Capítulo 18
Tranquilidad
Traducido por Thornapple
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Del mundo del que venía, los potenciadores elementales únicamente eran expertos en un solo atributo. Los atributos de Tierra, Fuego, Agua y Viento tenían sus propias técnicas para manejar su elemento. Lo que me permitió convertirme en Rey en mi antiguo mundo, fue que sabía pelear con los cuatro diferentes elementos. Si trasladaba esto aquí, sería como ser una especie de mago ‘quadra-elemental’, si es que eso existe. Por supuesto, tenía mis preferencias. Mis elementos más débiles eran la tierra y el viento, mientras que los más fuertes eran el fuego y el agua. Apenas utilizaba el viento, menos incluso la tierra, a excepción para un ligero soporte. No. Era temido en las batallas, ya que había dominado dos elementos completamente opuestos a los míos.
Mientras entrenaba con el Abuelo, probé numerosas teorías que mantenía en mente. Una cosa que aprendí muy rápido durante ese tiempo fue que no tenía ningún talento para conjurar. El abuelo incluso trajo a un conjurador elfo un día, cuando le pregunté si es que conocía a alguien para que me enseñara lo básico, y casi terminé matándome.
Los potenciadores y los conjuradores eran muy diferentes en un sentido, y muy similares en otro. Un potenciador podía tener la habilidad potencial de ser capaz de hacer lo que hacen los conjuradores y viceversa. Sin embargo, esto solo se podía lograr al alcanzar las etapas superiores del maná, así como también con una gran comprensión de su elemento respectivo. Pensaba que quizás, tal vez, podría pasar por alto esa regla fundamental y lograr convertirme tanto en conjurador como en potenciador. Solo lamentaba que lo aprendí de la peor manera posible.
Otra teoría que probé fue mi capacidad potencial como un anormal. El Abuelo Virion y Tess se quedaron sin palabras al saber que podía manipular los cuatro elementos, pero después de cuatro meses de intentar controlarlos en sus formas superiores, obtuve resultados variados.
* * *
“¡Intenta no sorprenderte demasiado!”
En el aire a mi alrededor se escuchaban sonidos chisporroteantes mientras que en mi cabello se erizaban las puntas por la corriente eléctrica que me recorría. Rayos eléctricos amarillos me rodeaban mientras me preparaba para atacar.
“¿Qué…?” – exclamó mi padre que casi detuvo su ataque al desconcentrarse por la conmoción.
Antes de que tuviera la oportunidad de recuperarse, corrí hacia él, dejando atrás un rastro de hierba y tierra carbonizadas. En un abrir y cerrar de ojos aparecí tras él, concentrando electricidad en mi puño, y atacándolo con un gancho. Una explosión aterradora ocurrió cuando mi puño chocó con el suyo. Como mi padre había logrado bloquear mi ataque, el retroceso lo empujó hacia un árbol cercano.
Volviendo a ponerse de pie, Padre impregnó su brazo con fuego antes de mirarme. Ambos permanecimos en silencio; nuestras miradas nos contaban cuáles eran nuestras intenciones. Abalanzándose hacia mí a una velocidad aterradora a pesar de su tamaño, también me preparé. Tan pronto mi padre llegó a mi alcance, soltó una ráfaga de golpes precisos mientras que mi asimilado cuerpo, junto a el efecto de mejora en mis nervios por la corriente eléctrica, me permitían evadir cada uno de los golpes con un movimiento mínimo. Relámpagos y fuego se entrelazaban mientras bloqueaba y esquivaba sus puñetazos, cada uno de sus golpes se volvía más rápido y agudo; realmente él era mi padre.
Tenía una gran desventaja debido a mi altura y alcance, y Padre no perdía ni una sola oportunidad. Mantenía una distancia óptima en lugar de acercarse descuidadamente, mientras que yo hacía todo lo posible para tenerlo a mi alcance. Mientras bloqueaba cada uno de sus puños, disparé pequeñas ráfagas de relámpagos, reduciendo un poco la sensibilidad de sus brazos. Sin embargo, mi padre no se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde; sus golpes y ganchos se volvieron torpes y apagados. Aprovechando esta oportunidad, me agaché bajo un gancho y me preparé para lanzar mi propio golpe; justo cuando mi puño estaba a punto de golpearlo, la rodilla de mi padre se posicionó justo debajo de mi mandíbula.
Era un punto muerto.
La tensión del entrenamiento se disipó inmediatamente cuando Padre me agarró de los hombros y soltó un grito de sorpresa.
“¡Auch!”
Aún tenía corrientes eléctricas rodeándome, y le dieron una pequeña descarga. Le sonreí de vuelta mientras dispersaba mi maná, permitiendo que Padre me levantara. Aunque finalmente había logrado entrar al mundo de los anormales, aún seguía siendo un principiante. Tenía mucho que trabajar en mi atributo mágico de relámpago, ya que todo esto era completamente nuevo para mí. En cuanto a la magia de atributo hielo, aún me era muy difícil por el momento. Usar cualquiera de ellas requería de una cantidad excesiva de maná, y la mayor parte se desperdiciaba debido al mal uso. También estaba sujeto a un estricto límite de tiempo, con la magia de relámpago por unos tres minutos, y para la de hielo, aún menos. Incluso, justo ahora, usar la magia de atributo relámpago era más una carga que una ventaja; en el futuro, definitivamente no sería así.
La razón por la que muy pocos magos eran capaces de transcender de los elementos básicos era que resultaban aptos y en su forma superior era completamente diferente e incomparablemente más difícil. Por supuesto, el hecho de que había sido capaz de aprender el relámpago y el hielo en cuatro meses probablemente no respaldaba este hecho, ¿pero necesito volver a recordarte que era un completo principiante en las formas superiores de los elementos? Mientras que mi viejo mundo me había ayudado a obtener conocimiento y comprensión de las formas superiores de los elementos, las experiencias en mi viejo mundo no me habían preparado para convertirme en un anormal.
En cuanto al sonido y la gravedad, aún no había producido ningún resultado favorable. Ya que, para dar el primer paso, un mago necesitaba entender el vínculo entre los elementos básicos y sus formas superiores. Después de eso, el cuerpo del mago necesitaba ser capaz de entender naturalmente ese vínculo y armonizar la estructura del maná desde el elemento básico hasta su forma superior. Para el viento y la tierra, aunque de alguna forma había sido capaz de comprender el vínculo entre su forma básica y su forma superior, mi cuerpo no era capaz de cambiar la estructura de mis partículas de maná. Mi teoría era cierta, ya que me di cuenta que también en este mundo no era compatible con el viento y la tierra.
La energía de mi cuerpo se agotó tan pronto mi padre me dejó en el suelo, cayendo sobre mi trasero. Fue entonces que pude notar finalmente el silencio sepulcral que nos rodeaba a mi padre y a mí. Padre era de los que aceptan fácilmente los hechos, y él sabía que yo era una especie de genio monstruoso, así que el hecho de que fuera un anormal no lo sorprendió demasiado. Sin embargo, esto apenas se aplicaba a los demás. La única que parecía fascinaba era mi hermana, ya que simplemente no entendía lo que pasaba. Probablemente estaba acostumbrada a ver a Padre pelear, así que nada fuera de eso le resultaba extraño. Los rostros de Vincent y Tabitha estaban en sincronía: ambos pálidos, con sus mandíbulas flojas, y ojos abiertos. Madre cubría su boca con sus manos, conmocionada, mientras que la propia Lilia sabía que lo que yo hacía no era normal. En comparación al entusiasmo, pero no sorprendida aceptación de Padre, este tipo de reacción se encontraba más dentro de mis expectativas.
“Ja, ja… ¡Sorpresa!” – exclamé levantando mis brazos y riendo débilmente.
“¡Ku ~!” – Sylvie corrió hacia mí, mirándome con preocupación, como si preguntara ‘¿Estás bien, papá?’
Vincent fue el primero en hablar.
“¡A-Anormal!” – se las arregló para escupir.
“Dios mío…” – suspiró Tabitha asombrada.
“Así que, Art, ¿cuándo aprendiste ese nuevo truco?” – me preguntó mi padre con un tono más curioso que de perplejidad. Agitaba su cabeza mientras alborotaba mi cabello.
“No hace mucho, Padre. Sin embargo, apenas puedo controlarlo.” – respondí tímidamente.
Todos regresamos a la sala de estar donde nos ubicamos alrededor de la mesa del comedor.
“Rey… Tu hijo. ¿Te das cuenta el futuro que tendrá? Solo tiene ocho años, pero ya es tan fuerte como un aventurero veterano de rango B.” – dijo Vincent, apenas conteniendo su entusiasmo.
“Es una locura. Creí que despertar a los tres años ya era aterrador, pero pensar que también se ha convertido en un anormal…” – dijo mi padre rascando su cabeza.
“¿Qué? ¿Despertó a los tres años?” – gritó Tabitha, levantándose de su asiento.
“Arthur se las arregló para volar la mayoría de nuestra casa en el proceso.” – dijo Madre asintiendo con su cabeza.
Tanto mi padre como Vincent se inclinaron hacia atrás, hundiéndose en sus sillas mientras soltaban un suspiro sincronizado…
“¿Papá? ¿Estás bien?” – preguntó Eleonor pinchando a Padre en su mejilla.
“Ja, ja, sí. Estoy bien, princesa.” – dijo riendo Padre mientras la levantaba del regazo de Madre. Vincent se levantó de su silla y nos miró seriamente, con sus brazos extendidos sobre la mesa.
“Rey, ¿qué tal si inscribes a tu hijo en la Academia Xyrus?”
“¿Qué? No puedes hablar en serio, ¿cierto? ¡Solo tiene ocho años!” – refutó mi padre, sentado en su silla.
“Rey, Alice, creo que tu hijo es más que capaz de superar Xyrus.” – intervino Tabitha.
“Creía que solo los genios nobles podían asistir a la Academia Xyrus.” – respondió Madre, con la preocupación grabada en su rostro.
“¡Yo puedo manejar eso! Hago muchos negocios con la Directora de la Academia Xyrus, así que ella será indulgente en el proceso de inscripción.” – dijo Vincent emocionado.
“P-Pero las cuotas de la academia son demasiado extravagantes para que las manejemos.” – argumentó Madre, aún dudosa de la idea de enviarme.
“Alice, esa debería ser la menor de tus preocupaciones. Estaremos encantados de pagar las cuotas. El talento de Arthur es incalculable. ¿Quién sabe lo que puede lograr? Aunque no lo pagásemos, estoy seguro que encontraríamos nobles que lo patrocinarían.” – dijo Tabitha sosteniendo las manos de Alice entre las suyas para tranquilizarla.
“¡Ajem! ¿Os importa si digo algo sobre esto?” – la gente siempre parecía olvidar que estaban tratando de decidir el futuro de una persona que estaba justo ahí con ellos. – “Hoy acabo de llegar a casa. ¿Puedo pasar un poco más de tiempo con mi familia antes de decidir si voy a la academia o no?” – dije dándole una mirada significativa a Vincent.
“P... Por supuesto. Me disculpo. Ja, ja. Supongo que me emocioné demasiado por un momento.” – dijo riéndose débilmente antes de volver a sentarse.
“Gracias.” – dije dándole una sonrisa a la familia Helstea.
“Madre, ¿dónde voy a dormir?” – giré mi cabeza para mirar a Madre.
“¡Oh, sí! ¡Casi lo olvido! Tendrás tu cuarto al lado del de Eleanor, en el ala izquierda. Vamos, subamos todos ahora, que se hace tarde.”
Sylvie ya se había quedado dormida sobre mi cabeza y mi hermanita estaba asintiendo dentro y fuera de su mundo de ensueño mientras hablábamos de mi futuro. Hoy había sido un largo día.
Madre y Padre me llevaron a la habitación en la que viviría de ahora en adelante. Era mucho más grande que la que tenía en Ashber, pero aun así estaba decorada de forma hogareña. Aunque los muebles dejaban mucho espacio abierto, eran perfectos, ya que necesitaba espacio para entrenar. Cuando acomodé a Sylvie en la cama, Madre y Padre se sentaron a mi lado.
“Iremos de compras juntos mañana. Necesitamos conseguirte algo de ropa.” – dijo mi madre pasando sus dedos por mi cabello.
“Arthur, seas un genio o no, siempre serás mi hijo y estaré orgulloso de ti y te amaré, sin importar las circunstancias.” – dijo mi padre agachándose frente a mí y agarrando mi brazo. Su cara estaba inusualmente seria. Era reconfortante saber que me tratarían como su hijo en vez de como un ‘pequeño genio’.
Asentí en silencio en respuesta. Pensé en revelarles todas mis habilidades, pero había decidido que sería más aseguro hacerlo a pasos de bebé.
“Además, sé que has contenido tu magia de relámpago hoy. ¡No creas que puedes engañarme! Tendremos una revancha pronto.” – dijo antes de levantarse, pellizcando mi mejilla y dándome una sonrisa malvada.
“Lo juro, los chicos solamente piensan en pelear.” – dijo mi madre ante esto.
“Sin embargo, tu padre tiene razón. No importa qué clase de genio seas, siempre seguirás siendo mi bebé.” – dijo mirándome con una sonrisa reconfortante en sus ojos.
“Ja, ja. ¿No puedo ser tu hijo adolescente ahora? ¡Ya tengo casi ocho años y medio, Madre!” – dije sonriéndole de vuelta.
“¡No! ¡No puedes!” – respondió antes de que ambos salieran de mi habitación.
“Descansa ahora. Mañana iremos de compras con tu hermana. Será una gran oportunidad para que os conozcáis.” – dijo mi madre antes de cerrar la puerta detrás de ella.
Ni siquiera tenía energía para lavarme. Solo me dejé caer en la cama, haciendo rebotar a Sylvie, que se quejó antes de volverse a dormir. Hoy había sido un día largo. Había sido un buen y largo día. Con una sonrisa en la cara, seguí a Sylvie a un sueño reconfortante.
* * *
“Ja, ja, ya he despertado Sylv, ¡estoy despierto!”
A la mañana siguiente me despertó mi dragón bebé lamiéndome la cara enérgicamente.
“¡Kyu ~!”
Saltaba y saltaba encima de mí, irradiando una sensación de emoción. Pensé en Tess. Nunca habría pensado que extrañaría sus métodos espartanos para despertarme. ¿Me pregunto cómo estará? Tess se había convertido en una amiga muy cercana al crecer juntos y, aunque se había vuelto un poco feroz, seguía siendo la misma Tess de buen corazón que se preocupaba por mí mientras estaba en Elenoir.
Tomé un baño rápido, arrastrando a mi apestoso dragón conmigo. Lloraba pidiendo auxilio ante el agua tibia que lo mojaba, pero no cedí, y poco después, ambos estábamos limpios y brillantes.
“Kyu…” – gimió Sylvie y se desplomó en mi cama, exhausta por luchar.
“¡No te quejes! Ambos estábamos sucios y ayer tampoco nos bañamos.”
Escuché un golpe en mi puerta, así que rápidamente me puse el resto de mi ropa.
“¡Ya voy!” – dije con mi túnica aun sobre mi cabeza.
Al abrir la puerta, miré hacia abajo para ver a la tímida Eleanor mirando al suelo, con su pie frotando algo en el piso.
“¡Oh! Hola, Ellie.” – me agaché para estar a su misma altura, dándole la sonrisa más gentil que podía hacer.
“Benos días, Hemano. Mamá me ha dido que te d-despertada.” – murmuró, aún con su cabeza baja.
“¡Ja, ja, ya veo! Muchas gracias, hermanita.” – exclamé mientras le daba palmaditas en la cabeza. Esto pareció ser una buena respuesta, ya que ella empezó a sonrojarse un poco.
“¿Puedes llevarme a la cocina?” – le pregunté, extendiendo mi mano.
“¡Si!” – asintió emocionada y, vacilando por un segundo, y tomó mi mano y me llevó. Sylvie nos siguió, caminando mientras echaba un vistazo a su nuevo entorno.
Me encontré con el agradable olor a tocino cuando entramos a la cocina. Dentro vi a Tabitha y Madre cocinando algo mientras charlaban. Lilia ya estaba sentada en la mesa, balanceando sus piernas, obviamente esperando su desayuno.
“¡Buenos días Madre, Señora, Lilia!” – dije. – “¡Buenos días!”
“¡Kyu!” – las voces de Ellie y Sylvie sonaron a la vez.
“¡Ah! ¡Ellie se las ha arreglado para despertarte! Art, recuerdo que me costaba despertarte, incluso cuando eras un bebé. Podría jurar que dormías como un tronco.” – dijo mi madre riendo mientras colocaba unos huevos en un plato grande.
“¿Has dormido bien?” – me preguntó Tabitha sonriendo mientras agitaba un tazón de ensalada en sus manos.
“He dormido muy bien, señora Helstea.”
“¡Hola Ellie! B-Buenos días, Arthur…” – dijo Lilia en voz baja; su voz se calló después de ver mi mirada.
Sonreí y le devolví el saludo.
El desayuno estuvo genial. Mi madre me mencionó que normalmente las sirvientas cocinaban, pero ella quería cocinarme hoy. Hacía mucho tiempo que no comía los platos de madre, y ahora me doy cuenta de lo mucho que la extrañaba. Me aseguré de darle un poco de carne a Sylvie, que no dudó en engullir todo lo que entraba en su boca, incluyendo mi dedo. Eventualmente, Ellie y Lilia quisieron intentar alimentarla, así que les dije que lo hicieran. No hacía falta decir que Sylvie se animó por ser alimentada por las dos.
“¡El carruaje está esperando en la entrada, así que solo dejad los platos en el fregadero y vámonos!” – dijo Tabitha.
Xyrus era una ciudad increíble. No pude evitar mirar las diferentes vistas que se vislumbraban mientras viajábamos por la carretera principal. ¡Pude ver tiendas de magia, armerías, libros de magia e incluso tiendas de núcleos de bestias! Había de todo lo que un mago pudiera pedir. Los adultos y niños vestían de manera extravagante, mientras pasaban en lujosos carruajes al lado del nuestro. Algunos edificios tenían varios pisos de altura, haciendo que la ciudad pareciera mucho más grande y densa que Ashber. También pude ver a un par de niños mayores que yo vistiendo uniformes similares, algunos negros, otros grises y rojos. Podía asumir por su conducta pretenciosa que eran estudiantes de la Academia Xyrus. Mientras que los uniformes en mi viejo mundo servían como medio económico para disminuir la discriminación, aquí parecía que los uniformes mismos funcionaban como un medallón de oro que podías mostrar al resto del mundo.
Finalmente llegamos al distrito de la moda en Xyrus. Fue aquí donde aprendí que ir de compras con mujeres era mucho más difícil que el entrenamiento que hacía con el Abuelo Virion, aunque el mero recuerdo de su régimen de entrenamiento me dejaba con sudor frío. Me usaron como maniquí para las preferencias de cada una. Mi madre quería vestirme con ropa sencilla, mientras que Tabitha quería transformarme en una especie de príncipe. Incluso Lilia y Ellie me hicieron probar ropa.
“¡Tienes que verte bien, ya que eres mi hemano!” – dijo en voz alta, con las manos en sus caderas.
Sylvie podía sentir el cansancio irradiando de mí, así que se posó reconfortantemente en mi cabeza, como para regodearse. Terminé con diez juegos diferentes de ropa, la mitad de Madre y la otra mitad de Tabitha. Tanto Madre como yo tratamos de impedir que Tabitha me comprara algo, pero nos regañó juguetonamente diciéndonos con un guiño:
“Piensa en esto como una inversión. Además, siempre quise tener un hijo varón.”
Seguimos mirando alrededor después de llevar nuestras bolsas al carruaje. Estaba emocionado por ver la armería. Realmente quería una espada decente para empezar a practicar de nuevo la esgrima; era evidente que mis habilidades habían disminuido después de un largo descanso sin un entrenamiento adecuado. Las chicas no querían eso, así que me obligaron a ir a diferentes joyerías y tiendas de gemas en cambio. Supongo que tendré que visitar la armería con Padre una próxima vez.
Por fin llegamos a casa, mis fuerzas físicas y mentales estaban agotadas para cuando llegó mi padre al rato después.
“¿Cómo estuvo tu día, hijo?” – dijo riéndose, sentándose a mi lado en la mesa del comedor.
“Nunca pensé que fuera tan agotador ir de compras.” – me quejé.
Como escuchando mis quejas, Vincent y Tabitha se sentaron frente a nosotros.
“¡JA, JA! ¡He oído que te aporrearon un par de mujeres hoy, Arthur!” – exclamó Vincent.
Asentí débilmente mientras que Tabitha sonreía e intercambiaba miradas con mi madre.
“Tu pequeño prodigio no es tan gran cosa como creía.” – ante esto Lilia y Ellie se rieron.
“Debo admitir que no tengo la misma resistencia que las mujeres en cuanto a las compras.” – solo pude refutar irónicamente.
Mi padre y Vincent se rieron más fuerte ante esto y asintieron con su cabeza de acuerdo. El sonido del timbre seguido de un par de golpes nos llamó la atención.
“¡Ah! ¡Parece que está aquí!” – dijo Vincent animándose.
La mirada en la cara de todos me decía que Vincent era el único que sabía qué es lo que estaba pasando. Vincent regresó, guiando a una anciana hacia al comedor.
“Rey, Alice, Arthur. Sé que me habéis dicho que queríais posponer la Academia para más tarde, pero no he podido contenerme. Todos. ¡Conoced a Cynthia Goodsky! Es la directora de la Academia Xyrus.”
Notando la ligera punzada de molestia en mi rostro, Vincent dijo inmediatamente:
“No te preocupes, no la he traído aquí para que vayas a la Academia de inmediato. Solo quería que te conociera.”
La directora, dándome una sonrisa que no podía comprender, me extendió su mano y dijo:
“Finalmente nos conocemos, Arthur.”