Arco 1 Capítulo 3
En el pueblo (II)
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
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Editado por AMarauder
“Padre, bebe esto y estarás bien. Despacio.” – dijo mientras ayudaba a su padre a incorporarse y le ponía los medicamentos que había recibido de Kazura en la boca y le daba algo de agua.
No paraba de gemir por el dolor. Mientras tosía, su padre, de alguna manera, logró tragar los medicamentos.
“Bebe también esto, es una bebida nutritiva, vamos.”
Mientras veía como Valetta le daba de beber la bebida nutritiva, Kazura estaba perplejo. No había forma de curar a una persona al borde de la muerte con esos medicamentos. Le había entregado la bebida energética como consuelo, pero en lugar de darle energía, más bien lo estaba llevando al descanso eterno.
“Kazura, ¿cuándo se recuperará mi padre?” – preguntó Valetta a Kazura después de darle los medicamentos a su padre y dejarlo descansar.
“¡Ah! A más tardar debería estar libre de dolor mañana o pasado mañana, creo.”
“Gracias a los dioses… Hmm, Señor Kazura, ¿has decidido dónde vas a pasar la noche? Si no tienes dónde dormir, aunque sé que no es mucho después de darnos todas esas medicinas, por favor, quédate en nuestra casa.” – dijo Valetta sonriendo tras escuchar la respuesta imprudente de Kazura.
Kazura estaba lleno de sentimientos de culpa por la actitud que estaba demostrando Valetta y terminó tomando una decisión en su mente. Si su padre terminaba muriendo, se arrodillaría ante ella y dedicaría todas sus posesiones a compensarla.
“Lo siento, está algo sucio, pero, ¿te parece bien?”
“Está bien…” – murmuró débilmente como respuesta. Le estaban dando lo mejor que tenían. – “Esto se ha convertido en un lío enorme…”
En una esquina de una habitación con un piso de madera de 8 tatamis, Kazura pasó las dos horas siguientes atormentado, pensando en qué debería hacer. Después de ver el estado del jefe de la aldea, estaba asumiendo que esta noche, o más tardar mañana, estaría en su lecho de muerte y, cuando eso sucediera, ¿Valetta lo perdonaría o se enfadaría?
Después de haber dicho ‘Se curará’ y tras verlo muerto, no se quejaría, aunque viniera a acuchillarlo.
“Señor Kazura.”
Tras pasar otros veinte minutos rodando por el suelo preocupado, Valetta entró apresuradamente en la habitación, haciendo que Kazura saltara por reflejo y adoptara una pose de disculpa.
“¡Padre está curado! Es una medicina increíble, ¡muchas gracias!”
“Me llena de tristeza escuchar esas pala… ¿Eh?”
Al escuchar unas noticias inesperadas, levantó la cabeza del suelo y miró a los ojos a Valetta, que la miraba extrañada. Kazura se encontraba haciendo un dogeza.
“Hmm, al decir que está curado… ¿Te refieres a que tu padre ya está sano?”
“Sí, ya se ha levantado y ahora está preparando la cena. Tras estar sintiendo tanto dolor, ser capaz de volver a levantarse tan rápidamente… ¡Esa medicina es increíble!”
Al escuchar la respuesta, Kazura estaba muy sorprendido. Solo le había dado unos cuantos analgésicos antipiréticos, unos antiácidos y una bebida energética. No debería haberse recuperado tan pronto.
“Tienes que estar bromeando…”
“¿Eh?” – respondió Valetta mirándolo confundida.
“Ah, no, no importa” – dijo Kazura corrigiendo rápidamente sus palabras.
No tenía ni idea de cómo el jefe había sido capaz de recuperar su salud tan rápidamente, no podía creerlo.
“Hmm, por si acaso, ¿puedo ver cómo se encuentra tu padre?”
“Claro, padre dijo que quería darte las gracias durante la cena. Debe estar lista pronto, vamos a la sala.” – dijo una Valetta feliz.
* * *
“¡Oh! Entonces eres el Señor Kazura. Muchas gracias por compartir tu preciosa medicina. Aquí, por favor, siéntate.”
“Ah, gracias…”
Cuando Kazura y Valetta llegaron a la sala central de la casa, el jefe de la aldea, que antes tenía problemas para respirar, estaba preparando una especie de sopa en la chimenea que se hallaba en el centro de la habitación.
Su cuerpo seguía siendo delgado, pero su tono de piel se veía saludable.
“Me disculpo profundamente por no saludarte adecuadamente antes. Soy Varin, el jefe de la aldea. Aquí tienes, la cena ya está lista, pruébala.”
“Muchas gracias. ¡Mmm! ¿Cómo te sientes?” – le preguntó Kazura al jefe de la aldea mientras recibía un cuenco de madera lleno de sopa y una cuchara de madera.
“Después de tomar la medicina, antes de darme cuenta, me encontraba de esta manera. Esta es la primera vez que tomo algo remotamente parecido a una medicina, pero nunca pensé que fuera tan increíble... ¿Cómo puedo agradecértelo?” – respondió con una sonrisa.
“Me ha sorprendido mucho también. Siempre me contaron que a menos que uno tome medicamentos durante unos días, no mejoraría. Es algo asombroso.”
Kazura tampoco era capaz de creérselo. Con solo unos pocos cientos de yenes en medicinas y una bebida energética, un hombre medio muerto había podido recuperar su salud en unas pocas horas. Aunque al final, el hecho era que la enfermedad del jefe de la aldea parecía haberse curado y su impresión de Kazura se había vuelto realmente buena.
‘Todo ha terminado bien.’
Kazura tomó un sorbo de su sopa mientras seguían hablando, pero su cabeza seguía llena de dudas. Todavía aturdido, tomó un sorbo de sopa y una extraña textura le golpeó el labio, así que separó la cara para ver qué había en el cuenco y se quedó congelado. Había alguna clase de plantas y algo que se parecía a una oruga nadando en el agua.
‘No es una oruga, no es una oruga, no es una oruga… Debe ser algún tipo de fruta, algún tipo de fruta que se parece a una oruga…’
“Ah, eso lo atrapé para padre, es un insecto Arcadio. No es un bicho común.” – dijo Valetta desesperada mientras veía como Kazura empujaba el bicho con la cuchara.
“……”
No era capaz de mencionar que no le gustaba el insecto Arcadio hasta el punto de no querer tocarlo, pero ponerlo en su boca era otro asunto. No era un problema de que fuera un bicho común o no.
“No hemos podido atrapar muchos últimamente. Hoy solo hemos sido capaces de atrapar diez… Tienen un buen sabor y son considerados alimentos de alta calidad en la ciudad, ¿te gusta? Ah, pero el Señor Kazura ya los debe haber podido probar antes.” – continuo Valetta con una feliz sonrisa.
“Sí, cada vez que los como siempre son sabrosos.” – dijo el jefe de la aldea mientras masticaba uno de los bichos.
‘¡Nunca he comido nada de esto! ¡Ni quiero ninguno!’ – tenía ganas de gritar en voz alta, pero, por supuesto, no tenía el valor de hacerlo. Así que solo pudo decir:
“¡Tienes razón! ¡Tiene buen sabor!” – dijo con lágrimas en los ojos tratando de engañarse a sí mismo mientras llenaba su boca con uno de los múltiples bichos que habían sido colocados generosamente en su cuenco y trataba de masticarlo. Su primer bicho Arcadio sabía débilmente como la sopa de maíz.
‘Estomago mío, haz tu mejor esfuerzo. Te daré algo para la diarrea más tarde.’
* * *
Después de cenar, Kazura tomó un medicamento para el estómago y se derrumbó en su habitación.
“Señor Kazura, aquí está tu futón. Ya es hora de ir a dormir.” – dijo Valetta mientras entraba en la habitación.
“¿Eh? Todavía son las seis… ¿No hay todavía luz fuera?” – dijo tras mirar su reloj. No sabía si había una diferencia horaria con su mundo, pero aún había luz en el exterior.
“Sí, pero el sol se pondrá pronto.” – dijo Valetta mientras miraba el cielo a través de los barrotes de la ventana.
‘Ah, no tienen velas o linternas, ni nada similar para iluminarse.’ – pensó tras seguir su mirada y viendo el cielo teñido de naranja, parecía que el sol se iba a poner pronto.
Probablemente todo el pueblo vivía con el ciclo solar. Se levantaba al amanecer y se acostaban al caer el sol.
Incluso en su mundo, en los viejos tiempos las velas eran un artículo caro, así que probablemente era el mismo caso en este lugar. Es decir, el sistema eléctrico no se había inventado en absoluto.
“Ah, eso es correcto. Muchas gracias.” – dijo mientras aceptaba un futón duro que estaba muy desgastado.
Al principio había supuesto que si no tenían baños no tendrían comodidades similares, pero el hecho de que tuvieran un futón era un alivio.
“Oh, cierto. Me olvidé de darte esto.” – dijo mientras ponía el futón al lado de su mochila y tomaba una bolsa de plástico. Se podía leer ‘Sal de mesa 1 Kg’ en la bolsa de plástico transparente en letras grandes. Su precio era de 105 yenes en el supermercado, impuestos incluidos.
“Es sal.”
“Eh, ¿esto es sal? ¡Nunca había visto una sal tan blanca como esta!” – dijo agarrando el paquete de sal y abriendo los ojos con sorpresa.
La sal de este mundo tenía una gran cantidad de impurezas, por lo que no era completamente blanca.
“Además, ¿qué es esta cosa transparente que usas como recipiente…?”
“¿Hmm? Eso es plástic… Oh, mierda…”
Viendo la curiosidad de Valetta mientras veía la bolsa de plástico transparente que envolvía la sal, solo pudo darse una palmada en la cabeza. Nunca habían visto plástico ni nada parecido, así que no lo entendería incluso si se lo explicaba.
“Es algo inventado recientemente en mi país. Es ligero y lo suficientemente fuerte para poder llenarlo de agua y que no se rompa.” – dijo para zafarse del asunto.
“Ya veo… Hmm, ¿qué pone aquí? Nunca he visto estas letras antes.”
“Son letras de mi país. Dice ‘sal’. Oye, ¿nunca has visto estas letras antes?”
Por algún motivo, en este pueblo no eran capaces de comprender los kanjis ni el Hiragana.
“Sí, mi padre me enseñó a leer y escribir, pero nunca había visto estos caracteres.”
Por alguna razón, eran capaces de hablar con él, pero no comprendían las letras. Era muy extraño.
“Hmm, Señor Kazura.”
Mientras se hallaba absorto pensando que era genial que fueran capaces de hablar entre sí, aunque no comprendieran las letras, Valetta comenzó a hablar.
“Es sobre la medicina que le diste a mi padre… Es un artículo caro, ¿verdad?”
“Sí… Algo así, es bastante caro.” – dijo Kazura después de meditar un rato.
En realidad, costaba unos pocos cientos de yenes, pero si realmente tenía un efecto tan poderoso en todas las personas de este mundo, podría convertirse en un poder tremendo dependiendo de cómo se usara. Probablemente era mejor no regalarlo tan barato.
“Ya veo… Es así.” – dijo Valetta abatida tras escuchar las palabras de Kazura.
Tras un momento de duda, Valetta levantó la cabeza y, tomando las manos de Kazura, comenzó a hablar como si acabara de tomar una dura decisión.
“Hmm… ¡Te lo ruego!” – dijo con decisión. – “¡Sin duda te devolveremos el dinero algún día! Por favor, comparte la medicina con toda la gente del pueblo. No me importa si me vendes a un comerciante de esclavos, simplemente, por favor, ¡salva a este pueblo!”
“Ah, traficante… ¿Hay esclavos…? No, no, no, no, tranquila, ¡levanta la cabeza por favor!” – dijo Kazura tratando de calmar a Valetta que se aferraba a él con fuerza, mientras repetía una y otra vez, ‘por favor, por favor’ con lágrimas en los ojos.
“¿Hay otras personas enfermas?”
“Sí… Varias personas enfermaron como padre. Hay cincuenta en total. Pero ya ha habido siete que murieron por la fiebre elevada. También hay madres con bebés incapaces de darles leche; tratamos de moler insectos Arcadios y dárselos en papillas, pero parece que sus cuerpos no son capaces de soportarlo… Aunque ninguno de los bebés ha muerto todavía, están terriblemente delgados, es solo cuestión de tiempo…”
“¿Cuánta gente hay en el pueblo?”
“Uh, creo que quedan unas ciento diez personas.”
“Así que casi la mitad de la población está enferma…”
Parecía que la aldea estaba pasando por una hambruna grave. Si esto continuaba, sería destruida en poco tiempo.
“Por favor, soy muy consciente de que solo con venderme como esclava no será suficiente para pagar esas medicinas, pero al menos salva a los niños, por favor…” – volvió a decir Valetta con voz desanimada.
Como dice el refrán, si no se ayuda en un momento de necesidad, eres un fracaso como hombre. Además, salvar a la aldea con solo unas decenas de miles de yenes, también podría asegurar su base de operaciones en este mundo. Incluso si todo iba bien, podría levantar la bandera con la chica Valetta.
“De acuerdo, la bandera… No, para salvar la aldea, compartiré la medicina. Además, no me importa el dinero, pero a cambio, quiero poder vivir en este pueblo.”
“¿Eh?” – dijo Valetta sorprendida por la propuesta de Kazura.
Por lo que ella sabía, las cosas llamadas medicinas costaban una enorme cantidad de dinero. Intercambiarlos gratis por la posibilidad de quedarse en el pueblo era una locura.
“P.. Pero…. No pedirás dinero solo porque te lo he pedido… ¿Eso está bien?”
“Sí, las vidas son más importantes que el dinero.”
Valetta se quedó atónita mirando a Kazura después de escuchar una respuesta que realmente no había esperado.
‘Oh, no, esa ha sido una respuesta poco clara.’ – pensó nervioso, tras verla mirándolo de esa manera. No paraba de sudar.
“¿De verdad…? ¿Puedo confiar en ti?” – preguntó con una voz temblorosa.
“Por supuesto. Déjamelo a mí.”
Tras escuchar su respuesta, las lágrimas comenzaron a aparecer, poco a poco, otra vez sobre sus ojos. Al final, un rastro de agua fluyó hacia abajo sobre su rostro y, alzando la voz, lloró como una niña pequeña.