Arco 5 Capítulo 33
Negociación estratégica
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
‘No importa lo que suceda, si una persona se puede volver beneficiosa para ti en el futuro, conviértelo en tu aliado antes de que se vuelva grande.’ – pensó el edecán recordando las palabras de su padre. – ‘No te opongas a aquellos con mayor poder que tú. Sitúate bajo su ala bajo cualquier medio necesario y, si es posible, aumenta tu posición para que puedas usar ese poder.’
Mientras miraba las herramientas desconocidas que estaban extendidas ante sus ojos, el subcomandante recordaba las enseñanzas de su padre cuando era niño.
El jefe de la aldea lo había soltado de forma abrupta hace un rato, pero el hombre llamado Kazura, le estaba explicando a Isaac varias herramientas de origen desconocido. Si realmente fuera el Greisior de la leyenda… Bueno, el ‘por ejemplo’ ya no estaba en duda. El destino le estaba sonriendo.
Para ganar a Greisior como aliado, aunque era algo que difícilmente se podría hacer realidad, haría cualquier cosa para causar, al menos, una buena impresión. Después de todo, había obtenido una oportunidad otorgada por el cielo.
“Esto se llama comida enlatada, contiene comida. Incluso si lo dejamos como está, puede almacenarse durante varios años.” – explicó Kazura sacando una lata de comida de la mochila. Dado que no tenía ni idea de lo que estaba pensando el hombre del fondo de la habitación, siguió explicando todos los productos.
“¿No se pudrirá la comida en su interior?”
“Si lo comes antes de la fecha de caducidad, entonces estará en perfecto estado. Pero cada fecha es diferente según el tipo de alimento… ¿Quieres abrirlo?”
“No… Está bien. Ya probaremos esto en Isteria más tarde.”
Al escuchar la respuesta, Kazura suspiró aliviado en su corazón. Pensaba que Isaac estaba creyendo sus explicaciones… Pero no podía olvidar que todavía iba a ser llevado a Isteria.
“Aah… Como se esperaba, pase lo que pase, todavía tengo que ir a Isteria.”
“Lo siento… Pero en este momento todavía no puedo concluir si eres Greisior o no. Aunque haya visto varias herramientas, no es una evidencia definitiva de que seas su gracia.” – respondió Isaac con la voz tensa.
Dentro de su corazón, después de ver los diversos tipos de herramientas que se extendían frente a sus ojos, Isaac comenzaba a pensar que Kazura podía ser Greisior. Sin embargo, todavía no había ninguna prueba definitiva que demostrara que era un Dios. Al mismo tiempo, Kazura pensaba en qué tipo de cosas podría mostrar para hacer que este obstinado capitán cediera.
‘Evidencia definitiva para demostrar que soy Greisior… Debo…’
Kazura lanzó una mirada de soslayo a Isaac y evaluó sus posibles reacciones. Kazura estuvo pensando por varios segundos antes de poner una mano en su rodilla para ponerse de pie.
“Entonces te mostraré la evidencia definitiva. Todos, por favor, seguidme.” – respondió.
“Oye, me dices que te siga… ¿A dónde quieres ir?” – preguntó Isaac, siguiendo a Kazura. Tenía prisa por irse.
“A la entrada al Reino de Dios, por supuesto.” – dijo Kazura con una sonrisa.
* * *
Diez minutos después de salir de la casa del jefe de la aldea, Kazura y sus cuatro acompañantes se encontraban dentro del bosque había a las afueras de la aldea. Los dos soldados que estaban vigilando a las puertas de la casa continuaron con su tarea.
“Desde este punto en adelante, es el dominio de los dioses. Excepto yo, nadie puede pasar más allá de este lugar.” – dijo Kazura cuando confirmó la ubicación del árbol con la marca. Era justo el lugar donde se había teletransportado Valetta unos días antes.
“Señorita Valetta.”
“Sí.”
Cuando Kazura llamó a Valetta, ésta se movió a su lado y entonces, al igual que la vez anterior, desapareció de repente.
“¿Valetta?” – gritó Varin.
“¿Ha desaparecido?” – dijo el subcomandante.
“……” – dijo Isaac.
Al ver a Valetta desaparecer ante sus ojos, Varin y subcomandante pusieron una expresión de asombro. Solo Isaac se quedó quieto mientras mostraba una expresión hosca.
“Tranquilo. La señorita Valetta solo ha regresado a la entrada del bosque.”
Al escuchar las palabras de Kazura, Varin mostró una expresión de alivio. Ver a su hija desaparecer de forma repentina preocuparía a cualquier padre.
“Señor Isaac también puedes venir a este lugar. Al igual que Valetta, regresarás a la entrada de la arboleda.” – dijo Kazura.
Al escuchar sus palabras, Isaac hizo una genuflexión.
“Te pido perdón por haberte tratado con descortesía… Todo esto fue causado por mi propio juicio; los soldados y mi edecán no tuvieron nada que ver con esto. Por favor, a cambio de mi vida, perdona a los demás.” – respondió con una cara de humildad, doblando la cabeza, una y otra vez. A continuación, sacó su espada corta de la cintura y puso la hoja sobre su cuello.
“¿Eh…? ¡Espera un momento!”
“Ca… ¿Capitán? ¿Qué estás haciendo?”
Kazura y el edecán se precipitaron confundidos y detuvieron la hoja en su mano para que no pudiera cortarse el cuello.
“Por favor, ¡para! ¡No necesito tu vida!”
“Sin embargo, entonces, ¿cómo puedo disculparme con su divinidad?” – protestó Isaac, mientras de un ligero corte en su cuello comenzaba a gotear sangre. Parecía que iba en serio con su intención de cortarse el cuello.
“No hay nada de lo que disculparse… Solo has cumplido fielmente con tu deber… Además, tu intención de proteger a tus subordinados en esta situación también es encomiable. Eres un buen humano, ¿cómo podría castigarte?” – añadió Kazura mientras se agachaba doblando una de sus rodillas y ponía su mano sobre el hombro de Isaac.
Mientras pensaba las líneas que diría un dios benévolo, Kazura pronunció un discurso a Isaac con la expresión más suave que fue capaz de hacer. Aunque las palabras de Kazura dejaron una profunda impresión en él, su expresión se volvió más aturdida.
“Sin embargo, no solo me he dirigido a su divinidad Greisior de manera irrespetuosa, sino que también osé a atarle las manos con una cuerda. Para un humano, hacer tal acción hacia un Dios, no es algo que pueda ser tolerado de ninguna manera.” – dijo Isaac mirando a Kazura.
‘Que tipo más problemático.’ – pensó Kazura, tras ver a Isaac.
Sin embargo, en ningún momento dejó de poner una sonrisa en su rostro mientras acariciaba la cabeza de Isaac.
“Eso es algo inevitable. Como me ves en forma humana, cualquier otra persona también puede mostrar una reacción similar a la tuya.”
“Sin embargo…”
“Te absuelvo de cada uno de los pecados que cometiste desde que viniste a esta aldea. Y de esa manera, la discusión sobre este tema está zanjado.”
“¿Eh?”
Dado que Isaac estaba obcecado con sus pecados, Kazura dijo una frase que cerraba cualquier tipo de queja con fuerza: ‘Te absuelvo de todos tus pecados’. Cuando Kazura dijo esas palabras, las otras tres personas no pudieron evitar sorprenderse, pero era una reacción natural. Desde su punto de vista, Isaac acababa de recibir directamente la absolución de un Dios.
“Creo que con esto he demostrado una clara evidencia de mi identidad como el verdadero Greisior. Creo que tampoco es necesario que vaya a Isteria, ¿no te parece?”
“Su divinidad… Con el debido respeto, permíteme decir algo.” – dijo el subcomandante, mientras hacía una profunda genuflexión.
‘Aiiiis’ – pensó Kazura al ver esta situación.
“Actualmente, en esta tierra de Arcadia, hay un brote de hambruna a gran escala y cada día numerosas personas pierden la vida. Con el poder de su divinidad, como el Dios de la benevolencia y la cosecha , por favor, puedes hacer algo para salvarlos.” – continuó el edecán.
‘Ah… Eso es cierto…’ – suspiró Kazura, en su mente. El ayudante mostraba una expresión de alguien que estaba desesperado.
Había escuchado de Varin y Valetta que el país estaba siendo asolado por una sequía que había causado una grave hambruna. Y, dado que el Dios de la benevolencia y la cosecha estaba frente a él, era inevitable que el ayudante le pidiera ayuda. Pero Kazura se quedó callado, pensando en cómo responder.
“Yo también te lo ruego. La familia real y los señores feudales de cada área han tomado varias medidas para proteger a la gente. Sin embargo, el daño continua expandiéndose. Por favor, salva a la gente de este país.” – dijo Isaac tras enfundar su espada corta y hacer una genuflexión igual a la de su ayudante.
“Sí… Pero hay una cosa que deseo saber, ¿cuán grande es la población de este país?”
“Creo que aproximadamente es de dos millones y medio de almas.”
“……”
Al escuchar el número de la boca de Isaac, Kazura se asombró por un instante. Por supuesto, no significaba que todos se estuvieran muriendo de hambre, pero incluso si solo el 1% de la población se enfrentaba a la hambruna en estos momentos, la cifra seguía siendo de unas veinticinco mil personas. Además, si se tenía en cuenta su discurso, todo el país estaba sufriendo actualmente una hambruna. Por lo tanto, no sería extraño que la cantidad de personas que necesitaban ayuda pudiera aumentar en dos o tres veces más.
“Dos millones y medio de personas… Por cierto, ¿cómo de grande es la población del dominio de Isteria?”
“Aproximadamente cuatrocientas cincuenta mil almas… Pero, ¿acaso es un número demasiado grande?”
Las palabras de Isaac estaban cargadas de inquietud.
‘¡Por supuesto que lo es! ¡Son demasiados!’ – gritó Kazura dentro de su mente. Pero solo podía tragarse las ganas de decir eso, mientras su frente no dejaba de sudar de forma desagradable.
“No, por supuesto que no es así. Sin embargo, salvar personalmente a la gente, en mi opinión, es una mala idea. Los problemas de la humanidad deben ser resueltos por el poder de los humanos.” – comenzó a decir Kazura.
Para ser honesto, llenar el estómago de decenas de miles de personas al mismo tiempo era algo imposible. Aunque creía que con su poder financiero podía lograrlo de alguna manera, el problema era la capacidad de transporte y cuánto tiempo tendría que dar apoyo. Si utilizara la carretilla, como había hecho hasta ahora, sería imposible transportar la cantidad necesaria. Si desmontaba la puerta de la mansión, entonces quizá podía pasar un pequeño automóvil, sin embargo, también le sería imposible transportar de forma continua alimentos para miles de personas.
“Pe… Pero entonces, ¡eso significa…!” – dijo el edecán, intentando apelar con una expresión de súplica, cuando escuchó la respuesta de Kazura.
De todas las posibles respuestas, nunca llegó a pensar que cuando buscase la ayuda del Dios de la benevolencia la respuesta sería un: ‘Tenéis que resolverlo vosotros’. Así que por supuesto, hizo una objeción.
“Havel , ¡cuida tu lengua! ¡¡Estás en presencia de un dios!!” – dijo Isaac.
“Pero, si esto continua, miles o decenas de miles de personas, morirán de hambre.” – respondió Havel.
El ayudante, que se llamaba Havel, fue reprendido por Isaac para que fuera más prudente. Pero, Havel trató de continuar hablando directamente.
“No he dicho que os iba a abandonar. Para que todos vosotros podáis superar esta crisis, os prestaré algo de ayuda.” – dijo Kazura sonriendo con amabilidad.
Aunque, para ser honesto, no quería continuar esta conversación, si rechazaba su petición en este punto, podría desarrollarse una situación que acabaría siendo desfavorable para los habitantes de la aldea de Grisea.
“¿Por qué solo la aldea de Grisea recibe la gracia de Dios?”
Seguramente todos pensarían así.
“¿Eso es cierto?”
“Su divinidad…”
Al escuchar la palabra ‘Ayuda’, el rostro de Havel se iluminó de inmediato cuando Kazura asintió con la cabeza a su pregunta, mientras que, a su lado, los ojos de Isaac estaban húmedos al estar profundamente impresionado.
“Os enseñaré métodos para aumentar la producción agrícola y cómo hacer herramientas eficientes como la noria. Y, si es una pequeña cantidad, entonces también puedo proporcionar algo como comida… Sin embargo, hay algunas condiciones.”
“¿Condiciones?”
Los dos, que estaban encantados de recibir la ayuda de un dios, intercambiamos miradas después de escuchar la palabra ‘condiciones’. Su cara indicaba que no tenían la menor idea de qué estaba hablando.
“No quiero interferencias con lo que haré en la aldea de Grisea a partir de ahora. Además, si hay un tratamiento injustificado, ya sea a la aldea o a los aldeanos, inmediatamente retiraré mi apoyo.” – dijo Kazura, borrando la sonrisa que les había mostrado hasta ahora. Tenía una expresión seria.
“Su divinidad, ¿quieres decir que necesitamos darle un tratamiento especial a la aldea de Grisea?” – preguntó Isaac con una expresión seria.
“No, eso no es correcto. Lo que quiero decir es que no los mates por la fuerza, ni llames a los aldeanos de la aldea contra su voluntad, con el fin de obtener el conocimiento que puedan aprender de mí. Sobre los impuestos o sus obligaciones, no habrá problema mientras estén de acuerdo con la ley existente. Por supuesto, rehacer la ley o crear alguna laguna tampoco será tolerado.” – contestó Kazura negando con la cabeza.
Cuando Isaac y Havel escucharon esto, se sorprendieron. Nunca habrían esperado que Kazura estuviera tan preocupado por la aldea de Grisea. Aunque en estos momentos afirmaba que no quería un ‘tratamiento especial’, cuando a continuación añadió lo de ‘No interfieras en lo que haré en la aldea’ ya era un tratamiento especial.
En realidad, la gente de la aldea de Grisea recibía suficiente comida y, considerando la lluvia anterior, el aumento en la producción de alimentos estaba garantizado. A pesar de que hasta este momento se había considerado que los impuestos y el resto de obligaciones habían sido las correctas, ahora con la nueva situación, podrían no ser suficientes. Cierto era que, al mismo tiempo, al haberse presentado Kazura como el propio Greisior, Isaac y Havel, no podían expresar ninguna opinión contradictoria.
“Entendemos… El tema del que habla su gracia, lo transmitiré en persona al señor de esta tierra. Nos aseguraremos de actuar de acuerdo con la intención de su divinidad.” – dijo Isaac.
Al escuchar la respuesta, Kazura dejó escapar un pequeño suspiro. Podía parecer una medida demasiado estricta, pero de alguna manera, era mejor asegurarse de que prometieran no interferir con sus asuntos en la aldea. Como podía asegurar esa promesa a cambio de brindar algún apoyo al país, le permitiría conseguir que la aldea no sufriera ningún problema. Aunque era probable que se convirtiera en algo problemático tener que ayudar a todo un país, pensaba que era su mejor apuesta.
No era exagerado decir que, con esto, la libertad de Kazura en el otro mundo, a excepción del interior de la aldea de Grisea, había desaparecido en el olvido. Sin embargo, este resultado era mucho mejor que dejar que lo arrestaran o que condenaran a los aldeanos.
“Entonces, ¿debo visitar Isteria?” – dijo Kazura.
Al oírlo, Isaac y Havel lo miraron con una expresión de sorpresa.
“¿Te sientes inclinado a viajar a Isteria?”
“Sí, creo que será más fácil de esa manera.” – contestó Kazura.
Si el grupo de Isaac volvía solo hasta Isteria, Kazura pensaba que la conversación podía desviarse hacia algún camino extraño. Sería mucho mejor dar directamente las explicaciones necesarias. Aunque le causaba mayores problemas, era necesario ir a Isteria y mantener una conversación directamente con el gobernador de la región.
“Entonces, podemos partir de inmediato… Ya hemos reunido las ratas, así que podemos darle una a su gracia.” – dijo Isaac.
“Kazura…” – dijo Valetta corriendo desde la dirección de la aldea. Al llegar vio al grupo de Isaac arrodillado, por lo que sabía cómo se había desarrollado la discusión.
“Valetta, necesito despedirme por un tiempo. Tengo que ir a Isteria para resolver este asunto.”
Al escuchar sus palabras, Valetta le estrechó ambas manos con fuerza, mientras bajaba los ojos hacia el suelo.
“Estará bien, solo voy por unos días…” – añadió Kazura a toda prisa al ver su aspecto.
Aunque le estaba diciendo que iba a volver, Valetta, de repente, levantó la cara e interrumpió el discurso de Kazura.
“¡También iré!” – declaró audaz.