jueves, 11 de abril de 2019

TBATE Capítulo 16

Capítulo 16
Compañera
Traducido por Thornapple
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Salté de mi cama y rebusqué cuidadosamente dentro de mi túnica buscando la gema que me había confiado Sylvia. “H…Haha… Mierda…” – exhalé cayendo sobre mi trasero, mirando la que solía ser una gema de muchos colores. “¡Kyu~!” La piedra no era una gema… ¡Era un huevo! Y lo que solía ser un huevo, ahora era algo que no sabía cómo explicar. Lo primero que se me ocurrió fue que era un dragón. Parecía algo parecido a un dragón, pero al mismo tiempo, no lo era. Era completamente negro. Me recordaba a un pequeño gatito, pero con escamas. Estaba sobre sus cuatro patas, estudiándome con la cabeza inclinada hacia un lado. La esclerótica, que normalmente era blanca en los humanos, era negra, como cuando el Abuelo Virion usaba su segunda forma, excepto que sus iris eran de un rojo brillante en vez de amarillo. Sus pupilas eran afiladas rendijas que lo hacían ver amenazador, pero con el cuerpo de un pequeño felino, solo se veía adorable. La diferencia más notable entre un dragón como Sylvia y este pequeño… Era que tenía dos cuernos en la cabeza. Los cuernos se veían idénticos a la ilusión que Sylvia me mostró antes de que me revelara que era un dragón. Se curvaban hacia afuera y alrededor de su cabeza y se volvían afilados en un punto al frente. Su cabeza tenía la forma de un gato, pero el hocico era un poco más puntiagudo; el resto era igual. La cola, en cambio, se veía exacta como la de Sylvia. Era una cola reptiliana que tenía dos puntas al final. A lo largo de su columna vertebral tenía pequeñas puntas rojas del mismo color que sus ojos. No tenía alas, pero en su lugar había dos pequeñas protuberancias. Por otra parte, en su estómago no tenía escamas, parecía ser algún tipo de piel. La criatura recién nacida dejó escapar un bostezo sin dientes, cayendo en su espalda después de perder el equilibrio. Y en respuesta, me sonrojé ante la abrumadora necesidad de abrazar a la criatura. “¿Kyu?” – me miró centrando sus agudos ojos con una inteligencia que no concordaba con su apariencia. “H-Hola, pequeño, soy Arthur.” – dije estrechándole mi mano como si fuera un perro que necesitaba reconocer mi olor. “¡KYU!” – saltó de la silla y se sentó en mi regazo, mirándome. Podía sentir cómo mis manos se sacudían ante la necesidad de apretarlo. A diferencia de la majestuosidad e imponencia que Sylvia tenía, esta criatura era peligrosa en un sentido diferente. Incapaz de aguantar las ganas, con cuidado acaricié a la adorable criatura. Las escamas eran sorprendentemente suaves y las puntas rojas que recorrían su espalda se sentían como la goma. Supongo que las crías de los animales, ya sean humanos o monstruos, son blandos y suaves. Comenzó a ronronear, cerrando sus ojos. Podía sentir cómo la tensión de mi rostro desaparecía mientras dejaba escapar una suave risa. “Je, je…” Rodó sobre su espalda, pidiendo que le acariciara mucho más. Su barriga se sentía como una piel muy suave, haciendo que fuera muy agradable de frotar. Mirando de cerca sus zarpas, me pareció interesante que se parecían mucho más a patas en vez de garras. Lo único que era duro eran sus cuernos, que eran sorprendentemente afilados. No pude evitar compararlo con el pico de un pájaro que lo usaba para salir del cascarón. “¿Acaso no eres demasiado lindo, pequeño?” – dije ensanchando mi sonrisa mientras acariciaba al adorable recién nacido, en este punto esto parecía embriagador. Después de un rato, no pude evitar pensar en cómo llamarlo, lo que me hizo dar cuenta que no sabía el género de la misteriosa criatura. “¡Kyu ~!” – de pronto, el recién nacido sacó su lengua y lamió la parte inferior de mi antebrazo izquierdo. “¡Ah!” – exclamé intentando mover mi brazo hacia atrás por la abrasadora sensación, pero antes de que pudiera hacerlo, una brillante luz negra comenzó a envolver mi brazo. El punzante dolor fue disminuyendo muy rápido, así que esperé. La criatura retiró su lengua, revelando una marca negra en mi antebrazo. Se parecía mucho a las marcas tribales que cubrían a Sylvia antes de que me traspasara su voluntad, pero la forma del patrón era de un ala. Solo era un ala, pero estaba formada por varias rayas y curvas cerradas que se ramificaban, haciéndola parecer muy complicada y misteriosa. Solo tenía ocho años, pero ya tenía un tatuaje. Soy tan rebelde. ‘¿Mamá ~?’ La criatura me miró con su boca cerrada. ¿Qué? Obviamente había escuchado una voz. ‘¿Mamá?’ – esta vez lo escuché claramente en mi cabeza. ¿Esto era… Telepatía? Sin poder hacer nada sacudí mi cabeza y le respondí vocalmente. “Supongo que soy tu madre. Pero soy un chico, así que deberías llamarme papá.” ‘¡Papá!’ – de repente saltó y lamió mi nariz. Soy un rebelde con un tatuaje y un hijo. Después de comunicarme con la criatura un poco, me di cuenta de un par de cosas. Supongo que después de aparecer la marca en mi antebrazo, se estableció una especie de conexión telepática. La voz que escuchaba en mi cabeza sonaba como la de una chica, así que decidí nombrarla Sylvie, como su madre real. “¿Syeevy?” – respondió con la cabeza inclinada. La levanté y acerqué a mi cara, y le sonreí diciéndole: “¡Así es! Tu nombre es Sylvie.” Frotó su nariz con la mía mientras cerraba sus agudos ojos. Otra cosa que me di cuenta fue que Sylvie tenía una inteligencia bastante alta a pesar de ser un recién nacido. Mientras nos comunicábamos telepáticamente, sabía que ella no me hablaba necesariamente en mi idioma, pero aun así la entendía. Era un extraño sentimiento no conocer las palabras que decía, pero saber lo que significaban. Además de las palabras simples como “papá”, la mayoría de los pensamientos que me comunicaba me llegaban como emociones. Podía entender lo esencial de lo que quería por cómo se sentía. “¡Bueno, Sylvie! Necesito bañarme ahora. ¿Quieres venir conmigo?” – le dije mientras la bajaba. “¿Kyu?” – dijo inclinando su cabeza otra vez mientras me miraba. Se sentía como si me preguntara qué es lo que significaba “bañarse”, así que solo me reí y la llevé conmigo. Al entrar en la ducha, parecía gritar ‘NOOOOOOO’ mientras gemía un estridente “¡KYUU!” “Supongo que no te gusta mucho el agua, ¿cierto, Sylvie?” – dije riéndome entre dientes, bajándola y sacándola de la ducha. Sylvie se sacudió como un perro mojado y se dejó caer en el suelo al lado de la ducha, moviendo su cola, mirándome mientras terminaba de bañarme. Su comportamiento me recordaba a una mezcla entre un perro y un gato. Nunca me imaginaría que su linaje fuera el de un poderoso dragón. Por supuesto, suponiendo que fuera realmente la hija de Sylvia. ¿Sylvie realmente era un dragón? Parecía ser una dragona bebé…. ¿Por qué ella era completamente negra y en cambio Sylvia era de un blanco puro? Lo que más me desconcertaba era que los cuernos que Sylvie tenía eran muy similares a la ilusión del rey demoniaco que Sylvia había usado al principio, y también de los del demonio con el que se enfrentó. Salí de la ducha y me sequé. De nada me servía pensar en esto por ahora. ¿Cómo le iba a explicar al Abue y a Tess de esto? Cuando salía del baño Sylvie caminó detrás de mí, haciendo sonidos de “kyu~ kyu~” para que no la dejara atrás. Recogí las piezas del cascarón de donde había salido Sylvie y las dejé a un lado. Luego envolví la pluma que rodeaba la piedra alrededor de mi antebrazo para cubrir la pequeña marca que Sylvie había dejado. Cuatro meses. En cuatro meses podría ver a mis padres. Me pregunto si todavía serían capaces de reconocerme. Sylvie debió de sentir la emoción de anhelo que sentía por mis padres, ya que se acurrucó cerca de mi rostro y lamió mis mejillas. “Gracias, pequeña Sylv.” – dije acariciando su cabeza con cuernos y me dormí.
* * *
“¡KYAAAAAA!” “¿Qué es? ¿Qué pasa? ¿Quién está ahí?” – dije saltando de mi cama excitado, usando mi almohada como espada improvisada, con todo el pelo alborotado. “¡Oh, Dios Mío! ¿Qué es esto? ¡Es tan LINDO! ¡Kyaa!” Dirigí mi atención a Tess, que sostenía a Sylvie que se retorcía. “¡¡Kyuu!!” – gritaba. – ‘Papá, ¡ayuda!’ Dejando escapar un suspiro derrotado, caí de vuelta en mi cama. Vuelve, mi precioso sueño… “Su nombre es Sylvie y apenas ayer salió de su cascarón. Deberías soltarla. Parece que no quiere que la estrangulen.” – dije envolviendo mi cabeza con la almohada. Era tan temprano por la mañana. Sylvie finalmente se liberó de las garras de Tess y la estaba mirando escondida detrás de mí. “Grrrrr…” – Sylvie dejó escapar un gruñido agudo. “No te preocupes Sylv, es una amiga.” – le dije acariciando su cabeza, renunciando a volver a dormir. “¡Es adorable!” – dijo Tess literalmente babeando por mi cautelosa recién nacida. Podía ver los corazones saliendo de sus ojos mientras se acercaba cada vez más; sus manos temblaban obscenamente como las de un depredador. “Bueno, ahora realmente das miedo, Tess. Sal de mi habitación para que pueda cambiarme.” – le ordené mientras empujaba a la princesa pervertida fuera de mi habitación. Me puse una túnica suelta y unos pantalones. Cuando me ponía mis zapatos, Sylvie saltó sobre mi cabeza y se acurrucó, subiéndose para dar una vuelta. “¡Kyu!” – sonaba muy feliz. Bajé por las escaleras, dando los buenos días a las confundidas y sorprendidas sirvientas que no podían apartar sus ojos de lo que estaba sobre mi cabeza. Como al final todos terminaban con la misma expresión que tenía Tess, terminé teniendo que apurarme cuando empecé a temer por nuestra seguridad. “¡Abue! ¡Estamos aquí!” – grité al Abuelo Virion que estaba tomando un sorbo de té mientras leía algo. “¡Ah! ¡Art, estas aquí! ¿Por qué Tess estaba tan preocupada por una especie de mascota...?” – dijo volteándose a mirar mientras sonreía. Su taza se cayó cuando notó el bulto con cuernos que estaba sobre mi cabeza. “E-Eso es…” – continuó tartamudeando algo incomprensible. – “¿Qué es eso?” Finalmente logró hacer su pregunta, mientras que sus ojos nunca dejaban de mirar lo que estaba sobre mi cabeza. “Er… Creo que es alguna especie de dragón, aunque no estoy completamente seguro.” – respondí inseguro. “¿Kyu?” – podía decir que Sylvie estaba siendo cautelosa con Virion por nuestra conexión mental. Tess entró por la puerta del patio, prácticamente saltando de un lado a otro. “¿Dices que es un dragón? ¡Pero es tan lindo! ¡Art! ¿Puedo abrazarla? ¿Puedo? ¿Puedo?” – me rogaba con sus ojos brillando. “Grrr~” – comenzó a bufar a su enemigo mortal mientras sus garras comenzaban a clavarse en mi cuero cabelludo. “¡AH, auch, au, AU-AU-AU-AU-AU! ¡Sylvie, tus garras!” – exclamé intentando quitarla de mi cabeza, pero no cedía. El Abuelo Virion, que estaba medio confundido todavía intentando encontrar alguna explicación ante la criatura que estaba sobre mi cabeza, finalmente habló. “Si es realmente un dragón, ¿qué hiciste para encontrar un huevo? ¿Qué has hecho para que eclosione?” “El dragón que me dejó su voluntad me confió una piedra, que creí que solo era una gema valiosa. Ni siquiera me di cuenta de lo que era hasta que nació. ¿Qué quieres decir con hacer que eclosione?” – le pregunté ahora, igualmente confundido. “Supuestamente, los huevos de los dragones, asumiendo que ese fuera realmente uno, no son capaces de eclosionar solo con el paso del tiempo. Se dice que el dragón en su interior debe sentir alguien cercano que sea capaz de protegerlo y amarlo para que pueda eclosionar. Además, deben tener un vínculo muy estrecho.” – me explicó. Intenté pensar en qué había provocado la eclosión, y casi de inmediato llegué a la conclusión. “¡Abue, activar la voluntad! ¡Creo que eso fue lo que la hizo salir!” – exclamé. Rascando su barbilla, asintió lentamente. “Esa es una posible explicación. La raza dracónica no ha sido visto desde hace cientos de años, así que no puedo decirlo con seguridad. Aunque, ¡no vale la pena pensar en eso por ahora! Solo asegúrate de mantener al recién nacido cerca de ti todo el tiempo. Si bien se parece mucho a una criatura de la raza dracónica, solo soy yo el que la relacionaría con ellos. La mayoría de las personas no sabrían que esta criatura es un dragón, así que debería estar bien simplemente fingir que es una especie rara de bestia del maná.” Después de que el asunto se resolvió, puse a Sylvie en el suelo a mi lado para comenzar a entrenar. El siguiente paso en mi entrenamiento para los próximos cuatro meses sería aprender a usar el poder de la voluntad que Sylvia me había dejado, así como condensar mi núcleo de maná para alcanzar las siguientes etapas. “Alcanzar la primera etapa es simple, pero puedes tardar toda una vida si la comprensión de tu bestia no es algo habitual. Mientras que tu núcleo de maná es solo del color rojo oscuro, tu cuerpo en este momento ya debería estar en la etapa de un mago de color naranja oscuro. Después de la ceremonia deberías sentir una pequeña área al interior de tu núcleo de maná que contiene el poder de tu voluntad. Ahí es donde está la voluntad de tu bestia. Adquirir la etapa de obtención es algo que alcanzas a través del aprendizaje propio, no por enseñanzas. Desde mi experiencia, la mejor forma para desencadenar la voluntad de tu bestia es estar continuamente en combate.” “Tiene sentido.” – le respondí, estirando mi cuerpo. “¡Bueno! ¡Entonces, vamos a pelear!” – instruyó enseñando una sonrisa confiada. Sentí que los días fueron pasando rápidamente mientras estaba inmerso completamente en mi entrenamiento. Había alcanzado la primera fase, pero no sería capaz de usarla hasta que obtuviera un mayor control. Virion también me enseñó a ocultar mi voluntad para que otros magos no pudieran detectarla. Después de la asimilación, la velocidad de mi cultivación con el maná aumentó a pasos agigantados. Durante este tiempo, Sylvie no pareció tener ningún cambio, excepto que se volvió un poco más inteligente. Su vocabulario aún era limitado, pero ahora era mucho más fácil el entendimiento mutuo. También salí mucho con Tess. Me arrastraba siempre que tenía tiempo libre, intentando crear tantos recuerdos como fuera posible antes de mi partida. Así, los cuatros meses que parecían tan lejanos pasaron volando. Salí de mi cuarto, vestido con una camisa sencilla de color verde oliva y unos pantalones negros con la pluma envuelta en mi antebrazo. “¡Arthur! ¡Recuerda tener cuidado! Buscaremos alguna forma de contactarte para ponerte al día. Toma esto para que puedas guiarte por el Bosque Elshire si es que alguna vez estás por esta área. O tal vez puedas encontrar a otra princesa para que te guíe.” – dijo guiñando un ojo mientras me entregaba una pequeña brújula ovalada de color plateado. “Uuu... ¡¡¡Abuelo!!!” “¡OUCH! ¡Pequeña! ¡Solo es una broma!” – gritó el Abuelo Virion mientras frotaba su costado. “Alduin y Merial irán en un carruaje separado como los encargados de este reino, Tess y yo no iremos. Esta será la última vez que nos veamos. ¡Hasta la próxima, Arthur!” – dijo agarrándome y apretándome con un fuerte abrazo, casi tirando a Sylvie de mi cabeza. “¡Te extrañaré, Art! ¡Recuerda volver a visitarnos! ¡Ehh~! No vayas coqueteando con chicas humanas, ¿vale? Promételo, ¿bueno?” – dijo sollozando con lágrimas en sus ojos. “¡Volveremos a vernos! ¡Tess, será mejor que seas más fuerte que yo para la próxima vez que nos encontremos! ¡Con el Abue enseñándote, no tienes ninguna excusa!” – abracé a mi preciada amiga y también palmeé su cabeza. Me dio un asentimiento débil, incapaz de formar alguna palabra debido a su constante sollozo. Me despedí de ambos y seguí a Merial y Alduin después de lanzarme una sonrisa compasiva. A pesar de que no había tenido la oportunidad de pasar mucho tiempo con el rey y la reina, ahora me sentía más cómodo con ellos. Esperaba que la próxima vez pudiera volverme más cercano a ellos. Me metí en el carruaje que llevaba a los representantes elfos mientras el rey y la reina eran escoltados a otro carruaje separado. “¡Bueno, pero mira quién es! ¡Si es el mocoso humano! ¿Finalmente la familia real te echa del reino?” – dijo sonriendo un chico elfo que vestía una bien decorada túnica purpura. “Uh… Lo siento, pero ¿te conozco?” – sentía que sabía quién era ese elfo, pero no podía recordar dónde nos habíamos conocido. Mientras, Sylvie gruñía, apuntándolo con sus cuernos. “¡Soy el noble que atacaste sin piedad, el que te desafió a un duelo y donde desobedeciste las reglas!” – gritó poniéndose de pie enojado, apuntándome con un dedo acusador. De pronto lo recordé. “¡Eres el insecto que mandé a volar!” – grité al recordarlo un poco más fuerte de lo que quería. “Co… ¡¿Cómo te atre…?!” – su rostro se volvió de un color rosa brillante mientras que sus orejas se movían agitadas de la ira; unos pocos elfos que estaban tras él intentaban desesperadamente ocultar sus risas. “¡Ajá! ¡Lo siento, lo siento! No quise decir eso. Sin embargo, nunca me aprendí tu nombre.” – dije riéndome entre dientes y extendiéndole la mano. Con su rostro enrojecido e intentando conservar la poca dignidad que le quedaba, rechazó mi apretón de manos y declaró con un tono pretencioso: “¡Mi nombre es Feyrith Ivsaar III, descendiente de la noble familia Ivsaar! ¡Quizás me ganaste cuando éramos niños, pero si volviéramos a tener un duelo, te ganaría fácilmente!” Una chica elfa que parecía un poco mayor que Feyrith intervino y dijo: “Puedes llamarlo solamente Feyfey, como lo hacemos nosotros:” “¡N-No le digas eso!” – exclamó con su rostro volviéndose de un tono aún más oscuro que el rojo. Feyfey dejó de mirarme y tomó asiento. Me senté a su lado y le di una compasiva palmadita en el hombro, que se había desplomado por su derrota. Cuando nuestro carruaje entró en la puerta de teletransporte, fuimos recibidos por la familiar sensación de estar en el medio de una película en cámara rápida. “¡Hemos llegado a Xyrus!” – anunció el conductor. Dando un rápido vistazo, noté que estábamos rodeados por una caravana de personas que aplaudían cortésmente nuestra entrada. Se suponía que este torneo sería uno de los mayores puntos de inflexión en todo el continente. No se trataba solamente de reunir a jóvenes con aptitudes, sino de construir un futuro en el que pudieran aprender bajo el mismo techo. Era una emocionante aventura que estaban tomando los líderes del continente, pero a la vez era aterradora, ya que, sin duda, estaría llena de disputas y hostilidad. El conductor llevó el carruaje cerca de un pequeño espacio entre dos edificios después que pasamos la multitud, me indicó en la parte trasera y que este sería el mejor momento para salir sin ser notado. Les dije adiós y les deseé suerte a Feyfey y al resto de los representantes. Feyfey simplemente miró hacia otro lado, pero también hizo un leve gesto con la mano. Saltando del carruaje junto a Sylvie aún sobre mi cabeza, me abrí paso por el callejón intentando recordar la casa donde se alojaban mis padres. Después de casi una hora de andar por ahí, finalmente logré encontrar una gran mansión donde se suponía estaban mis padres. “Estamos en casa Sylv. Finalmente estamos en casa.” – murmuré entre dientes de forma temblorosa. “¿Kyu?” – dijo como si quisiera decir ‘Creía que antes ya estábamos en casa’. Subí cuidadosamente los escalones y respiré hondo. Quitando el polvo de mi camisa y pantalones, y golpeé las gigantescas puertas dobles.