lunes, 24 de junio de 2024

SC Capítulo 123

Volumen 6
Capítulo 123
Traducido por Jefazo
Corregido por Noe
Editado por Jefazo y Tars


“Yo... yo forcé a Rin a esto...” En el patio trasero del Vaticano. Isabel estaba llorando con la cara enterrada en sus rodillas. Se sentía culpable por haber arrastrado hasta allí a Rin. “Quería negarme a la orden de Su Santidad... Pero tenía miedo... Sé cuánto odia Rin al actual Vaticano... Es por mi culpa... Rin volvió aquí por mi culpa...” Cassus trató de calmarla. “Si hubieras rechazado la orden de Su Santidad, Rin habría sido traída de vuelta por otra persona. Al menos debería estar agradecida de que lo haya hecho educadamente una amiga, en lugar de ser arrastrada por otra persona. Así que, por favor, no te castigues.” “......” Isabel levantó lentamente la cabeza. Le miró con los ojos húmedos. Se apartó con cuidado el largo pelo platino de los ojos y preguntó suavemente. “Rin... ¿Qué pasará con ella?” El Papa había convocado a los miembros de alto rango de la Iglesia para determinar su destino. Isabel quería estar presente, pero el Papa no le dio permiso, lo que la puso más ansiosa. No quería que Rin fuera tratada injustamente. Cassus no podía decir nada. ‘Puede que Rin... Puede que la priven de sus cualificaciones o, en el peor de los casos, puede que pida que la maten.’ En apariencia, las Hijas de Rebeca eran tratadas como seres sagrados únicamente superados por el Papa y recibían el respeto de todos. Sin embargo, los altos cargos de la Iglesia consideraban a las Hijas de Rebeca como meras armas poderosas. Mientras se conservaran los tres artefactos divinos, ellas podrían ser reemplazadas en cualquier momento. ‘Ahora mismo, las Hijas de Rebeca son personas que sirven al Papa. Pero son una espina en sus ojos. Querrá nuevas hijas que le sean incondicionalmente leales.’ El Papa tratará de pasar los tres artefactos divinos a nuevas personas. ‘Rin no es la única en peligro. Puede que tarde o temprano, sea el turno de Isabel...’ En ese momento, el corazón de Cassus se desplomó. Las Hijas de Rebeca habían sido criadas en la Iglesia. ¡Solo sabían existir como sirvientas de la Iglesia! ‘...Una vez que se vuelven inútiles, son abandonadas.’ ¿Por qué debe suceder algo tan terrible? ‘Es un pobre destino.’ Isabel solo tenía 17 años y Rin 19. Habían nacido con un Poder Divino inherentemente alto y se les había enseñado a luchar y a ser leales a la Iglesia desde niñas. Si ahora fueran abandonadas, ¿serían capaces de adaptarse a la vida ordinaria? Sería aún más desafortunado que las mataran. Era demasiado duro para ellas morir sin sentir el calor de la familia, de los amigos o incluso de un amante. “Además...” Una vez que eligieran nuevas Hijas de Rebeca que fueran absolutamente leales al Papa, nadie podría detenerlo jamás. A partir de entonces, la Iglesia de Rebeca caminaría por la senda de la corrupción total. Se le estaba yendo de las manos. “Alguien...” Cassus, que normalmente era sereno e inexpresivo, no pudo ocultar lo que estaba pensando. Y así, derramó lágrimas por primera vez en su vida. “Alguien, por favor... Sálvenos...” “¿Cassus...?” Isabel se sintió avergonzada por el inusual aspecto de Cassus. No tenía ni idea de qué hacer. “¿Por qué lloras de repente? ¿Es por mí? ¿Estoy tan deprimida que te hago llorar? Perdóname. Lo siento, así que no llores más. Todo está bien. Rin estará bien, y algún día la Diosa Rebeca guiará a Su Santidad al camino correcto.” Isabel era de espíritu libre. A pesar de haber sido educada duramente por la Iglesia, tenía una fuerte personalidad. Muchas veces cansaba a la gente, pero tenía un corazón cálido como el sol. ¿Estaba en la posición más difícil y, sin embargo, sonreía y consolaba a sus subordinados? Cassus se entristeció al pensar que esta vida sagrada, hermosa y cálida se acababa. En el momento en que estaba a punto de estallar en sollozos. “¿Por qué llora un gran hombre? ¿Eh? Especialmente delante de una chica. Qué vergüenza.” “¡…...!” ¿Por qué le resultaba familiar esa voz? Cassus se sorprendió por la aparición de una figura inesperada y se apresuró a mirar hacia atrás. Un joven de pelo negro estaba allí de pie con una sonrisa. “Ha pasado mucho tiempo, Cassus.” “¡Grid...!” El Castillo Winston había pedido el apoyo de un sacerdote para fabricar el Escudo Divino, y Cassus había sido enviado para realizar esa labor. En ese momento, Cassus se había unido a Grid mientras producían dos escudos. Pero nunca soñó que esta relación volvería a continuar. ¿Por qué había venido Grid al Vaticano? “¿Por qué estás aquí...? No...” Los ojos de Cassus se abrieron de par en par en medio de su pregunta. Era debido al poder mágico maligno y a la sangre de vírgenes que provenían de la capa que Grid llevaba puesta. “¡Esa capa...!” Isabel no tardó en continuar: “Esa es la Capa de Malacus.” “La Capa de Malacus... ¿En serio?” “Sí.” Isabel había tenido anteriormente varios encuentros con Malacus. Se debía a que ella había atacado varios sitios donde Malacus estaba ofreciendo vírgenes como sacrificios. Sin embargo, fue interrumpida cada vez, por lo que siguió perdiéndolo, pero había escuchado rumores de que poderosos soldados de Winston habían destruido a Malacus. Uno de esos poderosos parecía ser este joven. “Es un honor conocer a tan poderoso guerrero.” “¡Ah! ¡Tú!” Grid miró a Isabel y se sobresaltó. Luego se emocionó al reconocerla. “¡Ladrona, mi Escudo! Ah, esta... ¡Ah! ¡Así es! ¿Era la Hija de Rebeca? ¡Hija de Rebeca! ¡Dame mi escudo!” “¿Qué?” Isabel se había encontrado con Grid en el Castillo Winston. Pero no se acordaba de él porque no lo había visto en ese momento. Cassus le explicó a Isabel que estaba desconcertada. “Es el herrero de Winston. Es el creador del Escudo Divino que estás sosteniendo.” “Ooh, ¿en serio? ¿Este joven tiene ese tipo de habilidades de herrero? ¿Eh? Pero, ¿cómo puede un herrero matar a Malacus?” Grid se dirigió hacia la perpleja y admirada Isabel. Luego exigió sin dudar: “Dame mi escudo.” Isabel se sintió avergonzada. “Agradezco que hayas derrotado a Malacus. Pero no puedo ayudarte. El Escudo Divino Perfecto es un arma peligrosa, así que hemos decidido retirarlos todos. Ese otro escudo que hiciste, ¿podrías devolvérmelo, por favor?” “¿Qué?” Grid estaba consternado. “¿Sabes cuánto dinero gasté en hacer estos escudos? ¿Tienes idea de lo valioso que es? Puedo hacerme rico si lo vendo.” “Lo entiendo, pero... lo siento. No se puede evitar. La política ya está fijada.” “¡M-Maldición!” Grid estaba malhumorado ante la idea de perder su Escudo Divino Perfecto. ¿Cómo podía estar tranquilo cuando le iban a robar objetos valorados en cientos de millones de wons? Al final, la cara de Grid se puso roja mientras se preparaba para luchar. “No derramaré sangre si me das el escudo inmediatamente.” Grid era actualmente nivel 150. Era diferente a cuando su escudo había sido robado por el seguidor de Yatan. Su confianza ahora era desbordante, a pesar de enfrentarse al paladín más fuerte de la Iglesia de Rebeca. Cassus trató de hablarle mientras Grid sacaba la gran espada. “Grid, por favor, cálmate. Empecemos primero con una conversación. ¿Por qué has venido aquí?” “¡Ah, tú! ¿Qué estás diciendo? ¿Parece que quiero hablar ahora mismo? ¿Eh?” “Grid, por favor. Cálmate.” Cassus hizo una profunda reverencia. Grid recordó la vez que hizo los objetos con Cassus y se calmó un poco. Luego le explicó: “Vine a ver al Papa.” “¿A Su Santidad?” “Tengo algo que quiero que bendiga... También quería pedirle que me devuelva el escudo.” “Hah...” Cassus sintió que era misterioso. Era asombroso reencontrarse con alguien que él pensaba que era simplemente una relación pasajera. ‘Todo esto es obra de la Diosa Rebeca...’ ¿Qué significaba su relación con Grid? El momento en que Cassus estaba profundamente interesado. “¿¡…..!?” Una potente explosión sonó desde el interior del Vaticano. La cara de Isabel se puso blanca. “Este poder divino... ¡Es de Su Santidad!” Sin duda, algo le había ocurrido a Rin. ¿Estaba el Papa haciéndole algo terrible mientras ella estaba aquí? Isabel se preocupó por la peor situación y corrió hacia el Vaticano inmediatamente. Pero Cassus le bloqueó el paso. “¿No te ordenó Su Santidad que no entraras? No entres. Si rompes su orden, Su Santidad te castigará junto a Rin.” Cassus estaba convencido de que Rin estaba siendo castigada. Isabel apretó los dientes. “En efecto... ¡Tengo que salvar a Rin de Su Santidad!” Un círculo dorado se dibujó en el espacio vacío. Entonces una lanza blanca emergió de él. Era uno de los tres artefactos divinos de la Iglesia de Rebeca, la Lanza de Lifael. Grid observó la lanza con admiración. ‘No la había reconocido antes, pero ¿no es un arma enorme? Es mucho mejor que la Lanza del Vendaval que yo hice. No, está unas cuantas veces mejor que Dainsleif (Reproducción).’ Solo había una persona que podía producir un arma como esta. “¡Pagma...!” Encontró una pista de Pagma en un lugar como este. Grid agarró con entusiasmo la Lanza de Lifael. “¡Hey! ¡Déjame ver esto!” “¿Qué?” Isabel se enfadó más ante las acciones de Grid y agitó con firmeza su lanza. Se había atrevido a poner su mano en un arma sagrada. Quería arrojar el cuerpo de Grid contra un árbol que estaba a 100 metros de distancia. Sin embargo... “¿Eh?” La lanza no se balanceaba libremente. Era porque la Fuerza de Grid al agarrar la lanza estaba más allá de lo que esperaba. “¡Eek!” Isabel blandió la lanza con toda su Fuerza. Entonces el cuerpo de Grid fue lanzado 30 metros y rodó por el suelo. “Uhh...” Grid sintió que su visión se nublaba. Apenas consiguió levantarse. “¿Qué? ¿Qué pasa con la fuerza de esta chica?” Grid había dejado de poner puntos en Inteligencia después de asegurarse una cierta cantidad de maná. Entonces invirtió todos sus puntos en Fuerza. En el nivel 150 y combinado con los efectos de sus títulos, Grid tenía más de 1.500 de Fuerza. Tenía el poder de romper rocas blandiendo un puño. La Fuerza de Grid había crecido hasta un nivel en el que Toon ya no podía competir. Sin embargo, esta enorme fuerza no era rival para Isabel. ‘Vaya, parece que las Hijas de Rebeca no es un nombre vacío.’ Era una chica delgada, ¡pero ejercía una fuerza física que superaba los límites de los humanos! Isabel llegó a la puerta principal del Vaticano mientras Grid la miraba. “¡Isabel! Por favor, ¡detente!” “¡Solo espera un poco más, Rin, te salvaré! Cassus no alcanzó a detenerla. Isabel abrió las puertas del Vaticano, llena del deseo de salvar a Rin. Pero en ese momento. ¡Kwaang! Una chica de pelo morado descendió del tejado del Vaticano y atacó a Isabel. “¡Tú!” Isabel se quedó atónita mientras apenas lograba defenderse del ataque. ¡La chica que apareció de repente en la entrada del Vaticano! Era la última de las Hijas de Rebeca y la dueña del Escudo de Everiel, Luna. “Aquí... No puedes entrar.” Isabel le gritó: “¡Luna, apártate de mi camino! Rin está en peligro.” Luna negó con la cabeza. “Las órdenes de Su Santidad son absolutas... Tengo que seguirlas.” “De verdad... ¿De verdad no puedes? Te pido este favor.” Suplicó Isabel. Pero Luna se mostró inflexible. “Lo siento... No puedo.” Luna era la más joven de las Hijas de Rebeca. Tenía 14 años por lo que el lavado de cerebro era todavía fuerte. A diferencia de Isabel y Rin que pensaban por sí mismas, ella solo obedecía órdenes. Había sido la que había tenido más logros al suprimir la rebelión hace tres meses, y había sido la más favorecida por el Papa. “Es imposible romper el Escudo de Everiel... ¡Esto no puede ser... Rin...!” Isabel era muy consciente de que no podía persuadir a Luna y se sentía desesperada. En este momento, Rin estaba sufriendo sola. Isabel era la única que podía salvarla, pero ¿por qué la Diosa le estaba poniendo tantas pruebas? “Diosa, ¿estás desechando a Rin...?” En el momento en que Isabel sintió desesperación... Una ventana de notificación parpadeó frente a Grid.

¡Ayuda a la Iglesia de Rebeca!
Dificultad: Misión de clase.
La Iglesia Rebeca es una religión con profundos lazos con Pagma. Todavía se habla de la amistad entre el 5º Papa Francisco y Pagma cientos de años después.
Como Descendiente de Pagma, estás obligado a ayudar a la Iglesia Rebeca que está siendo corrompida por el 13º Papa Drevigo.
¡Mata al Papa Drevigo!
¡Ayuda a la Iglesia Rebeca!
Condiciones para completar la misión: La muerte de Drevigo.
Recompensa: La bendición de la Diosa Rebeca.
- Esta es una sub-misión de la segunda misión de clase. Si fallas esta, no cumplirás las condiciones para completar la misión de segunda clase.
“¿Están locos?” ¡Mira la ventana de advertencia! Si fracasaba en esta misión, fracasaría en la misión de su clase. Grid no podía entenderlo. “Mierda, ¿qué es esta locura? Esta una misión tiene que estar mal. Ah, esto es realmente... Si fallo... ¿Eh?” Grid se estaba quejando cuando su mirada se posó en la lanza que Isabel tenía en la mano. Una flecha transparente, visible solo para los ojos de Grid, apuntaba hacia esa arma.