suerte, Jefe.” “¡Comandante, no se olvide de pasar por mi local!” Tras las difíciles despedidas con su antigua tropa, Weed se quedó solo.