Capítulo 51
Clases y profesores (II)
Traducido por Laga
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
“Kathyln Glayder. Debo decir que es un honor tener su presencia en mi humilde clase.” – dice Geist realizando una reverencia profunda y exagerada. – “Por favor, no se tome a mal sea cual sea el resultado de esta ‘demostración’.
Acompaña estas últimas palabras con una cara de lástima. Kathlyn asiente, con un rostro carente de emociones, y saca su bastón del anillo dimensional que lleva en su meñique.
“¡Muy bien, comencemos!”
El profesor choca las palmas, encendiendo fuego entre ellas. Sin una palabra, Kathlyn levanta su báculo azul cielo. Antes de que el profesor Geist tenga la oportunidad de liberar sus bolas de fuego, dos jabalinas de hielo se forman alrededor de Kathyln.
“Fuego.”
Escucho el murmullo de mi compañera del Comité Disciplinario antes de que las jabalinas sean disparadas hacia el profesor. Así que ha decidido ir por la ruta ofensiva para evitar que el profesor Geist la ataque.
Una leve sonrisa aparece en el rostro del profesor al mismo tiempo que el levanta sus manos, que aún están en llamas, listas para bloquear las lanzas de hielo.
*SSSSSSSSSSSSSSSHHHAAAA*
Tan pronto como las jabalinas de hielo tocan las llamas de sus palmas, se funden al instante, desapareciendo lentamente mientras el tamaño de las llamas azules se reduce al mismo tiempo.
“Jabalina de Hielo.” – murmura de nuevo. Esta vez, en vez de dos, cinco jabalinas giratorias se forman cerca de Kathyln. – “Fuego.”
Su rostro parece frío, recordándome a una diosa de hielo de esas que hacen que cualquiera cerca de ella se congele.
“¡Ja, ja! ¡Impresionante! ¡Como se esperaba de nuestra princesa!”
El profesor Geist sonríe, y la clase se inclina hacia adelante para así poder tener una mejor vista de la intensa batalla. Dado que la mayoría de los estudiantes son de primer año, no tienen el nivel necesario para ser capaces de conjurar algo como esto, y muchos menos instantáneamente.
Nuestro profesor se concentra mientras las cinco lanzas se dirigen hacia él, listas para atravesarlo si no las contrarresta.
“¡Espiral Ardiente!”
Termina justo a tiempo el hechizo que estaba preparando, y entonces el profesor Geist salta hacia atrás, liberando pequeños orbes flotantes de llamas azules. ¿No es el hechizo el que Lucas utilizó durante su examen de rango?
“Romper.” – murmura Kathyln.
Esto hace que sus cinco jabalinas se rompan en una cantidad incontable de pequeños y afilados fragmentos de hielo.
“¡Fuego!”
Geist, con un gesto no tan engreído como el de antes, libera sus orbes de fuego azul queriendo dispararlos hacia a Kathyln. Por su parte, ella está tan concentrada en terminar su hechizo final que ignora las entrantes corrientes de fuego azul que están a punto de golpearla.
“¡Tornado de Hielo!”
Su voz se llena de un leve pánico en el momento que está por terminar su hechizo, al darse cuenta que está a punto de ser golpeada por el hechizo del profesor.
* * *
Punto de vista del profesor Geist:
¡Esa idiota! ¿Por qué no se defiende en vez de intentar terminar ese último hechizo?
Cuando el tornado de hielo empezó a girar alrededor de mí, me puse nervioso. No estoy asustado por su elegante hechizo, sino que tengo miedo de que pueda resultar gravemente herida.
¿No es sentido común para un conjurador tener una capa defensiva cuando combate? He elegido un hechizo relativamente fácil de contraatacar, y el hecho que sea una anormal especializada en hielo lo hacía más fácil para ella. ¿Tanto quería ganar que ha decidido renunciar a eso?
Cancelo el hechizo, pero solo desaparece la espiral ardiente. Las corrientes de fuego azul que he disparado a la estúpida princesa todavía se dirigen hacia ella. Mierda. Estoy jodido.
“Campo Abrasador.”
Creo una capa de calor alrededor de mi cuerpo para fundir los fragmentos de hielo que giran por todas partes. Me quedo con varios arañazos leves, pero no importa. ¿Qué ha pasado con la princesa? No he escuchado ningún grito de los otros estudiantes. ¿Quizás está bien?
Maldición… Debería haberme detenido después de dejar en ridículo al elfo.
En cuanto la capa de fragmentos de hielo que bloquean mi visión se derrite, intento encontrar a la princesa inmediatamente, pero en su lugar, me topo con el último miembro de los tres oficiales del CD en mi clase, Arthur Leywin. Está delante de Kathyln, que todavía está asustada, cubriendo su rostro con una de sus manos y con el otro brazo sujeta a la princesa.
Sus ojos… No puedo evitar temblar involuntariamente por la mirada asesina que me atraviesa. La siento incluso más afilada que esas lanzas de hielo que la princesa me ha arrojado.
“Creo que este pequeño juego tuyo ha durado bastante, ¿no crees?”
Su expresión permanece helada; la inocente fachada que ahora me doy cuenta estaba manteniendo no está a la vista. Una mirada dominante me mira sin remordimiento. ¿Es este su verdadero rostro?
“Si bien estoy agradecido por su preocupación por la princesa, esto resulta innecesario; lo tenía todo bajo control.”
De ninguna manera me va a perder el respeto en este momento, el primer día, enfrente de todos mis estudiantes.
“¿Bajo control?”
La frente de Arthur se contrae ligeramente y puedo sentir su molestia. ¿Soy el único que siente esta presión? Esto no es normal. Ni siquiera las bestias de maná de clase AA emanan tanta presión.
“Sí. Piensas que yo, un profesor de esta estimada Academia, ¿pondría a uno de mis estudiantes en peligro?” – digo con voz calmada.
¡No hay ninguna prueba! Lo único que ha ocurrido hoy ha sido un pequeño error.
* * *
Punto de vista de Arthur Leywin:
Este ingrato de veras planea insistir que lo tenía todo bajo control. Después de haber lanzado esas bolas de fuego contra Lucas hace un rato, sabía que esos disparos no podían ser cancelados. Pero claro, no hay ninguna prueba, ya que las he bloqueado.
“Ya veo… En ese caso, permítame ocupar el lugar de mi colega en esta ‘demostración’.”
“Ja, ja… Bueno, si insistes. Parece que he asustado un poco demasiado a la princesa con mi último hechizo. Lo habría cancelado antes si hubiera sabido que ibas a interrumpir. Ahora, algunos de mis estudiantes podrían malinterpretarlo, y pensar que estaba tratando de lastimarla.”
Mantiene su historia. Menuda excusa patética dice el profesor, que sigue intentando defender su posición. De verdad, puedo decir por la variedad de murmullos alrededor de la clase que la mayoría de los estudiantes ya creen en lo que está diciendo. Me giro hacia Kathyln.
“¿Estás bien, Kathyln? ¿Crees que puedes regresar al asiento por tu cuenta?” – digo sacándola suavemente de su estupor.
“S-sí… Lo siento mucho.”
Por primera vez veo un cambio en la expresión de Kathyln. Como parece estar realmente avergonzada, su piel de porcelana blanca se ruboriza de un rojo claro mientras se aleja, regresando hasta su asiento.
“Entonces, por favor, guíame bien.”
Me vuelvo hacia el profesor Geist y desenvaino la Balada del Alba. La translúcida hoja verde azulada desencadena jadeos y murmullos de asombro. El propio Geist mira mi espada con los ojos muy abiertos de deseo.
“Bastante buen arma la que tienes ahí. Ya que eres un aumentador, supongo que será justo dejarte elegir qué método te gustaría que utilice para luchar.”
Se encoge de hombros impotente mientras camina en dirección donde su espada está incrustada en el suelo.
“No me importa.” – respondo con sencillez.
Puedo ver una vena estallando de molestia por parte del profesor mientras me mira.
“Insisto.” – replica.
“Si insiste… Por favor, vaya con aquello en lo que tenga más confianza.”
Avanzo un par de pasos. Mi rostro sigue mirándolo profundamente, estudiando cada uno de sus movimientos y acciones. Escoria o no, este profesor sigue siendo un veterano aumentador con nivel amarillo claro. El hecho de que tenga el conocimiento para usar llamas azules quiere decir que es bastante capaz.
Veo al profesor, que hasta ahora había estado sonriendo, frunciendo el ceño y cómo su rostro se pone un poco rojo. Puedo asegurar que realmente pretendía dejar una increíble impresión en su clase. Y hasta ahora no se le está dando demasiado bien.
“Muy bien entonces. Me aseguraré de ponerte las cosas fáciles.”
La parte superior de su rostro traiciona la sonrisa que está intentando poner. Saca su espada con facilidad y también se abre camino hacia mí; la espada danza a su alrededor grácilmente mientras la maneja con poco esfuerzo.
*CLANK*
En un parpadeo llega hasta mí sin advertencia, blandiendo su espada hacia abajo con una fuerza que no precisamente ‘me pone las cosas fáciles’.
Su espada está imbuida en una capa de fuego azul, y el calor que irradia la hace mortal. Después de parar su ataque sorpresa inicial, uso maná de atributo viento para mantener la ruta del fuego lejos de mí. Solo puedo usar los atributos de viento y tierra, por lo que debo pensar la mejor manera de utilizar mis recursos para vencer a un oponente más fuerte. Si bien habría sido fácil usar fuego azul por mí mismo, no tengo esa opción ahora mismo.
Su bombardeo continúa, y la fuerza de cada oscilación y puñaladas se hacen cada vez más rápidas y fuertes, como si estuviera probando el límite que puedo manejar. Cada vez que paro o esquivo sus ataques con facilidad, su siguiente ataque mejora un poco. No estoy usando ningún hechizo para recibir sus ataques. Solo me he fortalecido con maná y me valgo puramente de mi técnica con la espada, lo cual parece frustrar aún más a nuestro profesor.
“Estoy seguro que los del Comité Disciplinario no son solamente ratas que se dedican a huir y esquivar.” – dice en alto, poniendo una cara de broma.
“¿Es realmente necesario que ataque cuando nuestro estimado profesor ni siquiera puede asestar un golpe a un estudiante de primer año?” – replico poniendo una cara inocente.
No responde, pero sus labios se retuercen de ira. En ese momento, un par de estudiantes ya se han dado cuenta de que esto no es una simple demostración. Susurran entre ellos si deberían llamar a la Directora o al Consejo de Estudiantes.
Los ataques del profesor Geist se vuelven más feroces mientras empieza a añadir varios hechizos junto con los golpes.
“Pilar de llamas.”
Una corriente de fuego azul se dispara desde el suelo que tengo a mis pies. Al momento lo esquivo para evitarlo, contrarrestándolo con un golpe conciso dirigido a su cuello. Lo he cogido por sorpresa y, con motivo de esquivar mi espada, salta hacia atrás mucho más de lo necesario, formándole una gota de sudor.
“Hasta las ratas se vuelven mortales cuando se ven acorraladas, profesor.”
Le disparo una sonrisa sarcástica, e inmediatamente cierro la distancia entre nosotros dos. Apareciendo justo a su lado, cubro la hoja de mi espada con maná de viento mientras me preparo para un hechizo. Cada golpe que hago forma un tranquilo camino de viento, confundiendo al profesor Geist, que todavía es capaz de bloquear mis golpes. Cada golpe, cada estocada, y cada oscilación que realizo crean un camino casi transparente de aire en su trayectoria.
El profesor Geist ya no trata de poner un gesto confiado, la concentración está grabada en su rostro mientras intenta bloquear mi ráfaga de ataques. Se va aproximando al borde de la arena con cada golpe mío, y le fuerzo a dar un paso hacia atrás. Las llamas de su espada parpadean impotentes al recibir cada ataque.
Es hora de terminar esto.
Hago que la superficie del suelo donde está por dar su próximo paso se hunda, haciéndolo perder el equilibrio levemente. Como se esperaba de un aumentador veterano, tropieza por una fracción de segundo, pero pronto es capaz de recuperar su balance. Sin embargo, esa fracción de segundo es todo lo que necesito.
“Tempestad.”
Las docenas de estelas de viento que habían sido producidas por mi espada recubierta de maná repentinamente brillan y se disparan. El asalto alcanza el clímax al mismo tiempo que la velocidad de mis ataques incrementa, y mi espada se vuelve apenas visible. Mientras tanto, el hechizo Tempestad que acabo de activar sigue cada uno de mis ataques, haciendo de mi bombardeo una cadena, tanto por mi espada como por las afiladas hojas de viento.
“¡AHHH! Abrumado por la cantidad de ataques, no puede bloquear todos y se tropieza, cayendo sobre su trasero y rodando fuera de la arena.
*BOOM BOOM BOOM BOOM…*
La barrera protectora que bloquea todos los hechizos tiembla y se agrieta cuando mi hechizo Tempestad golpea contra ella.
*CLANGG*
Resuena un sonido muy agudo cuando la barrera se rompe. Ha resistido lo suficiente para bloquear todos los ataques, aunque una de las últimas cuchillas de viento de mi hechizo ha rozado el cuello del profesor, produciéndole un hilo de sangre.
Afortunadamente, el cuerpo imbuido de maná del profesor es suficientemente fuerte, así que mis mortales cuchillas de viento solo le han rozado. De todos modos, todavía está tumbado sobre su trasero, su rostro está pálido por el miedo y sus rodillas tiemblan. Entierro mi espada en el suelo, justo al lado de su arteria carótida.
Saco mi espada y la pongo de nuevo en mi anillo dimensional, mirando hacia nuestro profesor.
“Gracias por su guía.”
Como si fuera una señal, la campana suena y camino fuera de la sala, dejando los ojos de toda la clase muy abiertos y con las mandíbulas flojas.
“A-Arthur~…”
Escucho una suave voz detrás de mí. Es Kathyln, que corre hacia mí con Feyrith siguiéndola detrás.
“Tengo que admitir ha sido impresionante lo que has hecho ahí atrás, Arthur. Como esperaba de mi rival.”
Cruza sus brazos, pero su cara luce un poco desanimada. Poniendo un brazo en el hombro del elfo, le digo:
“Lo hiciste bien, Feyrith. Si hubieras sabido el tipo de hechizo que el profesor iba a usar, sé que habrías utilizado más medidas preventivas.
“¡P-Por supuesto! Está claro, si hubiera sabido que ese hechizo que estaba usando era mucho más fuerte de lo que había anticipado, estoy seguro que hubiera salido victorioso al final.” – dice.
La leve sonrisa en su rostro muestra aprecio por lo que acabo de decir. Me giro hacia Kathyln, que todavía está un poco agitada.
“¿Eres idiota?” – le digo golpeándola suavemente en la frente.
Me mira absolutamente conmocionada, hasta Feyrith parece un poco asustado.
“Si hubieras elegido defenderte en vez de enfocarte tanto en golpear al hombre, no te habrías puesto a ti misma en un riesgo como ese. No seas tan obstinada y piensa las cosas más cuidadosamente. ¿Sabes…? Eres terriblemente emocional para alguien cuyo rostro nunca cambia.”
Le envío una sonrisa juguetona y camino hacia mi siguiente clase, dejando a la princesa aturdida mientras Feyrith cae en pánico mientras intenta consolarla.
“¡Kyuu~!”
‘¡Ah~! ¡Estoy llena! ¿Cómo ha ido la clase, Papá?’
Sylvie corre hacia mi cabeza y se acomoda, despeinando mi cabello.
‘Meh, ha estado bien.’ – le digo simplemente, acariciando mi precioso vínculo.