martes, 6 de julio de 2021

SYN Capítulo 139

Volumen 13 Capítulo 8
Participación
Traducido por Zura y Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder

Si el infierno descendiera la tierra, ¿se vería como esto? El cielo se cubrió de imparables nubes oscuras y la tierra se llenó de sangre, lamentos, cenizas y hedores putrefactos. Los Soberanos habían nacido de la oscuridad con el único propósito de destruir y borrar por completo todo rastro de vida nacida de la luz en este mundo. Y en la vanguardia, estaba el Soberano de la Perdición. La mirada del Dragón, de pie sobre las cenizas de la ciudad, escudriñaba los alrededores.
¿Qué pasa con ese bastardo?
Desde ese intercambio de miradas, el Soberano de las Sombras había desaparecido. Al mostrar su presencia usando la percepción sensorial, el Emperador Dragón pensó que había sido una declaración de guerra del Soberano de las Sombras. Y precisamente por ese motivo, por primera vez en mucho tiempo desde su inactividad mientras deambulaba por la brecha entre dimensiones, el corazón del Monarca de los Dragones comenzó a latir con fuerza de nuevo. Al fin había encontrado a uno de los pocos enemigos que podía poner en peligro su vida. Una verdadera batalla estaba a su alcance. La guerra era como un regalo para el Soberano de la Perdición, un lugar donde la locura, la ira y la desesperación se mezclaban entre sí. ¿Con qué podría comprar esta alegría? Pero sus esperanzas no se estaban haciendo realidad. El Soberano de las Sombras había desaparecido y ni siquiera se había mostrado después de que uno de los países fuera completamente aniquilado. Por supuesto, si aparecía no sería diferente de suicidarse al intentar enfrentar a su ejército de poco más de cien mil soldados contra los más de diez millones de soldados combinados del Mundo del Caos. Sin embargo, si estaba planeado huir no se habría arriesgado a exponer su ubicación al Monarca de los Dragones.
¿Qué está planeando…??
Con el paso del tiempo, el Soberano se puso más ansioso. Como no sabía cuándo ni dónde comenzaría el ataque del Soberano de las Sombras, no tenía más remedio que mover a sus tropas con cuidado. Resultaba natural que su avance fuera tan lento. Era bastante molesto, porque quería deshacerse de él lo antes posible para prepararse para la batalla contra los Gobernantes. ‘
¿Pretende convertirlos a todos en Soldados Sombra cuando aniquile a toda la gente?
Sin embargo, debía saber que convertir en soldados a unos humanos que no sabía manejar el maná no serviría de nada ante la Legión de la Perdición. En ese momento, una voz interrumpió los pensamientos del Dragón.
“Mi Señor, hay humanos acercándose.”
Uno de los Dragones Antiguos que le escoltaban le informaba del inminente ataque de los humanos. Pensaba que todos los Cazadores humanos que podían manejar maná ya habían desaparecido de esta nación. Cuando el Monarca levantó la cabeza con una expresión de desconcierto, innumerables misiles cayeron desde el cielo. ¡BROOOOOOOOOOOOOOOOOOM Criaturas débiles haciendo movimientos insignificantes que solo los hacían parecer más lamentables. Los humanos no se rendían a pesar de saber que ni siquiera podían tocar el cabello de un soldado de su legión con unas armas que no estaban imbuidas de maná. ‘Esto se está poniendo aburrido…’ Las cejas del Dragón se crisparon. La irritabilidad se convirtió en molestia, y la molestia en ira.
“Que nadie se mueva.”
Por primera vez desde su descenso a esta tierra, el Soberano mostró su verdadero yo. Los pilotos que arriesgaban sus vidas contra los monstruos para ganar un poco más de tiempo y que los civiles pudieran escapar, se quedaron sin palabras ante el desastre colosal que apareció ante sus ojos. “Madre mía…” El terror y sobresalto de estos pilotos fue breve. Poco después, el aliento del Soberano de la Perdición, que brotaba directamente de su boca los envolvió a todos. ¡Braaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaam! Menos de un minuto. Las vidas de todos los soldados ni siquiera pudieron conseguir un minuto de tiempo. Desafortunadamente, el Monarca de los Dragones no quedó satisfecho con esos sacrificios y levantó su rostro para lanzar un poderoso rugido hacia el cielo.
“¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!”
Era una declaración de guerra al Soberano de las Sombras.
* * *
Jinwoo también escuchó el rugido. Sus ojos, que mantenía cerrados mientras reorganizaba sus pensamientos, se abrieron lentamente. ‘Ha llegado el momento…’ En el momento que sus ojos se abrieron, se encontraba dentro de la morada que Beru había construido para él. La oscuridad y el silencio descendían sobre esa sala innecesariamente grande. La atmósfera a su alrededor se parecía al descanso eterno. Jinwoo se sentía cómodo en medio de la oscuridad y el silencio de este espacio desolado. En ese instante se sintió culpable por haber regañado a Beru cuando miró por primera vez esa fortaleza blanca. Por eso, rápidamente invocó al antiguo Rey de las hormigas a su lado. “Beru, gracias.” Beru, que había estado esperando en silencio dentro de la sombra de Jinwoo, inclinó la cabeza en la oscuridad. “Mi Rey…” “Lo sé.” Jinwoo lo interrumpió antes de que pudiera decir otra cosa. A su lado, Belion se elevó desde el suelo rápidamente.
“Mi Señor, es demasiado peligroso.”
Ygritte también surgió desde la sombra, como si hubiera estado esperando por esta oportunidad. Se arrodilló y comenzó a hablar con voz seria y la cabeza agachada.
“Mi Señor, opino lo mismo.”
Los tres comandantes rechazaban el plan de Jinwoo, pero éste, sin decir nada, observaba a los tres. Los Soldados Sombra no podían morir a menos que su Soberano perdiera la vida. Por ello, lo único que les importaba era la seguridad de su Señor. Sin embargo, había ocasiones en las que había que moverse a pesar de ser consciente del peligro. Para Jinwoo, este era ese momento. “Ashbon… El anterior Soberano de las Sombras dijo que le gustaba ese aspecto de mí.” Aunque parecía frío y calculador, se refería a su actitud para enfrentar directamente los problemas, por muy peligrosos que parecieran, antes de siquiera comprobar sus probabilidades. “¿Qué haría él si estuviera en mi misma situación?”
“……”
Recordando las acciones del anterior Soberano, Belion no supo que responder. Cuando todos los Fragmentos de la Luz se rebelaron para luchar contra el Ser Absoluto, Ashbon trató de detenerlos él solo. Nunca rehuía una tarea sin importar lo peligrosa que fuera. Tras llegar a esa conclusión, cuando Belion volvió a levantar la cabeza, se encontró la brillante sonrisa de Jinwoo.
Ellos… Se parecen.
El rostro de Ashbon se superpuso con el de Jinwoo. En ese momento, Belion volvió a inclinar su cabeza e hizo un juramento sincero.
“Te seguiré hasta el final.”
Los otros comandantes también compartían ese mismo sentimiento y dejaron de intentar disuadir a Jinwoo.
“Sabes, deberías haber dicho eso desde el principio.”
Jinwoo se rio. Sentía que ya no le quedaba mucho tiempo antes del combate, así que sacó el teléfono de su bolsillo. Esta podía ser su última oportunidad para hablar con su familia. “……” Sin embargo, al final no fue capaz de presionar el botón de llamar. Pensó que si escuchaba las voces de sus seres queridos no iba a poder continuar con el plan. Esos eran sus sentimientos. Crack Los restos del teléfono móvil cayeron de la mano de Jinwoo. Sería mejor que pospusiera esa conversación hasta el final de la batalla. Jinwoo se reafirmó en su decisión y sacó la Ira de Kamish del almacén. Desgarró la camiseta que llevaba en tiras y luego las envolvió alrededor de la mano que sostenía la daga. No había ninguna posibilidad de que soltase sus armas en el fragor del combate, pero estaba haciendo esto para fortalecer su espíritu de lucha. Las vendas creadas con los trozos de su camiseta aseguraban con firmeza las dagas de sus manos. Su firme y bien trabajado torso, el cual ahora estaba visible, se encogía y agrandaba cada vez que respiraba, haciendo parecer que tenía vida propia. ‘Bien.’ El sentimiento de exaltación que sentía antes de la batalla se posó silenciosamente sobre sus hombros. Su corazón latía con normalidad. A Jinwoo siempre le había gustado esa sensación de euforia que se extendía por todo su cuerpo justo antes de entrar en una mazmorra. Su mente y su cuerpo estaban preparados. “Fuu…” Mientras dejaba salir un suave suspiro, una luz escalofriante brilló en sus ojos. Una vez más volvió a repasar el plan que había simulado innumerables veces en su mente. No podía haber errores. Cuando el peso de la determinación apareció en su rostro endurecido, los comandantes de su ejército comprendieron que había llegado el momento y asintieron con la cabeza. Entonces, Jinwoo habló con voz solemne. “Comencemos.”
* * *
Dentro de la oficina del Presidente de la Asociación de Cazadores de Corea, Jincheol estaba recordando las palabras de su abuelo. “Si quieres saber la gravedad de un incidente, observa la expresión del presentador de las noticias.” Su abuelo había participado y sobrevivido a una guerra, así como a otras calamidades que golpearon a Corea en el pasado, por lo que sabía de lo que estaba hablando. Por ello, cada vez que sentaba al joven Jincheol sobre sus rodillas le decía estas palabras. “Si la cara del presentador está animada, no pasa nada. Si su expresión es sombría, debes tener cuidado. Sin embargo, debes estar realmente asustado cuando…” Woo Jincheol, que estaba examinando el rostro de la presentadora, murmuró sin darse cuenta. “… Cuando esté tratando de mantener la calma.” Cada vez que sucedía algo realmente peligroso, los presentadores de las noticias trataban de mantener la compostura tanto como fuera posible, con el fin de evitar que los espectadores se inquietasen. Su abuelo siempre le decía que nunca había que pasar por alto cuando mostraban esa cara por televisión. Y tal como le había dicho, en este momento la presentadora estaba contando las noticias de los sucesos en los Estados Unidos con una voz y un rostro tranquilos. “… Ahora que se ha perdido el contacto con los cazadores que trataban de detener el avance de los monstruos, el gobierno de los Estados Unidos ha movilizado a su fuerza de combate, tratando de ganar tiempo para la evacuación de los ciudadanos…” Woo Jincheol cerró los ojos con fuerza. No podía seguir viendo la tragedia que estaba ocurriendo al otro lado del mundo. Ya había visto con precisión el tamaño del ejército enemigo a través de la memoria de Jinwoo. No estaba bromeando, era una calamidad de la que nadie en este mundo podía defenderse. La nación que alardeaba de poseer la mayor fuerza de combate se estaba desmoronando de forma horrible a manos de esos monstruos. Lo único que podía hacer la humanidad era rezar por un milagro. Pero, ¿qué clase de milagro debía suceder para poder detenerlos? Jincheol negó con la cabeza como si tratara de deshacerse de esos ominosos pensamientos que no dejaban de aparecer en su mente. Un milagro. ‘Ahora que lo pienso…’ Ya habían pasado tres días desde que perdió el contacto con Jinwoo. Woo Jincheol había presenciado cómo Jinwoo creaba docenas de puertas cuando los representantes de las naciones del mundo se reunieron en Corea. Si lo quisiera, podría huir a cualquier otro mundo. Era posible que ya hubiera evacuado a un lugar seguro. Pero, aunque lo hiciese, ¿quién podría criticarlo? Cuando las opciones eran luchar contra diez millones de enemigos creados únicamente para la destrucción o escapar a algún lugar muy lejano, Jincheol no podía garantizar que elegiría lo primero. Por eso, lo único que podía hacer era rezar fervientemente por un milagro. “Por favor, te lo suplico…” – rezó mientras miraba hacia el techo del despacho del Presidente, buscando una respuesta. – “… No nos abandones.” Entonces ocurrió. “¿……?” Los ojos de Jincheol temblaron mientras enfocaba sus ojos en la televisión.
* * *
“¡Uaaaaah!” La Fuerza Área de los Estados Unidos, la más poderosa e invicta, no obtuvo diferentes resultados que el ejército canadiense. ¡Boom! El piloto de un caza cuyo motor había resultado dañado intentó escapar. Sin embargo, mientras caía dejó escapar un grito desesperado al ver como sus compañeros eran aniquilados en un instante. “¡No!” ¡Booom! ¡Baaaam! ¡BOOOOM! Explosiones y destellos ocurrían por todas partes. Incluso en el caos de su mente, gritó los nombres de sus fallecidos compañeros. El suelo se acercaba rápidamente. Afortunadamente, el paracaídas se abrió antes de que se estrellase contra el suelo. Después de rodar por el suelo de forma descontrolada, el piloto vació todo el contenido de su estómago. “Buagh, buagh…” No sabía si las lágrimas que caían de sus ojos, eran debido al dolor que envolvía su cuerpo o por el resentimiento que sentía por su propia debilidad. Sin embargo, no tenía tiempo para eso. Mientras el olor a pólvora y a sangre le rodeaba por completo, las bestias que sentían el aliento de los seres vivos desde lejos se abalanzaron hacia él. El piloto rápidamente se soltó de su paracaídas y agarró la pistola que llevaba en la cadera. “¡Muere! Morid, ¡malditos bastardos!” ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! El sonido de los disparos perforaba sus oídos, pero no fueron suficientes para detener a los monstruos. ¡Clic! ¡Clic! ¡Clic! Y tan pronto como se quedó sin municiones, el piloto se arrepintió. Debía haber reservado la última bala para él. Bajó las manos por la impotencia. El primer monstruo que llego hasta él era un habitante del Caos que se parecía a una cucaracha gigante. ¡Tap! Al ver al monstruo que llenaba su campo de visión, las piernas del piloto perdieron su fuerza y se derrumbó en el acto. Un gemido desesperado salió de su boca. “Maldición…” Pero en ese momento… ¡Raaaaaaaaaaas! Todos los insectos que se abalanzaban sobre él fueron despedazados a la vez, como si una garra invisible hubiera pasado sobre ellos. “¡DIOS!” Sus ojos llorosos buscaban el origen del milagro. Poco después, encontró a un joven asiático que se acercaba lentamente hacia los monstruos. Aunque solo veía su espalda, al piloto no le resultó complicado adivinar el nombre de ese hombre al ver las dos dagas de apariencia única que sostenía en sus manos. “Sung Jinwoo… ¿Cazador Sung Jinwoo?” Jinwoo miró al piloto. Tenía una expresión tan intensa que era difícil saber si era un aliado o un enemigo. Pero, sus ojos definitivamente le decían ¡Huye!. Ciertamente, una horda de monstruos que dejaba como insignificante a los que acababa de asesinar, se dirigían hacia ellos desde la distancia. El piloto consiguió hablar. “Aunque se trate de ti, cazador Sung, no puedes hacer esto solo…” Pero fue incapaz de decir nada más. ¡ZAAAAAAAAAAAAAAAAAs! Cuando Jinwoo balaceó la Ira de Kamish, los monstruos se partieron como si fueran trozos de papel. Ahora que había ganado algo de tiempo, Jinwoo volvió a mirar al piloto. “¡Vete!” “S… ¡SÍ!” En ese momento, el piloto logró levantarse y comenzó a correr con todas sus fuerzas. Jinwoo observó cómo la espalda del hombre se alejaba antes de dirigir nuevamente su mirada hacia adelante. Acababa de derrotar a docenas de enemigos con dos golpes, pero era solo un pequeño rasguño ante un enorme iceberg. Cientos de miles de enemigos parecían haber percibido el olor del combate. Ese era el primer paso de la guerra. Sus primeras víctimas iban a ser esos monstruos con forma de insecto. “Fuu…” Jinwoo inhaló con fuerza y, mirando hacia los soldados del mundo del Caos que se dirigían hacia él, dejó salir la palabra que marcaría el punto de inflexión en esta guerra. “SALID…”