El Abuelo Virion, Tess, Rinia y yo estábamos sentados alrededor de una mesa redonda que tenía un jarro de agua en el centro.
“Umm… ¿Anciana Rinia? Has dicho que eres una adivina, ¿cierto? Estoy un poco perdido sobre qué es lo que puedes hacer. El Abue dijo que sería capaz de averiguar si mis padres están bien cuando los vea.” – dije mirando con curiosidad el jarro de agua.
“¡Ke, ke, ke! Abue, ¿eh? Virion, realmente te has relajado si dejas que los jovenzuelos te llamen así.” – dijo riendo.
“¡Bah! ¡Él es una excepción! Si cualquier otro mocoso intenta llamarme Abue, ¡lo colgaré boca abajo y lo golpearé con un cactus!” – sonrió de vuelta, mirándome.
¡Qué descripción tan dolorosa! Rinia me miró y, con voz dura, me dijo:
“¡Mocoso! Ni siquiera sabes dónde están tus padres, ¿y quieres recorrer todo Sapin, encontrarlos, y volver a entrenar? Ya estarás muerto cuando quieras volver.”
Miré al Abuelo Virion. ¿Acaso se lo había contado? Él se rio, casi como si supiera lo que estaba pensando.
“No le he dicho nada a Rinia sobre esto. No hay muchas cosas que puedas ocultarle, pero por lo general ni siquiera se molesta investigar a alguien. ¿Por qué estás siendo tan metiche, Rinia?” – dijo el Abue, mirando preocupado a la anciana.
“Tú y yo sabemos que es especial. Tan especial, que hasta hay partes de su vida que ni siquiera yo puedo ver. Arthur, sea cual sea la bestia que te concedió su voluntad, esa no era una bestia ordinaria. El limitarse a pensar que era una bestia de rango SS no tendría sentido.” – Rinia meditó un segundo antes de continuar. – “Sin embargo, ya es suficiente de ese tema. Arthur, estas aquí para ver lo de tus padres, así que te ayudaré con ello. Cierra tus ojos un momento e imagina a tus padres. Concéntrate en su apariencia y sus distintos manás. Yo me encargo del resto.”
Cerré mis ojos e imaginé la última vez que estuvimos juntos: cuando mi padre estaba gravemente herido y mi madre lo curaba.
“Está bien, ahora puedes abrir tus ojos.”
La miré y vi que los colores en sus ojos giraban como un remolino. El agua que había en el jarro de agua comenzó a salir flotando, formando un disco espiral. De pronto, vi a mis padres en el agua. La silla en la que estaba sentado se fue hacia atrás cuando me levanté repentinamente para inclinarme lo más cerca posible de la mesa. Vi juntos a Madre y Padre, sentados alrededor de una mesa. No parecía que fuera nuestro hogar en Ashber. El rostro de Madre estaba un poco pálido y en este momento le estaba diciendo algo a Padre. Podía ver que había perdido un poco de peso, pero aparte de eso se veía bien de salud. ¡Su estómago! Ahora era muy evidente que estaba embarazada por el notable abultamiento de su vientre. ¡Padre estaba igual! Sin embargo, ahora vestía una especie de uniforme, aunque le había crecido la barba. En ese momento pude sentir cómo las cálidas lágrimas caían sin control por mi rostro, ya que no me atrevía a apartar mi mirada de las imágenes de mis padres. ¡Están vivos! ¡Se las arreglaron! Están bien.
“G-Gracias, Anciana Rinia. De verdad muchas gracias por mostrarme esto.” – balbuceé mientras sorbía mis mocos.
Viéndose un poco incómoda ante mi sinceridad, simplemente lo ignoró y continuó.
“¡Ajá! Déjame ver donde están ahora.”
La imagen se fue alejando y pude ver el lugar donde vivían. Tal como había sospechado, definitivamente no era nuestro hogar en Ashber. Alejándose aún más, pude ver el diseño de la ciudad donde estaban.
“Parece que ser que se han quedado en Xyrus. Eso nos hace las cosas más simples.” – dijo con una expresión de satisfacción.
Obviamente, Tess estaba preocupada por mi llanto y me daba palmaditas en la espalda, pero su mirada nunca dejaba de mirar a la arremolinada agua.
“Los padres de Art…” – le escuché murmurar en voz baja.
El Abuelo Virion dio una palmada y se puso de pie.
“¡Qué bueno! ¡Arthur! ¡Hagamos que tus padres sepan que estas vivo!”
Según el Abuelo Virion, estrictas regulaciones controlaban las comunicaciones entre el Reino Elenoir y Sapin. Sin embargo, Rinia era una adivina que no había sido descubierta por el Reino Sapin, y eso nos permitía tener algo de libertad en cierto sentido.
“Para que esto funcione necesito verter mi maná innato en ti, para establecer un vínculo temporal. Cuando te dé una señal, empieza a hablar como si estuvieras hablando con tus padres. Es importante que sepas que escucharán tu voz dentro de sus cabezas, así que puede que no lo crean al principio. Asegúrate de hacerles que entiendan que realmente eres tú el que les está hablando, y que no se están volviendo locos. Recuerda, solo hacemos esto para hacerles saber que estas vivo. Emitiré tu voz directamente a sus mentes. No puedo mantener la conexión durante mucho tiempo, así que diles lo necesario en un plazo de dos minutos.” – aseveró con una mirada seria.
Asintiendo, me preparé.
“Empieza… ¡AHORA!”
Todo su cuerpo comenzó a brillar del mismo color que sus ojos, y pude ver que el mismo resplandor se iba extendiendo hacia mí. Tomando una honda respiración, comencé a hablar.
“Hola Mamá, hola Papá. Soy yo, vuestro hijo, Arthur. Probablemente estáis sorprendidos al escuchar mi voz dentro de vuestras cabezas, ¿eh? Bueno, hay una razón para esto. Antes que nada, quiero que sepáis que estoy vivo y a salvo. De nuevo, estoy vivo y estoy bien, Mamá, Papá. Logré sobrevivir a la caída del acantilado y actualmente estoy viviendo en el Reino Elenoir con los elfos. Por favor, no le contéis esto a nadie más. No tengo mucho tiempo, así que solo os diré lo más importante. Una amiga mía es una anormal, igual que tú Mamá, excepto que ella es una adivina, así que también soy capaz de ver lo que estáis haciendo. También es gracias a ella que podéis escuchar mi voz. Quiero volver con vosotros lo más pronto posible, pero actualmente no puedo. No, estoy vivo y a salvo, pero tengo una especie de… Esto… Enfermedad dentro de mi cuerpo y necesito librarme de ella antes de poder regresar. No os preocupéis, siempre que esté aquí y los elfos me curen, estaré bien al 100%. Así que, por favor, estad tranquilos. No sé cuándo podré volver conectar con vosotros así otra vez, pero lo más importante es que estoy vivo y sé que vosotros también lo estáis. Papá, Mamá, ambos deberíais de estar escuchando mi voz ahora, así que confirmadlo entre vosotros si no os lo podéis creer. Recordad, no le digáis a nadie dónde estoy. Mejor aún, mantenedlo como si todavía estuviese muerto para simplificar las cosas. Me tomará un par de meses, o incluso años para que pueda regresar, pero os ASEGURO que volveré a casa. Os quiero mucho ¡sniff!, y os extraño. Cuidaos, y Papá asegúrate de mantener a Mamá y a mi hermanito a salvo. Mamá ¡sniff!, asegúrate de que Papá no se meta en problemas. Vuestro hijo, Art.”
Tenía problemas para mantener mis ojos abiertos, ya que las lágrimas caían a mares continuamente. Simplemente me quedé en silencio, frotándome los ojos mientras intentaba todo lo posible para no derrumbarme. El resplandor se fue desvaneciendo alrededor nuestro y la Anciana Rinia se derrumbó sobre su silla, pálida y sudando.
“Anciana Rinia, no sé cómo agradecerte esto.” – logré decir con una voz ronca.
“Entrena adecuadamente y continúa apoyando a los que están cerca de ti, niño. Agradécemelo de esa forma. ¡Ah, y otra cosa! No te olvides de pasar de vez en cuando. ¡Aquí esta abuela se siente sola, ke, ke, ke!” – respondió con una débil sonrisa.
Le di un fuerte abrazo con el que casi la tiré al suelo. Pero se dejó llevar por mi ternura y me abrazó antes de que nos ahuyentara a todos. Mientras nos íbamos, noté que Tess hacía un pequeño puchero mientras miraba a mi pecho.
* * *
Ya había oscurecido cuando llegamos al castillo. Una sirvienta nos recibió al entrar, pero antes de que pudiera volver a mi habitación, vi al rey y la reina. El rey se acercó primero.
“Arthur, sé que has escuchado lo que decíamos esta mañana, y te pido disculpas por eso. Los años que he sido rey me han vuelto un poco anticuado y fui injustamente terco sobre que no te quedaras.”
La reina continuó en vez de su marido, sosteniendo sus manos entre las suyas.
“Ahora eres el primer discípulo del Anciano Virion. Esto es una razón más que suficiente para que te aceptemos. Incluso sin eso, salvaste a nuestra hija. Por favor considera este lugar como tu hogar. Sé que extrañas mucho a tus amados padres, pero si te sirve como consuelo, no dudes en tratarme como si fuera tu propia madre.” – dijo dándome una sonrisa sincera.
“¡Papá! ¡Mamá…!” – exclamó Tess cubriendo su boca con sus manos. Luego corrió hacia ellos y los abrazó.
Sonreí de nuevo, agradeciendo su gesto. Eran buenas personas. Estas buenas personas simplemente estaban cuidando su reino. Sonriendo tras nosotros, el Abuelo Virion asentía con su cabeza para después exclamar:
“¡Mocoso! ¡El entrenamiento comienza mañana, así que duérmete temprano!”
* * *
Desperté por un inmenso dolor que sentía por todas partes. Mi cuerpo estaba cubierto por un sudor frío, mientras que la sensación de ardor iba aumentando.
“¡AARGH!”
Apreté mi cuerpo con fuerza, intentando soportarlo, cuando la puerta se abrió repentinamente y el Abuelo Virion corrió hacia mí.
“Se está poniendo peor…”
Colocó ambas manos en mi esternón, donde estaba ubicado mi núcleo de maná, antes de comenzar a emitir su propio maná dentro de mí. Poco a poco, el dolor fue disminuyendo y dejé de jadear, mis ropas habían quedado empapadas de sudor.
“G-Gracias.” – logré decirle mientras jadeaba.
Sin alzar la vista, respondió:
“Es un poco temprano, pero empecemos ahora a entrenar.”
Al mirar por la ventana, noté que el sol aún no había salido. Probablemente no podría dormirme de nuevo, así que asentí y lo seguí hacia el patio. Sentado con las piernas cruzadas, me miró detenidamente antes de comenzar su explicación.
“Hasta ahora, has purificado tu núcleo de maná y has manipulado el maná usando tus canales de maná. Si bien para los magos normales ese método es suficiente, los domadores de bestias no lo hacemos de esta forma. En cambio, hacemos algo llamado ‘asimilación’.”
Me senté frente a él. Mi expresión debió de hacerle notar que no tenía ni idea de lo que estaba hablando.
“¡Ja, ja! No te preocupes, pronto lo sabrás. Esencialmente es integrar el maná de tu núcleo directamente a tus huesos y músculos, de ahí el nombre, asimilación. Desafortunadamente, durante el periodo de la asimilación, tu núcleo de maná no se desarrollará en absoluto, pero eso no es demasiado importante. Una vez que el maná de tu nuevo núcleo sea absorbido por tu cuerpo, serás capaz de utilizar el poder que haya tenido la voluntad de tu bestia.”
¡Así que a esto se refería Sylvia! A lo largo del viaje por el Bosque Elshire y cuando me encontré con la familia real y el Abuelo Virion, no pude evitar pensar que era algo que Sylvia había planeado por completo.
“Lentamente, libera el maná de tu núcleo y no utilices tus canales de maná. En cambio, deja que se filtre por tu cuerpo y que tus músculos y huesos lo absorban poco a poco. Esto te tomará un tiempo y esfuerzo, pero gracias a este proceso, tu núcleo de maná debería ir rechazando a tu cuerpo cada vez menos.” – Virion continuó con las instrucciones. – “No hay mucho en lo que pueda ayudarte para esta primera parte del entrenamiento, excepto asegurarme que tu maná se distribuya uniformemente por todo tu cuerpo y aliviarte cuando a tu cuerpo le ocurran esos espasmos como el de hace poco.”
Continué con mi entrenamiento mediante la meditación, dispersando el maná de mi núcleo hasta mi cuerpo. Al pasar un par de días me acostumbré, pero a la vez me di cuenta cuán largo sería este trecho. Dirigir mi maná para formar un núcleo cuando era bebé me llevó un par de años, pero lo que hacía ahora era exactamente lo contario, excepto que era con mucho más maná y que además debía de asimilar el maná directamente con mis huesos y músculos.
No salía del castillo porque no sabía cuándo volvería el dolor. Así que estuve muy agradecido con el Abuelo Virion por quedarse junto a mí durante todo este tiempo. Desafortunadamente para Tess, esto no le dejaba mucho tiempo para jugar conmigo, ya que cuando no estaba meditando, estaba descansando en mi habitación, ya que mi cuerpo dolía por estar infundiéndolo con maná. Sin embargo, eso no le impedía que se entrometiera y charláramos sobre su día a día.
Después de varias semanas de asimilación, el dolor se volvió menos frecuente y me permitieron ir a la ciudad. Así que después de prometerle a Tess que iríamos a recorrer la ciudad Zestier, me fui a dormir.
* * *
Esperando afuera de mi habitación estaba Tess vestida encantadoramente. Llevaba un vestido blanco sin mangas y sobre él llevaba un fino cárdigan blanco. Llevaba una pamela en su cabeza de color rosa claro que iba decorada con una flor pálida, que le daba un aspecto muy refrescante, como si fuera una muñeca.
“¡Has tardado mucho! ¡Rápido, date prisa!” – cogió mi mano, casi arrastrándome, mientras mi dolorido cuerpo luchaba por seguir su ritmo.
Al ver de nuevo la ciudad, no me extraña que me asombrara la primera vez que llegué a Zestier. Cuando bajamos del carruaje y comenzamos a caminar, nos dimos un momento para visitar los numerosos puestos y tiendas que había por la ciudad.
Soportamos muchas miradas penetrantes, ya que un niño humano estaba sosteniendo la mano de la única princesa de su reino, sin embargo, esto era algo a lo que estaba acostumbrado por mi antigua vida, así que no me molestaba. Lo que me molestó fue que, si bien algunas miradas eran solo de curiosidad, otras estaban llenas de una descarada hostilidad.
Al salir de una tienda de armaduras, me aparté del camino de alguien cuando un niño elfo me golpeó el hombro.
“¡Hmph! Bueno, si no eres otro que el mocoso humano que está cuidando el Anciano Virion. He escuchado todo sobre ti. ¡Qué asco! Ahora tengo gérmenes humanos en mi ropa.” – comentó sarcásticamente con una mirada de repugnancia pegada en su rostro.
Era bastante obvio por sus ropas que este niño no era mucho mayor que Tess, y que era un noble por sus sirvientes, junto a su grupo de amigos que lo seguían. Después de pasar tanto tiempo junto a Tess, casi había olvidado cómo de inmaduros pueden ser los niños. No pude evitar pensar que, ya sea un elfo o un humano, los mimados nobles siempre actúan como si les hubieran enseñado con el mismo libro. Luego miró hacia Tess; en su rostro se veía cómo cambiaba a una bien practicada sonrisa mientras le ofrecía su mano.
“Princesa, este mocoso humano está por debajo de su nivel. Permítame que la acompañe.” – le instó, esperando que Tess tomara su mano.
Sin siquiera mirarlo, Tess juntó su brazo al mío y fríamente le respondió:
“Art, sigamos. Parece que hay un insecto en esa dirección y no quiero pisarlo accidentalmente con mis zapatos nuevos.”
A medida que nos alejábamos, miré a mi espalda, dándole al chico noble una mirada de lástima, que pareció enfurecerlo aún más.
“¡Mocoso, espera! ¡Aún no he terminado contigo!” – gritó corriendo hacia mí y agarrando mi hombro.
“He oído que eres un mago humano con mucho talento. Pues mira, resulta que yo también soy un genio muy conocido. Mi núcleo de maná ya ha alcanzado el nivel rojo, y aparte de la manipulación del agua, ¡mi madre ha dicho que pronto podré manipular las plantas!”
Le respondí con mi más sincera, pero descarada expresión sarcástica de adoración y sorpresa.
“¡Santo cielo! ¡Princesa Tessia! Parece que estamos ante la presencia de un genio natural. ¡No lo merezco!”
Tess dejó escapar una risita, sin siquiera intentar ocultar su diversión.
“Me aseguraré de tratarle con el debido respeto, Señor Genio de los Elfos. Así que si nos disculpa…”
Comencé a alejarme con Tess cuando un pañuelo pasó volando a nuestro lado y cayó al suelo. Al girarme vi la cara del mocoso noble, roja como un tomate, mirándome mientras sus sirvientes y amigos dejaban escapar un grito ahogado.
“¡¿Cómo te atreves a iniciar un duelo con el discípulo del Anciano Virion?! Puede que seas un noble, Feyrith, ¡pero deberías saber comportarte! Recógelo.” – le ordenó Tessia mirándolo con sus ojos entrecerrados.
“Lo siento, Princesa, pero mi padre me ha enseñado que nunca debo dejar que pisoteen mi orgullo. Arthur, prepárate para un duelo o vete con el rabo entre las piernas, sabiendo que tus acciones reflejaran a tu mentor. La elección es tuya.” – dijo Feyrith hinchando su pecho mientras sacaba su varita de debajo de su capa.
Algunas de las personas cercanas habían presenciado la escena y comenzaron a reunirse alrededor nuestro. Tess no parecía muy segura de todo esto, pero asintió con la cabeza y se alejó unos pasos de nosotros. No quería causar una escena ya que era un visitante, pero después de unas semanas de la agobiante meditación, mi cuerpo estaba ansioso por tener una oportunidad para pelear.
“Princesa, por favor, concédanos el honor de iniciar el duelo.” – dijo el mocoso noble mientras pulía su varita negra con la manga.
Pude ver cómo Tess ponía los ojos en blanco mientras retrocedía otro paso.
“Que comience el duelo.”
Si bien mi núcleo de maná estaba todavía en las primeras etapas del rojo oscuro, podía sentir que el maná había fortalecido cada fibra de mis músculos cuando los tensé y corrí hacia Feyrith. Se acabó en un segundo. Era demasiado arrogante y ni siquiera había tomado las precauciones necesarias para saber si yo era un potenciador o un conjurador. Para cuando estaba a su alcance, ni siquiera había comenzado el cántico. Cuando mi palma se hundió en sus entrañas, todo lo que pudo hacer fue soltar la gran bocanada de aire que tenía en sus pulmones, para luego volar de regreso y caer al suelo. Me alegraba haber usado mi palma porque tan pronto mi mano lo tocó, sentí una robusta cota de malla bajo su ropa. Los ojos de los sirvientes y amigos de Feyrith se agrandaron cuando Tess rápidamente corrió hacia mí y me alejó.
Más tarde, Tess me explicó que en un duelo hay ciertas costumbres no dichas. Una de estas era que el retador debía hacer el primer movimiento. La otra era que los duelos informales entre nobles eran solo una demostración mágica, no una lucha real. Cuando el Abue se enteró de esto empezó a reír a carcajadas, diciendo que lo duelos entre nobles eran una completa tontería y una forma inexacta de medir la destreza mágica de alguien. En general, a lo que Feyrith se refería con iniciar el duelo era simplemente tomarse turnos para mostrar los respectivos talentos mágicos de cada uno.
Fue decepcionante darme cuenta que la mirada de sorpresa que tenían todos alrededor no era por mi destreza al luchar, sino que era porque había ignorado las costumbres de los duelos. Desde entonces, decidí quedarme en el castillo la mayoría de los días, manteniéndome alejado de los problemas mientras vivía un estilo de vida riguroso, que consistía en meditar con el Abuelo Virion por la mañana, pasar un poco de tiempo con Tess por la tarde, y entrenar solo por la noche. Durante este tiempo, le envié mensajes a mis padres de vez en cuando para avisarles que aún estaba vivo y que los extrañaba mucho.
De esa forma, pasaron tres años.