Capítulo 13
Preguntas y respuestas
Traducido por Thornapple
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Me quede mirándolo embobado. ¿Qué había dicho este viejo loco?
“¿Qué? No lo dices en serio, ¿cierto?” – le dije bruscamente.
“¿Por qué no?” – preguntó mientras ladeaba su cabeza.
“P… ¡Por una cosa! ¡Soy un humano! ¿Acaso en este reino permiten entrar a los humanos? Además, necesito asegurarme de que mi familia está bien y decirles que estoy vivo.” – le refuté.
Ante esto, el abuelo se quedó en silencio mientras reflexionaba un poco antes de volver a hablar.
“El que vivas aquí no es un problema, ya que estarás bajo mi cuidado. En cuanto a tus padres… Mocoso, ¿es realmente necesario que lo hagas en persona?”
Esta vez era yo el que reflexionaba.
“Quiero decir; supongo que no es realmente necesario que lo haga en persona. Aunque los extraño, lo más importante es averiguar dónde están y hacerles saber que estoy bien, y si es que ellos también lo están.” – le respondí.
“Entonces mañana por la mañana ven conmigo; saldremos del castillo a las seis en punto.”
Antes de que se fuera, le detuve.
“¡Espera! No entiendo por qué quieres que sea tu discípulo. Además, suenas muy apurado. ¿No es posible que vuelva a casa y pase un poco de tiempo con mis padres antes de volver para entrenar contigo?”
“Quiero que seas mi discípulo porque veo tu potencial, niño. Un incontable número de personas me han pedido que los tome como mis discípulos, desde ricos hasta pobres, de jóvenes a viejos. ¿Pero sabes cuántos he tomado hasta ahora? ¡Ninguno! Estos mocosos de la nueva generación me hastían. Solo porque el padre del mocoso sea un noble y sea rico, creyendo que su hijo es especial, ¡creen que están calificados para pedirme que sea su tutor!”
Fruncí el ceño, al no saber a qué se refería el abuelo de Tess.
“Eres diferente… Sé que tienes un talento excepcional en la manipulación del maná y solo Dios sabe cómo, pero tienes una técnica mucho mejor que la mía, pero esa no es la razón por la que he decidido enseñarte. Mocoso… Necesito preguntarte. ¿Cómo es que eres un Domador de Bestias?” Cualquier indicio de diversión que se veía en su rostro desapareció, y sus afilados rasgos faciales emitían una mortal mirada.
“¿Domador de bestias? ¿De qué estás hablando?”
Estaba realmente confundido. Aunque ya estaba bien entrada la noche y el anciano había mandado a dormir a Tess, no parecía que nuestra conversación fuera a terminar pronto.
“Vamos adentro y hablemos.” – dijo llevándome a una sala de estar que tenía unos sofás y una chimenea acogedora. Me senté en un sofá, y el continuó hablando. – “Empecemos desde el principio. Supongo que sabes que las bestias poseen núcleos de maná al igual que los humanos, elfos y enanos, ¿cierto?”
Asentí ante esto.
“Así es. Al igual que las bestias de maná, los humanos, elfos y enanos poseen cualidades en sus núcleos de maná que son distintivos de su propia raza.”
Cogió un pedazo de papel y comenzó a dibujar un esquema.
• Agua – Hielo
o Planta
• Tierra – Gravedad
o Magma, Metal
• Fuego – Rayo
• Viento – Sonido
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“Estos son los cuatro elementos básicos y sus formas superiores. Las formas superiores (Hielo, Metal, Rayo, Sonido) solo pueden ser controlados por magos especialmente expertos en un elemento básico en particular, es decir, un anormal. Aquí es donde entran las distintas cualidades de las razas…” – escribió una breve descripción de cada raza mientras la iba recitando.
Humanos
“Los magos humanos poseen la habilidad de manipular los cuatro elementos básicos y son la única raza que tiene anormales capaces de controlar una forma superior de un elemento en particular. También entre los anormales pueden trascender los cuatro elementos básicos, como los curanderos, lo que hace que sus núcleos sean muy diferentes.”
Elfos
“Los magos elfos solo pueden manipular el agua, el viento y la tierra, pero con una afinidad mucho mayor. También tenemos un atributo especialmente distintivo en el que los magos de sangre muy pura pueden controlar las plantas. Sin embargo, los elfos no tenemos anormales que puedan manipular el agua, el viento y la tierra en sus formas superiores.”
Enanos
“Los enanos mágicos solo pueden manipular la tierra y el fuego, pero al igual que los elfos, poseen una afinidad mucho mayor hacia esos elementos. Su atributo distinto yace en el hecho de todos los enanos son capaces de moldear y doblar el metal, mientras que algunos de sus anormales poseen la habilidad especial de manipular la tierra y el fuego y lograr el magma, algo que los humanos anormales no pueden hacer, menos los elfos. Sin embargo, solamente pueden manipular esos dos elementos; al igual que los elfos, no poseen la habilidad para controlar las formas superiores de los elementos básicos.”
“Espera, no entiendo. ¿Por qué los humanos no pueden manipular las plantas y el magma?” – le pregunté mientras leía su útil gráfico de información.
“Buena pregunta. Solamente los elfos pueden manipular las plantas, que son la única forma de la Naturaleza que está viva, debido a que en nuestro linaje tenemos una alta afinidad a los elementos naturales. Solo los enanos pueden manipular magma y metal, porque al igual que nosotros, su linaje les confiere una alta afinidad a los elementos de construcción.”
Comencé a frotar inconscientemente el puente de mi nariz mientras mi cerebro entraba en un estado de confusión.
“Bueno. Ya entiendo las diferencias entre las tres razas, pero, ¿qué tiene eso que ver con que sea un domador de bestias? ¿Y qué significa eso de todos modos?”
“¡Ya estoy llegando a eso, mocoso!” – gritó.
“Las bestias de maná se diferencian de las razas humanoides en que cada una tiene sus características especiales. Decirlas todas sería interminable, así que te daré un ejemplo simple. Los magos, aventureros o no, están clasificados por rango, desde el E, D, C, B, A, AA, S, hasta la SS. Esta es la misma clasificación para las bestias del maná. Toma por ejemplo el halcón sónico. Tiene una afinidad con el viento y el sonido. Esos atributos son innatos en sus núcleos del maná. Independiente de su afinidad, si les extrajeras su núcleo y se lo dieras a un humano o a un mago elfo que se especializara en el viento, su entrenamiento sería mucho más rápido que si solo lo cultiva usando el maná del entorno, pero eso y nada más.”
Impacientemente esperé que el anciano Virion se tomara un vaso de agua antes de continuar.
“¡Sin embargo…! Cuando una bestia de maná alcanza el rango A o superior, obtienen la habilidad de traspasar su ‘voluntad’, o para ser más preciso, su habilidad hacia una persona. Anteriormente te llamé domador de bestias porque tú tienes la voluntad de una bestia en un núcleo de maná y según mi estimación, no es una voluntad de una bestia de rango S, sino que es una de rango SS. Soy capaz de sentirlo solo porque yo también soy un domador de bestias, aunque la voluntad de la bestia que domé era de rango AA, una pantera de sombras.”
Así que por eso era tan extraordinariamente rápido. Tras ver la mirada de comprensión en mi rostro, el anciano Virion solamente se rio.
“Así es, mocoso. Solo fui capaz de molestarte tanto porque utilizaba la voluntad de mi pantera de sombras. Pero solamente usé alrededor del 50% de mi velocidad.” – dijo mientras me lanzaba un guiño.
¿Era capaz de volverse aún más rápido? Ahora todo empezaba a tener sentido; las extrañas y débiles marcas que aparecieron en mi núcleo de maná después de que Sylvia hiciera aquel agujero y dijera que mi futuro progreso dependería de que comprendiera su poder. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras bajaba mi cabeza, intentando evitar que cayeran.
“Debes de haber pasado por mucho, niño. No te presionaré por una respuesta, pero la razón por la que te lo pido tan urgentemente es porque no tienes mucho tiempo.” – dijo con una cálida voz, pero a la vez severa.
“¿Qué quieres decir?” – dije mientras sorbía mis mocos, mirándolo.
“El poder de tu núcleo de maná es demasiado fuerte para que tu inmaduro cuerpo lo maneje. Déjame preguntarte esto, chico. ¿Has sentido un dolor punzante viniendo de tu núcleo de maná?”
La mirada en mi rostro confirmó sus sospechas, ya que asintió solemnemente.
“Si no aprendes a controlar tu nuevo núcleo de maná, destruirá tu cuerpo.”
Sus ojos me miraron directamente, disolviendo cualquier duda que pudiese tener.
“…”
“Entiendo. Parece que no tengo otra opción que quedarme bajo tu tutela. Sin embargo, no creo que pueda centrarme solamente en entrenar sin antes asegurarme de que mi familia está bien y que sepan que también lo estoy. ¿Mencionaste algo sobre eso antes?” – dije intentando mantener mis emociones bajo control.
“¡Ja, ja! De ahora en adelante llámame Abuelo, sin más. Ya que eres mi primer discípulo al menos podrías llamarme así. Y, ¿quién sabe? Quizás me convierta en tu abuelo-suegro.” – dijo mientras me lanzaba otro guiño.
Se reía mientras mis ojos se abrían de par en par en respuesta a lo que decía, para después continuar con su charla.
“Mañana iremos a ver a un viejo amigo mío para que se encargue de tus preocupaciones. Lo que necesito de ti a partir de ahora es la mayor diligencia. Ni siquiera yo estoy seguro de cuánto tardarás en dominar todos los conceptos básicos de la voluntad de tu bestia. En mis doscientos años, nunca he visto a un mago tan joven, y mucho menos a un domador de bestias. Traerás grandes cambios a este mundo, mocoso. Eso lo sé.”
Solamente rasqué mi mejilla, y mi rostro se puso rojo por la vergüenza.
“¡Vete a dormir ahora, mocoso! Mañana será un largo día. Necesitas descansar.”
Me levanté y le hice una reverencia antes de desearle buenas noches.
“Buenas noches… Abuelo.”
Se rio despidiéndose y me tiré a mi cama, demasiado cansado para incluso meterme bajo las sabanas.
* * *
Gruñendo, desperté de mi sueño, sintiendo una pesada sensación sobre mi cuerpo. ¿Se debía a mis preocupaciones? ¿Mis responsabilidades? ¿Las expectativas que tenían en mí? ¿Todas esas cosas eran pesadas incluso mientras dormía?
“¡Art, Buenos días! ¡Despierta!”
Abrí mis ojos y vi que mis responsabilidades tomaban la forma de una joven y encantadora señorita muy parecida a mi amiga, Tess.
“¡Vamos, dormilón! ¡Necesitas reunirte con el Abuelo pronto! ¡O-Oye! ¡No te vuelvas a dormir!”
Brincaba arriba y abajo, aún encima mío. ¿Acaso no sabía cuán indecente era esto a los ojos de los demás? Haa… la inocencia de la juventud.
“¡Ya entiendo! ¡Me levantaré, Tess! Por favor baja de mi estómago para que pueda levantarme.” – me quejé, aun medio dormido.
“¡Je, je! Art, tu pelo se ve muy gracioso. Oye, oye, ¿es verdad que te quedarás por un tiempo? ¡El Abuelo me lo dijo esta mañana! ¡Estoy tan feliz! ¿En serio te quedarás, cierto? ¿Cierto?” – Tess exclamó con una amplia sonrisa pegada en su lindo rostro.
¿Por qué diablos estaba tan enérgica tan temprano por la mañana? Intentando arreglar mi alborotado pelo, le respondí:
“Lo sabremos después del viaje con el Anciano Virion, pero por lo que parece, te molestaré un poco más, Princesa.”
Con su dedo apuñalando mi costado dijo:
“¡No me digas ‘Princesa’! ¡Tess! ¡T-E-S-S! ¡Me enojaré si no me tratas mejor!”
Maldición, se veía tan linda cuando hacía pucheros.
“¡Bueno, bueno! Iré a ducharme y prepararme, así que a menos que quieras verme desnudo, creo que es mejor que salgas, Tess” – le dije mientras agitaba mis cejas con un aire lascivo.
“¡Eek! Ya me voy, ¡pervertido!”
Pude ver cómo sus orejas se ponían coloradas mientras salía corriendo de la habitación. No pensé que funcionaría tan bien. Ya que, de todos modos, mi cuerpo de solo cuatro años aún ni siquiera había madurado completamente en sus ‘partes masculinas’. Solo me encogí de hombros y me metí a la ducha para prepararme, asegurándome de mantener la piedra envuelta en la pluma dentro de mi túnica.
Mientras bajaba por las curvadas escaleras, un mayordomo abrió la puerta principal y vi un pequeño carruaje en el que estaban dentro el Abuelo Virion y Tess.
“¡Padre! ¡No es apropiado que un humano viva en este reino!”
“Alduin tiene razón, Anciano Virion. Aunque el hecho de que salvara a Tessia es algo por lo que siempre le estaré agradecida, que un humano se quede aquí va en contra de todas nuestras tradiciones.”
Escuché como el Rey y la Reina hablaban con el Abuelo Virion mientras él se reclinaba perezosamente dentro del carruaje.
“¡BAH! ¡Al diablo con las tradiciones! Me he encariñado con el mocoso y también lo ha hecho Tessia, ¿cierto, hija?” – dijo mientras resoplaba.
“A… ¡Abuelo! ¡No es así! Él solo…” – su voz se fue atenuando mientras su rostro se ponía rojo.
“¡Ja, ja, ja! ¡De cualquier forma! Estará directamente bajo mi guía desde ahora en adelante, ¡así que aseguraos de que todos sepan que nadie puede molestarlo!”
“Pa… padre…”
“¡SUFICIENTE! ¡Esto no es algo por lo que debamos discutir! ¡Oh, mocoso! ¡Ya has llegado! ¡Ven! ¡Debemos apresurarnos!”
Su expresión cambió inmediatamente a una sonrisa cuando me vio. Asentí y salté al carruaje, evitando los ceños fruncidos con los que me miraban el Rey y la Reina.
* * *
Un poco después de emprender el viaje le pregunté al Abuelo Virion:
“Oye Abue, de todos modos, ¿a dónde nos dirigimos? Dijiste que nos encontraríamos con un amigo tuyo, ¿cierto?”
“¡Ja, ja! ¿Abue eh? Ahora ya estás muy cómodo conmigo. ¡Bien, bien! En cuanto a dónde vamos, es una sorpresa.” – dijo mientras me lanzaba un guiño.
Tess se había quedado dormida con su cabeza apoyada en mi hombro. Debía de estar muy cansada por despertarse tan temprano.
“Art, cuídala bien. Ella ha crecido en un ambiente muy solitario.” – murmuró en voz baja, mirándola con sus ojos llenos de compasión mientras dormía.
“¿Qué quieres decir?”
“Es muy estresante crecer como la única princesa de todo un reino; es demasiado para que una niña lo pueda manejar. Ha sido difícil para ella, crecer sin ningún amigo cercano. La han lastimado tantas veces por gente que pretendía ser su amiga… Solo por intereses personales. Esto ha hecho que Tessia se vuelva una persona fría y lejana de los que la rodean. Imagina cómo de sorprendidos estábamos todos cuando os vimos a los dos cogidos de la mano.” – continuó.
“Así es, me di cuenta cuando la oí hablar con los guardias.” – añadí.
“Arthur. Tessia ha mostrado más expresiones, más sonrisas y risas de lo que lo ha hecho mientras crecía; a tu alrededor, finalmente parece más una niña. Por eso, te lo agradezco.” – dijo mientras me daba unas palmaditas en el hombro. Era la primera vez que el Abuelo Virion tenía contacto físico conmigo aparte de cuando me estaba probando, lo que me tomó por sorpresa.
El carruaje se detuvo suavemente antes de que el conductor abriera la puerta del carruaje para informarnos que habíamos llegado a nuestro destino.
“Oye Tess, hemos llegado.” – le susurré, empujándola gentilmente.
“Mmm…”
Finalmente se despertó y salimos del carruaje, llegando a lo que solo podría ser considerada una elegante cabaña.
“¡Oye, vieja bruja! ¡Sal!” – gritó de repente el Abuelo Virion mientras golpeaba la puerta.
De pronto, la puerta se abrió y reveló a una anciana encorvada con el cabello gris que parecía haber sido golpeada por un rayo, con unos ojos arrugados que tenían una extraña mezcla de múltiples colores. Llevaba una túnica simple de color marrón, y se quedó mirándome mientras me estudiaba.
“¡Te ha llevado mucho tiempo llegar hasta aquí!” – dijo mientras fruncía el ceño.
“¡Ja, ja, ja! ¡Arthur! Déjame presentarte a Rinia Darcassan. Ella es una anormal muy especial entre nosotros los elfos.” – proclamó el Abuelo Virion.
“Es bueno volver a verte, Virion. Encantadora como siempre, pequeña Tessia.” – dijo sonriendo mientras le daba palmaditas a la cabeza de Tess. Mirándome, me tendió su mano. – “Finalmente nos conocemos, joven Arthur. Soy Rinia. Una Adivina.”