Volumen 2 Capítulo 30
El tiempo, el ajedrez y la torre de la magia II
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars
“¿Eres de la región del Mar del Norte?”
“No.” – respondió Desir. – “Pero solía tener un conocido de esa región. Es gracias a él que dominé las reglas del Mar del Norte.”
“Parece que no tuviste más remedio que aprenderlas.”
“Ese fue realmente el caso.”
“Debe haber sido difícil. Las reglas del Mar del Norte no son fáciles.”
“Ciertamente, lo fue.”
El lenguaje corporal de Zod parecía haberse relajado y no era solo una ilusión por parte de Desir. Si se lo comparaba con el momento en que iniciaron la conversación, el sentido de urgencia de Zod se había aliviado significativamente. Sin duda, esto se debía a que había mencionado ese estilo de reglas originarias de la patria de Zod.
“Muy bien.” – dijo Zod. – “Juguemos con las reglas del Mar del Norte.”
Zod le dio la vuelta al tablero de ajedrez y amplió ambos lados. La tabla cuadrada habitual se había alargado horizontalmente. Las reglas del Mar del Norte diferían del ajedrez convencional de varias maneras. Al tablero se le añadían cinco columnas y filas, así como varias piezas adicionales para cada una de las columnas. Como resultado, había cuatro alfiles y caballeros y, además, había dos piezas con la forma de un barco de guerra en lugar de la reina, haciendo referencia al pasado naval de la región del Mar del Norte. De hecho, el conjunto de reglas incluía muchas características destinadas a emular a una guerra real. Por ejemplo, si un peón no se movía durante un turno, podía establecer una línea de suministro que permitía que las piezas a su alrededor se movieran dos veces por turno. Era una versión diferente del ajedrez, en la medida de que se trataba de un juego completamente diferente que, por alguna casualidad, usaba las piezas de ajedrez.
“Buena suerte.”
“Lo mismo, vamos a tener una buena partida.”
El reloj dio las cuatro en punto cuando comenzó la partida de ajedrez entre el Maestro de la torre Zod y Desir.
Ambos contendientes estaban igualados después de comenzar a jugar. Zod examinó cuidadosamente el tablero de ajedrez, haciendo que sus ojos analizasen la posición de las piezas con calma. Las piezas de Zod estaban perfectamente sincronizadas. Sus alfiles iban a la ofensiva, apoyados por los caballeros y creando un espacio para que se movieran los peones. Mientras tanto, las torres aseguraron la formación, defendiendo los flancos de los barcos de guerra. Era una posición defensiva sofisticada que, a simple vista, no dejaba aperturas. En contraste, las piezas de Desir no tenían ninguna organización. Los barcos de guerra se encontraban en la parte de atrás, los peones interferían en los movimientos de los caballeros y la disposición de las torres era un caos total. La disfuncionalidad era la principal característica del lado del tablero de Desir. Pero a pesar de esta disparidad, la partida se encontraba en un punto muerto.
Y en ese momento, Desir rompió la calma empujando un peón hacia adelante, desafiando el propio peón de Zod.
‘¿…?’
Sin dudarlo, el peón de Desir redujo a su oponente, amenazando la posición defensiva de Zod y ganándose algunos de sus elogios.
“Debo felicitarte por una estrategia tan audaz.” – comentó Zod mientras usaba un caballero para derribar al peón y retirarlo del tablero.
Sin inmutarse, Desir continuó el intercambio utilizando su torre para eliminar al caballo.
“Sin embargo…” – continuó Zod. – “Me temo que estás siendo demasiado apresurado.”
Haciendo movimientos calculados, Zod tomó el alfil del lado opuesto del tablero y derribó la torre de Desir, terminando el primer intercambio importante del juego. En esta guerra de desgaste, el lado de Desir estaba considerablemente más dañado. Al principio había perdido a un caballero y ahora estaba todavía peor tras el intercambio. Sin embargo, los sacrificios de sus piezas no habían sido en vano. El lado occidental del tablero, de donde había partido el alfil de Zod, ya no era impenetrable.
Desir avanzó su peón aprovechando la brecha defensiva y Zod intentó responder, pero ya había colocado su nave de guerra para aprovechar la brecha. Así, el poderoso barco de guerra de Desir rompió las defensas de Zod y, en un instante, la defensa fue destruida y el lado occidental del tablero quedó en ruinas.
‘Es bastante bueno. Está capacitado, pero sigue siendo solo un estudiante.’ – pensó Zod mientras miraba a Desir con sorpresa.
Desde la formación defensiva en ruinas, Zod había colocado a un caballero cerca de los peones para usar una táctica especial. Desir había colocado sus piezas de forma que podía penetrar rápidamente a través de las defensas de Zod, pero a su vez, había dejado una zona abierta a un contraataque. Con un movimiento decisivo, Zod desgarró las líneas de suministro de Desir, impidiéndole moverse rápidamente y permitiéndole capturar las piezas aisladas con calma y eficacia. Aunque hizo todo lo posible, Desir fue incapaz de detener el contraataque. Su barco de guerra estaba rodeado de peones y finalmente, cayó a manos de un alfil de Zod. La contraofensiva había tenido éxito. Desir había perdido muchas piezas y tendría que reagruparse antes de poder hacer otra jugada. Era el momento para que Zod fuera a la ofensiva.
En las reglas del Mar del Norte, cuando un jugador hundía un barco de guerra, se le daba un turno extra, por lo que aprovechó ese movimiento adicional para hacer avanzar su línea frontal y, aprovechar las líneas de suministro creadas por sus peones. Desir intentó interrumpir las líneas de suministro con sus propias piezas, pero fueron bloqueados por el caballero contrario. Zod avanzó con sus piezas de forma metódica. Con su línea de suministros bien defendida, su ejército fue capaz de avanzar en una formación cerrada. En solo cinco movimientos, había una enorme línea de suministros que se extendía en diagonal a través del tablero.
“Hmm…”
Desir se detuvo a pensar. Definitivamente estaba en desventaja. La línea de suministros de Zod era particularmente molesta y, con ella, sus piezas podían maniobrar con destreza a través de la línea frontal de Desir. Era una partida feroz. Sin perder el ritmo, Desir repelió la invasión con sus piezas. Las chispas volaron cuando las líneas del frente se encontraron y se mantuvieron firmes. La posición de Desir no se centraba en atacar o en defender. Era algo absurdo.
Por otro lado, Zod estaba enfocado totalmente en el ataque. Concentró sus piezas en la misma zona y rompió las defensas de Desir, penetrando a través de su formación. Con la pérdida de un alfil, había interrumpido la formación de peones de Desir. A continuación, Zod capturó a dos de los tres caballeros restantes. La victoria no parecía muy lejana.
Desir hizo un intento de detener su avance, pero no fue suficiente. Las piezas de Zod se movieron en perfecta sincronía, impidiendo cualquier contraataque. Su torre apoyaba a los peones cuando invadían y creó una nueva línea de suministro, aumentando aún más su ventaja. La jugada de Zod era metódica, fabricando con calma una línea de asedio mientras simultáneamente presionaba con el ataque. Ignorando el peligro que corrían sus otras piezas, Desir eligió retirar primero su barco de guerra, pero, incluso con eso, era superado en número.
‘Se acabó.’ – pensó Zod.
El ataque inicial de Desir había sido fuerte, pero eso era todo lo que podía hacer en el juego. Como esperaba el Maestro de la Torre, el estudiante era demasiado joven para jugar contra él. Aunque había sido una partida divertida, llegaba el momento de ponerle fin. Cuando Zod estaba a punto de mover una pieza, Desir, que no había dicho ni una palabra durante todo el juego, comenzó a hablar.
“¿Le gustaría hacer una apuesta?”
“¿Una apuesta?”
“Claro. Si algo estuviera en juego, nos esforzaríamos más.”
Zod comprendió de inmediato la intención de Desir. Una persona normal no rechazaría una recompensa de ciento veinte monedas de oro y, a cambio, pediría una partida de ajedrez. Definitivamente había algo oculto en esa propuesta.
“¿Qué tipo de apuesta tenías en mente?” – preguntó Zod mientras sus labios se curvaban en una sonrisa, generando expectativas ante la solicitud de Desir.
“Que sea algo sencillo. ¿Qué tal si el perdedor tiene que cumplir una petición del ganador?”
Era una apuesta simple. Sin embargo, la apuesta era escandalosa.
“¿Y qué puedo pedirte?” – dijo Zod sorprendido. – “¿Qué puede ofrecerle un estudiante al Maestro de la Torre?”
“Puede hacerme trabajar en la Torre de la Magia. A pesar de las apariencias, soy el primero de los Rangos Únicos, aunque sea un estudiante de primer año. Cuando se trata de magia, estoy seguro de que soy insuperable.”
“Eso es justo. En ese caso, mi petición es que vengas a trabajar para el departamento de ingeniería mágica inmediatamente después de tu graduación.” – dijo Zod conociendo los antecedentes de Desir. Había decidido su petición de inmediato.
“¿Tener un trabajo asegurado no sería algo beneficioso para mí?” – preguntó Desir.
“Todavía eres un estudiante de primer año y tienes mucho talento como para llegar a ser un rango único. Que la Torre de la Magia adquiera tal talento sin necesidad de invertir ya es suficientemente bueno para nosotros, ¿no te parece?”
“Ya veo. Supongo que es mi turno de declarar mi petición.”
“Espera. Antes de escuchar tu solicitud, debo decir una cosa.” – dijo Zod levantando una mano, anticipando la petición de Desir. – “Me niego a proporcionar una subvención.”
“Ya veo, está siendo muy cuidadoso.”
“Por supuesto. Las reglas son las reglas, no habrá excepciones. El período para presentar una solicitud ya ha terminado y no puedo dar ninguna excepción. Las reglas son importantes.”
“Estoy totalmente de acuerdo con que las reglas son importantes. Por lo tanto, no es necesario que se preocupe por tales asuntos. Ya lo he dicho muchas veces, pero no tengo ninguna intención de buscar su patrocinio.”
“¿Es así? Entonces tengo mucha curiosidad por saber cuál será tu petición.”
Zod no podía ocultar el hecho de que estaba realmente interesado.
“De alguna manera obtuviste información sobre la redada de los Forasteros y fuiste una pieza clave para detenerlos. Luego rechazaste la recompensa de ciento veinte monedas de oro y pediste una partida de ajedrez. Finalmente, elegiste jugar con las reglas del Mar del Norte, las cuales sabías que eran de mi tierra natal. ¿Qué tipo de petición vale tanto esfuerzo? Aparte del patrocinio, no tengo ni idea.”
Más que una pregunta era una afirmación. Se trataba de una declaración en la que Zod era plenamente consciente de todas las acciones que había realizado Desir hasta ese momento.
“No pensé que tuviera tanta curiosidad por mi petición. Dado que ese es el caso, ¿qué tal si me la guardo por ahora para que pueda saborear el momento? Después de todo, el regalo más esperado es el que se desenvuelve el último.” – continuó Desir sin inmutarse.
“Esa es una buena analogía. Me gusta. Entonces disfrutaré tu petición.”
Confiado en su victoria, no veía la necesidad de seguir interrogando a Desir. No estaba siendo engreído, cualquiera que mirara el estado del tablero de ajedrez diría que el juego estaba decantado claramente a favor de Zod. A Desir solo le quedaban seis peones, dos torres y un alfil, entre la vanguardia y el rey. Todos sus caballeros habían sido eliminados y no habría sido inusual que un jugador hubiera renunciado en este momento. El mismo Desir lo sabía, pero no estaba listo para tirar la toalla.
‘Como se esperaba, un genio es un genio.’ – pensó Desir admirado. – ‘Esta situación no es una broma. Lo que da miedo es que, a pesar de que está ganando, no se confía en ningún momento.’
En términos de habilidad, Zod era definitivamente el mejor jugador. Esto era cierto tanto en el momento actual como en el pasado. En su vida anterior, Desir había jugado al ajedrez contra Zod en múltiples ocasiones. Los supervivientes del Laberinto de las Sombras tenían sus propios pasatiempos. Era algo necesario para ayudarlos a mantener la cordura en medio de un campo tan brutal. Para Pram había sido la cocina, aunque la elección de ingredientes era bastante escasa. Para Romántica, cantar. Para la Santa Priscilla, rezar. Y para Desir y Zod había sido el ajedrez.
Entre los dos habían tallado las piezas y el tablero de ajedrez a partir de rocas y, cuando se trataba del tipo de reglas, Desir quería usar las normas de Hebrion, pero Zod insistía en las del Mar del Norte. Al final, Zod se salió con la suya y a Desir no le quedó otra alternativa que sufrir para aprender el reglamento del Mar del Norte.
‘Fue realmente duro.’
Tuvo que aprender y adaptarse a las piezas adicionales, al barco de guerra y a un montón de reglas especiales. Era incapaz de recordar cuántos días pasaron antes de que unas reglas desconocidas fueran aceptadas de forma natural. Sin embargo, al final, Desir dominó las reglas y pudo jugar contra Zod en serio.
Y fue derrotado.
Absolutamente aplastado.
Era un niño pequeño que acababa de aprender a caminar, luchando contra un corredor profesional. La diferencia de habilidad y capacidad era demasiado grande. Era un escenario en el que un jugador más comprensivo hubiera podido permitir que el novato ganara un juego de vez en cuando para animarlo. Sin embargo, a pesar de la disparidad de habilidad y experiencia, ni una sola vez Zod permitió que Desir ganara una partida. Ni una sola vez en seis años.
Naturalmente, jugar contra el mismo oponente durante seis años daba como resultado la aparición de patrones y posiciones familiares. Con el tiempo, Desir vio todas las estrategias que Zod podía realizar y, finalmente, llegó al punto de que ya no era aplastado y apenas podía enfrentarse a él.