Arco 5 Capítulo 34
Preparando el viaje
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
“Valetta…”
Kazura quería decir algo con cara preocupada ante la solicitud de Valetta de acompañarlo a Isteria, pero al final cortó sus palabras. Por un lado, Valetta, que sabía que no era realmente un Dios sino un humano normal, estaba preocupada por él y, por otro lado, Kazura quería evitar causarles problemas a los aldeanos. Si Valetta lo acompañaba, sin duda los líderes de Isteria la recordarían, incluido Narson, por lo que, si era posible, prefería ir solo.
“Su divinidad, si el señor Varin o la señorita Valetta nos acompañan a Isteria, sería mucho más fácil describir cómo se desarrollaron los eventos en el pueblo con precisión. Además, si acompañan a su divinidad, creo que los aldeanos también se sentirán más aliviados…” – dijo Isaac arrodillándose para hacer su propuesta, mientras Kazura estaba pensando qué responderle a Valetta.
La verdad era que Isaac tenía razón. Si Varin o Valetta iban con Kazura, podría influir de forma positiva en las emociones de los aldeanos. Además, si iba solo a Isteria, sería similar a la escena contada en la leyenda de Greisior y causaría preocupación a los aldeanos.
“Entiendo… Valetta y Varin también pueden acompañarme en este viaje.”
Cuando Kazura dijo esas palabras, tanto Valetta como Varin pusieron una expresión de alivio. Al mismo tiempo Isaac y Havel también mostraron sentirse cómodos con esa decisión.
“Bueno, volvamos a la residencia a recoger mis pertenencias. Además, antes de partir quiero informar a los aldeanos. Varin, reúne a todos frente a la casa. También necesitas preparar las cosas necesarias para el viaje.”
“Subcomandante.” – dijo Isaac levantándose y llamando a Havel, que se encontraba arrodillado a su lado, mientras Kazura daba sus instrucciones.
“Sí.”
“Ve con Varin y ordena a los soldados que se retiren a las afueras de la aldea.” – ordenó Isaac.
“¿Qué debo decirles si los soldados hacen preguntas sobre las personas que residen en la aldea?” – preguntó Havel.
“Diles que es un noble de otro país que está buscando asilo político y que ha llegado al pueblo de visita. No tienes que decir el nombre del país. Diles que lo trataremos con la debida cortesía y que lo escoltaremos de vuelta a Isteria.”
“A sus órdenes.”
‘¡Muy bien!’ – pensó Kazura en su interior al escuchar la conversación entre Isaac y Havel.
Se notaba que Isaac tenía la intención de evitar que se propagara algún rumor sobre la existencia de Greisior entre los soldados. Dado que por el momento las autoridades de Isteria no sabían nada del asunto, era una decisión que parecía razonable. Incluso él estaría preocupado si el rumor de que Greisior había vuelto a aparecer se extendiera, por lo que su decisión era beneficiosa.
Kazura se dio cuenta de que Havel se había puesto de pie y que había comenzado a caminar hacia el pueblo.
* * *
“Recogeré mis pertenencias. Isaac, por favor, espera aquí un momento. Volveré pronto…” – dijo Kazura cuando llegó frente a la residencia.
“Entendido. Por favor, dime si hay algo que pueda hacer para ayudar.” – contestó Isaac.
Al ver que Isaac inclinaba la cabeza con respeto al recibir las instrucciones de Kazura, los dos soldados que vigilaban frente a la residencia mostraron una expresión de sorpresa, pero a continuación imitaron a su capitán y también inclinaron sus cabezas. Mientras dejaban a las tres personas en esa situación, Kazura y Valetta entraron juntos a la residencia y se dirigieron a la habitación donde habían dejado su equipaje y la mochila.
“Vamos a necesitar bebidas energéticas y comida enlatada, en cuanto a las demás cosas… Me pregunto si es mejor llevarlo todo…”
“Ah, Kazura…” – dijo Valetta sentándose a su lado.
Cuando regresó a la familiar habitación de ocho tatamis, Kazura se sentó frente a la bolsa de viaje y el baúl y comenzó a revisar el equipaje que llevaría a Isteria. Como Valetta no había escuchado la conversación que había tenido el grupo con Kazura después de ser teletransportada a la entrada de la arboleda, sentía curiosidad por saber qué había pasado.
“Kazura, has dicho que irías a Isteria para hablar con el señor Narson, pero… ¿Qué tipo de conversación piensas tener?” – preguntó Valetta.
“Bueno, por lo que pude hablar con Isaac en la arboleda, le ofreceré algo de apoyo como Greisior, y a cambio deben garantizar la seguridad de la aldea y mi libertad.”
“Apoyo… ¿Quieres decir que tienes la intención de dar ayuda alimentaria o conocimiento sobre herramientas?”
“Sí. Como no puedo transportar cantidades tan grandes de alimentos, el apoyo consistirá principalmente en indicaciones sobre cómo construir herramientas como la noria.” – dijo Kazura con un tono de voz indiferente.
“Pero… En ese caso, ¿podrás regresar de Isteria? No creo que se queden satisfechos únicamente con la noria y no dejarán de rogar para que les enseñes otras tecnologías. Si estoy en el lugar del señor feudal, daría varias excusas para mantenerte a mi lado. Y en ese momento, la tecnología no se limitaría a cosas útiles para la agricultura…” – añadió Valetta abatida. Parecía inquieta.
“Ah, no pasará nada. No importa lo que digan, volveré a la aldea después de unos días aprovechando mi autoridad. En cualquier caso, como soy Greisior, el señor feudal tampoco puede oponerse de forma directa a mis intenciones. A lo sumo, buscará razones para vigilarme y apostará algunos guardias en los alrededores de la aldea para protegerme.”
En el peor de los casos, solo tenía que ordenarles a Isaac y Havel que se hicieran cargo de la protección.
“Entonces… ¿Qué harás si Narson no reconoce a Kazura como Greisior? El grupo de Isaac solo lo creyó después de ver cómo desaparecía en la arboleda, pero creo que será algo más complicado con Narson…” – continuó objetando Valetta, todavía estaba un poco inquieta.
“Si le muestro el encendedor o la bebida energética y el grupo de Isaac apoya mis palabras, entonces creo que será fácil. Sin embargo, si ambos son oficiales de bajo rango y no tienen autoridad, puede llevar un tiempo convencer al señor feudal… Aun así, por las historias que he escuchado de vosotros, creo que Narson es un hombre bastante flexible, así que creo que todo irá bien.” – contestó Kazura tras meditar por un instante las palabras de Valetta. – “Y al final, si tengo que forzar las cosas, supongo que, si le muestro la cámara digital, terminará por reconocerme. Si al final todavía no me cree, solo me quedará proponerle algún beneficio que no pueda rechazar. Pero ya lo pensaré en ese momento.
Kazura había respondido con confianza, por lo que Valetta soltó un suspiro de alivio.
“Ah, ¿la cámara digital es la herramienta para tomar fotografías? ¿La has traído?” – preguntó Valetta con curiosidad. Después de escuchar la respuesta llena de confianza de Kazura, pudo suspirar de alivio. Estaba menos preocupada.
“Sí, la he traído.” – contestó Kazura, mientras sacaba una cámara digital de color plateado de su mochila.
Era uno de sus objetos favoritos, y la había estado usando desde antes de ganar la lotería. Aunque era un modelo un poco viejo, cuando la compró era de gama alta, por lo que su rendimiento seguía siendo excelente. Antes de mudarse había organizado todas las fotos que había en la memoria, así que solo contenía algunas de las fotografías que había tomado en secreto en la aldea.
“Kazura, creo que será mejor si nadie ve la cámara. Especialmente los nobles. Si saben sobre el uso de la cámara, intentarán obtenerla por cualquier medio posible.” – dijo Valetta con una expresión seria tras mirar la cámara digital.
“¿Nobles…? Ah, ciertamente lo harán y seguramente no lo emplearán para nada bueno. Intentaré tener cuidado y no mostrársela a la gente en la medida de lo posible.”
Kazura estaba pensando en que se podía emplear para planificar el asesinato de alguna persona importante. En este mundo, el único método seguro para saber cómo se veía alguien era verlo directamente o tratar de adivinar sus rasgos con un retrato. La existencia de una fotografía sería realmente útil.
Si alguien que estaba tramando algo como un asesinato supiera de la existencia de una cámara digital que podía tomar imágenes claras, cortaría la garganta de quien fuera para obtenerla. Si pudieran tomar una fotografía de la cara del objetivo del asesinato de antemano, entonces acortaría el tiempo necesario para que el asesino identificase a su objetivo. Así que Kazura necesitaba tener cuidado para lidiar con esas situaciones.
“Además, creo que será mejor llevar todas herramientas que no vayas a llevar a Japón. Isaac y Havel ya las han visto, así que es posible que si las dejamos aquí manden a alguien a por ellas. Aunque, la verdad, no creo que hagan algo como eso si de verdad creen que eres Greisior…”
“Es verdad. Hay una buena cantidad de cosas… Por cierto, todavía no sé qué contiene el baúl. ¿Lo abrimos?” – dijo Kazura, para a continuación abrir las dos cerraduras de la carcasa. – “¿Qué diablos es esto…?”
Cuando abrió el baúl, echó un vistazo en su interior y se puso rígido. Al mismo tiempo, Valetta cogió algo de su interior y comenzó a inspeccionarlo.
“Umm. Ropa, libros, una espada y botas. También hay un guante de cuero y… Ah, esto parece un casco con una placa de metal en su interior.” – dijo Valetta.
Cuando Kazura recibió el baúl de su padre, le había dicho que eran objetos para su seguridad personal, dado que iba a estar en el campo. Sin embargo, ahora que estaba viendo su contenido, pudo ver algo parecido a una pistola eléctrica y una máscara de gas. No importaba cómo lo mirase, estas cosas no tenían relación con la ‘vida en el campo’.
Kazura puso una sonrisa irónica cuando sacó algo que se parecía a un chaleco antibalas del baúl.
‘Este maldito padre, ¿realmente no conoce la habitación que lleva a este mundo…?’
Hacía dos días, cuando Kazura le había preguntado indirectamente a Shinji sobre la habitación de la mansión, respondió que ‘No sabía nada de una habitación como esa’, pero tras ver el contenido del baúl, su respuesta era bastante sospechosa. Después de esto, si tenía tiempo para volver a hablar con su padre, iba a interrogarlo a fondo.
“Hmm, Kazura, ¿no dijiste que no le habías contado a tu padre sobre venir a este mundo?” – preguntó Valetta con una mirada de sorpresa al escuchar los gruñidos de Kazura.
“Sí. No solo no le dije nada, sino que no le conté a nadie sobre la existencia de la puerta que lleva a otro mundo. Cuando regresé a Japón hace dos días, traté de sondear a mi padre de forma indirecta, pero respondió como si no supiera nada… Aun así, tras ver esto, apuesto que se estaba haciendo el tonto. Si realmente cree que estoy viviendo en el campo entonces no hay necesidad de todas estas cosas peligrosas.” – respondió Kazura, asintiendo con la cabeza.
“Es verdad, Japón es un lugar seguro…” – dijo Valetta mientras sacaba la espada que estaba guardada en diagonal dentro del baúl. Tras desabrochar su funda, agarró el mango y sacó la espada de la vaina.
Era una cuchilla de doble filo que estaba en buen estado. Pero si se veía la cuchilla con cuidado se podía ver que se había usado con frecuencia. El tamaño total de la espada era era de unos 80 centímetros y la hoja de unos 60 centímetros. No tenía ninguna decoración llamativa, pero daba la fuerte impresión de ser una magnífica espada larga. Por su apariencia, se parecía a la espada de un caballero de Europa Occidental.
“Está bien mantenida… ¿Es de hierro?”
“Déjame ver.” – dijo Kazura al escuchar las palabras de Valetta.
Agarró la espada y comenzó a examinarla. La verdad era que la hoja parecía estar hecha de hierro. Podía ser acero. A diferencia de las dagas, la longitud de la hoja era larga y se ponía notar su peso en la mano. El largo peso de la cuchilla era diferente al de una cuchilla corta. La profunda pesadez se transmitió a su mano.
“Parece estar hecha de acero. Y hay rastros de haberse usado con anterioridad… Pero es imposible que mi padre haya usado algo como esto.” – murmuró Kazura. Sabía que, si la policía japonesa lo encontraba en posesión de algo como esto, sería arrestado por violar la Ley de control de espadas y armas de fuego.
“Entonces debe ser una espada hereditaria. Necesitas cuidarla… Iré a preparar las cosas que necesito para el viaje.” – dijo Valetta para luego salir de la habitación mientras dejaba a Kazura contemplando absorto la espada.
* * *
Habían pasado treinta minutos desde que ingresaran en la residencia y todos los aldeanos se habían reunido frente a la puerta de la casa. Al verlos, Kazura y Valetta salieron con su equipaje.
Kazura llevaba la mochila colgada sobre su hombro izquierdo mientras sostenía una maleta con la mano derecha. A su lado, Valetta llevaba un gran saco a la espalda y, a diferencia del viaje anterior, no portaba una lanza u otro tipo de arma. Su atuendo era similar y llevaba una capa sobre su ropa habitual.
No había rastro de los soldados que acababan de obtener el control total de la aldea, los únicos soldados eran los dos a los que Isaac había ordenado vigilar la entrada de la residencia. Isaac también estaba presente.
Los aldeanos mostraban una expresión incómoda y se habían abalanzado sobre Varin, que se encontraba rodeado mientras intentaba contestar a sus preguntas. Estaban causando una gran conmoción, pero se callaron de inmediato cuando vieron a Kazura. La mirada de todos los aldeanos se centró en él.
“Todos, voy a hacer un viaje a Isteria para prestar mi sabiduría al señor que gobierna esta tierra.” – dijo Kazura tras caminar hasta los aldeanos.
Pero al escuchar sus palabras, los aldeanos reunidos comenzaron a alborotarse una vez más. El aire se notaba tenso, por lo que Kazura tuvo que levantar la voz.
“Silencio.”
Una vez más, los aldeanos se calmaron.
“No deseo que haya malinterpretaciones. Mi viaje a Isteria no es algo forzado en contra de mi voluntad. Sin duda, volveré a este pueblo tras unos pocos días, así que estad tranquilos. Además, Varin y Valetta me acompañaran. No iré solo.”
Tras escuchar que iba a ir acompañado, la expresión de los aldeanos volvió a suavizarse, pero aún mostraban signos de inquietud. No era algo injustificado. Al igual que en la leyenda de Greisior que se transmitía en el pueblo, aunque las manos de Kazura no se encontraba atadas y no estaba siendo arrastrado en contra de su voluntad, los aldeanos aún consideraban que esta situación se parecía a aquella en que el ejército se llevaba al salvador del pueblo.
“Ka… Señor Kazura, yo…”
Cuando hubo calmado a los inquietos aldeanos, Kazura quiso una vez más dirigirse a ellos, pero en ese momento, entre los aldeanos, salió un niño y caminó hacia él.
“¿Kolz?”
Al escuchar cómo su nombre salía de la boca de Kazura, Kolz lo miró con ojos llorosos y abrió la boca tratando de decir algo, pero inmediatamente la volvió a cerrar y bajó los ojos hacia el suelo. Al verlo, Kazura se agachó a su lado para estar a la altura de sus ojos y le dio unas palmaditas suaves en la cabeza.
“Estará bien. Sin duda volveré en unos días, así que podremos volver a jugar.” – dijo con un tono de voz tranquilo.
“U…Um, yo…”
“Kolz, no digas nada que moleste a Greisior.”
Cuando Kolz abrió una vez más la boca para hablar, su discurso fue interrumpido por el rápido comentario de Isaac. Al instante, sus palabras causaron asombro a los aldeanos, haciendo que todas las miradas se centrasen en Isaac. No era sorprendente, dado que los aldeanos creían que Kazura no deseaba revelar su verdadera identidad como Greisior.
“Isaac.” – dijo Kazura lanzando una mirada a Isaac pidiéndole que no interrumpiera la conversación de forma innecesaria. Al verlo, Isaac enderezó su postura e inclinó la cabeza.
Entendiendo la actitud de Isaac, Kazura dejó escapar un suspiro antes de volver a dirigir su atención hacia los aldeanos.
“Sin duda volveré. Así que nadie haga algo precipitado mientras no esté aquí.” – dijo Kazura advirtiendo a los aldeanos.