jueves, 2 de octubre de 2025

JDR - Capítulo 326

Capítulo 326

¡Un enorme botín!
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

Tras recibir dos golpes en la cara con el frío acero de una bayoneta, Wabu supo que ya no podía fingir estar muerto mientras se tiraba en el suelo. Al final, solo pudo abrir los ojos a regañadientes. “No disparen…” Lentamente movió sus manos a los lados de su cabeza, con las palmas hacia adelante, señalando que estaba desarmado. El soldado que sostenía el rifle no perdió el tiempo en hablarle y simplemente apartó el arma de una patada. “Levántate.” Wabu obedeció sin rechistar, poniéndose de pie con las manos en la nuca. Luego siguió al soldado hacia la posición de la Nueva Alianza. Horas antes, un dron había volcado el tanque del líder de la compañía Bagro, y Wabu había quedado inconsciente mientras cargaba junto a la formación blindada. A su alrededor, sus amigos yacían muertos o mutilados. Los que habían sobrevivido les faltaban extremidades, y sus gritos de dolor resonaban como aullidos de lobos. Se consideraba afortunado. Quizás debido a su despertar, solo había sufrido heridas leves. Para cuando Colmillo de Oso lideró a la brigada en un asalto a la colina sur, ya había recuperado el conocimiento. Sin embargo, Wabu no se levantó inmediatamente. Especialmente cuando vio a sus compañeros rodando colina abajo uno tras otro, temiendo que lo pudieran empujar para rellenar la línea ofensiva, simplemente cerró los ojos y fingió haberse desmayado. Pero al hacerlo, se quedó dormido sin querer. Cuando despertó, los que acababan de subir la colina ahora descendían a toda prisa en una retirada desesperada… Con una bayoneta apuntándole, Wabu finalmente puso un pie en el campo de batalla, pero ahora como prisionero. Había bastantes personas apostadas a su alrededor. La Nueva Alianza había fortificado la posición. Algunos prisioneros fueron enviados a construir posiciones de artillería, mientras otros se agachaban nerviosamente en el terreno irregular. Cuando Wabu los vio cavando hoyos, un escalofrío le recorrió la espalda. ‘¿La Nueva Alianza planeaba enterrarnos vivos?’ Ése fue su primer pensamiento. Pero si lo pensaba bien, eso en realidad no tenía sentido; incluso si esas personas quisieran enterrarlos, sería mucho más fácil hacerlo al pie de la colina que aquí. Al norte se podía ver las llamas de una fogata. Parecía que la Nueva Alianza ya la había ocupado. Al recordar tiempos pasados atrás, Wabu no pudo evitar sentir una punzada de desesperación. Lamentaba haber escuchado esos rumores y haberse unido a la Tribu Mastica Huesos. Aquí no había bebidas interminables ni festines inagotables, ni prisioneras encantadoras, ni tesoros incontables. En los últimos meses, solo había visto excrementos de rata cubriendo el suelo y madera podrida flotando en las alcantarillas, junto con el poco apetitoso trigo verde y raíces shofar… Eran basura que, en el Estado Libre de Bugra, solo comían esclavos y carroñeros. Había venido para hacer fortuna, no para convertirse en carne de cañón. Si hubiera sabido lo grave que era la situación, ¡nunca habría venido! “Ve a agacharte allí.” Al oír la voz a sus espaldas, Wabu vio interrumpidos sus pensamientos y, sin atreverse a resistirse, se acuclilló junto al resto de prisioneros. Allí reconoció varias caras familiares. Un depredador del Estado Libre de Bugra, igual que él, lo miró sorprendido. “¿Wabu? ¿Sigues vivo?” – susurró. “Una explosión me dejó inconsciente… Me acabo de despertar. ¿Qué pasó?” – murmuró consternado. Una expresión amarga se dibujó en su rostro. “Cargamos hacia la colina, pero sufrimos grandes pérdidas. La Nueva Alianza lanzó rápidamente un contraataque; la colina estaba abarrotada de gente…” Durante 10 minutos, relató lo sucedido en el campo de batalla. Describió el cañón que volaba sobre sus cabezas, el olor a carne quemada de las trincheras… Wabu empezó a sudar. En ese momento, un oficial se acercó. El hombre que contaba la historia se quedó inmediatamente en silencio y los demás interrumpieron sus conversaciones en voz baja. El oficial intercambió algunas palabras con el soldado que custodiaba a los prisioneros, y este se acercó poco después hasta ellos. “Necesitamos dos voluntarios. Es una tarea asignada personalmente por el Administrador. Un buen desempeño podría resultar en una reducción de la condena. ¿Alguien dispuesto a ofrecerse?” Los cautivos intercambiaron miradas inseguras, pero nadie se atrevió a acercarse. En cambio, retrocedieron, temiendo que esta misión especial implicara ser arrojados a una olla o que les extrajeran los órganos. Al fin y al cabo, ellos mismos eran capaces de hacer esas cosas. Wabu estaba igualmente aterrorizado, pero cuando escuchó la posibilidad de una sentencia reducida, no pudo evitar tragar saliva. “Yo…” – dijo mientras levantaba una mano temblorosa. El oficial que estaba junto al soldado lo miró fijamente. “Nombre.” “Wabu.” – respondió rápidamente. “¿Eres del linaje de Colmillo Dorado?” “No.” – respondió Wabu nervioso. – “Soy del Estado Libre de Bugra. Solía ser cazarrecompensas.” El oficial asintió, garabateó algo en un cuaderno y luego le hizo un gesto para que lo siguiera. “Sígueme.”
* * *
Aunque la batalla había terminado antes del mediodía, la limpieza del campo de batalla continuó hasta la puesta del sol. No todos los depredadores se rindieron con las manos en alto; algunos se escondieron en el pinar, mientras otros fingieron estar muertos bajo los cuerpos de los caídos. Chu Guang asignó la tarea de limpiar el campo de batalla a la Segunda Legión y algunas legiones de novatos que estaban por debajo del nivel 5. La mayoría de esas legiones se habían creado hacía poco y ni siquiera estaban a su capacidad máxima, pero tenían algunos jugadores potencialmente prometedores. Independientemente de si eran útiles en ese momento o no, valía la pena cuidarlos. En cuanto a la fuerza principal, Chu Guang los condujo a la colina norte para renovar las posiciones de los depredadores y hacerse cargo de los suministros que habían almacenados. Tras esta batalla se habían obtenido 30 camiones, incluidos los suministros almacenados en ellos. Esos vehículos eran los que transportaban los suministros para la fuerza expedicionaria de la Legión. Estaban equipados con una potente máquina de vapor portátil y ofrecían una capacidad de carga y todoterreno ligeramente superior a la mula eléctrica desarrollada por la Nueva Alianza. También eran más sencillos de operar. Sin embargo, su maniobrabilidad era pobre y eran notablemente ruidosos. Este tipo de camión era adecuado para el transporte a gran escala y de larga distancia, como el comercio interprovincial. Por ello, Chu Guang planeó asignar la mitad a la Asociación de Comerciantes y mantener el resto como reserva estratégica. Aparte de los camiones, lo que más sorprendió a Chu Guang fueron los 27 tanques Conquistador. ¡Y 10 de ellos estaban en condiciones de repararse! En cuanto al resto, tenían importantes daños causados por la explosión de las municiones o incendiados por alguna grieta en las tuberías de combustible. Al menos pudieron salvar varias torretas y motores. En cuanto al resto, pudieron llenar dos almacenes con rifles Destripador, rifles de asalto Espada, metralletas Pu-9, panzerfaust, escopetas, varias ametralladoras ligeras y pesadas, morteros de 60mm y varios equipamientos para infantería. Era suficiente para arma media división. Y ahora todo fue a parar al arsenal de la Nueva Alianza. Aunque a los jugadores no les gustaba demasiado esos equipos con municiones complicadas de encontrar, venderlos como mercancías a los asentamientos de supervivientes de las provincias orientales era una idea excelente. Después de todo, no todos preferían equipamiento de alta tecnología de la Compañía. Un equipo potente, duradero y fácil de mantener era mucho más útil que las armas de alta tecnología que dependían de la logística.
* * *
En el campamento temporal de la Nueva Alianza, a la entrada de una cueva que se usaba como almacén. Chu Guang no pudo evitar suspirar emocionado al ver como los jugadores de tipo fuerza cargaban el botín en los camiones. ‘Gracias universo. Esto es más que una gran victoria. ¡Que ganancia inesperada!’ El almacén estaba repleto de rifles y cajas de munición. “Parece que planeaban marchar hacia el sur tras capturar el Valle del Pinar, lanzando un ataque implacable justo en nuestra puerta. Sea como sea, con su potencia de fuego y personal, estos suministros claramente no están preparados para solo dos o tres batallas locales.” Vanus, que seguía a Chu Guang, estaba igualmente asombrado. La cantidad de equipo, munición y suministros superaba con creces sus expectativas. Almacenar tantos recursos en la línea del frente indicaba que tenían grandes planes. Pero mientras Vanus hablaba, frunció el ceño. “…En lugar de decir que me sorprende, es más apropiado decir que me pilló desprevenido.” “¿Te pilló desprevenido?” Chu Guang lo miró con curiosidad. “Mm.” Vanus asintió. Caminó hacia la entrada del almacén, recogió un rifle del suelo con el emblema de un águila dorada grabado en la culata y jugó con él antes de continuar. “Un rifle de asalto Halcón… La 21ª división no podría tenerlos.” Y tampoco la unidad de 1000 hombres que dirigió en el pasado. La Legión no entregaría riles automáticos a clones. Era un desperdicio. Como mucho, les daría subfusiles PU-9 o escopetas a algunos escuadrones suicidas para el combate urbano o de trincheras. Pero rara vez se les daba munición. Después de todo, los clones producidos en lotes de 3 años eran simplemente prescindibles. Su tiempo medio de supervivencia en el campo de batalla no superaba los 10 minutos, así que no había necesidad de darles munición adicional. En cuanto al fuego de supresión, éste podría confiarse a ametralladoras especializadas. “La columna vertebral de la Legión está formada por ciudadanos que han recibido entrenamiento militar. Antes de convertirse en oficiales subalternos, se unen al cuerpo de cadetes para servir en el frente. Este fusil con el emblema del águila dorada grabado en la culata es el arma estándar del cuerpo de cadetes y sirve como prueba de sus estatus…” Al mirar el rifle que sostenía, la expresión de Vanus se tornó ligeramente nostálgica mientras lo dejaba donde estaba. Aunque se había convertido en oficial inmediatamente después de graduarse y no tenía una hoja de servicio en el cuerpo de cadetes, también la había recibido al obtener su primera medalla. “La 21ª División no podría haber tenido semejante arma. Sus principales tareas en el campo de batalla eran la fortificación y la guerra de trincheras; esa es su especialidad.” “Quizás… además de la 21ª División, ¿hay otros desertores que se unieron a la Tribu Mastica Huesos? ¿Algún comandante de brigada del cuerpo de cadetes?” – preguntó Chu Guang tras reflexionar. O tal vez fueron comprados en el Estado Libre de Bugra. Se decía que, en las últimas etapas de la guerra, una gran cantidad de equipamiento de la Legión había llegado a esa región. Una parte fue vendida como botín de guerra por los habitantes del Gran Valle de la Grieta, mientras que el resto fue vendido por los oficiales de logística de la Legión. En cuanto a que los depredadores lo hubieran creado… era muy improbable. Al fin y al cabo, ese emblema dorado no aumentaría el daño de las balas. Incluso si fuera una réplica, no había necesidad de recrear detalles tan innecesarios. “No descarto esa posibilidad, aunque intuyo que es improbable.” – reflexionó Vanus. De repente recordó algo. – “Y hablando de eso… ¿Dónde está su comandante?” La expresión de Chu Guang se volvió algo complicada. “Muerto…” “¿Muerto?” Vanus estaba atónito. Chu Guang asintió. “Mm, le volaron la mitad izquierda de la cabeza y encontramos más de 20 fragmentos de metralla en el cuerpo… Parece que un proyectil explosivo de 37mm cayó en la trinchera. Sin embargo, capturamos a Diente de Oso, al igual que a su subordinado, un hombre llamado Tumen. Era un antiguo comandante de 100 hombres de la 21ª División.” Chu Guang no sabía que más decir. No había conseguido obtener información importante de los suboficiales ni de los comandantes de 1000 hombres que había capturado. Al principio planeaba interrogar al oficial de mayor rango, pero murió por una bala perdida. Incluso había considerado nombrarlo oficial de logística después de ver todo el botín que le habían regalado. Después de escuchar las palabras de Chu Guang, Vanus quedó desconcertado. O, mejor dicho, estaba completamente confundido. Un hombre que había desertado en el pasado, acabó muriendo en un campo de batalla que ni siquiera era el suyo. Reflexionó durante un buen rato, pero no pudo llegar a comprender las intenciones de Dillon. Chu Guang tampoco entendía como ese idiota no se había refugiado en un búnker de artillería. Pero comparado con esas trivialidades, ahora tenía cosas más importantes que considerar. “…Dejemos de lado por ahora de dónde provienen estas armas. Me gustaría escuchar tus sugerencias sobre el próximo plan.” Vanus sabía lo que Chu Guang quería preguntar y reflexionó un momento antes de responder. “Aunque hemos aniquilado 5 brigadas del Clan Colmillo, aún quedan más de 20.000 depredadores en la Ciudad del Continente Occidental. El terreno desde el 4º Distrito Nuevo hasta la zona sur de la ciudad es complejo, y será difícil aprovechar al máximo nuestra movilidad. No es buena idea llevar la línea del frente directamente hacia la ciudad y enfrentarse a los depredadores en una guerra urbana. Mi sugerencia es trasladar las posiciones de artillería de Qingshi a un valle a 5 kilómetros al norte del Valle del Pinar, donde ya han preparado fortificaciones anti-artillería para nosotros. No hay necesidad de mandar gente si podemos resolver los problemas con proyectiles de artillería. A más tardar, esta guerra terminará en 2 semanas.” Al final, esta gente no era más que un grupo de depredadores. La razón por la que se reunieron era simplemente para unir fuerzas y dar rienda suelta a sus instintos de cazar en el páramo postapocalíptico ahora que la civilización se había derrumbado. De los más de 30.000 depredadores estacionados en la Ciudad del Continente Occidental, al menos dos tercios eran oportunistas que habían llegado por su reputación. Su cohesión no se basaba en la fe, la cultura, ni la tradición. Ni siquiera tenían vínculos de sangre. Una vez que no pudieran mantener la racha de victorias, se disolverían. Por no hablar de las aplastantes derrotas en el frente, las constantes bajas y la falta total de esperanza. ¿Un reino de depredadores? Eso era solo una quimera. Quizás solo el mismísimo Colmillo Dorado Triturador de Cráneos creía en ello. Después de escuchar el plan de Vanus, Chu Guang asintió con satisfacción. Porque había estado pensando lo mismo. “Parece que estamos en sintonía.” – Tras una pausa, continuó. – “Sin embargo, no basta con bombardearlos estratégicamente. También necesitamos hacerlo psicológicamente.” “¿Cómo planeas hacer eso?” – preguntó Vanus con interés. “Además de bombas y proyectiles, también mandaremos folletos y transmisiones de radio.” – dijo Chu Guang con una leve sonrisa. – “No solo queremos bombardear a esos asquerosos goblins, sino también agarrarlos de las orejas y decirles que la invicta racha de victorias de la Tribu Mastica Huesos ha llegado a su fin. Hemos aplastado a sus fuerzas de élite en el frente… ¡Y no tienen ninguna posibilidad de victoria! Pero somos un ejército civilizado y no participaremos en masacres sin sentido. Necesitamos hombres para reconstruir el páramo. Y más gente aún para gestionar a prisioneros de guerra. Mientras vengan hasta nosotros con esos panfletos o se rindan a la guerrilla local… Les daremos la oportunidad de empezar de nuevo. Esa es su última y única oportunidad.” “¿Qué es un goblin?” – preguntó Vanus frunciendo el ceño. Pero la idea de lanzar panfletos desde el aire y emitir transmisiones en la ciudad le llamó la atención. Como antiguo comandante de brigada de la Legión, comprendió de inmediato la intención de Chu Guang. Esos panfletos no solo socavarían la moral de los defensores, sino también debilitaría su organización, dejando a los desesperados depredadores de la ciudad sospechando de todos los que les rodeaban. Tendrían que soportar el bombardeo de artillería de la Nueva Alianza y al mismo tiempo ocuparse de las transmisiones desplegadas por los guerrilleros en la ciudad. Controlar los continuos rumores y comprobar si su propia gente se había guardado alguna carta de rendición en el bolsillo. No aguantarían 2 semanas. Verían a los depredadores huir uno tras otro o incluso rendirse en grupos… Cuanto más lo pensaba, más brillante le parecía la idea. “Es una buena idea… Pero la mayoría de los depredadores son analfabetos. Probablemente tendrás que esforzarte para que entiendan lo que has escrito.” – exclamó Vanus. Chu Guang meneó la cabeza con una sonrisa. “No hacen falta palabras innecesarias. Unos dibujos sencillos bastarán.” Si bien era cierto que no había necesidad de emplear gente cuando un problema se puede resolver con proyectiles de artillería, estos cuestan dinero. En cualquier caso, la guerra estaba llegando a su fin, así que era mejor ahorrar lo máximo posible. Imprimir folletos siempre era mejor que imprimir dinero. Y todavía quedaban muchos otros lugares en los que necesitaba gastarlo…


3 comentarios:

  1. Se durmió! Que fenómeno
    Gracias por el capítulo, veremos cuantos quedan a final de semana con el mastica huesos

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  2. Gracias por el capítulo, voy ha hacer una apuesta, Dillon no está muerto, el oficial de 1000 hombres fue el que murió y Dillon se hace pasar por el, hay lo dejo.

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