Arco 6 Capítulo 36
Preparaciones de un noble preocupado
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
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Kazura siguió a Isaac y llegó ante una tienda de campaña. La carpa era grande y, en términos japoneses tenía unos nueve metros cuadrados, con una planta rectangular. El techo era de forma triangular, para que el agua no se acumulara cuando llovía. A su alrededor, había varias tiendas de tamaño similar. Además, también se podían ver otra gran cantidad de tiendas que se encontraban en proceso de instalación, indicando que esta debía ser la primera que había sido montada.
“Esta es su tienda.” – dijo Isaac, mientras abría la gruesa tela de la entrada. A continuación, entró, seguido del grupo de Kazura.
“Guau… Increíble…” – exclamó Valetta al ver el espectáculo que se extendía ante sus ojos, dejando clara su admiración.
Dentro de la tienda había un pelaje animal de calidad superior extendido sobre una simple cama de madera, instalada en el costado de la tienda, mientras que en medio de la misma había una larga mesa y algunos divanes. Además, un candil con una vela encendida estaba suspendida del pilar que sujetaba el techo. El interior de la tienda estaba iluminado por la cálida luz de las velas y era tan brillante que permitía leer sin problemas.
Para una persona común de este mundo, al hacer un campamento, lo normal era que durmiera al aire libre. Excluyendo unas instalaciones como las del albergue de descanso donde se había hospedado Kazura y el grupo en su viaje anterior, era bastante raro que un plebeyo pudiera descansar en un entorno tan maravilloso.
“Ahora traeremos la comida. Después prepararemos una estera para dos personas, siéntense libres de usarla.” – dijo Isaac inclinándose ante Kazura, para a continuación salir de la tienda.
Kazura dejó su bolsa de viaje en el suelo y dejó escapar un suspiro.
“Vaya, este lugar es bastante cómodo. Si llevan tal cantidad de tiendas, el carro debe estar completamente lleno.” – dijo Kazura.
“Es verdad. Pero si dormimos dentro de esta tienda no tendremos que preocuparnos por el frío de la noche.” – dijo Valetta.
Kazura y su grupo estuvieron hablando durante varios minutos, hasta que una voz los llamó desde afuera de la tienda.
“He venido con la comida.” – dijo un soldado con un tono nervioso.
Al oírlo, Kazura le dio permiso para entrar y poco después, dos jóvenes soldados entraron con una expresión de disculpa llevando otra mesa y nuevos divanes. Los colocaron al lado de los que ya estaban dentro de la tienda. A continuación, se inclinaron con una profunda reverencia hacia Kazura y abandonaron la tienda, dejando sitio para que tres nuevos soldados entraran llevando la comida en ambas manos. Los tres soldados colocaron las bandejas de madera con la comida sobre la mesa y, al igual que los dos soldados anteriores, se inclinaron profundamente ante Kazura antes de abandonar la tienda. Después de confirmar que los soldados habían salido de la tienda, Kazura miró la comida.
“¿Esta es la comida del regimiento?” – exclamó con un tono de voz alegre. A continuación sacó la cámara digital de la mochila y tomó una foto como recuerdo.
Tras comprobar que había salido bien, apagó la cámara y la devolvió al fondo de la bolsa de viaje.
“Aun así, parece que la unidad de nobles come una comida espléndida. Se hace difícil creer que estemos en medio de una hambruna.” – dijo Kazura.
Varin y Valetta asintieron profundamente ante su comentario. Esta era una reacción comprensible; sobre las tres bandejas había grandes hogazas de pan, cecina seca con pasteles de arroz y una avena espesa, que indicaba que había cocinado con una gran cantidad de grano. Además, en la bandeja que se había colocado en la posición más visible, había una pequeña fruta parecida a una manzana y una copa de cobre con vino de frutas.
Tenían claro que la región estaba bajo una hambruna, pero nunca lo habrían imaginado viendo lo que tenían delante.
“Es increíble que hayan preparado todo esto solo para nosotros… Es un poco inesperado.” – dijo Valetta.
Estaba claro que Isaac o Havel habían tenido en consideración a Varin y a Valetta a la hora de preparar su ración, para dejarle una buena impresión a Kazura. En cualquier caso, era inútil quedarse mirando la comida, así que se sentaron frente a las bandejas y, después de expresar su gratitud ante estos alimentos, comenzaron a comer.
“Ha pasado tiempo desde que comiera pan.” – dijo Kazura, mientras levantaba el pan y lo intentaba romper para comerlo. Pero, no importaba cuánta fuerza ejerciera con sus manos, era incapaz de romperlo.
‘Esto está tremendamente duro.’ – pensó, para luego observar cómo Valetta y Varin troceaban el pan y se lo comían sin problema.
‘¿Hmm?’
Al verlo, Kazura se preguntó si la forma en que intentaba romperlo no era la adecuada, así que esta vez agarró el pan con ambas manos y tiró de él con fuerza. Poniendo tanta fuerza como para hacer que le temblasen las manos, el pan se partió por la mitad haciendo un ruido desagradable.
“Hmm, ¿este pan no es excesivamente duro?” – preguntó mientras miraba los dos trozos de pan. Varin y Valetta seguían comiendo con una cara de felicidad el pan.
“¿De verdad? No me parece que esté tan duro.” – dijo Valetta confundida.
“Tampoco creo que esté duro.” – añadió Varin.
Viendo que a los dos le parecían extrañas sus palabras, pensó que tal vez sería más fácil una vez estuviera dentro de su boca, así que trató de morder un pedazo.
“……”
Duro. La parte de la miga todavía podía ser aceptable, pero la corteza era tan dura que estaba comenzando a dudar si realmente esto era pan. Sin otra opción, Kazura sumergió las dos mitades del pan en la avena y dejó que se reblandeciesen hasta que pudieran ser comestibles.
‘Ahora que lo pienso, esto me recuerda a un artículo que leí sobre el pan negro que se proporcionaba como ración en la Unión Soviética. Decía que era extremadamente duro, ¿será como esto?’
Quedando profundamente impresionado, Kazura comió el pan con una expresión de que había comprendido algo maravilloso. Mientras comparaba este tipo de pan con el que estaba acostumbrado a comer, Valetta arrancó sin esfuerzo otro pequeño trozo del pan duro como una piedra con los dedos y se lo comió sin problemas.
* * *
Al tiempo en que Kazura y su grupo cenaban dentro de la carpa, en una tienda diferente, no muy lejos de allí, Isaac y Havel discutían sobre el horario de marcha de mañana. Al igual que dentro de la tienda de Kazura, había un candil suspendido del techo, proporcionando una iluminación tenue.
“Con nuestra actual velocidad de marcha, llegaremos justo antes del atardecer, dentro de dos días…” – dijo Isaac, soltando un suspiro.
Sobre la mesa había varios pergaminos, donde Isaac escribía el informe sobre la marcha del día con una pluma. Según el plan que había diseñado cuando partieron hacia Isteria, estaba seguro de que la marcha se completaría en dos días, sin embargo, la situación real mostraba que iba a llevarles tres. La causa de este retraso era porque habían dejado de caminar mucho antes del atardecer para tener tiempo suficiente para preparar el campamento. Debido a que la mayoría de sus subordinados eran de la nobleza, normalmente dejaban todas las tareas cotidianas a sus sirvientes o esclavos.
Dado que en esta marcha de práctica tenían que realizar todas las tareas del campamento, desde montar las tiendas a preparar la comida por sí mismos, la eficiencia del trabajo era horrible. No estaban familiarizados con ninguna de las tareas. Los únicos nobles que estaban acostumbrados a realizar algún trabajo manual o a cocinar eran los de bajo rango. Debido a que habían realizado tareas mundanas antes de ingresar en el ejército, mostraban resultados excepcionales. No se podía dejar de notar la ironía de la situación.
“Me gustaría estar en Isteria mañana al mediodía, pero no hay solución… Si marchamos durante la noche, podríamos llegar pasado mañana, pero…” – dijo Havel, soltando un suspiro. No tenía sentido seguir discutiendo, así que dejó caer sus hombros.
Si estuvieran los dos solos, podrían lograrlo, pero no podían obligar a Kazura a hacerlo. No podían dejar de lamentar la decisión de no haber traído a los sirvientes, pero era inútil pensar más en ello.
“Aun así, el problema será que vamos a hacer tras llegar a Isteria. No es posible organizar una reunión entre el Señor Narson y Greisior de inmediato.” – dijo Havel.
“Está bien. Tan pronto como hayamos regresado a Isteria, solicitaré una audiencia con el Señor. Si puedo convencerlo de la necesidad de la importancia de la reunión, entonces no creo que tengamos que esperar mucho tiempo...”
Para Isaac, incluso si eso iba a interrumpir el resto de asuntos públicos, deseaba que Narson aceptara de inmediato reunirse con Kazura. Sin embargo, solo él y Havel habían confirmado que era Greisior y su señor todavía no sabía nada sobre ese asunto. Isaac estaba preocupado por si, debido a cualquier motivo aleatorio, la reunión tenía que aplazarse, y que esto provocase la ira de Kazura.
“Sí. Pero si nuestro informe no resulta bien, Greisior podría necesitar quedarse en Isteria. Por lo tanto, hasta que Narson esté disponible, creo que podría quedarse en la mansión de la casa Leveson…” – propuso Havel, anticipándose a la preocupación de Isaac.
“En lugar de llevarlo a la mansión de Narson, ¿quieres llevarlo a la tuya?” – preguntó Isaac, para a continuación fruncir el ceño ante la propuesta.
Aunque no sabía si Kazura podría tener una reunión con Narson de inmediato, tenían que tratarlo como un invitado de un estado extranjero.
“Sí. Aunque creo que sería apropiado dejarlo quedarse con el Señor Narson, llegaremos a Isteria por la noche del segundo día. Si solicitamos una reunión de inmediato, entonces no solo Narson, sino que Greisior podrían molestarse… Por supuesto, solo podemos hacer eso si recibimos el permiso de su divinidad y del Señor Narson.” – dijo Havel.
“Ya veo… Como la reunión no va a terminar en poco tiempo, no sería irrazonable retrasarla hasta la mañana siguiente. Creo que tu propuesta es la mejor opción. Sin embargo, en ese caso, en lugar de su mansión, la mí… La mansión de la casa Slan será una mejor opción.” – dijo Isaac, teniendo en cuenta las formalidades de la casa.
En esta unidad, Isaac era el comandante, mientras que Havel era su subcomandante. Además, desde el punto de vista de la nobleza, Isaac tenía una mejor posición que Havel. Si se tenía en cuenta, era obvio cuál era la mejor opción.
“Ah, no creo que eso sea cierto… Tras regresar a Isteria, el capitán estará ocupado escribiendo informes y concertando una reunión con el Señor Narson. En cambio, yo estaré libre hasta el día siguiente y puedo hacer de guía a su divinidad tan pronto lleguemos.
Además, puedo organizar directamente todo lo que necesite en la mansión, por lo que es mucho más conveniente llevarlo a mi casa.” – respondió Havel con rapidez cuando escuchó la idea de Isaac de llevarlo a su casa. Su razonamiento era impecable y no dejaba espacio para refutarlo.
En este momento, las únicas personas que sabían que Kazura era Greisior eran Valetta, Varin, Isaac y Havel, por lo que, aunque se lo llevara a su casa, si no estaba pendiente de lo que podía ocurrir, podrían aparecer dificultades.
“Ya veo. Lo que dices es razonable. Si lo llevo a mi casa y tengo que hacer todas mis tareas, no tendré manera de explicar el asunto a los criados…” – dijo Isaac. En este momento, el hecho de que Kazura fuera ‘Greisior’, era alto secreto.
Les habían contado a los soldados que era un ‘noble exiliado de otro país’, ocultando el hecho de que era Greisior. Aunque habían aceptado la situación con facilidad, después de regresar a Isteria, Isaac o Havel tendrían que cuidar a Kazura hasta que tuviera oportunidad de reunirse con Narson. Sería un problema grave si por un descuido quitasen un ojo de Kazura y alguna persona con más influencia se empezaba a preguntar quién era. A decir verdad, sería mejor si Isaac pudiera acompañarlo, pero no tenía ninguna buena excusa para abandonar sus deberes.
Si pudiese hablar con Narson directamente y decirle que esa persona era Greisior y que era necesario protegerlo hasta la hora de la reunión, podría simplificar las cosas. Pero le parecía una consulta irrazonable.
“Está bien, mañana hablaremos con su divinidad sobre ese asunto.” – dijo Isaac.
Havel dejó escapar un suspiro de alivio cuando Isaac aceptó su sugerencia.
* * *
Dos días después, Kazura caminaba por la calle principal de Isteria con Havel. A ambos lados de la calle, había numerosas mansiones de piedra de gran tamaño, que daban la impresión de casas señoriales. La mayoría poseían un solo piso, pero había algunas de dos. Era un escenario muy diferente al de los barrios exteriores de la ciudad, donde los edificios de dos o tres pisos se apilaban con gran densidad. Además, se notaba un ambiente mucho más tranquilo.
Cuando llegaron a la ciudad, Havel separó a Kazura, Valetta y Varin, de Isaac y del resto de soldados. El día anterior, por la mañana, cuando Havel preguntó si a Kazura le gustaría pasar una noche en su casa, también extendió la invitación a Valetta y Varin con una sonrisa. Aunque en un primer momento se encontraron muy sorprendidos por la invitación, aceptaron mostrándose muy agradecidos.
“Esta es mi mansión.” – dijo Havel.
Después de pasar por numerosas mansiones grandes, Havel se detuvo frente a la puerta de una majestuosa vivienda de piedra con un elegante y vasto jardín. Era una casa de un solo piso, pero había un largo y estrecho edificio de piedra de dos pisos situado en un lateral de la casa.
Había un hombre de pie frente a la puerta y, cuando vio a Havel, se inclinó profundamente mientras hacía un saludo y abría la puerta de madera. Una campana de cobre que estaba atada al borde de la puerta, comenzó a sonar.
Havel cruzó la puerta abierta y continuó caminando hacia el jardín interior, mientras el grupo de Kazura lo seguía. En ese momento, el hombre que había abierto la puerta los pasó a toda velocidad y se detuvo frente a la gran puerta de la casa. Cuando confirmó que Havel estaba a la distancia adecuada, abrió con lentitud la segunda puerta con ambas manos.