jueves, 20 de febrero de 2020

Survival Capítulo 47

1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 47
Enfrentamiento VII
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars

Aunque podría haberlo esquivado con solo moverse unos centímetros, Yohan levantó su cuchillo militar, lo sostuvo con su mano izquierda y apuñaló el trozo de madera que se balanceaba en el aire. La hoja atravesó la veta de la madera. El impacto empujó contra la mano de Yohan. En lugar de tratar de soportarlo, soltó el cuchillo. El cuchillo y la improvisada arma de madera cayeron al suelo al mismo tiempo. Yohan agarró la cabeza de Jong Soo y la empujó contra la pared. Entonces escuchó algo aullando detrás de él. Los dos se revolvieron a lo loco, antes de que Yohan lograra agarrar a Jong Soo por el hombro. “¡Aaaaaaaaaah!” – rugió Yohan mientras usaba todas sus fuerzas para hacer girar a su oponente. Las venas de su frente y de su cuello se hincharon cuando arrojó a Jong Soo contra la horda que se acercaba. El zombi que dirigía a los no muertos mordió de inmediato la oreja de Jong Soo y se la arrancó. Al momento, su cara, su ropa y la piel que había debajo de la ropa fueron destrozados. Yohan pateó a Jong Soo hacia los zombis que los atacaron y se quedó a observar el espectáculo que los muertos vivientes estaban presentando en medio del oscuro callejón. Era como ver a los carniceros trabajar en un matadero. Yohan jadeó con fuerza mientras miraba. Rápidamente se inclinó para sacar su cuchillo del pedazo de madera. Justo delante de él, en el lado opuesto de la intersección en T, había más de cien zombis mirándolo con sus ojos inyectados en sangre. Como estaba en un callejón sin salida, los zombis no tenían a dónde ir y estaban amontonados como sardinas. Tomó solo un instante para que la ruta de escape fuera completamente bloqueada por los muertos vivientes. El callejón se llenó de aullidos cuando los no muertos se acercaron a su presa. Yohan trató de calmar su corazón acelerado. Había perseguido a Jong Soo hasta meterse en una situación mortal. Era como si lo hubiera planeado todo para no morir solo. Este lugar terminó siendo la tumba de Jong Soo Baek, pero pronto podría convertirse también en la tumba de Yohan. Toda su cuidadosa planificación estaba a punto de ser arrojada por la ventana, con los frutos de su trabajo resbalando entre sus dedos como un puño lleno de arena. Aun así, Yohan no se arrepintió. Dejar escapar a Jong Soo era peor que la muerte. Mientras los zombis seguían destrozando el cuerpo de Jong Soo, Yohan miró a su alrededor buscando una salida. A ambos lados, había viejos edificios de hormigón. La parte de atrás había sido bloqueada por algún tipo de estructura de acero, algún autobús o un contenedor. Las ventanas eran demasiado altas. Había una ventana que iba bajo tierra, pero parecía haber caído en desuso ya que se le habían clavado tablones de madera sobre ella. Yohan no vio nada que le permitiera escalar los muros de hormigón. No había puntos de apoyo o repisas que pudiera alcanzar. La esperanza se desvaneció rápidamente. A menos que le brotaran alas, no habría forma de que él escapara hacia arriba. Lo único que vio que parecía útil era un contador de gas municipal que podía usar para elevarse del suelo. Cerca, había una pequeña tubería de gas en la que podía poner los pies, pero no tenía espacio suficiente para quedase parado sobre ella. Además, la tubería parecía demasiado frágil. No estaba seguro de si podría aguantar su peso, pero era su única opción. Yohan volvió a mirar a la horda de zombis frente a él. ‘¿Y si mi abro paso a través de la horda?’ – pensó, volviendo la mirada hacia la horda de zombis que tenía delante. – ‘Imposible.’ Llegó a una conclusión de inmediato. Ni siquiera podía ver el final de la masa de no muertos. Lograr abrirse paso a través de ellos sería un milagro. Los zombis luchaban entre sí para llegar a su presa. Yohan apuñaló al zombi principal en la cabeza y lo empujó hacia el contador de gas. Un zombi, dos zombis… De esa manera, logró amontonar tres zombis frente al contador. El cuerpo de Jong Soo ya había sido destrozado hasta quedar irreconocible. Los zombis que le arrancaron las extremidades estaban disfrutando de su comida como si estuvieran en una barbacoa. Otros se encontraban destripando el cuerpo como si fuera un pez, abriendo el estómago y dejando que la sangre y los intestinos se derramaran a su alrededor. Yohan apretó los dientes y saltó sobre la improvisada pila de cadáveres. Saltó desde los tres zombis amontonados, pisó sobre la pared y aterrizó en el contador de gas. De inmediato, escuchó un crujido, cuando la tubería a la que se estaba agarrando comenzó a doblarse y, rápidamente alargó la mano para agarrar otra tubería y recuperar el equilibrio. Por debajo, los zombis habían terminado de comer y comenzaron a reunirse debajo de su cuerpo. Todavía estaban hambrientos. Agitaron los brazos y rozaron las botas de Yohan, una y otra vez. Si lograban agarrarle los tobillos, lo empujarían hacia la horda de inmediato y terminaría como Jong Soo, hecho pedazos. Ya no tenía una radio. Debía habérsele caído durante la pelea. Esto era un jaque mate. Yohan sintió como si el cuerpo destrozado de Jong Soo lo estaba mirando sarcásticamente. Yohan balanceó su cuchillo con una mano, cortando las manos de los zombis por la muñeca para que no puedan agarrarlo. Pero como temía que se rompiera la tubería, estaba atacando con cuidado. Cortó brazos y apuñaló a los zombis en la cara si se acercaban. Con cada golpe, retiraba inmediatamente su brazo, temeroso de ser agarrado. Repitió esta acción una y otra vez, atacando sin cesar. Pronto, su camisa estaba empapada de sudor, tanto por el calor como por sus esfuerzos. Podía sentir como ambos brazos comenzaban a doler. No sabía cuánto tiempo había pasado. Le parecieron horas, pero lo más probable era que solo hubieran pasado unos minutos. Aunque estaba matando a los zombis que había debajo de él, sentía que, en vez de disminuir, la cantidad de muertos vivientes no paraba de aumentar. Un zombi alto pisó a otro no muerto y se subió encima para agarrar el tobillo de Yohan. Este, se estremeció por un momento antes de cortarle la mano. Las cosas se estaban poniendo peligrosas a medida que iba matando a más zombis. Se subían por los cadáveres para llegar a él. Yohan se concentró en cortar las extremidades en lugar de apuñalarlos en la cabeza para matarlos. ‘Aun así, ¿cortar sus extremidades me ayudará a salir de esta situación? ¿Cuánto tiempo puedo aguantar? ¿Cuatro días? ¿Uno? ¿Medio?’ Ahora, sus brazos estaban gritando. Sentía que se le iba a caer. ‘¿Debería rendirme y descansar?’ Fue un momento de debilidad. Cada vez que ese pensamiento se le metía en la cabeza, Yohan sacudía su cabeza sudorosa y balanceaba más su brazo. Cada vez que sentía que el brazo con el que atacaba se cansaba demasiado, cambiaba con el que se agarraba a la tubería. Ya lo había hecho varias veces. Estaba sin aliento, pero la interminable horda que tenía ante él era una visión horrible. Comenzó a sentirse mareado, como si hubiera recibido un golpe de calor. “¡Aaaaaaaaaaah!” Yohan dejó escapar un poderoso grito de guerra a pesar de que solo tenía suficiente energía para levantar el brazo. En lugar de emplear los músculos, dejó que la gravedad hiciera el ataque. El cuchillo cortó el brazo de un zombi. Pronto, todos los zombis que estaban cerca de Yohan, se quedarían sin brazos. Sin embargo, los suyos ya no aguantaban mucho más y se limitó a apoyarse sobre el muro de hormigón. Todo su cuerpo estaba sudoroso y humeante. ‘Así es como voy a morir?’ Había perdido la noción del tiempo, pero podía ver que el callejón comenzaba a brillar. Comenzaba a amanecer. Sin embargo, a pesar de que salía el sol, no ayudaría a la situación actual. Todavía estaba en peligro. ‘Si hubiera sabido que iba a morir así, habría comido lo que me apetecía en lugar de racionar la comida.’ Yohan pensó en todos los suministros que había escondido y se echó a reír. Ya no estaba seguro de por qué se había preparado tanto. No llegó a vivir con lujo. En cambio, iba a morir. Cuando volvió a la vida en esta línea de tiempo, podría haber ido a vivir a un lugar sin gente. O tal vez, con alguna persona en la que pudiera confiar. Si lo hubiera hecho, podría haber sobrevivido con comodidad durante un par de años. Aun así, no tenía remordimientos. Aunque no sabía si era por terquedad o porque era persistente. Cerró los ojos. Si se dormía, todo habría terminado al despertar. “¡Yohan!” Yohan abrió los ojos y miró en dirección a la voz. Al final del callejón, en el lado opuesto de la intersección en T, había nueve personas luchando contra zombis y avanzando hacia él. “¡Yohan! ¡Estás vivo!” De las nueve personas, Yohan solo reconoció a una. Era Hyuk Kang, el hermano menor de Gunn, que se había marchado para celebrar un funeral para su hermano. Ahora, él estaba cortando con habilidad las cabezas de los zombis, mientras se movía a través de la horda como si estuviera moviéndose a través del agua. El rostro de Yohan estaba exultante. “Dios, tu tiempo es impecable. Simplemente no me dejarás morir.” – murmuró Yohan.
* * *
La puerta de la azotea del centro comercial se abrió con un suave chasquido. Saeri parecía ansiosa mientras se acercaba a la puerta. Sin embargo, cuando se abrió, vio a Ha Jin y a otros miembros del campamento del centro comercial. “Señor…” “¿Cómo está Dong Seok?” “No lo sé. Se desmayó y no puedo despertarlo. ¿Qué pasó con los invasores de abajo?” “Quedaban tres, pero nos ocupamos de ellos. No te preocupes.” Saeri asintió con la cabeza. Hacía unos minutos había escuchado disparos. Probablemente fue el sonido que hicieron al encargarse de los enemigos. Ella y Dong Seok fueron conducidos a la enfermería. Con Ha Jin de regreso, Seo Jun sintió que la invasión había terminado. Después de terminar algunos cabos sueltos, encendió las luces. El doctor Jae Beom Park estaba trabajando en la enfermería junto con el anciano Park, que lo estaba ayudando. Se estaban encargando de la flecha que había atravesado el muslo de Jung Hwan. Acababan de cerrar y vendar la herida. Ambos se echaron hacia atrás con un suspiro de alivio. El cuerpo de Jung Hwan estaba cubierto de sudor. Su vendaje ya estaba empapado en sangre. Una de sus manos estaba atada a la cabecera de la cama con un manojo de cables. “¡Jung!” – gritó Saeri sorprendida, tan pronto como vio su condición. Al verla, Jung dejó escapar un suspiro de alivio y le dio una débil sonrisa. “Saeri.” “S… ¿Sí?” “¿Me echaste de menos?” “Qué… Dem… Estás bien…” “También estás a salvo. Gracias a Dios.” Jung Hwan se aferró a la ropa de Saeri, con la intención de nunca dejarla ir. Sin embargo, Ha Jin intervino. “Podéis tener la reunión más tarde. El tratamiento médico es lo primero. Doctor.” El doctor Park verificó con cuidado la condición de Dong Seok. Desinfectó las heridas de inmediato y le inyectó un medicamento antiinflamatorio. Luego, comenzó a buscar otras lesiones. Afortunadamente, no había heridas graves. Por otro lado, Saeri estaba cubierta de cortes y contusiones. Era evidente que la pelea en la azotea había sido dura e intensa. “Deberías atarme antes de iniciar el tratamiento.” – comentó Saeri al doctor cuando comenzó a desinfectar sus heridas. “¿Uh? Pero…” “Está bien. Por favor, átame.” – repitió Saeri con firmeza. Era una regla de supervivencia que Yohan les recordaba constantemente. Si alguien se lesionaba, debía aislarse o restringirse. Ha Jin obedeció y ató su cuerpo a la pata de la cama. “Señor, ¿no lo estás atando demasiado fuerte? ¿Me guardas rencor?” – se quejó Saeri. “Los llamas por Yohan y Barrendero, ¿Cómo es que yo soy un señor?” – respondió Ha Jin con una sonrisa. “¿Uh? Bueno…” – dijo Saeri, rascándose la cabeza con suavidad antes de reírse. No podía decirle que era por su cara. – “Ah, ¿dónde está Yohan?” De repente, la atmósfera de la habitación cambió, como si todos hubieran sido mojados con agua fría. Todavía no habían recibido noticias de Yohan. Había pasado mucho tiempo desde que le dijo a Ha Jin que regresara primero al campamento, prometiendo que regresaría por cualquier medio. Ya habían hablado sobre eso con anterioridad y algunas personas querían salir de inmediato para salvarlos, pero otros pensaban que salir por la noche era un suicidio. Pero nadie quería mencionárselo a Saeri. Sabían que era leal a Yohan. Si lo mencionaban, probablemente comenzaría una gran pelea. Definitivamente era del tipo de persona que saldría a buscarlo sola. “Descansa por ahora. Necesitas descansar.” – respondió Ha Jin. Saeri frunció el ceño. “¿Por qué no me contestas? ¿Aún no has tenido noticias suyas?” Sus preguntas fueron recibidas con silencio. Saeri agarró la radio de su cintura con una mano temblorosa. Sus ojos marrones oscuros temblaron. “Yohan, ¿puedes oírme?” No hubo respuesta. Saeri presionó el botón de transmisión nuevamente. “¡Yohan! Yohan, ¿puedes oírme? ¿Dónde estás?” – gritó Saeri, una y otra vez. Trató de levantarse, pero estaba atada a la cama con un manojo de cables, haciéndola caer. Saeri se movió para sacar su cuchillo, pero Ha Jin la tomó de la mano. “Déjame ir. Tengo que ir a buscarlo.” “No estamos seguros de sí ha sido infectado. Cogeré algunas personas y saldré a buscarlo, así que solo descansa.” “Sí claro. Si eso es lo que ibas a hacer, ¿por qué sigues aquí? Iré yo misma.” “Lamento interrumpir, pero ¿puedo inyectar esto ahora? Todavía necesito desinfectar las heridas.” – dijo el doctor Park, interrumpiendo la creciente discusión con una sonrisa incómoda.