Capítulo 323
Arco iris entre las nubes.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Llovía a cantaros.
Al pie de la ladera, a 5 kilómetros al sur del Valle del Pinar, los tanques continuaban pasando uno tras otro, flanqueados por la infantería de los depredadores. Se dirigían al frente. Según el plan de batalla ideado por Dillon, aprovecharían la lluvia para atacar la línea defensiva de la Nueva Alianza.
Los aviones de la Nueva Alianza sin duda arriesgarían sus vidas para atacar su formación blindada, pero con la lluvia torrencial, esos pocos aviones no representarían ninguna amenaza. Los cañones antiaéreos cuádruples de 7mm y de 12mm ya apuntaban al cielo.
Al abrir la escotilla, Bagro asomó la mitad de su cuerpo por la torreta del tanque.
“Oye, ¡estás dejando entrar el agua de lluvia!” – se quejó de inmediato el artillero sentado a su lado.
“Un poco de agua no hará daño…” – ignorando sus palabras, Bagro miró hacia el cielo del sur con sus prismáticos. Frunció el ceño. – “Me da la sensación de que algo anda mal.”
Había demasiada luz. Aunque no podía identificar exactamente qué era lo que andaba mal, percibió que la lluvia era diferente de lo habitual.
“¿Qué podría pasar?” – dijo el conductor con una sonrisa. – “Solo tenemos que pasar por encima de sus trincheras y se dispersarán como cucarachas en una alcantarilla.”
“Ojalá fuera así de sencillo.” – se rio Bragro incómodo. Luego volvió dentro del tanque.
Si lo pensaba bien, parecía ser así. Incluso si el enemigo tuviera algún truco bajo la manga… No serviría de nada. Cualquier plan es una broma ante las orugas de un tanque.
Bagro agarró el intercomunicador que colgaba en el interior de la torreta.
“¡Avanzad a toda velocidad!” – gritó al resto de tanques en formación. – “Debemos cubrir la carga de la infantería y ayudarlos a llegar a la colina antes de que termine la tormenta!”
Los tanques del Clan Colmillo estaban comandados por un operador de la Legión, mientras que los puestos de conductor, artillero y cargador eran depredadores entrenados. Por supuesto no todos los tanques eran así.
Los 27 tanques se dividieron en cinco columnas y avanzaron en formación de punta de flecha. En los huecos, además de los camiones antiaéreos cuádruples, había también una compañía de más de 100 hombres.
Bagro lideró un total de 7 tanques en la vanguardia del ataque. Mientras tanto, la compañía que los seguía estaba comandada por un depredador llamado Wabu. Era un despertado de linaje bárbaro y antaño cazarrecompensas, activo en un lugar conocido como la Ciudad del Pecado, en el Estado Libre de Bugra. Impulsado por su sed de sangre y el botín de guerra, se unió voluntariamente al estandarte de la Tribu Mastica Huesos.
La mayoría de los subordinados que comandaba eran igual de brutales. Más feroces y despiadados que los depredadores ordinarios. Algunos fueron gladiadores, otros soldados de dueños de esclavos. Incluso guardias de caravanas. Aunque sus motivos para unirse al Clan Colmillo variaban, compartían un anhelo por el deseo más primitivo.
Ser capturado por ellos no sería mucho mejor que caer en manos de otros depredadores. De hecho, los métodos que la Tribu Mastica Huesos usaban para torturar a los prisioneros los aprendieron de ellos.
Cantando una canción de batalla, Wabu guio a sus seguidores bajo la lluvia. Sin embargo, en ese momento, un fuerte estallido sonó cerca, salpicando barro y agua a varios metros de altura. Sobresaltó a todos los que estaban en movimiento, provocando que se tirasen rápidamente al suelo.
El canto se detuvo abruptamente. Sin embargo, la esperada explosión no se produjo. Wabu se levantó molesto del suelo, se limpió el barro de la cara y caminó rápidamente hacia el pozo de barro.
“¿Qué acaba de pasar?” – gritó, mientras agarraba a un hombre al azar.
“Algo… algo cayó del cielo.” – respondió el ansioso depredador.
“¡No estoy ciego! ¡Te pregunto qué demonios cayó del cielo!” – Wabu empujó al hombre con fuerza, haciéndolo tropezar. Luego señaló con su grueso dedo hacia el lodazal. – “Ve a echar un vistazo.”
Sin saber que era, no se atrevió a acercarse. Si explotara justo cuando caminaba, realmente estaría teniendo la peor suerte de su vida.
“Sí, ¡sí!”
Aunque el depredador estaba asustado, no se atrevió a resistirse. Corrió hacia el lodazal, solo para encontrar un tubo de acero deformado… O algo parecido. Por curiosidad, se agachó, extendió la mano para tocarlo, pero rápidamente retrocedió como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
“¡Aaaa…!”
¡Estaba helado! ¡Casi le congela los dedos!
“¿Qué es eso?” – preguntó Wabu con un tono ronco.
“No lo sé. Una lata de metal. Más o menos así de grande. Está vacío…”
El depredador se levantó para responder, mientras hacía gestos con las manos para delinear su forma. Aunque Wabu no comprendió del todo sus gestos, se sintió aliviado. Pensó que era una bomba lanzada por un avión de la Nueva Alianza, pero ahora parecía poco probable.
‘Ahora que lo pienso… ¿De dónde salió ese avión? ¿Pueden lanzar bombas por encima de las nubes? Serían realmente afortunados si logran darle a alguien…’
Wabu alzó la voz, llamando a las tropas dispersas para que se agruparan.
“Quizás sea un cohete defectuoso. Sea lo que sea, no nos preocupemos por ahora. Colocad una rama junto a esa coda para advertir a los demás que se mantengan alejados. ¡Sigamos adelante! ¡Hacia la victoria!”
* * *
Por encima de la capa de nubes.
Un avión H-1 Libélula iba dejando una estela de niebla blanca etérea. Se elevaba sobre las nubes de color blanco lechoso. Al observarlo más de cerca, se vio que ya se había formado una capa de escarcha en la cola del avión.
De pie en la puerta de carga trasera abierta, Tengo que Ir al Baño estaba atado con una cuerda y vestido con ropa gruesa de invierno. Se estiraba para agarrar un soporte de munición de aleación de aluminio fijado a los rieles de la cabina.
Originalmente estaba diseñado para albergar proyectiles de artillería de 37mm, pero ahora estaba repleto de cilindros de acero de alta presión de un metro de largo. Esos cilindros estaban asegurados con alambres de hierro, sus tapas estaban abiertas, vertiendo continuamente una mezcla blanca de sólido y líquido hacia el exterior de la cabina.
En pocas palabras: ¡era hielo seco! ¡Eran la fuente de la niebla blanca!
De hecho, fabricar hielo seco era bastante sencillo. Consistía en presurizar dióxido de carbono o aire dentro del contenedor A para licuarlo. Tras enfriarse, la presión se reduce, lo que provoca que absorba rápidamente una gran cantidad de calor y que el dióxido de carbono del contenedor B se condense en un sólido similar a un copo de nieve.
El proceso no implicaba ninguna reacción química compleja. Era puramente físico. En general, cualquiera con los medios para fabricar cilindros de alta presión podía producir hielo seco.
Como no estaban seguros de la cantidad exacta de hielo seco y si necesitarían 10 o 100 kilogramos para que la nube comenzase a llover, simplemente llevaron tres veces la cantidad máxima recomendada… 300 kilogramos. Y sobrevolaron la zona varias veces.
“Listo… Hemos cumplido con nuestra parte; el resto depende del destino.”
Tras vaciar el último contenedor de hielo seco, Baño hizo fuerza para girar el cabrestante y cerrar la trampilla. Dejó escapar un suspiro, se quitó los guantes y los guardó en el bolsillo. Atleta se adelantó para inspeccionar el estante de municiones, pero frunció el ceño de repente.
“¿Por qué falta uno?”
Baño, que estaba descansando, levantó la vista.
“¿Un qué?”
“¡Maldita sea! ¿Qué podría ser? ¡Uno de esos cilindros de acero de alta presión!”
Baño se sorprendió.
“¿Eh?”
“¡Dios!” – Atleta no pudo contenerse. – “¿No recuerdas lo que te dije? Vigílalos, no dejes que se caigan. ¿Cómo se cayó uno?”
Baño puso los ojos en blanco.
“¿Cómo lo voy a ver? ¡La niebla era tan espesa antes! Además, ¿no fuiste tú quien ató los cilindros de alta presión?”
Atleta parecía preocupado.
“¿Qué hacemos ahora? Si el enemigo lo encuentra…”
Baño lo consoló.
“¡Qué más da! El hielo seco ya no está. Aunque lo encuentren, puede que ni siquiera sepan para que sirve.”
Parecía razonable. Atleta se sintió ligeramente aliviado. En ese momento, Respuesta Poco Profesional gritó desde el asiento de la cabina.
“¿De qué discuten? ¿Se acabó el hielo seco? ¿Necesitamos dar otra vuelta?”
Regresando a su asiento, Atleta se abrochó el cinturón de seguridad.
“Terminamos. Volvamos.”
“Entendido.”
El avión se inclinó hacia un lado. El H-1 Libélula giró su morro y comenzó a regresar. Para su plan de Lluvia Intensa, el cuartel general de la Nueva Alianza había formulado dos opciones: usar cohetes para dispersar yoduro de plata o, esparcir hielo seco mediante aeronaves.
Si ninguno funcionaba… Simplemente se rendirían. No había nada en el mundo que garantizase que algo fuera a suceder, ni tampoco que nunca ocurriera.
Quizás las vastas nubes oscuras permanecerían inmóviles, quizá caería una silenciosa lluvia torrencial que no serviría de nada, quizás el enemigo ni siquiera esperaba que cambiara el clima… Ninguna de esas posibilidades era una certeza. Todos los planes se basaron en especulaciones originadas en información limitada.
Chu Guang tampoco estaba cien por cien seguro de que el enemigo atacaría de inmediato al ver un aguacero torrencial. Sin embargo, a juzgar por las imágenes aéreas captadas por un dron volando a baja altitud, sabía que había hecho la apuesta correcta. 27 tanques Conquistador Tipo X salieron de sus refugios a prueba de explosiones, seguidos de cerca por 50 camiones antiaéreos modificados.
La artillería de 100mm desplegada en la retaguardia abrió fuego contra las posiciones de la Nueva Alianza, disparando cientos de proyectiles en tan solos unos minutos. A primera vista, parecía una represalia por el bombardeo de cohetes anterior, pero en realidad era una cobertura que protegía el avance de la fuerza principal.
¡El Clan Colmillo había decidido arriesgarlo todo!
Mientras tanto, la Nueva Alianza ya hacía tiempo que se había preparado. ¡Los jugadores apostados en primera línea se frotaban las manos, ¡estaban completamente listos para la batalla!
* * *
Dentro del búnker de artillería. Mientras escuchaba las ensordecedoras explosiones del exterior, Gran Deudor se sentó contra la pared.
“Madre mía… ¿Desde cuándo esos bandidos son tan ricos?” – exclamó.
En el pasado, el bombardeo de artillería del Clan Colmillo continuaba durante un par de rondas y luego se detenía. Pero ahora, habían estado disparando sin cansancio durante más de diez minutos.
Debido a la lluvia, se había filtrado algo de agua en los refugios de artillería. Afortunadamente, los jugadores habían previsto el impacto del mal tiempo y ya habían cavado zanjas de drenaje en las trincheras y búnkeres. Aunque el aguacero caía con bastante fuerza, el impacto no fue demasiado significativo.
Tumbado junto a la mirilla de observación, Golpe de Remo sostenía unos prismáticos.
“¡Han aparecido tanques enemigos en la colina! ¡Hay 7!” – dijo de repente con entusiasmo.
¡Ya estaban aquí! ¡Los depredadores ya no podían quedarse quietos!
“¿7? ¿No enviaron 27?” – preguntó Obrero, mientras intentaba contar con los dedos con el rifle en las manos.
Gran Deudor puso los ojos en blanco.
“Idiota. 27 es el total de tanques. Los enemigos no son tontos, ¿cómo podrían amontonar todos sus tanques y lanzarlos directamente hacia nosotros? Aparte del atasco que se produciría, la infantería tampoco podría mantener el ritmo.”
Obrero asintió con la cabeza.
“¡Tiene sentido!”
Gran Deudor ya se había puesto sus auriculares de conexión neuronal.
“¿Deberíamos lanzar el dron?” – preguntó con entusiasmo.
“¡No hay que apresurarse! ¡Espera a que todos sus tanques estén a nuestro alcance antes de atacar! Intentemos aniquilarlos a todos al mismo tiempo. ¡No les demos tiempo a retirarse!” – dijo Golpe de Remo con tono serio.
“¡Muy bien!” – respondió Gran Deudor con entusiasmo.
La Legión de la Muerte estaba estacionada en lo alto de la colina al sur del Valle del Pinar. Después de casi un mes de combate continuo, el nivel de la legión había aumentado a 21 y su número máximo de miembros había aumentado a 300. Subir de nivel la legión era mucho más sencillo que subir al personaje, especialmente durante una guerra. Era el momento perfecto para acumular méritos.
Como primera línea de defensa al norte del Municipio de Qingshi, las colinas al sur del Valle del Pinar eran la mejor posición para emboscar a las unidades blindadas enemigas. La orden del cuartel general era destruir los tanques enemigos a toda costa, impidiendo que los depredadores del Clan Colmillo alcanzasen posiciones elevadas.
Golpe de Remo tuvo una idea más radical. No solo quería contener la implacable avalancha de ataúdes de hierro, ¡sino que también quería que los depredadores que cargaban con los tanques se quedasen allí! Al abrir la máquina virtual, Golpe de Remo marcó las coordenadas para el fuego de apoyo y presionó el botón de comunicaciones.
“¡Aquí la Legión de la Muerte solicitando apoyo de artillería! Coordenadas: área central del Valle del Pinar. ¡Cinco rondas de cobertura!” – gritó a pleno pulmón.
Una voz tranquila llegó a través del canal de comunicación.
“Recibido. La orden ha sido entregada a la artillería.”
La comunicación finalizó.
El fuego de la artillería enemiga fue disminuyendo gradualmente. Las unidades de tanques enemigos habían entrado en rango de combate. Golpe de Remo cambió el canal de comunicaciones de su equipo y lo puso en el canal de voz mientras miraba a sus compañeros.
“¡Atención! ¡Ametralladoras y armas anti-tanque a sus posiciones de combate de inmediato! Los blindados enemigos están casi sobre nosotros, ¡pero la victoria será nuestra! ¡Que el bosque al pie de esta montaña se convierta en su tumba!”
Sus palabras fueron recibidas por un coro de voces unificadas pero diversas.
“¡Entendido!”
“¡Que les den!”
“¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!”
Al mismo tiempo, las alarmas sonaron con fuerza en el aeropuerto al norte de Ciudad del Amanecer.
“¡A bordo!”
Siguiendo la orden de Mosquito, los jugadores del grupo de vuelo de la Legión Goblin se apresuraron a subir a sus aeronaves. Un total de 50 aviones de ataque a tierra W-2 salieron gradualmente de los hangares hacia la pista. Incluso bajo la intensa lluvia torrencial, el brillo helado de las elegantes ametralladoras de 10 mm y de las icónicas bombas de 100 kilogramos seguían siendo visibles.
Sentado en el avión, Mosquito se puso la gorra de piloto y revisó los sistemas de armas y los instrumentos. Al mismo tiempo, no pudo evitar mirar al grandullón estacionado no muy lejos. H-1, un avión de hélice de tres motores, el último producto de la Siderúrgica N81.
Escuchó que esos idiotas lo habían llamado específicamente Libélula, lo que obviamente era una forma de burlarse de él. Pero para ser honestos, comparado con el fuselaje de 20 metros de largo del avión, su pequeña aeronave realmente parecía una mosca. Sin embargo, Mosquito no tenía envidia.
‘¿Y qué si es grande? ¡Más grande no es mejor! Esa cosa no es más que un ataúd gigante en el cielo.’
En el combate aéreo, ¡lo que importaba era la velocidad!
“Je,je, ¡ya verás!”
Mosquito ya lo había decidido. Cuando completara el W-3, ¡lo llamaría Rana!
‘¿Burlarse de mí? ¡Sigue soñando!’
En ese momento, el canal de voz del equipo era un hervidero.
“¡Entrenador! Está seguro de que esta chatarr… Ejem, ¿cree que este avión puede volar bajo la lluvia?” – gritó nervioso Caída de Pluma, sentado en la cabina.
“¡No hay problema! ¡Lo impermeabilicé!” – respondió Mosquito con indiferencia.
“Pe… pero… Si una bala impacta en la batería…”
Al escuchar esa tonta pregunta, Mosquito se rio entre dientes.
“Ten un poco de confianza. Incluso en un día despejado, si te alcanza una bala en la batería, estarás en problemas.”
“¡Maldita sea!”
Casualmente silenció el canal de voz del equipo y las voces parlantes cesaron abruptamente. Mosquito se aclaró la garganta.
“¡No lo pienses demasiado! Solo sígueme, ¡pisa el acelerador a fondo y haz el trabajo! ¡A por ellos!” – gritó con tono serio.
Las hélices cortaron las finas gotas de lluvia. Con el acelerador llevado al límite, Mosquito agarró la palanca de control y levantó el morro del avión cuando alcanzó la velocidad suficiente. Uno por uno, los aviones de ataque terrestre W-2 despegaron, siguiéndolo de cerca, volando hacia el cielo al norte del Valle del Pinar. Al alcanzar la altitud designada, Mosquito accedió al canal de comunicación del equipo a través de su MV.
“¡Aquí Mosquito! ¡En camino! ¿Cómo está la situación en el frente?”
El canal de comunicaciones era una cacofonía de voces. De vez en cuando se oían ruidos de explosiones. Al escuchar el ruido caótico, Mosquito chasqueó la lengua inconscientemente.
‘Excelente. ¡Ya están involucrados en la batalla!’
Poco después, la voz de Golpe de Remo resonó desde el otro lado.
“¡Aquí la Legión de la Muerte! Los tanques enemigos han entrado en el campo de batalla. ¡Nos están disparando! ¡Maldita sea! ¿Cuánto falta para que lleguen?”
“¡Ya casi llegamos!”
“¡Dame algo más preciso!” – rugió Golpe de Remo.
“¡20 minutos! ¡Vamos a toda velocidad!” – gritó Mosquito, acelerando al máximo. – “¡Aguantad!”
* * *
En las defensas al sur del Valle del Pinar.
Los tanques que llegaron al pie de la colina alzaron sus cañones. Sus armas principales de 100mm dispararon sin cesar hacia el terreno elevado, suprimiendo la potencia de fuego del enemigo. La punta de lanza blindada del Clan Colmillo había entrado al campo de batalla.
La primera columna decidió atacar la posición enemiga de frente, mientras que la segunda y la tercera se desplegaron hacia ambos lados, preparándose para lanzar un ataque desde tres direcciones simultáneamente.
Al mismo tiempo, el fuego de artillería de la Nueva Alianza llegó al campo de batalla. Proyectiles de 100 mm llovieron desde el cielo, levantando nubes de polvo en el bosque y causando importantes bajas entre los depredadores que seguían a los blindados.
Sin embargo, esos proyectiles aún eran demasiado débiles para dañar a los tanques Conquistador Tipo X. Como mucho, las explosiones y las ondas de choque rayaban su blindaje. Aunque los obstáculos anti-tanque colocados en el borde del bosque restringían las rutas de movimiento, confiar únicamente en esas defensas era claramente insuficiente para bloquear completamente a un tanque pesado como el Conquistador Tipo X.
Sin embargo, los jugadores acantonados allí habían preparado otras sorpresas… Un tanque avanzaba por el borde del bosque, proporcionando cobertura a un escuadrón de 10 depredadores mientras giraban hacia el lado izquierdo de la posición de la Nueva Alianza. Como vanguardia del asalto, serían los primeros en subir la colina y ocupar las trincheras que la Nueva Alianza había cavado en el terreno elevado.
Sin embargo, en ese momento, a poca distancia del tanque, el suelo embarrado se levantó de repente para revelar una tabla cubierta de hierba. Una persona empapada saltó. Alrededor de su cintura llevaba un cinturón de explosivos, y su cuerpo estaba cubierto de barro, como el demonio de un pantano. Los depredadores a su alrededor quedaron atónitos, sin comprender lo que estaba sucediendo.
El jefe de escuadrón, al frente del equipo, fue el primero en reaccionar. Rápidamente levantó su metralleta. Sin embargo, cuando apretó el gatillo, ya era demasiado tarde. El hombre miró el tanque como si hubiera encontrado un tesoro. Sin decir palabra, quitó la mecha de los explosivos e, imprudentemente, se abalanzó sobre las orugas del tanque.
“Geronimoooooooooooo…” – gritó emocionado a pesar de que tenía la boca cubierta de barro.
¡Booooooooom!
¡Una explosión se elevó hacia el cielo!
Tomados por sorpresa, el escuadrón de 10 depredadores que seguía al tanque cayó como trigo recién segado, sufriendo grandes bajas. Por otro lado, el tanque que servía de cobertura quedó salpicado de carne y restos de pólvora.
Con un crujido, la oruga derecha del tanque se desprendió de la rueda. El tanque en movimiento se desvió hacia un lateral y se estrelló directamente contra el tronco de un árbol. Al observar la aniquilación instantánea del escuadrón de 10 hombres y el tanque averiado, Wabu, quien supervisaba la batalla desde la retaguardia, se quedó atónito. No pudo evitar maldecir en voz alta.
“¡Maldita sea! ¿Qué demonios fue eso que acaba de saltar del suelo?”
Un compañero armado con un rifle tembló.
“Parecía una persona.”
“¿Una persona?” – Wabu abrió los ojos de par en par, con el rostro lleno de confusión. – “¿Están tan desesperados?”
El tanque atacado ajustó su posición, apuntando su frente hacia el terreno elevado. La escotilla superior de la torreta se abrió y el comandante del tanque tosió mientras asomaba media cabeza por la torreta, gritando a los soldados de infantería que estaban detrás.
“¡Nuestras orugas están rotas…!”
Antes de que pudiera terminar su frase, las balas silbaron colina abajo, asustando al comandante del tanque y haciéndolo esconderse en su torreta. El blindaje resonó por las balas. Enfurecido, el tanque giró inmediatamente su torreta, mientras su ametralladora lateral disparaba contra la ladera. El cañón principal también disparó un proyectil de 100mm.
Sin embargo, los atacantes ya se habían retirado. Aparte de arrancar una capa de hierba, el disparo no alcanzó nada más. Con la mitad de su cuerpo sobresaliendo de la torreta, Bagro se protegió la cabeza con la escotilla.
“Wabu, ¡haz que tus hombres tengan cuidado! ¡Esos topos han cavado túneles por el valle! ¡Puede haber mucha gente escondida!” – gritó en voz alta a los que seguían al tanque.
Al oír el grito de Bagro, el líder de la formación blindada, Wabu comprendió rápidamente lo que ocurría.
“¡Tened cuidado! Si veis algo sospechoso, ¡apuñálenlo con la bayoneta!” – gritó a sus hombres.
Y no fue el único. Más de un tanque se averió. Multitud de personas emergieron del suelo, abalanzándose temerariamente hacia el tanque más cercano. De los 7 tanques de la primera columna, 5 quedaron inmovilizados, lo que dejó a los 2 restantes demasiado asustados para continuar el asalto. Solo pudieron detenerse y dar cobertura a sus aliados.
Los depredadores que habían seguido a los tanques hasta la base de la colina se encontraron atrapados en donde pudieron esconderse, soportando la lluvia de balas de ametralladora y el bombardeo incesante de los morteros.
Dillon, de pie sobre la colina de la zona norte, frunció el ceño mientras miraba al frente a través de unos prismáticos. En apenas 10 minutos, la infantería que avanzaba con los tanques ya había sufrido una tasa de bajas del 40%, mientras que los tanques de la primera columna habían comenzado a perder sus orugas uno tras otro.
Parecía que la Nueva Alianza sabía que no podía atravesar el blindaje del Conquistador Tipo X, por lo que apuntaban a las orugas relativamente vulnerables, recurriendo incluso a ataques suicidas. Su espíritu de lucha era realmente asombroso. Pero esperar detener a sus fuerzas blindadas con tácticas tan infantiles era bastante ingenuo.
Contaba con un total de 27 tanques, 50 camiones antiaéreos y 5 brigadas esperando en reserva. Una vez que atravesasen la cima de la colina sur del Valle del Pinar, sus unidades blindadas podrían cargar directamente hacia el área urbana del Municipio de Qingshi e incluso conquistar el Pueblo del Arroyo Lejano, que se encontraba a tan solo 20 kilómetros del punto más al norte de la Ciudad del Amanecer de una sola vez. Para entonces, la Nueva Alianza ya no tendría posiciones que defender.
Dillon cogió la radio y dio una orden con tono serio.
“Cuarta y quinta columnas sigan adelante, ¡avancen por el camino de la primera columna!”
Luego, miró a Colmillo de Oso, que estaba cerca.
“¡Prepárense para la segunda oleada! ¡Que su infantería los siga!”
Colmillo de Oso asintió con entusiasmo.
“¡De acuerdo!”
10 tanques que esperaban en la cima de la colina norte comenzaron a moverse, acompañados por 20 camiones antiaéreos y 5 compañías de depredadores. Una abrumadora intención asesina impregnaba la lluvia.
Dillon entrecerró los ojos ligeramente. Ya podía imaginar las posiciones de la Nueva Alianza siendo aplastadas por las orugas de los tanques. Sin embargo, justo en ese momento, las gotas que se deslizaban por su gorra cesaron de repente.
Dillon parpadeó mientras levantaba la cabeza hacia el cielo y sus pupilas se contrajeron abruptamente. La espesa capa de nubes parecía haber sido desgarrada, dejando atrás solo un fino velo que revelaba incluso un cielo claro. Ese azul apenas visible era como una grieta grabada en una losa de piedra. A Dillon le pareció vislumbrar vagamente un arcoíris…
Los susurros de sus subordinados llegaron a sus oídos.
“¿Por qué dejó de llover?”
“Solo ha pasado una hora…”
“La intensa lluvia paró de repente…”
“Ahora que lo pienso, una lluvia tan intensa suele venir acompañada de un viento fuerte, pero hoy apenas hay una brisa…”
Un líquido frío recorrió la frente de Dillon. Ya no podía distinguir si era sudor o gotas de lluvia.
‘Lluvia artificial… ¡Era lluvia artificial!’
Había pasado un año entero luchando en el norte y en el Gran Valle de la Grieta, dónde había visto todo tipo de tácticas imaginables, pero esta era la primera vez que se enfrentaba a un enfoque tan extraño. El enemigo había predicho sus planes y para contrarrestarlo, le habían dado su ansiada lluvia…
¡Había sido descuidado!
En el lejano arcoíris, Dillon vio vagamente como emergían de las nubes puntos negros en ordenada formación. Se dirigían hacia el suelo. Un atisbo de miedo cruzó sus ojos. La serenidad de su rostro se había desvanecido. Al instante arrancó su dispositivo de comunicaciones.
“¡Unidades antiaéreas! ¡Cuidado con la cabeza!” – gritó a pleno pulmón. – “¡Aviones enemigos aproximándose!”
Gracias por el capítulo, esos 5 tanques con las orugas rotas ya tienen nuevos dueños, esperemos que consigan alguno mas
ResponderEliminarY en ese instante suena de fondo La Marcha de Las Valkirias
ResponderEliminarAniquilado y masacrado en menos de una hora. Tiempo récord.
ResponderEliminarGracias por el capítulo