Arco 11 Capítulo 89
Lo que se puede hacer y lo que no se puede deshacer
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por Helios
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Editado por Helios
Zirconia regresó a su habitación y cerró la puerta tras ella, para acurrucarse lentamente en una esquina.
“U… Uh… Gu…”
Intentaba cesar de sollozar abrazando con fuerza su cuerpo tembloroso. ¿Cómo podía mejorar la impresión que Kazura tenía sobre ella? Era algo que Zirconia se venía preguntando desde hacía tiempo. Después de ver cómo Liese se había ganado el favor de Kazura, Zirconia comenzó a imitar su actitud. Al hacerlo, Zirconia había sentido que Kazura le trataba de forma más amigable que antes. Sin embargo, Zirconia jamás había pensado que Kazura le llamara para acompañarlo por la noche tan rápido.
Al decidir que tenía que ganarse su favor, Zirconia se había preparado mentalmente para cuando llegara ese momento. Pensaba que estaba dispuesta a hacer lo que fuera para conseguir poder. Si Kazura no reaccionaba, incluso planeaba seducirle, aunque solo terminara siendo su acompañante favorita.
Sin embargo, cuando llegó el momento, le había invadido un terrible recuerdo del pasado, una escena en verdad aterradora y horrorosa. Aunque solo iba a ofrecer su cuerpo, su cabeza estaba completamente llena de miedo. ‘Esta vez es diferente, no me ensuciaré como en esa ocasión, no será igual…’ Por más que se decía esas palabras para persuadirse, su cuerpo no dejaba de temblar.
“Soy… Patética…”
Zirconia se maldecía así misma mientras las lágrimas caían por su rostro. Los sentimientos de culpa y arrepentimiento por haber dejado pasar una oportunidad que se le había presentado inesperadamente comenzaron a inundar su mente.
«No te he llamado por ese motivo.» Que se sintiera aliviada al escuchar esas palabras era patético. Ahora, Zirconia pensaba que en ese momento debía haber reunido todo su coraje y proponérselo para esa u otra ocasión, sin embargo, se había apresurado en salir de la habitación sin pensar en nada. La oportunidad de ser su acompañante nocturna podría no presentarse nunca más. Por eso, solo podía esperar a que Liese o Ayla tuvieran éxito y lograsen ganar el favor de Kazura. Aunque no estaba segura de si podría obtener algún beneficio como una bendición de fuerza o ayudas adicionales, no podía salvo esperar que así fuera.
“Padre… Madre… Todos… Lo siento…”
Repitiendo y repitiendo esas palabras, Zirconia siguió llorando durante un tiempo.
* * *
Por la mañana, al día siguiente. Kazura, que dormía con su mano sobre el reloj manual puesto en la cómoda, se despertó al escuchar que llamaban a su puerta. En realidad, Kazura ya se había despertado cuando sonó la alarma del reloj momentos antes. Sin embargo, estaba tan cansado que había apagado la alarma e intentado volver a dormir. Frotándose el rostro, Kazura se incorporó en su cama y respondió.
“Adelante.”
La puerta se abrió y Marie entró en la habitación. A diferencia de Kazura, que todavía seguía medio dormido, Marie estaba perfectamente arreglada y ya realizaba sus actividades matutinas. Llevaba consigo una canasta donde había ropa recién planchada (para ello había usado una sartén plana de bronce calentada con carbón). La ropa que Marie llevaba en la canasta era una camisa con cuello y unos pantalones de tela fina. En su mayoría, la ropa que Kazura vestía en la residencia de Narson era de este estilo. Para dormir, Kazura usaba una camisa y pantalón holgados.
“Buenos días, señor Kazura. Espero que el día de hoy también nos llevemos bien.”
“Sí, buenos días. De nuevo cuento contigo el día de hoy. ¿Puedes venir un momento?”
Marie hizo una reverencia que Kazura contestó con una sonrisa. Entonces, salió de la cama y se dirigió hacia el refrigerador ubicado cerca de la pared. Marie lo siguió con paso rápido aunque llevaba la canasta con ella.
“Umm, veamos. Este aparato se llama ‘frigorífico’. Te explicaré cómo se usa, presta atención por favor. A partir de hoy, cogerás los ingredientes de aquí.”
Marie se puso a su lado, y Kazura le mostró cómo abrir la puerta del refrigerador. Dentro había varios ingredientes que llenaban todo el espacio del frigorífico; rodajas de salmón, salsa para pasta, mantequilla, sopa de verduras instantánea y muchos otros ingredientes se podían ver dentro.
“El interior de este aparato siempre se mantiene frío, para que los ingredientes que se pongan dentro puedan durar más tiempo… Umm, ¿está todo bien?”
“¡S-sí!”
Marie quedó muy sorprendida al ver el interior del refrigerador. Siempre le habían dado la comida enlatada, o carne y verduras frías directamente de Kazura mientras le decía ‘Por favor, usa esto para el día de hoy’. Pero esta era la primera vez que veía de dónde salían. Siempre se había preguntado cómo podía tener ingredientes fríos a mitad de verano, pero nunca había pensado en preguntarle a Kazura. El motivo era porque Havel le había dicho de antemano que nunca intentara investigar ningún secreto de Kazura. Además, Marie había sido educada por su madre a centrarse únicamente en el trabajo que tenía por hacer. También se le había enseñado que en el trabajo nunca había que entrometerse ni participar en chismes.
La gente de la casa Levenson, sin tener en cuenta a Havel, que se preocupaba por ella, ni a Alrond, que la trataba duramente sin importar el momento, nunca se había entrometido en ninguna asunto en particular sobre Marie. Por ello, para evitar verse envuelta en ese tipo de situaciones, Marie se había enfocado en ‘solo concentrase en el trabajo’.
Por eso, cuando entraba en la habitación de Kazura nunca pensaba en tocar ninguna de todas las cosas misteriosas que había por allí. Y ahora, no solo iba a recibir instrucciones para usar un electrodoméstico, sino que incluso se le ordenaba que prestase atención para su correcto uso. Frente a este desarrollo de acontecimientos tan repentino, Marie no pudo evitar ponerse a temblar.
“Y así, esta cosa se usa para crear cubos de hielo en su interior.”
Kazura no puso atención a la temblorosa Marie y le mostró la bandeja para cubos de hielo.
“Puedes hacer uso de ellos libremente; si quieres tomar una bebida fría, puedes usar cuantos necesites. Del mismo modo que si los necesitas para preparar un plato frío. No tengo problemas con eso.”
“¡Sí!”
Marie comenzó a asentir repetidamente mientras contestaba con fuerza, como si fuera miembro de algún club deportivo.
“Entonces, esta parte es la nevera. Dentro de ella hay mucha comida refrigerada. Aquella caja grande de allá se llama ‘congelador’.”
“¡Sí!”
“Quiero que uses libremente su contenido para preparar la comida, pero como seguramente no puedas ni imaginar su sabor, será mejor que los pruebes para que te familiarices con ellos. Por ahora, escogeremos los ingredientes juntos. Si te parece bien, no tengo problema en que cocinemos juntos en la cocina.”
“¡Sí!”
“Entonces, tomemos los ingredientes para el desayuno… Ahora bien, sería raro usar comida congelada para preparar el desayuno, así que mejor usamos esta sopa instantánea. Para el pan cogemos este enlatado.”
“¡Sí!”
Kazura cogió los ingredientes para el desayuno mientras Marie daba la misma respuesta una y otra vez.
* * *
Una hora después, después de ayudar a Marie con la cocina, Kazura se dirigió con ella al comedor para desayunar. Cuando llegaron, ya estaban presentes Narson y Liese.
“Buenos días.” – dijo Narson.
Ambos recibían a Kazura con una cálida sonrisa.
“Señor Kazura, debes estar cansado por tu largo viaje. ¿Cómo te sientes esta mañana?” –preguntó Liese.
“Buenos días. He descansado apropiadamente, por lo que me siento muy bien… Umm, ¿dónde se encuentra la señorita Zirconia?”
Kazura miró hacia el asiento de Zirconia mientras respondía a Liese; no había comida preparada en su asiento.
“Sobre eso, parece que no se siente bien esta mañana por el exceso de trabajo. Para evitar cualquier problema en su salud, me ha dicho que descansará todo el día de hoy.” – respondió Narson.
“Ya… Veo.”
La expresión de Kazura se oscureció, a lo que Narson se mostró confundido. Sin embargo, inmediatamente supuso que Kazura podía estar preocupado por Zirconia, por lo que le invitó a sentarse y prosiguió.
“Durante la ausencia del señor Kazura, Zir se ha esforzado demasiado… Es tan entusiasta que seguro toda la fatiga acumulada le ha salido de golpe. Será mejor para ella que descanse durante unos días.”
“Entiendo… Por favor, dile que lo haga.”
Mientras se sentaba, Kazura se comenzó a sentir incómodo tras recordar los eventos de la noche anterior. No sabía cuánto se podía haber esforzado Zirconia durante su viaje. Sin embargo, no podía pensar en ninguna otra razón para su ausencia el día de hoy que los sucesos de anoche. Después de esto, Kazura debía buscar la manera de remediar las cosas con ella.
“Yo me haré cargo de los trabajos de Zir el día de hoy, por favor no te preocupes. Si llega a ocurrir algo, no dudes en decírmelo.”
“No, estoy bien. Muchas gracias.”
Por la manera de actuar de Narson, parecía que Zirconia no le había contado nada acerca de los asuntos de la noche anterior, ya que si Narson lo hubiera sabido, en esta habitación habría una sensación como de luto.
“Señor Kazura, a partir de ahora, voy a ayudarte tanto como pueda. Como todas las norias han sido instaladas, también puedo ayudarte en otros trabajos que necesites.”
Como si notara el aura apagada de Kazura, Liese continuó con la conversación.
“¿Eh? ¿Todas? ¿Dices que han instalado todas las norias en los campos del este y del sur?” – preguntó sorprendido Kazura, a lo que Liese le respondió sonriendo.
“Sí. Como todo el mundo se ha esforzado, hemos terminado con los trabajos antes de lo esperado. También es muy probable que la precisión con la que se fabrican las piezas de las norias aumente en un futuro cercano.”
“Eso es increíble… ¿Y también van a aumentar su precisión? ¿Cómo lo has conseguido? Pensaba que no era posible hacerlo por la falta de mano de obra.”
“Pedí que los soldados discapacitados en servicio ayudaran en el trabajo del taller. Lo pensé así porque tienen experiencia construyendo campamentos y en el mantenimiento de equipo, lo que los vuelve candidatos a participar en el taller.”
“Exacto, al día siguiente de la partida el señor Kazura, Liese visitó las casas de los habitantes, una por una, junto con los carpinteros. Ellos escogieron personas cuyas heridas no les impedían trabajar, lo cual los ayuda a ellos y así mismo reduce la carga de trabajo de los carpinteros. Gracias a las negociaciones de Liese, el salario de los nuevos trabajadores será cubierto por los carpinteros, por lo que no reduce nuestro presupuesto.”
Con la explicación de Narson, Kazura no pudo sino abrir los ojos sorprendido. Pensar que Liese se esforzaría tanto durante su ausencia. Había demostrado que no era solo palabras y nada de acción, sino que incluso era capaz de pensar cómo hacer mejor las cosas y tener la iniciativa de hacerlo. Aunque era joven, demostraba mucho talento y esfuerzo. Por supuesto, como era muy popular con los habitantes y hablaba con ellos amigablemente, las cosas habían fluido con suavidad. Aun así, no era algo fácilmente replicable.
“Les he pedido que además de trabajar la madera, se centren en los trabajos de rutina, como comprar suministros o cocinar, para que se reduzca la carga que tienen los maestros carpinteros. Asignando varias personas a cada taller, podrán hacer turnos de trabajo y no sobresaturarse con la tarea.”
“Ya veo, y sin tener que preocuparse por las actividades de rutina, los artesanos podrán centrarse en trabajar… Además, un sistema de turnos, ¿eh?”
Hasta ahora, los artesanos se habían encargado de todos los trabajos, como comprar y entregar los objetos, además de lavar y cocinar. Si no tenían que hacer esas actividades triviales, entonces podrían aprovechar mejor su tiempo para trabajar en los proyectos. Los soldados discapacitados en servicio que no podían encontrar un trabajo en el ejército, al menos podían obtener un empleo, aunque su salario no fuera elevado. Además, como Liese había actuado de intermediaria, los soldados no tenían que preocuparse porque no se cumpliera el trato. Se podía decir que había sido una idea magnifica.
“Si los artesanos tienen más tiempo disponible, entonces su calidad sin duda tiene que mejorar. A parte de eso, hay algo que quiero preguntarle al señor Kazura… Tal vez, si está de acuerdo, ¿podría darme un poco de su tiempo después del almuerzo?” – preguntó Liese.
“Entiendo. ¿Está relacionado con los carpinteros?”
“Sí. Como los carpinteros han modificado los planos de la noria, me gustaría que les echaras un vistazo… Los planos se encuentran en la sala de consulta, así que podemos ir después de terminar de comer. Padre, ¿estás de acuerdo?”
“Sí. Siendo el señor Kazura, puede entrar en cualquier habitación.”
Narson estaba de acuerdo y Liese se mostró aliviada. La sala de consulta que mencionaba Liese era donde se guardaba un gran número de documentos importantes de la provincia para su cuidado y conservación. En realidad, si Narson se negaba, Liese podía simplemente sacar los documentos de la sala, pero eso chocaría con sus intereses. Su plan perdería el sentido si no podía estar a solas con Kazura en la sala de consulta, ya que, en esa habitación, no habría nadie que pudiera interrumpirlos.
“¿Sala de consulta? Ahora que lo mencionas, nunca he estado ahí.” – murmuró Kazura mientras Liese sonreía tan adorable como siempre.