Capítulo 17
Familia
Traducido por Thornapple
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Era un extraño sentimiento, sentirme más nervioso ahora que iba a reencontrarme con mi familia, que cuando fui nombrado rey por primera vez en medio de las personas más poderosas del mundo.
“¡Uffff~! Hagámoslo, Sylvie.”
“Kyu!” – respondió con mi entusiasmo contagiándola.
El ruido sordo del metal golpeando al metal sonó sorprendentemente fuerte. Inesperadamente, pude escuchar unos débiles sonidos de golpeteo seguidos de una voz infantil, diciendo:
“¡Ya voy!”
Una sirvienta abrió la puerta junto a una niña pequeña. Inmediatamente al verme, la niña se escondió tras la sirvienta. La sirvienta me miró con curiosidad, evidentemente sorprendida por ver a un niño de ocho años golpeando la puerta de la mansión de un noble.
“¡Ejem! Encantado de conocerla. Mi nombre es Arthur Leywin. Me informaron de que mi familia está actualmente en esta mansión. ¿Podría hablar con ellos?” – le dije dándole una leve reverencia, con Sylvie balanceándose sobre mi cabeza.
Antes de que la confusa sirvienta pudiera incluso responder, oí un sonido muy familiar en el fondo.
“¡Eleanor Leywin! ¡Aquí estas! Debes dejar de correr hacia la puerta cada vez que…” – mi madre paró a la mitad y dejo caer un tazón pequeño que parecía ser la comida de mi… ¿Hermana?
Miré hacia abajo para ver a la pequeña niña que me observaba con inocente curiosidad con sus deslumbrantes ojos marrones. Su brillante cabello castaño claro brillaba con una cualidad mucho más hermosa que la de mi padre, pero sabía de quién había sacado ese color. Su cabello estaba atado por encima de las orejas en dos coletas a los lados de su cabeza. Me costó apartar los ojos de mi pequeña hermana para volver a mirar a Madre. Mi visión se fue volviendo borrosa a medida que las lágrimas fueron llenando mis ojos. Dije lo único que sabía que ella estaba esperando oír.
“H-Hola Mamá. Estoy en casa.” – dije haciendo un pequeño y torpe gesto, sin saber si lograría reconocerme.
Afortunadamente, mi miedo no se volvió realidad y corrió hacia mí a una velocidad que podría juzgar que era más rápida que el Abuelo Virion, pero eso quizás solo era debido a mi borrosa visión.
“Oh, ¡mi bebé! ¡¡Arthur!!” – llegó delante mío cayendo de rodillas, mientras sus brazos se aferraban a mi cintura con todas sus fuerzas, temiendo que volviera a desaparecer si me soltaba.
“¡Estás vivo! ¡La Voz...! ¡Sabía que eras tú! *Sniff* ¡Ya estás de vuelta! Sí, ya estás en casa. ¡Arthur, mi bebé!” – fue lo único que pudo balbucear antes de romper a llorar.
No pude evitar pensar mientras mi cabeza estaba enterrada en su hombro que aunque podría ser que fueras un tirano inmortal todopoderoso, cuando estabas frente a tus seres queridos, tu capacidad para controlar tus emociones te traicionaba.
Continué repitiendo a medio balbucear las frases de que estaba vivo y que ya estaba en casa y que no me iría. Madre era un torbellino de emociones. Estaba contenta de que hubiera regresado sano y salvo, pero también estaba enojada porque no había vuelto antes, estaba triste porque había estado lejos de ellos, y por lo difícil que había sido para mí todo este tiempo. En cierto punto, Eleanor se acercó a nosotros y comenzó a palmear la espalda de Madre.
“Mamá. Tranquila, tranquila. No llores.” – pero después de verse incapaz de confortarla, también comenzó a llorar.
“¡Arthur!” – me giré para mirar con el rostro aún húmedo por mis lágrimas, para ver afuera la apresurada figura de mi padre empapado en sudor. Supongo que la sirvienta le había dicho que volviera.
“¡Arthur! ¡Mi hijo! Mira qué grande estás. ¡Dios mío! ¡Has vuelto, estás de vuelta!” – Padre sostenía mi cabeza entre sus manos para ver mejor mi cara. Se puso a llorar colocando su gran mano en mi nuca, juntando su frente con la mía.
Nuestra pequeña reunión familiar continuó con Madre sollozando incontrolablemente, abrazándome, y mi hermanita que comenzó a llorar sin darse cuenta, mientras que con Padre solo nos mirábamos con lágrimas en los ojos, todos contentos de que finalmente estuviéramos juntos.
Pasado un tiempo, nos calmamos. Nos sentamos en un sofá, con Madre a mi lado y Eleanor en su regazo. Padre estaba sentado frente a mí en una silla que había traído, con los codos en sus rodillas inclinándose hacia adelante. Madre sostenía mis manos y volvía a llorar cada vez que veía mi rostro.
“¿Estás bien? ¿Has hecho al menos tres comidas al día? ¿Has dormido bien abrigado cada día, cierto? Oh, mi bebé. Mira qué grande eres ahora.” – lágrimas caían de sus ojos cuando me miraba de reojo y sonreía.
“Gracias a Dios que has vuelto. Estoy tan feliz.” – susurró con su voz temblando mientras acariciaba mi cabello y me daba un gentil beso en la corona de mi cabeza.
Eleanor miraba curiosa tanto a Sylvie como a mí, mientras que el bebé dragón estaba sentado al lado mío, observando atentamente a los tres humanos desconocidos. Padre también miraba a Sylvie con una expresión curiosa, pero no dijo nada. Volviendo a mirarme, sus ojos se suavizaron y continuó moviendo su cabeza, repitiendo lo grande que era ahora. Debía ser muy gratificante, aunque triste, que un padre vea cómo grande se ha vuelto su hijo, pero no haber estado con él todo el tiempo para presenciarlo.
“Ellie, saluda a tu hermano mayor. Ha estado lejos durante un tiempo, pero desde ahora en adelante vivirá con nosotros. Vamos, dile hola.” – Madre gentilmente instaba a mi hermana.
“¿Hermano?” – dijo inclinando su cabeza, recordándome a la confundida Sylvie.
Acercó sus manos, las puso en la oreja de Madre y susurró algo inaudible.
“Ja, ja. Sí, ese hermano mayor. Del que siempre te conté historias. Es él.”
Los ojos de mi hermana comenzaron a brillar cuando se giró para mirarme. No pude evitar preguntarte qué tipo de historias le había contado Madre.
“¡Hola, Hermano~!” – exclamó sonriendo, agitándome sus pequeñas manos.
“Hola, Eleanor. Encantando de conocerte… Hermana.” – respondí riendo, dándole una palmadita en la cabeza.
“Arthur, estábamos destrozados desde del incidente, y apenas creímos que eras tú cuando te comunicaste con nosotros por nuestras mentes. Por favor dime, ¿cómo sobreviviste a la caída?” – preguntó Padre.
Me tomó un tiempo explicarles todo desde el principio, ocultando cierta información que creía que no sería bueno contarles todavía. Les expliqué que, inconscientemente, me cubrí con una capa de maná protectora y tuve la suerte de caer sobre un par ramas antes de terminar en un arroyo. Desde ahí en adelante, les conté sobre cómo conocí a Tess y cómo casi fue secuestrada. Y después de salvarla, como la llevé a su reino y me quedé allí.
“Dijiste algo sobre una enfermedad por la que no podías volver antes. ¿Qué te paso? ¿Estás curado ahora?” – intervino Madre, con una expresión preocupada.
“Ya no necesitas preocuparte por eso. Supongo que en mi núcleo de maná había una especie de inestabilidad que me hacía sentir episodios de dolor. Al principio eran terribles, pero afortunadamente, allí había un anciano que sabía cómo curarlo. El proceso fue arduo, pero me aseguró que no sería arriesgado si era tratado constantemente.” – le expliqué, negando con la cabeza.
Su expresión de preocupación fue reemplazada por una de alivio y silenciosamente palmeó mi cabeza otra vez.
“Entonces, ¿qué hay de este pequeño amigo tuyo?” – dijo Padre riéndose, finalmente hablando de Sylvie.
“Ja, ja. Mientras viajaba encontré la guarida de una bestia de maná. Ahí estaba solo la madre gravemente herida. Al poco tiempo que llegué, murió. Y mientras echaba un vistazo, parecía que cuidaba algo valioso así que lo recogí, pensando que era de gran valor, pero nunca creí que fuera un huevo. Nació hace solo un par de meses, por lo que aún es un bebé. Saluda, Sylvie.”
La levanté sosteniendo su cuerpo mientras que sus extremidades colgaban como las de un gatito.
“¡Kyu~!” – ronroneó, como si saludara a todos.
No estaba mintiendo exactamente a mi familia, ya que me había prometido contarles todo cuando fuera mayor y fuera más capaz. Luego les pedí que me contaran sobre lo que les había sucedido después de separarnos. Lo único que podía saber al verlos por la adivinación con agua por primera vez era que estaban viviendo en Xyrus, pero nada más, así que tenía una grandísima curiosidad. Después de que Padre me explicara lo que les había pasado desde ese entonces, Madre intervino.
“¡Así es! La familia Helstea, que se fue de viaje, debería llegar hoy. ¡Art, Cuando te vean se van a sorprender mucho!”
Volví a mirar a Madre. No había cambiado mucho desde la última vez que la había visto. Lo único que noté fue que había perdido un poco de peso y que estaba un poco más pálida. Mi corazón dolía al saber que esto se debía al estrés y la depresión por perderme. El cuerpo de Padre ahora era mucho más robusto. Junto a su barba, se veía mucho más rústico que antes. Supongo que trabajar como instructor para los guardias de la Casa de Subastas Helstea lo había puesto en forma.
“Padre. ¿De qué color es tu núcleo de maná actualmente?’” – le pregunté mientras Sylvie se ubicaba de vuelta en la parte de superior de mi cabeza, agitando su cabecita felizmente.
“Tu viejo llegó la etapa rojo claro hace un par de años y es un mago naranja oscuro.” – respondió orgulloso Padre con una sonrisa confiada.
Levanté mis cejas en sorpresa. Mi padre a la edad de los treinta y tantos lo estaba haciendo bastante bien por sí mismo. El mago promedio que no asistía a la escuela por lo general se estancaba en la etapa rojo claro, tal vez naranja oscuro si tenía suerte. Por supuesto, esto era diferente para las élites que tenían un linaje mucho más puro y un mejor acceso a mayor información, pero para un mago estándar como Padre estaba bien.
“Apuesto a que solo me lo has preguntado para presumir. Cuéntanos, ¿en qué etapa vas ahora?” – me preguntó a continuación, inclinándose más cerca.
“Rojo claro…” – murmuré rascándome la mejilla.
Padre, que ya se había inclinado en su silla, al oír esto se cayó completamente de culo. Incluso Madre dejó escapar un grito ahogado de sorpresa.
“¡Mierda!” – exclamó Padre.
“¡Mieda!” – repitió Eleanor, riéndose de la caída de Padre.
“¡Cariño! ¿Qué te dicho de maldecir frente a Ellie?” – dijo Madre reprendiéndolo mientras tapaba las orejas de mi hermana.
“Ja, ja, lo siento. ¡Lo siento! Ellie, no repitas lo que tu padre dice.” – dijo y luego se volteó a hacia mí.
“Mi hijo sigue siendo el mismo genio que solía ser. Ten un entrenamiento con tu viejo.” – dijo Padre sonriendo de forma amenazadora mientras sujetaba mis hombros.
“¡Querido! ¡Recién acaba de llegar a casa! Déjalo descansar.” – dijo Madre empujándome hacia atrás.
“Está bien, Madre.” – le dije poniendo gentilmente mi mano en su cabeza, dándole una sonrisa tranquilizadora.
“¡Hombres! ¡Siempre tratando de pelear! ¿No es así, Ellie?” – dijo Madre negando con su cabeza sin poder hacer nada.
“¡Papá y Hermano son hombres!” – repitió Ellie, intentando imitar la expresión de nuestra madre. Padre y yo nos reímos esta vez. Era realmente bueno estar de vuelta.
Todos nos levantamos para dirigirnos al patio trasero cuando escuchamos que una puerta se abría.
“¡Rey! Acabo de escuchar que tu hijo está vivo. ¿Qué diablos pasa?” – dijo un hombre delgado vestido con ropas elegantes. Llevaba gafas, el cabello peinado con raya al medio y un traje. Estaba sudando porque había venido corriendo, con lo que asumí que eran su esposa y su hija.
“¡Vincent, todos! ¡Me gustaría que conozcáis a mi hijo, Arthur! ¡Ha vuelto, Vince! ¡Ja, ja!” – dijo Padre poniendo su brazo en los hombros del hombre.
“Arthur, este es Vincent, un viejo amigo y la persona para la que trabajo. Esta es su casa, así que preséntate antes que empecemos a destruirla.” – dijo sonriendo ampliamente.
“Es un placer conocerlo. Soy Arthur Leywin. No estoy seguro de lo que le ha contado mi familia sobre mí, pero me puse en contacto con ellos hace un tiempo. También les dije que no le contaran nada hasta que volviera, así que me disculpo por la confusión. Gracias por cuidar a mi familia todo este tiempo.” – me presenté dándole una reverencia de noventa grados. Este era el hombre que había hospedado a mi familia en aquel momento tan difícil. Hasta donde sabía, le debía mucho a él y a su familia.
“S-sí, no hay ningún problema. Me alegro que estés vivo y a salvo.” – dijo ajustando sus lentes, como si intentara asegurarse de que realmente estaba hablando con un niño de ocho años. – “Te presento a mi esposa, Tabitha, y mi hija, Lilia.” – continuó, empujándolas hacia adelante para que se pusieran frente a él.
“Es un placer conocerlas. Señora, Lilia.” – dije volviéndome a inclinar. Sylvie a la vez también se presentó con un ¡Kyu~!
“Es genial tenerte en nuestra casa, Arthur. ¡Saluda, Lilia! Arthur tiene tu edad, así que no seas tímida.” – dijo Tabitha dando una sonrisa amable en respuesta.
“¡¿Q-qué es eso?! Es tan lindo.” – dijo la niña llamada Lilia señalando de manera vacilante a la criatura en mi cabeza.
“Es una bestia del maná recién nacida con la que tengo un vínculo. Su nombre es Sylvie. Sylvie, baja y saluda.”
Sylvie bajó saltando de mi cabeza y maulló a Lilia.
“¡Oh, Dios mío!” – chilló Lilia.
“Rey, ¿qué querías decir con destruir mi casa?” – preguntó Vincent después de quitar sus ojos de Sylvie.
“Estábamos a punto de ir al patio. Arthur y yo tendremos un pequeño entrenamiento. ¿Quieres venir?” – dijo riéndose.
“¿Q-qué? ¿Estás seguro? ¿Tu hijo recién acaba de llegar a casa y ya quieres pelear con él? Además, tu hijo no puede tener más de ocho años. ¿Para qué entrenarás con él?” – balbuceó Vincent con incredulidad.
“¡No dejes que la edad de mi hijo te confunda! ¡Ya es un potenciador del rango rojo claro!” – protestó Padre orgulloso, inflando su pecho.
“No seas ridículo, Rey. ¿Tu hijo de ocho años ya ha despertado y pasado tres etapas? Ni siquiera los genios mocosos de la élite de la Academia Xyrus alcanzan la etapa rojo oscuro tan pronto, ¡y eso cuando tienen once o doce años!” – dijo Vincent negando con su cabeza.
“Ya verás. Además, también tengo una pequeña sorpresa.” – dijo Padre en respuesta riéndose en voz alta mientras nos llevaba al patio trasero.
Nos separamos a una distancia adecuada en un gran terreno con césped que estaba afuera.
“Cuando tú digas.” – dije sonriendo, dejando a Sylvie junto al público, que eran el resto de mi familia y la familia Helstea.
“¡Ten cuidado, Art! ¡Puede que estés en la etapa rojo claro, pero tu viejo está en una etapa más alta que tú!” – dijo Padre juntando sus puños y golpeándolos, enseñándome una sonrisa confiada.
Vi a Vincent, que todavía continuaba negando con su cabeza con incredulidad.
“¡Ven!” – dijo Padre burlándose, tomando una postura ofensiva.
Veamos cuales son los resultados de entrenar con el Abuelo Virion. Mi cuerpo, que ya estaba fortalecido por la asimilación, respondió al maná de forma más precisa que antes. Antes de que Padre tuviera tiempo para prepararse, mi puño ya estaba dentro del alcance de su cuerpo. Hasta mi audición era mucho más sensible ahora, ya que pude escuchar a Vincent murmurar débilmente “¿¡Pero qué…!?” junto a varios gritos ahogados.
Padre respondió de inmediato, ya que podía sentir el maná extendiéndose por todo su cuerpo. Fingiendo un puñetazo, giré mi torso y le lancé una patada alta, pero fue bloqueada rápidamente por su brazo izquierdo. Era obvio que no esperaba una patada tan poderosa, ya que su brazo fue empujado hacia atrás por el golpe, logrando una apertura. Sin embargo, antes de que pudiera usar aquella apertura, usó el impulso para lanzarme un corte con su mano derecha hacia mi cuerpo.
Era obvio que estaba en desventaja en ese momento, pero una vida pasada llena de peleas me había preparado para contrarrestarlo. Atrapé su golpe con mi antebrazo izquierdo y mi palma derecha para suavizar el golpe, creando el suficiente espacio para deslizarme hacia su cuerpo.
Mi cuerpo no era lo suficientemente grande para lanzarlo por los hombros, así que agarré su brazo derecho y pateé la parte posterior de su rodilla derecha. Perdiendo el equilibrio, cayó hacia adelante, así que usé mi cuerpo impregnado en maná para lanzarlo. Desafortunadamente, recuperó el equilibrio demasiado rápido, así que no tuve otra opción más que tomar cierta distancia antes de que me agarrara.
“Bueno, ¡tengo que decir que eres mucho mejor que todos los magos que he entrenado! ¡Pero ahora tu viejo se pondrá serio! Ten cuidado.” – exclamó poniendo una cara mucho más seria. Era evidente que ambos nos habíamos estado conteniendo.
El hecho misterioso sobre cómo el maná se forma dentro del núcleo durante las etapas tempranas difería según cómo lo usaban los potenciadores y conjuradores. Aunque era caro, muchos padres elegían realizarles a sus hijos que recién despertaban pruebas para ver con qué elemento eran más capaces usando un dispositivo especial. El atributo de un conjurador se hacía muy notable dependiendo de qué tipo de elementos se les hiciera más fácil usar. Sin embargo, para los potenciadores no era tan obvio, ya que la mayoría de sus ataques estaban enfocados en usar el maná para mejorar sus cuerpos. Sin embargo, incluso los potenciadores tenían diferencias en cuanto a cuán adeptos eran para ciertos tipos de elementos. Un rápido ejemplo era el resultado de reunir maná en un solo punto y liberarlo en un ataque explosivo. Si bien no había llamas visibles, a un potenciador que le fuera más fácil usar el maná de esa manera normalmente se le consideraría un mago del atributo fuego. Aunque esto solo se aplicaba al principio.
Si bien difería de persona a persona, después de cierto nivel en el núcleo de maná de alguien y la comprensión de su elemento, él o ella podría utilizar el maná de una forma que realmente le perteneciera al atributo del usuario. Para los conjuradores, esto significaba que podían comenzar a progresar lentamente, alejándose del entrenamiento con cantos y comenzar a acortar sus versos o incluso dejarlos de lado por completo dependiendo del elemento con el que eran aptos.
Para los potenciadores era mucho más notable, ya que podían comenzar a manifestar su atributo elemental en lugar de manipular el maná de una forma correspondiente a su atributo elemental. Por ejemplo, antes de mejorar, un ataque de un potenciador de atributo fuego simplemente realizaba una poderosa ráfaga explosiva, mientras que un potenciador de atributo viento le era mucho más fácil manipular el maná para lograr ataques rápidos y agudos. Sin embargo, con una comprensión suficiente, los potenciadores de atributo elemental podían influenciar fácilmente sus ataques físicos. Los potenciadores de atributo tierra podían aprender a producir guantes de tierra, incluso aprender a crear pequeñas descargas sísmicas con el pisar de su pie, mientras que los potenciadores de atributo viento podían aprender a crear pequeñas cuchillas de viento y crear un efecto de vacío en sus golpes, y así sucesivamente. Todas estas eran técnicas que los magos podían usar con una comprensión suficiente de su respectivo elemento.
Por supuesto, los conjuradores tenían una mayor ventaja al ser capaces de influenciar mucho más su entorno. Su rango era mucho más grande, pero su debilidad seguía siendo que, durante el proceso del canto, sus cuerpos no estaban protegidos naturalmente con maná. Debido a estas diferencias, ambos tipos de magos podían traspasar ese umbral que muchos magos más fuertes no podían, y que en última instancia determinaban su talento y sus logros futuros. Mientras que los conjuradores podían controlar los elementos de forma innata debido a su habilidad para absorber el maná de la Naturaleza con sus venas de maná, para los potenciadores era diferente. Por cada potenciador con atributo, había diez que no lo eran. Había casos de potenciadores con atributo que nunca lograban traspasar el umbral y que se convertían en potenciadores de atributo elemental hechos y derechos. Aunque aquí entraba en juego la educación, ya que, con la suficiente orientación desde temprana edad, era más probable que los magos tuvieran una mayor comprensión de su atributo elemental.
Los puños de mi padre se encendieron, estallando ferozmente en unos guantes de color escarlata. Este control sobre su fuego era novato, resultaba evidente por el vapor que salía de su cuerpo, ya que esto significaba que no había dispersado suficiente maná por todo su cuerpo. Había aprendido pronto que mi padre era un mago de atributo fuego, pero después de estar atascado durante unos años mientras estaba ocupado siendo padre, ahora había alcanzado la etapa naranja y, espectacularmente, había mejorado su comprensión del fuego. Ahora podía ser considerado oficialmente como un potenciador elemental, o elemental para acortar.
Le di una sonrisa orgullosa, antes de comenzar a prepararme también.
“Es impresionante, Padre… Pero ahora es mi turno.”