Volumen 2 Capítulo 59
Por la gente III
Traducido por Lord
Corregido por Zura
Editado por Tars
Corregido por Zura
Editado por Tars
15 de octubre.
Se organizó una fiesta después de que todos los Mundos de las Sombras fueran subyugados con éxito. Era una larga tradición celebrar la subyugación con una fiesta y las clases de la Academia Hebrion también habían sido suspendidas.
Durante este tiempo, tanto los estudiantes como los profesores estaban de humor festivo. Mucha gente se reunió en el salón de fiestas y, en medio de todo ello, los estudiantes bailaban mientras los músicos creaban el ambiente necesario con su música.
Dentro de ese bullicioso evento, una mujer entró silenciosamente en el salón de fiestas sin que nadie se diera cuenta. Aquellos que lograron vislumbrar su silueta quedaron cautivados por su belleza. Esta mujer, de cabello rubio pálido y suelto, escudriñó rápidamente el interior de la sala.
Ajest Kingscrown. Una mujer con un aura de elegancia fría. Varias personas intentaron iniciar una conversación con ella, pero se escabulló con gracia dando respuestas cortas y educadas. Después de haber tenido la experiencia de ser anfitriona de las fiestas del profesor Nifleka, ya sabía cómo iban a ser esas conversaciones.
Al principio, no tenía ningún interés en asistir a ese tipo de eventos, ya que odiaba las fiestas. Atraer la atención de extraños y verse obligado a mezclarse con ellos era agotador. Sin embargo, había una razón por la que Ajest había elegido asistir a esta fiesta y, una vez que encontró a la persona que estaba buscando, se dirigió con rapidez hacia su objetivo. A medida que se acercaba, podía oír su voz gradualmente más fuerte.
“¿Por qué no intentas bailar tú también?”
“Ni siquiera bromees sobre eso. No sé bailar.”
“Puedo enseñarle a bailar, Señor Desir.”
“Al menos deberías aprender lo básico, Desir” ‒ dijo Ajest, interrumpiendo su pequeña charla. El equipo de Desir se giró hacia ella.
“Ah, has venido.”
“Buenas noches, Señorita Ajest.”
“Te tomaste tu tiempo.”
Intercambiaron breves saludos antes de que Ajest se sentara en el último asiento que quedaba. Se encontraba justo frente de Desir.
“Ajest, tus esfuerzos en el Mundo de las Sombras fueron inestimables. No podríamos haberlo aclarado sin ti.” – dijo Desir, dándole un vaso.
“Me elogias demasiado.” ‒ contestó Ajest mientras aceptaba el vaso. Sinceramente, sintió que los elogios eran exagerados.
Todo lo que hizo fue derrotar a los bárbaros. Por supuesto, le resultó fácil gracias a su alto nivel de habilidad, pero Ajest sintió que el problema podría haber sido resuelto por el equipo de Desir sin su ayuda.
“Eres tú el que debe ser alabado.”
La opinión de Ajest sobre Desir subió a un nivel más alto después de completar esta prueba. No era consciente de sus habilidades más allá de lo que había presenciado personalmente durante el examen de promoción, pero Desir había conseguido subyugar el Mundo de las Sombras sin siquiera utilizar su habilidad para analizar la magia.
En cambio, había demostrado que poseía la capacidad de reunir la información que se le presentaba y utilizarla para producir resultados excepcionales. Esta habilidad no sólo le permitió ver a través de la estrategia de su oponente y desmantelarla, sino también lograr adivinar las intenciones de otras personas e influenciarlas para su beneficio.
‘No sólo eso…’ ‒ pensó Ajest, cuando se acordó de Wilhelm Evernatten.
Era un hombre que se quebró una vez, pero se las arregló para volver a levantarse una vez más. Era una figura verdaderamente respetable. Un hombre que vivió para su pueblo.
‘Esa es una característica que necesito aprender como futura emperatriz. ’
Ajest se preguntó qué podría haber hecho si se hubiera encontrado en los zapatos de Wilhelm, pero al final sacudió la cabeza con resignación. La verdad era que no habría actuado como lo había hecho Desir.
“¿Hicieron té de ciruela para esta fiesta…?” – dijo Ajest, tras tomar un sorbo de su vaso con resignación y darse cuenta de que la bebida tenía un sabor raro.
“No, lo preparé yo mismo. Puse mucho esfuerzo en prepararlo… ¿qué te parece?”
“Eso es un poco extraño, Desir.”
“¿Por qué? Dijiste que querías probar el que hice en el Mundo de las Sombras, así que intenté hacerlo aquí… ¿Por qué? ¿No te gusta?”
‘ ¿Se… acordó? ’
Los ojos de Ajest se abrieron de par en par. Podía sentir su siempre estable corazón latir más rápido. Sin embargo, en esta ocasión no estaba enfadada ni se encontraba participando en un combate.
‘ ¿Qué es este sentimiento? ’
Ajest no pudo entenderlo y terminó sacudiendo la cabeza con frustración.
“No, es bastante bueno.”
Romántica observó a la pareja durante su intercambio con una expresión insatisfecha antes de empujar a Pram.
“Se… ¡Señor Desir! A… Así que… ¿Qué tal el artefacto?” – dijo Pram rápidamente, para alterar la atmosfera del grupo. Había comprendido la intención de Romántica.
Artefacto. Al escuchar esta palabra, Desir miró su mano. El Armamento de Toa era un artefacto con la forma de un par de guantes con unas runas indescifrables grabadas en dorso. El equipo de Desir había recibido el Armamento de Toa y un Cristal mágico de 4º nivel como recompensa por resolver el Mundo de las Sombras.
‘Recuerdo que la recompensa original era únicamente el Armamento de Toa. ’
Esto podría deberse a que se las habían arreglado para completar el Mundo de las Sombras usando un método mejor que el del equipo original había usado en el pasado.
Además, como representante del equipo, Desir declaró el Armamento de Toa a los Servicios Estudiantiles y vinculó el artefacto a sí mismo. A continuación, vendió el cristal mágico adicional a la Torre de la Magia y usó el dinero para pagar los gastos de transporte y los impuestos.
Después, intentó distribuir las recompensas de forma equitativa. Sin embargo, decidir la propiedad de los artefactos no era tan fácil como dividir el dinero. Les explicó que el Armamento de Toa aumentaba la cantidad máxima de maná y por qué él se beneficiaría más, pero los demás se mostraron tan a favor que se preguntó si su explicación era necesaria.
Todos apoyaron su decisión: por su naturaleza, Ajest tenía una gran reserva de maná, como espadachín, Pram no lo necesitaba en absoluto, mientras que Desir había ayudado a Romántica a ascender hasta el tercer círculo.
Al final se decidió que Desir se llevaría el artefacto y el dinero se repartiría entre el resto.
“Aún no he intentado usar magia de alto grado, pero creo que estará bien” ‒ contestó Desir.
“¿Qué crees que hubiera cambiado si el Reino Santo no hubiera caído en el Mundo de las Sombras?” ‒ preguntó Romántica, dirigiendo la conversación hacia otro tema.
“No tiene sentido pensar en lo que pudo haber sido, Romántica.”
“¿Pero no tienes curiosidad? Un país poderoso como el Reino Santo cayó ante el Mundo de las Sombras por una razón tan ridícula. Si el reino no hubiera caído de forma tan lamentable, ahora las cosas podían haber sido diferentes.”
El Mundo de las Sombras en el que entró el equipo de Desir giraba alrededor del Reino Santo durante la época de su decadencia económica y había llegado a su fin antes de que se registrara por primera vez la historia.
Antes de este declive económico, se sabía que el Reino Santo de Artemisa había actuado como un escudo para varios reinos y había puesto mucho esfuerzo en completar los Mundos de las Sombras que los afligían. Pero una vez que el Reino Santo cayó, el continente comenzó a ser tragado lentamente por el Mundo de las Sombras, sin que nadie ocupase su lugar.
El resto de reinos se dieron cuenta del importante papel desempeñado por el Reino Santo y comenzaron a establecer organizaciones para hacer frente a los Mundos de las Sombras, lo que llevó a la creación de la Academia Hebrion en el Reino Hebrion y a la Corporación Abron en la Alianza de reinos occidentales.
Desafortunadamente, era demasiado tarde para el Reino Santo y, para cuando se crearon estas organizaciones, gran parte del continente ya había sido envuelto en una niebla oscura.
“Nada es seguro, pero si Wilhelm Evernatten hubiera logrado cambiar el Reino Santo, la mitad del continente no habría sido tragado por el Mundo de las Sombras.”
El Reino Santo existió antes del desarrollo de la magia y la fuerza de los Caballeros definió su existencia como potencia militar.
En el presente, la esgrima había caído en desgracia y la magia había tomado su lugar. Sin embargo, los Caballeros tenían una importancia simbólica para el Reino Santo.
Si el Reino no hubiera caído y se le hubiera permitido desarrollar su esgrima hasta el presente, los Caballeros podrían haber sido un instrumento para la subyugación del Laberinto de las Sombras.
Cuando sus pensamientos llegaron a esta conclusión, Desir sintió un sabor amargo en su boca.
“Todavía no puedo creer que la Iglesia de Artemisa tenga tal historia” ‒ dijo Pram, añadiendo sus propios pensamientos a la conversación.
El Reino Santo fue el lugar de nacimiento de la actual Iglesia de Artemisa. Después de la caída del Reino Santo, su sede dentro de la Alianza de reinos occidentales duplicó sus esfuerzos, lo que condujo a una era de prosperidad para la iglesia.
En la actualidad, incluso tenían seguidores fuera de las fronteras de la Alianza. Aunque no tenían la fuerza militar del Reino de Hebrion ni de la propia Alianza de reinos occidentales, poseían influencia política en todo el continente.
“La Iglesia de Artemisa probablemente esperaba que su historia se desvanezca como el Reino Santo” ‒ dijo Desir con una sonrisa de satisfacción.
Históricamente, los que estaban dentro del territorio habían continuado sufriendo hasta que la mitad del continente había sido invadido por el Mundo de las Sombras. Innumerables reinos, que existieron antes del desarrollo de la imprenta y de la apreciación de la historia, habían desaparecido sin dejar rastro. Esto incluyó el Reino Santo, que descuidó los registros históricos para disgusto de la gente del presente.
Completar el Mundo de las Sombras ayudaba a llenar esas páginas en blanco de los anales de la historia.
Desde su misión, el equipo de Desir había logrado descubrir detalles importantes dentro de la historia del Reino Santo y la razón de su caída. Además, el nombre de su equipo será añadido a cualquier libro que haga referencia a este incidente. Esto serviría para aumentar aún más la infamia de su equipo.
“No digas eso... Estamos aquí para celebrar nuestros logros, ¿no?” ‒ se quejó Romántica, llamando la atención sobre el hecho de que simplemente estaban sentados en sus asientos durante una fiesta.
“No estoy seguro de quién empezó esta conversación, pero ¿no estamos ya pasándolo bien?”
“Bueno, sólo digo que deberíamos ir y hacer algo” ‒ contestó Romántica, mirando tímidamente de un lado a otro entre Desir y los bailarines que se encontraban en el centro del salón de fiestas. Sin embargo, fue Ajest quien tomó la iniciativa en esta ocasión.
“Ya que lo mencionas, Desir, ¿qué tal si vamos a bailar una canción?”
La mandíbula del Pram cayó. Todo lo que podía hacer era mirar a Ajest. El color desapareció de la cara de Romántica, ya que sólo podía mirar mientras su objetivo era arrebatado justo delante de sus ojos.
“Te lo dije antes, no sé bailar” ‒ contestó Desir. Ante su respuesta, Romántica pudo sentir como le volvían los colores a las mejillas.
“Estoy diciendo que puedo enseñarte a bailar.” ‒ dijo Ajest con una sonrisa. ‒ “No sé cuáles son tus ambiciones, pero a medida que te hagas más famoso, habrá más fiestas a las que asistir. Cuando eso suceda, no puedes acabar rechazando siempre todas las invitaciones para bailar.”
Le pareció gracioso que, a ella, una persona que odiaba las fiestas, extendiera una invitación para bailar.
“E… ¡Espera un momento!” ‒ gritó Romántica mientras Ajest dirigía a Desir hacia el centro del salón de fiestas.
“Ella te gano esta vez” ‒ dijo Pram, indicando que sus gritos eran inútiles.
“Puede que tengas razón...” ‒ dijo Desir ‒ “Será bueno aprender para futuros eventos.”
Había terminado admitiendo el razonamiento de Ajest y aceptando su invitación.
Cuando Desir cedió, Ajest sintió una extraña sensación de vértigo. Por primera vez, ella estaba agradecida por todas las frustrantes lecciones de baile que se vio obligada a tomar como miembro de la realeza.
“Te lo advierto ahora. Realmente no sé bailar.”
“Yo te guiaré. Sólo lee mis movimientos.”
“No es como si esto fuera una batalla…”
“No te lo tomes a la ligera. En la sociedad, bailar no es muy diferente a una pelea.”
“En cualquier caso… quedo a tu cuidado. Prometo ser un buen estudiante.”
Entre la multitud de bailarines que se encontraban en el centro del salón de baile, las manos de Ajest y Desir se juntaron.
“Empezaremos al mismo tiempo a la cuenta de tres.”
“Uno.” ‒ dijo Ajest mientras preparaba lentamente sus pies.
“Dos.” ‒ continuó Desir, colocándose como le indicaba. Sus ojos se encontraron cuando la siguiente canción, un vals, tocó su primer acorde.
“Tres.”