Arco 6 Capítulo 35
Un tiempo con el ejército
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
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Editado por Tars
Cuando el grupo de Kazura salió de la aldea, dejando a los aldeanos inquietos, Isaac los llevó a reunirse con el ejército, que se encontraba esperando no muy lejos de la aldea. El regimiento contaba también con varias unidades de caballería, así que había varios animales parecidos a caballos, conocidos como ‘Ratas’, atados a los árboles cercanos.
La mayoría de los soldados se encontraban sentados, descansando. Únicamente los guardias estaban de pie observando los alrededores. En medio del grupo de soldados había un carro cubierto.
Kazura, que iba caminando con las manos vacías, se fue acercando con el resto del grupo hacia la unidad. Los dos soldados que tenían la tarea de proteger la entrada a la residencia llevaban su equipaje.
“Subcomandante, ¿cómo van los preparativos para la marcha?” – dijo Isaac al ver cómo Havel llegaba hasta ellos corriendo.
“Podemos salir en cualquier momento. Gre… Señor Kazura, creo que será mejor para usted montar en una rata de la caballería, ¿qué le parece?” – dijo Havel.
“No tengo ningún problema con eso.”
Caballería. Cuando Kazura escuchó la palabra de Havel, miró a los animales que estaban atados a los árboles mientras daba su respuesta. Las ratas tenían una silla de montar sobre su lomo, así que lo más seguro era que no se sentiría incómodo mientras lo montaba.
Al escuchar la respuesta, Havel corrió hacia las ratas.
“El viaje a Isteria nos llevará de dos a tres días. Sería más apropiado que el señor Kazura viajara en el carro. Sin embargo, por desgracia, está completamente cargado con las carpas y el resto de suministros…” – dijo Isaac.
“Ah, está bien. No te preocupes.” – contestó Kazura. La última vez había viajado hasta Isteria caminando, por lo que sabía de primera mano lo duro que era viajar a pie. Si tenía que caminar, seguramente le volverían a salir ampollas en las plantas de los pies, así que no tenía ninguna queja.
Al recibir esa respuesta, Isaac inclinó la cabeza mientras le daba las gracias y se dio la vuelta para dirigirse hacia los soldados que estaban sentados.
“¡Atención a todas las unidades! ¡Formación en dos columnas y preparados para marchar! ¡Moveos!” – gritó Isaac.
Cuando Isaac emitió sus órdenes en voz alta, los soldados se pusieron inmediatamente en pie y comenzaron a correr para formar las dos columnas para la marcha. La mayoría de los soldados eran de infantería, aunque había unos pocos que iba en ratas, por lo que corrieron hacia los árboles donde estaban atados sus monturas y desataron las riendas.
“Uaaa…” – dijo Kazura, fascinado por cómo los soldados iban a toda prisa para crear la formación.
“Señor Kazura, por favor, déjeme ayudarle a montar en la rata.” – dijo Havel llegando a su lado, mientras regresaba tirando de las riendas de una rata.
Pero cuando Kazura miró a la rata, notó algo.
“¿No tiene estribo…?”
La rata tenía algo parecido a una silla de montar, pero no había estribo. El estribo es un elemento que cuelga de los lados de un caballo y sirve para apoyar los pies. También se puede usar para subir a la montura o como ayuda para equilibrar el cuerpo durante la marcha. Supone una gran diferencia cuando se monta a caballo.
“¿Estribo…?” – preguntó Havel al escuchar las palabras que había murmurado Kazura.
“Ah, nada…” – respondió mientras desviaba la vista y confirmaba que las demás ratas tampoco tenían estribo. – “No es nada.”
Kazura puso su mano sobre la silla de montar y, al ver su mano sobre la silla, Havel se acercó rápidamente a su espalda y le dio un impulso a Kazura para que pudiera montar.
En realidad, esta era la primera experiencia de monta de Kazura. Sin embargo, a pesar de que no fue rápido, de alguna manera pudo montarse con éxito en la rata, gracias al apoyo de Havel. La altura de la Rata era bastante elevada y sus ojos estaban aproximadamente a dos metros y medio de altura.
Como una persona a lomos de un caballo… O, mejor dicho, una persona a lomos de una rata, Kazura inspeccionó su entorno y vio que los soldados ya habían adoptado la formación para la marcha. Entonces Kazura miró hacia atrás y vio a Valetta y Varin cargando su propio equipaje. Por supuesto, solo él montaría en una rata, ellos tendrían que viajar a pie.
“Iré al hacia el frente de la unidad. Si tiene alguna necesidad, por favor, pídaselo a mi subcomandante.” – dijo Isaac al verlo montado en la rata. A continuación, cabalgó hacia el frente de su regimiento. – “¡En marcha!”
Cuando escucharon el grito, la unidad comenzó a avanzar.
“Uaah, tiembla mucho…” – murmuró Kazura, cuando empezó a balancearse sobre la espalda de la rata, intentando separar las piernas para mantener el equilibrio.
Gracias a la silla de montar no se caería, pero como no había estribos, le resultaba complicado sujetarse con los pies. Sabía que tener que cabalgar así durante un largo periodo de tiempo, sería realmente agotador.
“Señor Kazura, si viajar en rata es desagradable para usted, podemos prepararle el carro rápidamente. No dude en informarnos.” – propuso Havel de inmediato ante sus palabras. Estaba dirigiendo las riendas de la montura de Kazura.
Sin embargo, lo que quería decir con ‘preparar el carro’ era hacer que los soldados cargaran con la tienda y los suministros que había en su interior. Si respondía de forma positiva, seguro que todos acatarían la orden, pero haría que los soldados lo miraran con mala cara. Comparado con eso, aunque era bastante agotador, sacudirse sobre la espalda de una rata parecía mucho más cómodo.
“Ah, no, está bien así… Umm, pero hay algo que quiero saber.” – respondió Kazura, rechazando con suavidad la propuesta de Havel y aprovechando la oportunidad para hacerle varias preguntas.
“Claro, puede preguntarme cualquier cosa.” – dijo Havel, mientras iba tirando de las riendas de la rata con una sonrisa a mistosa.
“Antes he escuchado que Arcadia sufre una sequía a gran escala, pero ¿hay algún otro problema en el país además de la escasez de alimentos?” – continuó Kazura.
Tenía un presentimiento. Aunque Isaac y Havel solo le habían rogado a Kazura para que les ayudara a aliviar la grave hambruna, no le haría ningún daño saber si había algún otro problema importante.
En el supuesto de que el señor feudal de Isteria reconociese que Kazura era Greisior, sería inevitable que le preguntasen por muchos otros problemas a mayores de la hambruna y, en ese caso, tener algún conocimiento de la situación interna le permitiría planear alguna contramedida con algo de tiempo. No perdía nada por informarse.
“Otros problemas además de la hambruna… A veces ocurren grandes inundaciones, causando muchos problemas. Todos los años oramos y otorgamos ofrendas a Suipsior para que no ocurra una inundación, sin embargo, no siempre escucha nuestras plegarias. Además, también intentamos cuidar el río para que el daño por la inundación no aumente, pero resulta inútil cuando caen fuertes lluvias.”
Al escuchar las palabras de Havel, Kazura recordó la historia de la inundación que le había contado Valetta con anterioridad. En la historia de Valetta, cuando llegaba la estación de lluvias, el río se desbordaba y se producía una inundación, pero por lo que estaba escuchando no era algo que ocurría únicamente en la aldea de Grisea.
Que las inundaciones fueran un problema importante dentro de Arcadia, significaba que la tecnología sobre el control de inundaciones no se había desarrollado hasta el punto de poder ser una contramedida eficaz.
Para Kazura, orar y entregar ofrendas al Dios del agua, Suipsior, para lidiar con la inundación, era una contramedida inútil y poco científica. Sin embargo, estas eran las normas de este mundo.
“¿Una inundación…? Realmente es un gran problema. ¿Alguna otra cosa?”
“Sí, aparte de la inundación, hay una extraña enfermedad que ha estallado entre los marineros…”
Así, a medida que Kazura realizaba su viaje a Isteria, escuchó muchas cosas mientras Havel tiraba de las riendas. Su cabeza se llenó de posibles contramedidas contra todos los problemas que estaban ocurriendo dentro de Arcadia.
* * *
Durante cuatro horas, Kazura recibió una explicación sobre los diversos problemas que ocurrían en Arcadia mientras se balanceaba sobre la rata. Al final, Isaac ordenó al regimiento parar y montar el campamento. El sol se había ido inclinando en el cielo y parecía que solo quedaban dos horas hasta que desapareciera por el horizonte y la oscuridad lo envolviera todo.
Aunque durante la marcha habían tenido varios descansos de diez minutos, después de pasar tanto tiempo encima de la rata, le dolían las nalgas. Después de que Havel lo ayudara a bajar de su montura, Kazura estiró la cintura mientras se frotaba el trasero. Valetta, que iba justo detrás de él, se acercó con Varin y le dio una cantimplora de cuero repleta de agua.
“Señor Kazura, debes estar cansado. Ten, bebe un poco de agua.” – dijo Valetta.
“Muchas gracias. Montar una rata es sorprendentemente agotador...”
Tras montar durante tanto tiempo, se encontraba completamente exhausto, así que le dio las gracias a Valetta cuando recibió la cantimplora, antes de beber un trago de agua.
En los alrededores de Kazura, los soldados descargaron las carpas y los utensilios de cocina del carro y comenzaron a preparar el campamento a toda velocidad.
“Señor Kazura, sobre la comida…”
Mientras esperaba a que Kazura terminara de beber agua y tomar un respiro, Havel, que se encontraba esperando a su lado, comenzó a hablar.
“Lo sentimos mucho, pero lo único que podemos proporcionarle en este momento es pan y carne seca de las raciones de los soldados. Humildemente le pedimos perdón, ya que los soldados no tenemos otra cosa…” – dijo Havel con tono de disculpa.
“Ah, no importa. Gracias por tu trabajo.” – respondió Kazura con una sonrisa. Pensó que era la oportunidad perfecta para probar la denominada comida del ejército.
En lugar de preocuparse por la calidad de la comida, su curiosidad por saber qué tipo de comida consumía el ejército de este mundo era mayor.
“Muchas gracias. Entonces, también iré a ayudar a preparar el campamento. Señor Kazura, que su grupo espere por un momento en este lugar.” – añadió Havel, para a continuación reunirse con los soldados cercanos para establecer el campamento.
Necesitaban esperar a que los soldados terminasen de establecer el campamento.
“Esta es la primera vez que comeré alimentos del ejército, pero para que me ofrezcan pan y carne seca, debo estar recibiendo un trato preferencial con la comida.” – dijo Kazura, expresando sus pensamientos a Varin y Valetta, que también asintieron con la cabeza.
La comida que habían tenido en la casa común en el pasado había consistido en una simple sopa aguada con muy pocas verduras. Comparado con eso, la comida del ejército parecía ser un festín. Por supuesto, podría ser un error comparar la comida de ese lugar con la del ejército, pero incluso teniendo eso en cuenta, la comida que les acababa de mencionar Havel todavía parecía bastante abundante. Una dieta basada en pan y carne seca era muy superior a la que tenían disponible los campesinos.
“En el pasado, cuando estuve en el ejército, de hecho, nos daban pan, pero nunca nos proporcionaron carne seca. Los soldados de esta unidad son hijos de nobles, por lo que puede que estén recibiendo un trato preferente.” – dijo Varin.
“¿Huh? ¿Quieres decir que todos los soldados de este regimiento son nobles?” – preguntó Kazura con una expresión que indicaba que esta era la primera vez que su oído captaba la palabra ‘nobles’.
El jefe de la aldea y Valetta se habían dado cuenta de que las espadas cortas de los soldados tenían ornamentaciones cuando vieron llegar a los soldados por primera vez a la aldea, pero Kazura, que carecía de ese tipo de conocimientos básicos, ni siquiera se dio cuenta. La verdad es que nadie se lo había explicado y nunca se habría imaginado que un soldado pudiera ser un noble.
“Sí, los adornos que hay en las espadas cortas que llevan en sus cinturas son los blasones de su familia, por eso pensamos que son nobles. Y dado que Isaac y Havel son los líderes de todos estos soldados, deben poseer un rango más alto en la nobleza.” – dijo Valetta.
Al escuchar la explicación de Valetta, Kazura desvió la mirada hacia la espada corta que los soldados llevaban en su cintura. A continuación, tras observar con cuidado, se dio cuenta de un hermoso adorno que colgaba de la espada y que cada soldado tenía uno diferente.
“No me había dado cuenta… Nunca pensé que hubiera tantos nobles en el ejército y que estén tan bien entrenados.”
“De hecho, son soldados, pero los soldados de esta unidad son candidatos para ser comandantes. He escuchado que ganan experiencia en esta unidad durante varios años y que luego son asignados como comandantes de las tropas de sus propios territorios o como comandantes del propio ejército de la casa de Isteria.” – dijo Varin.
“Ya veo.” – respondió Kazura, mientras asentía con la cabeza.
En resumen, esta unidad era algo así como una clase para cadetes militares. Si esto era cierto, que la cantidad y el contenido de la comida fuera algo generosa, era natural.
Poco después, los soldados que llevaban su equipaje, llegaron y dejaron las cosas a su lado sin decir nada; ninguno de los soldados hablaba con el grupo de Kazura. Así que continuaron conversando durante una hora sobre la situación de Arcadia mientras observaban lo que ocurría a su alrededor.
Al final, el sol que brillaba en el cielo, tocó el horizonte y comenzó a desaparecer. Tenía la sensación de que les había llevado una gran cantidad de tiempo completar sus tareas, pero en realidad solo habían tardado una hora levantar todas las tiendas. En ese instante, comenzaron a preparar la comida para la cena, por lo que el delicioso aroma de la comida comenzó a flotar por el aire.
“Señor Kazura, muchas gracias por su paciencia. Su tienda ha sido preparada, así que déjeme guiarle hasta ella.” – dijo Isaac con una cara cansada mientras se acercaba hacia el grupo.
Después de ver la apariencia de los soldados tras terminar sus tareas, se dio cuenta de que la unidad no era muy hábil con estas tareas. Por sus caras se notaba que todos eran jóvenes y que no parecía haber nadie mayor que Isaac. Aunque no sabía los detalles, Kazura conjeturó que los soldados que pertenecían a esta unidad podrían ser reclutas recientes para el cargo de comandante.
“Entiendo, ¿pueden Varin y Valetta venir conmigo?” – preguntó Kazura cuando escuchó las indicaciones de Isaac.
“Sí… Si es lo que el Señor Kazura desea, puedo arreglarlo.” – contestó Isaac con rapidez, tras pensar por un instante y echarles un ojo a Varin y Valetta.
Kazura asintió con la cabeza al escuchar la respuesta de Isaac y tomó su maleta del suelo.