Arco 10 Capítulo 86
Inspección de recursos naturales
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
“¿Puedes mantener esta velocidad?” – preguntó Lodurr.
“Sí… Todavía… Puedo seguir.” – respondió Valetta.
Hablaban entre ellos mientras corrían intensamente hacia la montaña que se veía a la distancia. Ambos mantenían una velocidad que superaba con creces la del récord de cien metros lisos, pero no parecía que les fuera particularmente difícil. Valetta no estaba muy acostumbrada a correr, por lo que prestaba atención a su ritmo y respiración, pero Lodurr lo estaba haciendo sin problema.
“Por cierto, la última vez que fui a la montaña encontré un túnel abandonado. Lo más probable es que allí podamos encontrar las rocas que me mostraste en la fotografía.”
“¿Podría…? ¿Ser…? ¿Una mina?”
A diferencia de Lodurr, que no tenía problema para hablar, Valetta hablaba entrecortadamente.
“Sí, parece que fue excavada hace mucho… Ah, si te resulta muy difícil, no es necesario que contestes. Puedes simplemente escuchar.”
Valetta estuvo de acuerdo con Lodurr y volvió a centrarse en correr. Normalmente no tenía problemas para correr, pero si hablaba mientras corría a esta velocidad, la dificultad incrementaba de inmediato. No era que le faltara energía, pero era muy difícil para la actual Valetta hablar normalmente como Lodurr mientras corrían hacia la montaña. Aunque pudiera hacerlo durante unos minutos, su respiración no tardaría en desordenarse y su resistencia en agotarse.
“Creo que se trata de una mina abandonada porque se agotó la veta, ya que toda las rocas que desecharon crearon un gran montículo. No recuerdo si había piedras rojas como las de la fotografía, pero no perdemos nada con echar un vistazo.”
Aunque Valetta estaba ocupada cuidando su respiración, se sentía muy agradecida con la información que Lodurr le estaba dando. Existía la posibilidad de que encontrara mineral de hierro en el montículo de rocas que mencionaba. Y poder encontrar todo el mineral apilado junto, volvería su objetivo más sencillo.
“Cuando encontré la mina estaba lloviendo fuertemente. Entré buscando refugio de la lluvia, pero dentro había un gran nido de murciélagos. Había tanto guano que mis pies se hundían en él, y por otro lado, si salía fuera habría quedado bañado por la lluvia… Al final terminé de pie en el túnel, esperando a que la lluvia parase con los pies llenos de excrementos. Fue una experiencia agonizante.”
Valetta dejó salir una sonrisa mientras escuchaba a Lodurr, que estaba inmerso en su historia. Y así, de este modo, corrieron durante más o menos una hora. Sin tomar un solo descanso, llegaron al pie de la montaña. Esta montaña formaba parte de la cadena montañosa del noroeste de Isteria, y se ubicaba al norte de la aldea Grisea. Frente a ellos había un gran bosque con gran densidad de árboles que, sumado a la longitud de la hierba, no les permitía ver qué había más allá.
“Fiuu. Al fin hemos llegado… ¿Te encuentras bien?” – le preguntó preocupado Lodurr a Valetta, que recuperaba el aliento mientras descansaba con las manos sobre sus rodillas.
“¡Ahh! ¡Ahh…! E-estoy bien… Solo… Descansemos, un momento…”
Valetta respiraba con dificultad mientras el sudor caía por su rostro. Por otro lado, Lodurr solo tenía un poco de sudor en su frente y su respiración estaba un poco agitada; no estaba tan mal como Valetta, que jadeaba en busca de aire y sudaba en gran cantidad. Esta situación hacía evidente la diferencia fundamental que había en su fuerza física, aún con la mejora de la misma.
Lodurr le recomendó sentarse para descansar, y Valetta le hizo caso. Se sentó allí mismo y se limpió el sudor con el pañuelo que llevaba. Mientras descansaba, Lodurr se adentró en el bosque para buscar una rama tan grande como el brazo de un adulto. Una vez seleccionada, la cortó limpiamente con su hacha. Del corte, comenzó a salir agua.
“Aquí tienes, señorita Valetta. Si inclinas esta rama, saldrá agua. Pero no bebas demasiado o podrías tener dolor de estómago… Aunque la hemos bebido muchas veces, por lo que debería estar bien.”
“Ah, muchas gracias…”
Valetta cogió la rama y llevó el extremo con el corte a su boca. Entonces, una gran cantidad de agua salió de ella. Tenía un ligero sabor amargo, pero eso no era ningún impedimento para no beberla. La garganta de Valetta sonaba cada que bebía agua, y después de beber lo suficiente le ofreció la rama a Lodurr.
“Ah… Eso ha sido refrescante. ¿El señor Lodurr también quiere beber?”
“Hm… No, estoy bien. Además, si bebiera, el señor Kazura podría enojarse.”
“¿Eh?... Ah… Umm…”
Después de darse cuenta a lo que se refería, Valetta desvió la mirada sonrojada. Viéndola, Lodurr soltó una gran risa y volvió a entrar a la montaña.
Pasaron cinco minutos. Valetta, completamente recuperada, se puso en pie y sacudió de su ropa las hojas y arena que se habían pegado a ella. Mientras tanto, Lodurr estaba de regreso. En su espalda llevaba un saco que se había vuelto más grande, por lo que parecía que había tomado algo de la montaña.
“Señor Lodurr, me encuentro bien ahora. Ya podemos ir a buscar las rocas.”
“Entiendo. Entonces, vayamos hacia el río.”
Lodurr estuvo de acuerdo con Valetta y cogió el hacha de su espalda para volver a adentrarse en la montaña. En ocasiones, Lodurr usaba su hacha para cortar la hierba que les obstruía el paso, de manera que no fuera un obstáculo para quien le seguía pasos atrás.
“¿Qué es lo que has recogido hace un rato? Parece que llevas algo en tu saco.”
“He cogido ramas de polvo. Últimamente la puerta corrediza de la casa no está funcionado bien, por lo que me lo pidió mi esposa.”
Esta rama que mencionaba Lodurr era parte de un árbol que estaba cubierta por un fino polvo blanco. Si ese polvo se esparcía sobre el mecanismo de una puerta corrediza, aunque hubiera estado mal durante años, inmediatamente se volvía más suave. Era mucho más efectivo que aplicar cera, por lo que resultaba conveniente utilizar la rama. Además, mientras la rama estuviera sobre el suelo, seguiría produciendo polvo por un tiempo, y todos en el pueblo podrían usarla.
“Ah, yo también necesito un poco. La puerta del granero está dura últimamente…”
“Pues te daré varias ramas en cuanto volvamos al pueblo. He cogido muchas porque planeo repartirlas con todos los que las necesiten.”
Conversando de esta manera, caminaron otros veinte minutos. Con su gran fuerza física, ambos avanzaron en línea recta por la montaña hasta que llegaron a su destino, el cauce del río. La superficie del cauce era en su mayoría rocosa, debido a que la fuerte lluvia se había llevado casi toda la arena. En los extremos del cauce había lugares donde rocas de diferentes tamaños habían quedado apiladas.
“¡Guau! ¡Qué lugar tan hermoso!”
Los ojos de Valetta brillaban denotando admiración por el hermoso escenario que se presentaba ante ella.
Bajo el suelo rocoso que cubría su lecho, corría un río profundo desde la montaña y hacia más allá de este punto. El sonido del agua fluyendo, el canto de las aves y el murmullo de los árboles, orquestaban un ambiente en verdad refrescante.
“¿Verdad que sí? Cada vez que vengo a cazar a la montaña, hago una fogata y paso la noche en este lugar. Hay muchos hoyos por aquí del tamaño ideal para bañarse dentro, y también puedes atrapar un pez de vez en cuando. Este es mi lugar favorito.”
Valetta caminó hacia la dirección que Lodurr le indicaba y observó un hoyo profundo a la altura de su cintura junto al río. Tenía tres metros de diámetro y estaba cubierto de agua. El agua era tan cristalina que podía ver el fondo. Su superficie era de una roca tan fina que no dañaría su piel ni siquiera si se tumbaba sobre ella. Por cierto, estos hoyos se habían creado debido al constante flujo de agua durante mucho tiempo.
“Es bueno que el agua sea tan clara… ¡Ah! Está algo fría.”
Valetta se puso de cuclillas y metió la mano en el agua. El agua que surgía de la nieve derretida de la montaña entró en contacto con su mano y le refrescó del calor por caminar en la montaña. Como la fuente del río provenía de la cumbre de la montaña, la temperatura del agua aquí era más baja que la del río que pasaba cerca de la aldea Grisea.
“Volviendo a lo nuestro, he encontrado muchas veces el tipo de rocas de la fotografía por esta zona. Mira, allí.”
Valetta levantó el rostro y miró a donde Lodurr señalaba.
“Ah, tienes razón. Hay rocas rojas.”
Entre la pila de rocas apiladas junto al cauce, había una hematita roja descolorida que se podría considerar como mineral de hierro. Valetta se puso de pie y comenzó a caminar sobre las piedras hacia aquella pila de rocas. Teniendo cuidad de no resbalar, se desplazó por la superficie rocosa y llegó hasta aquella pila de rocas. Valetta se puso en cuclillas, sacó el libro de su bolsa y lo abrió en la página con el marca-páginas. Comparó el color de la roca de la fotografía con la que tenía frente a ella. Su superficie y color le decían evidentemente que era hematita.
“¿Qué tal? ¿Es la roca que buscabas?”
“Sí. No hay duda de que esta roca contiene mineral de hierro. Y hay muchas de ellas.”
Entre la gran variedad de piedras, no solo se podía distinguir hematita, sino que también había magnetita entre ellas. Solo con un pequeño vistazo, podía ver que había una gran cantidad, por lo que si las procesaba adecuadamente, podría obtener mucho hierro.
“Señor Lodurr, ¿este río es el mismo que el que corre cerca de la aldea?”
“Sí, es el mismo río. Aunque a medio camino se divide y se junta con otros ríos.”
Valetta asintió, contenta por su respuesta. Si ambos ríos estaban conectados, entonces era posible que pudieran llevar las rocas más fácilmente con ayuda de una balsa. No solo podría obtener el material necesario para la balsa de los alrededores, sino que después de extraer la carga, podría usar la madera de la balsa como leña, de manera que no habría desperdicio. Lo único complicado era el tiempo que tomaba llegar a este lugar, pero como estaba ubicado en una zona muy profunda de la montaña, tampoco debería haber interferencias por otras personas. Además, no era necesario hacer minería por ahora, por lo que sin duda había dado con la ubicación ideal.
El carbón para la fundición lo podría obtener estableciendo una planta de producción de carbón aquí mismo o en la aldea. Como no estaban cortos de madera en los alrededores de la aldea, tampoco había que preocuparse por el combustible. La técnica para producir carbón y para construir la planta de fundición de hierro estaba detallada en los libros que Kazura había comprado. Ya que estaba utilizando los conocimientos y técnicas de los antiguos pioneros, no debería encontrase con ningún problema mayor cuando realizase dichas actividades.
“¿Quieres que veamos también el túnel abandonado?”
“Sí, ya que hemos llegado hasta aquí, vayamos a verlo. Quiero saber dónde y cuántas rocas de mineral tiene.”
Valetta puso de nuevo el libro en la bolsa antes de ponerse de pie y observar el río. Entonces, observo un patrón de rayas negras y rojas en la superficie del río.
“¿Qué ocurre?” – preguntó Lodurr al ver que había dejado de moverse tras observar la orilla del río.
Rápidamente, Valetta volvió a sacar el libro de su bolsa y comenzó a hojearlo. Finalmente, se detuvo en la fotografía que buscaba y la comparó con las franjas que había visto.
“Formación… De hierro… Bandeado…”
Después de murmurar eso, siguió la orilla del río corriente arriba. El patrón rayado continuaba sin interrupción. Valetta miró hacia la otra orilla del río y encontró el mismo patrón en su superficie.
“Eh… Entonces, todo esto…” – murmuró estupefacta Valetta mientras miraba la fotografía con el mismo patrón que las rocas que tenía frente a ella.
Lo que Valetta tenía delante suyo eran rocas sedimentarias que contenían mineral de hierro denominadas ‘formación de hierro bandeado’. No había duda al respecto; este lugar tenía una gran mena de hierro.
* * *
Momentos después, Valetta y Lodurr subieron la montaña y llegaron al túnel abandonado que Lodurr había descrito antes. Este túnel estaba corriente arriba del río. Se encontraba en un lugar a treinta minutos siguiendo la orilla río arriba y a cien metros de éste.
La entrada estaba cubierta de una densa vegetación que hacía ver un interior oscuro y ominoso. La entrada del túnel estaba reforzada con una estructura de madera, sin embargo, parecía estar abandonada desde hacía mucho, porque la mayoría de la madera estaba desgastada y pudriéndose. El ambiente era tal que hasta podían aparecer fantasmas.
“Este es el túnel. Tal y como cuando vine la vez anterior, tan pronto como entremos nos encontraremos mucho excremento de murciélago, por lo que es mejor si no entramos.”
“Está tan oscuro que no se puede ver nada.”
Valetta intentaba ver el interior desde la entrada, pero estaba tan oscuro que no podía ver nada. Pensaba que sería posible encontrar alguna mena de mineral dentro del túnel, pero si entraba en estas condiciones podía lastimarse, por lo que ahora mismo era mejor dejarlo así y no entrar.
“El montículo de rocas no ha cambiado nada. Aun así, sigue siendo una buena cantidad.”
Valetta miró en la dirección donde señalaba Lodurr y encontró una gran pila de rocas. La tierra arrastrada por el viento cubría los huecos entre ellas y en los recovecos crecía tanto pasto como malas hierbas. Puede que le llevara un poco de esfuerzo, pero si podía retirar las malas hierbas y el pasto de ahí, podría ser posible recuperar las piedras.
Valetta caminó hacia el montículo de rocas y observó las rocas que estaban en su superficie.
“Ah, es limonita. Pero no hay mucha.”
Entre las rocas que había allí, había un tipo de roca amarilla oscura conocida como ‘limonita’. Como se encontraba entre las rocas descartadas, si buscaba con cuidado en el túnel, podría encontrar la mena. Sin embargo, no podía encontrar signos de ella desde la entrada del túnel, solo la superficie de roca normal. Así que se puso de rodillas y, usando una rama cercana, intentó despejar un poco la superficie del suelo. En seguida comenzó a esparcirse algo de color marrón oscuro, seguramente el excremento de murciélago.
“¡Ah…!”
“Cuando volvamos a la villa haremos botas de cuero. A la entrada no era demasiado profundo, pero a medida que nos adentremos el excremento se irá haciendo más y más denso. Te pido perdón por no entrar en la cueva llevando estas simples sandalias de paja.” – se excusó Lodurr.
Valetta miró fijamente la superficie del suelo donde acababa de escarbar, pero estuvo de acuerdo con lo que le decía Lodurr y se puso en pie. Como no tenía prisa por adentrarse en el túnel, estaba de acuerdo en hacerlo algún otro día. En la superficie del suelo que Valetta acababa de limpiar se asomaba ligeramente una sustancia blanca.