Volumen 13 Capítulo 7
La llegada del Monarca Dragón
Traducido por Alsabov y Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
¿Qué podría estar buscando cuando el mundo estaba al borde de la aniquilación? No, ¿era la persona frente a él realmente el cazador Sung?
El Director estaba borracho y sacudió violentamente la cabeza, preguntándose si estaba alucinando. Sin embargo, al ver que la figura de Jinwoo se iba haciendo más clara, se dio cuenta de que la persona que tenía delante era real. Su ebriedad desapareció de repente.
“Qu… ¿Que estás buscando?” – preguntó, elevando la voz.
“El cristal.” – respondió Jinwoo sin rodeos. – “El cristal mágico de Kamish, entrégamelo.”
“¡……!”
Su sobresalto solo duro unos segundos, y el Director meneó la cabeza casi por reflejo.
“Como bien sabes, el cristal de Kamish está en posesión de la Agencia Federal de Cazadores…”
Fue en ese momento que se detuvo en seco. Parecía que tenía algún tipo de enfermedad profesional. ¿La Agencia de Cazadores? En una situación en la que Estados Unidos estaba al borde de la aniquilación, a nadie le importaba la Agencia, y mucho menos un cristal.
‘Supongo que todavía estoy borracho.’
El Director se dio una fuerte palmada en las mejillas con ambas manos, como si hubiera dado un aplauso. Cuando la piel se le puso roja por el impacto, su mente se volvió más clara. Sus ojos nublados recuperaron su claridad. De golpe, llegó a la conclusión de que la razón por la que Jinwoo quería tener el cristal era mucho más importante para la Agencia Federal o para los propios Estados Unidos, que el valor de la piedra en sí.
Después de un corto momento de reflexión, el Director preguntó con mucho cuidado, para no ofender a Jinwoo.
“Puedo darte el cristal, pero… ¿Para qué lo necesitas?”
Jinwoo contestó de inmediato, sin dudarlo.
“La voy a usar para contraatacar.”
* * *
Jinwoo había verificado la habilidad grabada en la piedra a través del Sistema. Sin duda era el poder de un Dragón. Sin embargo, la razón por la que no había prestado mucha atención a la piedra fue porque esa habilidad poseía un serio inconveniente: se trataba de un poder que no necesitaba.
‘Pero ahora las cosas son diferentes.’
El Director y Jinwoo bajaron al noveno piso del sótano de la Agencia Federal y se detuvieron ante la caja de cristal blindado donde se almacenaba la piedra. Ahora podía leer la habilidad con sus propios ojos y no con el Sistema. Era tal y como recordaba. Una habilidad con un poder terrible. Sin embargo, con la situación actual, ese poder compensaría sus deficiencias.
Du-dum
Su corazón se aceleró.
“Cazador, una vez me contaste que los monstruos de las mazmorras fueron enviados aquí por esos seres llamados los Gobernantes.” – dijo el Director, que había estado mirando con calma la piedra.
“Sí.”
“Entonces, ¿qué son todas estas piedras que hay dentro de sus cuerpos?”
“Son regalos de los Gobernantes para que a la humanidad le resulte más sencillo combatir contra estos monstruos.”
Los Gobernantes buscaban lograr que el maná echase raíces en esta tierra a través de la feroz batalla entre humanos y monstruos. Los sacrificios humanos eran solo un efecto secundario. Por ello, los Gobernantes habían implantado estos cristales en los cuerpos de las bestias para que, cuando muriesen, sellasen sus habilidades automáticamente en su interior. Era una muestra de consideración para ayudar a los humanos en su caza. Y así, el poder de Kamish estaba latente dentro de la piedra. Esa habilidad sería la clave para contraatacar.
El Director se quedó mirando como Jinwoo sostenía la piedra.
“De verdad… Solo con eso… ¿Podemos detenerlos?” – preguntó tras tragar saliva.
“Debo intentarlo.”
En estos momentos, los ejércitos liderados por el Soberano de la Perdición seguían avanzando mientras destruían todo a su paso. Solo se detenían para destruir con precisión lo que había a su alrededor.
Gracias a que los Gobernantes habían fortalecido el planeta con maná, la velocidad de avance de las legiones había disminuido, pero eso no duraría por mucho tiempo. Pronto, toda la tierra estaría envuelta en llamas. Jinwoo no iba a quedarse sentado observando cómo el mundo se desmoronaba. Iba a mostrarles el poder del Soberano de las Sombras. Era tiempo de enseñarles lo que una insignificante criatura era capaz de hacer con ese poder.
“Tengo planeado hacer todo lo que esté en mi mano.”
La voluntad en los ojos de Jinwoo impactó el corazón del Director. Ver cómo este joven cazador coreano no estaba pensando en escapar del enemigo, aunque conocía bien su terrible poder, hacía que se diera cuenta de lo patético que era, que solo estaba pensando en huir.
‘¿Quería ir con mi hija? Soy patético…’
Se sintió extremadamente avergonzado. Y no importaba cuál fuera el resultado, quería ver su pelea hasta el final.
“No tengo excusas… Pero te lo ruego. Por favor, detén a los monstruos.”
Las lágrimas brotaron de los ojos del Director mientras inclinaba la cabeza en señal de respeto. Quizá, lo que realmente quería evitar no era esa su muerte inminente a manos de los monstruos. No, como Director de la Agencia Federal de Cazadores, como persona que debería liderar la batalla desde la vanguardia, no tenía el coraje de ver a la gente de su país ser devastada por los monstruos.
Aunque fuera algo casi insignificante, no importaba. Un simple hilo de esperanza era bueno. Aunque solo era un pequeño rayo de esperanza, se agarraría a lo que fuera. Sus emociones se transformaron en lágrimas que no dejaban de fluir de sus ojos.
Sin decir nada, Jinwoo puso su mano en el hombro del Director.
“……”
Ese simple gesto fue cien veces más tranquilizador para el Director que cualquier palabra.
“Te he mostrado algo desagradable. Me disculpo, cazador.” – añadió mientras se secaba las lágrimas.
Jinwoo esperó pacientemente a que el Director se calmara antes de volver a hablar.
“Hay algo más. Estoy buscando a una persona.”
* * *
Jinwoo siguió al Director al interior de un apartamento cerca de la sede de la Agencia Federal.
“¿Para qué haces que se quede tan cerca?”
“La Agencia cree que las cosas que necesitan protección deben mantenerse al alcance.”
El Director fue hacia las escaleras porque su destino no estaba lejos. Cuando su espalda comenzó a sudar, se detuvo frente a la puerta de una casa en el cuarto piso. El Director se giró para mirar a Jinwoo.
“Es aquí.”
Jinwoo asintió.
Toc, toc
En lugar de tocar el timbre, el Director llamó suavemente a la puerta dos veces. Después de un breve momento de silencio, un agente abrió la puerta tras revisar el rostro del Director.
“¿Director…?”
El agente frunció levemente el ceño ante el olor a alcohol que llegaba hasta su nariz antes de saltar sorprendido al descubrir la presencia de Jinwoo detrás del Director.
“¡……!”
Podía decirse que el agente había mejorado, ya que no sacó su arma como la primera vez que le vio. El agente, que por instinto siempre se llevaba la mano a la cintura al percibir a un desconocido, puso una expresión de perplejidad, como si hubiera recordado eventos del pasado.
“Ca… ¿Cazador Sung?”
Ni siquiera tuvo tiempo suficiente para pensar por qué el cazador más poderoso del mundo estaba en este lugar. Otro agente que esperaba en el interior saludó al Director.
“¿Dónde está la Señora?”
“Está dentro, ¡ah!”
Al igual que el agente que había abierto la puerta, se sorprendió al ver a Jinwoo.
“Se… Señor, ¿esta persona es…?”
“Desea hablar con la Señora. ¿Puede decirle que el cazador Sung Jinwoo está aquí?”
“Entiendo…”
Entonces…
“No sabía que alguien vendría en un momento como este.”
Como si estuviera esperando su llegada, la puerta de la habitación se abrió y apareció una mujer: la Señora Selner. Trabajaba como Potenciadora, fortaleciendo a los cazadores a su máxima potencia, pero antes de sufrir su despertar, ya trabajaba como psíquica. Jinwoo dio un paso al frente y se inclinó cortésmente ante la mujer de mediana edad.
“Por aquí.”
La Señora guio a Jinwoo al interior.
“Creo que el cazador Sung quiere hablar conmigo en privado. ¿Me equivoco?” – dijo la Señora con gentileza cuando el Director trató de seguirlos.
Jinwoo asintió, corroborando sus palabras. La puerta se cerró mientras el Director dejaba salir una ligera tos falsa y simulaba arreglarse la ropa. Cuando cerró la puerta, se volvió lentamente hacia Jinwoo, que le estaba esperando en una esquina de la habitación. Pero en el momento en que su cuerpo apareció ante sus ojos, no pudo contener el grito de sorpresa que salió de su boca.
“¡Dios mío!”
Era completamente diferente al de la última vez.
“Tu… Tú no eres la misma persona que conocí.”
Su cuerpo comenzó a temblar por miedo. Tiempo atrás, la oscuridad se escondía profundamente en su interior, pero ahora se había convertido en la misma oscuridad. Ella podía ver el poder de la Muerte que rodeaba a Jinwoo con sus ojos. Sin embargo, él negó con la cabeza y aclaró el malentendido.
“Soy la misma persona que conociste, pero la oscuridad que viste en ese momento se ha vuelto una conmigo.”
“Ah…”
¿Qué palabras en el mundo podrían describir una escena tan maravillosa? El poder de Dios residía en el cuerpo de un humano. Analizando el formidable poder que fluía por Jinwoo, la Señora solo pudo suspirar llena de admiración. Fue incapaz de cerrar la boca durante mucho tiempo.
“Yo… Yo no tengo el poder para ayudarte.” – dijo al recuperar la compostura.
No, ¿existía alguien en el mundo con la suficiente habilidad para poder ayudarlo? Era un ser que trascendía ampliamente a los seres humanos. Sin embargo, Jinwoo tenía una idea diferente.
“¿Dijiste que podías ver fragmentos del futuro?” – preguntó mientras se acercaba con lentitud a la aterrorizada Señora.
“Hasta cierto punto…”
“En ese caso, ¿te gustaría echarle un vistazo a mi futuro?”
Antes de entrar en la batalla, Jinwoo quería saber el final que verían sus ojos. Daba igual el resultado, pensaba que le ayudaría a estar más relajado.
La Señora Selner vaciló antes de asentir lentamente con la cabeza. Extendió ambas manos, agarró los dedos de Jinwoo y cerró los ojos. Adentrarse en la oscuridad requería una gran dosis de valor. Pero más que eso, no se atrevía a rechazar la petición del guerrero capaz de enfrentarse a tales enemigos.
El tiempo pasó volando y, cuando finalmente abrió sus ojos, un incontrolable mar de lágrimas recorría sus mejillas.
“Tú… ¿En verdad vas a cargar con todo ese peso solo?”
“……”
Jinwoo no respondió.
“¿Cómo…? ¿Cómo puede una sola persona llevar tal terrible carga…? ¿Vas a sacrificarte para salvarnos a todos?”
El rostro de Jinwoo se iluminó.
“Afortunadamente puedes llegar hasta ahí.”
“¿Afortunadamente? Nadie lo recordará. ¡Terminarás luchando una terrible batalla tú solo!”
Jinwoo soltó sus manos mientras ella intentaba disuadirlo. Cuando se decidió a luchar, ya estaba preparado para lo que tuviera que pasar. Dio un paso atrás antes de saludar cortésmente de nuevo.
“Lamento haber venido sin avisar para solicitar una petición irrazonable.”
“¡Cazador Sung Jinwoo!”
Jinwoo se introdujo en la sombra bajo sus pies antes de que la voz desesperada de la Señora pudiera terminar sus palabras. Alarmados por los gritos, los agentes se apresuraron a entrar, pero Jinwoo ya había desaparecido.
* * *
“……”
Jinwoo subió al edificio más alto y expandió sus sentidos tanto como pudo. Era lo mismo que había hecho cuando estaba buscando a Jinho. Lejos, hacia el norte, podía sentir un incontable número de monstruos moviéndose hacia el sur. Apenas podía sentir la presencia de otro ser vivo en el área que quedaba detrás de ellos. Todos habían sido devorados por los habitantes del Mundo del Caos.
Min Byung-Goo, Go Gunhee, Adam White, y su padre. Los rostros de las muchas personas que habían perecido en la lucha contra esas criaturas pasaron por la mente de Jinwoo.
Ira. La ira que brotaba desde lo más profundo de su pecho comenzó a teñir su corazón negro. Jinwoo cerró los ojos y vagó en busca de la energía del Dragón en medio de ese enorme ejército. No fue complicado encontrar una masa de energía que se arremolinaba como un tornado que se tragaba todo lo que había a su alrededor.
‘Te encontré…’
Jinwoo vio al Monarca de los Dragones. Y el Soberano de la Perdición le vio a él. Un sentimiento afilado recorrió todo su cuerpo. Y sabía quién era el único ser que podía hacerle tener esa reacción.
El Monarca se detuvo y miró en dirección a Jinwoo. Sus siniestros ojos de serpiente no apartaron la mirada de la oscuridad durante mucho tiempo, ya que finalmente sentía la presencia del único enemigo capaz de amenazar su existencia.
“……”
“……”
El Soberano de las Sombras y el Soberano de la Perdición se miraron el uno al otro a través del espacio.
“¡Estoy justo aquí!” – gritó el Monarca de los Dragones, siendo el primero en mostrar sus colmillos.
Su poderoso rugido resonó como si cientos, no, como si miles de relámpagos cayeran al mismo tiempo por todo el planeta.
“¡Decenas de millones de los tuyos han muerto! ¿Cuánto tiempo vas a seguir escondiéndote?”
Un brillo espeluznante apareció en los ojos de Jinwoo.
‘Te veré pronto.’
Y entonces… Jinwoo se tragó las palabras que iba a decir y desapareció en las sombras.