sábado, 21 de junio de 2025

JDR - Capítulo 302

Capítulo 302

Claramente esto no es algo que haría un humano.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Si no hubiera estado seguro de tener el mapa correcto, Uren habría pensado que estaba en el lugar equivocado. “¿Esto es Continente Occidental…?” – dijo con tono inseguro tras guardar silencio por un momento. “Probablemente.” – Dimit asintió, entrecerrando los ojos para mirar a lo lejos. – “Los suburbios del sur de la Ciudad del Continente Occidental solían llamarse Distrito de la Piedra Azul antes de la guerra.” La capital del distrito se encontraba rodeada de montañas por el este y el oeste, y enclavada bajo la cresta de una montaña. Estaba rodeada por una gran cantidad de árboles y una densa vegetación. Aquí no había edificios altos, solo jardines, casas adosadas y villas. Era evidente que quienes vivían en este lugar antes de la guerra apreciaban mucho su calidad de vida. Al oeste había una autopista y una estación de levitación magnética que conectaba la Ciudad del Continente Occidental con el Distrito de Qingquan. Sin embargo, estas infraestructuras básicas hacía tiempo que quedaron reducidas a un montón de basura y escombros de hormigón por el crecimiento descontrolado de la vegetación. En la Era de la Prosperidad, cuando el transporte era sencillo, este era solo un distrito pequeño y modesto. Pero hoy en día, se había convertido desde hacía mucho tiempo en la puerta sur de la Ciudad del Continente Occidental. Claramente, el Clan Colmillo, situado en la Ciudad del Continente Occidental, también era consciente de la situación. Si no podían lidiar con sus vecinos del sur, lo menos que podían hacer era vigilar su puerta principal. Mirando a través de unos prismáticos, Uren notó que había un gran número de depredadores apostados allí, probablemente al menos una o dos brigadas. No solo eso, también habían reforzado sus posiciones. Emplearon madera y tablas para sellar las grietas en las casas adosadas y villas medio derrumbadas. Los edificios de cemento de más de tres pisos se convirtieron en búnkeres y torres de vigilancia. Las calles estaban repletas de barricadas hechas con piedras de hormigón y estacas de madera, y cada ventana parecía ocultar la sombra de un centinela. Toda la ciudad se había transformado en una fortaleza. No esperaba que esta chusma fuera capaz de esto. Dimit no pudo evitar mirarlos con otros ojos. “¿Cómo los contactamos?” “Con esto.” – respondió Uren brevemente. Sacó una pistola de bengalas y disparó hacia el cielo. Este se tiñó rápidamente con un tenue resplandor ardiente. Poco después, una docena de figuras aparecieron frente a ellos. Estaban vestidas con pieles de animales y muchas incluso iban con el torso desnudo, lo que les daba un aspecto incivilizado. Pero todos sin excepción, portaban armas civilizadas: rifles automáticos o de cerrojo. Miraron con recelo a ese grupo de soldados con exoesqueletos negros. El líder del escuadrón miró fijamente a Uren, que estaba al frente del grupo. “¿Quiénes son?” – preguntó con cautela. Las gafas del casco lo encararon, Uren sacó la placa de hierro que demostraba su identidad y la sacudió mientras respondía con indiferencia. “Antorcha.” Los depredadores que seguían al líder de escuadrón se agitaron, con expresiones de asombro mientras susurraban entre sí. ‘¿Antorcha?’ El rostro del líder también mostró sorpresa, pero pronto fue sustituido por el éxtasis. “¡Síganme, por favor!” Después de que los dos grupos se unieron, continuaron su camino. El líder del escuadrón lideró el camino y pronto condujo al grupo de Uren y Dimit a través del puesto de centinela a la entrada del distrito. Sin embargo, después de entrar en la fortaleza, Dimit se retractó de inmediato de la anterior evaluación de esos aliados. Las condiciones sanitarias eran pésimas. Parecía un basurero. Las calles apestaban a descomposición. Los cadáveres y excrementos estaban esparcidos descuidadamente por el suelo, y ratas del tamaño de un puño corrían por las calles a su antojo, tratando el lugar como si fuera su hogar. Dimit bajó la voz y murmuró por el comunicador. “Probablemente hay un brote de peste.” La mirada de Uren recorrió las calles antes de responder en voz baja. “Eso debería ser obvio.” Al notar la mirada de Uren fija en una esquina, el líder del escuadrón sonrió para intentar adularlos. “No les hagas caso, son solo unas ratas… Ya casi llegamos.” El centro de mando del Clan Colmillo se encontraba al oeste del distrito, en los grandes almacenes Piedra Azul. El edificio cilíndrico de cinco plantas destacaba entre los demás edificios del distrito. En términos de seguridad, definitivamente no era buena idea usar este lugar como puesto de mando, pero el muro exterior del edificio estaba compuesto por una gran cantidad de acero. Además, dos de las plantas subterráneas del edificio estaban conectadas con un garaje que tenía acceso directo a la superficie. Desde un punto de vista defensivo, era en realidad la opción más adecuada. En el primer piso de los grandes almacenes, Uren y Dimit se encontraron con el comandante supremo: Colmillo de León. “¡Bienvenidos, amigos lejanos! Soy el Comandante de Brigada del Clan Colmillo, Colmillo de León. Siéntanse como en casa.” Colmillo de León avanzó con una expresión de alegría en su rostro, abriendo los brazos para abrazar a su aliado. Sin embargo, al ver su indiferencia, cambió torpemente a un apretón de manos. Uren extendió la mano y se la estrechó. “Uren, apóstol del Hijo Santo.” “Rezo por la salud del Hijo Santo. Por favor, dale recuerdos de mi parte…” Sintiendo un matiz de animosidad en los ojos del hombre frente a él, Colmillo de León detuvo rápidamente sus palabras casuales y tosió levemente para dar por terminado el tema. “Entonces, Apóstol… ¿puedo preguntarle el motivo de su viaje hasta aquí?” Ignorando su ofensa anterior, Uren se limitó a responder. No era momento de armar un escándalo. “Los abrigos azules de los suburbios del norte del Distrito de Qingquan nos robaron algo. Necesitamos su ayuda para recuperarlo.” “Te robaron… ¿algo? ¿De la Costa de la Muerte? Eso está bastante lejos.” Colmillo de León lo miró confundido. “¿Puedo preguntar qué es?” “Una caja y una servoarmadura. Necesitamos el primero. Lo segundo, puedes quedártelo.” ¡Una servoarmadura! La codicia brilló en los ojos de Colmillo de León, pero se calmó rápidamente. “¿Tienen la servoarmadura?” “Sí.” Al ver la vacilación en los ojos del depredador, Uren continuó. “No te preocupes, esa servoarmadura no tiene escudo, es solo un blanco vivo con una defensa ligeramente más fuerte. Si aparece en el campo de batalla, déjanos encargarnos de él.” Al oír eso, Colmillo de León finalmente dejó escapar un suspiro y una sonrisa se dibujó en su rostro. “Genial, amigo. Aunque hemos atrapado algunos monstruos y osos pardos con el equipo que nos proporcionaste, contra una servoarmadura… No estamos seguros de poder encargarnos.” “Lo que te debe preocupar no es la servoarmadura, sino el hecho de que esos abrigos azules tengan aviones.” “¿Aviones?” Los ojos de Colmillo de León estaban llenos de desconcierto, su rostro mostraba incredulidad. ‘¿Esos abrigos azules tienen aviones? ¿Acaso la Ciudad de Boulder se los vendió?’ Pero eso es imposible… Esas cosas eran lo mismo que una servoarmadura. Como era un objeto heredado de antes de la guerra, se consideraban tesoros para cualquier asentamiento de supervivientes. Sin mencionar que era el equipamiento que la gente de la Ciudad de Boulder heredó del comité de reconstrucción de la posguerra. “Así es.” – Al ver la sorpresa de Colmillo de León, Uren rechinó los dientes. – “Es solo un simple avión de hélice, pero tiene dos ametralladoras instaladas, así que más vale que tengas cuidado.” Colmillo de León estaba desconcertado. No sabía qué era un avión de hélice, pero estaba claro que esta gente no bromeaba. Esos abrigos azules de los suburbios del norte del Distrito de Qingquan iban a ser más difíciles de tratar de lo que había pensado. “Gracias por la advertencia. Más tarde hablaré con mis asesores sobre posibles contramedidas… y reforzaré nuestras defensas.” “¿Reforzar tus defensas? ¿De qué otra manera planeas reforzarlas? Básicamente este lugar ya es un caparazón de tortuga.” – A un lado, Dimit lo miró con extrañeza. – “¿Aún planeas expandirte hacia el sur?” “Claro que sí, este pedazo de carne gorda está prácticamente en nuestros labios, pero no pensábamos que la situación en la Ciudad del Continente Occidental fuera tan complicada.” – Con una expresión de frustración, Colmillo de León continuó. – “Los supervivientes no son rival para nosotros, pero esas comadrejas se metieron bajo tierra y se aprovechan de su familiaridad con el terreno para librar una guerra de guerrillas. Además, ha habido otro brote de peste reciente, ¡esas ratas están por todas partes! Incluso tenemos que guardar los zapatos en una taquilla cuando nos vamos a dormir… Simplemente no nos sobra energía para seguir hacia el sur.” El rostro de Uren se contrajo un poco. “¿Cuánto tiempo necesitas para resolver todos estos problemas?” “Quizás para antes del invierno.” – respondió Colmillo de León con tono inseguro. “¡Demasiado tiempo!” – Uren negó con la cabeza. – “¡No podemos esperar tanto! Esos tipos de azul están reuniendo refugiados de los alrededores. Si esperamos a que se afiancen en la zona, ¡la situación se volverá más difícil de controlar! Concentrar todos nuestros esfuerzos en eliminarlos de inmediato es tu única oportunidad. No puedes esperar hasta el invierno.” Un atisbo de desagrado se dibujó en el rostro de Colmillo de León. Al fin y al cabo, solo eran aliados, no superiores ni subordinados. La única razón por la que los trataba con tanto respeto era porque los misioneros de la Antorcha podían controlar mutantes, monstruos, osos pardos e incluso Garras de la Muerte. Su carga les ayudó a enfrentarse a muchos oponentes complicados. A cambio, el Clan Mastica Huesos les permitió predicar sus enseñanzas en su territorio, difundiendo su creencia a los depredadores de la Provincia del Valle del Río e incluso sus alrededores. Sin embargo, eso no significaba que tuviera que seguir sus órdenes. ¿No podía esperar al invierno? ¡Menuda broma! ¿Qué podía temer de un grupo de refugiados? Podía admitir que la fuerza de combate de esa gente de azul no era débil, pero al final contaban con un número limitado de hombres. En tan solo unos meses, los depredadores que se habían unido a ellos habían duplicado el tamaño del Clan Colmillo. Para cuando llegase el otoño, tendrían un ejército de decenas de miles de soldados marchando al unísono. ¡Un escupitajo de cada uno de ellos sería suficiente para ahogarlos a todos! “Tenemos nuestros propios planes. No puedo llevar a mis hombres a la muerte solo por una maldita caja. Han pasado solo unos meses desde el invierno, así que su trigo apenas ha brotado. ¿Qué vamos a comer si los matamos ahora? ¿Hierba? Es más, Serpiente Negra ya ha caído en sus manos. No puedo con ellos solo. Si tienes tanta prisa, puedes hablar con nuestro jefe. El Señor Colmillo de Dorado está en la Ciudad del Continente Occidental. Estoy destinado aquí bajo su mando, ¡y solo él tiene derecho a darme órdenes!” Las negociaciones fracasaron. Colmillo de León no dudó en rechazar la sugerencia del Apóstol de Antorcha de ir inmediatamente al sur. Continuaría reforzando las defensas y, con su asesor, convertiría todo el distrito en una fortaleza inexpugnable. Sin embargo, el comandante de brigada también expresó que, si recibía una orden del jefe, enviaría un equipo de cien para apoyarlos. ‘Una compañía…’ Uren simplemente sonrió al escuchar la sugerencia. ‘¿Qué pueden hacer 100 bárbaros?’ Esa gente era solo carne de cañón en el campo de batalla, y ni siquiera parecían ser conscientes de ello. Sin embargo, tras enterarse de que estos hombres se detuvieron debido a las órdenes de su líder, Uren supo que tendría que reunirse con él para tratar de convencerlos de que siguieran hacia el sur. Tras salir de los grandes almacenes, Dimit miró a su compañero. “¿Vamos al centro?” “Mm.” – asintió Uren. Su dedo se movió un par de veces en el aire. – “Solo hay unos 30 kilómetros desde aquí hasta la Ciudad del Continente Occidental. Seguiremos el camino bajo la cresta de la montaña… Deberíamos llegar antes de mañana por la noche si nos damos prisa.” Alzando el pie y pisoteando una rata que correteaba cerca de él, Uren raspó la suela de su zapato con disgusto, frunciendo el ceño. ‘¡Malditas ratas! ¿De dónde han salido?
* * *
¿De dónde salieron estas ratas?’ Adversidad también se quedó atónito. Podía admitir que su función como estimulante era pequeña, pero nada más. Francamente, el páramo ya estaba repleto de ratas y cucarachas. Cualquier rincón lleno de suciedad podía convertirse en un criadero para ellas. Esos cadáveres olvidados y la falta de suficientes enemigos naturales eran la verdadera raíz de la plaga de roedores. Comparado con las cucarachas mutantes, y aunque las ratas al ser mamíferos no contaban con un sistema reproductivo tan bueno, tenían ventaja en cuanto a inteligencia y destreza en combate, lo que les permitía convertirse en las verdaderas dueñas de la Ciudad del Continente Occidental. Se movían en manadas, royendo todo a su paso. No importaba si era la superficie o el subsuelo, ni los depredadores ni los supervivientes podían hacer nada contra ellas. No era como si Adversidad no hubiera intentado disciplinar a sus secuaces o poner orden en sus filas. Por desgracia, no tardó mucho en darse cuenta de que su plan era completamente inútil. En primer lugar, hablaban lenguajes diferentes. En segundo lugar, las ratas eran astutas por naturaleza y carecían de lealtad. Incluso los secuaces a los que había sometido a golpes no siempre obedecían sus órdenes y era común que fingieran obedecer mientras hacían lo que querían. El generador de leña emitía un zumbido mientras funcionaba. Los cables a su lado ya habían sido reparados varias veces. Esas malditas ratas siempre se aprovechaban cuando dormía para morder los cables. No aprendieron la lección ni siquiera después de que algunas terminasen siendo electrocutadas. Por suerte la radio y la cabina para clones no sufrieron daños; de lo contrario, sería una verdadera pérdida. Las más leales eran probablemente las hembras. Con suficiente comida y espacio gracias a la intervención artificial de Adversidad, las ratas se centraron en reproducirse y expandir su población como locas. Sin embargo, sus miradas cariñosas solo sirvieron para aterrorizar a Adversidad. ‘¡Gracias al cielo! No tengo eso…’ Era la primera vez que pensaba que no tenerlo era algo bueno. “Honorable Administrador, señor… ¡La plaga de roedores en la Ciudad del Continente Occidental no fue culpa mía!” En el nido bajo las ruinas. Adversidad, que estaba de pie junto a la radio, tembló nervioso al escuchar la pregunta del Administrador. Aunque había estado informando sobre la situación en la Ciudad del Continente Occidental, ocultó conscientemente el problema de la plaga de roedores, ya fuera en los foros o en las llamadas. No le tenía miedo a los demás PNJs, pero el Administrador era el jefe… Ese tipo poseía la autoridad de un GM, lo que le permitía expulsar a cualquier jugador del juego por acciones que infringieran las reglas. ¿Quién no entraría en pánico? ¿Y quién sabía qué lógica seguía una IA al imponer castigos? Luz les había recalcado en el foro, más de una vez, que existían muchos problemas en los servidores de la beta cerrada. Aquellos cuya calificación para la beta era revocada no tenían manera de apelar para que un administrador cancelase la prohibición y permitiera a los jugadores conectarse. Un tono de voz serio se escuchó al otro lado de la llamada. “No pretendo culparte. Solo espero que puedas dar una descripción detallada de la situación.” Entonces, Adversidad supo que no podía ocultarlo. Tras dudar un momento, finalmente decidió sincerarse y confesar todo lo que había olvidado contar. Tras escuchar la vívida narración de Adversidad, por un instante, Chu Guang no supo si reír o llorar. ‘Este tipo es un genio. Se le ocurrió la reproducción artificial.’ Bueno, era una rata genio. Después de todo, eso no era algo que un humano haría. “¿Administrador…?” Al ver como la otra parte se mantenía en silencio, Adversidad se sintió aún más aprensivo. “…Ejem, no es nada, solo estoy un poco sorprendido. Dame un poco de tiempo para pensarlo.” El tiempo transcurrió minuto a minuto, pero para Adversidad cada segundo parecía un año. Finalmente, el Administrador volvió a hablar al otro lado del aparato. “…Hiciste un gran trabajo. La plaga de roedores ralentizó la marcha del Clan Colmillo hacia el sur y nos dio un tiempo precioso para desarrollarnos. Pero, de igual manera, fallaste en controlar a tus subordinados. La plaga indiscriminada de roedores afectó gravemente el movimiento de resistencia de los supervivientes de la zona.” “No tengo la culpa. Intenté convencerlos, y todos fingieron escucharme… Pero actuaron de una manera delante de mí y de otra a mis espaldas.” – respondió Adversidad con un tono frustrado. “Lo entiendo, por eso no te culpo. Pero tampoco puedo elogiar tus acciones públicamente.” – Chu Guang hizo una pausa antes de continuar. – “La Nueva Alianza recordará tus contribuciones, pero no podemos prometerte que recibas reconocimiento por ello, así que te recompensaré de otra manera. ¿Entiendes lo que quiero decir?” ‘Ah. Me dio un susto de muerte. Eso es todo.’ Adversidad respiró aliviado. Las condecoraciones no le importaban. De todas formas, no entendía lo que decían los PNJs, y eso no afectaría a las recompensas de la misión ni le impediría presumir en el foro. ¿Y parecía que había activado una misión oculta? Adversidad no se desanimó. En cambio, se emocionó y juró con entusiasmo. “¡No se preocupe honorable Administrador! ¡Mis labios permaneceran selladas sobre todo lo que he hecho! Siempre debe haber una sombra bajo la luz. Estoy dispuesto a convertirme en la espada afilada que le sirva, ¡despejando todos los obstáculos que se interpongan en nuestro camino!” A Chu Guang le resultó tan incómodo que casi cavó un hoyo con los dedos de los pies. Pero para ofrecer una experiencia de juego más fluida, se contuvo y cooperó con el chico, repasando la escena con solemnidad. “…Me alegra que pienses así. De ahora en adelante, necesito que te encargues de obtener inteligencia para mejorar nuestros movimientos. Haz todo lo posible por marcar en el mapa el depósito de municiones, los pozos de artillería, los puestos de mando, los cuarteles, los pasadizos secretos y las trincheras del enemigo. Coopera con nuestras fuerzas terrestres y aéreas para eliminar a los depredadores. ¿Puedes hacerlo?” “¡Déjamelo a mí! ¡Puedo hacerlo!” – exclamó Adversidad con entusiasmo. “Mmm. ¡Espero tener buenas noticias!” Tras resolver estos asuntos, Chu Guang colgó el teléfono apresuradamente. Adversidad dejó escapar un suspiro de alivio. Su rostro, que al principio parecía hosco, ahora estaba lleno de felicidad. ‘¡Ya está! ¡Sin duda lo logré!’ Por el tono de las últimas palabras del Administrador, ¡la barra de favorabilidad definitivamente aumentó! Los pequeños secuaces rata a su alrededor rieron disimuladamente. Aunque no sabían por qué su jefe estaba emocionado, estaban seguros de que su barriga estaba llena de malas ideas en ese momento. Girándose para encarar a sus secuaces, Adversidad, que estaba deseando presumir, enderezó la espalda y gritó a pleno pulmón. “¡Mis secuaces! ¡Llamen a todos sus hermanos! ¡Sigan a su abuelo rata a causar problemas!”
* * *
Las ratas no podían hablar, pero Adversidad tenía sus métodos. Después de vivir con ellas durante tanto tiempo, hacía tiempo que había aprendido sobre sus hábitos de vida y su forma habitual de intercambiar información. Estas astutas ratas no necesariamente obedecerían sus órdenes hasta la muerte, pero no había ningún problema cuando se trataba de ayudarlo a explorar la zona del enemigo. Un lugar peligroso significaba mucha gente. Un lugar con muchos metales significaba que probablemente había armas o municiones almacenadas. Después de confirmar la ubicación aproximada, seguiría el rastro y echaría un vistazo en persona. No era como si fuera a encontrar información valiosa siempre, pero al menos 6 de cada 10 veces, había algo fructífero. Una vez que encontraba un objetivo valioso, no actuaba de inmediato, sino que usaba la MV para marcarlo en el mapa y luego se retiraba en silencio. Actuar precipitadamente solo alertaría al enemigo. Una vez que comenzase la guerra, la aviación y la artillería de la Nueva Alianza les darían una gran sorpresa a los depredadores. Sin percatarse de lo que ocurría justo bajo sus pies, Colmillo del León reforzó aún más sus posiciones con la ayuda de Bernie. Ocultaron ametralladoras fijas en los tejados de los edificios y usaron tanques de agua, cajas de distribución eléctrica, conductos de ventilación y otras instalaciones como camuflaje. También instalaron reflectores de alta potencia en algunos tejados para poder explorar el espacio aéreo y las zonas montañosas de los alrededores por la noche. Estas ideas, por supuesto, no surgieron del propio Colmillo de León. En cambio, contaba con personal de la Legión en su equipo. Aunque Colmillo no creía que esos tipos de azul se atreverían a buscar problemas por iniciativa propia, la trágica muerte de Serpiente Negra le enseñó una buena lección. Aunque solo hubiera un 1% de probabilidades, ¡los iba a estrangular en la cuna!
* * *
Principios de abril. Había pasado una semana entera desde la reunión de los altos mandos sobre la Expedición al Norte. Ciudad del Amanecer era como una maquinaria de guerra en marcha, absorbiendo de manera descontrolada todos los recursos que llegaban por las rutas comerciales abiertas. El acero y el aluminio eran los materiales con una mayor demanda. No solo eran materiales necesarios para fabricar equipo ligero y pesado, sino que la construcción del ferrocarril devoraba recursos como un agujero negro, aparentemente sin fin. Una sola siderúrgica ya no era suficiente para satisfacer las necesidades de desarrollo de la Nueva Alianza. Para complacer la creciente demanda de acero y hierro de la zona industrial, la Siderúrgica N81 no solo abrió nuevas instalaciones, sino que Chu Guang también firmó un documento administrativo que instruía al Departamento de Logística establecer la primera Siderúrgica de la Nueva Alianza. Esa era la primera Siderúrgica operada por los PNJs y de propiedad exclusiva del refugio. Además, era diferente de la N81, que producía principalmente equipo militar. El acero producido por la primera siderúrgica de la Nueva Alianza se destinaría a infraestructuras básicas y construcción. Parte de su equipo se procesaría a máquina y la otra parte se adquiriría a la Ciudad de Boulder. El personal técnico incluía jugadores con profesión de artesano, así como ingenieros desempleados contratados en la Ciudad de Boulder. En cuanto al aluminio aeroespacial tipo A3 producido por la Fábrica de Aluminio de Bucky, la mayor parte se enviaba a la línea de producción de las Mulas Eléctricas. El resto era prácticamente absorbido por la Fábrica de Liszt y utilizado para producir versiones más robustas y mejoradas de los exoesqueletos KV-1. Cuando comenzase la guerra, Chu Guang necesitaba suficientes camiones para enviar suministros y tropas al frente, y usar los KV-1 para garantizar la movilidad y mejorar la capacidad de combate de los jugadores. Antes de que terminara el mes, el número de jugadores superaría los 2500, pero los jugadores con profesión de combate que realmente podían ir al frente probablemente solo eran unos 1500. Esta inferioridad numérica solo podía compensarse con velocidad de movimiento y potencia de fuego. Además del acero y el aluminio, la Nueva Alianza también tenía una gran demanda de cobre y azufre. El cobre se utilizaba principalmente para fabricar balas y tender redes eléctricas. No hacía falta más explicación. Era posible usar casquillos de acero para los proyectiles, pero para las balas era mejor usar cobre. No solo eran más fáciles de conservar y almacenar, sino que también tenían un excelente rendimiento de disparo. Y en comparación con la munición con casquillo de acero, también podían reducir eficazmente la tasa de atascos y las abrasiones del estriado. En cuanto a la electricidad, era aún más crucial. Ya se tratase de exoesqueletos, camiones o puntos de guardado de los jugadores, todos necesitaban el apoyo del sistema eléctrico. Y el azufre… Su principal uso era la fabricación de ácido sulfúrico. Este material no se limitaba a una sola línea de producción. Desde acerías hasta plantas químicas, pocas cadenas industriales podían funcionar sin él. Con el inicio de la maquinaria bélica, la capacidad de producción de la zona industrial continuó expandiéndose y la demanda de casi todos los recursos aumentó rápidamente. Justo en ese momento, el presidente de la Asociación de Comerciantes, Charlie, le dio malas noticias. “Aunque probablemente ya lo habrás adivinado por los datos del inventario, por si acaso tengo que decírselo. La velocidad de expansión de nuestra escala industrial ha superado las expectativas. El cobre y azufre producidos por las minas de los asentamientos de supervivientes de los alrededores que hemos estado comprando han subido de precio.” Chu Guang, tras terminar de escuchar el informe de Charlie, levantó la cabeza tras reflexionar un momento. “¿Cuánto ha subido?” “El precio del cobre en el Pueblo del Río Rojo ha aumentado un 20% y el azufre, al menos un 30%. Esos son los datos más recientes.” Chu Guang asintió pensativo. “Es similar a lo que esperaba.” Anoche, los jugadores discutieron sobre eso en el foro. No solo se trataba de las minas de cobre y azufre, sino que también se habían agotado algunos metales raros. De hecho, Chu Guang ya esperaba que sucediera algo así. Los billetes emitidos por el Pueblo del Río Rojo eran básicamente una especie de contrato de futuros. Esta forma de comercio no solo facilitaba la compra de bienes a otros supervivientes, sino también la coordinación de sus propios planes de producción. En otras palabras, no producirían una montaña de minerales para tener que almacenarlos en un almacén, sino que podrían decidir la producción del siguiente trimestre basándose en los billetes emitidos el trimestre anterior. Si alguien necesitaba repentinamente una gran cantidad de materiales, era natural que los precios subieran. Sin embargo… La velocidad del aumento fue demasiado repentina. El plan de la Expedición al Norte solo llevaba una semana en marcha. Por muy rápido que creciera la demanda, Chu Guang no creía que los almacenes del Pueblo del Río Rojo no tuvieran ningún tipo de reserva de emergencia. Tenía motivos para sospechar que alguien había adivinado lo que iba a suceder a través de otras vías de información y estaba acaparando mercancías y frenando las ventas. Claramente, Charlie también adivinó lo que estaba pasando. “Nuestros recursos están controlados por otros, y el impacto de este problema solo se agravará. O abrimos más rutas comerciales y reducimos nuestra dependencia de una sola fuente de materias primas, o generamos nuestras materias primas de manera independiente para solucionar parte de nuestra demanda de recursos.” – dijo con tono serio. “Pienso lo mismo. De hecho, uno de los propósitos de esta Expedición al Norte es resolver el problema de las materias primas.” – Chu Guang asintió, mirando el mapa en la pared. – “El equipo de la expedición científica de la Nueva Alianza ha investigado los datos del ayuntamiento de Qingshi. El parque geológico, ubicado en la región montañosa occidental, fue antiguamente una zona minera. Los depósitos de pórfido de cobre y molibdeno tienes ricas reservas. Se estima que hay al menos un millón de toneladas en el subsuelo.” Charlie mostró una expresión de sorpresa. “¿No se ha extraído antes?” “Sí, pero solo una pequeña parte. Según los datos, la mina se cerró a principios de la Era de la Prosperidad por problemas de coste. Posteriormente se convirtió en un parque geológico con una instalación de prácticas y un instituto de investigación geológica.” – Con una leve sonrisa, Chu Guang continuó. – “La verdad es que no se trata solo de pórfido de cobre y molibdeno. Según el análisis de datos del equipo de expedición científica, hay una gran cantidad de recursos en las áreas circundantes que se exploraron en el pasado, pero no se explotaron. Si conquistamos la Ciudad del Continente Occidental, el problema de los recursos se resolverá de manera natural.” “¿Y qué pasa con el problema actual? Aunque tomamos el ayuntamiento de Qingshi, la minería seguirá llevando tiempo…” – Justo después de decir estas palabras, una mirada de comprensión apareció repentinamente en los ojos de Charlie. – “Ya veo… Creo que entiendo lo que quieres decir.”


1 comentario:

  1. Gracias por el capítulo, al final Adversidad a sido capaz de frenar a el clan colmillo de la manera más loca, se nota que es pupilo de Mosquito.

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