sábado, 18 de octubre de 2025

JDR - Capítulo 331

Capítulo 331

Conquistando la ciudad del Continente Occidental.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder

El sonido de disparos continuó resonando en el este. “¿Aún siguen luchando…?” – murmuró Colmillo de Roca, mirando como parpadeaban las llamas bajo el cielo nocturno. Seguía subido a una balsa. – “¿Salió algo mal?” Justo cuando se sentía angustiado, una balsa de madera se desplazó desde un callejón del este. En el momento en que Colmillo de Roca notó que la persona que iba en la balsa era su líder de compañía, su corazón se aceleró. La balsa pronto llegó a la orilla. Sin esperar a que su fiel ayudante se estabilizara, Colmillo de Roca lo agarró por el hombro. “¿Cuál es la situación? ¿Quién ganó?” – preguntó, nervioso. “La Nueva Alianza ganó… Ya ocuparon el cuartel general.” – respondió el lugarteniente al instante. “¿Qué hay de Colmillo Dorado?” – preguntó Roca. – “¿Dónde está? ¿Lo capturaron?” “¡Está muerto!” – respondió, tras tragar saliva con dificultad. Los ojos de Colmillo de Roca se abrieron de par en par. “¿Estás seguro?” El esbirro asintió vigorosamente. “¡Es cierto! ¡Lo vi con mis propios ojos! Los proyectiles de la Nueva Alianza penetraron por el agujero en la pared. Luego hubo una explosión en el interior… No solo Colmillo Dorado, ¡sino también los Apóstoles enviados por Antorcha murieron en la explosión!” – añadió con nerviosismo. Al oír esto, Colmillo de Roca finalmente se relajó, aunque no pudo evitar seguir con los puños apretados. “¡Genial!” Al observar la expresión alegre de Colmillo de Roca, el líder de compañía que había presenciado la muerte de Colmillo Dorado adoptó una expresión compleja. El tirano ha muerto. La guerra finalmente ha terminado. Sin embargo, terminó con su derrota. Aunque la Nueva Alianza había prometido que su tratamiento sería diferente al de los prisioneros ordinarios, eso no cambiaba el hecho de que eran prisioneros. En cuanto al futuro… Solo el tiempo lo dirá. Al ver las expresiones taciturnas en los rostros de sus subordinados, Colmillo de Roca comenzó a darse cuenta de que podría estar mostrando excesiva felicidad, lo que parecía inapropiado. Así que se aclaró la garganta y le dio una palmadita en el hombro al líder de compañía. “No estés tan triste. Todo esto es culpa de ese idiota que escuchó los malos consejos de Dillon y lo arriesgó todo, sacrificando sus tanques. Él fue quien llevó a nuestra tribu al abismo. Es su responsabilidad, no la nuestra. Además, el Administrador de la Nueva Alianza me dijo en una carta que rendirse es solo perder la mitad de la batalla. Este es un buen resultado. Mantén la cabeza alta. Ahora vamos a tomar el control de los prisioneros… No hay nada de que lo avergonzarse.”
* * *
Al enterarse de la muerte de Colmillo Dorado, Colmillo de Roca condujo de inmediato a sus más de 1000 hombres desde la zona de defensa occidental hacia el cuartel general. Cooperaron con la Legión Ardiente para controlar el puesto de control cerca del cuartel general y los puestos de avanzada de las calles cercanas. Aunque eso significaba volver sus armas contra sus aliados, no tenían otra opción en ese momento. Para demostrar su lealtad a la Nueva Alianza, Colmillo de Roca no dudó en ordenar a su propia gente que abriera fuego; incluso corrió personalmente a primera línea del campo de batalla para supervisarla. Al principio, sus subordinados dudaron, pero a medida que las bajas comenzaron a aumentar, se entregaron al frenesí de la matanza, dejando de lado por completo sus luchas internas. Eran depredadores. No había restricciones ni cargas psicológicas inherentes. En esencia, aferrarse a los poderosos no era más que otra faceta de la ley de la selva. “¿Roca estás loco?” Colmillo de Nube, quien instaba a sus subordinados a avanzar, de repente mostró una expresión de confusión al ver a Colmillo de Roca de pie tras una cobertura en el lado opuesto. Frente a sus antiguos compañeros, su rostro mostró cierta vacilación por un momento, pero duró solo medio segundo. “No tiene sentido hablar. Todo lo que nos ha sucedido ahora es consecuencia de la propia ingenuidad de ese idiota… ¡Ríndete! ¡Colmillo Dorado está muerto!” “¿Muerto…?” Un destello de incredulidad y miedo apareció en los ojos de Nube, pero rápidamente fue reemplazado por un profundo odio y rabia. Rugió con fuerza, con su voz rasgando el aire. “¡Jamás!” Colmillo de Roca no ocultó sus sentimientos, abandonando por completo sus reticencias, levantó una ametralladora para disparar hacia el otro lado de la calle con el rostro desencajado por la ira. “¡Entonces vete al infierno!” Los soldados de la Nueva Alianza sacaron las granadas de humo y, tomando impulso, las lanzaron hacia el enemigo. El humo rojo recorrió una distancia de casi 100 metros y se esparció sobre las posiciones de Nube. Antes de que los depredadores pudieran reaccionar, una lluvia de fuego descendió del cielo, enviándolos a ellos y a sus refugios por los aires. Contemplando la densa humareda que se alzaba frente a él, Colmillo de Roca solo tardó medio segundo en lamentar en silencio la pérdida de sus antiguos compañeros antes de apretar los puños. “¡Deberían haberme escuchado!” – dijo con ferocidad. – “No tenía por qué ser así, pero no me dejas otra opción…” Con la noticia de la muerte de Colmillo Dorado, la moral de la brigada bajo su control directo se desplomó instantáneamente. Frente a la feroz potencia de fuego de la Nueva Alianza y las tropas de Colmillo de Roca, los depredadores restantes fueron rápidamente derrotados. Y en ese momento, una transmisión sonó en las áreas urbanas alrededor del Cuarto Distrito Nuevo. “Soy el Administrador de la Alianza.” “¡Depredadores del Clan Colmillo! Su cuartel general ha sido capturado. Colmillo Dorado Triturador de Cráneos fue asesinado por nuestros soldados mientras huía. ¡Tu derrota es segura! ¡La rendición es tu única esperanza! No matamos a los prisioneros, pero con aquellos que se resistan, ¡no mostraremos piedad!” ‘Colmillo Dorado…’ ‘¿Está muerto?’ Los depredadores que aún se dirigían hacia el cuartel general quedaron aturdidos y empezaron a entrar en pánico al escuchar la noticia de la muerte de Colmillo Dorado. Sintieron como si el cielo se les cayera. Desde un capitán hasta los esbirros armados, todos estaban perdidos y no sabían qué hacer. En la parte sur de la ciudad, de pie junto a Colmillo de Simio, un oficial de Estado Mayor del ejército suspiró suavemente. “Ríndete… Ya hemos perdido.” La expresión de Colmillo de Simio se contorsionó de ira y agarró al oficial por el cuello. “¡Cállate! ¿Quién crees que es el responsable de habernos traído hasta aquí?” “¿Quieres culpar a Dillon?” – preguntó el oficial con sarcasmo. – “Sí, puedes culparlo… Depositar sus esperanzas en vosotros fue la decisión más estúpida que ha tomado. Si quieres matarme, adelante. De todas formas, no te queda mucho tiempo.” Colmillo de Simio lo fulminó con la mirada, pero tras una larga pausa, soltó el cuello del oficial. “¿Qué debo hacer…?” “Toma a tus hombres y ríndete. Es evidente que el bombardeo de la Nueva Alianza en el sur de la ciudad es solo una finta. Su fuerza principal está en el oeste. Rendirse antes de que entren en la ciudad demuestra más nuestra buena voluntad que esperar a que se abran paso.” Colmillo de Simio tragó saliva con fuerza, nervioso. “Per… pero no tenemos folletos. Quemé todos los que encontré.” Colmillo Dorado había ordenado que cualquiera que escondiera panfletos sería sometido a un castigo extremo. No se atrevió en absoluto a desobedecer esa orden, y todos los días revisaba los bolsillos de sus subordinados dos o tres veces para asegurarse de que no hubiera traidores entre sus filas. Sin embargo, al escuchar esa ingenua declaración, el oficial de Estado Mayor se limitó a reírse entre dientes. “¿Qué tonterías dices? ¿De verdad crees que tus subordinados son tan obedientes? Apuesto a que en cuanto grites… ¡Se acabó la guerra! Aparecerán inmediatamente con miles de panfletos para rendirse.” El rostro de Colmillo de Simio alternaba entre pálido y rojo mientras apretaba y aflojaba el puño. Después de una feroz lucha interna, finalmente prevaleció la voluntad de vivir. Bajo sus órdenes, más de 1000 depredadores de la zona sur de la ciudad salieron de su escondite, con las manos en la cabeza y, en grupos, caminaron hacia las posiciones de la Nueva Alianza… Y en ese mismo momento, en las líneas del frente de la Nueva Alianza, era la Legión Esqueleto la que custodiaba las trincheras. “¡Maldita sea! ¿Acaban de rendirse? ¡Que cobardes!” – Topo observó a los depredadores acercarse con las manos en la cabeza a través de sus prismáticos y no puedo evitar quejarse. “Después de todo, los PNJs solo tienen una vida. No hay vergüenza en rendirse.” – dijo Iren con una cajita de madera sobre las rodillas. Iba sacando comida y la masticaba lentamente. Al ver que su compañero disfrutaba tanto de su comida, Élfico no pudo evitar tragar saliva y miró su fiambrera. “¿Qué es esto?” – preguntó con curiosidad. Un objeto oscuro y con forma de concha, con unas cuantas hojas que parecían especias esparcidas por encima. Su juicio preliminar indicaba que al menos estaba cocido. “Camarones acorazados. Los pesqué junto al lago. ¿Quieres uno?” – ofreció Iren generosamente. A pesar de su vacilación, al oír que era un camarón, Rico Rey Élfico bajó un poco la guardia y usó un palillo para recoger una bola de camarón del grosor de su pulgar con un palillo. La forma del camarón acorazado era bastante peculiar. Lo examinó un rato y no vio la cabeza ni las pinzas. Tras dudarlo un poco, finalmente se lo metió en la boca. “Mm…” El sabor era inesperadamente bueno. Un poco a pescado, con un toque de sabor a río. “Recuerda escupir la cáscara; no puedes masticarla. Es demasiado dura.” – le recordó Iren al ver a su buen amigo masticar a gusto. “¿Demasiado dura? ¿Por qué se deshizo en cuanto lo mordí?” Élfico se quedó paralizado. Iren estaba atónito, pero de repente puso una expresión de incomodidad. “Uh… ¿Estás seguro de que estás comiendo un camarón?” “¿Qué demonios? ¿Qué más hay ahí?” – gritó Élfico tras pensar en sus palabras y dejar de masticar. Iren lo miró con curiosidad. “No te preocupes… Quizás se hayan mezclado algunos caracoles. No es para tanto.” Antes de terminar de hablar, Élfico se aferró a la puerta del coche y empezó a vomitar. “¡Tienes agallas al atreverte a robarle comida a Iren de su plato!” – dijo Topo, bajando los prismáticos. Iren, que sostenía su fiambrera, frunció el ceño de inmediato y empezó a protestar. “¡Que te den! Por cómo lo dices parece que no estoy comiendo comida humana.” Topo arqueó una ceja. “¿Qué humano normal asaría gusanos de crin de caballo…?” “¿Gusanos de crin? ¡Son patas de mantis! ¡Y no todas las mantis tienen gusanos de crin!” Mientras discutían, los depredadores, que llevaban las manos en la cabeza, ya habían llegado a las posiciones de Nueva Alianza. Naranjita, vestido con su armadura de exoesqueleto y liderando un equipo de 100 hombres completamente armados, se acercó y separó a los más de 1000 prisioneros en grupos. A excepción de los depredadores con rango superior a líder de compañía, que fueron retenidos por separado, todos los demás fueron conducidos a la misma área. El resto de los prisioneros fueron colocados frente a las trincheras, acurrucados con la cabeza gacha, esperando a ser transportados al campo de prisioneros recién construido en el Municipio de Qingshi. Al mismo tiempo, en el puesto de mando temporal de la Nueva Alianza, Chu Guang miró la máquina virtual con una sonrisa. “Por fin se acabó.” Vanus estaba sorprendido. “¿Han destruido el cuartel general?” Chu Guang asintió. “Mm, aunque el plan fracasó y no pudimos capturar a Colmillo Dorado con vida. Pero recuperar su cuerpo también nos sirve.” La razón por la que el Clan Colmillo pudo mantener un ejército de decenas de miles mediante un gobierno tribal se debió en gran medida al prestigio personal de su líder y a su brutal gobierno sangriento. Una vez que el propio Colmillo Dorado muriera, ya fuera en batalla, de vejez o por enfermedad, toda la tribu se desmoronaría rápidamente… A menos que surgiera un nuevo y poderoso líder para hacerse cargo de la situación. Pero en la situación actual, la posibilidad de que eso sucediera era casi nula. Y con la caída del Clan Colmillo, la Tribu Mastica Huesos, que había arrasado toda la Provincia del Valle del Río, también llegaría a su fin… “En menos de dos meses, has aniquilado una fortaleza de depredadores de casi 30.000 hombres… Has creado un milagro.” Vanus no pudo evitar maravillarse. Chu Guang sonrió. “No soy yo quien creó un milagro; es la gente de la Nueva Alianza.” – respondió con modestia. Vanus lo miró sorprendido y después de un buen rato, asintió. “Ya veo.” Si ese fuera el caso… La victoria estuvo dentro de lo razonable.
* * *
Los intercambios esporádicos de disparos continuaron durante toda la noche. Al difundirse la noticia de la muerte de Colmillo Dorado, los depredadores que habían escuchado la transmisión emergieron de sus escondites, levantaron las manos y se rindieron de manera organizada. El cielo empezó a iluminarse. Las escaramuzas en las principales áreas urbanas cesaron gradualmente y la Ciudad del Continente Occidental finalmente dio la bienvenida a la paz. Contemplando el amanecer, Chu Guang entrecerró los ojos mientras llevaba su servoarmadura. Miró a Naranjita a su lado. “¿Qué tal si le ponemos al nuevo asentamiento el nombre de Ciudad del Alba? ¿O tienes una idea mejor?” Chu Guang se rio entre dientes.'Alba' en caracteres chinos sonaba como Shu Guang. Naranjita pensó durante mucho tiempo, pero, debido a su limitada educación, solo pudo pronunciar una frase. “¡Qué buen nombre!” Chu Guang rio entre dientes y agitó la mano derecha hacia adelante. “¡Adelante!” La Primera Legión permaneció en su posición. La Segunda, junto a la Legión de la Muerte y la Legión de la Jungla, comenzaron a avanzar. La resistencia dentro de la ciudad prácticamente había terminado, pero no todos se rindieron voluntariamente. A pesar de las repetidas derrotas y las brutales tácticas de represión habían llevado a la mayor parte del Clan Colmillo al borde de la resistencia, todavía hubo algunos obstinados que permanecieron leales, dispuestos a luchar por su clan hasta el amargo final. “¡Panda de cobardes desvergonzados! ¡Traicionaron su propia bandera y juramento!” “¿Rendirse? Ja, ja, ja. ¡Ni en sueños!” Rugiendo furioso contra los hombres de Colmillo de Roca, Zorro lideró una retirada caótica hasta un centro comercial abandonado. Debido a que los defensores en el sur ya se habían rendido, se vio en una situación complicada mientras marchaba para reforzar sus defensas. Pero a medida que se iban encontrando más solos, multitud de sus hombres se iban quedando atrás para intentar huir. A estas alturas le quedaban menos de 300 hombres. Afortunadamente, el garaje subterráneo de este centro comercial abandonado albergaba un depósito de municiones. En su interior se encontraban los suministros para la zona sur, suficientes para aguantar durante mucho tiempo. Sus sólidos cimientos y la excelente estructura sobre la superficie le ofrecían una buena posición para resistir los bombardeos y el fuego de artillería. La única manera de capturar el depósito de municiones era enviar tropas al interior. Justo cuando Chu Guang estaba considerando a qué legión asignarle esta misión, un prisionero que había sido asignado como guía se adelantó de repente. “Administrador supremo, si está dispuesto a confiar en mí… Por favor, ¡confíeme a este terco alborotador! ¡Estoy dispuesto a guiar a mis subordinados al garaje subterráneo y capturar el depósito de municiones!” – dijo tras juntar las manos en un gesto de respeto. Mientras hablaba, los ojos de Colmillo de Simio estaban llenos de adulación y entusiasmo. Si pudiera elegir, no querría convertirse en un trabajador de las minas. En el páramo, incluso ser carne de cañón era mejor que ser trabajador forzoso. Los primeros al menos tenían una oportunidad de disfrutar del botín de guerra y una oportunidad de cambiar las cosas, mientras que a los segundos… Solo les esperaba la monotonía en una mina hasta la llegada de la muerte. Al principio Chu Guang no quería asignarle una tarea tan importante, pero de repente tuvo una idea diferente: tal vez esta podría ser una buena oportunidad. La guerra había terminado y ya no necesitaba realmente carne de cañón, pero sí necesitaba gente que se encargara de los prisioneros. Y actualmente, los únicos que parecían ser útiles para ese papel eran Colmillo de Roca y sus subordinados. Todos esos hombres le habían jurado lealtad y apuntado con sus armas a sus antiguos compañeros, por lo que les sería imposible conspirar con otros prisioneros. Sin embargo, todavía pertenecían a la misma facción, por lo que no sería apropiado que fueran los únicos que sirvieran como supervisores. Para evitar que los mandos medios del campo de prisioneros de guerra pudieran unirse, era necesario apoyar a un segundo al mando que sirviera contra Colmillo de Roca. Tras tomar una decisión, Chu Guang miró a Naranjita. “¿Sigue en la misma posición la unidad que se rindió anoche?” Naranjita asintió. “Sí, actualmente está bajo la supervisión de la Primera Legión.” Chu Guang miró entonces a Colmillo de Simio. “Enviaré una legión para apoyarte. Espero ver resultados antes del anochecer.” “¡Gracias por su confianza! ¡Prometo traerles la cabeza de Colmillo de Zorro!” – exclamó Colmillo de Simio extasiado. “Intenta capturar a tantos con vida como puedas.” – le recordó Chu Guang. Luego hizo un gesto con la mano para despedirlo. Los subordinados de Colmillo de Simio ya se habían reunido a la entrada del garaje subterráneo. El equipo de 100 hombres asignado a la vanguardia ya estaba equipado con subfusiles PU 9 capturados. Además, cada uno recibió dos cargadores proporcionados por el personal de logística. Ansioso por demostrar su valía, el grupo de Colmillo de Simio se ofreció como voluntario para liderar la carga. Además de dar su aprobación con un gesto, Chu Guang también ordenó a su oficial de logística que proporcionara al audaz equipo una granada de mano ofensiva adicional. Al mismo tiempo, los 300 jugadores de la Legión de la Muerte recibieron la misión de eliminar a los enemigos que quedaban. El paquete de expansión estaba a punto de entrar en la fase de liquidación de puntos tras pasar las 24 horas. Era su última oportunidad de ganar puntos. Los jugadores que recibieron la misión estaban entusiasmados y listos para empezar, mientras que los que no la recibieron mostraban la envidia en sus caras. “¡Maldita sea! Nosotros también somos soldados de infantería, ¿por qué no vamos?” “¡Sí! ¡Esto no es justo!” “¡Debe haber algún tipo de intercambio turbio tras bambalinas!” “¡Piérdete! ¿Qué quieren decir con intercambio turbio? ¡Dejan que se encarguen los profesionales! ¿Qué demonios sabes hacer?” – dijo Gran Deudor con una sonrisa burlona, ajustándose el lanzallamas que le había prestado la Legión de la Jungla. “Hermanos, cambiad a metralletas y escopetas. Los que tengan bayonetas, prepárenlas. Y los que no, asegúrense de traer sus palas. ¡Prepárense para entrar en los túneles!” – gritó Golpe de Remo caminando hacia el frente del grupo. Los jugadores de la Legión de la Muerte gritaron con entusiasmo. “¡Uaaaaaaa!” Al ver su inmenso entusiasmo por luchar en una batalla urbana a vida o muerte, los depredadores rendidos, que estaban armados con metralletas y listos para liderar la carga, no pudieron evitar tragar saliva con nerviosismo. ‘¿Esta gente está loca?’ “Que se encarguen del problema de aquí, continuemos avanzando.” Tras asignar a varios PNJs de la Segunda Legión para supervisar el ataque, Chu Guang hizo un gesto con la mano, dirigiendo al grupo principal para que continuara adentrándose en la ciudad. El alojamiento temporal para los prisioneros de guerra se instaló en el antiguo emplazamiento de la Plaza de los Ciudadanos, en la parte sur del Cuarto Distrito Nuevo. Allí había un amplio espacio abierto, sin obstáculos. El teatro al norte de la plaza ofrecía una visibilidad excelente, y una sola ametralladora bastaba para cubrir toda la plaza. Continuaron trayendo prisioneros durante toda la noche. Las bajas no fueron demasiado graves: salvo unos pocos que lucharon hasta la muerte, la mayoría fueron capturados mientras huían hacia el norte, ya sea por las guerrillas o porque sus oficiales se rindieron de manera organizada. Al principio, Colmillo de Simio los hizo atar con cuerdas. Al final, había tanta gente que se quedó sin ellas, por lo que simplemente les quitaron las chaquetas de piel de animal, las rasgaron en tiras y las usaron como cuerdas y vendas improvisadas. El clima en mayo no era tan duro, pero si hubiera sido unos meses antes, muchos habrían muerto congelados. Al amanecer, toda la plaza estaba repleta de gente en cuclillas, llenando casi todo el espacio disponible. Colmillo de Simio y sus subordinados, armados y atentos, rodeaban la plaza en grupos de diez. Observaban a los prisioneros de guerra apiñados en el suelo con la cabeza gacha, mientras que estos miraban a los traidores por el rabillo del ojo con odio. Llevaban una venda blanca alrededor del brazo. Pero cuando vieron a los soldados de la Nueva Alianza, todo ese odio se convirtió en miedo y pánico. ¡Estaban realmente aterrorizados! “Respetado y supremo Administrador… Su más leal servidor, Colmillo de Simio, le da la más humilde bienvenida.” Al ver la servoarmadura al frente del grupo, Colmillo de Simio reconoció de inmediato su identidad y, con una sonrisa aduladora, se acercó voluntariamente. Chu Guang miró el mar de gente en la plaza. “¿Cuántos prisioneros hay aquí?” “¡21.708 personas!” – respondió de inmediato Colmillo de Simio. “¿Estás seguro de esa cifra?” “Uh, más o menos… Puede que haya un error de 100 o 200…” – respondió Colmillo de Simio con nerviosismo, con la frente empapada de sudor. Chu Guang sonrió levemente, sin presionarlo más. De hecho, ya había enviado un dron colibrí para contar los números en la plaza, que sumaban 21.573 personas. Había alguna discrepancia en el recuento, pero no era grave. Algunos de esos prisioneros eran descendientes directos del Clan Colmillo, mientras que otros provenían de las provincias orientales o del Estado Libre de Bugra. Chu Guang no tenía intención de liberarlos hasta que expiaran sus pecados. “Tanta gente reunida en el mismo lugar es una amenaza potencial. Sugiero transportarlos en grupos a Qinghi para vigilarlos.” – aconsejó Naranjita en voz baja mientras se acercaba a Chu Guang. “El campamento de prisioneros de guerra del Municipio de Qingshi probablemente no pueda albergar a tanta gente. Inicialmente esperábamos capturar entre 8.000 y 10.000 soldados, así que no construimos tantos alojamientos.” – respondió, tras pensarlo y momento. La cantidad de prisioneros superó con creces sus expectativas. Chu Guang no previó que se rendirían tan rápido sin oponer una resistencia considerable. “Entonces deberíamos…” – continuó Naranjita con un toque de crueldad en los ojos. A su lado Colmillo de Simio se asustó y no se atrevió a emitir ningún sonido. Simplemente se quedó allí temblando de terror. Chu Guang negó con la cabeza suavemente. “No. Las minas del Municipio de Qingshi necesitan mano de obra, y Ciudad del Alba necesita gente. Enviad una parte a Qingshi y el resto se quedará aquí para construir un campamento para prisioneros de guerra.” Una cantidad tan grande de personas era sin duda un peligro, pero también representaba una oportunidad. Si Chu Guang quería superar al resto de fuerzas del páramo que se habían estado desarrollando durante más de un siglo. No podía ir a lo seguro. Chu Guang miró a Colmillo de Simio. “Además de estos prisioneros… ¿Qué hay de los esclavos que capturaste? ¿Y los artesanos que te ayudaron a fabricar armas? ¿Dónde están?” “Están dispersos en celdas del Cuarto Distrito Nuevo… He dispuesto que alguien los vigile.” – respondió nervioso Colmillo de Simio. “¿Cuántos hay?” – preguntó Chu Guang. Colmillo de Simio dudó, no había tenido tiempo para contarlos todavía. “Aproximadamente… Algo más de 10.000.” “10.000…” – Naranjita se quedó perplejo y frunció el ceño. – “¿Cómo es posible que haya tantos?” Colmillo de Simio cerró la boca, nervioso, y no se atrevió a hablar. De hecho, durante su apogeo eran cerca de 50.000 prisioneros y casi 30.000 seguidores. Sin embargo, más tarde se enfrentaron a hambrunas, plagas de ratas, enfermedades, el estancamiento en la guerra y fracasos a la hora de cultivar tierras, lo que provocó la muerte de muchos esclavos. Por eso quedaban poco más de 10.000. “Pueblo Esperanza tiene más de 5.000 personas… Con más de 10.000 esclavos aquí… Si les damos a todos la residencia… nuestras reservas de alimentos se verán gravemente afectadas.” – susurró el oficial de logística que le acompañaba. Chu Guang guardó silencio por un momento. “Ya estamos a finales de mayo. Deberíamos poder mantenerlos hasta la cosecha de trigo y arroz temprano de julio. Ahora que las rutas comerciales hacia el sur ya están abiertas, podemos usar el cobre y el azufre para comprar alimentos a los agricultores de la Llanura Dorada…” En caso de emergencia, también podrían utilizar crema nutritiva para superar la situación. “Prometimos otorgarles la residencia a todos los supervivientes de Pueblo Esperanza… y debemos cumplirlo. En cuanto a los esclavos, primero les daremos el estado de supervisado, con los mismos estándares que el de refugiado.” – continuó Chu Guang, tras una pausa. Los que quedaban bajo esas categorías tenían derechos cívicos limitados. Normalmente, los recién llegados se clasificaban en esa categoría, y solo tras un período de aprendizaje y adquisición de habilidades básicas para la vida, su estado cambiaba a residente de pleno derecho. Ese enfoque ayudó a minimizar el impacto y la carga de los recién llegados en la sociedad. El oficial de logística anotó inmediatamente las órdenes del Administrador. “¿Qué hacemos con los artesanos?” “Manténgalos encerrados por ahora, pero separados de los demás prisioneros de guerra.” – respondió Chu Guang. El oficial de logística asintió. “¡Entendido!” Chu Guang se volvió hacia Colmillo de Simio. “Llévame al palacio de Colmillo Dorado y veamos qué tesoros esconde.” Aliviado de que el Administrador hubiera dejado de indagar, Colmillo de Simio asintió de inmediato e hizo una reverencia. “¡De acuerdo! ¡Os llevaré!” El grupo continuó su imponente marcha hacia el Cuarto Distrito Nuevo. Al mismo tiempo, una serie de informes triunfales llegaron desde el frente a la Ciudad del Amanecer. Esos mensajes se difundieron a través de los altavoces en la plaza del asentamiento. ¡La Nueva Alianza conquistó la Ciudad del Continente Occidental! ¡Colmillo Dorado Triturador de Cráneos fue asesinado! ¡El Clan Colmillo fue completamente aniquilado, más de 20.000 depredadores fueron hechos prisioneros y casi 10.000 esclavos liberados! Cada noticia, tomada por separado, hubiera sido suficiente para conmocionar a los espectadores. A la entrada del puesto comercial, los comerciantes con bueyes de dos cabezas, los mercenarios con sus mochilas y los viajeros se detuvieron en seco, intercambiando miradas de asombro. “¿Colmillo Dorado está muerto…?” “¿Lo dicen en serio?” “Si el Clan Colmillo ha sido realmente aniquilado… La Tribu Mastica Huesos está perdida.” Un mercenario con un rifle observó la transmisión con asombro. “¡Por fin! Llevo casi 2 años sin ver a mi antigua amante de la taberna de Bugra… Espero que aún me recuerde.” – exclamó un compañero a su lado. “Ja, ja, ja. ¡Esas hienas caníbales por fin se han ido al infierno! Alabada sea la gran Alianza, ¡alabado sea el Administrador! ¡Agua Celestial recordará sus grandes hazañas!” – gritó con entusiasmo un comerciante cubierto de polvo, atrayendo las miradas curiosas de quienes lo rodeaban. Era evidente que esos depredadores le habían causado grandes pérdidas. “Gracias al Todopoderoso Gran Dios Ciervo; esta tierra finalmente encontró su gobernante…” Un anciano vestido de viajero se arrodilló parar orar devotamente. Cuando las noticias sobre la Ciudad del Continente Occidental llegaron a la Firma Herradura en el Pueblo del Río Rojo, Sim se quedó atónito detrás de su escritorio. Tras un buen rato, finalmente recobró el sentido y sus labios congelados se movieron sin que se diera cuenta. “Debe ser falso…”


1 comentario:

  1. Gracias por el capítulo, hay más prisioneros que gente en la ciudad del amanecer, va a ser complicado la gestión de esto.

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