Capítulo 85
Reino elfo
Traducido por Laga
Corregido por DaniR
Editado por Helios
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Editado por Helios
Punto de vista de Arthur Leywin:
“¡Ugh…!”
Tropiezo al salir del portal de teletransporte al tiempo que presiono los dedos firmemente contra mis sienes para evitar que me explote la cabeza. Sylvie corre a mi lado, feliz de estar al aire libre nuevamente.
“Kyu~”
Deja escapar un gran estiramiento en el césped antes de mirarme, indicándome que está lista.
‘Ese hombre me dio miedo, Papá.’ – la voz de Sylv resuena en mi mente.
“Sí, tampoco me dio buena impresión.” – respondo.
El lugar en el que hemos aterrizado me resulta familiar. Estamos cerca de la zona en la que Tess nos llevó por primera vez para entrar en el Reino de Elenoir. Por supuesto, esta vez iba a tener que golpear las puertas de entrada como la mayoría de la gente. No resultaría un problema real entrar al Reino ahora que las tres razas estaban más o menos en armonía.
Cada vez que pienso en la palabra ‘raza’ puedo oír a Windsom decir con su molesta y seria voz que nosotros somos las razas inferiores. Por mucho que me moleste, no está equivocado. Comparado con los Asuras, hasta yo puedo ver las diferencias innatas que hay entre nosotros, y por lo que dio a entender, tampoco parece que él sea el más fuerte de los Asuras.
“Bueno, supongo que al menos ahora sabes quién es tu madre.”
“¿Kyu?”
‘¿Mamá? ¿No vamos a ver a Mamá ahora mismo?’
“No, no esa Mamá. Quiero decir, ¡Tess no es tu Mamá! ¡Dios!” – exclamo.
Sylv inclina la cabeza con un simple gesto mientras me mira confundida antes de corretear de nuevo, dejándome con cierto nerviosismo debido a mi vínculo.
Mientras nos dirigimos a la puerta principal, siguiendo a lo largo de los muros exteriores del Reino, pasamos algunos carruajes y caravanas seguidas por personas que transportan y custodian las mercancías al interior. La economía está cambiando rápidamente desde la unión de las tres razas. La apertura de las fronteras para que los comerciantes puedan viajar y comerciar entre ellos ha llevado a que muchos bienes únicos estén disponibles en los tres reinos.
Una vez que llegamos a la entrada del reino, nos encontramos con una fila de personas montando caballos y bestias de maná o en carruajes esperando para entrar. Sylvie salta encima de mi cabeza cuando llego al final de la fila junto a un grupo de lo que parecen mercenarios, probablemente tratando de vender la materia prima que han logrado obtener.
“¡Hey! ¡Mira a este pequeño mocoso! ¿Por qué estás tan lejos de tu mamá, pequeño? ¿Te has perdido?” – ulula mientras se inclina un hombre bastante alto y delgado, casi demacrado, con una armadura de cuero demasiado grande para él.
“Roger, vas a hacer llorar al chico con ese feo rostro tuyo.”
Una chica que parece tener poco más de veinte años salta de la parte trasera del carruaje en el que estaba sentada y tira a Roger hacia atrás.
“¡No hay nada malo en mi cara!” – arremete Roger contra su compañera femenina. – “Además, ¡este mocoso parece ser del tipo de los mocosos nobles ricos! Apuesto a que, si lo llevamos de vuelta con sus padres, ¡nos recompensarán a lo grande!”
“No has dicho nada. ¿Estás perdido, muchacho?”
Otro hombre, uno que parece estar en la treintena y que muestra un cuerpo construido como si estuviera destinado a luchar contra elefantes, hace a un lado al babeante Roger, que me mira como si fuera una bolsa de dinero.
“No, señor, no estoy perdido. Tengo algunos negocios aquí.” – respondo.
“Negocios aquí, ¡mis cojones! No intentes darte aires de importancia. Apuesto a que te has escapado de tu mamá. Duke, agarremos a este imbécil y llevémoslo al Salón del Gremio.”
Roger sonríe mientras se dirige lentamente hacia mí. Dejo escapar un suspiro mientras contemplo si vale la pena el esfuerzo de empujar esta bolsa de huesos al suelo.
“Grrr…”
Sylvie, que está sentada sobre mi cabeza una vez más, se pone en pie y muestra los dientes al mercenario desnutrido. Lo cierto es que estos tontos están pensando básicamente en secuestrar a un niño, aquí al aire libre...
Si bien mi postura sigue siendo la misma, imbuyo una fina capa de maná alrededor de mi cuerpo por si acaso.
“Roger, Duke. Dejad al chico en paz.” – dice una ronca voz proveniente del interior del carruaje.
“Erk. Es el jefe.”
Roger se detiene en seco con una expresión reacia.
“¡Tsk! Regresemos al carruaje, Roger.”
Duke chasquea la lengua y me lanza una última mirada de curiosidad antes de mostrarme su ancha espalda. Simplemente, pongo los ojos en blanco y me quedo en la fila para los viajeros sin carruaje que necesitan ser inspeccionados primero.
* * *
“Lo siento, jefe. Sé que te gusta mantener tu reputación, pero esta vez, ¡habría sido bajo una excusa totalmente legítima! Quiero decir, todo lo que habríamos hecho sería evitar que el mocoso hablara y, finalmente, lo habríamos llevado al Salón del Gremio para obtener una buena recompensa.”
“Señor, aunque la mayor parte del tiempo Roger no es el de la mente más brillante, creo que tenía razón en que el chico era en realidad de una familia adinerada debido a su uniforme y el peculiar vínculo sobre su cabeza. Si no nos hubieras detenido, creo que podríamos haber…”
“¡Idiotas! ¿Creéis que estaba protegiendo al chico? ¡Os estaba protegiendo a vosotros de él, pareja de imbéciles!”
“¡…!”
“Vosotros dos sois magos, ¿y no habéis sido capaces de ver la clara disparidad de poder? ¡Ni siquiera yo pude sentir el nivel en el que estaba su núcleo de maná!”
“Pero jefe, aunque el niño fuera un mago, no podría haber despertado hace más de un par de años…”
“Callaos. Solo tenéis que saber que si hubierais salido de la fila en ese momento, ni siquiera yo habría podido salvaros.”
* * *
Después de un primer momento de renuencia en dejar entrar a un posible niño fugitivo en su reino, los guardias borran sus dudas cuando les muestro el escudo de la Academia Xyrus, aunque mostrar el escudo de la familia real puede atraer demasiada atención para mi gusto. Sin embargo, antes de entrar, los guardias elfos me advierten con tono severo que el uso de la magia está prohibido en todos los casos, excepto en los más extremos.
No tuve tiempo para explorar mucho mientras estaba siendo entrenado por el Abuelo, así que ver todo esto es nuevo para mí. La ciudad a la que hemos entrado está llena de una mezcla casi caótica de personas de todo el continente, riendo y regateando en diferentes puestos y pequeñas tiendas. El reino élfico de Elenoir es diferente del reino humano de Sapin; y como todo el Reino está amurallado, las ciudades parecen más distritos gigantes que asentamientos separados.
Dado que el árbol-castillo de la Familia Real está ubicado en la ciudad más lejana del Reino, me lleva un par de horas viajar en un pequeño carruaje de transporte. El conductor nos deja en el límite justo antes de llegar al castillo, ya que no se permite entrar directamente a cualquiera. Una gran diferencia con respecto a la última vez que vine aquí es que ahora también hay guardias alrededor de los parámetros del castillo. Si bien estoy seguro de que siempre han tenido guardias y seguridad, nunca han estado colocados tan descaradamente para alejar a los intrusos como lo están ahora. Una vez más, lo más probable es que sea el resultado de que el Reino haya abierto sus puertas a las otras razas.
“Detente, pequeño. Creo que estás un poco perdido.”
Un elfo corpulento extiende la mano y lanza una advertencia. Me mira con curiosidad y después observa a Sylvie, que ahora está junto a mi pie.
“No, sé exactamente dónde estoy. Si tuvieras la amabilidad de dejarme pasar, te lo agradecería mucho.” – respondo sin echar un segundo vistazo al guardia mientras saco la brújula con el escudo de la Familia Real que me dio el abuelo Virion en ese entonces.
“¿Cómo tienes eso?”
El fornido guardia entrecierra los ojos con sospecha al tiempo que el resto de guardias se reúnen a mi alrededor.
“Tenía entendido que poseer esta brújula implica que un miembro de la Familia Real me la ha confiado.”
No puedo evitar dejar escapar un suspiro. ¿Cuándo fue la última vez que tuve un viaje sencillo y tranquilo? Todo comenzó en el portal de teletransporte, luego los mercenarios, y ahora esto.
“Menudo mocoso. ¿Está siendo sarcástico con nosotros?” – gruñe otro de los guardias.
*¡Ains…!*
“Limítate a informar a la princesa Tessia o al anciano Virion que un niño llamado Arthur Leywin está aquí para verles. Sabrán quién soy.”
Doy unos pasos hacia atrás y me recuesto contra una de las estatuas de piedra que hay frente a la mansión.
*¡BOOOM!*
De repente, una parte del castillo explota y trozos del edificio caen encima de nosotros.
“¿¡Qué demonios es…!?”
Mientras los otros guardias saltan para evitar los escombros, el que me ha interrogado no tiene suficiente tiempo para reaccionar una vez que se da la vuelta. Escucho cómo chasquea la lengua mientras concentra maná en su cuerpo y se coloca entre mí y la pieza que cae de la pared del castillo. Si bien su actitud fue ruda, supongo que no es una mala persona.
Utilizando la corriente de mana que fluye en mi interior, conjuro un vendaval que nos rodea, encerrándonos instantáneamente en una cúpula de viento.
“Barrera de viento.”
*¡Fwoooosh!*
Lo más probable es que los escombros no maten a ninguno de los guardias bien entrenados, pero aunque cuentan con el aumento de maná alrededor de sus cuerpos, no iban a pasar por un momento agradable precisamente.
Mantengo mi hechizo activo, notando el rostro boquiabierto del guardia número uno, que cambia la mirada de un lado a otro, entre la barrera de viento y mi persona. De repente, una figura familiar salta hacia atrás desde el borde del lugar de la explosión, aterrizando justo a nuestro lado.
“Muchachos, agachaos… ¡Ah! Arthur, ¡me alegro de verte de nuevo, mocoso! Lo siento, pero tendrás que echarme una mano.”
Cuando el Abuelo Virion fija su mirada en el lugar de la explosión disperso mi hechizo.
“Abuelo, ¿qué está pasando? ¿Ha aparecido un intruso?”
“¡Bah! ¿Crees que tendría tantos problemas si solo fuera un intruso?”
Virion chasquea la lengua debido a la frustración.
“Entonces, ¿quién…?”
*¡BOOOOM!*
“¡Abuelo! ¡¡Detén esta cosa!! ¡No puedo controlarlo~~~~!”
Del agujero gigante de la mansión aparece Tess rodeada de decenas de zarcillos de color verde esmeralda hechos de maná que se balancean esporádicamente, destruyendo todo lo que golpean.
Por supuesto. No puedo evitar maldecir en voz baja. Mi primer pensamiento es culpar a Windsom, ya que se suponía que él la había curado de la Voluntad de la Bestia que estaba tratando de apoderarse de su cuerpo; sin embargo, prestando atención, dado que Tess todavía está consciente y mete bastante ruido, deduzco que lo más probable es que no puede controlar el maná que suelta.
“¡Tsk! Esa aura es bastante aterradora. Estas enredaderas con forma de tentáculo protegen a Tess y atacan cualquier cosa dentro de su alcance. Aunque trate de cortarlas, más zarcillos toman su lugar. Mocoso, te apoyaré desde atrás, intenta llegar a Tess; mis técnicas no son realmente útiles para nada más que asesinar y, en este momento, necesitamos una forma de dominar esta aura.”
Hago un asentimiento afirmativo en dirección a Virion y doy un paso adelante, concentrando más maná a mi alrededor.
“Anciano Virion. ¡Nosotros también podemos ayudar! Por favor, díganos cómo…”
“¡No! Vosotros seréis inútiles contra ella. Simplemente, despejad el área y aseguraos de que nadie se acerque aquí.” – dice el Abuelo Virion agitando la mano sin mirar atrás.
Echo un vistazo a los desconcertados guardias. Al llegar, cuando verifiqué el nivel de sus núcleos de maná, parecían estar alrededor de la etapa naranja sólido a naranja claro, que se consideraría de nivel superior considerando su edad.
“Pero, anciano, el niño es…”
“¡Largaos! ¡Ahora! No tengo tiempo para esto.” – gruñe el Abuelo Virion.
Estos guardias de élite, que probablemente nunca les han llamado ‘inútiles’ en toda su vida, murmuran confundidos, y me lanzan una mirada peculiar antes de despejar el camino.
“¿Sabes, Abuelo? Lo más probable es que podrían haber sido de ayuda.”
“Cuanto menos sepa la gente acerca de los poderes de mi nieta, mejor. Al menos tal y como están las cosas. Ahora, concéntrate, mocoso.”
Suspira, manteniendo su mirada en Tess.
“Sí. Sí, señor.” – digo sonriendo.
“¡Vamos!”
A la señal del Abuelo Virion, nos dirigimos hacia la dirección donde se encuentra Tessia, que está en el borde de la mansión. Aumento mis piernas con maná de atributo de viento y espero hasta que se forme un vendaval condensado debajo de mis pies antes de despegar del suelo. A pesar de que la espalda de Tess está frente a nosotros, los zarcillos responden tan pronto como nos acercamos. Inmediatamente, las enredaderas que se balanceaban erráticamente se enderezan y se disparan en nuestra dirección.
“¡Sigue adelante! ¡Te cubriré!” – grita desde atrás el Abuelo Virion.
Mientras le doy la espalda, solo por el cambio en su voz, resulta obvio que el Abuelo Virion ha activado la primera fase de su Voluntad de Bestia. Los dos nos abrimos paso cada vez más cerca de donde Tess lucha por controlar el aura verde esmeralda que la rodea.
Continúo utilizando hechizos de viento, temiendo que el aura pueda conducir hechizos de atributos de rayo; ya estamos en un entorno mayormente de madera, así que me abstengo de utilizar cualquier hechizo que pueda causar un incendio.
Tan pronto como nuestras cuchillas de viento cortan los zarcillos, estos se desvanecen y otros zarcillos ocupan su lugar. Esto no está funcionando. Respiro hondo, confiando en que el Abuelo Virion me cubra durante un par de segundos.
Cuando termino de recitar mi conjuro, siento una pérdida considerable de maná, junto con una ligera sensación de hormigueo recorriendo todo mi cuerpo.
“Impulso de trueno.”
Resulta evidente: los zarcillos están creciendo en número y parecen abrumarnos en cámara lenta. Tengo el lujo de echar un vistazo hacia atrás; hasta los ataques del Abuelo Virion se han ralentizado lo suficiente como para poder ver sus movimientos.
Esquivando los zarcillos, evito gastar maná en otros hechizos hasta que llego a Tessia. Cada paso adelante en este punto implica esquivar al menos cinco zarcillos, hasta que finalmente llego al brazo de la problemática Princesa. Agarrándola por la cintura, preparo mi hechizo final.
“¡Eek! ¿A-A-Arthur?” – chilla Tess por la sorpresa.
Antes de tener la oportunidad de responder, los tentáculos se retraen repentinamente y se juntan alrededor de nosotros dos para sacarnos de la mansión a través del agujero hecho por la explosión. Con mi hechizo aún activo, puedo reaccionar a tiempo para abrazarla antes de que los dos nos elevemos por los aires.
“¡KYYYAAAAAHHH!”
La voz de Tessia resuena lo suficientemente fuerte como para que todo el Reino la oiga, probablemente.
“¡Agárrate fuerte!”
Cierro los brazos alrededor de ella y la rodeo con una capa de maná protector antes de lanzar mi hechizo.
“Cero absoluto.”
La cantidad de tiempo que tardo en lanzar mi hechizo es mucho mayor, ya que ahora no estoy usando la segunda fase de mi Voluntad de Dragón. Mientras la capa de escarcha se extiende lentamente a nuestro alrededor, congelando los zarcillos que intentan desesperadamente separarme de Tess, he de mantener mi concentración al máximo para completar el hechizo.
“¡Rómpete!” – rujo antes de dar una patada a los zarcillos completamente congelados, rompiéndolos en innumerables pequeños fragmentos de brillantes diamantes.
Ha sido una apuesta intentar congelar los zarcillos que Tess manifestaba y, como era de esperar, mi hechizo no es lo suficientemente fuerte como para congelar todo por completo, pero con esto logro separar los zarcillos de su fuente de combustible, Tess.
Tess tiene una mirada vidriosa en los ojos mientras cuelga de mi cuello, hipnotizada por los miles de fragmentos de hielo que caen reflejando las luces ámbar de la ciudad. Nuestros ojos se encuentran y Tess se sonroja de inmediato. A modo de respuesta, yo le mando un guiño juguetón.
“Ey. Hola.”