Arco 11 Capítulo 90
La sala de consulta
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por Helios
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Editado por Helios
Después de terminar el desayuno, Kazura y Liese se dirigieron hacia la sala de consulta. Esta habitación era bastante amplia, y tenía tantas librerías ordenadas en su interior que la hacían lucir estupendamente. El espacio entre las librerías era lo suficientemente estrecho para que pasara únicamente una persona a la vez. Si quisieran pasar dos personas al mismo tiempo, chocarían. Había entradas de ventilación en las paredes, pero la sala no contaba con ventanas. Gracias a eso, la habitación se encontraba oscura y la única iluminación con la que contaban provenía del candelero que Liese llevaba en su mano.
“Está muy oscuro. Por favor, ten cuidado con dónde pisas. Los planos de la noria están por aquí.” – dijo Liese.
Caminando bajo la luz del candelero, continuaron adentrándose en la sala de consulta. Kazura miraba las estanterías que había a su alrededor mientras caminaba detrás de Liese por el pasillo.
“Es una increíble cantidad de documentos… ¿Todos los papeles importantes se guardan aquí?” – preguntó Kazura.
“Sí, a parte de los documentos que hay en la oficina de mi padre, cualquier otro informe importante se encuentra aquí. Pero como son tantos, no puedo decir qué es o dónde está cada documento.”
A cerca de las librerías, todas contaban con una placa de madera que indicaba el tipo de documentos que se guardaban en ella. Además de los pergaminos que estaban ordenados en las estanterías, había también almacenados pergaminos más grandes.
Liese siguió adentrándose por el pasillo encendiendo los candelabros fijos que había por las paredes. Al final de la habitación había un espacio abierto donde se encontraba una mesa de dos metros de largo. Liese tomó un gran pergamino de una de las estanterías más profundas de la sala y lo desenrolló sobre la mesa. Quería mostrarle los diseños a Kazura en este lugar.
“Este se refiere a las ruedas y cajas de madera. Los artesanos las han modificado para hacerlas más fuertes. Yo no puedo juzgar si las modificaciones son buenas o no, por eso quería que el señor Kazura las revisara…”
Mientras decía esto, Liese sujetaba con una mano el pergamino para evitar que se enrollara nuevamente, y con la otra acomodó el cabello detrás de su oreja. Estos movimientos eran curiosamente seductivos, y el corazón de Kazura no pudo sino temblar inconscientemente.
“D-deja que les dé un vistazo…”
Cuidando de no mirar a Liese, Kazura sostuvo un extremo del pergamino con su mano y comenzó a mirarlo. La caja de madera que almacenaba el agua se había vuelto un poco más grande comparada con los diseños de Kazura y habían reforzado la estructura para que fuera más resistente. A simple vista, no parecía haber problema.
“Ji, ji, ji. ¿Quieren incrementar la cantidad de agua que saca? ¿Sienten que la cantidad de agua que extrae actualmente es insuficiente?”
“No, no es que sea insuficiente, pero… Cuando lo supervisé con los artesanos, se tardaba demasiado tiempo en llenarse el depósito que hay al final del acueducto. Y entonces, al día siguiente, los artesanos me presentaron el nuevo diseño que habían dibujado…”
“¿Al día siguiente? Los artesanos sí que trabajan duro.”
“Sí. Además, no solicitaron ningún pago por ello, y yo les dije que investigaría si el nuevo diseño era factible o no… Me disculpo por las molestias.”
Al parecer, los artesanos habían pensado que Liese estaba preocupada por el asunto, y por eso habían diseñado un nuevo modelo. Debieron haberlo diseñado y dibujado en su tiempo de descanso a pesar de la gran carga de trabajo, todo por el bien de Liese.
“Entiendo. Entonces, todavía no los han empezado a construir, ¿verdad?”
“Así es, actualmente se siguen usando los diseños originales. Pero si estás de acuerdo con el nuevo diseño, puedo informar de inmediato a los artesanos para que comiencen a fabricarlos.”
“Ya veo… Por ahora, hagamos un prototipo de prueba. Podemos ponerlo en funcionamiento y, si no presenta problemas, entonces producirlo en masa. Las norias que están en proceso de construcción podemos instalarlas en otro sitio, por lo que no hay problema con que las completen.”
Liese sonrió aliviada.
“Gracias a Dios… Esto, señor Kazura, estoy muy agradecida por todo lo que has ayudado a la provincia de Isteria… ¿Cómo podría agradecértelo…?”
“No, estoy bien. Por favor, no te preocupes tanto.”
Después de escuchar su respuesta, Liese le sonrió adorablemente. Llevando la mano hacia su pecho, miró a Kazura con afecto y respeto.
“Antes, cuando la situación en la provincia fue empeorando, Padre y Madre tuvieron momentos difíciles… Pero desde que el señor Kazura llegó a nosotros, podemos mirar al futuro con esperanza. Si hay algo que pueda hacer, entonces lo haré. Por favor, déjame estar a tu lado para apoyarte de hoy en delante.”
“S-sí, espero que sigamos llevándonos bien.”
Liese se acercó más y le miró un poco sonrojada. Kazura contestó con torpeza y asintió levemente. Los ojos de Liese parecían estar un poco húmedos, pero no se podía distinguir claramente por la poca iluminación del sitio. Liese estaba a punto de decir algo más, pero se detuvo repentinamente al mirar el pecho de Kazura.
“¿Qué es eso…?”
“Ah, ¿esto? Se llama colgante aromático.”
Kazura tomó el colgante con su mano y se lo mostró a Liese. Ella se acercó más y tocó el colgante con sus dedos.
“Qué hermoso grabado… Además, tiene un buen aroma. ¿Está hecho con madera aromática?”
“No, dentro hay una tela bañada en aceite de esencias. De ahí proviene el aroma.”
“Con que es así… Esto, ¿dónde lo has conseguido?”
La expresión que tenía Liese en este momento le hizo perder el aliento. Los ojos que le miraban fijamente estaban húmedos, a puntos de saltar en lágrimas. Todo en ella denotaba angustia y miedo mientras esperaba la respuesta de Kazura. Aun así, su rostro lucía tan hermoso que Kazura no podía dejar de mirarla inconscientemente.
“L-lo recibí cuando fui a la aldea hace unos días.”
“Aldea… ¿De un plebeyo?”
“¿Eh? Sí, así es.”
Al escucharlo, Liese se regocijó por un momento. Pero, después de eso, envió una mirada ligeramente angustiada hacia el colgante del pecho de Kazura al tiempo que dirigía la mano hacia el colgante.
“Señor Kazura…”
“¿¡S-sí!?”
Liese puso una expresión afligida y le miró a los ojos, a lo que Kazura desvió su mirada y contestó nerviosamente. La situación había tomado un giro tan incomprensible, que le había dejado confundido.
“Señor Kazura… Yo…”
Liese estaba a punto de decir algo más, pero en ese momento se escuchó el sonido de la puerta abriéndose en la entrada de la sala. Sorprendidos por el sonido, ambos se distanciaron inmediatamente.
“¿Um? Señor Kazura, ¿seguís aquí?”
Narson se asomó desde la entrada y se sorprendió al ver que Kazura y Liese aún estaban en la sala.
“Sí. Acabo de mostrarle los nuevos diseños al señor Kazura…”
Liese borró su antigua expresión y le respondió a Narson con su habitual expresión calmada.
“Aun así, no es necesario que se los enseñes en este espacio tan pequeño, podías haberlos sacado afuera. ¿No era más fácil revisarlos en el salón cercano?”
“No hacía falta, ya que solo íbamos a darles un pequeño vistazo… Padre, ¿qué documentos has venido a buscar?”
“Entiendo. He venido a recuperar unos informes sobre los reclutamientos. Necesito revisar la población para ordenar nuevamente la división y la organización del reclutamiento… He estado ocupado últimamente, por lo que lo había dejado de lado. Zir parece tener mucho que hacer todavía, por lo que tengo que acabar con esto antes de que vuelva a trabajar. Si no lo hago yo, entonces se preocupará e intentará hacerlo.”
“Ya veo… ¿Cómo se encuentra Madre?”
“Está un poco inestable y tiene bolsas bajo sus ojos, pero no se ve tan mal. Si descansa hoy y mañana, podrá volver a sus actividades diarias.”
“Ya veo… Estoy feliz.” (Liese)
Ver a Liese sonreír aliviada hizo que Kazura sintiera una culpa insoportable. El empeoramiento de la salud de Zirconia había sido por su culpa, pero no podía decírselo.
“Señor Narson, ¿me dejarías revisar ese asunto un momento?”
“¿No te importa…?
Narson se sorprendió con la proposición de Kazura. Hasta ahora, Kazura no había interferido en ningún trabajo relacionado con el ejército, por eso era entendible su reacción. Sin embargo, que Kazura hubiera rechazado la propuesta indirectamente cuando le solicitaron dar apoyo militar, no quería decir que no les fuera a ayudar en nada al respecto.
En ese momento, Kazura no sabía nada respecto sobre la diplomacia del país y la situación de la provincia, por eso se limitó a evadir la situación en lugar de aceptar ciegamente su solicitud. Actualmente, Kazura había comenzado a apoyarles en asuntos domésticos y ya entendía un poco más qué áreas necesitaban su asistencia. Por eso, antes de que pasara más tiempo, era mejor que comenzara a entender cómo iban los asuntos relacionados con el ejército.
“Sí, por favor, muéstrame cómo se llevan a cabo las preparaciones militares en la provincia. No sé si podré ayudar, pero dejando eso de lado, espero que me puedas mostrar cómo está la situación.”
“Entiendo. Entonces vayamos a mi oficina. Liese, ayúdame a llevar los documentos.”
“Ah, déjame llevar algunos.”
Liese miró la espalda de Kazura, que caminaba junto a Narson, mientras se apretaba la mano. Aunque por fuera se mostraba calmada, por dentro no lo estaba en absoluto.
‘¡Solo necesitaba un poco más de tiempo…!’
Si no hubieran sido interrumpidos, Liese sin duda habría conquistado a Kazura. Al inicio no venía con esa intención, pero después de ver el colgante que llevaba Kazura, había cambiado de parecer. Kazura había dicho que el colgante se lo había dado un plebeyo. Si Kazura fuera un noble, no llevaría el regalo de un plebeyo consigo. En otras palabras, Kazura era, sin lugar a dudas, un plebeyo. Si un plebeyo con él podía ser tan cercano a Narson, sin duda debía ser una persona influyente que había venido a apoyarles desde Craylutz, un país donde los plebeyos tenían gran poder.
Una persona influyente de un país vecino que hasta había sido reconocida por Zirconia. Además, que fuera tan generoso con su tremenda fortuna también le parecía bueno; era calmado y considerado con los demás, pero también trabajaba duro. Liese no había encontrado nunca a nadie con esas cualidades tan excepcionales.
Había señales aparentes de una mujer cercana de su propia nación, pero hacía unos días había aceptado el brazalete que Liese le había obsequiado, lo que quería decir que Kazura había tomado interés en Liese. En ese caso, lo único que había que hacer era atacar. Si pudiera ganarse el corazón de Kazura de una manera o de otra, lento pero seguro, Liese lograría que Kazura la invitara a dormir con él. Y si eso pasaba, el siguiente paso ya estaría decidido. Aunque Kazura fuera una persona influyente de Craylutz, una vez durmiera con la hija de un gran noble como ella, a pesar de ser un plebeyo, no tendría más que asumir la responsabilidad. Sería un paso directo al matrimonio. El ingenuo Kazura sería acogido por la casa Estelle.
Sin embargo, el primer paso para lograr esto era muy importante, y había sido interrumpido precisamente por su propio padre. Liese había predicho que como solo un pequeño número de personas podían entrar a la sala, no tendría ningún obstáculo, pero eso había resultado ser una equivocación. Si no la hubieran interrumpido, habría podido llevar la situación por el ritmo correcto y, si las cosas hubieran fluido bien, hasta podría haber hecho que Kazura hablara de romance. Pensando al respecto, Liese estaba tan molesta que quería rechinar los dientes.
“Señorita Liese, ¿pasa algo malo?”
Notando que Liese seguía sin moverse, Kazura se volvió para preguntar qué le pasaba.
“No, todo está bien.”
Liese sonrió encantadoramente, aflojó sus manos y caminó hacia Kazura.