viernes, 21 de febrero de 2020

G4L Capítulo 57

Arco 8 Capítulo 57
El efecto de los cultivos
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Kazura masticó lentamente la patata cocida dentro de su boca y se la tragó. Aunque las patatas cocidas no habían sido sazonadas con condimentos, la dulzura del tubérculo se había visto reforzada al hervirlo. Aunque débil, su sabor único era delicioso. Si tuviera que compararlo con otro cultivo japonés, entonces sería similar a un taro cocinado sin condimentos. Después de llenar el estómago con varias patatas, cogió dos huevos duros y los golpeó para romper la cáscara. Tras pelarlos, pensó en echarles un poco de sal, pero dado que era algo que había traído de Japón, se los metió directamente en la boca. El sabor era prácticamente igual al de los huevos cocidos de gallinas japonesas y su textura era la misma. “Bueno… Supongo que debería comer esto. Oh, por favor, comed también. No tenéis que preocuparos por mí.” “Hmm… Entonces, comamos.” – dijo Varin. Kazura instó a Valetta y a Varin a comer. Los dos habían estado mirando cómo comía las patatas y los huevos sin moverse. Luego, Kazura sacó su teléfono móvil del bolsillo, lo encendió y configuró una alarma. La estableció para que sonase en treinta minutos. “Por cierto, ¿cómo están las hierbas del jardín? ¿Se han marchitado mientras estuvimos en Isteria? Debido a que Kazura tenía que esperar y estaba mirando cómo comían, comenzó a preguntarle a Valetta sobre las plantas que habían cultivado en el jardín. Ya habían pasado veinte días desde que plantaron las hierbas, por lo que la mayor parte de las semillas ya debería haber brotado. “Parece que todo el pueblo las ha estado cuidado. Cuando regresamos crecían bien, es solo…” – dijo Valetta con una expresión ligeramente pensativa, mientras sostenía el tazón de arroz. “¿Solo…?” “Comparado con el contenido del libro, su crecimiento parece ser un poco lento.” “¿Eh? ¿Es eso cierto?” “Sí, por lo que me han contado las personas que cuidaron las plantas, las semillas salieron más o menos como decía el libro, pero, por alguna razón, su crecimiento posterior es un poco más lento…” “¿Quieres decir que las que plantamos en macetas con fertilizantes, sin fertilizante y en el suelo tienen un crecimiento similar?” “Parece que las plantas con fertilizante son un poco más grandes que las que no tienen, pero también crecen lentamente.” Después de escuchar a Valetta, Kazura cruzó los brazos y reflexionó sobre sus palabras. Mientras Kazura cuidaba las plantas de la mansión, no había sentido que su tasa de crecimiento fuera baja. Sin embargo, en ese momento, algunas hierbas apenas habían comenzado a germinar y la mayoría no habían brotado. “A pesar de que estamos sacando las malas hierbas cada vez que las vemos… Quizás hemos cometido algún error…” – dijo Valetta. “Hmm… ¿Cómo son las plantas?” “El tamaño de las plantas no ha cambiado mucho, pero parecen ser de color verde y finas.” “Eso significa que no están enfermas…” Aunque pensaba que tal vez era causado por algún tipo de enfermedad de este mundo, si lo único que cambiaba era la tasa de crecimiento y no se marchitaban, la probabilidad de que fuera causada por una enfermedad era escasa. Por un instante, se preguntó si cuando vino a este mundo desde Japón, las semillas habían sufrido algún tipo de transformación especial. “No sé la razón de su lenta tasa de crecimiento… A pesar de que les hemos dado fertilizantes, ¿por qué no crecen?” “No lo sé… Por ahora, observemos su crecimiento. Espero que podamos descubrir la causa…” Kazura y Valetta discutieron sobre la misteriosa causa de la lenta tasa de crecimiento, pero al final, no pudieron llegar a ninguna conclusión. Mientras tanto, Varin no interrumpió su conversación y simplemente continuó masticando su comida en silencio. Después de treinta minutos, sonó la alarma del teléfono móvil. “Ah, es la hora, ¿cómo está tu estómago?” – preguntó Valetta. “Todavía tengo hambre. Supongo que podemos usar el abono en Isteria…” – respondió Kazura, frotándose la barriga, mientras suspiraba y sonreía aliviado. Varin y Valetta pusieron una expresión de alivio. Sin embargo, después de ese breve momento de alivio, Valetta recordó algo. “Ah, pero tal vez si alguien que no sea Kazura se lo come, podría haber algún efecto… Siento que no podemos apresurarnos a llegar a una conclusión.” “Uf, es cierto… Pero para tener un resultado válido, necesitamos alimentar a alguien con las patatas y los huevos… Pero será inútil dárselo a los aldeanos.” – murmuró Kazura, para a continuación volver a caer en una profunda reflexión con los brazos cruzados. La forma más rápida de determinar la eficacia de un cultivo de la aldea era obligar a alguien a hacer ejercicio físico, darle de comer y luego volver a obligarlo a drenar la energía de su cuerpo. Entonces, si era capaz de recuperar su aguante de inmediato, se podía determinar que la eficacia de los cultivos de la aldea había cambiado. Sin embargo, todos los humanos de la aldea ya se habían fortalecido físicamente, por lo que sería complicado juzgar el efecto de comer los alimentos. Sería necesario conseguir que otra persona comiera esos alimentos, pero, en el improbable caso de que tuviera algún efecto sobre su recuperación física, sería problemático si esa persona difundía la noticia. Entonces, las únicas personas cercanas a las que podía pedir ayuda eran Zirconia, Isaac o Havel. Cuando Kazura levantó la cara para mirar a Varin y a Valeta, ambos parecían tener en mente a la misma persona y terminaron por hablar al mismo tiempo. “¿Isaac?” “¿El señor Isaac?” “¿Isaac?” Fue una decisión unánime.
* * *
Diez minutos después. Después de la cena, Kazura visitó el campamento que se había construido a las afueras del pueblo. Ya habían levantado una gran cantidad de tiendas y había un delicioso aroma flotando en el aire. Aparentemente, era la hora de cenar. Kazura llevaba una fiambrera de plástico cubierta por una tela. En su interior había patatas y huevos cocidos. Se los iba a dar a Isaac. Cuando llegó hasta el campamento, lo primero que hizo fue pedirle al guardia noble más cercano que fuera a buscar a Isaac, que llegó corriendo poco después. “Señor Kazura, lamento haberte hecho esperar.” “No, soy yo quien lamento llamarte de forma repentina. Hay algo en lo que quiero que cooperes conmigo… ¿Podemos ir a otro lugar para hablar?” “Por favor, vayamos a mi tienda. Por aquí.” Kazura lo siguió por dentro del campamento hasta llegar a su carpa. El tamaño de su tienda era como el de una habitación japonesa de 6 tatamis y poseía una lámpara con una vela colgada del techo, iluminando débilmente el interior de la misma. En una esquina había un catre con un forro de piel de animal y, en el centro, una mesa larga con sillas. Sobre la mesa había una pluma con tinta y varios pergaminos. Parecía que Isaac estaba en medio de su trabajo cuando lo había llamado. Kazura colocó el recipiente de plástico envuelto en una tela sobre la mesa sin alterar los documentos. A continuación, desenvolvió la tela y abrió la tapa del recipiente. “¿Patatas y huevos?” “Sí, por favor, disfrútalos.” “Guau, lo haré, muchas gracias.” – agradeció Isaac mientras miraba la comida. No mostró ninguna sospecha por la insólita petición. “Entonces, ¿en que necesitas mi ayuda?” “Hmm, por ahora, primero come.” – dijo Kazura con una mirada severa. “¿Eh? ¿Ahora mismo?” – respondió Isaac. “Sí, ahora mismo.” Era obvio que Isaac no entendía que estaba sucediendo, pero aun así se limpió ligeramente la mano con el borde de la ropa, cogió una de las patatas con los dedos y se la comió. Luego comenzó a masticar. “Hmm… Esto está delicioso.” “Me alegra que te guste. Por favor, cómetelo todo.” “To… ¿Todo?” “Sí, todo.” Cuando escuchó que tenía que comerse todo lo del recipiente, Isaac puso una mueca de insatisfacción, pero terminó por comer las patatas y los huevos. En unos minutos había desaparecido todo en su estómago. Después de llenar su estómago con una cantidad irrazonable de patatas y huevos, Isaac dio un ligero suspiro y miró a Kazura. “Gracias por la comida. Estaba realmente delicioso.” “Me alegra. Bueno, hay algo en lo que necesito tu ayuda.” “Sí, por favor, ordena lo que necesites.” – respondió Isaac corrigiendo su postura. “Isaac, ¿confías en tu estado físico?” “¿Estado físico?” “Sí. Por lo que veo, parece que te entrenas a menudo.” “Entreno todos los días, así que tengo el orgullo de ser más fuerte que los soldados comunes…” “Oh, tal como esperaba. Entonces, ¿puedes realizar una actividad física intensa en este momento?” “Ah, eh, ¿de qué estás hablando?” – preguntó Isaac con una expresión perpleja. “Quiero que hagas entrenamiento muscular ahora mismo.” – continuó Kazura sin preocuparse de dar más explicaciones. “Ah, entrena… ¿Entrenamiento muscular?” “Sí, entrenamiento muscular… Ah, ¿sabes lo que significa entrenamiento muscular?” “Sí, lo sé... ¿Quieres que haga flexiones o abdominales ahora?” Aunque había usado la palabra japonesa para ‘entrenamiento muscular’, parecía que lo había comprendido. De sus experiencias hasta ahora, parecía que había algunas palabras que podían entender y otras que no, pero no comprendía dónde estaba la diferencia. “Así es. Por favor, hazlo lo mejor posible e intenta llevarlo al límite. Haz eso durante… Unas dos horas. Bueno, hazlo hasta que estés completamente exhausto.” El primer día, cuando le dio la bebida energética a Varin cuando estaba moribundo, su efecto apareció después de unas dos horas. Aunque no sabía si la comida tendría el mismo efecto, por ahora dos horas sonaba razonable. Si no funcionaba, podría preguntarle a Isaac cómo se encontraba al día siguiente y comprobar si había tenido efecto. “¿Eh? ¿Hasta ese punto?” “Sí.” Isaac se sorprendió por la extraña orden de entrenar sin parar hasta estar exhausto, y una vez más puso una cara de desconcierto mientras pedía una confirmación. Desgraciadamente, Kazura asintió con una expresión seria y se dio cuenta de que tendría que hacerlo. Dentro de su mente, Kazura era Greisior, una existencia absoluta. No podía negarse. “En… Entiendo. Comenzaré…” “Por favor, te avisaré cuando sea suficiente.” Isaac puso ambas manos en el suelo y comenzó a hacer flexiones con energía. A su lado, Kazura se sentó en una silla que estaba al lado de la mesa y activó la alarma de su teléfono móvil después de configurarlo para que sonase en dos horas.
* * *
Dos horas después. Kazura, que estaba dormido con los brazos cruzados sobre la mesa, se despertó por el sonido de la alarma de su teléfono móvil. Quizás por estar exhausto después de trabajar todo el día, se había dormido sin darse cuenta. “Uf, uf… Se… ¿Se acabó?” Kazura movió sus ojos somnolientos hacia la dirección del sonido. Era Isaac, que estaba semidesnudo, sudando y acostado con los brazos y las piernas estirados sobre una tela que había extendido en el suelo. En el mejor de los casos, se podía decir que Isaac estaba sin aliento. Parecía que había continuado haciendo flexiones incluso después de que Kazura se quedara dormido. Como se esperaba de Isaac. “Oh, lo siento, me quedé dormido… ¿Estás bien?” “Bueno, de alguna manera…” Isaac logró ponerse en pie tambaleándose y se sentó en una esquina de la cama. Su respiración era irregular y parecía que estaba realmente cansado. Además, el interior de la tienda olía a sudor y estaba lleno del aire caliente emitido por el cuerpo de Isaac. “Hm, tu condición física está… Pareces estar extremadamente cansado…” Kazura estuvo a punto de preguntar cómo se sentía, pero se detuvo. No importaba cómo lo viera, Isaac jadeaba y se veía que estaba completamente cansado. Aparentemente, comer los cultivos de la aldea no parecía tener ningún efecto en la recuperación física. Ahora solo le quedaba preguntarle a Isaac cómo se encontraba al día siguiente y el experimento estaría terminado. “No puedo seguir… Lo siento…” – se disculpó Isaac mientras recobraba la respiración. Parecía que todavía estaba pensando en continuar con el entrenamiento. “No, es suficiente. Gracias. Por favor, descansa.” “Sí… Hm, ¿cuál es el significado de esto…?” “Oh… Eso…” Kazura pensó por un momento en cómo responder la pregunta. Sin embargo, no podía explicarle el objetivo del experimento. Por otro lado, sería demasiado extraño decir que quería ver su fuerza física. Además, se había quedado dormido. No podía decir eso. “Ahora no puedo decírtelo, pero tenía una razón para ello. Además, mantén en secreto mi visita. No se lo cuentes a Zirconia ni a Havel.” “Entiendo… Nunca se lo diré a nadie.” – respondió Isaac con una cara seria. Su aliento desordenado se había calmado un poco. Una persona honesta y servicial. “Entonces, discúlpame. Nos vemos de nuevo mañana por la mañana.” “Sí, hasta mañana.” Kazura salió de la tienda mientras Isaac lo despedía con una profunda reverencia.
* * *
“¿Ah?” Mientras caminaba por el campamento, Zirconia entrecerró los ojos al ver a una persona saliendo de la tienda de Isaac. ‘Ese… ¿Kazura? Me pregunto qué está haciendo a estas horas.’ Zirconia inclinó la cabeza mientras veía cómo salía de la tienda y caminaba hacia el pueblo, sin mirar atrás. No comprendía qué estaba haciendo con Isaac a estas horas de la noche. Preocupada, giró la cabeza y caminó hacia la carpa de Isaac. “Isaac, sobre el asunto de la aldea al… Medio…” – dijo Zirconia, entrando sin avisar. Entonces se quedó congelada por lo que había ante sus ojos. “Ah, señora Zirconia… ¿Hay algún problema?” – preguntó Isaac medio desnudo, limpiándose el sudor con una toalla. Había una tela extendida en el suelo en la mitad de la carpa que estaba empapada de sudor y un olor peculiar en el aire. Zirconia salió inmediatamente de la tienda y volvió a revisar la espalda de la persona que acababa de ver. Definitivamente, la silueta de la persona que estaba caminando hacia la aldea era la de Kazura. “¿Señora Zirconia?” – preguntó Isaac al ver su extraño comportamiento. Lentamente, Zirconia volvió la cara hacia la tienda. Luego, después de posar por un instante su mirada en Isaac, observó el suelo mientras se sonrojaba. “No se lo diré a nadie…” – murmuró. A continuación, salió rápidamente de la tienda. Sentado sobre la cama, Isaac se quedó estupefacto por un instante, incapaz de comprender qué acababa de suceder. Sin embargo, después de reflexionar sobre las palabras de Zirconia y ver la condición de la tienda, se dio cuenta de lo que había querido decir y salió corriendo de la carpa para perseguirla.