Volumen 12 Capítulo 4
Emboscada de los Soberanos
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Nueva York, Londres, Shanghái, París… Además de esas ciudades, las calles del resto de grandes urbes estaban plagadas de silencio. Los que caminaban por las calles se habían quedado quietos con la mirada congelada sobre las vallas publicitarias instaladas por la calle. Lo único que se mostraba era la noticia de última hora sobre el desastre que estaba ocurriendo en Seúl, la capital de Corea del Sur.
Las noticias se extendían como un reguero de pólvora porque ese era el lugar en el que se había centrado la atención del mundo desde la aparición de la puerta ultra grande. Las cadenas de televisión de todo el mundo habían interrumpido su programación habitual y conectado en directo con Seúl. Los espectadores de todo el mundo habían quedado horrorizados cuando las imágenes sangrientas del centro de Seúl fueron captadas por las cámaras que sobrevolaban la ciudad. Verla en ese estado indicaba con claridad que una de las mayores ciudades del mundo era incapaz de garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
La tragedia de Seúl no parecía un incidente en algún país lejano, sino algo que les podía pasar a ellos en cualquier momento. Por eso, los espectadores se habían sentido aliviados cuando Thomas intervino para detener al monstruo. Los corresponsales extranjeros se emocionaron cuando captaron con sus cámaras al cazador más poderoso de los Estados Unidos y comenzaron a gritar su nombre. Los espectadores juntaron sus manos para orar y, como si fueran un solo corazón, animaron a Goliat. Por eso, cuando Goliat empujó a la bestia con fuerza, las calles estallaron en vítores.
“¡Sí! ¡Vamos! ¡Dale!”
“¡Aplástalo! Goliat, ¡destruye esa cosa!”
“¡Mándalo al infierno!”
Desafortunadamente… Los vítores y los gritos de euforia que llenaban las calles se transformaron en un silencio impactante cuando los puños de Goliat fueron aplastados, sus brazos se rompieron y la sangre y la carne salpicaron por todas partes. Las manos de los espectadores que apuntaban hacia el cielo descendieron lentamente. Algunas personas derramaron lágrimas en silencio mientras observaban al guerrero más poderoso de la humanidad en un estado miserable.
Parecía que el tiempo se hubiera detenido. La gente estaba tan conmocionada que ni siquiera se podía escuchar la respiración de aquellos que se habían quedado sin palabras. Si esto era un sueño, querían despertarse ahora mismo. Sin embargo, por la pantalla solo continuaban emitiendo los gritos de Goliat. Las expresiones faciales de los espectadores cayeron gradualmente en una desesperación aún más profunda. Pero entonces, un cazador saltó desde algún lugar y mandó a volar a la bestia. No, habían sido dos cazadores.
Un hombre de pelo negro había aparecido sin hacer ruido justo al lado del cazador caucásico. No solo los espectadores, ni siquiera los presentadores de las noticias podían ocultar su confusión sobre lo que estaba pasando. ¿Qué había ocurrido? ¿Quiénes eran esas dos? Había sucedido tan rápido que la cámara estaba demasiado lejos para enfocar de forma adecuada los rostros de los cazadores. Sin embargo…
Cuando los presentadores vieron cómo unos soldados negros llenaban las calles en un abrir y cerrar de ojos, gritaron hasta quedarse sin voz.
“¡Es el cazador Sung Jinwoo! ¡El cazador Sung acaba de aparecer!”
“¡No necesitamos verle la cara! ¡Puede esconder su nombre! ¡Pero sabemos quién es! Esos soldados negros… ¡Estoy completamente seguro! ¡Es el cazador Sung Jinwoo!”
“Goliat ha caído, ¡pero el testigo ha sido entregado al cazador Sung Jinwoo! ¡Las criaturas del cazador Sung han rodeado a los monstruos!”
¡Guaaaaa!
Al ver cómo los soldados negros cubrían las calles de Seúl, los espectadores de todo el mundo levantaron las manos en alto de entusiasmo. Se escuchaban especialmente los gritos de los estadounidenses, que todavía estaban conmocionados por la reciente pérdida de uno de sus cazadores con rango de Autoridad Especial y que habían estado a punto de ver morir a Thomas, que resonaban por todo el país.
Además, el número de visualizaciones de la incursión de la isla de Jeju donde aparecía Jinwoo ya había superado la barrera de los dos mil millones. Casi todo el mundo lo conocía. Y así, el mundo entero comenzó a corear su nombre.
“Ah, ¡conozco a ese cazador! Espera, ¡también conozco al otro! Sí, ¡es Lennart Nierman, de Alemania!”
Hasta el tipo que trataba de presumir de tener unos ojos perspicaces acabó levantando las manos mientras gritaba el nombre de Sung Jinwoo.
El mundo. Los ojos de todo el mundo estaban enfocados en la espalda de Jinwoo.
* * *
El ejército de las sombras rodeó a Jinwoo y a los tres Soberanos. Gracias a que las calles habían quedado oscurecidas por el [Dominio del Monarca de las Sombras], la moral de su ejército alcanzó su punto máximo.
Jinwoo observó los rostros de los Soberanos, uno por uno. Tenían expresiones bastante interesantes. La mujer gigante creada con insectos, se reía mientras miraba las calles llenas de soldados sombra.
“¿Esta es la nueva legión de sombras?”
“Son numerosos, pero su poder es un desastre.”
El Soberano del Frío dio un paso adelante, sin mostrar la más mínima preocupación.
Fuuuuuu…
Tras inhalar con lentitud, exhaló un frío terrible que se extendió en un instante hacia todas direcciones.
¡Crack!
En un segundo, todo el suelo se congeló. Y la legión de sombras no fue una excepción.
‘¿Cómo puede ser esto posible?’
El rostro de Jinwoo se endureció cuando vio a los soldados congelados. El poder de los Soberanos había neutralizado a todos sus soldados en un instante. Era algo que ya había experimentado cuando se enfrentó a Baran, el Soberano de las Llamas Blancas, en el Castillo Demoníaco. La diferencia entre aquel momento y este era que solo tenía un enemigo y ahora tres. Además, la orden de cancelar las invocaciones atrapadas por el hielo para guardarlas en su sombra tampoco funcionaba.
“Tus lamentables soldados no podrán dar un solo paso fuera de mi prisión.”
El Soberano del Frío sonaba confiado en su victoria tras apresar al ejército de las sombras. Sin embargo, la intención asesina de Jinwoo no flaqueaba ni por un segundo, ni siquiera en la situación actual.
“Tú…”
La punta de la hoja de la Ira de Kamish que sostenía con su mano derecha apuntó hacia el Soberano del Frío.
“… Morirás hoy.”
El poder de combate del ejército de las sombras siempre había jugado un papel secundario. Seguía siendo una lástima no poder usar a sus soldados, pero eso no significaba que el Soberano del Frío pudiera salir de aquí con vida. Después de todo, tenía una cuenta pendiente con ese bastardo.
“……”
El Monarca de los Elfos Blancos también arrugó su rostro de forma desagradable, como si todavía sintiera el dolor de la herida que le había infligido Jinwoo en el hombro.
“¡Bastardo insolente!”
La criatura alzó los brazos como si estuviera levantando algo y, de repente, unos gólems hechos de hielo surgieron del suelo. Al mismo tiempo, la Reina de los Insectos silbó con fuerza, haciendo que los cadáveres de los ciudadanos esparcidos por la calle comenzaran a moverse al unísono.
¡Craaak!
¡Catacraak!
¡Crak!
Los huesos y las articulaciones de los cadáveres se retorcieron y desplazaron una y otra vez hasta que, finalmente, parecían monstruosas arañas que se arrastraban sobre sus cuatro patas.
‘¿Muertos vivientes?’
No, no eran como los muertos vivientes. Un extraño parásito estaba moviendo los cadáveres desde sus cabezas. Jinwoo percibía el ínfimo nivel de energía mágica que emitían los parásitos que se movían dentro de sus cerebros y desplazó su mirada hacia la Reina de los Insectos.
“¿Pensabas que estábamos matando humanos sin ninguna razón?”
La Reina había inseminado el huevo de un parásito muy especial dentro de cada cadáver mordido y asesinado por la bestia.
Gólems y parásitos. Al ver un ejército enemigo que no podría convertirse en soldados sombra aunque lo eliminase, Jinwoo pudo darse cuenta de lo mucho que sus oponentes habían estado planeando este movimiento.
“Fuuuu…”
Respiró con calma. Los gólems y cadáveres pasaron junto a las sombras congeladas y empezaron a rodearlo. Mientras tanto, se concentró en el sonido de su corazón, que latía silenciosamente.
Du-dum
Du-dum
Du-dum
Había pasado por innumerables crisis para llegar hasta aquí. En este momento, mientras cerraba los ojos, sus sentidos extremadamente afinados leían y captaban con precisión hasta el mínimo movimiento de sus enemigos. Podía hacerlo. Como había sido siempre.
‘Ya vienen…’
Cuando abrió los ojos, su vista estaba repleta de arañas que se abalanzaban hacia él desde todos lados. A medida que el tiempo se ralentizaba, las dos hojas de la Ira de Kamish rugieron de resentimiento.
¡Corte!
En un instante, todas las arañas que saltaron por el aire fueron diseccionadas.
¡Baaaam!
Jinwoo dio una ligera patada al puño de un gólem y saltó hacia adelante, buscando el objetivo que quería eliminar primero: el Soberano del Frío. Ese bastardo estaba actualmente gritando a sus gólems con un gesto enfurecido. Sin embargo, era imposible que esas cosas lentas y torpes siguieran el ritmo de Jinwoo.
Usó la [Autoridad del Soberano] para propulsarse hacia el Soberano del Frío. Como una bala, voló a una velocidad aterradora. En un instante, acortó la distancia que los separaba y blandió la daga con todas sus fuerzas ante el asombrado Señor del Frío. Su objetivo era la piel de la cara de ese bastardo, que parecía la corteza de un árbol envejecido. Desafortunadamente…
¡CLANG!
Justo antes de que la Ira de Kamish pudiera cortarle el rostro, algo sólido bloqueó la trayectoria de la daga. La bestia, el Soberano de los Colmillos de Bestia, había respondido a la velocidad instantánea de Jinwoo y bloqueado la Ira de Kamish con su muñeca.
“¿Crees que un juguete metálico insignificante puede herirme?”
La bestia sonrió, dejando al descubierto sus feos colmillos cubiertos de sangre y carne. Sin embargo, Jinwoo respondió con otra sonrisa.
‘¿Se ríe?’
Antes de que la bestia tuviera tiempo de percibir algo ominoso, un aura negra cubrió la Ira de Kamish.
¡Zaaaas!
La mano de la bestia, de la que estaba orgulloso por su solidez, fue cortada limpiamente. Los ojos de la criatura se abrieron de par en par. Se formó una herida larga y recta en el pecho de la bestia, pero el Soberano se dobló hacia atrás y logró esquivar la punta del arma. En ese momento, Jinwoo sintió una poderosa presencia y levantó su cabeza.
“¡……!”
La Reina de los Insectos le estaba golpeando con un enorme puño compuesto de poder mágico.
¡Booooung!
Jinwoo aterrizó en el suelo y al mismo tiempo trató de empujar hacia abajo el puño de la Reina de los Insecto con la habilidad [Autoridad del Soberano]. Sin embargo, el poder de la Reina de los Insectos era mayor de lo que pensaba y apenas pudo detenerlo.
¡Boooom!
El escudo creado por la [Autoridad del Soberano] chocó contra el puño de la Reina, haciendo que todos los humanos con forma de araña salieran volando. Y además de las que habían sido aniquiladas, muchas arañas se volvieron de color negro. Jinwoo pisó la cabeza de una de ellas y saltó en el aire. Luego, concentró su energía mágica en la Ira de Kamish.
Zzzzzzzzzz
Un aura negra se condensó alrededor dela hoja y comenzó a distorsionar el espacio circundante. En ese momento…
“¡Aaaaaaah!”
Jinwoo rugió con fuerza mientras blandía la daga con todas sus fuerzas.
¡Zaaaaaaaaaaaaaaaaas!
El poder mágico que se centraba en la punta de la daga se extendió en docenas de ramificaciones y barrió a los enemigos que tenía debajo. ¡El poder de la garra del Dragón! Aproximadamente, la mitad de los gólems de Hielo y los humanos con forma de araña desaparecieron con un solo ataque. Desgraciadamente…
¡Baaam!
Cuando Jinwoo movió su cabeza hacia un lado, vio una enorme palma que ya se encontraba justo delante de su nariz. La sombra oscura creada por la palma cubría todo su rostro.
‘Maldita sea.’
Al darse cuenta de que el ataque venía desde un lado que no podía esquivar, decidió levantar la guardia. La Reina de los Insectos estrelló a Jinwoo contra el edificio como si fuera una mosca.
¡BAAAAM!
El poderoso impacto sacudió los edificios que había al otro lado de la carretera. Jinwoo salió de entre los escombros del edificio y se desplomó en el suelo mientras escupía con un fuerte gemido.
“¡Coff-coff!””
Se sentía mareado.
Bzzzz…
Un fuerte zumbido permanecía en sus oídos. Poco a poco, su respiración se estaba debilitando y su visión se volvía algo borrosa. Sin embargo, no tenía tiempo para relajarse y recuperar el aliento. En cuanto levantó la cabeza, vio miles de flechas de hielo creadas por el Soberano del Frío en el cielo. Jinwoo se levantó y, por un instante, dejó de respirar. Y casi de inmediato, las flechas de hielo que llenaban el cielo se precipitaron hacia él.
¡Fiiiiiiiiiiiiiiu!
¡Fiiiiiiiiiiiiiiu!
Jinwoo comenzó a romper todas las flechas mágicas con sus dagas. Era tan rápido que dejaba varias imágenes residuales superpuestas.
‘Pero… ¿Cuánto tiempo serás capaz de resistir nuestros ataques combinados?’
El Soberano del Frío continuó disparando flechas sin cesar mientras una sonrisa astuta flotaba sobre sus labios. En el momento en que su movimientos se ralentizaran si quiera un poco…
En ese momento.
¡Zaaaaas!
“¿……?”
Los ojos del Soberano de los Elfos de Hielo temblaron cuando vio la daga incrustada en su pecho. Era su sangre la que le manchaba las manos. Cuando volvió a levantar la vista, observó cómo el insolente humano le devolvía la mirada. Le había lanzado la daga mientras destruía las flechas. Esto hizo que toda la sangre de su cuerpo hirviera de ira y se le subiera a la cabeza.
“¡Maldito humano! ¡Cómo se atreve un mísero humano a herir a un Soberano!”
¡Raaaaaaas!
Jinwoo recuperó rápidamente la daga clavada en su pecho. Había golpeado en el corazón. Aunque se trataba de una herida que habría enviado a la muerte a cualquier humano, no parecía ser una herida fatal para un Soberano. Aun así, esto puso fin a la lluvia de flechas de hielo que cubría el cielo. Con el regreso de la Ira de Kamish a su mano, Jinwoo sonrió hacia el Soberano del Frío.
“Te lo he dicho, ¿verdad? No saldrás vivo de aquí.”
“¡Uuuuaaaaah!”
Por un lado, estaban los gólems controlados por el enfurecido Soberano del Frío; por otro, los humanos con forma de araña controlados por la Soberana de los Insectos; y por último, el Soberano de los Colmillos de Bestia que había regenerado su mano cercenada. Este último movió su nueva muñeca de un lado a otro para probarla, antes de invocar su propia espada desde el subespacio, tal y como había hecho Jinwoo.
Todos los enemigos reanudaron sus movimientos en un instante. Jinwoo agarró con fuerza a la Ira de Kamish y ajustó su respiración, mirando a los enemigos que se abalanzaban hacia él. Y en ese momento.
¡Craaaaaaaaaaaaaack!
Junto al sonido del hielo resquebrajándose, una voz que era más que bienvenida, resonó de forma brillante en sus oídos.
“¡Mi Reyyyyyyyyyyyy!”