domingo, 21 de enero de 2018

Volumen 18 Capítulo 3

Volumen 18 Capítulo 3
Libre
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder

Atravesaron desiertos, ríos y unas llanuras en su recorrido hacia el Sur. Tuvieron que pagar sobornos bastante caros para poder cruzar la frontera al llegar a la aduana de algunos países. Allá donde terminaba el desierto encontraron dos ríos en los que diversos animales paraban a tomar agua. Había todo tipo de criaturas del reino animal, como antílopes, cebras, guepardos, chacales, búfalos, monos o ciervos. Además, el cielo estaba lleno de bandadas de pájaros de coloridos plumajes. “Es bastante sorprendente, como un pequeño zoológico.” – le dijo Jong-Beom a Lee Hyun. ¡Animales en un desierto árido! “Tienes razón.” – contestó Lee Hyun. Los gorriones que se posaban en las líneas telefónicas no tenían ni punto de comparación con los sentimientos que sentía al observar ciertos animales de la zona, como el flamenco rosado. El jeep estaba construido con acero reforzado, por lo que no tenían miedo de los ataques de los animales, aunque aún tenían que tener cuidado de no volcarlo. Lee Hyun conducía por un camino complicado mientras seguía a Jong-Beom. No podía cansarse de admirar a los distintos animales. En Corea casi todos los animales estaban cautivos en jaulas, pero aquí había herbívoros pastando por todas partes; incluso había jirafas de largos cuellos que miraban alrededor para vigilar a las peligrosas bestias salvajes cercanas. Se cruzó con hambrientos leones que deambulaban buscando sus presas y con cocodrilos que nadaban por el río. Por la noche tenían que dormir dentro de los vehículos. ¡Grrrrrrrrrr! ¡Ooooohuuuuuuuuuuuuuuuuuur! ¡Grororoooooooooroooooo! ¡Lululululuuuuululu! ¡Piru piru piru! ¡Brrrrrrrrrrrrr! Hyun temblaba debido a los ruidos nocturnos que hacían los animales. Las noches en África eran peligrosas. Se dedicaron a entregar medicamentos a las aldeas de las praderas y suministros a las ciudades más grandes. Aunque Lee Hyun estaba satisfecho con lo que estaban haciendo, había algo que le molestaba. La tierra era muy hermosa, al igual que los animales, pero notaba que la verdadera realidad era lo enraizada que estaba la pobreza en la gente. África era el gueto más grande del mundo y nadie podría calcular cuántos niños morían de hambre en un lugar como este. Un par de zapatos comprados en Corea sería suficiente para salvar la vida a diez niños en África. ‘Comparado con esto yo no he sufrido nada. Tengo que reflexionar más y, de ahora en adelante, esforzarme más y trabajar aún más duro.’ En lugar de llorar por el pasado, su verdadera motivación era para el futuro. La vida, la naturaleza, el destino, los sueños… Al ver la vida en África se daba cuenta de que el mundo no era justo. Mientras algunas personas se reían viendo la televisión, una gran cantidad estaban enfermas, hambrientas y moribundas. No tenían posibilidades de recibir ninguna educación ni podían soñar con lo que harían como adultos. ¡Viajar! Al principio no había querido ir a ninguna parte, pero ahora no lo lamentaba. Ya llevaba cuatro días en África y en solo uno más llegarían a su destino. Lee Hyun se quitó la prenda que le cubría la cara; había polvo por todo su cuerpo. “Hermano Mayor, ¿dónde estamos?” “En el corazón de África.” El llamado corazón de África era una ciudad llena de grandes edificios donde los turistas llenaban las tiendas, creando una economía estable y haciendo que muchas multinacionales se pudieran establecer en la zona. “Hemos terminado de entregar todos los medicamentos, tenemos el resto del día libre.” “Voy a tomar un baño.” Lee Hyun y Jong-Beom fueron a un hotel para darse un merecido baño y luego se fueron a recorrer la urbe africana. Por la ciudad pudieron ver viajeros de todo el mundo. Además, se cruzaban con negros por todas partes, incluso en los callejones de los barrios más marginales. La ciudad tenía muy buena seguridad, pero la gente tenía cuidado de no acercarse a Lee Hyun y Jong-Beom; debido a las ropas que llevaban puestas, parecían pertenecer a un grupo de bandidos del desierto.
* * *
Al día siguiente tomaron un avión desde el Norte de África hacia Europa; para esto tenían que cruzar el mar Mediterráneo. “¿A dónde vamos ahora?” – preguntó Lee Hyun cuando vio a Jong-Beom ajustándose un paracaídas. “Nos bajamos ahora mismo.” “¿Sí?” “Todo hombre debe probar un salto en paracaídas.” Lee Hyun miró por la ventana del avión. Se podían ver pequeñas casas en el suelo y un camino que parecía un borrón. “Nunca he hecho paracaidismo.” “Ahora sabrás lo que es.” Después de escuchar una pequeña charla sobre cómo saltar, se pusieron los paracaídas. Afortunadamente, el piloto francés había aprendido el arte de la espada en el dojo por lo que hablaba algo de coreano. “¡Abierto!” La puerta del avión se abrió haciendo que sus cuerpos se sacudieran por el viento. “¡Voy primero!” – dijo Jong-Beom gritando a la vez que se lanzaba por la puerta y empezaba a caer hacia el suelo. Al verlo, Lee Hyun cogió tanta carrerilla como pudo y saltó detrás de él. En ese momento se dio cuenta de que se encontraba en medio del cielo azul mientras sentía el viento fluir por su cuerpo, a la vez que descendía hacia el suelo. ¡Era como cuando había caído desde Lavias, la Ciudad del Cielo! Con todo su cuerpo en caída libre, sintió que tenía la libertad para ir a cualquier parte.
* * *
En un hotel de cinco estrellas en París, Francia. Lee Hyun y Jong-Beom se alojaban juntos en el ático del hotel. Después de registrarse, el personal del hotel les lanzó una mirada extraña malinterpretándolos; había mucha más gente homosexual en Corea que en Europa. “¡Bebamos!” – exclamó Jong-Beom mientras arrojaba su mochila. Sacando su cuchillo, abrió una botella de vino de alta calidad sin necesidad de usar un sacacorchos para luego verterlo luego en una taza de café y bebérselo de golpe. La habitación del hotel estaba equipada con una vinoteca. “¡Ah, qué refrescante! ¿Hay whisky o soju por aquí?” – como buen coreano disfrutaba bebiendo soju. – “¡No hay nada como beber soju!” “Es buena tu honestidad. ¿De verdad hay estudiantes de secundaria y universitarios que beben vino? ¡El soju es lo mejor!” No podía entender el sabor y el olor del vino, ¡era amargo! “No entiendo por qué es tan caro, es el peor tipo de bebida.” – dijo Jong- Beom, que era incapaz de disfrutar del vino por su sabor desagradable. ¡Insultaba a todos los amantes del vino del mundo! Por otra parte, el soju es bueno para acompañar a la carne de cerdo y para beberlo con los amigos. Además crea una buena atmósfera, mucho más sociable. “Una botella de soju es buena en cualquier país.” Lee Hyun y Jong-Beom fueron a la terraza que daba a la torre Eiffel mientras disfrutaban bebiendo dos tazas de alcohol gratis. El alcohol siempre sabía mejor cuando no costaba nada. Desde la terraza podía verse el río Sena y los edificios históricos de París. En Europa había un dicho que decía que las calles de París eran las más hermosas. En la entrada del hotel había estatuas y cuadros brillantes y coloridos, que se extendían por todos los pasillos. Incluso el alcohol que salía de la coctelera helada tenía una sensación exótica. En la televisión estaba emitiendo una película que era popular en Europa y los Estados Unidos pero, aunque el hotel era de cinco estrellas y tenía canales en chino y japonés, no había mucho donde elegir en idioma coreano. “En lugar de quedarnos encerrados viendo la televisión, ¿por qué no salimos a dar un paseo nocturno por Francia?” – dijo Jong-Beom mientras giraba la botella de alcohol. “Vale.” “Coge el paracaídas.” “Sí.” – dijo Lee Hyun mientras tomaba su videocámara. ¡Iba a grabarlo todo! “¡Yuhuuuuuu!” – Jong-Beom soltó un aullido desagradable hacia la cámara mientras caminaba hacia la terraza. “Te prometo que no te quedarás encerrado en un hotel de cinco estrellas, vamos.” – dijo Jong-Beom mientras saltaba dramáticamente desde la terraza. No necesitaban ascensores. Parecía como si quisieran suicidarse, pero eran los únicos sobre el cielo nocturno de París. “Así que este tipo de experiencias forman parte del viaje.” – dijo Lee Hyun mientras saltaba al instante tras él. Abrieron rápidamente el paracaídas y bajaron lentamente hasta el suelo bajo el cielo nocturno de París. El hotel era muy alto, ¡pero el suelo se acercaba rápidamente! Gracias a su experiencia, Jong-Beom aterrizó primero. La gente los miraba extrañada al verlos caer desde el cielo. Entonces, una belleza francesa se acercó y les preguntó en su lengua materna: “Tu es d’ou?” Jong-Beom no sabía francés, aunque por supuesto tampoco sabía inglés, por lo que dirigió una mirada llena de esperanza hacia Lee Hyun. “......” – dijo Lee Hyun poniendo cara de póker. Ambos estaban atrapados con una expresión congelada. Para ingresar a la universidad uno debía tener un dominio básico de inglés, pero eran coreanos y no habían aprendido ningún idioma extranjero, por lo que no tenían ni idea de lo que les estaba diciendo la mujer francesa. “Hermano Mayor, vamos a comer un perrito caliente.” – dijo Lee Hyun tras decidir ignorarla. “Por supuesto, ¿qué tal allí?” – contestó Jong-Beom escapando de la situación. Ignoraron a la belleza francesa y en su lugar se fueron a comer perritos calientes. ¡Plas, plas, plas! Un transeúnte cercano comenzó a aplaudirles, queriendo felicitarlos por haberse lanzado en paracaídas. Se comportaron como turistas ordinarios el resto del día. Fueron al Palacio de Versalles, a los Jardines de Luxemburgo, a la Plaza de la Concordia y al Teatro de la Opera de la Bastilla. Usando los monumentos como fondo, Jong-Beom se sacó fotos revelando los poderosos músculos de su antebrazo. “Listo. Uno… Dos… ¡Tres!” ¡Click! “Ahora ve y posa.” “Sí.” “Bueno, podemos irnos.” Un típico viaje con fotos. Les pedían a algunos franceses o a otros viajeros que les sacaran las fotos. También ocuparon el resto del tiempo comiendo salchichas por las elegantes calles de París. “Los perritos calientes están muy buenos en París.” “Son deliciosos. ¿Qué tal si comemos algunas chuletas de cerdo para cenar?” “Eso suena bien.” Después de una abundante comida nocturna fueron a Alemania. El dojo había tirado la casa por la ventana y les había alquilado unas motos. “Veamos que tal van estas motocicletas de carretera fabricadas en Alemania.” ¡Motos de carretera! “Hay un área de descanso más adelante en la autopista. ¿Paramos a comer unos fideos y patatas fritas?” A continuación fueron a los Países Bajos montados en sus motos de alta velocidad, para luego lanzarse al mar y explorar el fondo del océano para ver a los peces mientras nadaban. Llegaron hasta el Reino Unido y disfrutaron de un partido de futbol. Allí pudieron escuchar a una gran cantidad de turistas y estudiantes coreanos mientras recorrían sus calles. Estaban en la playa de Croyde, en el Reino Unido, mientras soplaba un fuerte viento tormentoso. “Este es un buen día” “¿Este clima es bueno?” Había nubes oscuras en el cielo y parecía que iba a estallar una tormenta en cualquier momento, era el tipo de clima en el que no te sorprenderías si vieras rayos caer sobre tu cabeza. “Según el Maestro tengo que llevarte a surfear.” Lee Hyun y Jong-Beom se pusieron el bañador mientras observaban a la gente de la playa que miraba las olas. Cada vez que llegaba una racha de viento, las olas aumentaban repentinamente de tamaño. Era una fuerte tormenta, de las que solo se veían cada diez años. Cada vez había olas más grandes. “¿Nunca has surfeado antes?” “No.” “Yo tampoco. Debería resultarte fácil, aunque sea la primera vez. Imagina que vas a darte un chapuzón y serás capaz de hacerlo como los demás.” Había unas pocas personas tratando de montar las olas, por lo que Jong-Beom y Lee Hyun intentaron memorizar sus movimientos y acciones mientras caminaban con cuidado por la playa. Normalmente, uno usaría un traje de neopreno para reducir la resistencia al agua. Sin embargo, dejaron la parte superior expuesta; lo único que necesitaban era esa musculosa zona superior del cuerpo, precisamente la zona más musculada y seriamente trabajada. Para la gente, era muy llamativo ver a un asiático como Jong-Beom. “Voy primero.” Jong-Beom lanzó su tabla en el mar e intentó surfear. Sin embargo, las olas lo golpeaban continuamente, haciendo que le costara avanzar. Cuando la multitud de gente vio a Lee Hyun siguiéndolo, sintieron algo de coraje y los acompañaron. Nadar era uno de los pasatiempos favoritos de la República de Corea: ¡todos conocían las bases de la natación! Lee Hyun extendió su tabla y comenzó a mover su cuerpo, brazos y piernas con furia. “¡Y pensar que estoy haciendo esto en el Reino Unido!” El fuerte viento y una lluvia ligera comenzaron a golpear contra su cuerpo. Las olas se elevaban unos pocos metros de altura cada vez que se le acercaban, atrapándolo a él y a su tabla. De hecho, era difícil aguantar toda la presión del agua en el océano. Tan pronto como conseguía volver a agarrar la tabla, otra ola le golpeaba. Esto se repitió hasta doce veces con olas de más de un metro de alto. “Maldita sea.” – dijo Lee Hyun molesto. – “¡Es como cuando me bañaba en el depósito de agua del vecindario en una noche de tormenta!” Cuando era niño no había muchos juegos en los que no hubiera que gastar dinero, así que pasaba su tiempo tratando de atrapar ranas y cangrejos en una zanja del río y, a medida que iba creciendo, intentó encontrar mejores cosas para comer. ¡Hasta que descubrió un embalse cercano! Era un lugar famoso porque entre tres y cinco personas se habían ahogado allí el último año. Y aun sabiéndolo, bajo una lluvia torrencial, Lee Hyun fue a intentar pescar con sus manos desnudas en el depósito, por lo que no había manera de que se rindiera en el mar británico. “¡En la República de Corea más de cien mil personas nadan cada día! Unas aguas británicas no son nada.” ¡Volvió a desafiarlas una vez más! Lee Hyun lo intentó una y otra vez a medida que las olas se hacían cada vez más grandes, pero nunca conseguían arrojarlo a la orilla. “¿Cómo se atreven estas miserables olas…? ¡Soy Jong-Beom!” – gritó con los ojos ardiendo de fuerza de voluntad. Al principio había estado disfrutando de las olas, pero ahora era un desafío. Los músculos de su pecho estaban mojados por el agua y resbaladizos por el sudor. Usando todo su poder, agarró la tabla de surf y saltó. Repitió esto una y otra vez cada vez que fracasaba. ‘Así que todo tiene que ver con el equilibrio, a pesar de todo lo que me rodea.’ – pensó Lee Hyun tras ver los múltiples fracasos de Jong-Beom. Las enormes olas chocaban contra la tabla e interrumpían su equilibrio, incluso cuando conseguía levantarse con éxito. Tenía que invertir el flujo para permanecer erguido. ‘Entonces, en vez de tratar de empujar las olas… ¿debo montarlas?’ Así que se concentró en hacer flotar la tabla sin alterar el flujo de las olas. ‘Puedo hacerlo, imagínate que estás montando en los wyverns…’ El sentido de supervivencia de Lee Hyun. Comparado con la velocidad de los wyverns cuando sobrevolaban el valle, las olas eran algo simple. Debía familiarizarse con su naturaleza para tener éxito. Tenía que adaptarse y para ello recordó cómo peleaba sobre su espalda cuando volaba en los wyverns. Poco a poco, Lee Hyun comenzó a elevarse sobre las olas con su tabla a la vez que se iba equilibrando, para acabar parado en la parte superior de una pared de olas. “¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!” – dijo riéndose Lee Hyun. – “¡He conquistado la tormenta!” Lee Hyun comenzó a gritar en voz alta una y otra vez, estaba totalmente extasiado de la situación. A su lado, Jong-Beom gracias a su cuerpo bien entrenado, estaba ya de pie encima de una ola. ¡Cabalgaban sobre las olas durante una tormenta en el Reino Unido! En la playa había una británica que sostenía su videocámara y grababa toda la escena. Se la habían entregado para que pudiera grabarlo todo. Al llegar la noche, hicieron una fiesta en la playa con cervezas dentro de una tienda. “Los perritos calientes en Europa están buenos.” “Las salchichas blancas también son deliciosas.” Lee Hyun y Jong-Beom bebieron cerveza con todo su corazón y se fueron a dormir.
* * *
“Es hora de ir a otra parte de Europa para esquiar.” Los dos se desplazaron hasta los Alpes. Allí había una estación de esquí recién abierta, pero con muy pocos ocupantes debido a su alto riesgo. La mayoría de personas que iban nunca encontraban el camino de vuelta al albergue. A continuación viajaron a la Plaza Roja de Moscú. Pasaron un breve momento apreciando los diversos sitios históricos para luego tomar el transcontinental entre Moscú y China. Tras pasar unos pocos días en China tenían planeado volver en avión a Corea. “He comprado unos huevos… ¿Dónde está el Kimbap?” Los huevos duros son una necesidad indispensable para los viajes en tren. Tras buscar una zona libre para dormir, observaron el paisaje circundante y la tundra helada. Mirando por la ventana, Lee Hyun no sabía qué decir. Se había encontrado con todo tipo de personas desde África hasta Asia Central. Desde el sol caliente y la arena, hasta el viento y las aguas del norte. La cultura europea y los edificios históricos eran geniales. Las esculturas y las pinturas daban sensaciones reales y, a pesar de que solo vivía en un pequeño pueblo, ver que existía un mundo tan grande fue una sorpresa para Lee Hyun. ‘Cuánto espacio.’ La República de Corea no se podía comparar con un país como Rusia, los precios de los inmuebles cercanos a las ciudades se habían disparado durante el boom económico. ‘¡Y pensar que habría un lugar como este en la tierra…!